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Análisis sistemático: contribución a los estudios urbanos y regionales
Systematic analysis: contribution to urban and regional studies
Quivera. Revista de Estudios Territoriales, vol. 26, núm. 1, pp. 237-245, 2024
Universidad Autónoma del Estado de México

Reseñas de libros

Sobrino Jaime. Migración interna y desarrollo en México. 2022. México. El Colegio de México. 437pp.

Recepción: 16 Junio 2023

Aprobación: 29 Septiembre 2023

DOI: https://doi.org/10.36677/qret.v26i1.21550

Jaime Sobrino es profesor-investigador del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales (cedua) de El Colegio de México. Doctor en Urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y Maestro en Desarrollo Urbano por El Colegio de México. Sus líneas de investigación son: competitividad urbana, expansión metropolitana, mercado urbano de vivienda, distribución territorial de la población y migración interna. Es autor y coautor de libros, artículos y capítulos en temas de economía urbana y regional, además se desempeña como profesor de Economía Urbana, Geografía Económica, Análisis Espacial y Estadística.

En Migración Interna y desarrollo en México, el autor analiza las características de la migración interna, su relación con el desarrollo y su papel en la distribución y redistribución de la población en México. Contribuye con argumentos teóricos y empíricos para establecer la conexión entre la población, el crecimiento económico y la evolución urbana y regional. La coherencia argumentativa afianza los modelos analíticos y espaciales que hacen énfasis en los cambios socioeconómicos, así como la interrelación con la movilidad territorial y su labor en la distribución y redistribución de los habitantes en el país.

Los elementos estructurantes de la obra identifican la población, la economía y el territorio para examinar la migración interna absoluta y la migración interna reciente, es decir, personas que residen en un territorio distinto al de nacimiento y personas que cinco años atrás habitaban en un lugar diferente al actual. Asimismo, establecen la interrelación de la movilidad de la población con los cambios socioeconómicos, los atributos sociodemográficos de los migrantes, los lugares de origen y destino, la manera en la que los migrantes internos se insertan en la vida y en el funcionamiento de las ciudades, y los cambios de residencia que no son migración interna, sino movilidad intrametropolitana.

La obra consta de una introducción, ocho capítulos, conclusiones, anexo estadístico consolidado y amplia bibliografía. En el primer capítulo se discute teórico y metodológicamente sobre: las relaciones entre crecimiento económico y población; ciudades y crecimiento económico; vertientes de la migración interna; migración y curso de la vida; y migración interna en México.

El segundo capítulo abunda sobre los instrumentos que se utilizan en el estudio de la migración interna absoluta y de la migración interna reciente. Se describe la información cuantitativa disponible, los indicadores y las ciudades de estudio. Por su parte, el manejo geográfico multiescalar comprende cinco regiones, 32 entidades, 99 ciudades con mayor población en 2010, además del sistema urbano nacional, comunidades rurales y municipios. El análisis reivindica la utilidad de los censos de población y vivienda, de los microdatos 2000, 2010, 2020 y de la encuesta intercensal 2015.

En el tercer apartado, se desarrollan reflexiones relativas a la migración internacional en el contexto global, se abordan las características de la migración interna en los primeros años del siglo xxi, la urbanización y las megaciudades. Más adelante, en el cuarto capítulo, se exponen antecedentes de la migración interna en México y las características de los lugares de origen y destino de la movilidad de la población desde 2500 años antes de Cristo hasta el siglo xix.

El recuento de la migración absoluta y la recapitulación histórica de los movimientos de población indican que este fenómeno siempre ha estado presente y que ha sido un vector de importancia en los procesos de conformación de las ciudades o núcleos de población principales.

A su vez, en el capítulo cinco se establece la visión de conjunto de la población y del desarrollo y evolución de la migración interna absoluta y se cuantifican las personas que residen en un territorio distinto al de nacimiento. Comprende del año 1900 a 2020, empleando tres escalas geográficas: la migración absoluta interregional: los movimientos de población de mayores distancias; la migración absoluta intrarregional: el reacomodo de la población y la conformación de lugares centrales o de mayor atracción migratoria; la migración absoluta interestatal: la redistribución territorial de los habitantes en el país.

Enseguida, se habla sobre la migración interna reciente, del año 1970 a 2020, definida como el cambio en el lugar de residencia habitual ocurrido cinco años atrás. Las escalas involucran la migración interestatal para analizar el volumen y la intensidad de los flujos de migración interna reciente en el país, y la migración interna intraestatal para determinar el efecto de la distancia en el movimiento migratorio. A través de un ejercicio multivariado se identifican los factores asociados a la migración reciente interestatal.

En el capítulo siete, el autor aborda la migración urbana, pone en contexto la urbanización y la migración campo-ciudad y explora las características de la migración intermunicipal y de la migración interna reciente que se origina o arriba a ciudades principales de México. Centra 99 aglomeraciones urbanas, que en 2020 tuvieron más de un millón de habitantes, entre ellas 59 zonas metropolitanas. Asimismo, mide la migración interna campo-ciudad, el efecto de esta migración en la urbanización del país, los volúmenes, las intensidades de la migración interna en las principales ciudades de 1900 a 2020 y el mercado urbano de trabajo como factor de atracción de población.

Por último, en el octavo apartado, “Migración interna y población migrante”, se analizan los movimientos y las corrientes migratorias —flujo de ida y vuelta entre dos lugares—, la movilidad residencial intrametropolitana, o cambio de domicilio, al interior de este tipo de zona, y su relación con el crecimiento de la ciudad. De igual forma, se enfatiza el carácter focalizado de la población migrante, los aspectos del promedio que arriba a las aglomeraciones urbanas y las tipologías de la migración interna.

El autor nos da aportaciones para el estudio de los fenómenos y procesos regionales y urbanos. El discernimiento recupera el modelo neoclásico, caracterizado por la movilidad de los factores de la producción, para explicar el movimiento del capital, la mano de obra, y su incidencia territorial en el crecimiento interurbano o regional.

A partir de ahí surge una interrogante: ¿por qué crecen las economías de unas regiones más que otras? La desigual distribución de los recursos naturales conlleva una distribución dispar de población y capital. Esto conforma regiones con procesos de producción intensivos en mano de obra o regiones intensivas en capital fijo; las primeras tendrán menor productividad y salario real con respecto a las segundas.

Al no existir barreras para el movimiento del capital y de la mano de obra entre ciudades o regiones, los trabajadores optan por migrar de lugares con baja remuneración relativa hacia los de alta remuneración. Entonces, habrá corrientes migratorias entre regiones deprimidas y prósperas en donde el flujo dominante es el de la población y el contraflujo el del capital (Conapo-Sedatu, 2018).

Los flujos migratorios no tienen una sola explicación, la multicausalidad es inherente a factores económicos, políticos, sociodemográficos y ambientales. En este sentido, el autor propone una tipología de la migración interna cuyos parámetros comparativos identifican los siguientes aspectos: movilidad espacial, tamaño poblacional de la localidad de origen y destino; distancia, edad, nivel educativo, ingreso, género o grupo migrante, calificación ocupacional, violencia e inseguridad. El sistema general caracteriza diferentes tipos de migración: laboral, por movilidad social, educativa, ambiental/salud y de bienestar, de retorno y forzada.

Desde la perspectiva situada a través de la encuesta nacional de la dinámica demográfica y del sistema urbano nacional, se dimensiona la magnitud del fenómeno urbano y metropolitano. Se registra una población de 125 millones de personas (inegi, 2018) y 401 ciudades, en las cuales se concentran 92 609 144 habitantes (74% de la población total). Es decir, 7.4 de cada diez personas viven en este tipo de espacios. Según Sobrino (2010) hay 74 zonas metropolitanas que albergan 84.5% de la población.

Las ciudades-región como elementos activos y causales en el proceso de crecimiento económico tienen consecuencias para una política de desarrollo que pretende fortalecer las economías de aglomeración, impulsar el crecimiento de las regiones pobres y abatir el aumento de las desigualdades interregionales (Scott y Storper 2013, p. 394).

La convergencia regional sigue estando pendiente. En cambio, la divergencia interna es una característica propia de las regiones, según se mire de cerca o de lejos, y se atribuye a la concentración de actividades económicas y al crecimiento espacial metropolitano; lo que supone el despoblamiento de las áreas centrales, la descentralización relativa de actividades industriales y comerciales, y la concentración de servicios modernos. En este contexto, la intensidad de la migración interna disminuye.

El estudio afirma que la desconcentración de población y la descentralización del empleo aumentará dependiendo del tamaño de la zona metropolitana; por ejemplo, el caso de la Ciudad de México y de las ciudades millonarias intermedias. Del mismo modo, los últimos 20 años ratifican que una de las motivaciones de la población migrante sigue siendo laboral; sin embargo, la principal es la familia, pues concentró 29% de las respuestas en el 2000 y 38% en 2020. La búsqueda de trabajo alcanzó un 27.5% y 20.3%, respectivamente. Entre otras motivaciones están el casamiento, los estudios y la inseguridad.

La prevalencia de la migración urbana-urbana significa que los lugares de origen y destino son ciudades. En general, a mayor tamaño de la ciudad, mayor número de inmigrantes cuyos flujos condensan las motivaciones personales anteriormente mencionadas. La emigración por causas laborales aumenta si se incrementan las horas trabajadas y las semanas de búsqueda. También es fomentada dependiendo del número de años de escolaridad, lo que disminuye la motivación familiar (Varela, Ocegueda y Castillo, 2017, p. 164).

Se perfila que, si el metropolitanismo se presenta en gran medida, la movilidad residencial como factor de cambio de la población tendrá más peso. No obstante, el cambio de domicilio, en conjunto con el de residencia (municipio o alcaldía), indica que este tipo de movilidad sigue siendo importante; aunque pierde ligeramente su posición como factor explicativo de la redistribución intrametropolitana de la población.

En la perspectiva del cambio urbano, las tasas de crecimiento poblacional, el volumen y el destino de los flujos migratorios son variables explicativas de la urbanización diferencial. La primera fase de concentración se caracteriza por un mayor crecimiento poblacional de la ciudad principal debido a los movimientos migratorios de tipo rural-urbano.

En la segunda, polarización o desconcentración, disminuye la tasa de crecimiento de la ciudad principal y aumenta el crecimiento relativo de las ciudades intermedias, lo que provoca desconcentración de la población y diversificación del destino de la migración rural-urbana. La migración urbana-urbana produce movimientos de la ciudad central hacia su corona regional.

La tercera fase entendida como contra urbanización, describe el mayor dinamismo poblacional de las ciudades que se presenta como un efecto de la migración urbana-urbana de centros más grandes a centros más pequeños, incluso hay migración de retorno. La cuarta fase neoconcentración reivindica el lugar de las grandes ciudades como áreas con mayor crecimiento poblacional. Esto es resultado del reacomodo de la actividad económica donde intervienen las ventajas competitivas relacionadas con economías de escala y la reorientación de los flujos migratorios hacia zonas urbanas con mejor desempeño, mejores condiciones de vida, o menor riesgo, y vulnerabilidad ambiental

El modelo analítico del autor con énfasis en la distribución de la población y los movimientos migratorios describe cuatro etapas:

  • Urbanización o concentración: hay mayor ritmo de crecimiento poblacional en la ciudad central y el poblamiento es disperso y poco significativo en la periferia. La población inmigrante reside en la ciudad central con cambios de domicilio de corta distancia, y la demanda ocupacional es concentrada.

  • Suburbanización o desconcentración: formación de subcentros económicos y de empleo alternativos; la movilidad residencial se intensifica, y las distancias de cambio de domicilio son mayores.

  • Despoblamiento: la ciudad central sigue siendo un área de demanda ocupacional, pierde atractivo como lugar de residencia y su estructura poblacional va envejeciendo.

  • Repoblamiento: la ciudad central retoma crecimiento poblacional detonado por proyectos urbanos o políticas que promueven construcción, reparación y renovación de viviendas. La movilidad residencial periferia-centro, y la reemergencia de la ciudad central como destino de población migrante, contrarresta el envejecimiento poblacional y configura la estructura policéntrica de la periferia.

La premisa principal sostiene que la migración general y la migración interna no son movimientos únicos, pues conllevan más de una movilidad. La migración primaria es el principal movimiento, la migración secundaria son traslados subsecuentes y la migración de retorno tiene como destino el lugar de origen.

El comportamiento diferenciado de la migración interna reciente reafirma la movilidad territorial del capital humano. El desplazamiento de una localidad urbana de menor a otra de mayor tamaño sigue siendo dominante. La migración interna, según la percepción de la migración absoluta, de la reciente interestatal y de la intermunicipal, muestra una disminución en su proporción e intensidad en los 20 años de estudio del siglo xxi. La cual ha estado aparejada a los siguientes patrones:

  • Cambio en el balance neto migratorio de la ciudad de México de atractor a expulsor.

  • Transformación de la ciudad de México de expulsora a atractora neta; recibió inmigrantes de las regiones sur y sureste, expulsó menos emigrantes hacia su corona regional.

  • Consolidación y representatividad del flujo urbano-urbano.

  • Carencia absoluta de emigrantes rurales y presencia relativa de migrantes urbanos en ciudades con un más de un millón de habitantes.

  • Menor importancia de la migración interna en la redistribución poblacional debido a variaciones de las corrientes migratorias —flujo de ida y vuelta entre dos lugares—.

  • Selectividad de los migrantes con edades entre 24-34 años y con mayor nivel educativo.

  • Mayor atracción de migrantes en las ciudades turísticas con más de un millón de habitantes o ubicadas en las regiones frontera norte y centro.

  • El efecto de la migración interna en la estructura sociodemográfica urbana advierte inhibición o fomento del envejecimiento, y aumento de la escolaridad acumulada promedio.

  • Mayor expulsión en ciudades con menor tamaño de población, sin dinamismo en su mercado de trabajo, o con problemas de crimen, violencia y narcotráfico.

Los flujos migratorios generan patrones de concentración, periferización y dispersión de la población. Las personas residentes e inmigrantes articuladas a los circuitos de alta productividad obtienen mayores beneficios de la vida urbana; mientras que los otros quedan al margen del desarrollo económico y social (Chavarría, 2018, p. 301).

En virtud de que no existe una ciudad igual a otra, los flujos migratorios retroalimentan el crecimiento demográfico y las interacciones que se producen en los asentamientos humanos. El mayor saldo y la mayor intensidad migratoria la experimentan las ciudades turísticas como Playa del Carmen, Cancún, Los Cabos, entre otras.

La escolaridad y el ingreso de la población migrante reciente fue ligeramente mayor con respecto a población residente o no migrante —Guadalajara y Querétaro—. Además, tiene mayor nivel escolar y recibe mayor ingreso conforme aumenta el tamaño de la ciudad, y presenta menor nivel escolar y menor ingreso en las ciudades turísticas y fronterizas.

Las tendencias diferenciales de la migración interna absoluta y la migración interna reciente representan mecanismos sociodemográficos determinantes para la redistribución de la población en el territorio. El asunto político es inherente a la implementación de estrategias de acompañamiento de los lugares de origen y de destino de los migrantes y a acciones para afrontar las consecuencias de la migración forzada causada por la inseguridad y la variabilidad climática.

El procedimiento sistemático de la migración interna y del desarrollo en México constituye una línea base para analizar los espacios urbanos y regionales desde la perspectiva comparativa y multiescalar. La agenda sugiere estudios contextuados para determinar el peso de los movimientos migratorios en la conformación del tejido social y de los procesos de expansión urbana. Asimismo, propone examinar los factores que operan y producen la diferenciación social, que generan tipos de especialización y de diversificación productiva, así como las tendencias de cambio ya sea desde el interior de la ciudad, de su área de influencia o del sistema regional de ciudades (Brandão, 2022, p. 17).

En México, la dinámica urbana anticipa la presión incremental en: recursos naturales, consumo de suelo urbano y energía y aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero. Algunos focos de atención que favorecen la previsión, instrumentación y gestión estratégica de la planeación, además del ordenamiento territorial y del desarrollo urbano en los ámbitos municipales y regionales, son: deseconomías urbanas, debidas al aumento de los costos para satisfacer las necesidades de la población, externalidades ambientales negativas, selectividad de los flujos financieros y transferencias del gobierno.

La complejidad urbana y regional sugiere estudios localizados que retroalimenten la explicación de fenómenos, así como procesos regionales y urbanos multidimensionales y multicausales dotados de propiedades espaciales, económicas, sociales y ambientales.

Referencias

Brandão, C. (2022). El campo de los estudios urbanos y regionales desde el Sur: anotaciones acerca de los desafíos teóricos y las posibilidades de una reconstrucción teórico-metodológica crítica en la periferia del capitalismo. Revista EURE - Revista De Estudios Urbano Regionales, 48(144), 1-22. doi: http://dx.doi.org/10.7764/EURE.48.144.08

Chavarría, O. A. (2018). Esbozo con perspectiva geográfica de los estudios sobre la ciudad, el espacio y las cuestiones urbano-regionales en América Latina. En: G. J. Marafon, L. Q. Arias, y M. A. Sánchez, M. (Coords.). Estudos territoriais no Brasil e na Costa Rica (pp. 289-324). Rio de Janeiro: EDUERJ. doi: http://dx.doi.org/10.7476/9788575114995.0013.

Conapo-Sedatu (2018). Sistema urbano nacional. México: Consejo Nacional de Población, Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

INEGI (2018). Encuesta nacional de la dinámica demográfica. Principales resultados. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/enadid/2018/doc/resultados_enadid18.pdf

Scott, A. y Storper, M. (2013). Regiones, globalización, desarrollo. En: M. Valdivia y J. Delgadillo (Coords.). En La geografía y la economía en sus vínculos actuales: una antología comentada del debate contemporáneo (pp. 363-384). México, unam-iie-crim.

Sobrino, J. (2010). Migración interna en México durante el siglo xx. México: Consejo Nacional de Población. Recuperado de: http://www.conapo.gob.mx/work/models/CONAPO/Resource/1503/Migracion_interna_en_Mexico_durante_el_siglo_XX.pdf

Varela, R., Ocegueda, J. M., y Castillo, R. (2017). Migración interna en México y causas de su movilidad. Perfiles latinoamericanos, 25(49), 141-167. doi: https://doi.org/10.18504/pl2549-007-2017



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