Editorial

En memoria del biólogo Wilfrido Contreras Domínguez

Alfonso Iracheta Cenecorta
El Colegio Mexiquense A.C., México, México

En memoria del biólogo Wilfrido Contreras Domínguez

Quivera. Revista de Estudios Territoriales, vol. 26, núm. 2, pp. 6-8, 2024

Universidad Autónoma del Estado de México

QUIVERA, revista especializada en temas territoriales, ambientales y de las ciencias sociales, me ha pedido una carta editorial in memoriam de un profesional, académico y, sobre todo, extraordinario colega, amigo y buen hombre, el biólogo Wilfrido Contreras Domínguez (1948-2023).

A lo largo de la vida, tendemos a rememorar la personalidad, las acciones y el legado de personas que han dejado una huella y que nos han aportado algo positivo para ser y sentirnos mejor.

No son solo grandes descubrimientos o cátedras, sino buenos consejos, ejemplos de vida —de la buena— y de generosidad que, cuando ya no están con nosotros, las recordamos con respeto, cariño y saudades —como en portugués se define ese sentimiento de extrañeza—, por ello, quisiéramos que siguieran aquí, aportando lo que esperamos de alguien que se ha instalado en nuestros corazones: su amistad.

Esta editorial, entonces, es apenas una nota con recuerdos de algunas enseñanzas y aportaciones de alguien que supo entender, desde la biología y las ciencias ambientales, lo que hoy, para muchos en la política, en la empresa, en la sociedad e incluso en la academia, no se alcanza todavía a comprender: que somos parte de la naturaleza, por ello, esta también tiene derechos, como los tenemos nosotros. Respetarla, cuidarla y defenderla, se convierte en una responsabilidad y en una forma de vida, este fue el pensamiento, el compromiso y la acción de Wilfrido.

La naturaleza y la sociedad humana conforman una unidad y tienen un vínculo indisoluble. Cuando Wilfrido argumentaba esto, lo que nos decía, era que: en un mundo urbanizado, la ecología y la ciudad son interdependientes; entre la ecología y el territorio existe un vínculo tan profundo que esta —la ecología— debería ser determinante en los procesos de planeación de nuestras ciudades y una guía en nuestras actividades cotidianas.

Parafraseando a Víctor Toledo, no se trata de que la ciudad y el territorio consideren a la ecología, sino que esta defina qué hacer y qué no hacer en los territorios y en las ciudades.

El buen Wil insistía, ante las bromas que se le hacían por su dedicación a estudiar y salvar un árbol, un pájaro o un oso: “no es solo la belleza y la parte de mí que veo en cada planta y en cada animal, es que somos parte de ellos y nuestra vida como humanos, está unida indefectiblemente a la de ellos; si destruimos su lugar —su ecosistema— nos estamos destruyendo como género”.

Wil fue biólogo por la unam; con el tiempo, se transformó en planificador territorial y ambiental, en funcionario público en los ámbitos federal y municipal y, sobre todo, en profesor-investigador en sus tres Almas Mater: Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana y Universidad Autónoma del Estado de México. Gran promotor y creador de la Licenciatura en Ingeniería Ambiental en la uam y de los programas de planificación ambiental en la uaeméx.

Como segundo director de la entonces Escuela de Planeación Urbana y Regional (epur) de la uaeméx, hoy fapur, no solo fue uno de sus cofundadores en 1986, junto con quien esto escribe y con un selecto grupo de profesionales de diversas especialidades y formaciones, sino impulsor de la visión ambiental del territorio y de su planeación, conformando en esa escuela, un gran proyecto de investigación, docencia y divulgación del conocimiento, que hasta hoy, sigue siendo único en México: un proyecto académico interdisciplinario, que se ha construido desde la investigación y desde la observación de la realidad social y espacial; tratando de entender lo que “nos dicen” los territorios y las ciudades como sujetos socio-espaciales-ambientales, y que interpretamos y analizamos desde las diferentes disciplinas y especialidades del conocimiento para aportar a su ordenamiento, desarrollo y transformación sostenible, y para formar a las nuevas generaciones de planificadores y urbanistas con una clara conciencia de sus responsabilidades ambientales.

En esto radican las enseñanzas de Wilfrido Contreras; estas ideas son una pequeña parte de sus mensajes; sus proyectos, sus cursos, sus textos y sus hermosas fotografías dan testimonio de estos compromisos.

No son muchos los profesionales que dejan una huella indeleble en el espacio que habitan y en el que aportan ideas y un compromiso de vida que se trasmite día a día.

El colega y el gran amigo Wil fue uno de estos. Su tránsito por la vida fue bueno; por ello, fue querido y respetado. En sus palabras, en sus escritos y en sus excelentes fotografías, están las evidencias de su legado.

Lerma, México, junio de 2024

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