Artículos

Repensar la dominación. Axel Honneth y el legado de la Teoría Crítica

Rethinking Domination. Axel Honneth and the Legacy of Critical Theory

Francisco Abril
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

Repensar la dominación. Axel Honneth y el legado de la Teoría Crítica

Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, vol. LXIII, núm. 232, 2018

UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, División de Estudios de Posgrado

Recepción: 03 Enero 2017

Aprobación: 05 Octubre 2017

Resumen: Este trabajo revisa el concepto de dominación en la teoría social de Axel Honneth a lo largo de su trayectoria intelectual. En términos metodológicos, implica una “reconstrucción histórico-racional” en dos fases: las obras realizadas entre 1980 y 1990, y las que produce a partir de 2000. Nuestra hipótesis es que su pensamiento detenta elementos significativos para formular una nueva Teoría Crítica de la dominación, con énfasis en las relaciones “bilaterales” de dominio y no tanto en su carácter instrumental. En los textos de la primera fase hay consideraciones puntuales que permiten repensar dicho concepto. Nuestra principal contribución fue identificarlas y articularlas. Sin embargo, una de nuestras conclusiones más relevantes es que, en la segunda fase muchas de esas ideas se tornan borrosas y se corre el riesgo de desandar el camino.

Palabras clave: Axel Honneth, Teoría Crítica, dominación, poder, reificación.

Abstract: This article refers to the concept of domination in the social theory of Axel Honneth aiming at reconstructing this concept along Honneth’s intellectual trajectory. Methodologically, we carry forward a “rational-historical reconstruction” in two stages: the texts of the 1980s and the 1990s, and those from 2000 onwards. We start from the supposition that his thought contains significant elements to formulate a new Critical Theory of domination, which emphasizes the “bilateral” relations of domination rather than its instrumental character. Indeed, in the texts of the first stage there are specific considerations allowing to reconsider the concept. Our main contribution was to identify and articulate them. However, one of our most relevant conclusions is that in the texts of the second stage many of these ideas become blurred and the author risks returning to an already travelled path.

Keywords: Axel Honneth, Critical Theory, domination, power, reification.

Introducción

El problema de la dominación recorre transversalmente la historia de la Teoría Crítica. Los autores que se inscriben en ella -entre otros Max Horkheimer, Theodor Adorno y Jürgen Habermas- intentaron dilucidar, muchas veces desde enfoques diferentes y hasta contrapuestos, la especificidad de las formas de dominación de su tiempo. Lo cierto es que muchas de sus consideraciones requieren, hoy, una revisión exhaustiva. Más aún, puede afirmarse que prevaleció en sus indagaciones teóricas y empíricas un modelo reduccionista de dominación instrumental. Precisamente, esta tarea de revisión y reajuste es llevada a cabo por el actual director del Instituto de Investigación Social de Frankfurt, Axel Honneth. En muchos de sus trabajos y distanciándose notoriamente de sus antecesores, el filósofo y sociólogo alemán se propone repensar la dominación en clave bilateral e intersubjetiva. Para ello presta especial atención a la participación de los diversos sectores sociales en el “ejercicio de su dominación” (Honneth, [1989a]: 298) y repara, específicamente, en su predisposición a validar un sistema desigual de cargas y privilegios. En el presente artículo reconstruiremos este problema en las sucesivas fases de formulación de la propuesta conceptual de Honneth.

De hecho, su propuesta ofrece numerosas herramientas conceptuales para desentrañar los modos en que se ejerce la dominación, sobre todo en regímenes democráticos: hay una reflexión sobre sus diferentes mecanismos y factores motivacionales, así como sobre los acuerdos sociales tácitos que la hacen posible y legítima para la población. En gran medida, el autor contribuye a pensar cómo se suaviza o eufemiza la dominación en las sociedades contemporáneas y cómo, en el proceso, gana mayor eficacia que sus expresiones más violentas y coercitivas. Curiosamente y pese a su relevancia, el tema no ha sido objeto de un trabajo exhaustivo de reconstrucción y articulación por parte de los comentaristas más relevantes de la obra de Honneth. Lo más parecido que puede hallarse al respecto es el libro editado en 2007 por Bert van den Brink y David Owen, Recognition and Power, pero ninguno de los artículos que lo integran presenta un tratamiento sistemático del fenómeno de la dominación y sus relaciones bilaterales. La necesidad de cubrir esta vacancia es una de las principales razones que motivan y justifican nuestro estudio.

A lo largo del artículo buscaremos responder a tres preguntas centrales: 1) ¿Cuáles son las principales características del concepto de dominación “bilateral” y cómo es posible precisarlas y articularlas entre sí? En este punto, la dificultad radica en que muchas de las reflexiones de Honneth al respecto permanecen implícitas y desarticuladas. Esto es así no sólo en su temprana Crítica del poder [1989a],1 sino también en su libro posterior, La lucha por el reconocimiento [1992]. Si bien en este último están presentes los lineamientos de la teoría social de Honneth, sigue habiendo un tratamiento más bien elusivo del problema. Por ello es que resulta necesario llevar adelante una tarea de explicitación y articulación. 2) ¿Cómo se construyen, según el autor, los acuerdos normativos o “consensos morales” (Honneth, [1989a]: 403) que legitiman las relaciones sociales de dominación? 3) ¿Qué mecanismos y factores motivacionales entran en juego en la construcción de dichos acuerdos?

Nuestra tesis general es que el concepto de dominación bilateral tiene tres características definitorias -supone participación, conflicto y consenso2- y que las mismas pueden articularse en lo que denominamos un “contractualismo sombrío”. Para explicitar estas características primero nos serviremos del cuestionamiento que Honneth hace del legado de la Teoría Crítica -fundamentalmente, de Theodor Adorno y Jürgen Habermas- en la década de 1980. Luego, buscaremos vincular las tres características con conceptos claves de la propuesta que Honneth elabora en los años noventa: el de reconocimiento, lucha y orden de reconocimiento. Remitiendo a diferentes momentos en la producción intelectual del autor, buscaremos también clarificar los mecanismos y factores motivacionales que llevan a una suerte de servidumbre voluntaria. Así, podremos vislumbrar el “esbozo” o “matriz” de una teoría de la dominación bilateral. El problema, como veremos hacia el final del artículo, es que esta teoría no sólo permanece en estado de esbozo en la reflexión del autor, sino que en algunos textos de 2000 las tres características de la dominación parecen finalmente desdibujarse.

Con respecto a lo metodológico, seguiremos el enfoque que el mismo Honneth emplea en Crítica del poder: realizaremos una reconstrucción histórica y racional. Trabajaremos en “un primer nivel relativo al desarrollo histórico de la teoría […] y un segundo nivel relativo a la clarificación de los problemas centrales de la Teoría Crítica de la sociedad” (Honneth, [1989a]: 21 y 22). Expondremos el desarrollo histórico de la propuesta de Honneth a lo largo de más de tres décadas, focalizándonos en lo que consideramos es un problema nodal de la teoría social y política contemporánea: el de la dominación. Para ello hemos dividido el artículo en dos partes. En la primera, analizaremos los aportes que Honneth realizó para repensar dicho problema. Esto involucra: las limitaciones que, durante la década de 1980, el autor advirtió respecto del legado de la Teoría Crítica; el “esbozo” de una concepción de dominación bilateral que puede desprenderse de sus textos de los años noventa; y la dilucidación de los mecanismos y factores motivacionales que hacen posible un cierto “compromiso” o “consenso social” por parte de los diferentes grupos sociales para reproducir el orden social. En la segunda parte del artículo, nos enfocaremos en los trabajos del año 2000 en adelante y cómo, en ellos, Honneth parece desandar el camino emprendido décadas atrás. De modo que en las páginas de sus últimos trabajos se torna difusa la posibilidad de una reflexión sobre la dominación bilateral. Asimismo, incluimos unas breves consideraciones finales en las que se explicitan las vías que quedan abiertas para futuras investigaciones sobre el tema.

Hacia una nueva Teoría Crítica de la dominación

Los límites del legado frankfurtiano

Los textos que Honneth elaboró en la década de 1980 resultan de suma utilidad para reflexionar sobre la dominación. Algunos de estos textos son: “Conciencia moral y dominio social de clases” [1981], Crítica del poder [1989a], “Teoría Crítica” [1987] y “Sobre la lógica de la emancipación”3 [1989a]. En ellos, el pensador alemán tuvo como uno de sus objetivos centrales llevar adelante un balance del legado de la Teoría Crítica. Balance que, hay que decirlo, por momentos y puntualmente en relación con ciertos autores resultó muy crítico y negativo. No es nuestra intención aquí reconstruir sistemáticamente las objeciones que Honneth plantea, en particular, a Theodor Adorno y a Jürgen Habermas. Tampoco resaltar que dichos cuestionamientos son muy discutibles y que, por lo tanto, dista de haber consenso respecto de si hacen o no justicia a textos emblemáticos del legado frankfurtiano. Pero sí consideramos relevante señalar que, a partir de la lectura incisiva de esos dos autores, Honneth da cuenta de un concepto de dominación que considera en exceso problemático. Se trata de una idea “unidimensional” o relación “unilateral” (Honneth, [1989a]: 154; Honneth, [1989b]: 108) de dominación (ein einseitiges Verhältnis sozialer Herrschaft) que termina reduciendo este complejo fenómeno a mera imposición, manipulación o acción estratégico-instrumental.

Tal característica -esto es, su carácter unilateral, unidimensional e instrumental- la acerca considerablemente a lo que, según Martin Saar, constituiría un modelo “estándar” (Saar, 2010: 1100) de poder / dominación. Un modelo que tiene como antecesores teóricos a Hobbes y a Weber y que parte de la presuposición de que existe un vínculo estrecho entre poder y dominación. Constituyen, por así decir, dos caras de la misma moneda: el poder se define como la capacidad que tiene una persona o grupo para imponer, por diferentes medios, la propia voluntad; la dominación, como la probabilidad de encontrar obediencia. Esta familiaridad que puede encontrarse en la definición de los términos se remonta ya a su origen etimológico en la palabra latina dominus: quien ejerce la máxima autoridad dentro de los límites del ámbito doméstico, es decir, el pater familia, a quien deben obediencia los restantes miembros del núcleo familiar (Sternberger, 1992: 72). Quienes suscriben este modelo extrapolan dicha relación propia de la casa -es decir, de lo que los antiguos llamaban el oikos- al ámbito público-político -a la polis. Así, puede hablarse de una suerte de “poder sobre”, esto es, de una relación asimétrica, instrumental y unilateral que una persona o grupo ejerce sobre otro. El ejercicio de este poder reside principalmente en el uso de la violencia y la manipulación psíquica y cultural. De manera que lo que define y tienen en común tanto el poder como la dominación es su carácter “represivo”: permite actuar a unos restringiendo el margen de libertad y de acción de otros.

Habría una proximidad considerable, según los indicios proporcionados por Honneth, entre el modelo “estándar” de dominación y el que prevaleció en la Teoría Crítica. Y aquí ingresarían tanto las investigaciones teóricas y empíricas que realizara el “círculo interno” (Honneth, [1987]1990: 456) del Instituto de Investigación Social en la década de 1940, como las consideraciones sobre el poder en términos de acción racional conforme a fines, que Habermas planteara en su Teoría de la acción comunicativa del año 1981. Por ende, constituye en gran medida uno de los principales déficits que tiene el legado de la Teoría Crítica en su conjunto y uno de los principales puntos que es menester revisar y modificar, de modo tal que sea lo suficientemente comprehensivo para dar cuenta de la dinámica de la dominación en las sociedades contemporáneas. En términos generales, puede decirse que el concepto de dominación “instrumental” y “unilateral” encuentra numerosas dificultades para abordar de manera satisfactoria tres cuestiones nodales de la filosofía práctica y de la teoría social:

“Esbozo” de una concepción de dominación bilateral

Es necesario, entonces, superar estos déficits y para ello Honneth propone hablar de una dominación “bilateral” ([1989a]: 101). Una dominación que es el resultado de la construcción activa y agonística entre dos o más grupos y que, así comprendida, podría resultar de suma utilidad para el análisis de las prácticas de poder y subyugación propias de los regímenes democráticos -aunque no sólo de ellos. El foco de atención no estaría puesto tanto en el ejercicio abierto de la violencia, el terror y la manipulación, sino en el entramado de acciones, discursos, pautas culturales y horizontes normativos que permiten legitimar relaciones asimétricas. De esta manera, Honneth apuntaría a introducir un modelo “alternativo” -retomando la terminología propuesta por Martin Saar- de poder / dominación dentro del legado de la Teoría Crítica. Un modelo en el que no se pone el acento en las relaciones unilaterales y coercitivas, sino en la interacción entre los sujetos y la posibilidad de cierta bilateralidad. Veamos más en detalle cuáles son las características de la dominación bilateral y cómo se articulan entre sí. Para ello remitiremos expresamente a los conceptos clave propuestos por Honneth en La lucha por el reconocimiento [1992], con la intención de marcar una línea de continuidad con su anterior libro, Crítica del poder.

De cara a estas reflexiones, estamos en condiciones de afirmar que hay elementos considerables en la propuesta de Honneth -por lo menos en sus textos de los años 80 y 90- que podrían articularse en una nueva Teoría Crítica de la dominación. Una Teoría Crítica no anclada en un modelo “estándar” de poder y dominación, sino en uno “alternativo” que arroje luz sobre la participación, el conflicto y el carácter contractual de estos complejos fenómenos sociales. De todas maneras, consideramos que aún está pendiente, por parte del autor, un trabajo de articulación y sistematización de los elementos que hemos señalado. Por esta razón, preferimos hablar de un “esbozo” o “matriz” teórica que, a posteriori, podría dotarse de mayor contenido teórico, empírico e histórico.

Mecanismos y factores motivacionales de la dominación

Si bien el propósito del apartado anterior fue precisar y articular las características de la dominación, quedó pendiente una pregunta significativa: ¿Cómo se logra, en efecto, que las partes más desfavorecidas con el contrato social implícito lo acepten? Queda claro que el contrato supone un proceso de definición y redefinición que se activa en determinadas coyunturas históricas y que no puede simplemente imponerse por la fuerza. Lo que no es tan evidente, una vez contemplada esta alternativa, es cómo se consigue que los grupos más desfavorecidos lo acepten y lo cumplan. La hipótesis más fuerte para responder al problema se encuentra en un pasaje puntual de Crítica del poder. Allí, Honneth menciona la existencia de mecanismos y factores motivacionales de la dominación. En sus palabras:

[…] el establecimiento de la dominación se contempla […] como un proceso que asume la forma de un acuerdo intersubjetivo acerca de las normas sociales, es decir, como el desarrollo de una formación moral de consenso; de ahí que tengan que analizarse e investigarse los mecanismos o factores motivacionales que son capaces de influir en los procesos intersubjetivos de acuerdo normativo de tal forma que los grupos circunstancialmente en desventaja estén dispuestos a aceptar el sistema establecido de poder y privilegios; sólo cuando este contexto queda suficientemente aclarado puede contestarse y explicarse cómo la distribución asimétrica de cargas y ventajas ha sido capaz de encontrar el nivel de acuerdo moral presupuesto por los conceptos teóricamente rectores (Honneth, [1989a]: 361; las cursivas son nuestras).12

Son estos mecanismos y factores motivacionales los que, entonces, facilitan la aceptación y el cumplimiento del contrato implícito. Con el fin de poder analizarlos debemos remitirnos, primero, a una temprana monografía titulada “Conciencia moral y dominio social de clases” [1981] para dilucidar la especificidad de los mecanismos sociales de dominación y, segundo, centrarnos en el artículo “El reconocimiento como ideología” [2004], en donde pueden encontrarse indicaciones para pensar al menos un “factor motivacional”.

En la monografía de 1981, Honneth analiza “la infraestructura de legitimación de la dominación capitalista” ([1981]: 66). Dicha infraestructura contiene, según el autor, los mecanismos sociales que obstaculizan la expresión de una conciencia de la injusticia en las clases o grupos subalternos. El primer mecanismo, el denominado “proceso de exclusión cultural” (Honneth, [1981]: 64), propicia la desigual distribución de los recursos comunicativos y culturales necesarios para poner en palabras el rechazo ante situaciones socialmente agraviantes. Se trata de un “robo de la lengua” o una desverbalización producida por barreras lingüísticas. En su análisis, Honneth sigue de cerca los estudios de Bourdieu y Passeron sobre la escuela en tanto constituye un sistema que reproduce las desigualdades sociales en el plano simbólico -reafirmando a los que heredan bienes culturales por su origen de clase y rechazando a los que no- y contribuye a legitimarlas.

El segundo mecanismo social de dominio se vincula con la ruptura de los lazos solidarios y comunitarios dentro de un grupo o clase social. Es decir, consiste en “procesos de individualización institucional” (Honneth, [1981]: 65) a partir de los cuales se premian las conductas de éxito individual y se propicia un creciente aislamiento, despolitización y encierro en la vida privada de las personas. Toda una “política de individualización” que da forma, incluso, a “los nuevos asentamientos urbanos y a la privatización arquitectónica de las formas de vivienda, los ámbitos de configuración de formas de espacio público específicos de clase” (Honneth, [1981]: 66). Básicamente, el efecto general de este proceso es la desarticulación de acciones concertadas y colectivas de resistencia ante situaciones sociales de agravio y menosprecio.

Ambos mecanismos permiten identificar prácticas de dominación que, en cierta medida, operan unilateralmente. Da cuenta por ende de que una concepción ampliada de la dominación que, aun poniendo el acento en la bilateralidad y en los acuerdos tácitos entre los grupos, no puede soslayar dichos mecanismos. En ellos se observa, no tanto una participación activa de los afectados, sino una fuerte presencia de instituciones sociales que ejercen la dominación. De hecho, tales instituciones inducen a la pasividad: a no poder expresarse y a no poder actuar de manera conjunta. A partir de lo cual deducimos que no es factible lograr consenso ni aceptación de situaciones socialmente desiguales e injustas sin un mínimo grado de imposición y unilateralidad -por más sutil y simbólica que sea- y nos obliga a matizar el concepto mismo de dominación bilateral -sin por ello perder de vista su novedad y relevancia.

Ahora bien, en trabajos más recientes Honneth aborda temáticas asociadas a los “factores motivacionales” que posibilitan una participación activa y bilateral de los diferentes grupos en el dominio social y no tanto una imposición institucional. Tal posibilidad se ve claramente en el artículo “El reconocimiento como ideología”, donde el autor tematiza “nuevas formas de subyugación voluntaria” (Honneth, [2004]: 148). En estas últimas el reconocimiento es ideológico porque, pese a constituir una valoración positiva de la identidad de una persona o grupo, no contribuye a su mayor autonomía. Por el contrario, promueve actitudes de adaptación y de conformidad con un “orden existente de dominio” (Honneth, [2004]: 140). Aquí el reconocimiento consolida las relaciones de dominación, pero sin recurrir a ninguna clase de “represión” ni imposición unilateral. Se trata, dirá Honneth, de una “sujeción sin represión” ([2004]: 132). En este sentido, es “productivo” (Honneth, [2004]: 144): motiva al individuo a participar en un estado de cosas que le es contraproducente.

En el artículo, Honneth advierte lo difícil que resulta diferenciar cuándo hay reconocimiento como ideología y cuándo no; algo que directamente no puede hacer una crítica totalizadora como, por ejemplo, la de Louis Althusser (Honneth, [2004]: 130; Althusser, 1974: 55-67) para quien todo reconocimiento es ideológico. Según el teórico alemán, el problema radica en que lo que en un momento histórico resulta engañoso, puede cambiar de acento en otro y dar a los grupos sociales la autoconfianza necesaria para iniciar una lucha social que introduzca cambios sustantivos. Y dichos cambios son el criterio por antonomasia para saber cuándo el reconocimiento es ideológico: es ideológico cuando se suscita sólo sobre el orden de lo simbólico, sin producir ningún tipo de modificación en las instituciones y la estructura material de una sociedad. Así, el reconocimiento constituye un sistema retórico que valora positivamente la identidad y las capacidades de una persona o grupo, motivándolos -de ahí que lo consideremos un factor motivacional- a participar de prácticas injustas y a la vez dejando intactas las condiciones materiales que precisamente las hacen injustas.

Llegado a este punto estamos en condiciones de recapitular lo dicho hasta aquí, con el propósito de responder a las preguntas formuladas al comienzo del artículo. La primera remitía a las características del concepto de dominación “bilateral” y a cómo es posible precisarlas y articularlas entre sí. Sostuvimos que hay tres características generales de esta concepción, las cuales pueden conectarse con puntos clave de la propuesta teórica de Honneth: el carácter activo de los grupos sociales (acción social / reconocimiento), el carácter conflictivo de sus relaciones (antagonismo moral / lucha por el reconocimiento) y el carácter contractual que tienen las prácticas de dominación (contrato social implícito / orden de reconocimiento). Cuando las tres características se articulan entre sí nos encontramos con un análisis en clave de lo que denominamos un “contractualismo sombrío” y desencantado. Este análisis, en nuestra opinión, configura un modelo alternativo del poder y la dominación. Usamos la palabra “alternativo” para señalar el contraste con el que predominó dentro del legado de la Teoría Crítica, definido en gran medida por su carácter instrumental y unilateral. Desafortunadamente, no hay hasta la fecha un intento de sistematización y desarrollo exhaustivo de esta Teoría Crítica de la dominación por parte de Honneth, motivo por el cual hemos optado por hablar de un “esbozo” o “matriz” teórica.

Respecto de la segunda pregunta, ¿Cómo se construyen los acuerdos normativos o consensos morales que legitiman las relaciones sociales de dominación?, llegamos a la siguiente conclusión: los acuerdos normativos son, según Honneth, el resultado de una dinámica de conflicto moral. En otras palabras: de una lucha por el reconocimiento, un antagonismo entre distintos grupos sociales en el que hay una participación activa de todos los involucrados. Son ellos quienes intervienen en la definición del marco institucional que regula sus relaciones de poder y dominación. A decir verdad, esta noción de lucha no es del todo novedosa, ya que remite a la idea de una disputa ideológica o simbólica por la interpretación de los valores -el autor hablará también de “razones morales” (Honneth y Fraser, 2006: 118)- en torno a los que se integra un orden social. Entendemos que, en todo caso, lo novedoso de su propuesta es la pretensión de hacer valer esta idea dentro del legado mismo de la Teoría Crítica.

El último interrogante hace referencia a los mecanismos y factores motivacionales que entran en juego en la conformación de acuerdos que respaldan un status quo desfavorable para amplios sectores de la sociedad. En cuanto a los mecanismos de dominación, hemos mencionado que Honneth tiene un artículo específico sobre el tema. Allí, como vimos, analiza lo que denomina “procesos de exclusión cultural” en los que se priva a vastos sectores de la población de los recursos culturales y lingüísticos necesarios para reclamar su correcto reconocimiento social. Asimismo, da cuenta de “procesos de individualización institucional” que propician el aislamiento y la desintegración de los lazos solidarios al interior de un grupo o clase. La cuestión de los “factores motivacionales” merece una nota aparte: si bien Honneth no tiene una monografía puntual sobre el tema, en su tardío artículo “El reconocimiento como ideología” [2004] se pueden encontrar líneas que contribuyen a precisar esta idea. En este artículo el teórico crítico reflexiona acerca de cómo se motivan nuevas formas de servidumbre voluntaria a partir de un reconocimiento distorsionado, ideológico.

Reificación, desandando el camino

Si bien todos estos elementos -a saber, las diferentes características de la dominación bilateral, el modo en que se configuran los acuerdos sociales tácitos y los mecanismos y factores motivacionales- pueden, en efecto, identificarse y articularse en la reflexión de Honneth -lo que exige un esfuerzo de explicitación por nuestra parte, ya que el autor no lo hace-, nos encontramos con un problema adicional. Este problema se hace especialmente evidente en la obra Verdinglichung (Reificación [2005]), pues en ella se producen importantes desplazamientos en su teoría. Aquí -y ésta es la línea argumentativa que sostendremos- comienzan a tornarse cada vez más borrosas las tres características de la dominación bilateral y, por ende, a quedar en suspenso la posibilidad de articularlas en un “contractualismo sombrío”: deja de percibirse con claridad la participación de los individuos y grupos sociales, se postula una noción a-conflictiva de reconocimiento y, finalmente, se omite una adecuada tematización de los acuerdos que hacen posible la dominación bilateral.

Consideraciones finales

En la primera parte del escrito demostramos que los trabajos de Honneth de las décadas de 1980 y 1990 proporcionan el “esbozo” de una teoría de la dominación bilateral. Utilizamos la palabra esbozo para resaltar el carácter incompleto y fragmentario de muchas de las contribuciones del autor, así como también sus numerosas ambivalencias. Sostenemos que este esbozo puede ser tomado como una matriz reflexiva que requiere, a posteriori, mayor elaboración. Denominamos “contractualismo sombrío” a esta matriz reflexiva en la que se articulan las tres características de la dominación bilateral: el hecho de involucrar participación por parte de los dominados, la conflictividad que implican sus relaciones sociales y, por último, la capacidad de fraguar un “contrato social implícito” -punto, este último, en el que Honneth retoma y se apropia del marxismo cultural y lo pone en fructífera tensión con el legado de la Teoría Crítica. Asimismo, a fin de explicar cómo es que efectivamente los diferentes grupos aceptan y legitiman un contrato que los perjudica, se volvió indispensable detallar el modo en que funcionan los mecanismos de control y los factores motivacionales de la dominación. Ahora bien, como mostramos en la segunda parte, lejos de dotar de contenido teórico, histórico y empírico a este esbozo, Honneth parece distanciarse de él en sus últimos trabajos. Al hacerse eco de un tópico nodal de la Teoría Crítica, como es la de la reificación, corre el riesgo de quedar atrapado en los déficits que él mismo le señaló en la década de 1980.

Ante este escenario, nos vemos obligados a preguntar: ¿cómo puede analizarse más exhaustivamente y continuarse la concepción de dominación bilateral? Consideramos que, tanto en los textos tempranos de Honneth, como en algunos más recientes, hay referencias concretas a otros autores que permitirían calibrar el alcance y los límites que tendría esa concepción. Dicho de otra forma: dentro de la matriz que hemos explicitado podrían ingresar numerosas investigaciones que resultan por demás pertinentes y significativas. Por ejemplo, las investigaciones de Barrington Moore y Edward Thompson para dilucidar la dimensión consensual de la dominación; asimismo, podrían recuperarse los aportes de Pierre Bourdieu para pensar la exclusión cultural -sobre todo en las instituciones educativas- o el trabajo de Boltanski y Chiapello (2002) en torno al nuevo espíritu del capitalismo para precisar los factores motivacionales de la dominación -Honneth hace referencia a estos sociólogos en numerosas oportunidades. En este contexto, y dado que forman parte del legado de la Teoría Crítica, encontramos particularmente sugerente la insistencia del filósofo alemán en rescatar a los autores del “círculo externo” (Honneth, [1987]: 466) de la Escuela de Frankfurt, sobre todo a Franz Neumann y a Otto Kirchheimer. Las preocupaciones de estos autores, afirma Honneth:

Siempre tienen su origen en los intereses y las orientaciones que los propios grupos sociales introducen en la reproducción de la sociedad sobre la base de su situación como clase. El frágil compromiso que se manifiesta en la constitución institucional de una sociedad surge del proceso comunicativo en el que los diferentes grupos sociales negocian entre sí estos intereses utilizando su potencial de poder respectivo […] es un supuesto obvio que la dominación estatal siempre parte de un entretejimiento de los potenciales de poder de diferentes grupos de interés (Honneth, [1987]: 466; las cursivas son nuestras).

Entendemos que muchas de las potencialidades del concepto de dominación bilateral podrían actualizarse volviendo a estos autores -y, en general, a lo que Honneth denomina el “círculo externo”, que se conformó durante los cuarenta, del Institut. Es decir, su estudio representa una línea abierta de investigación que podría resultar productiva para el análisis de las formas contemporáneas de dominación social. Aun cuando Honneth se haya alejado del tema en la actualidad, muchos de sus escritos señalan y estimulan un trabajo en esa dirección.

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Notas

1 Corresponde a la fecha de la publicación en su idioma original. De ahora en adelante la indicaremos entre corchetes. Por otra parte, remitiremos a la versión en su idioma original en los casos en que la cita nos parezca lo suficientemente relevante como para incluirla en ambos idiomas. En los restantes casos, citaremos la versión en castellano, publicada en 2009.
2 Somos nosotros quienes diferenciamos estas características y nuestro objetivo es reconstruirlas a partir de los indicios que Honneth proporciona en sus diferentes textos.
3 Este último artículo no está traducido al castellano. Puede encontrarse una versión en inglés: Honneth ([1989b]1995).
4 Donde formula por primera vez esta idea no economicista de lucha social es en su temprano artículo “Conciencia moral y dominio social de clases”. Allí subraya la importancia que tienen las luchas no sólo en oposición a la injusta distribución de “bienes materiales”, sino también a la “dimensión de una distribución estructuralmente desigual de bienes de vida inmateriales”; es a este último tipo de luchas al que denomina “luchas por el reconocimiento social” (Honneth, [1981]: 70 y 71). Este artículo es central en el marco argumentativo de nuestro trabajo. Lo analizaremos con mayor detenimiento en la próxima sección.
5 También se denomina, fundamentalmente para analizar el delito y los duelos a muerte, “causalidad del destino”; esta expresión pone de relieve cómo determinados actos causan una reacción en cadena o acciones espiraladas de venganza y reconciliación. Véase Abril (2012).
6 Esta cita es central para nuestros propósitos, por lo que la incluimos en alemán: “Denn der Begriff des «Kampfes» ist gar nicht widerspruchsfrei als die exklusive Basis einer Gesellschaftstheorie zu verwenden: Jede soziale Verstetigung einer Machtposition, jede Etablierung eines noch so beschränkten Machtverhältnisses also, setzt bereits die Unterbrechung des Kampfes entweder in Form einer normativ motivierten Verständigung oder einer pragmatisch bezweckten Kompromißbildung oder schließlich einer auf Dauer gestellten Zwangsausübung voraus. Während die beiden ersten Lösungswege einer strategischen Auseinandersetzung die Fälle einer zweiseitigen Verstetigung sozialer Herrschaft darstellen, repräsentiert der dritte Losungsweg den unwahrscheinlichen Fall einer bloß einseitigen Verstetigung sozialer Machtpositionen” (Honneth, 1989: 194).
7 La referencia a estos autores se encuentra, principalmente, en los siguientes escritos: Honneth ([1989]: 163, 164 y 247); Honneth ([1992]: 201-202) y Honneth y Fraser (2006: 105).
8 Sobre la importancia de esta obra en la definición que elabora Honneth de reconocimiento véase Honneth (2010).
9 Véase la excelente reseña de la influencia de los Estudios Culturales en el pensamiento de Honneth realizada por Piromalli (2013).
10 Aquí habría que tener en cuenta los criterios, prejuicios, preconceptos ya incorporados en el modo de percibir y comprender el mundo social en el que nacemos. Esto recuerda –lo que podría ser una línea de investigación que aquí, por razones de espacio, nos limitamos a sugerir– a la “aceptación dóxica del mundo” que menciona Bourdieu en sus diálogos con Löic Wacquant y que explica del siguiente modo: “En virtud de que nacimos dentro de un mundo social, aceptamos algunos postulados y axiomas, los cuales no se cuestionan y no requieren ser inculcados. Por esta razón, el análisis de la aceptación dóxica del mundo, que resulta del acuerdo inmediato de las estructuras objetivas con las estructuras cognoscitivas, es el verdadero fundamento de una teoría realista de la dominación y de la política. De todas las formas de ‘persuasión clandestina’, la más implacable es la ejercida simplemente por el orden de las cosas” (Bourdieu y Wacquant, 1995: 120).
11 El autor toma este concepto de Michael Mann para hacer referencia a aquellas situaciones en las que el individuo consiente porque no percibe cursos de acción alternativos o porque actuar tiene un costo excesivamente alto. Dice literalmente: “cuando el individuo consiente porque no percibe ninguna alternativa realista de acción” (Mann, 1970: 425).
12 Dada la relevancia que tiene esta afirmación para la presente investigación, agregamos la cita completa en alemán: “die Etablierung von Herrschaft wird als ein Vorgang betrachte, der in Form einer intersubjektiven Einigung auf soziale Normen, also als ein Prozeß der moralischen Konsensbildung vonstatten geht. Daher müssen nun diejenigen Mechanismen oder Motivlagen untersucht werden, die den intersubjektiven Prozeß der normativen Einigung so zu beeinflussen vermögen, daß auch die jeweils benachteiligten Gruppen in das etablierte Macht- und Privilegiengefüge einzuwilligen bereit sind; nur wenn dieser Zusammenhang hinreichend geklärt ist, kann beantwortet werden, wie die asymmetrische Verteilung von Lasten und Entschädigungen überhaupt das Maß an moralischer Zustimmung hat finden können, das in dem theoretisch leitenden Konzept unterstellt ist” (Honneth, 1989: 269).
13 Dada la relevancia de la cita en el contexto de nuestra argumentación, referimos al original en alemán: “ Das Subjekt nimmt selber nicht mehr aktiv am Handlungsgeschehen seiner Umwelt teil, sondern wird in die Perspektive eines neutralen Beobachers versetzt, den die Ereignisse psychisch oder existentiell unberührt lassen” (Honneth, 2005: 23).
14 Cabe destacar que en The Idea of Socialism [2015] sí se hace una mención a las investigaciones de Barrington Moore. Esta mención es muy sugerente y podría apuntar en la dirección de un análisis de la dominación en términos bilaterales, ya que alude a los posibles “arreglos y negociaciones” ([2015]: 5) a las que están sujetas las instituciones sociales dadas. Sin embargo, a lo largo del escrito, no vuelve a hacerse referencia al autor ni se desarrolla una conexión sistemática con el concepto de “contrato social implícito”, concepto que nosotros consideramos central para entender las relaciones de dominio contemporáneas.

Notas de autor

Francisco Abril es docente y becario postdoctoral de Conicet. En 2016 recibió el título de Doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Es integrante del proyecto de investigación: “Imaginario social y prácticas de creatividad/autonomía. Precisiones teóricas y aproximación empírica” (SECyT-UNC). En la actualidad se encuentra estudiando la significación del círculo “externo” de la Teoría Crítica de Frankfurt a los fines de repensar el concepto de dominación social. Dos de sus publicaciones más recientes son: “El problema de la dominación en El derecho de la libertad de Axel Honneth” (Pilquen, 2016); “La permanencia de Béasse. Una revisión de la crítica de Axel Honneth a Michel Foucault” (Astrolabio, 2015) y “Mecanismos y factores motivacionales de la dominación. Un abordaje desde la teoría social de Axel Honneth” (en Discursos sobre la cultura, 2016).
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