Resumen: El artículo estudia la gestión de las materias primas para fabricar herramientas que, junto a la tecnología lítica y los asentamientos, permiten conocer las estrategias de subsistencias de comunidades arcaicas en el río Chucurí, Santander, Colombia. Se aplicaron técnicas fisicoquímicas (DRX) para valorar los atributos naturales de la materia primas y su expresión en las herramientas, con el propósito de ampliar las clasificaciones morfo-técnicas arqueológicas en el contexto de la tecnología lítica del Arcaico, y lograr una comprensión de la ubicación funcional de los asentamientos en un territorio y su relación con las materias primas. Se concluye que los sitios residenciales y las zonas de extracción de materias primas, en el marco del poblamiento y las estrategias económicas, están en concordancia con las estrategias de supervivencia material y social de estas comunidades, las cuales se centraron en la gestión de recursos locales.
Palabras claves: Arqueología colombianaArqueología colombiana,excavación arqueológicaexcavación arqueológica,tecnología líticatecnología lítica,geoquímicageoquímica,Prehistoria de SuraméricaPrehistoria de Suramérica.
Abstract: The article studies the management of raw materials to manufacture tools that, together with lithic technology and settlements, allow us to know the subsistence strategies of archaic communities in the Chucurí River, Santander, Colombia. Physical-chemical techniques (DRX) were applied to assess the natural attributes of the raw materials and their expression in the tools, with the purpose of expanding the archaeological morphological-technical classification in the context of the archaic lithic technology, and to achieve an understanding of the functional location of settlements in a territory and its relationship with raw materials. It is established that the residential sites and the areas of extraction of raw materials, in the context of settlement and economic strategies, are in agreement with material and social survival strategies focused on the management of local resources of these communities.
Keywords: Colombian Archeology, Archaic, Lithic Technology, Geochemistry, Geoarcheology, Prehistory of South America.
Resumo: O artigo estuda a gestão das matérias-primas para fabricar ferramentas que, junto a tecnologia lítica e os assentamentos, permitem conhecer as estratégias de sobrevivência de comunidades antigas no Rio Chucurí, Santander, Colômbia. Foram aplicadas técnicas físico-químicas (DRX) para avaliar os atributos naturais das matérias primas e sua expressão nas ferramentas, com o propósito de ampliar as classificações morfológico-técnicas arqueológicas no contexto da tecnologia lítica do Arcaico, e conseguir uma compreensão da localização funcional dos assentamentos em um território e sua relação com as matérias primas. Conclui-se que os espaços residenciais e as zonas de extração de matérias primas, no contexto do povoamento e das estratégias econômicas, estão de acordo com as estratégias de sobrevivência material e social centradas na gestão de recursos locais destas comunidades.
Palavras-chave: Arqueologia colombiana, arcaica, tecnologia lítica, geoquímica, geo-arqueologia. Pré-história da América do Sul..
Artículos de Investigación Científica
Cazadores recolectores del periodo Arcaico en el valle del río Chucurí, nororiente de Colombia: Asentamientos y explotación de materias primas
Hunters of the Archaic Period in the Chucuri Valley, Northeast of Colombia: Settlements and Exploitation of Raw Materials
Caçadores do período arcaico no Vale do rio Chucuri, nordeste da Colômbia: assentamentos e exploração de matérias-primas
Recepción: 16 Agosto 2017
Aprobación: 03 Noviembre 2017
Los distintos enfoques arqueológicos que explican los procesos sociales en el pasado, en el actual territorio Colombiano, han partido de la idea de una secuencia cultural que grosso modo abarca cuatro etapas de desarrollo: Cazadores recolectores o paleoindio; Arcaico, Formativo y Cacicazgos. A la luz del desarrollo teórico actual y de la nueva documentación proveniente del registro arqueológico, es claro que este esquema de evolución no obliga a pensar que todas las sociedades hayan seguido una única línea secuencial evolutiva, es decir, pasando por cada una de estas etapas, en función de su nivel de progreso tecnológico. Por el contrario, se ha documentado que hay expresiones de modos de vida similares, que no son coetáneas cronológicamente y que no corresponden a la misma forma de desarrollo social. En este orden de ideas, en los dos primeros periodos, se trata de sociedades cazadoras recolectoras en diferentes estadios de desarrollo social; siendo el periodo paleoindio el más antiguo, consensuado por los especialistas entre 15.000 y el 10.000 B.P. .
El hallazgo de puntas de proyectil de tipo acanalado y lanceolado o foliáceo, con retoques bien definidos y a veces con evidencias de talla por presión, ha permitido definir los poblamientos tempranos en América, como la cultura Clovis, cuya cronología se ha concertado entre especialistas, alrededor de 16.000 B.P. En Colombia, el poblamiento temprano se considera bajo el concepto de paleoindio , cuyo contenido morfo-tecnológico, es distinto a la tecnología Clovis.
Desde 1960, y por varias décadas, la tecnología acanalada del paleoindio se convirtió en el marcador fósil para determinar culturas arqueológicas . En este contexto, el término paleoindio se movió en el terreno de las hipótesis y de las probabilidades de acuerdo con determinados datos que relacionan herramientas líticas con recursos óseos de animales extintos del Cuaternario, con lo cual, sobre este periodo, se generó un discurso que recogió la idea de grupos nómadas que tuvieron distintas estrategias de subsistencia (caza, recolección, pesca etc.) y que en algunos casos tuvieron tecnología especializada para cazar mega-fauna. Es claro que, ante la escasez documental del registro arqueológico, la tecnología lítica y sus productos expresados en las herramientas líticas, se convierten en la llave para plantear cómo llegaron los primeros pobladores a Suramérica .
Inicialmente, para afrontar la búsqueda de explicaciones del poblamiento temprano en Colombia, se acogió el modelo paleoindio, ponderando y dándole predilección a los sitios tipo estaciones de caza (preferiblemente de megafauna) y considerando otras estrategias adaptativas que implicó el uso de alimentos variados y generalizados; pero siempre ponderando el hallazgo de puntas de proyectil, como expresión de caza especializada y de culturas paleoindias. Para abordar el conjunto de rasgos culturales, las formas de subsistencia (estrategias de adaptación) y los tipos de tecnologías líticas que portaron las comunidades cazadoras recolectoras temprana, el más importante camino analítico se centró en las herramientas líticas y su contexto de asociación con restos óseos de animales, dando como resultado, una clasificación funcional cuya base fue la forma del instrumento y los rasgos morfo-técnicos, de donde se dedujo su más probable función. Esta línea de análisis fue una guía para todo el país, cuya mayor expresión fue la Sabana de Bogotá, en donde se determinaron dos industrias líticas con sus respectivas técnicas de extracción, la tequendamiense y la abiense.
El tema de los primeros pobladores amerindios en Colombia ha sido influenciado en gran medida por los hallazgos reportados en la actual Sabana de Bogotá , en donde se destacó la clase Tequendamiense, que según la descripción morfológica se puede considerar como una tecnología característica de los cazadores recolectores tempranos del Norte de Suramérica, aceptando que practicaron una “economía predadora” , lo que implicaba una constante movilidad humana en torno a los recursos y por lo tanto se ajustaron a una dependencia estructural al medio natural, practicando la migración constante, ante las necesidades objetivas de supervivencia en el periodo Pleistoceno-Holoceno , asociada a cambios climáticos significativos, que propiciaron el movimiento de vegetación de tierras cálidas a páramos y favoreciendo el desplazamiento de mega fauna y de pobladores amerindios tempranos del valle del río Magdalena hacia la Cordillera Oriental . También, se hallaron sitios de cazadores tempranos, con presencia de diferentes herramientas y/o ausencia de mega-fauna, lo que hace pensar en diversas estrategias de subsistencia y distintos desarrollos tecnológicos” .
La técnica tequendamiense, exigió gestionar una materia prima de alta calidad, como el chert rojo, amarillo y negro y previamente preparar una plataforma de percusión para fabricar las herramientas, y mediante retoque, definir los filos de uso expresado en un esmerado terminado. Mediante el uso de esta técnica, se logró una significativa estandarización técnica, produciendo una gran cantidad de detritus como indicador del agotamiento máximo de la materia prima y la expresión de distintos tipos de lascas y pequeñas láminas. Y, en la técnica opuesta, la abriense, no se preparó una plataforma de percusión y la extracción se hizo directamente sobre el núcleo y luego, se adecuaron los filos de las herramientas, mediante percusión directa sobre el borde elegido para ser usado. Mediante el uso de esta técnica, varios de los instrumentos no fueron retocaron y se usaron directamente, sobresaliendo distintas clases de herramientas como: lascas, raspadores (laterales y circulares) y raederas .
Pese a las limitaciones del término paleoindio para explicar las variadas estrategias de adaptación y los cambios tecno-sociales, es importante resaltar que parte de su base documental del material lítico y su contexto asociado a restos de fauna, permite utilizarlo para lograr una primera aproximación a los modos de vida de las comunidades del periodo de los cazadores recolectores, ya que, gracias al paleoindio, hoy contamos con significativas evidencias de presencia humana en épocas antiguas y fechas tempranas como el Abra, 12.460 ± 160 años B.P ; Tequendama I, fechada entre
12.500 y 10.920 ± 260 BP y Tibitó, con presencia de material lítico y restos óseos de mastodonte, caballo americano y venado y fechado en 11.740 ± 110 años BP. En el Magdalena Medio, la presencia humana temprana tiene una secuencia cronológica comprendida entre 10.400 y 8.000 BP, con presencia tecnología bifacial asociada a restos óseos de fauna menor .
Desde la década de los 90, el modelo paleoindio, se sometió a fuertes cuestionamientos, por la escasa documentación estratigráfica y cronológica, por la formulación de nuevas preguntas sobre el poblamiento temprano, por la aparición de nuevas tecnologías líticas en varios lugares de la geografía Suraméricana y, específicamente, en Colombia por la evidencia de nuevas respuestas de subsistencia en las tres cordilleras, la región amazónica y el valle del río Magdalena, y cuya variedad ecológica y tecno-social, ha llevado a considerar diferentes formas de adaptación que exigieron cambios en las formas de clasificar la tecnología lítica.
En un contexto geográfico cultural prehistórico amplio, las industrias líticas abriense y tequendamiense de la Sabana de Bogotá y el usos de sus sendas tecnologías-técnicas líticas, han suscitado polémicas que han propiciado nuevos aportes y temáticas de investigación macro-regional, pues para el caso de la tradición tecnológica abriense, se consideró que trabajaron materiales locales y para la tequendamiense, implicó el uso de materias primas del Magdalena Medio, lo que vuelve a poner sobre el tapete, el poblamiento temprano en Colombia y el alcance de la economía depredadora de comunidades cazadoras recolectoras, al reestudiar estos materiales líticos, replantear la clasificación de dichas técnicas a partir de los gestos técnicos de las cadenas operativas de fabricación y el análisis traceológico, lo que reúne en nuevas observaciones a los trabajos de la Sabana y el valle del Magdalena.
A partir de los trabajos realizados en la Sabana de Bogotá y el Magdalena Medio, hoy día se reviven las polémicas, al ponerse en duda las diferencias tecnológicas en ambas tradiciones y sí corresponden a un mismo o a diferentes grupos humanos de cazadores recolectores; polémica que se acrecienta por la proximidad cronológica y espacial. Sin embargo, Correal, apoyado en el material lítico, en un esbozo traceológicos y en restos de fauna, consideró que los sitios de la Sabana (12.400-10.000 B.P) asociados a las clases abriense y tequendamiense, estuvieron relacionados con actividades cinegéticas , sin especificar el tipo de caza para cada tecnología lítica. Esta polémica tangencialmente declarada se acrecentó con Nieuwenhuis (2002), quien analizó materiales líticos de la Sabana e hizo estudios traceológicos, considerando que el abriense corresponde a una tecnología expedita (Nieuwenhuis, 2002) que no puede descartarse de que sea extendida también a la técnica tequendamiense, lo que implica la gestión de un amplio espectro de acciones productivas sobre los recursos, que incluye actividades y funciones sociales, destinadas a la obtención de alimentos a partir de la magafauna, la fauna menor y las plantas, lo que implicaría una combinación muy lógica de acciones cinegéticas con la experimentación de plantas.
En la zona del Magdalena Medio se han registrado numerosos sitios de comunidades cazadoras recolectoras, cuya cronología grosso modo abarca el lapso desde 10.400 al 7.500 BP. , lo que confirmaría que fue uno de los principales corredores es por donde se trasladaron los grupos humanos prehistóricos en dirección a los valles y las cordilleras colombianas. La tecnología lítica, sobresale por la preferencia de materia prima de alta calidad, para prepararla y reducirla, logrando herramientas unifaciales en las cuales sobresalen las lascas y los raspadores plano-convexos y herramientas bifaciales, sobresaliendo las puntas de proyectil y las hachas . Estos artefactos han sido analizados en sus huellas de uso (análisis funcional o traceológico) y ha llevado a plantear que las puntas fueron utilizadas para cazar, pescar fauna acuática y procesar la carne y la piel de distintos animales capturados y los raspadores se asociaron a actividades productivas sobre piel . Y, que según otros, lleva a pensar a que se movieron bajo una economía de amplio espectro, a partir del uso de un ecotono ribereño, representado en las tierras bajas del Magdalena y en lagunas cercanas .
En otra arista de esta discusión sobre el poblamiento temprano en Colombia, no hacen alusión expresa a quienes fueron los pobladores tempranos, pues la mayoría de autores se abstienen de entrar en la problemática arqueológica americana de la cultura clovis. Para el caso de la Sabana de Bogotá, las tradiciones tecnológicas abriense y tequendamiense no son incorporadas a una tecnología tipo Clovis, en la que sobresalen los asentamientos de poca permanencia (episodios de poco tiempo) y las puntas con acanaladura y que para el caso de Bogotá están ausentes y por el contario, corresponde a asentamientos no episódicos, tanto en campo abierto y en abrigos sobresalen por la alta frecuencia de artefactos unifaciales y de mucho menor presencia, los bifaciales. Para el Magdalena Medio, se ha formulado una probable asociación tecnológica entre las tradiciones líticas del Magdalena -puntas de proyectil y talla por presión- y grupos clovis, cuya debilidad asociativa está en la cronología, la ausencia de puntas acanaladas y de magafauna, aspectos claves para considerar la cultura Clovis.
Estos hallazgos han generado un nuevo escenario investigativo, respaldando la idea de los distintos focos de poblamiento temprano asociados a diferentes procesos de adaptación regional . Es precisamente en este nuevo escenario de la arqueología de cazadores recolectores prehistóricos, en donde toma gran importancia los trabajos en la zona de transición entre la montaña santandereana y Magdalena Medio Santandereano-Antioqueño, lo cual se suma a nuevas evidencias de sociedades cazadoras recolectoras prehistóricas de áreas húmedas como la región Amazónica, regiones secas de las cordilleras Central, Oriental y Occidental, el altiplano caucanonariñense, el valle del río Cauca y nuevos sitios de la Sabana de Bogotá , la región Calima, el Cauca y en especial el Magdalena Medio Santandereano y Antioqueño , en tanto que, aparecen respuestas tecnológicas comunes asociadas a distintos tipos de adaptación principalmente basados en una economía variada y por consiguiente con una sistemática tecnológica distinta a la llamada cultura peleoindia o diferentes a las evidencias líticas de la Sabana de Bogotá, asumidas como referentes tecnológicos de cazadores recolectores prehistóricos generalizados para todo el país.
En el Magdalena Medio Santandereano se han reportado sitios a campo abierto con presencia de tecnología lítica tempranos (lascas y artefactos unifaciales y bifaciales) y ocasionalmente, asociados con puntas pedunculadas, cuya cronología corresponde a 10.400 A.P. También se registra la presencia de talleres y campamentos abiertos de comunidades cazadoras recolectoras prehistóricas, respaldada por estratigrafía y cronología absoluta reportada en Puerto Berrio, Antioquia. Estos sitios están asociados a golpeadores, choppers, lascas, raspadores y puntas de proyectil de forma triangular y foliácea y con pedúnculo; sobresaliendo la presencia de raspadores plano-convexos, puntas de proyectil del tipo triangulares pedunculadas y lascas de adelgazamiento, tecnología lítica que indica una gran especialización y cuyo lapso temporal está comprendido entre 5.980 B.P y 3.130 A.P, y que también se han detectado en la cuenca media del río Sogamoso .
El período arcaico está definido en el lapso de 10.000-7.000 B.P y corresponde al holoceno, en el cual se presentaron cambios climáticos que afectaron la vida animal y humana en Sur América y, en consecuencia, se alteró la relación de los grupos de cazadores recolectores arcaicos con sus entornos naturales, lo que supone trajo modificaciones en los niveles de adaptación humana . Asimismo, teórica e hipotéticamente se ha planteado, que en el arcaico hubo crecimiento de la población, ocupación de nuevos y diversos territorios (aparecen distintos desarrollos arcaicos que imprimen un cierto regionalismo), nuevas estrategias alimentarias (incluyendo recursos de montaña, bosques, selváticos y lacustres), una importante experimentación con plantas que termina en el desarrollo de los primeros cultivos y que se expresa también en las modificaciones tecnológicas y la presencia de nuevas tecnologías en el material lítico. Este regionalismo va a traer consecuencias específicas en varias partes del país, al desarrollarse el periodo siguiente, esto es el formativo, que en algunos casos es muy temprano y se traslapa cronológicamente con el arcaico, como en el caso de las zonas bajas de la Costa Atlántica . Esto significa que en muchas partes de la geografía colombiana (especialmente la montaña) seguían existiendo cazadores recolectores arcaicos, mientras que en el litoral caribeño, el advenimiento de la etapa formativa-agrícola ya se había iniciado desde aproximadamente el 6.000 B.P, cuyas estrategias adaptativas eran completamente diferentes a los grupos arcaicos, ya que se ubicaron en sitios cercanos a estuarios, lagunas, quebradas, ríos, bosques, sabanas cálidas y frías (Bogotá) y en zonas selváticas , lo que marcaría una historia social temprana inscrita en los desarrollos regionales desiguales.
En el periodo arcaico, los grupos de cazadores además de su expansión por la geografía cordillerana y la Amazonía , continuaron con la experiencia tecnológica anterior, pero a su vez, introdujeron cambios y portaron una tecnología lítica con rasgos muy específicos, que claramente se diferencia de los grupos de cazadores del periodo anterior, pues mantuvieron la continuidad tecnológica, pero introducen tecnologías nuevas asociadas a la gestión de recursos de origen vegetal-bases de molienda, manos de moler, azadas y hachas. También en la región amazónica se han hallado sitios arcaicos y cuya variabilidad y diversidad tecnológica se asocia a respuestas agroecológicas de manejo de bosques, imprimiendo más estabilidad a los asentamientos, a prácticas de subsistencia -incluyendo la práctica del forrajeo- consolidando una demografía del grupo y un mayor alcance de dominio territorial .
En términos tecnológicos hay cambios significativos en términos cuantitativos y cualitativos en la Sabana de Bogotá, pues desaparece la técnica tequendamiense hacia el 10.000 B.P., se extiende la talla por presión y disminuye la presencia de retoques y prosigue la técnica abriense. Estos cambios son asociados a nuevas estrategias de adaptación y a modificaciones en la dieta alimenticia, ya que la cinética especializada de megafauna es sustituida por la caza de venados, roedores, armadillos y la ingesta de moluscos; lo que es de suma importancia pues hacia el 7.000 B.P., hay mayor presencia de martillos con huellas de desgaste, hechos en cantos rodados, que son indicadores de actividades productivas para incorporar semillas y raíces a la dieta .
En el Magdalena Medio prosigue la presencia de puntas de proyectil, raspadores planoconvexos y preformas, que están más relacionados con la técnica tequendamiense, pero que infortunadamente en el Magdalena no hay un respaldo estratigráfico y cronológico, que permita inferir que prosiguió hacia el Arcaico. En Peñones de Bogotá, han registrado una fecha de 5.980 ± 90 BP, asociada a puntas de proyectil, raspador plano-convexo, chopper y desechos de talla lo que parece indicar muy pocos cambios en las estrategias de subsistencia del pleistoceno final, a juzgar por el registro arqueológico, que no presenta cantos y herramientas como yunques .
Además de la Sabana de Bogotá, las principales evidencias reportadas de sociedades arcaicas se ubican en las cordilleras Central, Oriental y la Amazonía. Cerca de Popayán se han reportado sitios datados entre 10.050 ± 100 y 9.530 ± 100 B.P., los cuales están asociados a artefactos retocados unifaciales y bifaciales, y artefactos no retocados con presencia de desgaste por uso . En Porce, Antioquía, se documentaron sitios arcaicos, con fechas entre 9.010 ± 90 y 4.670 ± 60 BP. y con materiales líticos específicos: hachas, base y manos de molienda (modificados mediante uso), herramientas talladas (unifaciales y bifaciales), lascas y desechos de talla. En la región Calima-Darien, Valle del cauca, hay registro de ocupaciones arcaicas fechadas entre 9.760 ± 100 B.P., y 4.090 ± 90 B.P., con material lítico característico: azadas, yunques, machacadores, martillos y lascas .
También en la región amazónica se han hallado sitios arcaicos fechados entre 9.250 ± 140 BP y 8.090 ± 60 BP con presencia de materiales líticos como: instrumentos tallados unifaciales (raspadores, lascas, raederas, choppers, cuñas, taladros y lascas) y modificados por uso: placas de molienda, cantos rodados, yunques, yunques y martillos-golpeadores , sobresaliendo una hacha con escotadura basal . La variabilidad y diversidad tecnológica se asocia a respuestas agroecológicas de manejo de bosques, imprimiendo más estabilidad a los asentamientos, a prácticas de subsistencia -incluyendo la práctica del forrajeo-, consolidando una demografía del grupo y un mayor alcance de dominio territorial . Esta variabilidad tecnológica plantea una estrategia económica de amplio espectro, incluyendo caza, recolección de plantas, semillas, raíces y frutos de palmas y de otras especies silvestres .
La gran diversidad de nuevos hallazgos arcaicos en las tres cordilleras colombianas, ha mostrado dos aspectos importantes: el primero, hubo un pico de la expansión humana a las partes altas de la región andina de Colombia, zona centro y suroeste del país y, dos, que al conjuntar estos hallazgos cordilleranos con las evidencias de la Amazonía, se puede pensar en una gestión exitosa del aprovechamiento de la diversidad ambiental y el justo uso de la experiencia tecnológica (variabilidad tecnológica) para el manejo de recursos de bosques, ictiológicos y de selva, lo que puede indicar que se trata de importantes cambios en las estrategias de subsistencia y que quizá llevó a un incremento paulatino del sedentarismo y una consolidación territorial-regional en el arcaico .
Estos hallazgos han motivado una nueva reflexión teórico-metodológica sobre la producción de las comunidades cazadoras recolectoras prehistóricas, que se aborde a través de la fenomenología arqueológica, abarcando por un lado, el conjunto de materiales líticos, su extracción, aprovisionamiento y transformación mediante la cadena operativa y la gestión del mismo; y por el otro, la distribución espacial de los yacimientos. Esta nueva posibilidad de análisis gira en torno a la identificación petrográfica o mineralógica de los artefactos, en el marco de un estudio integral del aprovisionamiento de materias primas de naturaleza mineral por parte de estas sociedades y por lo cual, se parte del conocimiento del contexto geológico para definir los afloramientos de donde las gentes prehistóricas obtuvieron la materia prima para ser modificada en herramientas. Esto es el paso fundamental para entender el arreglo espacial de los asentamientos, la tecnología lítica y/o cerámica, en el marco de las estrategias generales de supervivencia objetiva y modos de vida prehispánicos.
En síntesis, los puntos clave y neurálgicos para explicar los primeros movimientos de población en el actual territorio colombiano son: ¿quiénes eran en términos sociales y culturales?; ¿cómo se expandieron los primeros cazadores recolectores por el país?; ¿qué estrategias adaptativas y de subsistencia tenían?; ¿qué contactos tuvieron? Estos puntos han suscitado gran polémica por los escasos materiales líticos encontrados en el registro arqueológico, el déficit asociativo a un contexto arqueológico específico y su escasa asociación a restos óseos y el limitado set de fechas de radiocarbono (C14) .
En los estudios del poblamiento prehistórico en el actual territorio colombiano, es escasa la atención para analizar el trabajo de la roca y su modificación cultural como materia prima para fabricar herramientas, en el entendido de que dichas herramientas son productos arqueológicos que resultan de procesos socio/productivos inscritos en determinadas estrategias económicas. En este contexto, la producción lítica se inserta en las estrategias particulares de gestión de los recursos líticos (cuenca río Chucurí) en el entendido de que dichas estrategias están supeditadas a las estrategias generales de supervivencia, que son en últimas las que condicionan las formas de organización de la producción y de la vida social y, por supuesto, de las formas o actividades de trabajo, como mecanismos claves para comprender la gestión de recursos en el marco de la explotación del entorno ambiental.
En este marco de análisis, nuestro trabajo se ha orientado bajo una alianza científica entre geología y arqueología, cuya metodología permitió abordar dos aspectos básicos. Primero, la localización de los asentamientos humanos prehispánicos; y segundo, la localización de yacimientos o de fuentes de abastecimiento de materias primas líticas. Así, cada sitio localizado se fue registrando en un mapa y se iba barriendo un área no mayor a 5 kilómetros, con lo cual se traslapaban los sitios de afloramiento rocoso y los cauces de quebradas y ríos, definiendo espacialmente el área potencial de recursos. En el laboratorio de arqueología, la información obtenida en campo fue contrastada con mapas del IGAC (escala 1:25.000). De los materiales recolectados en campo se tomó una muestra de rocas de cada área potencial de recursos líticos, separando según se tratara de materia prima extraída de los afloramientos naturales o de la recolección de cuerpos de agua aledaños, al sitio arqueológico para estudiar sus propiedades naturales a través de técnicas y métodos geológicos y fisicoquímicos.
Esta alianza arqueología-geología, permitió investigar sistemáticamente el conjunto de problemas involucrados en la gestión de recursos líticos tales como: las fuentes de origen de la materia prima, el posicionamiento de un territorio, la permanencia en un territorio, la gestión de los recursos abióticos y la transformación de la materia prima a través de la tecnología lítica, en herramientas de trabajo. Para dar respuesta al conjunto de problemas asociados con el aprovisionamiento de materias primas líticas, se desarrollaron las siguientes etapas:
Se hizo un recorrido exploratorio sistemático, siguiendo las formaciones geológicas que contienen los materiales líticos antrópicos, buscando las fuentes extractivas y con ello, obtener el referente geológico y geográfico de los materiales líticos presentes en el registro arqueológico.
Se definieron muestras de rocas y formatos líticos y se caracterizaron geológicamente, tanto los materiales líticos de recolección superficial, como los excavados (trabajo macro con lupa).
En el laboratorio de geología se hicieron análisis de DRX para corroborar los materiales definidos en la etapa anterior y poder determinar minerales distribuidos en poca cantidad en la muestra. (Gráfico 3, ver p. 37).
En los materiales obtenidos en la exploración arqueológica y geológica, se hicieron los mismos estudios descritos en los puntos 2 y 3.
Se hizo el análisis morfo-técnico del instrumental lítico.
Esta metodología permitió determinar objetivamente primero, el tipo de materia prima utilizado para fabricar herramientas y para la producción de numerosas lascas y detritus al ser sometida la materia prima a los procesos de talla (Gráfico 1, ver p. 35), segundo, determinar con certeza, el grupo de rocas que por su calidad de fractura o exfoliación (Gráfico 2, ver p. 36), se gestionaron para incorporarlas a las actividades de trabajo y con ellas fabricar las herramientas, de acuerdo a sus requerimientos alimentarios.
Siguiendo esta metodología, primero, se analizó el material lítico con su respectiva litología (Tabla 1, ver p. 32) y matriz general de rasgos macroscópicos característicos de los principales tipos de rocas analizadas tanto provenientes de la excavación como de las recolecciones en la etapa de prospección (Tabla 2, ver p. 33), segundo, se analizó el porcentaje de la composición mineralógica hecha microscópicamente mediante el DRX (Tabla 3, ver p. 37) y tercero, se establecieron los formatos morfo-técnicos, determinando la presencia o ausencia de córtex, en el entendido que es una variable para identificar formas de trabajo en yacimientos extractivos y en el acarreo de preformas a los sitios de talleres. Así para establecer los formatos, se hizo un estudio morfo/técnico, para asociarlos a actividades productivas (corte, raspar, punzar). etc., y luego, junto a las muestras recolectadas en yacimientos extractivos se les aplicaron técnicas fisicoquímicas (DRX) (Gráfico 3, ver p. 37 y Tabla 3, ver p. 37) con lo cual se determinó una base común de comparación.
Los estudios técnicos de carácter geológico y fisicoquímico junto al análisis morfotécnico, fueron configurando la fuente documental para determinar las respuestas técnicas que rodean el instrumental lítico y la distribución espacial de las herramientas líticas, como puntos de partida obligatorios para conocer la gestión y el aprovisionamiento de herramientas líticas, lo cual se esboza en las conclusiones de este artículo, con lo cual buscamos, que en los estudios de la arqueología de comunidades cazadoras recolectoras en Colombia, la gestión y el análisis del aprovisionamiento de materias primas líticas, no siga siendo considerado como algo redundante, trivial o como algo obvio dentro del ámbito de la producción lítica, entendida esta como la sumatoria de objetos y artefactos líticos con un carácter morfo-funcional, e insertada en las estrategias económicas de estas sociedades del pasado, pues consideramos la explotación de recursos como parte de un proceso lógico y acumulativo de experiencias productivas, que se expresa en los asentamientos y en las respuestas tecnológicas, como componentes de las estrategias de subsistencia, de las comunidades cazadoras recolectoras prehistóricas que se asentaron en la cuenca del río Chucurí, durante el holoceno (7.500 B.P).
De acuerdo al análisis morfo-técnico se identificaron cuatro morfologías principales: 1. Formatos para cortar y desarticular hueso y carne; 2. Formatos para cortar materia orgánica vegetal y para golpear superficies blandas, 3. Formatos micro líticos para cortar carne, incluyendo lascas (Lámina1) y 4. Núcleos o nódulos. Según la morfología del instrumento lítico y el uso, el tamaño y la amplitud de la materia prima para ser tallada, así como la disponibilidad y abundancia de la misma se establecieron grupos teniendo en cuenta las variables microscópicas asociadas a los diferentes tipos de rocas. Estos tipos de rocas fueron contrastados y ajustados mediante el análisis microscópico, buscando conocer qué materias primas líticas explotaron, de dónde las obtuvieron, en dónde las tallaron por lo cual a cada pieza se le estudió el grado de corticalidad, incluyendo los siguientes parámetros: NC (no presenta cortex); CP (positivo. Menos del 50% del dorso presenta cortex); CN. (negativo. Más del 50% del dorso presenta cortex); CT (total. El 100% del dorso de la pieza tiene cortex).
Para determinar con exactitud las fuentes de abastecimiento de materias primas de naturaleza lítica en el marco de la producción lítica se efectúo una caracterización macro y microscópica de las rocas que se obtuvieron en la prospección arqueológica y geológica con el fin de lograr un nivel comparativo de las muestras de los yacimientos de extracción con las que están representadas en el registro arqueológico, para lo cual se practicaron técnicas mineralógicas para caracterizar los recursos abióticos utilizados por las comunidades cazadoras recolectoras prehistóricas.
La abundancia del material lítico excavado por encima del recolectado (Gráfico 1), sugiere que sí hubo una intencionalidad de transportar el material a sitios específicos de transformación de la materia prima. Asimismo, para el material recolectado un nivel bajo de homogeneidad referente al tipo de roca utilizada para fabricar los artefactos, que en su mayoría corresponde al chert, el cual predomina en el material excavado (Gráfico 2, ver p.36).
Según la identificación y descripción macroscópica de las muestras líticas y siguiendo los criterios metodológicos descritos anteriormente, la muestra excavada está conformada por: chert; lodolitas silíceas; calizas; cuarzoareniscas y limolitas fosfatadas (Gráfico 3, ver p. 37). Distinguiéndose de manera especial el conjunto de muestras líticas constituidas por Chert (Gráfico 2).
Como parte de la caracterización de las materias primas, en la prospección realizada por los ríos Sogamoso y Chucurí y por las quebradas el Ramo, Pujamanes, Aguablanca y La Fe y en los afloramientos rocosos que potencialmente pudieron estar relacionados con el asentamiento prehistórico de La Fe, se tomaron muestras y se ubicaron en un mapa. Las muestras fueron luego sometidas al análisis de DRX, para constatar su disposición en la litología de la zona. Asimismo, las cinco muestras líticas más representativas y excavadas fueron sometidas al análisis microscópico, en el laboratorio de Difracción de Rayos X, donde se obtuvo la composición de las muestras a escala general (Tabla 3).
De las muestras del sitio de sentamiento en La Fe, para la muestra Lfe-C-01, en el análisis de roca total se encontró la Fase de Cuarzo, correspondiente a una Lodolita Silícea, al cual se pudieron observar algo de fósiles y de fosfatos. Los porcentajes de composición mineralógica se obtuvieron con base en el área observada en el microscopio petrográfico de las fases cristalinas identificadas (Gráfico 3). Esto se complementó con los resultados para varias muestras cercanas al sitio en donde se hicieron los distintos pozos de sondeo. Los resultados del laboratorio y análisis de DRX se pueden observar en el gráfico 3.
En el sector La Fe-Tablazo, las rocas en su mayoría pertenecen al periodo cretácico superior y el cuarzo bajoa, es la fase más importante. Estas dos circunstancias, no descartan la presencia de alguna fase opalina en proporciones muy bajas, ya que la fase de maduración ópalo-cuarzo, no tendría por qué haber concluido para rocas de esta época. El componente más importante es el cuarzo, con porcentajes mayores al 85%, seguido en mayor proporción de calcita en rocas carbonatadas cretácicas, y en menor proporción como relleno de grietas, fracturas o planos de debilidad de origen tectónico. Asimismo, las arcillas están presentes en pequeñas cantidades en casi todas las muestras, excepto en la limolita fosfatada que se comporta como un componente mayoritario, y es de notar la fase de la Smectita y mostrando picos que son demasiado pequeños en el difractograma, por cuanto el porcentaje del componente es mínimo (<1%) (Tabla 2, ver p. 33).
En síntesis, esta colaboración científica entre arqueología, geología y fisicoquímica fue muy importante para comprender los sitios de ocupación, las fuentes mineralógicas y la representación mineralógica obtenida a través del análisis de DRX, lo cual nos ayudó a comprender los atributos naturales de la materia prima y la expresión de los gestos técnicos, en el marco del proceso de producción de artefactos líticos, pues el material obtenido muestra una preferencia por la talla por percusión directa (mayor número de piezas) con mayor representación en el conjunto estudiado, dando una cierta homogeneidad morfológica al conjunto lítico de la cuenca del río Sogamoso (Lámina 1, ver p. 34).
En el contexto de la gestión de los recursos líticos, el río Chucurí es una zona clave para entender el poblamiento temprano en el nororiente colombiano. Los resultados obtenidos en nuestro trabajo muestran una ocupación del Holoceno temprano, desde el 7.500 A.P. al 3.500 A.P., cuyas comunidades cazadoras recolectoras se asentaron en zonas montañosas intertropicales, imprimiendo cambios en las estrategias de subsistencia y patrones de poblamiento, todo ello, representado en los cambios tecnológicos para fabricar herramientas (microlítica, placas y molinos) y expresado en los conjuntos líticos que según el esquema de evolución socio-cultural, está asociado a la Etapa Arcaica. La muestra estudiada evidencia que cerca del 80% de los formatos tecnológicos fueron fabricados en chert, por lo cual, hay un patrón de selección de materia prima que gira en torno a este tipo de roca (Gráfico 2, ver p. 36. En el aprovisionamiento de materias primas se observa que la calidad del material lítico tiene una estrecha relación con los recursos cercanos a los sitios de asentamiento, pues la extracción es directa, ya que se nota la ausencia de objetos preformas y la falta de acumulación de materias primas.
El análisis morfo/técnico permite determinar tres formatos asociados a sendos usos para cortar materiales vegetales blandos, raspar hueso y disecar el hueso de la carne. Esto permite pensar que los soportes, los desechos de talla, los distintos fragmentos y artefactos resultan de una misma estructura tecnológica. También el análisis morfo/técnico y la presencia de numerosos desechos de talla tanto en los sitios de aprovisionamiento como en el sitio de residencia, refleja diferentes ámbitos de interacción en la secuencia de la producción lítica�, la cual llevó a gestionar y transformar las materias primas locales.
La homogeneidad del material lítico de chert adquirido en la zona próxima al asentamiento y la presencia de otros materiales provenientes del río Sogamoso y de las quebradas El Ramo, Pujamanes y Agua Blanca, permiten inferir que las comunidades arcaicas tuvieron un claro conocimiento del espacio territorial, lo que marcó una preferencia por explotar las materias primas locales de manera intensiva, para amortizar el costo energético del transporte del material, aspectos de gran interés en la gestión de los recursos. Asimismo, la presencia de núcleos y herramientas pequeñas, el aprovisionamiento de materias primas muy cercanas al asentamiento, la ausencia de materiales líticos alóctonos, nos lleva a pensar que las comunidades prehistóricas de La Fe tuvieron un rango de movilidad muy pequeño de tipo residencial con una tecnología de tipo extractivo que permitió la explotación de los recursos inmediatos, con lo cual se pudo tratar de una unidad residencial permanente.
La valoración de los asentamientos y la distancia a los sitios de extracción, sumado a los cambios en la industria lítica y el aprovisionamiento de materias primas, nos ha llevado a considerar la irrupción regional de sociedades cazadoras recolectoras de carácter local, cuyas estrategias de subsistencia y paquetes tecnológicos están diferenciados del patrón tecnológico paleoindio.
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