Artículos de investigación

La crisis sanitaria y la crisis de los cuidados en la ciudad segregada. Estudio de caso de Nezahualcóyotl

The health crisis and the care crisis in the segregated city Nezahualcóyotl case study

Ana Paula Montes-Ruiz
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Orlando Moreno-Pérez
Universidad Nacional Autónoma de México, México

La crisis sanitaria y la crisis de los cuidados en la ciudad segregada. Estudio de caso de Nezahualcóyotl

Quivera. Revista de Estudios Territoriales, vol. 25, núm. 2, pp. 53-78, 2023

Universidad Autónoma del Estado de México

Recepción: Diciembre 30, 2022

Aprobación: Mayo 08, 2023

Publicación: Junio 28, 2023

Resumen: Este artículo tiene como objetivo reflexionar sobre el impacto de la pandemia en Nezahualcóyotl desde la noción de ciudad cuidadora, con referencia a la crisis de los cuidados a partir de la perspectiva de los estudios urbanos con enfoque de género, donde se argumenta que la configuración de los usos y funciones de la ciudad moderna ha sostenido la división sexual y espacial del trabajo, lo que ha obstaculizado un desarrollo sostenible e igualitario. Proponemos un enfoque cualitativo basado en técnicas mixtas para abordar Nezahualcóyotl como un estudio de caso de una ciudad segregada con cualidades cuidadoras limitadas. Los hallazgos indican las siguientes particularidades de la crisis en pandemia en la ciudad: a) su transformación en una fuente de trabajo ante la crisis del desempleo, b) su yuxtaposición con el trabajo productivo y la educación en línea y c) la alta movilidad que produce el aprovisionamiento como tarea esencial de cuidado.

Palabras clave: COVID-19, segregación urbana, pandemia, trabajo de cuidados, urbanismo feminista.

Abstract: This paper discusses the impact of the pandemic in Nezahualcóyotl from the notion of the caring city. We refer to the crisis of care from the perspective of urban studies with a gender approach, which suggests that the configuration of the uses and functions of the modern city has sustained the sexual and spatial division of labour and less sustainable and egalitarian development. We propose a qualitative approach based on mixed techniques to approach Nezahualcóyotl as a case study of a segregated city with limited caring qualities. The findings indicate the particularities of the pandemic care crisis in the segregated city: a) its transformation into a source of work in the face of the unemployment crisis, b) its juxtaposition with productive work and online education and c) the high mobility that household food provisioning produces as an essential task of care.

Keywords: COVID-19, urban segregation, pandemic, care work, feminist urbanism.

Introducción: la crisis sanitaria y la crisis de los cuidados

El objetivo general del trabajo es reflexionar sobre el impacto de la pandemia en Nezahualcóyotl desde la noción de la ciudad cuidadora. Para ello se tomó como referencia la crisis de los cuidados, desde la perspectiva de los estudios urbanos con enfoque de género, donde se argumenta que la configuración de los usos y funciones de la ciudad moderna ha sostenido la división sexual y espacial del trabajo; lo cual ha obstaculizado un desarrollo sostenible e igualitario.

Se propuso una metodología cualitativa basada en técnicas mixtas (recorridos en campo, revisión de documentos oficiales, periódicos, redes sociales y entrevistas a profundidad) para abordar Nezahualcóyotl como una ciudad segregada con cualidades cuidadoras limitadas debido al conjunto de desventajas que encierra: concentración de pobreza, inseguridad urbana, estigmatización, y diseño y uso del espacio público deficiente.

Los contenidos abordan aspectos teóricos y conceptuales de los cuidados y su crisis en el contexto de liberalización de la economía y de la deshumanización de la ciudad y aspectos metodológicos para investigar el impacto de la pandemia en los hogares de Nezahualcóyotl con el fin de caracterizar el caso como segregación urbana.

Las particularidades de la crisis de los cuidados en pandemia en la ciudad segregada son: a) su transformación en una fuente de trabajo ante la crisis del desempleo, b) su yuxtaposición con el trabajo productivo y la educación en línea y c) la alta movilidad que produce el aprovisionamiento de los hogares como tarea esencial de cuidado.

Aspectos teóricos y conceptuales de los cuidados

¿Qué son los cuidados?

El trabajo de cuidado comprende actividades destinadas al bienestar cotidiano de las personas en diversos planos: material, económico, moral y emocional. También incluye la provisión de bienes esenciales para la vida como la alimentación, el abrigo, la limpieza, la salud, el acompañamiento e, incluso, el apoyo y la transmisión de conocimientos, valores sociales y prácticas mediante procesos relacionados con la crianza (CEPAL, 2015).

La necesidad de cuidados, aunque es constante, varía en tipo e intensidad dependiendo del momento del ciclo vital, por ejemplo, cuidados físicos especializados e intensivos son requeridos durante la infancia, la vejez y la enfermedad, mientras que los afectos y atención emocional son requeridos permanentemente aun cuando las personas sean adultas, sanas e independientes. Por ende, no se trata de una situación de excepcionalidad, sino que es inherente a la naturaleza humana (Ayuntamiento de Barcelona, 2019).

Todas las personas son sujetos potenciales de cuidado a lo largo del ciclo de vida. Pueden recibirlo las personas activas que, sin ser dependientes, no pueden total o parcialmente cubrir por sí mismas sus necesidades. Esto conlleva a que las dinámicas de cuidado se desarrollen bajo una diversa gama de vínculos y actores como la familia, la comunidad, y las entidades públicas y privadas (CEPAL, 2015).

Borderías et al. (2011) señalan que el trabajo doméstico, integrado en el de reproducción, incluye dos tipos de trabajo de cuidado: directo e indirecto. El primero es intensivo y requiere de una relación, que no está afectada por la tecnología, entre el cuidador y la persona cuidada. El segundo se refiere a la producción de bienes materiales para el mantenimiento físico de las personas (alimentación, higiene, salud).

Los cuidados directos conllevan “un proceso de involucramiento personal y emocional” (CEPAL, 2013, p. 119), por ejemplo, alimentar a un bebé. Por esta razón, tienen fuertemente arraigada la idea de que no son un trabajo, sino “una actividad que nos corresponde hacer por amor y por el hecho de ser mujeres” (Galindo, 2021). Por su parte, los indirectos ofrecen apoyo para el cuidado directo, es decir, para las actividades domésticas indispensables como cocinar y lavar ropa y trastes. También generan un mercado laboral de servicios de cuidado.

Bajo el actual modelo neoliberal de organización social y económico, el trabajo de cuidados que se realiza dentro y fuera del hogar presenta las siguientes características: a) es invisible debido a la falta de reconocimiento, protección, regulación; b) es gratuito y precario en términos de las relaciones laborales contractuales y salariales y c) tiene sexo, origen y clase social, ya que se resuelve con los recursos privados de los hogares (tiempo, infraestructura y dinero), y se lleva a cabo mayoritariamente por mujeres (adultas mayores, migrantes, de clases populares y de bajo nivel formativo) (Ayuntamiento de Barcelona, 2019).

La crisis sistémica de los cuidados

El trabajo de cuidados se pone en crisis por distintos motivos. En la vida cotidiana los estudios del uso del tiempo con enfoque de género han visibilizado una serie de circunstancias que corresponde determinar. La división sexual y de género imposibilita la conciliación del trabajo productivo y reproductivo. Hoy en día, es difícil o casi imposible cuidar y autocuidarse debido a la distancia de los trabajos y viviendas, y por la mala calidad del trasporte colectivo que convierte la movilidad urbana cotidiana en un mecanismo de despojo sistémico del tiempo (Miguélez, 2018).

Desde la perspectiva de la interseccionalidad se han abordado los factores de desigualdad como el género, raza/etnia, clase, edad, nacionalidad, religión y ubicación geográfica de los cuidadores y de las personas que éstos auxilian. Gracias a ello, se ha visibilizado que la crisis sistémica de los cuidados, si bien es de alcance global, distribuye de manera desigual sus costos y beneficios. En consecuencia, se propicia la privatización de los servicios de cuidado para los sectores privilegiados en países ricos a costa de la crisis de reproducción social en los países del Sur Global.

Las cadenas globales de cuidados, vistas como redes transnacionales de personas, servicios o empresas que sostienen cotidianamente la vida, organizan “flujos asimétricos de cuidados” (Pérez, 2019, p. 226) dependientes de la migración de mano de obra del sur al norte. Esto supone que la división internacional del trabajo se soporta en el sexo y en el espacio que define quién, cómo y dónde se cuida o se es cuidado con más o menos ventajas.

La crisis sistémica de los cuidados inscribe sus causas en el abandono y desprotección social de las relaciones y prácticas de reproducción de la vida. Como resultado de la privatización, de la eliminación y/o ausencia de la provisión pública y de los derechos sociales, toda la infraestructura material y vital del cuidado recae sobre el dominio individual privado “recargándose en los grupos de menores ingresos y de manera persistentemente desproporcionada en las mujeres” (De la Torre del Pozo, 2021, p. 210).

Por su parte, Girón (2018) menciona que las dificultades económicas han justificado los recortes en los presupuestos públicos destinados a programas sociales provocando que el costo de la reproducción social sea asumido cada vez más por mujeres y menos por el Estado. Esto ha derivado en una crisis de los cuidados asociada a la individualización y privatización del trabajo doméstico y del cuidado no remunerado.

La crisis de los cuidados desde el urbanismo feminista

La crisis sanitaria por COVID-19 mostró “la movilidad del cuidado”, los múltiples espacios en donde se lleva a cabo y cuán dependiente es de la ciudad. En este sentido, las tareas cotidianas se ven afectadas por la forma urbana, por los sistemas de transporte y por las políticas de distribución de los asentamientos humanos. En conjunto, estos elementos facilitan, o no, la proximidad y la accesibilidad de las personas a redes de apoyo, infraestructuras, equipamientos, y bienes y servicios para el cuidado (REM FEM, 2020).

Desde la perspectiva del urbanismo feminista (Punt 6, 2019) se entiende que determinados tipos de configuración espacial reproducen la división sexual del trabajo productivo y reproductivo. Las características formales y funcionales de la ciudad inciden en la construcción de la infravaloración monetaria y simbólica. Por ejemplo, el surgimiento, ya sea planificado o no, de barrios habitacionales en las periferias conurbadas de las zonas metropolitanas, denota la distribución jerárquica de las actividades productivas y reproductivas.

El urbanismo feminista realiza una significativa revisión histórica de la construcción de la dicotomía público-privada, central para el diseño y la planificación, cuya visión de la ciudad moderna es androcéntrica, patriarcal, funcionalista y dispersa. Como respuesta al paradigma dominante se posiciona la vida cotidiana como concepto central para el andamiaje teórico y como metodología para romper el dualismo público-privado desde la acción comunitaria colectiva (Punt 6, 2019).

Las investigaciones coinciden en señalar que el movimiento moderno de arquitectura en el siglo XX estableció los principios de zonificación racional y dio lugar al surgimiento de barrios especializados (habitacionales, comerciales, industriales). Esta visión de la planificación urbana derivó en un modelo de ciudad triplemente segregada de acuerdo con las funciones, la clase y el género (Muxí, 2009) y con concepciones binarias entre lo público y privado, y lo masculino y femenino (McDowell, 2000; Murillo, 2006; Muxí, 2009; Sánchez, 2004).

McDowell (2000) sugiere que la división sexual del trabajo también comporta una categorización en el espacio debido a la separación de dos esferas excluyentes de actividades: la productiva y la reproductiva. A partir de este principio ordenador se ha producido un modelo de ciudad que se ajusta a dicha división; el cual resulta en el distanciamiento del lugar de trabajo del lugar donde se habita, en la distinción de la ciudad central de la ciudad periférica y en la de la vida pública de la vida privada y familiar.

El dualismo público-privado que segrega estas dos esferas asigna a los espacios funciones específicas (productivo-reproductivo) y categorías genéricas (masculino-femenino) (Valdivia, 2018). De acuerdo con la división del espacio por género, se priorizan las necesidades productivas y se invisibiliza a las reproductivas. Para Sánchez (2004) este modelo de espacio es funcional, especializado y disperso; sin embargo, se opone a la compleja experiencia de vida cotidiana de las personas que no se puede compartimentar.

Compartimentar la vida cotidiana en espacios separados con funciones específicas genera una distribución desigual de los tiempos, ritmos y velocidades en la movilización diaria de las personas. Las políticas urbanas de localización de vivienda y de fuentes de empleo, en conjunto con la gestión política de la movilidad y de transporte colectivo, producen “la expropiación del tiempo, entendida como forma de dominación de la población” (Miguélez, 2018)

En la medida en la que la experiencia urbana está definida por factores diferenciadores de clase, género, raza y localización geográfica surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo se lleva a cabo el trabajo reproductivo en los barrios populares de la periferia? ¿Cómo se distingue de lo que ocurre en la ciudad central? ¿Qué desventajas comporta para el trabajo reproductivo la experiencia de habitar y cuidar en una ciudad segregada?

Cómo investigar el impacto de la pandemia en los hogares de Nezahualcóyotl

A pesar de que la gestión de la crisis sanitaria en México buscó la continuidad en la mayoría de las actividades económicas, políticas y sociales por medio de una serie de medidas de distanciamiento social como la llamada “Jornada Nacional de Sana Distancia”1 y la “Estrategia General para la Nueva Normalidad”,2 la crisis sanitaria por COVID-19 impactó en forma diversa el trabajo de cuidados en los hogares de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).3

En México, los altos índices de contagio distribuidos desigualmente sobre el territorio durante la crisis sanitaria de COVID-19 demostraron las dificultades para acceder a servicios de salud, al transporte público, a garantías laborales, a ingresos estables y a programas gubernamentales de apoyo que experimentó la población pobre concentrada en ciertos municipios urbanos de la ZMVM (Sepúlveda, 2021).

En la periferia oriente de la ZMVM, donde los hogares dependen de los ingresos que se generan a diario en condiciones laborales precarias de autoempleo, los habitantes no sólo no se pudieron confinar, sino que se expusieron a los contagios y a la inseguridad urbana en los espacios públicos y en el transporte colectivo. Esto, en conjunto con el hacinamiento en la CETRAM Pantitlán, fue reportado en redes sociales y en otros medios de comunicación (Cabrera, 2020; Metro Pantitlán, 2018; Rosas, 2021).

Se consideró Nezahualcóyotl como un caso de estudio para discutir cómo la segregación urbana de los sectores sociales más desfavorecidos configura las múltiples desventajas, riesgos y molestias al habitar y cuidar en la periferia conurbada. Dicha zona está ubicada al margen del centro político y económico donde se concentra la vivienda y los servicios públicos de mayor calidad, y las actividades económicas que más fuentes de empleo formal generan.

Los riesgos asociados con la segregación social y espacial, así como aquellos derivados de la emergencia sanitaria por COVID-19, fueron considerados para diseñar una estrategia de investigación en función de caracterizar la población estudiada como de difícil acceso o hard-to-reach population (Shaghaghi et al., 2011). Esto con base en la incidencia de violencia contra las mujeres y en la alta tasa de defunciones por COVID-19 que presentó el oriente de la ZMVM en general y Nezahualcóyotl en particular. (Chávez, 2020; Franco, 2020; Infobae, 2020; Salinas, 2020).

A partir de un enfoque cualitativo basado en técnicas mixtas (recorridos en campo, revisión de documentos oficiales, periódicos, redes sociales y entrevistas) fue posible comprender la manera en la que la restricción de la movilidad y la suspensión de actividades no esenciales modeló una experiencia cotidiana del cuidado en condiciones de baja conectividad con deficiente transporte colectivo y con altos índices de inseguridad en el espacio público.

Para ello se diseñó un instrumento de entrevista semiestructurada aplicado en medios digitales que indagó cuatro aspectos claves para el trabajo de cuidado en el hogar: prácticas de aprovisionamiento para el hogar y para el negocio propio, gestión del teletrabajo y educación en línea, gestión de la salud y la enfermedad y convivencia barrial en tiempos de pandemia.

La muestra de 20 personas (tabla 1) fue obtenida por medio de una técnica de muestreo no probabilístico, comúnmente conocida como “bola de nieve”, por ser idónea para investigaciones de grupos sociales en condición de marginalidad o exclusión, a través de un muestreo virtual en redes sociales como Instagram y Facebook.

Se justificó el uso de la técnica “bola de nieve” debido a que el trabajo empírico se desarrolló en agosto de 2021 cuando se mantenían vigentes las medidas de quedarse en casa y de distanciamiento social por el alto el riesgo de contagio. En vista de que la entrevista de una persona conduce a tomar contacto con otra, esta técnica definió una muestra variada de personas que incluye hombres y mujeres de distinta edad, clase social, nivel de educación formal y lugar de residencia dentro del municipio. No obstante, para efectos de este artículo, se utilizó solamente el testimonio de las mujeres.

Datos de las personas entrevistadas
Tabla 1
Datos de las personas entrevistadas
Fuente: elaboración propia, diciembre, 2021.

Nezahualcóyotl como caso de estudio de segregación urbana

La primacía de la ciudad central de mayor peso demográfico, económico, social y político es uno de los rasgos distintivos de los asentamientos humanos en América Latina y el Caribe. Como apuntan Jordan y Simione (1998) esta peculiaridad conlleva importantes desequilibrios, entre ellos: la jerarquización del trabajo productivo formal en la ciudad central con respecto a los municipios de las periferias que cuentan con suelo urbano de bajo valor, mala calidad en el diseño del espacio público, deficiente prestación de servicios públicos y altos índices de delincuencia.

La ciudad central, valorada positivamente por los habitantes, es disputada debido al diseño y planificación que le adjudican las cualidades de “la mejor ubicación, los servicios más completos y diversificados, las mejores vialidades de conexión con el resto de la metrópoli” (Duhau y Giglia 2008, p. 233). Por el contrario, los asentamientos periféricos de vivienda de autoconstrucción, como el caso de Nezahualcóyotl, están edificados en terrenos no urbanizados; por ende, es un espacio donde convergen las carencias sociales de la población y las deficiencias de un entorno urbano.

La llamada “ciudad autoconstruida”, surgida mediante el asentamiento de familias en tierras desprovistas de infraestructuras y de servicios básicos, comporta la “domesticación de un entorno hostil” (Duhau y Giglia, 2008, p. 329). Constituye una experiencia urbana de segregación que implica habitar un asentamiento de baja consolidación y socialmente más homogéneo en términos raciales, étnicos o de clase. Asimismo, está claramente delimitada y distanciada con respecto al centro urbano hegemónico y a otros grupos sociales diferentes (Massey y Denton, 1988).

En el caso de Nezahualcóyotl, el proceso de su autoconstrucción ocurre través de estrategias y mecanismos capitalistas formales y legales (Ocotitla, 2000). Schteingart (1989) argumenta que es el resultado de la gestión conjunta de la demanda de suelo y vivienda por parte de pobladores de estratos populares, fraccionadores y de instituciones del Estado Mexicano. De acuerdo con Espinosa-Castillo (2008) más de diez años después de que iniciaran las primeras invasiones, los terrenos obtenidos por desecación del Lago de Texcoco fueron fraccionados por militares y empresarios sin contar con obras mínimas para ser habitados.

La distribución de lugares de residencia produce diferentes tipos de concentraciones urbanas que se distinguen en función de las características socioeconómicas de los habitantes y dan lugar a una “estratificación urbana articulada a una estratificación social” (Rubalcava y Schteingart, 1985, p. 481).

En la medida en que la “diferenciación socio-espacial intraurbana” (Rubalcava y Schteingart, 1985)4 responde a una desigual distribución geográfica del empleo, la baja consolidación urbana de los llamados “barrios dormitorio”, localizados en las periferias de la ZMVM, produce vulnerabilidades frente a la pandemia.

Las estadísticas a nivel municipal muestran la concentración geográfica desigual de la pobreza en México. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL, 2020), a lo largo de los últimos diez años, tres municipios conurbados al oriente de la ZMVM (Ecatepec, Iztapalapa y Nezahualcóyotl) se han ubicado de forma constante entre los cinco con mayor cantidad de población pobre. En el 2020, ocuparon las posiciones segunda, tercera y cuarta, respectivamente.

La localización de Nezahualcóyotl, asentada junto a infraestructuras metropolitanas que albergan funciones incompatibles con el habitar humano, produce un conjunto de vulnerabilidades y riesgos para la salud y el bienestar asociados a la contaminación ambiental. El Aeropuerto Internacional Benito Juárez, las autovías de alta velocidad, la infraestructura hidráulica del sistema de captación, la conducción, el tratamiento y el desalojo de aguas residuales y pluviales, las plantas de tratamiento, los botaderos de basura y las zonas industriales han favorecido dicha situación.

Las desventajas de localización se vinculan con las de conectividad y, en conjunto, producen precarias condiciones de movilidad cotidiana urbana.5 Lo anterior, por un lado, supone un alto consumo de tiempo y dinero, pues tiene lugar entre múltiples trayectos y modalidades de transporte motorizado. Por el otro, comporta la exposición de los usuarios a peligros debido al hacinamiento, al mal estado de las unidades y a la delincuencia.

Las fallas de conectividad en Nezahualcóyotl son resultado de la desconexión de un “barrio dormitorio” del centro urbano, lugar donde se concentran las fuentes de empleo. Esto ocurre debido a la falta de cobertura de la red del metro y a la discontinuidad de la traza urbana, la cual se “trunca en los límites municipales y estatales” (Ayuntamiento de Nezahualcóyotl, 2004, p.138) establecidos por la infraestructura vial metropolitana6 encargada de delimitar los bordes duros alrededor del municipio.

El predominio de los servicios informales de transporte demuestra las malas condiciones del diseño de los espacios públicos de Nezahualcóyotl. En consecuencia, se ha imposibilitado el desplazamiento peatonal para realizar tareas cotidianas de cuidado como las compras o llevar a los niños a la escuela. Amaya et al. (2018) señalan que los usuarios deciden ponerse en riesgo y asumir el sobrecosto que implica movilizarse en mototaxi y bicitaxi para cubrir distancias cortas que podrían recorrerse caminando (p. 42).7

Los espacios destinados a la circulación peatonal son mínimos y mal diseñados. Predominan las avenidas anchas con camellones centrales que miden entre 20 y 45 m en promedio que rebasan por más del doble la anchura media de la calle de 15 m que ONU Habitat establece como parámetro para asegurar la conectividad. La forma rectangular de las manzanas, cuyo largo es de 150 a 230 m y su lado es angosto de 35 a 50 m, anula el nivel óptimo de las intersecciones por cada 100 metros (ONU Habitat, 2014).

La baja caminabilidad8 es resultado de la falta de equipamiento público en las calles de Nezahualcóyotl, por ejemplo, iluminación, sombra, arbolado, confort térmico, rampas, vado peatonal, bancas de descanso y señalización. También es consecuencia del predominio de un paisaje urbano de puentes peatonales elevados sobre las anchas avenidas que discrimina a las personas dependientes o con movilidad reducida que no pueden subir los escalones.

En el oriente metropolitano la movilidad urbana en condiciones de hacinamiento y segregación socioespacial está estrechamente vinculada con la delincuencia e inseguridad. A pesar de la reducción de la movilidad por la crisis sanitaria, el delito más frecuente en la Ciudad de México (CDMX) y en el Estado de México (EDOMEX) continuó siendo el robo o asalto en la calle o en el transporte público (INEGI, 2021a).9

La incidencia delictiva en el EDOMEX tiene una expresión particular en el oriente de la ZMVM, pues entre los municipios conurbados que cuentan con doble Alerta de Género10 se encuentran tres colindantes entre sí: Chimalhuacán, Ecatepec y Nezahualcóyotl. La incidencia delictiva que experimentan las mujeres en los espacios públicos del ámbito comunitario11 podría explicar, en alguna medida, que el uso de bicitaxi, como señala Nolasco (2022), es fundamental para la movilidad cotidiana urbana de las mujeres.

La crisis de los cuidados en pandemia

Antes de la crisis sanitaria, mujeres y hombres de Latinoamérica ya se dedicaban al trabajo remunerado en casi las mismas proporciones, pero la responsabilidad del cuidado de las personas dependientes ha recaído principalmente en las mujeres. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo, antes de la pandemia, las mujeres en México dedicaban 12.3 horas semanales al Trabajo No Remunerado de los Hogares (TNRH) mientras que los hombres dedicaban 5.4 horas semanales (INEGI, 2019).

Las condiciones de confinamiento, el cierre de servicios como las escuelas y la instalación repentina de los centros de trabajo en los hogares impusieron “una carga extra asociada al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, que se reparte de manera desequilibrada, sobrecargando en especial a mujeres y niñas” (PNUD, 2021, p. 48). Las mujeres asumieron la reconfiguración de sus responsabilidades laborales remuneradas vinculadas con las necesidades de cuidado del hogar a costa de su desarrollo profesional, de su vida personal y de su salud física y mental.

El distanciamiento físico y las medidas de cierre de espacios laborales y escolares trasladaron al hogar asuntos laborales, sociales, educativos y recreativos. De un momento a otro, la casa se convirtió en el espacio donde se pidió a las personas pasar el mayor tiempo posible y realizar la mayor parte de las actividades cotidianas, si no es que todas, a diferencia de antes, cuando en muchos casos la casa representaba solo un lugar para llegar a dormir y pasar los fines de semana. Este fenómeno incrementó inevitablemente las labores en el hogar (PNUD, 2021, p. 27).

En la mayoría de los casos, el trabajo de cuidados no sólo se redujo a la esfera individual y privada del hogar, sino que se complejizó, por un lado, a causa de las restricciones impuestas a la movilidad, al funcionamiento del transporte público y a establecimientos comerciales; por el otro, debido a la gestión sanitaria y médica al interior de los hogares en conjunto con las demás tareas domésticas.

Los horarios y las prácticas de limpieza, alimentación y aprovisionamiento de las familias sufrieron alteraciones espacio–temporales en tanto que se conjugaron con nuevas actividades cotidianas como el teletrabajo, la educación en línea, las atenciones a las personas más dependientes y vulnerables al virus y la incorporación de nuevos y estrictos protocolos de desinfección como parte del trabajo de cuidados.

La crisis sanitaria por COVID-19 agravó la característica móvil del trabajo de los cuidados que desde antes ya se diseminaba entre diversas personas y espacios fuera del hogar. En este sentido, los cuidados se llevan a cabo fácilmente o entran en crisis dependiendo de la calidad del diseño de la ciudad, de los equipamientos, de los servicios y de las infraestructuras públicas o privadas de uso cotidiano y colectivo Esto incluye a los lugares donde el trabajo de cuidado tiene lugar diariamente: la banqueta o el parque por donde se camina, el transporte público y los equipamientos especializados como la guardería.

Los cuidados como fuente de trabajo en pandemia

El teletrabajo y la educación en línea llevaron a que las familias convivieran más y que pasaran más tiempo con sus animales de compañía, lo cual aumentó la demanda de servicios de cuidado. Los testimonios de las personas entrevistadas en Nezahualcóyotl ofrecen un panorama sobre cómo en la pandemia se mantuvieron a flote locales comerciales y cómo se crearon nuevos nichos de mercado orientados a la venta de bienes y servicios esenciales para los cuidados de las familias bajo estas nuevas condiciones de convivencia.

Esta situación transformó las prácticas de aprovisionamiento y preparación de alimentos e implicó asumir en el hogar varios turnos de comida que anteriormente ocurrían en la calle, en el trabajo y en la escuela. La demanda de alimentación en los hogares revaloró monetariamente esta tarea de cuidado esencial y fue aprovechada como una oportunidad para emprender; ya fuera para diversificar los servicios que brindaban desde antes o para abrir nuevos negocios.

Ana cuenta que debido a la modalidad del teletrabajo empezó a realizar compras a domicilio en las tiendas próximas ubicadas en la Colonia Bosques de Aragón que le garantizaban productos frescos y sanitizados. Cuenta que antes de la pandemia compraba en una tienda cerca de su casa que sólo vendía abarrotes, pero debido a la demanda que se generó por la emergencia sanitaria los establecimientos ampliaron sus servicios y empezaron a vender a través de aplicaciones móviles y del chat de vecinos creado en principio en el marco del Programa Red Vecinal De Seguridad Por Cuadra.12

Ana: hubo varias fruterías que se pusieron por la pandemia. Tenemos un súper que obviamente nada más te traía cosas de abarrotes. Entonces el súper por la demanda que tuvo, porque prácticamente, vuelvo lo mismo, la comunidad de Bosques empezamos a pedir todo básicamente a domicilio, entonces varios de ellos ampliaron su servicio a frutería y a verduras. Lo cual eso también es una ventaja para nosotros. Entonces, ahora inclusive tú puedes pedir hasta un pastel al servicio al domicilio.

Patricia y Claudia notaron que conforme las autoridades municipales cerraban locales comerciales no esenciales en Nezahualcóyotl, se volvían a abrir, pero con otro tipo de comercio o se habilitaban espacios en las casas donde se instalaron puestos de hamburguesas, postres y chucherías. El testimonio de Melisa destaca la importancia de las redes sociales para impulsar este tipo de negocio familiar y barrial, pues describe los cambios que ha traído la pandemia a su barrio:

Melisa: aumentó mucho. Yo siento que se aumentó mucho la variedad de comercio de comida. Porque yo antes no escuchaba “fulanita está vendiendo tal” o lo mandaban por el WhatsApp… “sí necesitan tal”, ya ibas a la calle de al lado y ya veías “se vende tal” y “llevamos a domicilio”. O sea, hubo mucha, mucha gente que puso su negocio de comida a domicilio. Obviamente al principio todo el mundo decía “es que no, no pida porque también era el contagio y cuidado y todo”. Pero conforme se fueron relajando las cosas y empezó todavía de que muchos negocios no se abrían o mucha gente se quedó sin trabajo; entonces empezó más la cuestión de las comidas, de los foodtruck. Entonces, sí, ya ves el camioncito aquí en esta calle, entonces sí he visto más camioncitos de comida en la calle afuera de sus casas. Sobre la avenida no tanto, aquí en mi calle no, pero en dos calles a mi lado, sí.

La venta de bienes y servicios asociados con la alimentación y el aprovisionamiento de los hogares fueron catalogados como actividades esenciales.13 Más adelante, continuaron operando y se convirtieron en una alternativa para las personas que repentinamente se encontraron desempleadas debido al cierre del comercio no esencial. Este es el caso de tres mujeres comerciantes que durante la pandemia no sólo encontraron un modo de subsistencia vendiendo bienes y servicios para el cuidado, sino que vieron cómo sus negocios familiares incrementaron las ganancias.

Cecilia, madre de una niña en edad escolar antes de la pandemia, residía en Tecámac. Su empleo formal era en un club nocturno ubicado en la Colonia Condesa de la Ciudad de México. Su traslado duraba hora y media en transporte público y tenía que realizar cuatro transbordos entre dos líneas del metro y dos microbuses. Su horario de trabajo era de 10:00 pm a 7:00 am de viernes a sábado, el cual le resultaba ventajoso, ya que podía hacer su vida normal y cuidar de su hija. Debido a la pandemia quedó desempleada y tuvo que regresar a vivir a Nezahualcóyotl con sus padres donde emprendió un negocio propio para sobrevivir:

Cecilia: yo estuve sin trabajar un tiempo… pasaron un mes, dos meses, tres meses y nada. Y pues los ahorros se acaban. Entonces ya no, no había trabajo. Empecé a buscar en otros lugares. Todos los restaurantes, todo lo que tenía que ver con alimentos y bebidas estaba cerrado. Entonces no, no había opción…por ahí no había. Empecé a buscar en los centros comerciales, en tienda y no, pues por lo mismo que por la pandemia descansaron también a mucho personal no estaban trabajando todos y pues no había trabajo. Todos los comercios de por donde vivía (Tecámac) estaban cerrados. No dejaron abrir ningún comercio que no fuera del sector salud, que no fueran farmacias y alimentos. Todo lo demás que no fuera indispensable estaba cerrado. Entonces dije, ¿qué voy a hacer? No, no tengo muchas opciones. Yo Crecí en Neza. Mis papás viven en Neza, entonces me dijeron “¿Sabes qué? Vente para acá porque aquí si están abriendo los comercios, aquí el gobierno no fue tan estricto en ese aspecto. Les están dejando seguir trabajando bajo ciertas condiciones; que tuviéramos todas las medidas sanitarias y te dejaban trabajar. Entonces estuve viendo, bueno, yo siempre he trabajado en lo que es venta de alimentos y bebidas. Mi plan a largo plazo era una cafetería, entonces dije vamos a ver qué pasa. Entonces puse un puesto de waffles, frappés y café. Un tipo cafetería, pero era un puesto ambulante, no era algo establecido. Entonces a partir de ahí como que ya empezó a mejorar la situación. Ya nada más este pues, siguiendo con todas las medidas sanitarias de seguridad, todo lo que nos pedía el gobierno, no nos decían nada.

Dos de las mujeres entrevistadas vieron crecer sus negocios familiares orientados al cuidado de mascotas y a la alimentación. En el caso de Emilia, una mujer profesional que forma una familia unipersonal con su esposo, narró que su clínica veterinaria no se vio afectada negativamente por la crisis sanitaria, pues ellos continuaron laborando por dos razones: primero, porque su giro comercial de cuidado de mascotas fue catalogado como esencial y, segundo, porque podían ir caminando desde su vivienda, ubicada en la Colonia Reforma, hasta su negocio localizado en la Colonia San Agustín.

Por su parte, Valentina, madre de dos niños y dueña de una fonda en la Colonia Vergel de Guadalupe, explica que, ante el cierre de las escuelas, el alto costo del trabajo de cuidado hacia sus hijos se compensó con los beneficios económicos que obtuvo por la modalidad de comida a domicilio. Esto le permitió un ingreso estable para su hogar y la oportunidad de emplear a familiares durante la crisis sanitaria:

Valentina: yo me traslado desde las siete de la mañana a la casa de mi mamá con todo y mis dos hijos y allá en la casa de mi mamá me pongo a preparar (la comida). Antes de la pandemia tenía a mi mamá solamente. Era yo y una muchacha que me ayudaba a recibir los pedidos que es mi sobrina. Ella me ayuda a recibir los pedidos y anotarlos y a hacer los tickets. Solamente nosotras tres. Pero en el momento obviamente de la pandemia que se vino todo el COVID, yo ya tenía implementado el servicio a domicilio el cual lo reparte uno de mis primos. El papá de mi sobrino lo repartía. Ya lo tenía implementado, pero no era como que me salían tantos pedidos a domicilio. Era más como que la gente llegara ahí a donde yo estoy vendiendo y pedía. A raíz de eso del COVID y de la pandemia, pues fue más como que yo ya salía a vender, pero no tenía gente en mi negocio. Era salir a hacer puros envíos, envíos, envíos a domicilio. Fue como que más operativo. Me mandan mensajes por WhatsApp con su pedido o me hacen llamadas y ya me hacen el pedido.

La reorganización del trabajo de cuidados en el hogar

Aunque en México el confinamiento habitacional no fue obligatorio, las personas entrevistadas señalaron que las medidas de distanciamiento social derivaron en la reorganización del trabajo de cuidados. El teletrabajo y la educación en línea implicó, por un lado, adecuaciones del espacio y gastos imprevistos (compra de equipo de computación, reparación y actualización de software, contratos de planes de servicio de internet en el hogar y mobiliario de oficina como sillas y escritorios). Por otro lado, ajustes en los horarios de las comidas y actividades de ocio (restricción de uso de la televisión, de equipo de sonido y de electrodomésticos para controlar el ruido y evitar interrupciones).

Ana: mira en cuestión de los espacios, en referente a ellos no tengo problema porque tenemos un estudio, pero ese estudio lo adaptó mi esposo específicamente para él. Y el cuarto de ambos, tanto del niño como de la niña se adaptaron para ellos. Ya estaban porque finalmente ahí hacían sus tareas. Pero bueno, fue una máquina mejor, se tuvo que comprar una cámara mejor, se tuvo que hacer la limpieza para que ellos pudieran tener ahí a la mano todos sus libros. Y en cuestión mía, pues fue más difícil porque yo no he adaptado todavía mi recámara, que esa es la intención. Agarrar un espacio de ahí para poder tener un escritorio y estar un poquito más privada. Yo sigo trabajando en el comedor por lo cual pues también se me ha hecho más difícil. El escuchar, el pedir que por favor que guarden silencio, ¿por qué? Porque yo vivo con mi mamá, entonces pues al tener aquí a mi mamá pues lógico ella tiene la rutina o la costumbre de prender televisión y de hablar fuerte y cuestiones que pues se tuvo ella también que adaptar a bajar la voz a por favor ahorita no me molesten, por favor no me pidan opinión de nada.

La modalidad de educación en línea implicó importantes esfuerzos económicos y agenciamientos especialmente para las familias con menos recursos. El testimonio de Ana muestra las condiciones idóneas de distribución de los espacios de la vivienda que preservaron la privacidad para trabajar y estudiar de cada uno de los miembros de la familia.

El caso de Claudia evidencia todo lo contrario. Hubo dificultades de convivencia que emergieron dentro de una vivienda pequeña, de un solo aposento, desprovista de equipo de computación. Claudia es una mujer casada y madre de una niña en edad escolar. Antes de la pandemia, tenía un puesto de sushi en el tianguis. Debido al cierre temporal de estos asentamientos emprendió afuera de su casa un negocio de venta de comida con su esposo.

Claudia: mi hija las empezó tomando en mi teléfono (las clases en línea) porque no tenía otro lado donde se conectara entonces, en ese tiempo de la escuela, que es de ocho a dos sus clases. Prácticamente estábamos incomunicados con todos porque tenía teléfono conectado completamente a la escuela. En la sala, en la sala de tu casa. Bueno, sala-comedor porque te comento que es muy pequeño el espacio, das un paso y ya estás en la estufa. De hecho, yo trataba a esa hora o tempranito de ir a surtirme de las cosas que compraba aquí o para la comida o así porque también no dejaban entrar a niños al mercado ni nada de eso. Estaba en clases y yo aprovechaba para comprar las cosas de la comida y bueno, básicamente me esperaba casi que terminara su clase para poder hacer comida y hacer café y todo esto. Después mi hermana me pasó una computadora y ella nos la prestó a nosotras para que tomara sus clases (la hija). Entonces ahora toma las clases en su cuarto con su computadora.

El testimonio de Cecilia, quien dejó su vivienda en Tecámac para mudarse temporalmente con su hija a casa de sus padres en Nezahualcóyotl, ejemplifica la forma en que la movilidad forzada produjo una serie de vulnerabilidades relacionadas con la convivencia hacinada de múltiples familias en una única vivienda. Aunque la entrevistada sólo hace referencia a la pérdida de privacidad y de autonomía para ella y su hija, las investigaciones indican que la disminución o pérdida de ingresos familiares en la pandemia provocó incertidumbre y estrés, lo que agravó los problemas de salud mental en los adultos y expuso a las personas menores de edad a un mayor riesgo de sufrir distintas formas de maltrato (Garrido y González, 2020).

Cecilia: por ejemplo, para nosotros fue muy, muy complicado porque no estábamos en casa. En mi casa pues mi nena tiene su recámara y tiene su espacio para estudiar sin problema. En casa de mis papás nosotros nos tuvimos que adaptar. Aquí pues nosotros no teníamos recámara, teníamos que compartir la recámara con mis papás, mi hija pues no tenía donde hacer su tarea. La hacía en el comedor, pero a veces estaban comiendo, cuando tenía que tomar sus clases, era la hora de la comida. Entonces era así como sacaba una mesita al patio y se sentaba en el patio a tomar sus clases. Entonces no era nada cómodo para ella. Yo creo que también eso influyó mucho en que no le gustaba tomar las clases porque no estaba cómodo. No tenía un espacio para ella. Entraban, prendían la tele o cosas así. Entonces era así como fue muy difícil. Mi sobrino tenía su recámara y tomaba las clases en su recámara sin problema, pero mi hija tenía que ingeniárselas porque tenía turno vespertino.

Imágenes tianguis Nezahualcóyotl
Figura 1
Imágenes tianguis Nezahualcóyotl

Fuente: Nadia Tecuapleta.

El aprovisionamiento doméstico como tarea esencial para cuidar

Al margen de la clase social, las condiciones laborales y los ingresos diferenciados, las personas entrevistadas coincidieron en señalar que tienen la costumbre de segmentar el aprovisionamiento, dentro y fuera de sus colonias, entre el comercio formal e informal, por ejemplo, en bodegas de abarrotes, tiendas, mercados públicos, tianguis y puestos en vía pública. El trabajo desde casa favoreció la frecuencia del aprovisionamiento en tianguis y mercados de proximidad, lo cual antes era imposible para las personas que trabajaban fuera del municipio durante la semana.

Los testimonios de Rosa y Victoria explican cómo el aprovisionamiento implicó la negociación de las costumbres familiares, los riesgos sanitarios y las restricciones económicas. Rosa comentó que el teletrabajo le permitió abastecerse en el tianguis de los jueves y en la recaudería, ambos en la esquina de su casa, a pesar de la duplicación de los precios. Antes sólo podía comprar en Walmart, a la salida del trabajo, en el sur de la CDMX o abastecerse cada 8 días, sábado o domingo, en el Mercado de San Juan Pantitlán y en el tianguis de Colonia Maravillas ubicado a una cuadra y media de su casa. Por su parte, Victoria refirió que las prácticas de aprovisionamiento para proteger a las personas adultas mayores se delegaron entre las mujeres del hogar:

Victoria: Tengo una mamá muy tradicional. Le fascinan los tianguis. Ella es enemiga de comprar verdura en un Walmart. El Walmart es para hacer la despensa, papel, jabón, leche a lo mejor y párale de contar. Verdura es en el tianguis. Cuando cierran los tianguis y no la dejo ir, me tocó aprender porque te digo, nunca he sido ama de casa. Los mercados sí seguían abiertos. Porque es compra en centro comercial, compra en el tianguis compra en el mercado y compra en tiendita La tiendita la verdad es que a mí me queda cómodo porque vivo en una zona donde hay una tiendita en cada esquina. Pero, por ejemplo, ahorita como que salir a la tiendita no me gusta. Siento que es más caro. Mi mamá dejó de ir mucho tiempo al tianguis. Te digo que me tocó a mí y a mi hermana aprender. Y me tocaba ir con mi maleta. Mi mamá me decía “quiero esto pero de tal puesto” Porque ella es muy ideática. Entonces yo “mamá, es que estaba cerrado ahí te traje este”, “hay es que está muy feo, que no sé qué” y “mami es lo que hay, es lo que vi que encontramos”.

Los testimonios de las mujeres entrevistadas revelan la complejidad organizativa que conlleva el abastecimiento de los hogares considerando los siguientes aspectos: la superposición de las prácticas de abastecimiento para el consumo del hogar y para el negocio de comida preparada y la superposición de las prácticas de abastecimiento con las prácticas de socialización y entretenimiento.

Además, las prácticas de abastecimiento están condicionadas por las connotaciones de los espacios donde tienen lugar. Por ejemplo, los estigmas de desorden atribuidos a los tianguis, las ventajas económicas que encuentran en los mercados de mayoreo del centro histórico de la CDMX o el reconocimiento de estatus asignado a centros comerciales localizados afuera de Nezahualcóyotl, en Coyoacán, Polanco o en la Colonia del Valle.

Tanto el centro histórico de la CDMX como las plazas comerciales han ofrecido la posibilidad de mezclar las prácticas de aprovisionamiento con la realización de otro tipo de diligencias como ir al banco. En este sentido, ambos lugares plantean la ventaja de poder realizar viajes con más de un propósito. Ésta es una opción relevante para los habitantes de municipios segregados sin alternativas de transporte público para conectarse de manera directa, eficiente y segura con la ciudad central.

Éste es el caso de María que, durante la Jornada Nacional de Sana Distancia, llegó a ir dos o tres veces a Chedraui para comprar artículos de despensa como jabón, aceite y paquetes grandes de papel y para ir al banco a retirar dinero. Ella reside en la Colonia Reforma cerca de la Plaza Neza en Avenida General Lázaro Cárdenas; sin embargo, para trasladarse al lugar debía realizar dos trasbordos en transporte público, por tanto, resultaba más fácil llegar en un “moto-taxi” a Plaza Tepozanes en donde debía formarse durante una hora para poder ingresar al supermercado.

Los testimonios de los entrevistados indican que sus prácticas de aprovisionamiento están determinadas no sólo por la frágil economía familiar, sino también por la tradición de salir del municipio para comprar en el centro de la CDMX. Cuando aún no se consolidaba la urbanización y tampoco una oferta de comercio, las personas mayores que llegaron a vivir a Nezahualcóyotl se acostumbraron a surtirse en el primer cuadro del centro histórico como nos explicaron María y Valentina.

María cuenta que su abuela y su mamá, a pesar de que vivían en Nezahualcóyotl, iban hasta el Mercado de la Merced a comprar todo lo que necesitaban. Valentina indicó que su familia siempre ha tenido la costumbre de ir al Mercado de la Merced en la CDMX a comprar verduras porque la compra es rápida y no pierde tiempo buscando, ya que conoce los puestos desde que su abuela regentaba la fonda que heredó:

Valentina: No pues sobre eso sí no cambió, no cambió nada porque nosotros vamos a la Merced a surtir las verduras, y sobre eso pues sí no cambio. Pues no, no cambió porque allá en la Merced toda la gente estaba como si nada, los locales como si nada. Solamente la gente pues tiene que andar con cubre boca y usar gel antibacterial, pero en sí nadie cerró, o sea no, no, no, todo normal como si no hubiera pasado nada. Todos los jueves vamos, voy con mi esposo en el carro. Con tráfico hacemos como 40 minutos, sin tráfico 20 minutos. A veces cuando vamos con tiempo, pues sí traemos nuestro mandado de ahí, pero cuando vamos rápido porque se nos hizo tarde, pues yo tengo a los niños todavía aquí en la casa, todavía no los mando a la escuela, yo los sigo teniendo aquí en casa en las clases en línea. Entonces ahora sólo voy a surtir para mi negocio, ya en el mercado de aquí de mi casa compro lo de mi semana para la despensa y en la Bodega Aurrera. Yo nunca he sido de ir al tianguis la verdad. Si vamos a la Merced es porque ya conocemos los puestos A mí los tianguis en general no me gustan. No me gusta ir viendo, no le hallo chiste ir viendo gente y pues no, yo voy a lo que voy… a comprar. Voy únicamente con mi esposo y mis hijos se quedan dormidos en lo que vamos. Vamos a las siete de la mañana y aquí en su casa ya estamos a las nueve de la mañana.

Los testimonios también indican que las mujeres encuentran un tiempo de disfrute para sí mismas en las prácticas de aprovisionamiento del hogar a pesar de que las asumen como actividades obligatorias de cuidado. En alguna medida, las tradiciones familiares y el ahorro justifican las salidas al centro histórico; además, los inconvenientes que supone la segregación urbana del centro Nezahualcóyotl y la falta de conectividad se compensan con otras actividades de socialización y de entretenimiento con un significado profundo de inclusión en las dinámicas de la ciudad principal.

María señala que antes de la pandemia viajaba en transporte público a la ciudad de México para visitar a sus tres hijos; uno reside cerca de la estación del metro Escuadrón, el segundo en la Delegación Iztapalapa y el tercero en la Colonia Condesa, en el Municipio Cuauhtémoc. Explicó que, a pesar de que el centro de la CDMX está a una hora de su vivienda, siempre ha tenido la costumbre de salir con sus cuatro hermanas, las cuales viven en la Colonia Reforma a diez minutos una de la otra, para ir de compras o para comer en algún establecimiento en los alrededores del Zócalo o de la estación Pino Suárez:

María: Con mis hermanas sí a veces nos íbamos de compras al centro, nos íbamos a comer a algún restaurancito que alguna vez decía “pues en el centro me encontré un cafecito, un restorán” y nos íbamos hasta allá. Te platico que nosotros, mi familia, mis hermanas todas nacimos en la Ciudad de México, en la Colonia Ramos Millán de la delegación Iztacalco. Entonces nosotras venimos a Neza. Yo llegué a esa a los 12 años, pero a los 13 años entré a estudiar en la Colonia Roma en una escuela que se llamaba Cámara de Comercio. Todavía existe. Entonces para nosotros el centro siempre fue como aquel punto de ida y vuelta. Mi abuelita, a pesar de que estábamos viviendo aquí en Neza, iba hasta la Merced a comprar todo lo que ella necesitaba. Mi mamá igual. Entonces para nosotros, a pesar de que está lejos, pues porque es una hora ahora, antes era mucho más, pero a pesar de todo eso nosotros siempre, pues el trabajo, la escuela, todo estuvo en la Ciudad de México. Entonces para nosotros es común.

Discusión: La experiencia de un encierro sin confinamiento

El balance de la información de las entrevistas muestra que en la pandemia los patrones de aprovisionamiento de los hogares se mantuvieron relativamente normales como ocurría antes de la crisis sanitaria. Además, continuaron las características de fragmentación entre múltiples lugares (centrales y periféricos) y modalidades (formales e informales) que señalan Duhau y Giglia (2007).

La continuidad de las prácticas de aprovisionamiento en los hogares de Nezahualcóyotl visibilizó cuán dependientes son las familias que habitan la ciudad segregada del centro capitalino. En relación con las ventajas de accesibilidad y caminabilidad que ofrece el centro histórico de la Ciudad de México, las condiciones de la precarización del empleo y de la fragilidad de los ingresos de la población han provocado la priorización del ahorro sobre la comodidad y la seguridad.

La inseguridad urbana y las dificultades de conectividad entre el centro y la periferia han dado forma a una jerarquización de las decisiones de consumo entre los habitantes de los municipios segregados, como Nezahualcóyotl. Los entrevistados apuntaron que las compras en gran volumen para el hogar o el negocio y la compra de productos de consumo personal y de estatus se realizan fuera del municipio. Además, se encontró que las personas realizan compras diarias y rápidas de productos básicos, ya sea por emergencia o de último minuto, en el tejido comercial de pequeña escala de sus colonias.

En torno al espacio de proximidad, que Duhau y Giglia (2007) denominan como espacios accesibles por su cercanía con las viviendas, se configura una experiencia de uso del espacio público para una actividad estrictamente necesaria como es el aprovisionamiento cotidiano del hogar inscrito dentro de lo familiar, conocido y seguro.

No obstante, debido a la tradición de salir del municipio a comprar y socializar, el alto riesgo de contagio por el hacinamiento en el transporte público y en los tianguis y mercados modificó temporalmente esta costumbre, especialmente para las personas más vulnerables. La necesidad de consumo en el entorno próximo fue aprovechada como una fuente de empleo informal a través de la instalación de puestos para venta de comida preparada, abarrotes y fruterías.

Las restricciones de movilidad, establecidas como medida de distanciamiento social, modificaron parcialmente las prácticas de consumo personal de estatus que las personas realizaban fuera del municipio. Aunque los entrevistados continuaron saliendo por motivos laborales o de aprovisionamiento, la suspensión de las salidas fuera del municipio por motivos no esenciales (ocio, esparcimiento) es narrada como una experiencia de confinamiento, motivada por un sentido de responsabilidad de acatamiento de la contingencia.

Dentro de los hogares cuya economía se sostiene a partir del autoempleo en el comercio informal, las prácticas de abastecimiento borran la frontera entre sus espacios de trabajo, consumo y recreación, y entre sus horarios laborales o de descanso. En algunos casos, los autoempleados entrevistados laboran donde consumen y viceversa; de manera que el trabajo productivo y reproductivo no ocurre sólo en el hogar, sino en el espacio de trabajo que para muchas familias de las clases populares es la calle.

Las desventajas estructurales de este municipio conurbado, ubicado al oriente de la ZMVM, modelaron una experiencia contradictoria del “encierro” sin confinamiento que narraron los habitantes de Nezahualcóyotl. Esto evidencia que la imposibilidad de salir, según las entrevistas, no se refiere a la experiencia de aislamiento en las viviendas durante la emergencia sanitaria por COVID-19, porque mayoritariamente salían a trabajar y a abastecerse. También es posible que no tuvieran la costumbre de socializar y recrearse en los espacios públicos de sus colonias.

“Salir” no sólo tiene la connotación de habitar el espacio público exterior de proximidad, sino que inscribe la experiencia de habitar fuera de los límites municipales, los cuales son verdaderas barreras físicas. Según Moncrieff (2021), se comprende que “salir” es también una estrategia que conforma la identidad de los habitantes de los barrios populares, pues conlleva cuestionar los límites simbólicos y las adscripciones sociales que emergen como producto del “confinamiento estructural” que supone vivir en la ciudad segregada.

Recomendaciones: La búsqueda de la centralidad cuidadora

En la región latinoamericana persiste el desafío de pasar del reconocimiento de derechos de las mujeres a la práctica. La planificación y la gestión urbana con perspectiva de género es uno de los campos idóneos para generar cambios significativos en cuanto a una distribución más justa entre hombres y mujeres de los tiempos del trabajo remunerado, del trabajo de cuidado no remunerado y del tiempo personal. Esto implica no sólo el desafío de planificar y diseñar las cualidades cuidadoras de la ciudad desde un enfoque de equidad y justicia espacial, también implica reconocer que el modelo de la ciudad densa y compacta es el atributo más disputado de la ciudad central, y es el que posibilita concentrar, dentro de distancias caminables y tiempos de desplazamiento razonables, la complejidad y diversidad de necesidades cotidianas de cuidado de la población.

Así, el verdadero desafío para Latinoamérica es revertir los efectos negativos del modelo de crecimiento urbano imperante en la ciudad dispersa, extensa y de baja densidad debido a que desemboca en la jerarquización y polarización entre el centro disputado y la periferia estigmatizada. La segregación urbana no configura guetos cerrados, sino que inscribe la alta movilidad de los habitantes de los municipios del oriente de la ZMVM en una práctica cotidiana altamente riesgosa y deshumanizada, donde tiene lugar el trabajo de los cuidados.

El establecimiento de equilibrios compensatorios de la centralidad capitalina en los municipios pobres de la periferia conurbada es urgente para dignificar el trabajo de cuidados en la ciudad segregada. Se trata de una tarea compleja y a largo plazo que rebasa por mucho el ámbito cortoplacista de las “intervenciones urbanas” como ciclovías o senderos seguros que son de alcance municipal. Asimismo, demanda una coordinación entre una política estatal de cuidados y una planificación urbana de alcance regional.

Agradecimientos

Este artículo es producto de una estancia de investigación en la Facultad de Estudios Superiores Aragón financiada por el Programa de Becas Posdoctorales en la UNAM. Agradecimiento a la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA), El Centro Tecnológico Aragón y el Centro de Investigación Multidisciplinaria Aragón.

Imágenes de la artista y fotógrafa de Nezahualcóyotl Nadia Tecuapleta.

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Notas

1 La “Jornada Nacional de Sana Distancia”, vigente del 22 de marzo de 2020 al 31 de mayo del 2020, intentó evitar el colapso del sistema de salud. Fue una política de distanciamiento social basada en definiciones de espacio público, social, personal e íntimo que estableció normas de comportamiento como el incremento en las medidas sanitarias, la suspensión temporal de actividades no esenciales, el voluntario repliegue familiar en casa, la reprogramación de eventos masivos y la protección y cuidado de personas adultas mayores (Secretaría de Salud de México, 2020).
2 La “Estrategia General para la Nueva Normalidad” reguló el regreso de actividades después de la “Jornada Nacional de Sana Distancia”. Fue establecida a partir del 1 de junio de 2020 y puso en marcha el “Semáforo Epidemiológico” para establecer semanalmente el riesgo de contagio por región y las actividades que era posible realizar en los ámbitos económico, educativo y social (Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo, 2020).
3 De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) la dinámica de crecimiento, tanto de la población como de las actividades económicas, ha provocado que algunas ciudades rebasen los límites municipales en las 74 Zonas Metropolitanas (ZM) localizadas en las entidades federativas del país. La Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) es la más importante del país porque “en ella habitaban 21 804 515 personas en 2020 que corresponde con el 17.3% del total de la población a nivel nacional. Además, en esta zona laboraban 6 120 543 personas (22.6%), y se concentra el 27.8% del valor agregado censal bruto del país en 2018” (INEGI, 2021b, p. 4).
4 De acuerdo con Rubalcava y Schteingart la “diferenciación socio-espacial intraurbana” hace referencia a “la forma que adopta la distribución de las actividades y grupos sociales, en el marco de una configuración diferenciada de los elementos del medio construido, que constituyen la base material para su localización en la ciudad” (1985, p. 481)
5 La movilidad cotidiana urbana “constituye una práctica social cada vez más masiva, recurrente y compleja, fuertemente condicionada con los altos niveles de desigualdad existentes en la ciudad” (Jirón et al., 2010, p. 21) y a través de su análisis se pueden comprender varios aspectos de la calidad de vida urbana.
6 El municipio está delimitado con bordes duros que genera la infraestructura vial como el Anillo Periférico; una vía de circunvalación que bordea el Valle de México y por la Calzada Ignacio Zaragoza (la autopista México-Puebla o Carretera Federal 150D) por donde corre la línea A del metro. En la parte norte el municipio se parte en dos por la autopista México-Texcoco (Carretera Federal 136D) y por la Avenida Central Hank González que conecta CDMX con Ecatepec y por donde también corre la línea B del metro.
7 A pesar de que el bicitaxismo se ejerce en condiciones informalidad en el EDOMEX pues no es la autoridad quien autoriza el funcionamiento y tarifas sino las organizaciones de bicitaxistas; de acuerdo con la investigación que hizo Nolasco (2022, p. 74), en Nezahualcóyotl, el uso de bicitaxi es fundamental para la movilidad cotidiana de las mujeres que realizan trayectos cortos motivados por el trabajo de los cuidados como ir de compras, realizar trámites o llevar o recoger a una persona dependiente. Este hallazgo denota, entonces, el nulo papel que juega el espacio público de proximidad para apoyar el trabajo de cuidados y la movilidad urbana cotidiana.
8 De acuerdo con Su et al. (2017), la caminabilidad se mide a través de cuatro criterios: a) la accesibilidad (cómo los usos mixtos acortan las distancias), b) la conectividad (cómo el trazado urbano define la diversidad y la franqueza de las rutas), c) la idoneidad (los factores físicos de confort como sombra, calidad del aire, cruces seguros) y d) la percepción (riesgos del tráfico y delincuencia).
9 La incidencia delictiva muestra una distribución geográfica desigual que se concentra en el oriente conurbado en donde Tláhuac, Iztapalapa, Ecatepec, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán sobresalen por tener los más altos porcentajes de personas que han sido testigo de robos o asaltos en los alrededores de su vivienda y consumo de alcohol en las calles (INEGI, 2022).
10 Las Alertas de Violencia de Género contra las Mujeres son un mecanismo de protección dentro de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y se emite con el propósito de que se tomen acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida (Gobierno del Estado de México, s/f).
11 De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021, la mayoría de los delitos sexuales que han experimentado las mujeres en los últimos 12 meses han ocurrido en el ámbito comunitario. Los datos de la incidencia delictiva a nivel nacional según el sexo de la víctima indican que el porcentaje es mayor en los hombres para la mayoría de delitos excepto para los sexuales, pues se contabilizan ocho cometidos a mujeres por cada delito sexual cometido a hombres (INEGI, 2021a).
12 El Programa Red Vecinal de Seguridad por Cuadra inició el 21 de febrero del 2015 a cargo de la policía vecinal de proximidad. La constitución de redes por cuadra ha permitido establecer una alianza gobierno-ciudadanía para el combate y la prevención de la violencia y la delincuencia. El programa de “Red Vecinal de Seguridad por Cuadra”, fomenta la unión de los vecinos de cada cuadra interesados en mejorar la seguridad y la calidad de vida en su colonia sin importar sus preferencias políticas, religiosas, sexuales, deportivas o de cualquier otro tipo (Martínez, 2019, pp. 125-128).
13 De acuerdo con la Secretaría de Salud de México, una actividad no esencial es aquella que no afecta la actividad sustantiva de una organización pública o privada, o los derechos de sus usuarios (Jornada Nacional de Sana Distancia, 2020, p. 2). Dentro de las actividades esenciales se incluyó la industria de alimentos y bebidas no alcohólicas, mercados de alimentos, supermercados, tiendas de autoservicio, abarrotes y venta de alimentos preparados (Diario Oficial de la Federación, 2020).
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