RESUMEN: Este trabajo reconstruye el sentido de hipótesis en la filosofía de Ralph Cudworth a través del análisis de sus bases platónicas, específicamente, la estipulación de los estratos del conocimiento expuestos en la Alegoría de la línea del libro VI de República y la distinción entre objetos y disciplinas del conocimiento establecidos en Timeo de Platón. De ese modo, considero que se pueden comprender dos sentidos de ‘hipótesis’ en Cudworth a partir de la delimitación de sus funciones como 1) tipo de explicación en razón de su estatuto onto-epistemológico y 2) estrategia metodológica de indagación sobre el funcionamiento del mundo natural, sentidos que pueden colegirse de la influencia de lo que se denomina en este trabajo ‘conjetura verosímil’ para Platón, que además permite apreciar la relación existente entre la metafísica, la nueva ciencia y la moral en el siglo XVII.
Palabras clave: Hipótesis, conjetura verosímil, filosofía natural, poder anticipatorio de la mente, relación metafísica-ética.
ABSTRACT: This work reconstructs the sense of hypothesis in the philosophy of Ralph Cudworth, through the analysis of its platonic bases, specifically, the stipulation of the strata of knowledge exposed in the Allegory of the line of Book VI of Republic and the distinction between objects and disciplines of knowledge established in Plato's Timaeus. In this way, I consider that two meanings of 'hypothesis' in Cudworth can be understood from the delimitation of its functions as 1) type of explanation due to its onto-epistemological status and 2) methodological strategy of inquiry about the functioning of the natural world, senses, which can be inferred from the influence of what is called in this work as 'plausible conjecture' for Plato, which also allows us to appreciate the relationship between metaphysics, the new science and morality in the Seventeenth Century.
Keywords: Hypothesis, plausible conjecture, natural philosophy, anticipatory power of the mind, metaphysics- ethics relationship.
ARTÍCULOS
Ralph Cudworth: entre la conjetura verosímil de Platón y los sentidos de hipótesis en la filosofía natural*
Ralph Cudworth: Between Plato’s Plausible Conjecture andthe Meanings of Hypothesis in Natural Philosophy
Recepción: 16 Marzo 2022
Aprobación: 07 Septiembre 2022
Publicación: 16 Diciembre 2022
En el corazón de las discusiones epistemológicas del siglo XVII cobra un especial interés el estatuto del conocimiento del mundo natural. Para aclarar este punto, los filósofos establecieron una línea de indagación que parte de la exploración de las facultades, los contenidos y las operaciones de la mente, hasta la reflexión sobre los métodos de observación y explicación de los fenómenos. Este último aspecto derivó, a su vez, en la determinación de los tipos de explicación válidos para la ciencia nueva.
En ese tenor, el estudio de Steffen Ducheyne (2013), The status of theories and hipothesis, se centra en mostrar cómo el sentido y, por ende, el estatus de ‘teoría’ e ‘hipótesis’ muta en la filosofía natural británica del siglo XVII, desde el rol marginal que le adjudica Francis Bacon, pasando por su resignificación con el proyecto experimentalista de Robert Boyle y Robert Hooke, la actitud escéptica de John Locke, hasta la distinción tajante establecida por Isaac Newton.
Con todo, considero que a partir de la propuesta de Ducheyne es posible establecer una línea más que aporte en la reconstrucción del sentido de ‘hipótesis’ en el marco de la discusión de la modernidad temprana y que puede situarse en la filosofía de Ralph Cudworth (1617-1688), uno de los representantes más notables de los denominados platónicos de Cambridge.
Así, el presente trabajo busca reconstruir los sentidos de hipótesis en el filósofo inglés a través del análisis de sus bases platónicas, específicamente aquellas halladas en la estipulación de los estratos del conocimiento expuestos en la alegoría de la línea del libro VI de República (Platón 2000 509 e-510 a, 339) y la distinción entre objetos y disciplinas del conocimiento establecida en Timeo de Platón (2000 46 d-e 189-190), con la finalidad mostrar cómo en el núcleo de la estipulación de preceptos de orden metodológico se encuentran fundamentos de orden onto-epistemológico, que, además, tienen una relación interesante en el ámbito de la moral.
Es menester aclarar al lector que el criterio de selección de las referencias platónicas estriba en que en estas se aprecia claramente una fundamentación metafísica del conocimiento que para Ralph Cudworth es esencial para el desarrollo de la filosofía natural y de la filosofía moral. De esta manera, los ecos platónicos en las tesis de la inmortalidad del alma, el carácter de la voluntad que se determina a sí misma, la idea de Bien y su captación intelectual como ejes de la moralidad son elementales para los intelectuales que pertenecieron a la Escuela de Cambridge, como B. Whichcote, H. More y el propio R. Cudworth.
De ese modo, considero que pueden comprenderse dos sentidos de ‘hipótesis’ en Cudworth a partir de la delimitación de sus funciones: 1) tipo de explicación en razón de su estatuto onto-epistemológico y 2) estrategia metodológica de indagación sobre el funcionamiento del mundo natural. Cabe aclarar que se entiende en este trabajo por ‘explicación’ al conjunto de proposiciones que exponen las relaciones causales del mundo natural que derivan en efectos o fenómenos naturales particulares. En este caso, la explicación adecuada o verdadera de los fenómenos es aquella que logra identificar el sustento metafísico —en el caso de Cudworth intelectual o espiritual— de los procesos naturales.
Por último, se considera que los sentidos antes mencionados pueden colegirse de la influencia de lo que se denomina en este artículo ‘conjetura verosímil’ para el filósofo ateniense, que además permite apreciar la relación existente entre la metafísica, la nueva ciencia y la moral en el siglo xvii.
El fascinante ambiente intelectual inglés tras la Restauración no había tenido un precedente tal desde la época isabelina, y es que la consolidación del Colegio de los Greshemitas a través de la fundación de la Royal Society permitió el desarrollo de la investigación del mundo natural mediante el proyecto de la filosofía experimental, inspirado en la idea del nuevo método de la ciencia (Hutton “From philosophy”; Dear “Extra-curricular activities” 2001, “Experiment”).
En este escenario, y en el culmen del desarrollo de la óptica y la química, es donde encontramos a Ralph Cudworth (1617-1688), fellow del Colegio de Cristo de Cambridge y miembro fundador de este proyecto, lo cual es interesante si entendemos que su fama, tanto en la época como en la actualidad, reside más en sus propuestas sobre la autonomía de la moral que en sus sistemas vitalistas de filosofía natural.
Cudworth fue un representante del latitudinarismo, actitud intelectual con la que se asocia a los teólogos de la Escuela de Cambridge.1 La recuperación de los elementos de la metafísica y la ética platónica es indispensable para los “hombres de altitudes”2 o latitudinarios, especialmente en el contexto del debate de la predestinación moral del calvinismo que se desarrolló con fuerza poco antes, durante y después del interregnato.3 Por ello, para estos pensadores, la autonomía, la intuición del Bien y la tolerancia religiosa eran la clave para lograr la paz social.
Como menciona Natalia Strok (“Ralph Cudworth” 2022), la ubicación del filósofo nacido en Aller en la Universidad de Cambridge le permitió conectarse con la vida política, religiosa e intelectual de su época. De ese modo, a través de la cátedra o del púlpito, Cudworth y los latitudinarios-platónicos (Benjamin Wichcote, Henry More, John Smith, Nathaniel Culverwell) exaltan las cualidades del estudio de los clásicos, en especial de la tradición platónica, para hacer frente a temas acuciantes como el uso de la sana razón para defender la tolerancia religiosa y el orden social en plena guerra civil.
De esta manera, a partir de la lectura de la filosofía clásica, especialmente de los Diálogos de Platón, las Enéadas de Plotino y las Homilías sobre el Génesis de Orígenes de Alejandría, y también inspirados en el giro metodológico y la concepción de la homogeneidad sustancial del mundo natural cartesiana, los platónicos de Cambridge, además de desarrollar una filosofía natural que intenta resolver los inconvenientes del dualismo y el interaccionismo4 mediante un vitalismo (cfr. More An antidote against atheism 1997, Immortality of the soul 1987 [1659], Enchiridion Metaphysicum 1925; Ralph Cudworth The true intellectual system of the Universe 1829), también propusieron una moral en la que el fundamento de la acción estriba en la capacidad del alma para regirse a sí misma (autoexousion) a través de la intuición racional de verdades eternas (Bien, Justicia, Belleza, Verdad) que conduce a la elección de una vida virtuosa (Cfr. Cudworth Treatise on free will 1996 caps. IX-XIV; More An account of virtue 1620 L. III cap. I, VIII). En resumen, las fuentes de las que abrevó Cudworth son la “divina filosofía” de Platón y Plotino, la metafísica y la filosofía natural cartesiana, además de la teología judía y cabalística (Popkin 1992).
Teniendo en cuenta lo anterior, es posible entender la importancia que tiene la tradición platónica en la fundamentación del estudio filosófico en nuestro autor. Por ello, con el objetivo de trazar las bases epistemológicas del trayecto intelectual de Ralph Cudworth en lo referente a los sentidos que le da a la ‘hipótesis’, considero que la alegoría de la línea de Platón sirve para comprender tanto la clasificación epistemológica como el modelo del alma, a saber, dualista y con exaltación de la facultad racional, que hasta cierto punto están siguiendo los teólogos ingleses.5
Cabe mencionar que, siguiendo a Berzins (2020), la alegoría de la línea, al igual que la alegoría de la caverna, son recursos argumentativos que se complementan entre sí para mostrar y reconciliar los diversos niveles del ser y del conocer, es decir, dicha reconciliación alude a una continuidad onto-epistemológica entre los tipos de seres, donde el conocimiento del mundo natural es posible aun cuando uno sea de menor estatus de realidad. Por su parte, Benson (2010) argumenta que se pueden identificar dos métodos de estudio en la alegoría de la línea: la dialéctica (búsqueda de la verdad partiendo de verdades de manera deductiva) y la dianoética, donde, en el segundo caso, el método adecuado es el de la formulación de hipótesis que procederán de modo inductivo hasta encaminarse a las verdades eternas. Ambos autores coinciden en que las distinciones ontológicas y epistemológicas del filósofo ateniense son una referencia directa del periplo del filósofo en la búsqueda de la verdad.
Tomando en consideración lo anterior, en la alegoría de la línea Platón exhorta al lector a plantear los grados del ser y del conocer de la siguiente manera: “Toma ahora una línea dividida en dos partes desiguales; divide nuevamente cada sección según la misma proporción, la del género de lo que se ve y otra la del que se intelige, y tendrás distinta oscuridad y claridad relativas” (La Republica Libro VI 509 d).
A la luz de lo anterior es posible identificar:
De esta manera, para Platón la clasificación, que parte del dualismo ontológico, distingue entre el Ser y el ser aparente, lo cual establece el estatuto del conocimiento encargado de ellos: el Ser es objeto de la ciencia verdadera, mientras que las apariencias son los objetos de la opinión falsa.
Así mismo, dentro de la ciencia se distinguen dos vías y, por ende, dos objetos de conocimiento: por un lado, la vía del pensamiento discursivo de la que se encarga la parte racional del alma y cuyo proceder es el matemático, y la dialéctica, dedicada a la contemplación del Ser.
Por otro lado, la vía de la opinión abarca a las creencias y a las conjeturas, teniendo las primeras como objeto a las cosas y las segundas a las imágenes de las cosas; cabe destacar que en las imágenes se incluyen tanto al fenómeno óptico, es decir los reflejos, como a las imágenes producidas por la percepción sensible. Bajo esta última clasificación, se colige claramente que las imágenes proporcionadas por la percepción sensible son objeto de la conjetura, pues:
Pero en esta su primera sección el alma se ve forzada a servirse de supuestos en su búsqueda, sin avanzar hasta su principio, por no poder remontarse más allá de los supuestos. Y para eso usa como imágenes a los objetos que abajo eran imitados, y que habían sido conjeturados y estimados como claros respecto de los que eran sus imitaciones. (511a-b)
Así, establecidos los grados de conocimiento en razón del estatuto ontológico de sus objetos y la delimitación de las ciencias que le corresponden, es posible entender con mayor claridad su aplicación concreta al ámbito de la cosmología y, por ende, de la filosofía natural en Timeo, donde en una primera instancia se aprecia el sentido 1) tipo de explicación en razón de su estatuto onto-epistemológico, que en este caso es la opinión:
Cuando en el ámbito de lo sensible tiene lugar el razonamiento verdadero y no contradictorio sobre lo que es diverso o lo que es idéntico […], en una marcha sin desviaciones, lo anuncia a toda el alma, entonces se originan opiniones y creencias sólidas y verdaderas, pero cuando el razonamiento es acerca de lo inteligible y el círculo de lo mismo con un movimiento suave anuncia su contenido, resultan necesariamente, el conocimiento noético y la ciencia. (37b-c)
Además, en este mismo diálogo Platón introduce otro sentido de ‘opinión’: 2) tipo de explicación del mundo natural, en tanto que Timeo le advierte a Sócrates de la perplejidad que representa desarrollar un discurso racional que revele las causas y las operaciones del mundo natural, pues para hacerlo es menester usar las imágenes o percepciones sensibles como base para abordar el tema, así:
Por lo tanto, Sócrates si en muchos temas, los dioses y la generación del universo, no llegamos a ser eventualmente capaces de ofrecer un discurso que sea totalmente coherente en todos los aspectos y exacto no te admires. Pero si lo hacemos tan verosímil como cualquier otro, será necesario alegrarse, ya que hemos de tener presente que yo, el que habla, y vosotros, los jueces, tenemos una naturaleza humana, de modo que acerca de esto conviene que aceptemos el relato probable y no busquemos más allá. (29c-d)
Como puede apreciarse, al atribuir al discurso de la cosmología el estatuto de lo que puede denominarse ‘conjetura verosímil’, esta se diferencia radicalmente de la ‘conjetura’ simple en tanto que explica de manera cuidadosa el origen de la constitución actual del ser aparente o cosas que están en permanente cambio, tomando como eje el conocimiento sobre las ideas. En ese sentido, considero que la ‘conjetura verosímil’ cumple tanto la función 1) tipo de explicación en razón de su estatuto onto-epistemológico, como la función 2) estrategia metodológica, en tanto que se advierte la necesidad de emprender un camino que parta de los sentidos, pero que tenga como eje el conocimiento del Ser, en provecho de la posibilidad de explicar diversos fenómenos naturales, como los movimientos celestes, la anatomía humana y animal, la fisiología y las cualidades sensibles.
Considero que justo la comprensión de estos sentidos de ‘conjetura’ que establece Platón son de utilidad para comprender el sentido que tiene la ‘hipótesis’ en la filosofía natural de Ralph Cudworth.
Como se mencionó, las aportaciones de Ralph Cudworth para el desarrollo de la idea moderna de autonomía y responsabilidad moral han sido ampliamente estudiadas, pero también es cierto que en los últimos años han sido valoradas sus contribuciones en el ámbito de la filosofía natural gracias a su empeño de difusión y, a la vez, de crítica al mecanicismo y, por ende, su nombre cada vez es más asociados al ambiente intelectual de la revolución científica.
Además, para tener una comprensión cabal sobre el mencionado punto es menester detenerse en algunas de las tesis epistemológicas del autor; así, según Taliaferro & Teply, la filosofía de Ralph Cudworth es donde “el platonismo de Cambridge logra su más elaborada y completa expresión” (2004 19).
La razón de estas apreciaciones se debe a que su obra cumbre, The true intellectual system of the universe (1678), tuvo la pretensión enciclopédica de compilar el saber fisiológico o sistemas del mundo desde la Antigüedad hasta sus días con la finalidad de resolver el problema entre la determinación y la libertad moral mediante la demostración del carácter intelectual o espiritual del mundo natural.
Por ello, la tarea del filósofo de Aller tiene un objetivo de orden metafísico y ético, a saber, defender el carácter libre de la voluntad humana a partir de la demostración de la existencia del alma inmortal y de la existencia del espíritu en general en el mundo físico. En palabras del propio Cudworth, un verdadero sistema intelectual del universo es una explicación sobre el problema de la libertad y la necesidad en la acción humana en donde se reconoce la causa universal y la relación con las acciones.
De ese modo, Cudworth considera que su sistema se erige en contra de las tendencias fatalistas (deterministas), materialistas, ateas, deístas y ocasionalistas que no están demostrando el carácter verdadero del universo. Así, establece esta clasificación:
2.1. Deísmo inmoral (divine fate inmoral): para esta postura, Dios decreta tanto las acciones buenas como las malas; de esta forma, se formula un determinismo en el que la necesidad dicta todas las acciones. De aquí se sigue que no hay una justicia ni bondad inmutable, existiendo únicamente una voluntad violenta, a saber, una omnipotencia arbitraria. Este deísmo se relaciona con la moral puritana y el dogma de la predestinación.
2.2. Deísmo moral (divine fate moral): la naturaleza tiene una justicia y bondad esencial, por ello, hay cosas justas e injustas en nuestra naturaleza, y no debido a una ley arbitraria. De ese modo, los actos morales son productos de una naturaleza inherente al ser humano.
De esta manera, considero que en ese proyecto es posible encontrar dos sentidos de la palabra “hipótesis”, a saber: 1) tipo de explicación en razón de su estatuto epistemológico y 2) estrategia metodológica de indagación sobre el funcionamiento del mundo natural, en lo que puede ser considerada una derivación o adaptación de la ‘conjetura verosímil’ de Platón.
Por ello, para Cudworth, es indispensable hacer una revisión histórica de lo que él denomina las ‘falsas hipótesis’ (True intelectual system 1829 45) de la fisiología antigua y moderna sobre el sistema del mundo o sistemas del universo. Para nuestro autor, el criterio para determinar como ‘falsas hipótesis’, por ejemplo, a la física de Anaximandro, al atomismo de Demócrito, al estoicismo de Zenón de Citio o al materialismo de Thomas Hobbes se debe a que el modelo epistemológico del filósofo supone la existencia de las verdades eternas —como la idea del Bien Supremo—, que, como advierte, “Decimos demostrar, no a priori; pero por inferencias necesarias de principios totalmente innegables” (63)1 tanto para el ámbito especulativo como para el práctico.
De lo anterior es posible colegir que Cudworth utiliza el sentido 1) de ‘hipótesis’ para referirse a los sistemas falsos del universo, los cuales, de alguna manera, fallan en no fundamentar la explicación en el Ser Supremo y en las verdades derivadas de este.
Por otra parte, en aras de explicar el uso del sentido 2) de ‘hipótesis’, es necesario analizar la relación existente entre la sensación y la formación de dichas proposiciones. Para ello, abordaremos la consideración del carácter activo de la mente expuesta en su obra póstuma Treatise concerning an immutable and eternal morality (1996 [1731]) tanto para lograr la senso-percepción como para las operaciones superiores del alma.2 Cudworth explica que la mente tiene un poder interno de organización de los datos de los sentidos y de la representación a través de relaciones, lo cual permite la inteligibilidad de los fenómenos naturales pues
Porque, en primer lugar, el sentido [es] recibir y sufrir a partir del exterior, y al no tener un principio activo propio, para conocer lo que se recibe, se necesita ser un extraño a lo que le es completamente adventicio y, por lo tanto, no puede conocerlo ni comprenderlo. Porque conocer y comprender una cosa no es más que por una anticipación interior de la mente, que es natural y doméstica, y tan familiar para ella, para conocerla.3
Pero es justamente este poder anticipatorio lo que permite la formulación de las hipótesis:
Por tanto, aunque el sentido sea adecuado y suficiente para el fin que la naturaleza lo ha diseñado, a saber, para advertir las cosas corporales que existen sin nosotros, y sus movimientos para el uso y lo concerniente del cuerpo, y los indicios generales de sus modos, que puedan dar al entendimiento suficientes indicios por su propia sagacidad para descubrir sus naturalezas, e inventar hipótesis inteligibles para resolver esas apariencias (porque, de lo contrario, la sola razón sin sentido no podría conocer las cosas individuales existentes sin nosotros, o asegurarnos de la existencia de algo además de Dios, que es el único ser necesariamente existente). Sin embargo, el sentido, como sentido, no es conocimiento ni intelección. (57)4
A partir de lo anterior, es fácil identificar el carácter hipotético de la fisiología de Anaxágoras, los atomistas y los estoicos, pues para Cudworth el estudio de la naturaleza desarrollado allí es, en efecto, producto del ejercicio de la razón. No obstante, su alcance es limitado pues metodológicamente no tienen fundamento en las verdades de razón, lo cual hubiera dado un alcance adecuado a sus tesis; de ese modo, la estrategia falla.
La función de la hipótesis en la filosofía de Ralph Cudworth se revela en su compilación histórica, misma que le sirve para mostrar cómo sus tesis de filosofía natural pueden ser todavía más que ‘conjeturas verosímiles’, pues el verdadero sistema intelectual se destaca entre las hipótesis de los antiguos y de los modernos como aquella filosofía que acierta en la descripción de las causas y las operaciones del mundo natural en tanto que explica el fundamento metafísico de estas precisamente por haberse desarrollado a partir de las ideas de razón.
Para ilustrar la aplicación de la propuesta antes expuesta sobre el estatuto epistemológico de los tipos de explicaciones en la filosofía natural basta atender la propuesta del filósofo inglés de la naturaleza plástica. La hipótesis sostiene que la naturaleza plástica es una entidad parte física y parte espiritual encargada de dirigir al mundo hacia su bien o finalidad (True intelectual system 1829 320). De ese modo, la naturaleza plástica es la causa operativa no mecánica del mundo natural pues está encargada de regular todos los procesos y operaciones naturales hacia su fin, por ejemplo, la formación y constitución física de todos los seres vivos, la gravedad (319), los meteoros, etc.: “Por lo tanto, la ley Divina y comando, por la cual las cosas de la naturaleza se administran, deben ser concebidas para ser señales reales de alguna causa operativa energética y real de la producción de cada efecto” (317).5
Como puede apreciarse, para Cudworth la naturaleza plástica es una tesis verdadera en tanto que se desprende de una verdad de razón, verdadera e inmutable, como lo es la existencia de Dios. Es importante destacar que la mencionada tesis tiene una doble función: traspasar los límites de las explicaciones materialistas y mecanicistas para fundamentar y asegurar el orden natural más allá de criterios basados en movimiento, reposo y velocidad, dando así a cada uno de los fenómenos una regularidad basada en un orden teleológico.
Sobre el materialismo, cabe destacar la precisión que hace Strok al respecto de la revisión histórica sobre este y el planteamiento del orden espiritual pues:
Cudworth utiliza el término “filosofía materialista” o “filósofo materialista” en su obra principal y lo asocia con términos como “corporealista” y “ateo”. Ahora bien, nuestro autor no presenta una cruzada especial contra la materia en sí misma ni contra todo tipo de materialismo, porque acepta que no todo materialismo es ateo. (2019 225)
Matizado lo anterior, al postular esta entidad intermedia que es instrumento divino y no Dios en sí mismo se aclaran los límites de la acción y presencia divina en su creación, pues esta es una causa operativa que funge como eje de la distinción ontológica entre la regularidad del universo y el mandato divino. Así, la regularidad del mundo natural es artificial, es decir, no le es inherente sino dotada e introducida a través de la naturaleza plástica, que además es una fuerza inconsciente. En suma, la naturaleza plástica, causa operativa del mundo natural es un instrumento de la voluntad divina y no la voluntad divina en sí misma (322-323).6
El carácter inconsciente de este principio operativo permite solucionar la tensión existente entre la libertad humana y el determinismo de las leyes físicas. Aquí las leyes de la física pueden reconocerse en un fundamento metafísico que evoca la existencia de Dios, cuya idea es una verdad eterna e inmutable, de la cual puede puede deducirse una causa de la regularidad del mundo que no determina moralmente a los seres humanos.
Así, como pudo apreciarse en el ejemplo anterior y siguiendo la clasificación platónica de la alegoría de la línea y la ‘conjetura verosímil’, para el teólogo inglés el conocimiento de la filosofía natural es la clave para entender su dimensión moral: la armonía existente en la creación conduce a la idea del bien universal, origen y creador de todo, por lo que la apreciación de la belleza y bondad del mundo es la vía para intuir el bien interno que conduce al Bien Supremo. Como le advierte Timeo a Sócrates: “Digamos ahora por qué causa el hacedor hizo el devenir y este universo. Es bueno y el bueno nunca anida ninguna mezquindad acerca de nada. Al carecer de ésta, quería que todo llegara a ser lo más semejante posible a él mismo” (Timeo 2000 29e).
Los derroteros de la mutación de los sentidos de “teoría” e “hipótesis” desarrollada por Ducheyne me sugirieron hacer una revisión similar en el ámbito de una tradición de la historia de la filosofía de la modernidad temprana: el platonismo moderno, y, en específico, en el platónico de Cambridge, Ralph Cudworth.
Para ello, la revisión de los criterios epistemológicos desarrollados por Platón y la formulación de lo que se denominó en este escrito ‘conjetura verosímil’ posibilitó aclarar cómo es que se pueden detectar dos sentidos del término ‘hipótesis’ en la filosofía del teólogo inglés, los cuales le permiten establecer los pasos de su itinerario filosófico de revisión de las tesis fisiológicas antiguas y modernas y apuntalar la pertinencia de su sistema intelectual.
Es oportuno considerar lo anterior producto del ejercicio de una tradición de largo aliento que identifica al ser con el saber, esto es, el platonismo. Si se comprende el modo en que se identifica ser y verdad para Platón, se comprende por qué Cudworth no pierde tiempo en explicar el proceder de la vía deductiva mediante la razón para atisbar aquellas verdades que sirven de punto arquimédico para la investigación del mundo natural.
De ahí que el innatismo sui generis de Ralph Cudworth permita darle un estatuto interesante a la hipótesis en la filosofía natural: su función epistemológica es proporcionar explicaciones verosímiles pues dan cuenta de los seres creados y de sus operaciones vitales. Este conocimiento no posee un valor en sí mismo porque, emulando el camino de la dialéctica, constituye solo un paso hacia un conocimiento de mayor relevancia antropológica y ética: la intuición del Bien Supremo.
La razón de ello estriba en que la función de la metafísica es proporcionar el fundamento de la verdad, que se efectúa en la relación entre los objetos jerarquizados ontológicamente para determinar su correspondencia con los distintos campos del saber. De allí que el establecimiento de la analogía entre la clasificación platónica y la exposición de Cudworth fue esclarecedor para comprender su proceder metodológico, que se basa en una fundamentación metafísica de los supuestos epistemológicos.