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Emociones, acción colectiva y movimientos sociales. Una reseña de El poder de los afectos en la política de Chantal Mouffe
Intersticios sociales, no. 28, 00015, 2024
El Colegio de Jalisco A.C.

Reseñas

Mouffe Chantal. El poder de los afectos en la política. Hacia una revolución democrática y verde. 2023. Buenos Aires. Siglo XXI. 96pp.

DOI: https://doi.org/10.55555/IS.28.622




Desde hace un par de décadas, Chantal Mouffe se ha convertido en una de las autoras más leídas cuando se versa sobre los temas de la política, el populismo y, por supuesto, de la acción colectiva y los movimientos sociales. Junto a Ernesto Laclau, crearon una escuela conceptual que ha repercutido en muchos espacios académicos con conceptos como el agonismo, la posdemocracia y la pospolítica. Esto ha llevado a que sus conceptualizaciones encuentren eco y generen debate con otros grandes pensadores como Slavoj Zizek o Judith Butler. El libro que hoy nos convoca es El poder de los afectos en la política, y en las siguientes páginas describiré cuáles son sus principales postulados y cómo es que estos abonan al debate de la línea de investigación de los movimientos sociales y la acción colectiva.

Un punto de partida para la problematización radica en el debate populista, específicamente en el péndulo de lo que puede ser denominado como de izquierda y de derecha. Es cierto que la evidencia nos demuestra que la fórmula populista denominada como de izquierda se ha llegado a consolidar en algunas partes de América Latina (como el caso del Movimiento al Socialismo en Bolivia) o ha creado algunas plataformas novedosas o sugerentes (como PODEMOS en España). También es cierto que su contraparte, de derecha, ha tenido un auge en los últimos años y ha permeado su planteamiento político-ideológico en las clases medias y bajas; como ejemplos tenemos el caso del apoyo a candidatos como Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica, de Daniel Bolsonaro en Brasil, más recientemente con Javier Milei en Argentina o el caso del partido político VOX en España.

Es evidente que el surgimiento de contramovimientos o movimientos retrogradas obedece a la capacidad de estos de permear de manera objetiva y subjetiva en sus votantes o militantes; sin embargo, esto también tiene un planteamiento que parte del carácter emocional que rige la subjetividad del ser humano. El debate sobre si las emociones son más rápidas que la razón no es para nada nuevo, pero el cómo las emociones, las pasiones y los afectos pueden ser instrumentalizados de manera racional y política es una línea de investigación que comienza a cobrar fuerza al seno del estudio de los movimientos sociales y la acción colectiva.

De esta manera es que la identificación también genera un lazo afectivo o emocional entre los sujetos. Partiendo del tradicional us vs them de Carl Schmitt es que Chantal Mouffe contempla la lucha agonista como la superación de una lucha antagonista, es decir, cómo es que el conflicto, en clave política de Ernesto Laclau, no es una contienda entre enemigos que buscan la eliminación del otro sino una contienda entre adversarios cuyo reconocimiento como legítimo es recíproco.

Partiendo de esto, en un trabajo de mi autoría que se encuentra en proceso de publicación propongo que las emociones atraviesan a los sujetos políticos en medida de que pasan de la individualidad (de un yo soy) a una colectividad (al somos todos). La socialización de la indignación se da a partir de la proceso de permeabilidad de los afectos y de las emociones en el sujeto político.1 Mouffe lo comprende en medida que reconoce que el éxito de un movimiento popular, necesario para la construcción de una nueva hegemonía, dependerá de la capacidad para el reconocimiento de la dimensión afectiva que abona a la construcción de formas colectivas para la identificación. La adhesión tan necesaria para el movimiento popular deberá estar en sintonía de las expectativas y de las preocupaciones del pueblo que lo compone.

Chantal Mouffe advierte que la izquierda política ha enfatizado el racionalismo sobre el proceso afectivo y emocional, y que eso ha logrado justamente que la derecha enfatice e instrumentalice para un uso político el sentir de los sujetos políticos que creen que se han quedo fuera de lo que se está estableciendo.

Las personas necesitan sentir que su involucramiento en política les da voz, las empodera. Entre los afectos menospreciados por la izquierda global, aquellos que expresan demandas de soberanía, protección y seguridad son primordiales. Dejarlos en manos de la derecha constituye un grave error político, ya que impide la elaboración de un proyecto político capaz de hacerse eco en las demandas de las clases populares. En lugar de desestimar esas demandas, es necesario articularlas con los valores democráticos y ofrecer normas de identificación que garanticen de un modo igualitario el deseo de protección.2

Avanzando con la necesidad del reconocimiento de los afectos y las emociones en los análisis de la política es que Chantal Mouffe propone hacer una distinción entre las primeras y las segundas. Primero, ella parte de denominar a los afectos como pasiones, y considera que son el engrane que permite el proceso de identificación en la esfera política. Indica que prefiere la categorización de afectos sobre la de emociones dado que en clave política las emociones son individuales mientras que las pasiones son colectivas.

Mouffe no desconoce la influencia del psicoanálisis en sus lecturas políticas, y explica de manera muy sugerente la importancia de los afectos en la construcción de la identidad. Aunque para concretar su postulado retoma a Sigmund Freud, específicamente al clásico malestar de la cultura, realmente es hasta la definición del jouissant, el goce lacaniano, lo que le permite dar con la clave teóricamente.

La identificación genera un goce simbólico e intrínseco en los sujetos que consolidan dicho proceso, porque esta se da a partir de un proceso del reconocimiento de la existencia de que en los otros también radican sus problemas, dilemas y aspiraciones. La migración, el desempleo o el enarbolamiento de prácticas conservadoras son un ejemplo de ello. Donald Trump, gritando a los cuatro vientos “Make America Great Again” mientras una pletórica plaza le vitorea puede ser un reflejo de esto, de la identificación de sujetos políticos que se quedaron al margen de lo establecido por los gobiernos anteriores y que ahora encuentran un goce (pasional-emocional) bajo ese cobijo.

De ahí es que proviene una de las críticas más certeras que Chantal Mouffe hace sobre los propios movimientos políticos y su miopía e incapacidad para poder dar cuenta de ellos.

En nuestros días, entre ciertos sectores de izquierda existe una tendencia a reducir la diversidad de los movimientos de derecha a la expresión de una amenaza neofascista que debería combatirse a fuerza de ostracismo y condena moral. Por este motivo, dichos sectores no perciben cuán importante resulta hacer el intento de comprender por qué la gente se siente atraída por esos partidos.3

Esa reflexión, aunque pudo haberse aterrizado de manera mucho más amplia en el documento, no tiene un peso menor en el debate académico. De hecho, considero que debe plantearse como una problematización epistemológica y política. Continuamente en mis grupos suelo abordar el tema de cómo nosotros los investigadores, que nos recocemos como sujetos académicos anclados en el péndulo de la izquierda política, hemos dedicado nuestras vidas y nuestras carreras académicas a estudiar a los sujetos sociales que se encuentran en el mismo espectro, desde el zapatismo hasta la guerrilla de las kurdas, desde las resistencias indígenas del sur del continente hasta los movimientos obreros o sindicales europeos, pero muy pocas veces dedicamos espacio a ver cómo se organizan los movimientos y colectivos conservadores, porque como dice Chantal Mouffe, podemos “ser acusados de hacerle el juego a la extrema derecha”.4 Esta discusión no ha quedado al margen de mi línea de investigación: la he recuperado para una investigación que he realizado sobre los colectivos conservadores en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.5

El libro cierra con una reflexión el ecologismo y lo que ella comprende como la revolución verde, en cómo esta lucha ha sido uno de los pilares de la movilización social en las últimas décadas. No es fortuito que los accionalistas la coloquen junto al feminismo y al pacifismo como los sujetos que instauraron la categoría nuevo movimiento social en la década de los setenta del siglo xx. Además habla de cómo estas vindicaciones poco a poco han permeado en los movimientos populares y en algunos partidos populistas de izquierda como podemos en España o La France insoumise en Francia, aunque a razón de la verdad se han quedado en el margen de algunas interpretaciones que tienen un corte marxista.

En fin, El poder de los afectos en la política de Chantal Mouffe es un libro necesario para todos los que nos encontramos en la línea de investigación de los movimientos sociales y la acción colectiva, y uno obligado para todos los que han entrado al giro emocional como un articulador político de los sujetos. Es obvio que los debates que se abren en este libro serán trasladados a otros materiales. Mientras tanto, seguiremos preguntándonos ¿qué es lo que hace que un sujeto se indigne y salga a la calle? y ¿es el factor emotivo lo que está logrando que el discurso conservador permee en las clases menos favorecidas?

Referencias

López, Oscar. “Algunas notas para problematizar a los movimientos sociales de derecha en el siglo xxi: dilemas metodológicos, teóricos y epistemológicos”. Historias del pasado y reconstrucciones del presente. De problemas teóricos a empíricos, coords. Leticia Ruano Ruano, Claudia Gamiño Estrada y Oscar Ramón López Carrillo (Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2024), 320-339.

López, Oscar. “De lo individual a lo colectivo. La etnografía digital y la auto-etnografía como alternativas metodológicas para analizar las emociones en los movimientos sociales”. Los estudios de género. Un análisis desde la epistemología feminista, coordinado por Raquel Edith Partida Rocha y Elizabeth Vivero Marín. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, [en proceso], 188-202.

Mouffe, Chantal. El poder de los afectos en la política. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI, 2023.

Notes

1 Oscar López, “De lo individual a lo colectivo. La etnografía digital y la auto-etnografía como alternativas metodológicas para analizar las emociones en los movimientos sociales”, en Los estudios de género un análisis desde la Epistemología feminista, coords. Raquel Edith Partida Rocha y Elizabeth Vivero Marín (Guadalajara: Universidad de Guadalajara, s.f.), 188-202.
3 Mouffe, El poder.
4 Mouffe, El poder, 61.
5 Oscar López, “Algunas notas para problematizar a los movimientos sociales de derecha en el siglo xxi: dilemas metodológicos, teóricos y epistemológicos”, Historias del pasado y reconstrucciones del presente. De problemas teóricos a empíricos, coords. Leticia Ruano Ruano, Claudia Gamiño Estrada y Oscar Ramón López Carrillo (Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2024), 320-339.


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