Una aproximación a dos hechos que contrastan: los resultados de cobertura y eficiencia terminal en el sistema de educación superior y la situación laboral de los profesionistas en México
(An approach to two facts that contrast: the results of coverage and terminal efficiency in the higher education system and the employment situation of professionals in Mexico)
Una aproximación a dos hechos que contrastan: los resultados de cobertura y eficiencia terminal en el sistema de educación superior y la situación laboral de los profesionistas en México
Análisis Económico, vol. XXXII, núm. 80, pp. 143-167, 2017
Universidad Autónoma Metropolitana
Recepción: 03 Octubre 2016
Aprobación: 20 Febrero 2017
Resumen: En este documento se presentan los resultados de dos indicadores de la política de educación superior en México: cobertura y eficiencia terminal, así como algunas características del panorama laboral de los profesionistas en el país. Esto como un primer acercamiento a mostrar que aquella no está dando lugar al logro profesional y al bienestar económico esperado por haber concluido estudios a ese nivel. Razón, está última, por la que internacionalmente se promueve la igualdad de acceso a la educación superior (unesco, 1998). Se reflexiona sobre las consecuencias de ese desencuentro y sobre la conveniencia de evaluar a cabalidad dicha política y su instrumentación, para proceder sin demora a complementarla o adecuarla.
Palabras clave: nivel de cobertura, eficiencia terminal, desempleo de profesionistas, afinidad labora, niveles de puesto e ingreso, Clasificación JEL: I28, I31, J31, J44.
Abstract: This paper presents the results of two indicators of the higher education policy in Mexico: percentage of the age grade that access to higher education and educational efficiency outcomes, as well as some characteristics of the labor market of professionals. This as a first approach to show that it, is not giving rise to the professional achievement and economic well-being expected to have completed studies at that level.The last reasonis why equal access to higher education is internationally promoted. We reflect on the consequences of this mismatching and on the desirability of fully evaluating this policy and its instrumentation, to proceed without delay to complement or adapt it.
Keywords: percentages of the age grade that access to higher education, efficiency educational outcomes, unmeployment rates, work affinity, JEL Classification: I28, I31, J31, J44.
Introducción
Como en muchos países en el mundo, en México (sep, 1989, 2001, 2013; Tuirán, 2012) se procura y promueve que un mayor número de personas realicen estudios a nivel superior como una vía para alcanzar el desarrollo sociocultural y económico, tanto de las personas como de las naciones (unesco, 1998).
En este documento se presenta evidencia documental oficial respecto a: el avance que el país ha tenido en el logro de la igualdad de acceso a la educación superior (en términos de dos de sus indicadores: cobertura y eficiencia terminal); algunos de los esfuerzos gubernamentales que ese hecho ha implicado y, algunas características de la realidad laboral de los profesionistas (recién egresados o no).
Para tal efecto, de manera concisa se refiere el objetivo de mejorar el Sistema de Educación Superior (ses) y las metas de cobertura y eficiencia terminal para el año 2020 (ANUIES: 2000, 2006 y 2012); se muestran los resultados en esos renglones y se incluyen algunos datos que han permitido la obtención de los mismos (Sistema de Educación Nacional, sep, 2016 y Cuarto Informe de Gobierno 2015-2016, Presidencia de la República) y se presenta información sistematizada de algunos indicadores laborales de los profesionistas en el país en el periodo 2008- 2013 (Observatorio Laboral de Empleo, stps y Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, inegi).
El objetivo del trabajo es hacer patente que el hecho de contar con estudios superiores, no necesariamente está implicando lograr el desarrollo económico y profesional esperado de realizar tal esfuerzo. Razón por la cual se están contraponiendo los logros de cobertura y eficiencia, y el fin último que les dio motivo.
De allí que, reconociendo que el Programa Sectorial de Educación 2013- 2018 (sep, 2013) busca precisa y explícitamente la “educación de calidad”(sep, 2013:19), se subraye la importancia de evaluar íntegramente las líneas, instrumentos y resultados de acción (con datos actualizados) de sus objetivos dos y seis,1 para proceder sin demora a complementarlos o adecuarlos a la realidad que se vive, que es la que finalmente refleja sus verdaderos resultados.
Como se adelantó, el carácter de este documento es exclusivamente empírico y presenta de manera ordenada información que al día de hoy está disponible respecto a los tópicos que trata (lo que, como pudo observarse, no significa que refleje la situación prevaleciente a la fecha).
Es pertinente señalar que en documentos previos se ha presentado la revisión teórica respecto a la importancia de la educación en el bienestar económico y de cómo es que los grados académicos se constituyen en una señal para el mercado laboral. En ese sentido, se han señalado las distorsiones que generan la cobertura y la eficiencia terminal a nivel universitario sobre la demanda y oferta de puestos de trabajo de profesionistas, si no se garantiza calidad y pertinencia de los programas de estudio y no se ofrecen suficientes puestos de trabajo (Sámano y Taboada, 2014). Además,se ha profundizado en los efectos no deseados de ese desequilibrio de mercado en el descenso de las remuneraciones a los titulados universitarios, a medida que se cumple con el objetivo de incrementar la matrícula y que la eficiencia terminal llega al cien por ciento. Este hecho se muestra mediante un modelo económico-matemático: de subasta descendente (Sámano y Taboada, 2016). Por motivos de espacio y del interés particular de este trabajo, no se retoman esos elementos teóricos.
Las preguntas que motivaron el presente estudio fueron: ¿Está absorbiendo el aparato productivo nacional a los egresados universitarios? Estos últimos, ¿se están empleando en actividades acordes a su nivel de estudios y afines a lo estudiado? Tener estudios a nivel superior, ¿garantiza o amplía la posibilidad de obtener un buen empleo? En ese sentido,¿la política educativa a nivel superior está logrando incidir en el bienestar económico individual y colectivo?
El documento se conforma de tres apartados y la conclusión. En el primer apartado se presentan los objetivos y metas en el SES; en el segundo, la inversión y los resultados de transformar y promover el acceso a la educación superior en el país y, en el tercero, el panorama laboral de los profesionistas en México.
Educación Superior en México: objetivos y metas al año 2020
En 1998 los países afiliados a la unesco acordaron un plan de acción común para transformar y promover la educación al tercer nivel educativo. La idea central fue que más personas accedan a la educación superior bajo el principio fundamental de equidad, es decir, sin distinción de raza, sexo, idioma, religión o por condiciones económicas, culturales o sociales, ni por incapacidad física.2 Como país miembro, en México se avanza en el logro de esa meta.
En ese sentido, en el año 2000, la anuies presentó el diagnóstico del Sistema de Educación Superior (SES) y su visión de mediano plazo para el mismo.3 El objetivo fue orientar el desarrollo del sistema en el marco de los desafíos futuros y teniendo como principio rector la equidad.4
Ese documento plantea las líneas estratégicas para el mejoramiento del ses y señala que las funciones del mismo deben llevarse a cabo con altos niveles de calidad, incluyendo:
alto grado de pertinencia, en función de las necesidades del entorno; mayor cobertura, como proporción de la demanda atendida; mejor eficiencia, como proporción del egreso respecto al ingreso; elevados niveles de rendimiento académico; y una cuidadosa atención a la equidad, para ofrecer apoyos especiales a quienes más lo necesiten y merezcan (Malo, 2000:6).
En particular, las metas de cobertura y eficiencia terminal para el año 2020 fueron: 48% de cobertura para el grupo de edad de 20 a 24 años y 75% como índice promedio de titulación. Posteriormente se estableció como meta para el ciclo escolar 2021-2022, que la cobertura llegue al 60% y que en ningún estado del país, sea menor al 40% (anuies, 2012). Todo ello implicará que de 1, 837, 884 alumnos atendidos en 1999, se pase a 5, 840,000 en el ciclo 2021-2022. (Ver Tabla 1).
Como es lógico, para el logro de esos niveles de cobertura bajo el principio de equidad, se requiere que el egreso y, antes de éste, la permanencia en la realización de los estudios a nivel superior, se rijan también por ese principio. De tal forma que haya un flujo continúo de ingreso y egreso de alumnos que permita la incorporación de más personas al SES.
Lo anterior, en términos de recursos económicos, da lugar a una gama amplia de requerimientos y de mayor gasto público destinado al sistema educativo. Por ejemplo, y en términos muy simplificados: para atender a más alumnos (igualdad de acceso) son menester, más instituciones de educación superior (infraestructura física) y más personal (docente y administrativo); para que el alumno permanezca estudiando y no se atrase en sus estudios, becas de manutención, cursos especiales y tutorías y, para que egrese en tiempo y forma, cursos continuos de apoyo a los estudiantes y diferentes alternativas de titulación para elevar la eficiencia terminal, etc.5
Por su parte, lograr la pertinencia de los estudios es un renglón de mucha importancia. El desarrollo de las personas y de los países depende de que los conocimientos y las capacidades adquiridas sean de utilidad para resolver problemas presentes y futuros, en los ámbitos tecnológico, científico y productivo (sea de bienes o servicios);en los sectores público o privado; como profesionistas asalariados, trabajadores por cuenta propia o como emprendedores.
Para ello son fundamentales: la ampliación de la gama de programas de estudios, de instituciones a nivel superior y de modalidades de capacitación, así como de la vinculación de las instituciones de educación superior (ies)con el mundo empresarial y el científico. De otra manera, la pertinencia laboral y la resolución de problemas reales no serán factibles y, en consecuencia, tampoco el bienestar económico esperado de realizar estudios a nivel superior y la posibilidad de potenciar el desarrollo y bienestar a nivel agregado.
A continuación se presentan los avances en algunos de los renglones e indicadores aquí brevemente referidos.
Inversión y resultados de transformar y promover el acceso a la educación superior en México (2005-2016).
En concordancia con los requerimientos antes señalados para alcanzar las metas establecidas, la inversión que viene realizando el gobierno federal en materia educativa incide tanto en la cantidad del personal contratado, como en la infraestructura para atender a un mayor número de alumnos. También se orienta enfáticamente a éstos, a través del otorgamiento de becas que garanticen su permanencia en las escuelas hasta la culminación de sus estudios.
Como se observa en la Tabla 2, la atención a los alumnos vía la infraestructura física y la contratación de docentes, muestra un crecimiento consistente del año 2005 al 2014. El número de escuelas a nivel superior ha crecido 35.3% y la contratación de docentes, 33.3%. Eso ha permitido que la matrícula haya aumentado en casi un millón de alumnos en el transcurso de nueve años. Hecho loable en el propósito del gobierno federal de ampliar la cobertura en este nivel de estudios.
Como refuerzo a las acciones de cobertura que se verifican en los datos previos, el gobierno ha implementado un programa de becas que permite a los alumnos de menores ingresos no abandonar sus estudios por falta de recursos. Así se centran de forma directa en los estudiantes los recursos económicos gubernamentales.
Este sistema de becas se divide en dos programas: prospera y Manutención (antes Pronabes). prospera6 abarca la educación básica y media superior, y Manutención7 se orienta a la educación superior.
La Tabla 3 muestra que el programa prospera del ciclo 2005-2006 al ciclo 2015-2016 presentó una ampliación de casi un millón de becarios, al pasar de 5´298,756 becas a 6´198,505. No obstante, su participación relativa en el total de becas otorgadas en el sistema educativo, aunque es mayoritaria, disminuyó (pasó de representar 86.9% a 80.2%). Hecho contrario al de las becas a nivel superior, que incrementaron su importancia en tres puntos porcentuales (pasaron del 2.7% al 5.7%).
El número de becas del Programa Manutención creció 2.6 veces con relación al periodo 2005- 2016. En el ciclo escolar 2005-2006 se otorgaron 161,781 becas, que implicaron al 9.8% del total de la matrícula de educación superior pública y en el ciclo 2015-2016, esos mismos rubros ascendieron a 439,772 becas y 17.1%. Lo que da cuenta del interés gubernamental de lograr las metas de cobertura planteadas, ampliando la base de alumnos con apoyo económico.
Como se señaló, el monto promedio que recibe cada beneficiario a nivel superior del programa Manutención, constituye un incentivo para que el estudiante no abandone la universidad (lo que no necesariamente implica que al no abandonarla, concluya los estudios, titulándose).
En lo que respecta a los resultados alcanzados en las metas de eficiencia y cobertura en el ses se tiene lo siguiente. La eficiencia terminal en el periodo 2005- 2016 no registró un comportamiento ascendente todos los años, pero se puede decir que fue estable(ver Gráfica 1), promediando 70% (con un pico de 73.7% para el ciclo 2012-2013) y acercándose a la meta planteada para el año 2020 (75%).
El comportamiento mostrado no permite determinar si el otorgamiento de becas tuvo un impacto significativo en la eficiencia terminal (no se sabe que hubiera sucedido sin este apoyo), pero si hace posible afirmar que no contribuyó a elevar la eficiencia promedio.
En cuanto a la tasa de escolarización entre la población de 18 a 22 años en el nivel superior, se observa una evolución creciente al pasar de 14.6% en 1995, al 37% en 2016.8 (Ver Gráfica 2).
Tanto los resultados de cobertura y como de eficiencia terminal hasta el momento obtenidos, están en concordancia con las metas planteadas y permiten avizorar que se alcanzarán las del año 2020.
Sin embargo, además de esos logros, un hecho que se apuntó como relevante fue el de la pertinencia de los estudios como manifestación de la calidad requerida para la resolución de problemas y para propiciar que los egresados ingresen al mercado laboral. Cualidad que debiera manifestarse en niveles decrecientes de desempleo de los egresados de ses. No obstante, esto no está sucediendo.
Como puede observarse en la Gráfica 3, en el total de desocupados en el país, las personas con educación a nivel medio superior y superior muestran un incremento importante en los últimos diez años (10 puntos porcentuales). En el año 2005 fue del 24% y, en 2016 llegó al 34%. Dato que contrasta fuertemente con lo registrado en el grupo de personas con primaria incompleta y primaria completa (en los que la tasa de desempleo decreció) y con el de estudios a nivel secundaria (que, en el mismo periodo, aumentó solo 3.6%).
Al parecer, un mejor nivel de educación no está siendo garantía de empleo o, contra el desempleo, y da lugar a reflexionar respecto al trabajo realizado y requerido para elevar la calidad y pertinencia de los programas de estudios del ses.
Lo antes descrito, aunado al progresivo ingreso-egreso de estudiantes a nivel superior, generará una sobreoferta creciente de profesionistas en el mercado. Esto conforme se avance en las metas de cobertura y eficiencia terminal, sin su contraparte de pertinencia en la capacitación de los alumnos y sin la vinculación con las capacidades reales del sistema productivo nacional. La propia ANUIES (2012:27) ya presentaba datos del desencuentro entre egresados universitarios (profesionistas) y el ingreso de los mismos al mercado laboral.9 (Ver Recuadro 1).
Sirva ese indicador de desocupación como primer punto de contacto entre el sector educativo a nivel superior y el mercado laboral. Para profundizar en ese sentido, a continuación se presenta información de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social (stps) respecto a la situación laboral de los profesionistas en el país.
Panorama laboral de los profesionistas en México (2008- 2013)10.
En el apartado anterior se mostró el creciente desempleo de profesionistas,en contraste con quienes no tienen esa condición laboral. Aquí se ilustran algunas características de la realidad laboral de aquellos profesionistas que sí tienen empleo.
Los datos provienen del Observatorio Laboral (ola) para los ciclos 2007- 2008, 2010-2011 y 2012-2013 (stps, 2008, 2011, 2013)11 y se refieren, entre otros, a la ocupación e ingresos promedio, tipo de empleo, afinidad estudios/empleo, edad y niveles de puesto de los profesionistas contratados.
Ocupación e ingresos promedio de los profesionistas y no profesionistas
Entre 2008 y 2013, las personas ocupadas remuneradas en México pasaron de 40 millones a 45.8 millones (se incrementaron 14.5%) y, dentro de éstas los profesionistas ganaron terreno. De representar 13.9% del total, pasaron al 15.7%, aumentó 30.9% la contratación de profesionistas (de 5.5 millones a 7.2 millones). (Ver Tabla 4).
Por su parte, el ingreso promedio mensual neto (sin prestaciones) de estos dos grupos de trabajadores, de un año a otro fue disminuyendo; aunque la proporción entre el monto de ingreso entre ellos se mantuvo.
Los profesionistas ocupados remunerados, obtuvieron el doble de ingresos promedio respecto al ingreso promedio de todos los ocupados (sean o no profesionistas).
Estos dos datos son de interés y halagadores para quien es profesionista. No obstante, como se verá a continuación hay información adicional específica que debe tomarse en cuenta para conocer lo que a mayor detalle está sucediendo en este mercado.
Por ejemplo,el monto de ingresos que un profesionista puede percibir, no sólo depende de su nivel de estudios, también de la carrera que haya estudiado, del sector económico en el que trabaje, de la experiencia laboral y del nivel de puesto que tenga. Lo anterior sin dejar de lado, la competencia existente por el puesto de trabajo que sea de su interés (número de personas con sus mismas “credenciales” y experiencia), factor que incide en todos los casos.
Para mostrar lo que sucede respecto a uno de los factores antes referidos, basta con contrastar el ingreso promedio de los profesionistas en los sectores de mejor y peor paga. El extractivo (de mejor ingreso promedio entre los tres niveles de puesto: operativo, medio y directivo) con $ 9,881 en el año 2013 y el agropecuario con $2,776 en el mismo año. La diferencia es muy amplia.
Dada la disponibilidad de información y el alcance del presente trabajo (que pretende ofrecer una idea global de lo que está sucediendo laboralmente con los profesionistas), se presenta someramente lo que está registrándose en términos promedio en algunos renglones.
“Asalariedad” y afinidad estudios/empleo
Como se observa en la misma Tabla 4, los profesionistas se están incorporando al mercado laboral de manera creciente como asalariados, es decir, como dependientes de un patrón. Esta condición que en el año 2008 era del 79.1%, para el 2013 alcanzó 81.3%, incremento mayor al registrado en el caso del total de las personas ocupadas asalariadas que fue de 70% y 71.5%, respectivamente.
Explicaciones posibles a este hecho, son: que los profesionistas que se están incorporando al mercado incursionan menos como emprendedores, que los que no tienen ese nivel de estudio; que la experiencia laboral de los no profesionistas, les posibilita obtener empleo en mandos medios o directivos o, que los profesionistas están ocupando los puestos de los no profesionistas (quienes pueden estar quedando desempleados), en las mismas condiciones de éstos (asalariados y percibiendo el ingresos del no profesionista).
Otro elemento que resulta de interés, es que se acentúa la tendencia de que los profesionistas ocupados, trabajan en algo no afín a lo que estudiaron. En el año 2008, fue la condición laboral de 30.6% de los mismos y en 2013, del 40.6%.12 Situación que lleva a pensar que el logro esperado de sentirse satisfecho (o “realizado”) profesionalmente no se está dando.Esto no es de importancia menor. Es de relevancia porque obtener ese logro es una de las razones por las que se decide estudiar no sólo la licenciatura, sino el posgrado.
Caso más grave es el de los profesionistas que al no encontrar empleo en el que se requiera su nivel y especialidad de cualificación, están realizando actividades para las cuales resultan sobrecualificados.13 Es decir, en las que no requieren los estudios superiores. Sin embargo, con los datos del Observatorio Laboral no es posible presentar información al respecto.14
Profesionistas ocupados remunerados
Un último dato contenido en de la tabla 4 muestra que dependiendo del rango de edad de los profesionistas, es que ingresan, o no, al mercado laboral.
Se señaló en líneas previas que un mayor número de profesionistas se han ocupado. Entre 2008 y 2013, 1.7 millones de profesionistas lo hicieron. Sin embargo, quienes se están incorporando con más fuerza son los mayores de 45 años, seguidos por los jóvenes de 20 a 34 años, en detrimento de los jóvenes de 34 a 45 años.
Esto es, del total de profesionistas ocupados remunerados el peso relativo de los primeros aumentó 1.5 puntos porcentuales en los cinco años aquí considerados; el segundo grupo de edad, incrementó su importancia relativa en 0.6 puntos y, en consecuencia, el tercer grupo perdió presencia en 2.1 puntos porcentuales.
Al parecer los empleadores mantienen y prefieren a los profesionistas con experiencia e incorporan a los que recién egresan, sustituyendo a los profesionistas relativamente jóvenes pero con menos experiencia que los mayores.
Es pertinente señalar que la estructura de empleo por edades entre profesionistas no se ha modificado. Los jóvenes de 20-34 años representan poco más del 40% de los mismos, los mayores de 45, alrededor de 30% y los jóvenes de 34-45, 20%.
Niveles de puesto e ingreso de los profesionistas
Los profesionistas han venido ocupando principalmente puestos a nivel operativo y de mandos medios. Su participación a nivel directivo ha decrecido. La tendencia en ese sentido es clara para el lapso comprendido entre 2008 y 2013. (Ver Tabla 5).
Mientras que en el año 2008, del total de puestos operativos, las personas con estudios a nivel profesional representaban 14.8%, para 2013 ya constituían 30%. Es decir, de una posición más bien marginal, prácticamente cubrieron un tercio de los mismos.
En los de mandos medios han ganado participación, siete puntos porcentuales del 2008 al 2013. Se puede decir, que se consolidan en ese nivel de puesto en el que las personas sin estudios profesionales ocupaban prácticamente la mitad de las plazas. Por su parte, aunque los profesionistas son la mayor proporción de los directivos, en este nivel han venido perdiendo terreno. No obstante, se mantienen ocupando poco más del 60% de los mismos. Esta tendencia por nivel de puestos se registra en la mayor parte de los sectores económicos. En la Gráfica 4 se ilustra con datos correspondientes al sector construcción, transformación y comercio, además del promedio de los once sectores que incluye el ola.15
Por su parte y como se apuntó previamente, el ingreso que los profesionistas perciben está en función del nivel del puesto que desempeñan. Si lo hacen como operativos, sus ingresos serán menores que si fueran mandos medios o directivos. Las diferencias de ingreso entre éstos son muy fuertes.
En general puede observarse (ver Tabla 5) que al menos en el promedio de ingreso neto mensual por puesto de todos los ocupados, el operativo gana la mitad del de mandos medios y la tercera parte que el directivo. La mayor proporción de todos los ocupados remunerados tienen puestos operativos (90%) y esa característica con el paso del tiempo, se acentúa (tal como se mostró al analizar el caso de los profesionistas).
Aunque el Observatorio Laboral no presenta esa información del nivel de ingreso por nivel de puesto para los profesionistas, es de suponer que habrá diferencias entre éstos y los que no lo son. Sin embargo, dado que los ingresos promedio de todos está incluido en la tabla, podremos decir que en la mayor parte de los sectores, si las personas con estudios profesionales, o sin ellos, realizan la misma actividad dentro de cada nivel de puesto, no deben diferir mucho sus ingresos. Caso distinto es aquel en el que realizan diferentes funciones.
Algo que si se puede afirmar con base en la información disponible es que, mientras los ingresos promediados de todos los niveles de puesto de los profesionistas ha disminuido (Tabla 4), los de todas las personas ocupadas (profesionistas o no), se han incrementado, (Tabla 5, ambas expresadas en términos nominales). Hecho que puede corresponder con el desequilibro entre oferta y demanda de puestos de trabajo para profesionistas que da lugar a que los empleadores contraten a aquel que solicite la vacante por el menor ingreso (cualquiera que sea el nivel de puesto ofrecido).16
Cómo fue posible observar, asociar sin más detalle, mayor nivel de estudios con más posibilidad de empleo, mejor ingreso y/o desarrollo profesional, puede llevar a errar conclusiones y a tomar decisiones equivocadas, tanto en el ámbito individual como en el de las políticas. Es necesario profundizar en la información y en los hechos para evaluar correctamente.
El contenido de lo aquí presentado evidencia que los profesionistas están enfrentando problemas crecientes de desempleo; que un mayor número de ellos, están laborando en actividades no afines a su formación; que, de manera creciente, son asalariados yque están ocupando principalmente puestos operativos. Además, que conforme pasa el tiempo y sin importar el nivel de puesto que tengan (operativo, medio o directivo), están percibiendo menores ingresos.
Estos hechos llevan a retomar y a enfatizar lo que en el prólogo del primer número del Panorama del Observatorio Laboral Mexicano 2004-200517 (stps, 2005) bien se subrayó: la urgencia de realizar una adecuada selección de las carreras; de requerimientos físicos y humanos para habilitar a los alumnos y, de elevar la calidad y la diversidad de estudios a proveerles. Elementos que sin duda siguen siendo pertinentes y que son necesarios para el éxito futuro de los estudiantes y de la nación.
Como también se apunta allí, de proveer a los alumnos de una formación pertinente y de calidad dependerá “su adecuada inserción laboral [y con ello] la productividad, competitividad y calidad de vida en México” (stps, 2005:4). No lograrlo, o hacerlo en menor proporción de lo necesario, tiene repercusiones serias, ya que:
Cuando los recursos que las familias y el Estado invierten en la educación de los jóvenes no se traducen en oportunidades de empleo digno acordes con su formación, además de representar una pérdida moral y económica para las familias, significa costos para el país y la sociedad en su conjunto, con consecuencias adversas en las contribuciones fiscales, la seguridad pública, los sistemas de salud y seguridad social y, por supuesto, el empleo, la productividad y el crecimiento económico. (stps, 2005:5)
Desafortunadamente, ya existe un desbalance entre la demanda de puestos profesionales y la oferta de los mismos. Desde esa perspectiva, los recursos invertidos en el objetivo de lograr la equidad educativa de los jóvenes, no está redundando en mejorar su bienestar económico por contar con estudios superiores y, con ello, se están generando las consecuencias antes descritas.
Conclusiones
El principio de equidad educativa (o igualdad de acceso a la educación superior), que ha venido promoviéndose desde 1998 y que en el gobierno actual subyace en el Programa Sectorial de Educación 2013-2018, hoy presenta avances en el país en tanto que las metas de cobertura y de eficiencia terminal se van alcanzando. Un mayor número de jóvenes acceden, permanecen y egresan de la educación superior.
La mayor inversión pública en infraestructura y la contratación de profesores; la ampliación de la oferta educativa (tanto en programas como en instituciones); el otorgamiento de estímulos del programa de becas de “Manutención” y, en general, la asignación creciente de presupuesto a ese nivel de estudios, han redundado en el incremento de la matrícula y en un mayor número de personas con estudios a nivel superior buscando ingresar al mercado laboral.
Sin embargo, hace falta avanzar en el reglón de la pertinencia de los estudios y en la generación de empleos para aprovechar la mayor formación académica de cantidades crecientes de egresados universitarios.
El gobierno federal tiene clara la prioridad no sólo para que la equidad educativa como tal se traduzca en bienestar individual y colectivo, sino para elevar la productividad y la competitividad del país: Ese hecho es evidente, en tanto que el Programa Sectorial de Educación 2013-2018 (pse) tiene como base justamente la meta nacional del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (pnd), que es: “México con educación de calidad”.18
Por ello, y dada la realidad laboral de los profesionistas, en nuestra opinión hace falta que se realice una evaluación urgente, objetiva y a profundidad, de los resultados integrales del pse, y en particular de las estrategias y líneas de acción de los objetivos más vinculados a la temática de la pertinencia de los estudios con el fin de resolver parcialmente el desfase o desencuentro entre la demanda de puestos laborales a nivel profesional y la oferta de los mismos.
Los objetivos del Programa Sectorial de Educación a los que debe darse énfasis son: fortalecer la calidad y pertinencia de la educación media superior y superior y formación para el trabajo, a fin de que contribuya al desarrollo de México e impulsar la educación científica y tecnológica como elemento indispensable para la transformación de México en una sociedad del conocimiento.
Su revisión debe tener prioridad para obtener resultados lo antes posible. Sobre todo por el impacto económico que a nivel nacional tendría no contar con profesionistas realmente calificados, capaces de enfrentar los retos futuros en términos de asignación de recursos, de conocimientos científicos y tecnológicos y, de niveles crecientes de competencia.
Así mismo, porque aunque es sabido (y muy defendido) que la educación tiene un impacto mayor que “sólo el económico”. Es un hecho que la mayor parte de las personas al decidir realizar estudios a nivel superior tiene la expectativa de obtener logros y satisfacción profesional, así como mejorar su nivel de vida económico. Sin embargo, en estos renglones, la información presentada muestra que estos hechos con el paso del tiempo y de manera creciente, están tendiendo a no obtenerse.
En ese sentido, pareciera que las acciones promovidas en el ses desde alrededor del año 2000, no contemplaron que la inversión que las familias y el gobierno realiza (en tiempo y recursos financieros), podría no reflejarse, para un número creciente de egresados, en la mejora de su bienestar económico; y que después de haberse graduado, no accederían a un trabajo acorde al nivel de lo estudiado y bien remunerado.
Hoy, eso es evidente con la gran cantidad de profesionistas: desempleados; que no trabajan en carreras afines a lo estudiado o, que se ocupan en puestos de trabajo en los que resultan sobre-cualificados. Lo paradójico es que si bien es cierto, el sector productivo (industria, comercio, servicios) no ha crecido tan rápido –o no tiene las características tecnológicas y de mercado–, para ofrecerles puestos de trabajo calificado, el propio aumento de personas con esas “credenciales” ha provocado que estén en la situación laboral antes descrita y que además, sus ingresos vayan a la baja.
Ante este panorama, podría decirse que la política educativa a nivel superior ha cumplido parcialmente. Va avanzando en la obtención de sus metas, pero no así en el fin último que dio origen a su promoción a nivel mundial: conseguir el desarrollo sociocultural y económico que se reconoce deriva de contar con estudios postsecundarios.
Los costos de tal situación para el país y la sociedad en su conjunto, como señaló el Observatorio Laboral (stps, 2005), son de amplio espectro: fiscales, de seguridad pública, del sistema de salud y la seguridad social, productividad, crecimiento económico y empleo.
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Notas