Dossier
Educación superior privada: las paradojas de la expansión educativa brasileña
Private Higher Education: the Paradoxes of Brazilian Educational Expansion
Educación superior privada: las paradojas de la expansión educativa brasileña
Propuesta Educativa, vol. 1, núm. 55, pp. 15-33, 2021
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Resumen: A partir de las estadísticas del Censo de Educación Superior y de una investigación de campo en instituciones privadas de educación superior, buscamos en este artículo reflexionar sobre la segmentación del sistema de educación superior brasileño y el público al que se dirige. Abordamos dos momentos de expansión de la educación superior brasileña (1960 y 2000), interesándonos, más específicamente, en las pistas disponibles sobre las características sociales de los estudiantes en el complejo y multifacético espacio de la educación superior brasileña. A pesar de la ampliación de las oportunidades de acceso registrada en los últimos años, los resultados apuntan a la supervivencia de viejas formas de segmentación del sistema educativo brasileño y al surgimiento de nuevas desigualdades, especialmente, las relativas al público que busca las modalidades de cursos a distancia y presenciales, en un estado anterior a la pandemia del SARS-CoV-2 donde la educación a distancia fue la única alternativa para continuar con la educación dadas las condiciones sanitarias del país.
Palabras clave: Educación Superior, Desigualdad, Educación superior privada, Características sociales de los estudiantes.
Abstract: Based on statistics from the Higher Education Census and field research in private higher education institutions, we seek in this article to reflect on the segmentation of the Brazilian higher education system and its target public. We address two moments of expansion of Brazilian higher education (1960 and 2000), being interested, more specifically, in the available clues about the social characteristics of students in the complex and multifaceted space of Brazilian higher education. Despite the expansion of access opportunities recorded in recent years, the results point to the survival of old forms of vertical segmentation of the Brazilian educational system and the emergence of new inequalities, especially those related to the public seeking distance and face-to-face courses, in a state prior to the SARS-CoV-2 pandemic, when distance education was considered the only alternative for pursuing education given the country's health conditions.
Keywords: Higher education, Inequality, Private higher education, Social characteristics of students.
La presencia de la subdivisión entre la enseñanza pública y la privada se reconoce como una característica común de los sistemas educativos de gran parte del mundo. Esta invariante estructural, sin embargo, presenta variaciones sustantivas dentro de las naciones que son tributarias de la historia de la institucionalización de los sistemas educativos nacionales. En particular, el caso brasileño llama la atención por la magnitud de la enseñanza superior privada. En 2019, eran más de 8 millones de matriculados en la enseñanza superior brasileña, de los cuales al menos el 75% acudió a la enseñanza superior privada (INEP/2019). Estos estudiantes se enfrentan a un universo altamente heterogéneo hecho de instituciones más recientes o firmemente establecidas, seculares o religiosas, dirigido a fracciones de grupos dominantes o estudiantes trabajadores.
La enseñanza superior privada ha crecido en muchos países del mundo, incluso en países europeos como Francia, donde ese sector siempre había ocupado una posición marginal. Algunos estudios han identificado el crecimiento de la matriculación en la enseñanza superior privada como un fenómeno global (Roussel et al., 2015) y otros han destacado su importancia en América Latina (Verger, Moschetti y Fontdevila, 2017). Según Roussel et al. (2015), la participación del sector privado en la enseñanza superior es inferior al 10% en Alemania, Cuba, Sudáfrica y Nueva Zelanda. Una posición intermedia la ocupan Estados Unidos o Hungría, con hasta un 35%. Brasil, junto con Paraguay en América Latina, Indonesia, Japón y Corea del Sur, se encuentran con más del 60% de participación en la enseñanza superior privada. En Canadá, en Dinamarca y Grecia la enseñanza superior es totalmente pública. Entre las razones que se aducen para el crecimiento del sector privado de la enseñanza superior, Roussel et al. (2015) apuntan la incapacidad financiera de los estados para hacer frente a la creciente población estudiantil con un título de educación secundaria, razones políticas y el relativo retraso de la enseñanza superior pública en responder a los cambios de la estructura económica, como factores que ayudan a explicar el crecimiento de la educación superior privada.
A pesar de las crecientes proporciones de matriculación superior privada, el tema sigue siendo poco explorado, sobre todo, por los medios de comunicación a quienes les llama la atención los más recientes dispositivos de discriminación positiva en las universidades públicas brasileñas puestos en práctica desde mediados de la década de 2000 y ampliada con la Ley de Cuotas (2012) (Piotto y Nogueira, 2016; Almeida et al., 2017). Esa relativa invisibilidad contribuye a la reproducción de un tipo particular de segregación social y escolar, como sugiere el caso brasileño.
Paradójicamente, los estudiantes de familias con mayor nivel socioeconómico en Brasil tienden a ir a universidades públicas, mientras que la masa de estudiantes brasileños va a universidades privadas cuyos diplomas tienden a ser menos valorados simbólicamente en comparación con los ofrecidos por las universidades públicas (Neves y Martins, 2016; Almeida y Érnica, 2015; Perosa y Costa, 2015). Una distorsión consensuada en la literatura especializada y que la Ley de Cuotas (2012) – cuyos fundamentos explicaremos más adelante - ha contribuido a cambiar.
Estas desigualdades educativas, estrechamente vinculadas en Brasil a la subdivisión entre lo público y lo privado, contribuyen a profundizar las desigualdades sociales en el país. Las desigualdades educativas se definen como las diferencias de acceso y orientación dentro de los sistemas educativos (Lebaron, 2015). La democratización se entiende como un proyecto para reducir las desigualdades en el rendimiento escolar, vinculadas al origen social, geográfico, de color/raza o de género (Garcia y Poupeau, 2003).
Por lo tanto, no basta con constatar el aumento de las matrículas en la enseñanza superior. Hay que identificar las subdivisiones materiales y simbólicas que estructuran y jerarquizan los sistemas educativos. A partir de la noción de segmentación de los sistemas educativos, desarrollada por Fritz Ringer (1979) y observada por Pierre Bourdieu en La Noblesse d'État (1989), buscamos explorar cómo el capital económico se transforma en capital escolar en el contexto brasileño, tras décadas de ampliación del acceso a la educación superior.
El modelo analítico propuesto por Fritz Ringer en su obra Education and Society in Modern Europe(1979) propone destacar tres propiedades estadísticas de los sistemas educativos: su carácter inclusivo, medido por el número de matrículas por grupos de edad; su carácter progresivo, es decir, el grado de pertenencia de los alumnos a las clases medias y bajas; y la segmentación, que consiste en formas de subdividir los sistemas educativos en escuelas y programas paralelos que se distinguen tanto por sus planes de enseñanza como por el origen social de los alumnos.
Con base en datos extraídos del Censo de la Educación Superior (de 2015, 2017 y 2019) del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) y los informes de la Unión de Mantenedores de la Educación Superior (SEMESP) se presenta un sintético panorama del estado actual del acceso a la educación superior brasileña y el perfil sociodemográfico de los titulados.
A partir de estas estadísticas nacionales, ampliamente disponibles en línea, presentamos una descripción del carácter inclusivo, a través de las tasas de matriculación en la enseñanza secundaria y superior. El grado de progresividad se observará a partir de la tasa de matriculación en la enseñanza superior por quintil de renta, recordando que esta información no está disponible por categoría socio profesional de los padres, mucho más precisa desde el punto de vista sociológico y todavía poco disponible en los sistemas estadísticos nacionales (Brochier y Pulici, 2015;Cardoso y Pretéceille, 2017). La subdivisión entre lo público y lo privado en Brasil es ciertamente un ejemplo importante de segmentación del sistema educativo, sin dejar de lado otras formas de segmentación como la educación diurna y nocturna, la educación presencial y la educación a distancia.
Además, se realizó una investigación de campo exploratoria mediante observaciones y siete entrevistas en instituciones privadas de enseñanza superior, en ciudades grandes y medias (hasta 500 mil habitantes) en 2019 y 2020[1]. La mayoría de las entrevistas se realizaron en el lugar de trabajo, lo que nos permitió observar y fotografiar los entornos. Las entrevistas se realizaron a partir de un guión que incluía preguntas sobre la historia de las instituciones educativas, su inserción local, sobre la evolución de su oferta de cursos de grado y sobre el perfil social del público que recibe la institución.
En general, lo público y lo privado en educación a menudo son considerados como universos paralelos, separados y no como una forma de segmentación interna de los sistemas educativos. En realidad, ellos están estrechamente relacionados en la construcción de los sistemas educativos del sur y del norte del mundo (Oberti, 2007). Como en otros países, la historia del sistema educativo brasileño revela la centralidad de dos instituciones clave en este proceso: el Estado promueve la educación pública, gratuita y laica, mientras que la Iglesia Católica se presenta como defensora de la “libertad” de la familia y la elección de una educación religiosa. En Brasil, el enfrentamiento entre el Estado y la Iglesia se ha desarrollado en torno a una legislación que autorizaba y hacía viable el sector privado desde principios del siglo XX. Desde la Reforma de Rivadavia en 1911 hasta la Constitución Federal de 1988, se definieron normas legales que garantizaban el desarrollo de un mercado escolar, desde la educación infantil hasta la educación superior, con instituciones que compiten entre sí para atraer a las familias y a los jóvenes para estudiar en los establecimientos educativos privados (Cunha, 2000; Cury, 2009; Sampaio, 2014). De esta manera, la expansión de la educación en el país, su carácter inclusivo, se ha producido mediante el acceso a estructuras escolares muy desiguales.
Una de las características de una oferta escolar con fuerte participación del sector privado es su enorme heterogeneidad (Oberti, 2007). Tanto en términos de tipos de instituciones (universidades, facultades, etcétera), como en términos de programas de enseñanza, formaciones más cortas y más largas, entre otras muchas distinciones que se siguen recreando. Estas variaciones en la oferta de educación superior no son neutrales, sino que están simbólicamente jerarquizadas y tienden a atraer a públicos socialmente distintos, relativamente homóloga al ámbito de la enseñanza superior francesa, descrita por Bourdieu (1989) y observadas hoy en contextos nacionales muy diferentes (Hjellbrekke y Korsnes, 2013; Giovine, 2021).
La expansión reciente de la enseñanza superior brasileña
En el caso brasileño, el carácter inclusivo del sistema educativo tardó en desarrollarse. Las tasas de escolarización superaron a las de analfabetismo sólo a partir de los años 60. Según Durham y Schwartzman (1992), en 1950 la tasa de escolarización de la población era del 36,2% y la tasa nacional de analfabetismo del 50%. En 1960, el analfabetismo se redujo al 39% y la escolarización de 7 a 14 años alcanzó el 45,5% de los niños de esa edad. En 1970, la tasa de escolarización en este grupo de edad era del 67,1% y el analfabetismo del 33%. A partir de 1980, la tasa de matriculación en este grupo de edad alcanzó el 80% de los niños hasta que se generalizó por completo en 1990. Esta situación limitaba mucho la población interesada en los cursos de secundaria y, por lo tanto, en la enseñanza superior.
Aunque hoy sólo un tercio de la población brasileña ha completado una carrera, esta tasa aumenta continuamente a lo largo del siglo XX, especialmente en su segunda mitad[2]. En 1960, sólo era el 1,1%. En 2017, la tasa bruta de la población con un título de educación superior brasileña es del 34,3%. Los períodos de mayor crecimiento de la matriculación se produjeron en los primeros cinco años de la década de 1960 y 2000.
Así, como muchos otros países del mundo, entre 1960 y 1970, en Brasil hubo una primera ola de fuerte crecimiento en la matrícula de las Instituciones de educación superior (IES), con un aumento de 500.000 estudiantes universitarios (Barroso y Mello, 1979; Sampaio, 2014). La primera ola de expansión de la educación superior fue caracterizada por la llegada de las mujeres a la universidad. En general, se concentraron en “carreras de mujeres” como educación, psicología, enfermería, entre otras.
La segunda ola de expansión del acceso a la educación superior brasileña (2000-2015) aumentó el ingreso de jóvenes de familias de menor nivel socioeconómico mientras se mantiene una creciente participación femenina, gracias a un conjunto de dispositivos de política pública destinados a democratizar la educación superior brasileña con efectos sobre la población que van mucho más allá de la dimensión económica y la inserción en el mercado laboral[3]. Según el Censo Brasileño de Educación Superior, en 1980, Brasil tenía casi un millón y medio de estudiantes universitarios en instituciones de educación superior pública y privada. Veinte años más tarde, en el año 2000, había algo más de 2 millones de matriculados en la enseñanza superior pública y privada.
| Público | Privado | |
| 1930 | 56,3% | 43,7% |
| 1945 | 51,6% | 48,4% |
| 1960 | 58,6% | 41,4% |
| 1970 | 49,5% | 50,5% |
| 1980 | 35,7% | 64,3% |
| 1990 | 37,6% | 62,4% |
| 2000 | 32,9% | 67,1% |
| 2010 | 26,8% | 73,2% |
La evolución de las matriculaciones en la enseñanza superior pública y privada desde 1930 hasta 2010 ilustra la situación actual de predominio del sector privado. Hasta 1960, predominaba la matrícula de las IES públicas, aunque el sector privado representaba el 41,4%. Tras los 20 años de dictadura militar en el país (1964 a 1984), esta relación se invierte. La gran expansión de la educación superior brasileña en los años siguientes se produjo, sobre todo, a través del acceso a las IES privadas. En 2019, los estudiantes de educación superior ascienden a 6,5 millones, de los cuales el 75,8% están matriculados en la educación superior privada y el 24,2% en las universidades públicas del país.
Sin embargo, para que las aspiraciones educativas de los estudiantes incluyeran el acceso a la universidad, debía generalizarse el acceso a la enseñanza secundaria, muy selectiva durante muchos años y prácticamente monopolizada por los centros educativos privados, mantenidos mediante el cobro de cuotas mensuales bajo la responsabilidad de las familias y los jóvenes[4].
La generalización del acceso a la escuela secundaria recién se produjo en Brasil en la década de 1990, como resultado de las políticas educativas del período de apertura (1982) rumbo a la democracia en el país (1985), a través de las cuales se intentó reducir la deserción escolar. Hasta entonces, había dos problemas distintos en ese momento, el acceso a la escuela, sobre todo en las pequeñas ciudades y en las grandes zonas rurales, y luego los que lograban entrar en la escuela se enfrentaban a múltiples reprobaciones que generalmente los desalentaban a seguir en la escuela. Gracias a las políticas iniciadas en la década de 1980 para reducir la repetición en la escuela primaria, el número de jóvenes que pueden acceder a la escuela secundaria aumentó a partir de los años de 1990 (Gráfico 1).

A pesar de las numerosas diferencias regionales del país, los niveles de escolaridad han aumentado en todos los Estados de la federación. Un ejemplo puede ser el hecho de que las matrículas en el estado de São Paulo, el más rico del país, son de 73%, frente a los 56,9% en Brasil.
Dada la escasez de plazas en la enseñanza superior pública del país y la competitividad de los exámenes escolares, la iniciativa privada encontró un terreno fértil en Brasil. Como muestra el estudio La privatización educativa en América Latina (Verger, Moschetti y Fontdevilla, 2017), el crecimiento de la educación superior privada ha sido relevante en toda América Latina, con importantes variaciones. En el caso brasileño, los autores destacan que los altos niveles de descentralización administrativa dieron lugar al surgimiento de la educación privada precisamente en aquellos estados y municipios en los que el Estado tenía menos capacidad para realizar las inversiones públicas necesarias. En este sentido, los datos de acceso a la educación superior convergen con lo que proponen Verger, Moschetti y Fontdevilla (2017) y que se puede observar con las estadísticas públicas en el Gráfico 2.

El gráfico 2 muestra cómo las regiones económicamente más ricas tienen tasas mucho más altas que las regiones del norte y del noreste. La investigación realizada por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) describe bien la segunda ola de crecimiento de la educación superior, entre 2000 y 2010 (Corbucci, 2014) cuando la proporción de jóvenes matriculados en el país, entre 18 y 24 años de edad, aumentó del 9,1% al 18,7%. Si en 2014 hay una tasa neta de matriculación en la educación superior de 17,6%, cuando observamos las mismas tasas por estados de la federación vemos mejor las variaciones de norte a sur del país.
Perfil social de los estudiantes
Sabemos que las posibilidades de que un joven obtenga un título de educación superior en todos los países del mundo están asociadas, en diferentes intensidades, con la situación socioeconómica de sus familias, tal como lo revelan los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la bibliografía sobre el tema (Baudelot y Establet, 2009; Panayotopoulos, Lebaron y Perosa, 2021). En Brasil, no podría ser diferente. Las familias que reciben un salario mínimo representan el 12% de los estudiantes de enseñanza superior, mientras que las familias que reciben más de 5 salarios mínimos ascienden al 53%. Entre los jóvenes de 18 a 24 años de edad de las familias del quintil de ingresos más alto, las tasas de acceso son cercanas a las de los países de la OCDE.
Los datos actualmente disponibles para medir las posiciones sociales de los estudiantes están lejos de ser precisos. Lo más probable es que entre los hogares cuyos adultos son empleados de alto nivel, profesionales liberales y grandes propietarios en la industria y el comercio, las tasas de matriculación en la enseñanza superior en los estratos de ingresos más altos sean, incluso, más altas.
![Tasa neta de asistencia a la educación superior, según las bandas de ingreso per cápita del hogar (2010)[5]](../403068897007_gf4.png)
Sin embargo, cabe señalar que hay un porcentaje importante de familias con hijos en la enseñanza superior con ingresos medios, entre 2 y 5 salarios mínimos (entre 530 y 1.306 dólares) que fue el segmento de la población que más se benefició de la segunda oleada de expansión del acceso a la educación superior, sobre todo desde la década de 2000. Este crecimiento siguió una tendencia ya presente en la primera oleada de la década de 1960, de aumento de la demanda de educación superior provocada por los sectores medios urbanos, con el objetivo, especialmente, de entrar o ascender en las burocracias públicas y privadas a través de la obtención de un título de educación superior (Neves y Martins, 2016; Durham, 2005; Cunha, 1975).
La década de 2000 y 2010 se caracterizó por la introducción de dispositivos de política pública sin precedentes para ampliar el acceso de los grupos populares a la educación superior. Una innovación importante fue la implantación del Sistema Único de Selección (Sisu) dirigido a las IES públicas federales[6].
Esto ocurrió en las universidades públicas federales, con políticas de discriminación positiva, como la Ley de Cuotas (2012), que reserva el 50% de las plazas en las universidades federales para estudiantes procedentes de escuelas públicas. La llamada Ley de Cuotas, sancionada bajo el gobierno de Dilma Roussef en 2012, pretendía garantizar una mayor equidad en el acceso a la educación superior en las universidades federales brasileñas. Ante la constatación estadística de que el 20% de la población escolar de la enseñanza secundaria privada ocupaba más del 60% de las plazas en las universidades públicas, la actual Ley de Cuotas se diseñó combinando tres criterios: la procedencia escolar de la enseñanza secundaria (pública o privada), el nivel socioeconómico de los alumnos y, en tercer lugar, el color de la piel autodeclarado en los exámenes de acceso, en particular el Examen Nacional de Bachillerato (ENEM). Una política educativa que efectivamente viene promoviendo una recomposición del origen social del alumnado sin precedentes, especialmente en las universidades públicas brasileñas. La enseñanza superior privada no está obligada a aplicar la Ley de Cuotas. Sin embargo, las conquistas en el ámbito de las universidades públicas encuentran eco en los movimientos sociales de jóvenes que fomentan la introducción de mecanismos de discriminación positiva.
A pesar del debate en la comunidad académica y los medios de comunicación y de sus implicaciones políticas, los datos estadísticos y la literatura del período revelan que fue a través de las IES privadas, gracias a un fuerte programa de subsidios estatales, que se amplió el acceso a la educación en el país. En 2000 y 2010, el Programa Universidad para Todos (ProUni)[7] y el Fondo de Financiación Estudiantil para la Educación Superior (FIES)[8] asignaron recursos públicos a la educación superior privada (Corbucci, 2014; Ikuta y Barreyro, 2021). Hoy en día, la mayor parte del aumento de la matrícula en la educación superior brasileña se debe a la educación superior privada.
Para Verger, Moschetti y Fontdevilla, (2017), el surgimiento de una nueva clase media en la década de 2000 y una serie de iniciativas federales que subsidian el crecimiento de la educación privada superior en los años 1990, 2000 y 2010 favorecieron el aumento de la demanda de educación superior. Muy discutida en términos conceptuales (Pochman, 2012), esta "nueva clase media" surge como resultado del control de la inflación en los años 90, del crecimiento económico de la década de 2000 y de una política de aumento del salario mínimo (Carvalho, 2018). Es para este público, con un capital escolar a menudo modesto e insuficiente para superar las pruebas selectivas de acceso a la enseñanza superior pública[9], que el sector privado de la enseñanza superior ha crecido en este período, beneficiándose de un amplio programa de subvenciones estatales a las instituciones privadas de enseñanza superior del país, como el ProUni y FIES.
El acceso a la educación superior pública brasileña, al contrario de lo que ocurre en Argentina o Francia, se realiza a través de exámenes de selección muy competitivos. La adquisición de capital escolar y la preparación para la aprobación en los exámenes depende directamente del volumen de capital económico de las familias. Antes de la adopción de políticas de discriminación positiva en 2012, más del 60% de los estudiantes de las universidades públicas procedían de los centros de enseñanza primaria y secundaria privados, siendo que la representación de los estudiantes privados en la población escolar secundaria es de aproximadamente 20% (Perosa y Costa, 2015).
Las universidades públicas son, globalmente, el polo más prestigioso de la educación superior brasileña y en su interior, están sobrerrepresentados estudiantes provenientes de escuelas secundarias privadas, de familias con mayores ingresos y blancas. La masa de la población en la educación superior brasileña se encuentra en el sector privado de la educación superior, como lo demuestran las estadísticas públicas disponibles. Ni siquiera la ampliación del número de plazas con la creación de nuevas universidades públicas, muchas de ellas en regiones pobres del Brasil que nunca habían tenido una instalación pública de este tipo, fueron suficientes para democratizar el acceso a las universidades públicas (Perosa y Costa, 2015). Hubo que esperar a la introducción de la Ley de Cotas en 2012 para que las universidades públicas hayan alcanzado el 50% de sus alumnos procedentes de centros públicos en la secundaria y primaria.
Sabemos que el simple acceso generalizado a la educación produce una traducción de las desigualdades sociales hacia el interior de los sistemas educativos (Bourdieu y Passeron, 1964). Los jóvenes de origen social más modesto pueden tener un nivel educativo superior al de sus padres, pero la diferencia entre ellos y los jóvenes de origen social privilegiado puede seguir siendo enorme. La democratización cualitativa presupone, precisamente, la reducción de estas diferencias (Garcia y Poupeau, 2003).
¿Una nueva segmentación? La educación presencial y a distancia
Si la matrícula en la enseñanza superior brasileña creció fuertemente a partir de la década de 2000 se debió a esta combinación de medidas que incluían el aumento del número de centros educativos públicos y privados y una política de concesión de fuertes subvenciones estatales al sector privado, que multiplicó la matrícula en la enseñanza en su conjunto y especialmente en el sector privado. Paralelamente al crecimiento de las matrículas en la enseñanza superior, ha aumentado progresivamente la enseñanza a distancia, una modalidad desarrollada principalmente en el sector privado.
A diferencia de lo que ocurrió abruptamente en 2020, cuando la epidemia de SARS-CoV-2 llevó a las universidades públicas a adoptar la enseñanza a distancia, esa fue una modalidad de enseñanza desarrollada en el sector privado de la enseñanza superior para reducir los costes con el pago de los profesores, maximizar los beneficios o incluso hacer viable el mantenimiento de algunos centros privados de enseñanza superior. No cabe duda que hasta el 2019, la modalidad de enseñanza presencial del 65% predominaba en el país en la educación superior pública y privada. Sin embargo, la enseñanza a distancia ya representaba el 33% de las inscripciones en el sector privado.
Si observamos los datos del Censo Brasileño de Educación Superior (INEP, 2017 a 2019), encontramos varias evidencias del público socialmente diferenciado que accede a la educación presencial y a distancia tal y como estaba configurada a finales de 2019, antes por lo tanto de la pandemia de COVID-19.
Los títulos más solicitados en la educación a distancia son las licenciaturas. La licenciatura, en Brasil, es un título específico para quienes deseen ser profesores. Otras profesiones en Brasil acceden al título de Bacharel. Esta demanda de formación del profesorado acompaña a la expansión del sistema educativo brasileño, que ha ido creciendo desde las últimas décadas del siglo XX (Hasenbalg y Silva, 2003). Recientemente, la titulación superior de los profesores de primaria y secundaria se convirtió en un requisito mínimo en las políticas educativas destinadas a mejorar la formación de los docentes y requiere una educación superior, el diploma de licenciatura (Gráfico 4).
El Gráfico 4, disponible en el Censo de Educación Superior (2019), presenta una síntesis esclarecedora sobre un conjunto mayor de características sociales de los egresados que permiten ir más allá del origen escolar y del nivel socioeconómico de los estudiantes. Esto pone de manifiesto hasta qué punto el crecimiento de la matrícula en la enseñanza superior brasileña es un fenómeno estrechamente relacionado con el aumento de la escolarización femenina y la ampliación de la enseñanza que exige la reciente expansión de los sistemas educativos en el país.

Se podría pensar que la educación a distancia responde a la necesidad de los profesores de obtener un título de educación superior para poder permanecer en la profesión docente e, incluso, para avanzar en sus carreras. Otras características de los estudiantes en las modalidades presenciales corroboran esta hipótesis. Los estudiantes de educación superior presencial son más jóvenes y buscan el bachillerato predominantemente. En la educación superior privada y a distancia se matriculan estudiantes mayores que buscan principalmente una licenciatura que les permita acceder al magisterio.
No por casualidad, la modalidad de educación a distancia ofrecida por las IES privadas tiende a ser vista en el ámbito educativo brasileño como una educación de nivel inferior a las titulaciones presenciales. Una percepción que puede o no cambiar tras el control total de la pandemia de 2020/2021, cuando todas las instituciones de educación superior comenzaron a ofrecer educación a distancia.
Notas etnográficas sobre las IES privadas
Desde la investigación de campo, las entrevistas y las imágenes de las IES con la comparación sistemática de la génesis y sus propiedades sociales revelan la relativa heterogeneidad de la oferta de enseñanza superior privada. Las imágenes que aparecen a continuación proceden de instituciones privadas de enseñanza superior de São Paulo visitadas durante la investigación de campo. Reflejan las grandes distancias que oponen el universo de los establecimientos privados destinados a las élites y los destinados a los estudiantes trabajadores. También reflejan otras subdivisiones señaladas por la literatura, como las IES que ofrecen cursos tecnológicos, licenciaturas y grados. El cuadro comparativo permite recuperar aspectos decisivos de su historia como el año de fundación, su ubicación en la ciudad y la oferta de cursos con la que iniciaron su actividad.
Para facilitar el estudio comparativo de las diferentes instituciones educativas y escapar a la tentación de pensar en ellas por separado, nos inspiramos en las nociones de espacio social y de campo universitario, tal como las desarrolló Pierre Bourdieu en La Noblesse d'État(1989) y en Homos Academicus (1984). Para el autor, el espacio social y sus diferentes campos pueden ser aprehendidos comparando un conjunto de propiedades relevantes para describir todas las instituciones educativas.
En nuestro caso, la fecha de fundación, ubicación, tipo de carreras, entre otros, son datos que, si se tratan de manera relacional, permiten captar las distancias y proximidades materiales y simbólicas entre ellas. Este procedimiento es de suma importancia, por ejemplo, para comprender por qué el desempeño de los diplomas es desigual. El tipo de institución a la que se accede tiende a producir efectos duraderos en las trayectorias educativas y laborales de los individuos. Desde esta perspectiva sociológica, no basta observar la expansión de la oferta educativa, sino que es necesario pensar en ella como un todo estructurado y jerarquizado. El paso por una u otra institución confieren poder, prestigio y triunfos a los titulares de sus diplomas o a la inversa, pueden conferir diplomas devaluados. Los diplomas devaluados constituyen una de las contradicciones de la expansión educativa, lo que Bourdieu (1993) llamaba los “excluidos del interior”.
Entre las siete entrevistas realizadas, tres de ellas tuvieron lugar en el contexto de la megalópolis de São Paulo (12.325.232 habitantes) y otras cuatro, en ciudades más pequeñas. Seleccionamos Aracajú - Sergipe, con 664.908 habitantes (3 entrevistas) y Mogi das Cruzes con 450.785 habitantes (1 entrevista).
| IES | Fecha de creación | Ciudad | Localización | Público atendido | Primeros cursos |
| IES 1 | 1.954 | São Paulo | Al lado de la estación de metro | Hijos de profesionales liberales, grandes comerciantes y empresarios. | Administración de Empresas |
| IES 2 | 1.962 | Mogi das Cruzes | Junto a la estación de tren urbano | Estudiantes interesados en ser profesores | Filosofía, ciencia y literatura |
| IES 3 | 1970 | Aracaju | Cerca de las principales avenidas de la ciudad | Estudiantes que trabajan, cursos nocturnos | Ciencias contables, administración de empresas y letras. |
| IES 4 | 1.972 | São Paulo | Al lado de la estación de metro | Estudiantes que trabajan, cursos nocturnos | Administración de Empresas, economía. |
| IES 5 | 1.972 | Aracaju | Cerca de las principales avenidas | Socialmente heterogéneo, de acuerdo con la carrera. | Ciencias Económicas, Administrativas y Contables |
| IES 6 | 1.995 | Aracaju | Cerca de la terminal de autobuses | Estudiantes interesados en ser profesores | Pedagogía |
| IES 7 | 2.003 | São Paulo | En una gran avenida, pero lejos del metro | Estudiantes que trabajan, cursos nocturnos | Sistemas de información y redes informáticas |
La fecha de creación es un criterio de diferenciación fundamental porque podemos identificar en qué contexto socio-histórico han llegado estas instituciones en el campo educacional local. Podemos notar un mayor número de IES a partir de esta primera generación de masificación escolar entre 1960 y 1970. Cuatro instituciones pueden considerarse el fruto de esta “primera generación” de la expansión de la educación superior brasileña (IES 2, 3, 4 y 5). Y tenemos dos IES que representan la segunda generación de la expansión del acceso a la educación superior creadas alrededor del año 2000. La proximidad de las sedes a los medios de transporte público es otra característica común entre ellas. Las imágenes a las que apuntamos durante nuestra visita materializan este perfil de universidad de masas, dirigido a los grupos intermedios de la demanda de educación superior.
El caso de la IES 7 es emblemático de las múltiples formas de segmentación, vertical y horizontal (Ringer, 2003). Está situada en un barrio céntrico, nacida de una pequeña empresa familiar de cursos de informática. Los cursos se imparten exclusivamente en horario nocturno y se dirigen a un público compuesto por hombres jóvenes y trabajadores de clase media baja interesados en los sistemas de información y otros tipos de cursos informáticos. También aquí, al observar los espacios que pudieron ser captados por las imágenes, se nota cómo la forma de organizar los espacios traduce las condiciones de vida de los jóvenes trabajadores que allí estudian.


Al igual que otras IES que integran este estudio, la IES 7 se centra en los estudiantes de turno noche. El predominio de los cursos de tecnología de la información (TI) ayuda a explicar el número de motocicletas estacionadas frente al colegio. Los estudiantes llegan poco antes de las 19 horas, en la entrada pueden comer los bocadillos vendidos por los vendedores ambulantes o comer algo en la cafetería diseñada para una comida rápida.
El caso de la IES 4 también es interesante. Al igual que en la IES 7, la gran mayoría de los cursos funcionan de noche, con la excepción de los cursos de salud (medicina, veterinaria, fisioterapia, etcétera) que se imparten a tiempo completo (mañana y tarde). De manera muy convergente con la historia de la mayoría de las IES que integran este estudio nació como una empresa familiar. Hoy en día, cuenta con más de 50.000 estudiantes porque fue "incorporada" en 2012 por un gran grupo del sector educativo, una universidad privada que gracias a su crecimiento ha ido comprando otras instituciones. Después de la fusión de las empresas, la IES 4 mantiene el mismo nombre desde que pasó de la universidad en 1994. Mantuvo los mismos cursos y creó otros nuevos siguiendo las directrices de la nueva empresa y se centró igualmente en el mismo público, formado por estudiantes-trabajadores, siendo el perfil del estudiante diferente sólo en el curso médico, principalmente, dado el alto valor de la cuota mensual. Como en el resto de las entrevistas de las IES, con la excepción de la IES 1, todos estos colegios y universidades sobreviven gracias a un sistema de préstamos para el pago de las tasas de matrícula. De hecho, como nos explicó el gerente entrevistado, hace cuarenta años en la IES 4, este sistema incluye los programas estatales de crédito estudiantil y un programa de becas institucionales.




Las fotografías anteriores, tomadas durante el trabajo de campo, sacan a la luz el espacio de una gran universidad privada de São Paulo, situada en las proximidades de una estación de metro. Desde los torniquetes de entrada, hasta las amplias rampas, pasando por el público mayoritariamente femenino y a veces de edad avanzada, son preciosas pistas sobre las características sociales del público atendido. La presencia de una agencia privada de préstamos financieros en el lobby de las IES sugiere el progresivo paso a manos de instituciones del sector financiero del control de los préstamos universitarios y el debilitamiento de FIES y ProUni en los últimos años.
El predominio de los cursos nocturnos, incluso en la educación presencial, sugiere que una parte expresiva de los jóvenes brasileños, en las modalidades de educación presencial o a distancia, acceden a la educación superior como “estudiantes trabajadores” (Bourdieu, 2003). Esto sugiere la importancia de los estudios que tratan de arrojar luz sobre las condiciones de vida de los estudiantes, las condiciones de estudio, la relación con el tiempo, aspectos que aún no han sido suficientemente explorados por la literatura nacional e incluso internacional (Grignon, 2000).
Para finalizar
Este artículo trató de la diversidad social de la oferta educativa privada brasileña. Analizamos dos olas de expansión del acceso a la educación superior que ocurrieron en la segunda mitad del siglo XX. Entre 1960 y 1970, la primera ola tuvo como característica principal el acceso más amplio de las mujeres a la educación superior, especialmente las que terminaran la secundaria. La primera ola representó una expansión del acceso sin alterar sustancialmente las posibilidades de acceso para los jóvenes de clases populares.
En la segunda ola se puede hablar de una mayor democratización (1990-2017) haciendo que la posibilidad de acceso a la educación superior sea mucho más factible para sectores mucho más amplios de la sociedad gracias a los mecanismos institucionales de las políticas públicas destinadas a contrarrestar el elitismo de la población en la enseñanza superior. Buscamos explorar hasta qué punto la difusión del acceso a la educación superior brasileña en los últimos años ha contribuido efectivamente a reducir las distancias entre las trayectorias escolares.
Una posible lectura de la relación entre la educación y las desigualdades sociales es que la primera siempre contribuye a la reproducción de las segundas, sin cesar, sin fisuras y sin contradicciones. En este estudio, pretendimos explorar la inercia, pero también las paradojas y contradicciones de este proceso continuo.
En este sentido, el concepto de segmentación de los sistemas educativos de Fritz Ringer (2003) es especialmente útil para pensar no sólo en las divisiones más evidentes de la orientación dentro de los sistemas educativos, sino también en otras formas de segmentación que se recrean históricamente en diferentes contextos nacionales. La subdivisión entre estudiantes nocturnos y diurnos es una de ellas. Más recientemente, las diferencias entre los alumnos y los planes de estudio de los estudiantes en los cursos sin contacto físico constituyeron otra importante subdivisión en el caso brasileño, mucho antes de la pandemia de COVID-19.
Se puede notar que la educación superior brasileña está marcada por paradojas derivadas del capitalismo neoliberal que impone accesos desiguales según la renta y los tipos de escolaridad y regionalidad. Estas cuestiones muestran paradojas que exigen de los estudiosos en educación y de los gobernantes revisar permanentemente el sistema educativo para que no haya más ofertas educativas de primera y de segunda línea. El tema de la educación superior en Brasil muestra una importante ampliación de acceso, pero de lejos eso indica disminución de las distinciones que separan ricos y pobres, hombres y mujeres, entre otros.
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Notas