La situación socioeconómica de Tucumán, Argentina, en la posconvertibilidad (2003-2010)
La situación socioeconómica de Tucumán, Argentina, en la posconvertibilidad (2003-2010)
Análisis Económico, vol. XXXI, núm. 78, pp. 171-194, 2016
Universidad Autónoma Metropolitana
Recepción: 02 Octubre 2015
Aprobación: 27 Junio 2016
Resumen: La provincia de Tucumán integra la región Noroeste de la Argentina. A fines del siglo xx presentaba niveles críticos de pobreza y problemas de empleo como consecuencia de las transformaciones que produjeron las políticas neoliberales en su estructura productiva. A partir del año 2003 la provincia experimentó un crecimiento de la actividad económica, un incremento en el número de empleos y una caída de la desocupación. Sin embargo, durante la primera década del siglo xxi un elevado porcentaje de la población provincial seguía afectada por la pobreza. En ese sentido, este trabajo tiene por objeto examinar las transformaciones económicas y laborales que acontecieron en Tucumán en el período de la posconvertibilidad (2003-2010), y su impacto en los niveles de pobreza.
Palabras clave: Transformaciones económicas, deterioro laboral, pobreza, Tucumán.
Introducción
Existen consensos sobre las transformaciones regresivas que provocaron las políticas neoliberales en la economía argentina en el último cuarto del siglo xx , las que ocasionaron en el plano laboral un notable aumento de los problemas de empleo, y en el plano social una significativa expansión de la pobreza (Lindenboim, 2008).
Desde el año 2003 se inicia un ciclo económico diferente, en coincidencia con la coyuntura internacional, que tuvo entre sus características un elevado crecimiento del pib en los primeros años del nuevo siglo, y un notable aumento de las exportaciones de recursos primarios (Costa et al., 2010).
La provincia de Tucumán, que históricamente se caracterizó por tener la economía más desarrollada del Noroeste argentino (NOA),[1] presentaba niveles críticos de pobreza y problemas de desempleo a fines del siglo xx , como consecuencia de las transformaciones que produjeron las políticas neoliberales en su estructura productiva.
A partir del año 2003 la provincia experimentó un crecimiento de la actividad económica con una mayor producción de bienes y servicios y un aumento de las exportaciones. En ese marco, hubo un incremento en el número de empleos, junto a una caída de la desocupación.
Siendo que los problemas de empleo constituyen un aspecto central en la relación que existe entre la economía y la pobreza, este trabajo tiene por objeto examinar las transformaciones económicas y laborales que acontecieron en Tucumán en la primera década del siglo xxi , y su impacto en los niveles de pobreza. En el análisis de estos procesos, se tendrá en cuenta lo sucedido a fines del siglo xx , en pos de conocer qué continuidades y rupturas hubo entre ambos períodos, y sobre todo, si estamos en presencia de cambios estructurales o de alcance coyuntural.
Consideraciones teóricas y metodológicas
La importancia de considerar en los estudios de pobreza la actividad económica está dada por el hecho de que es esta la que crea los bienes y servicios que posee una determinada sociedad, es decir los recursos (la riqueza) con la que esta cuenta. Así, “…la forma de distribuir y el destino dado a la riqueza generada no conforman un acto posterior a la producción: son una parte intrínseca de la actividad económica. Por lo tanto, es ésta una parte central de la explicación de la pobreza…” (Lindenboim, 2005: 14).
Teniendo en cuenta lo señalado, esta investigación parte del “…reconocimiento de la estrecha relación que existe entre los procesos de acumulación capitalista, el funcionamiento de la estructura socio-ocupacional y los fenómenos de la pobreza…” (Salvia, 2007: 38).
Si bien la pobreza constituye un fenómeno multidimensional, en este trabajo la vinculamos a la ausencia de satisfacción de ciertas necesidades consideradas básicas, o bien a la carencia de medios que permitan lograr niveles de satisfacción considerados adecuados (Feres et al., 2001).
En el vínculo que existe entre la economía y la pobreza en el sistema capitalista, merece especial atención la situación de la población con problemas de empleo, ya que sufren severas restricciones en sus posibilidades de consumo. Una persona sin ocupación queda marginada de la distribución de riqueza que surge en el proceso de producción. A su vez, aquellos que se encuentran ocupados, pueden sufrir condiciones precarias de empleo o bien, pueden no poseer una ocupación plena (Lindenboim, 2005). Dentro de este conjunto no sólo cabe mencionar a los desocupados y los subocupados,[2] sino también a los trabajadores que conforman el empleo informal, como así también aquellos afectados por condiciones precarias de trabajo.[3]
Una distinción importante que cabe mencionar es la que existe “…entre los conceptos de crecimiento económico y desarrollo económico. El primero de estos conceptos referiría al incremento de la riqueza social generado […] en un determinado momento, y el segundo tendría un carácter más amplio y haría referencia no sólo al aumento de la riqueza, sino también al mejoramiento de las condiciones de vida de la población…” (Lavopa, 2008: 162). Desde “esa perspectiva […] el desarrollo se concibe, prioritariamente, como un concepto asociado de forma directa al […] bienestar social” (Méndez, 1997: 329). Una economía puede experimentar un crecimiento, y este puede no traducirse en un mayor bienestar, si es que en ese proceso de incremento de la actividad un sector importante de la población ha sido excluido o ha tenido una participación precaria. Por ello, se entiende la relevancia que poseen en los estudios de la pobreza los análisis sobre los cambios y evolución que tuvieron los sectores productivos de la economía, y sobre las particularidades que tuvieron los problemas de empleo.
Desde una perspectiva crítica de la economía de mercado, la investigación se sitúa en el campo de los estudios que conciben al deterioro social como un proceso ligado a la dinámica del actual orden económico. A nivel mundial, las reformas económicas estructurales de la etapa neoliberal que se aplicaron desde mediados de la década de 1970, agravaron los problemas de empleo. La desocupación y la subocupación, la precarización laboral y el empleo informal o “en negro”, se transformaron en características sobresalientes de los mercados de trabajo, acentuando el deterioro social de numerosas poblaciones (Bauman, 2005 [1998]; Harvey, 1998 [1990]).
En la Argentina, las trasformaciones económicas de fines de del siglo xx , como la apertura comercial, la desregulación de los mercados y la liberalización financiera, la desindustrialización y las privatizaciones, y la mayor concentración de la producción, se tradujeron en un notable aumento de los problemas de empleo, reflejado en la expansión de la desocupación y subocupación, en el crecimiento del empleo “en negro” y de la precarización laboral, procesos que ocasionaron un significativo aumento de la pobreza (Rapoport, 2000; Beccaria,2005, 2007; Lindenboim, 2007; 2008). Por aquellos años, mientras distintas producciones ligadas al mercado interno fueron afectadas por severas crisis, aquellas orientadas a la exportación tuvieron una notable expansión.
A partir de 2003, en la etapa de la posconvertibilidad, la economía del país se caracterizó por una coyuntura de expansión económica. Si bien hubo ciertas actividades vinculadas al mercado interno que tuvieron una recuperación, el mercado mundial acentuó su presencia e importancia al ser el espacio al que están orientados un gran porcentaje de bienes producidos localmente (Féliz, 2006), proceso que se refleja en el crecimiento de las exportaciones. Sin embargo, de conjunto, la estructura productiva no tendría transformaciones estructurales, lo que explicaría a la vez, la permanencia de un significativo deterioro en las condiciones laborales.
Importa señalar también que no se toma como referencia para el análisis de la posconvertibilidad lo sucedido en 2002, que fue el año de mayor deterioro socioeconómico dentro de la última recesión que afectó al país (1998-2002), sino los años previos a 1998 en los que a pesar del crecimiento reflejado en la evolución del pib, las transformaciones regresivas ya habían afectado las condiciones laborales y de vida de un elevado porcentaje de la población. Asimismo, se puede observar dos ciclos en la posconvertibilidad: “un primer ciclo de recuperación poscrisis, durante el cual el crecimiento puede entenderse mejor como reutilización de la capacidad instalada, y por otro un período de normalidad de la posconvertibilidad, donde el modo de acumulación se desarrolla sin excepcionalidades […] quien no procede a esta distinción, confunde recuperación con crecimiento” (Grigera et al., 2013, 168).
Partiendo de estas consideraciones, la investigación se focaliza en la provincia de Tucumán, la de mayor densidad de población del Noroeste Argentino[4] y que se caracteriza por tener la economía más dinámica de la región. Su principal actividad económica, la agroindustria azucarera, se afianzó a partir del último tercio del siglo xix . En las últimas décadas del siglo xx , otras producciones adquirieron relevancia en la estructura productiva provincial, como la citrícola, mientras que los servicios fueron ganando participación.
El trabajo examina, para el caso de Tucumán y en los períodos bajo estudio, el peso de las actividades económicas por sector (primario, secundario, terciario) en tanto dicha distribución permite caracterizar, en gran medida, el grado de desarrollo de la economía. Se tiene en cuenta la evolución y composición del Producto Bruto Geográfico ( pbg )[5] y las exportaciones provinciales.
En cuanto a los indicadores laborales, se utilizan las tasas de desocupación y subocupación del aglomerado Gran Tucumán-Tafí Viejo;[6] la distribución de la población ocupada según actividades económicas; el porcentaje de asalariados sin descuento jubilatorio, y la evolución del empleo estatal. Se considera también el peso de los Programas de Empleo impulsados por el gobierno nacional y el provincial, factor que influyó en el descenso de la desocupación en la posconvertibilidad.
En relación a la medición de la pobreza, se trabajó con el criterio de la línea de pobreza (LP) y el Índice de Privación Material de los Hogares ( ipmh ). Si bien la primera metodología capta principalmente la pobreza coyuntural y toma como muestra la población del aglomerado Gran Tucumán-Tafí Viejo, presenta datos plausibles de comparar en los períodos analizados.[7] Se toman las mediciones de la LP hasta el año 2006.[8] El ipmh es una metodología que considera variables vinculadas a la pobreza coyuntural y estructural y puede brindar información sobre los hogares con privación en toda la provincia. Sin embargo, solo brinda datos referidos al año 2001.[9]
Las fuentes de información que se utilizan son, para los aspectos económicos, el Censo Nacional Agropecuario de los años 1988, 2002; el Censo Económico Nacional de los años 1974, 1985 y 1994, y datos de la Dirección de Estadística y del Ministerio de Desarrollo Productivo de Tucumán para el período de la posconvertibilidad. Lo referido al estudio de la pobreza y los problemas de empleo corresponde a la Encuesta Permanente de Hogares ( eph ).[10] El Censo nacional de Población, Hogares y Viviendas del año 2001 es la fuente utilizada en la elaboración del ipmh. Por último la información correspondiente a la población beneficiaria de Programas de Empleo proviene de la base de datos del Sistema de Información del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
El declive de la economía de Tucumán en las últimas décadas del siglo xx
Si bien en la etapa neoliberal la economía tucumana experimentaría un retroceso importante, sus problemas se agravaron notoriamente ya en la década de 1960. Entre 1966 y 1968 la actividad azucarera, la más importante de la provincia,[11] fue afectada con el cierre de 11 de los 27 ingenios azucareros, lo que se tradujo en una importante pérdida del peso relativo que tenían en la estructura productiva las actividades agropecuarias y manufactureras (Osatinsky et al., 2012).
En los años siguientes, las acciones tendientes a lograr una reconversión productiva tuvieron escasos resultados. Hubo pocas industrias que se radicaron en la provincia y de reducido impacto en la economía. En cuanto a los cultivos, la caña de azúcar continuó siendo el más relevante al ser incipiente todavía el desarrollo de otros cultivos como el limón, la soya o el tabaco (Osatinsky et al., 2012). De esa manera, el sector terciario fue el que incrementó su peso en la economía provincial.
En la década de 1980, fruto de varios períodos de estancamiento o caída en la producción de bienes y servicios, se produjo una disminución de la actividad económica provincial.[12] En la década siguiente, ésta experimentó una expansión hasta el año 1998, y un período de caída entre 1999 y 2002 (Osatinsky, 2007). Sin embargo, el crecimiento que mostraban los indicadores macroeconómicos en la mayor parte de los años 90 benefició principalmente a un grupo reducido de actividades y grandes grupos económicos, no reflejando las crisis que afectaron a un número importante de establecimientos y productores.
En el sector agropecuario tucumano, las explotaciones agropecuarias ( eaps ) se redujeron un 40% en el período 1988-2002, disminuyendo también la superficie que ocupaban un 26%.[13] Dicha dinámica afectó sobre todo a las pequeñas y medianas eaps mientras que aquellas de mayor tamaño tuvieron una reducción menor (Osatinsky, 2009).
En cuanto a los cultivos, las producciones orientadas al mercado externo tuvieron una notable expansión (oleaginosas, cereales, frutales), mientras que los cultivos orientados al mercado interno (hortalizas, legumbres, cultivos industriales, forrajeras) experimentaron una importante reducción (Osatinsky, 2009).
Entre las producciones orientadas a la exportación, hubo un importante crecimiento del cultivo de soya,[14] y una expansión de la superficie con limones.[15] Por su parte, el retroceso de los cultivos industriales se explicaba por la notable reducción de la superficie plantada con caña de azúcar.[16]
De gran magnitud fue también el retroceso que tuvo el sector industrial tucumano en los 20 años que transcurren entre 1974 y 1993. En ese lapso, la industria de la provincia fue afectada por los efectos regresivos de la política económica de la última dictadura militar, el estancamiento económico de la década de 1980, y a la apertura comercial, liberalización y desregulación que tuvieron lugar desde 1990, procesos que ocasionaron la desaparición de un número importante de pequeños y medianos establecimientos industriales (Osatinsky, 2009). De ese modo, en aquel período el número de establecimientos se redujo un 46% (de 2307 a 1238), mientras que el personal ocupado tuvo una caída de 52% (de 42.291 a 20.443 ocupados).[17]
En el sector terciario, el comercio y los servicios no tuvieron la misma dinámica. Mientras que en la actividad comercial los establecimientos y personal ocupado se redujeron un 20% y un 21% entre 1985 y 1993, en los servicios tuvieron un incremento de 32% y 64% respectivamente.[18]
Estas dinámicas de las principales actividades de la provincia se extendieron hasta el año 2002. Así, la desindustrialización, el retroceso de cultivos tradicionales vinculados al mercado interno, y la caída de la actividad comercial, alimentaron el pronunciado deterioro que caracterizó a la estructura productiva de Tucumán en el último cuarto del siglo xx .
El deterioro laboral y la pobreza en Tucumán
Las transformaciones económicas regresivas mencionadas en el apartado anterior provocaron que un número creciente de tucumanos fuera afectado en las últimas décadas del siglo xx por los problemas de desempleo y la pobreza. El Gráfico 1 refleja el crecimiento de la desocupación y la subocupación en el principal aglomerado provincial.
En la primera mitad de la década de 1980, la tasa de desocupación en el Gran Tucumán-Tafí Viejo ya tenía un carácter estructural con valores cercanos al 10%.[19] A partir de 1985, esta superó los dos dígitos, creciendo en los ´90 a un ritmo mayor, afectando en 2000-2002 a casi el 20% de la pea.
La subocupación también creció notablemente. La misma, que afectaba a comienzos de los ´80 a menos del 10% de la población activa, alcanzaba valores cercanos al 20% a fines de la década de 1990.
La población de Tucumán también fue afectada en los años bajo estudio por el empleo informal o “en negro”. En 1991 y 2001 al 37% y 38% de los empleados u obreros de la provincia no le efectuaban aportes o descuentos jubilatorios.[20]
Importa señalar también el peso que tenía el sector público en la población ocupada, puesto que el Estado en reiteradas oportunidades, actúa como atenuante ante las dificultades laborales que generan las crisis y transformaciones productivas del sector privado. En ese sentido, la cantidad de empleados estatales tuvo un aumento significativo en la década de 1980, una caída en los primeros años de la década siguiente, y un nuevo incremento -de menor magnitud- desde mediados de los ´90, como se observa en el Cuadro 1. Las diferentes trayectorias que tuvo el empleo público en las dos décadas mencionadas explican que la provincia conservara la misma cantidad de empleados por cada 1000 habitantes en aquellos años: 35 en 1983, 36 en 1991, y nuevamente 35 en 2001 (Osatinsky, 2012).
Las transformaciones económicas regresivas y los crecientes problemas de empleo ocasionaron un importante aumento del porcentaje de población bajo las líneas de pobreza e indigencia en el aglomerado tucumano más importante (Gráfico 2).
Porcentaje de población pobre e indigente en el Gran Tucumán Tafi Viejo. 1995-2002
Fuente: indec , Base Usuaria Ampliada.Dichos valores corresponden sólo al aglomerado más importante de la provincia, y se relacionan únicamente con la pobreza coyuntural o reciente.
A nivel provincial, y según el ipmh , el 59% de los hogares tucumanos eran pobres en 2001. Mientras que la privación de recursos corrientes (pobreza coyuntural) afectaba al 14% de los hogares de la provincia, la privación patrimonial (pobreza estructural) era la que predominaba en otro conjunto de hogares mayor al anterior (19%). Por su parte, un 26,4% de los hogares poseía ambos tipos de privaciones (privación convergente).
En síntesis, los elevados niveles de pobreza reflejaban en gran medida la magnitud del impacto que tuvieron las transformaciones económicas regresivas en el mercado de trabajo provincial. La desocupación, como la subocupación y el empleo informal, afectaron a porcentajes crecientes de la población activa, actuando el empleo público como un atenuante aunque no significativo teniendo en cuenta la dimensión del deterioro laboral.
El período de la posconvertibilidad
La evolución económica
A partir del año 2003 la economía argentina inicia un nuevo ciclo en el cual se expande nuevamente, alcanzando el pib tasas cercanas al 9% en la mayoría de los años de aquella primera década del siglo xxi . Sin embargo, como se señaló, en aquellos años pueden distinguirse dos períodos: uno “…de recuperación económica (es decir, el periodo de crecimiento transcurrido hasta alcanzar el máximo nivel de pib de la convertibilidad) y el período de crecimiento “genuino” (es decir, por encima de aquel máximo)” (Lavopa, 2008: 175).
Si bien esta etapa se caracteriza por un acentuado crecimiento del Producto Interno Bruto y un renovado aumento de las exportaciones, “…la reversión del proceso de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y su transformación en otro en el cual la inserción del país en el mercado internacional se realiza a través de la especialización en sus ventajas comparativas…” (Lindenboim, 2008: 29), continuó siendo característica de la economía nacional. Mientras el proceso de reprimarización iniciado a mediados de la década de 1970 tuvo continuidad, no se alteró el perfil de especialización predominante en el sector manufacturero local. Mientras actividades como la construcción o el comercio tuvieron una importante expansión, un proceso de industrialización seguía siendo materia pendiente en la Argentina.
Al igual que lo sucedido a nivel país, la economía de Tucumán experimentó una importante expansión, mostrando el PBG provincial tasas de crecimiento positivas (Cuadro 2).
Como se observa, en 2005 se inicia la etapa de crecimiento “genuino”. Hasta 2007 el tipo de cambio real elevado y la reducción de los costos salariales fruto de la devaluación de 2002 fueron factores que impulsaron el crecimiento a tasas elevadas, poniéndose en funcionamiento nuevamente una capacidad ociosa existente (Costa et. al., 2010). Asimismo, las menores tasas del período 2008-2010 reflejaban el impacto que tuvo en la economía de la provincia la crisis económica mundial que se desarrolla desde 2007/2008, quedando en evidencia “las contradicciones e insuficiencias de una política basada en el manejo del tipo de cambio como instrumento preponderante para lograr una expansión sostenida de la producción…” (Costa et. al., 2010: 201).
Si consideramos el período 2003-2010, el PBG de Tucumán creció un 55%, expansión que aconteció sobre todo hasta 2007.[21] Sin embargo, la economía provincial conservó su carácter marginal en la estructura productiva nacional, representando el 2,8% del pib de la Argentina hasta 2007, valor que tuvo una caída hasta ser igual a 2,2% en 2010.
El crecimiento económico no estuvo acompañado de cambios significativos en el peso que tenían las actividades económicas en la estructura productiva de la provincia, como se observa en el Cuadro 3.
En 2010 la composición del pbg de Tucumán era casi similar a la que había en 1997 y 1998, años previos a la última recesión que vivió el país. Mientras que el sector industrial representaba aproximadamente el 20% de la economía provincial, las actividades ligadas al Estado y el comercio explicaban más del 40% de lo producido. A su vez, la construcción adquirió mayor participación en la estructura productiva, mientras que las actividades agropecuarias conservaron su peso.
Los cambios señalados estaban vinculados a las diferentes dinámicas que tuvieron los sectores económicos. Como se observa en el Gráfico 3, los sectores que más se expandieron fueron la construcción, el comercio y las actividades vinculadas al Estado. La industria tuvo también un crecimiento importante aunque menor, mientras que el sector agropecuario fue el que menos creció.[22] Es decir que hubo una mayor expansión de las actividades en las que el empleo informal y la precarización laboral tienen un mayor peso (construcción, comercio), estando estas relaciones irregulares de trabajo también presentes en el Estado (Lindenboim, 2008).
Las exportaciones provinciales tuvieron también un notable crecimiento en el período. Mientras que en 2003-2004 la provincia obtenía cerca de 400 millones de dólares por sus exportaciones, ese valor superaba los 800 millones a partir de 2008. Sin embargo, la estructura de las exportaciones se caracterizaba por tener un elevado nivel de concentración, explicando el Complejo Frutícola (limón y sus derivados) aproximadamente el 50% de estas, siendo importante aunque menor el peso de los complejos Automotriz y Azucarero. A su vez, el 70% de las exportaciones eran bienes primarios o manufacturas de origen agropecuario (MOA), producciones que no se vinculaban con numerosas actividades hacia adelante o hacia atrás, teniendo menor valor agregado que las exportaciones de origen industrial (MOI), las que representaban solamente el 30% del total.
A fines de la primera década del siglo xxi la producción de bienes y servicios de la economía tucumana era casi un 50% superior a la que había a fines de los ´90, teniendo el mercado mundial una mayor presencia reflejada en la mayor exportación de bienes primarios y MOA. Sin embargo tal crecimiento no significa que se haya alcanzado un mayor desarrollo económico. La participación provincial en la estructura productiva nacional continuó siendo marginal. A su vez, la industria manufacturera que posee un rol central en cualquier estrategia de desarrollo debido a que “tiene mayor potencialidad que otros de generar empleo, exportaciones y encadenamientos productivos” (Graña, 2013: 33), conservó en la posconvertibilidad una participación similar a la que poseía en la economía provincial en la década de 1990, y seguía teniendo como característica una estructura concentrada en medianos y grandes establecimientos vinculados a las producciones de azúcar y limón. En cuanto a las exportaciones, sus posibilidades de contribuir a un proceso de desarrollo económico estaban limitadas por la alta dependencia de los recursos naturales con escaso valor añadido o bajo grado de elaboración que las caracterizaban.
Problemas de empleo y pobreza en 2003-2006
El crecimiento económico de los primeros años de la posconvertibilidad, con la reactivación de numerosos actividades, ocasionó un descenso de la desocupación y la subocupación en el mercado de trabajo argentino. A su vez, si bien, un importante número de empleos se generaron en el sector formal de la economía, el empleo informal o “en negro” continuó afectando a un porcentaje elevado de los asalariados. En relación al salario real, tuvo una expansión desde 2003 aunque no fue significativa, lo que explica que en 2006 todavía se encontrara en valores inferiores a los que tenía en la segunda mitad de la década de 1990 (Lindenboim, 2008, Costa et al., 2010).
En el caso de Tucumán, en el marco de la expansión económica de los primeros años del siglo xxi , se produjo también una disminución de la desocupación y la subocupación en el Gran Tucumán-Tafí Viejo (Cuadro 4), aunque estos problemas laborales todavía afectaban a más del 20% de la pea en 2006.
El descenso de la desocupación y la subocupación se vinculaba con la expansión del empleo que experimentó el aglomerado tucumano por aquellos años, el que se expandió notablemente en el comercio, la construcción, y los servicios vinculados al sector público, y en menor grado en la industria (Cuadro 5). Importa señalar esto debido a que en el sector manufacturero, en general, son mayores las retribuciones y tienen mayor peso las relaciones laborales formales. Por el contrario, comercio y construcción se caracterizan por tener una presencia importante del empleo informal. Tanto los empleados “en negro” como aquellos que lo están en el sector público, obtienen por lo general retribuciones inferiores a las que se obtienen en el sector formal de la economía (Lindenboim, 2008).
El empleo público en particular tuvo un marcado crecimiento. En 2003 había en la provincia 47.557 empleados en instituciones del sector público provincial. Tres años más tarde, dicho valor ascendía a 67.255. Así, en ese breve período que va hasta 2006, se pasó de 35 a 48 empleados públicos por cada 1000 habitantes,[23] un aumento superior al que hubo en las dos décadas previas.
También contribuyó a la disminución de la tasa de desocupación en el Gran Tucumán-Tafí Viejo la consideración como ocupados de aquellos beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar Desocupados (JJHD) y de otros Programas de Empleo que realizaban algún tipo de contraprestación. Como se observa en el Cuadro 6, hubo un número importante de desocupados que a partir de 2003, integraron estos Planes y Programas en la provincia. Si bien se trata de datos a nivel provincial, para tener una referencia de su dimensión cabe señalar que en el Gran Tucumán-Tafí Viejo la población activa agrupaba por aquellos años entre 300.000 y 350.000 personas.
El aumento del empleo no se tradujo en un cambio en la composición de la población ocupada según actividad económica. En 2006 el peso de los sectores económicos en la población ocupada del Gran Tucumán-Tafí Viejo era similar al que tenían en 1997 (Cuadro 7), concentrando el comercio y los servicios del Estado más del 50% de los ocupados.
El empleo informal en el principal aglomerado tucumano continuaba afectando en 2006 al 50% de los asalariados (Cuadro 4), reflejando que la flexibilización laboral seguía siendo una de las características principales del mercado de trabajo local. Esta modalidad de empleo, además de ser elevada en actividades del sector privado como la construcción o el comercio, afectaba a un número importante de empleados del Estado, los que estaban vinculados al sector público a través de relaciones precarias de empleo (contratados, en planta transitoria, etc.). A su vez, la mayoría de los beneficiarios de Planes que eran considerados ocupados, realizaban sus actividades sin contar con aportes para la jubilación u obra social. De esta forma, el propio Estado contribuía al crecimiento del empleo “en negro”.
El Gráfico 4 muestra la disminución que hubo en los porcentajes de población pobre e indigente en el Gran Tucumán-Tafí Viejo en 2003-2006.
Dicha reducción adquiere relevancia cuando se la compara con los niveles de 2002. Sin embargo, en 2006 los niveles de pobreza e indigencia que existían en el principal aglomerado de la provincia no estaban muy alejados de los que hubo entre 1995 y 2001 (véase Gráfico 2). Cabe destacar que el pbg de Tucumán en 2006 era un 30% superior al que tenía la provincia en 1997-1998.
Es decir que en 2006 el ingreso provincial, reflejado en la cantidad de bienes y servicios que producía la economía, alcanzó un nivel notablemente superior a los valores que había a fines de los ´90, sin embargo la pobreza no había tenido una disminución significativa. “El punto nodal está en el modo en que se realiza “el reparto de la torta” del cual depende la capacidad real de compra de las remuneraciones del trabajo” (Lindenboim, 2008:51). En aquellos primeros años del siglo xxi la desocupación y subocupación, si bien habían disminuido, todavía afectaban a más del 20% de la pea del Gran Tucumán-Tafí Viejo, mientras que el empleo informal perjudicaba al 50% de los asalariados. A ello se sumaba una débil mejora en los salarios de los trabajadores tucumanos.[24] Estas características que conservaba el mercado de trabajo tucumano reflejaban que el “reparto de la torta” continuaba siendo muy desigual, constituyendo severas restricciones a las posibilidades de reducir de un modo significativo la pobreza. Así, en un contexto de significativo crecimiento económico, el desarrollo continuaba siendo materia pendiente.
Problemas de empleo y pobreza en 2007-2010
A partir de 2007, las estadísticas producidas por el indec dejaron de ser confiables debido a la intervención de la institución realizada por el Gobierno Nacional. En particular, el desplazamiento de los técnicos encargados de confeccionar la EPH, restó confiabilidad a la evolución de los indicadores laborales y de la pobreza. Así, a pesar de que en 2007-2010 la actividad económica tuvo una menor expansión, y que la inflación se aceleró, las estadísticas de dicho organismo mostraban un marcado descenso de la desocupación, la pobreza y la indigencia (véase Lindenboim, 2011). El Gran Tucumán-Tafí Viejo, siendo parte de los 31 aglomerados urbanos que abarca la EPH, no estuvo exento de los problemas señalados (véase Cuadro 8).
En relación a la desocupación, si bien hubo un nuevo incremento del empleo estatal,[25] lo que influyó en su disminución fue el importante aumento que hubo desde 2007 en el total de desocupados integrados en los Programas de Empleo (Cuadro 7), a los que se sumaron a partir de 2009 los beneficiarios del Programa “Argentina Trabaja” (14.800 desocupados organizados en 250 cooperativas).
En cuanto al empleo “en negro”, el hecho de que 4 de cada 10 asalariados en 2010 formase parte del sector informal del mercado de trabajo (Cuadro 8), reflejaba las graves condiciones de trabajo que persistían en el Gran Tucumán-Tafí Viejo. Esta situación afectaba no solo a quienes estaban ocupados en las actividades más dinámicas registradas en el pbg (construcción, comercio, servicios), sino también a los beneficiarios de los Programas de Empleo obligados a realizar una contraprestación.
El descenso de la pobreza y la indigencia en el aglomerado tucumano era,sobre todo, consecuencia de la subvaluación de la canasta básica de alimentos y de la canasta básica de bienes y servicios realizada por el indec a partir de 2007.[26] Así, mientras que para dicho organismo el 18,7% de la población del Gran Tucumán-Tafí Viejo era pobre en el 2º semestre de 2008, la Sociedad de Estudios Laborales ( sel ) estimaba que dicho porcentaje se situaba entre 25% y 28% (La Gaceta, 22/07/2009: 5). Por su parte, un trabajo del Observatorio de la Deuda Social estimaba en 11,9% la tasa de indigencia en el aglomerado tucumano en el último trimestre de 2010, mientras que para el indec la misma era de 2,6% (Musante, s/f: 5).
Entre los factores que explican la persistencia de elevados niveles de pobreza, cabe mencionar, como se señaló, el bajo nivel de ingresos que perciben los trabajadores de la provincia. En efecto, en el 1º trimestre de 2007 el sueldo promedio de un trabajador formal del sector privado de Tucumán era $1389. Dicho valor en el 4º trimestre de 2009 llegaba a $1904,[27] cifras no muy alejadas del valor de la canasta básica de bienes y servicios subvaluada por el indec (véase nota al pie 26). A ello, cabe agregar los exiguos montos que percibían los beneficiarios dePlanes Sociales y Programas de Empleo.[28]
Es decir que a fines de la primera década del siglo xxi , los problemas de empleo continuaban afectando a una parte importante de la población activa del aglomerado tucumano. Ello se reflejaba en el crecimiento del empleo público, en la cantidad de beneficiarios de Programas de Empleo y lo significativo que seguía siendo el problema de la desocupación, en el bajo nivel de las remuneraciones, y en el elevado porcentaje de empleo “en negro”. La flexibilización laboral que se impuso a fines del siglo pasado, seguía siendo característica del mercado de trabajo.
Importa señalar que frente a los graves problemas de empleo y al deterioro social que afectaban a la población de Tucumán, la mayoría de las acciones que emprendió el Gobierno Provincial, pueden caracterizarse como respuestas coyunturales, que no tuvieron como propósito lograr una transformación estructural de la situación socioeconómica de la provincia.
Reflexiones finales
Entre los años 1980 y 2002 la economía de Tucumán fue afectada por transformaciones económicas que agravaron los problemas de empleo que tenía la provincia a comienzos del periodo, creciendo la desocupación, la subocupación y el empleo informal.
La importante expansión que tuvieron los problemas de empleo, impactó regresivamente en las condiciones de vida de la población. La pobreza coyuntural aumentó notoriamente a fines del siglo xx en el Gran Tucumán-Tafí Viejo. A su vez, en 2001 casi el 60% de los hogares de la provincia eran pobres.
Si bien a partir de 2003 la economía provincial experimentó un nuevo ciclo de crecimiento, reflejado en el crecimiento del pbg y de las exportaciones, este no fue acompañado por transformaciones de relevancia en la estructura productiva. La industria continuó teniendo el mismo peso que tenía en la década de 1990 en la economía provincial (20%), mientras que el comercio y los servicios vinculados al Estado explicaban todavía más del 40% de la estructura productiva.
El hecho de que no prevalezca el mercado interno en la orientación económica, y la necesidad de ser competitivos internacionalmente en una coyuntura mundial de profundas crisis, explican los bajos niveles salariales y la persistencia de condiciones de trabajo precarias e informales, medidas que tienden a reducir los costos de producción (Lindenboim, 2008).
En efecto, los problemas de empleo continuaron siendo más que preocupantes en la primera década del siglo actual. El empleo “en negro”, la flexibilización laboral, y el deterioro salarial, que se consolidaron en los años 80 y 90, seguían siendo características del mercado de trabajo.
Por lo tanto, no sólo importa analizar el grado de expansión (o retroceso) de la actividad económica que genera la riqueza con la que cuenta una determinada sociedad, sino que más relevante es indagar la forma en la que lo producido se distribuye entre los miembros que la componen. Una determinada región puede experimentar una expansión de su actividad económica, y esta puede no traducirse en un mayor bienestar, si es que en ese proceso sectores importantes de la población han sido excluidos o no tienen una integración plena. En ese sentido, la ausencia de transformaciones estructurales que permitan avanzar en un desarrollo económico, y fruto de ello la persistencia de graves problemas de empleo, explican que un importante porcentaje de la población de la provincia continuase afectada por elevados niveles de pobreza en los años de la posconvertibilidad.
Agradecimiento
Agradezco los comentarios y sugerencias de los evaluadores anónimos de la revista Análisis Económico.
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Notas
A los programas mencionados cabe agregar el Programa Interzafra, creado en 2005, que aseguraba un ingreso de $150 a $225 (luego se incrementó a $400) durante 4 meses; y el Programa Familias por la Inclusión Social, que otorgaba montos de entre $155 a $305 según el número de hijas/os menores de 19 años que tenía la familia en situación de pobreza (de uno a seis niñas/os).
Información adicional
Clasificación JEL: O10, J40, I32, R00.