Caso clínico de interés especial
Tiña incógnita facial. Informe de dos casos
Facial Tinea incognito. Case report
Tiña incógnita facial. Informe de dos casos
Acta Pediátrica de México, vol. 40, núm. 1, pp. 22-27, 2019
Instituto Nacional de Pediatría
Recepción: 04 Julio 2018
Aprobación: 24 Octubre 2018
Resumen:
ANTECEDENTES: La tiña incógnita es una infección dermatofítica, con una morfología modificada debido al uso inapropiado de esteroides tópicos, sistémicos o inhibidores de la calcineurina. Este problema es más frecuente en casos de tiñas faciales y constituye un reto diagnóstico que requiere historia clínica minuciosa, examen físico y estudios complementarios. En países tropicales, en vías de desarrollo, las dermatofitosis son un problema de gran prevalencia debido a múltiples factores: clima cálido, hacinamiento, contacto con animales y malos hábitos de higiene. Honduras no es la excepción y, además de los factores mencionados, la venta de medicamentos sin prescripción favorece la automedicación. Otro factor contribuyente es la no disponibilidad de exámenes de laboratorio en la mayor parte de los centros asistenciales estatales, lo que dificulta la confirmación diagnóstica de una dermatosis.
CASOS CLÍNICOS: Se comunican dos casos de tiña facial incógnita en dos pacientes del sexo femenino en edad pediátrica ocasionadas por Trichophyton verrucosum y tratadas con la combinación de antimicóticos tópicos y sistémicos con excelentes resultados.
CONCLUSIÓN: Es imporante concientizar a los profesionales de la salud acerca del riesgo del uso inapropiado de esteroides y de inhibidores de la calcineurina en dermatosis eritematoescamosas, sobre todo las faciales.
Palabras clave: Tiña incógnita, infección dermatofítica, esteroides, inhibidores de calcineurina, automedicación.
Abstract:
BACKGROUND: Tinea incognito is defined as a dermatophytic infection with a modi- fied morphology due to the inappropriate application of topical or oral steroids or calcineurin inhibitors. This problem occurs more often in cases of facial tinea and may be a diagnostic challenge that requires a good clinical history, physical examination and complementary laboratory tests. In tropical developing countries, like Honduras, dermatophytoses are a prevalent problem due to multiple factors: warm climate, over- crowding, contact with animals and poor hygiene habits; also over-the-counter sale of medications favors self-medication and lack of availability of laboratory tests in most public health care centers makes difficult to confirm the diagnosis.
CLINICAL CASES: We reporting two cases of facial tinea incognito in female pediatric patients due to Trichophyton verrucosum treated with combined oral and topical therapy with good results.
CONCLUSSION: We want to raise the awareness of health professionals about the risk of inappropriate use of steroids and calcineurin inhibitors, especially in facial dermatoses.
Keywords: Tinea incognito, Dermatophytic infection, Steroids, Calcineurin inhibitors, Self-medication.
ANTECEDENTES
La tiña incógnita o tineo incognito (TI) la describieron por primera vez Ive y Marks (1968), poco después de la introducción de los esteroides tópicos a la Dermatología.1,2 La expresión tiña incógnita se utiliza para describir una micosis superficial por dermatofitos que pierde su presentación clínica típica debido al tratamiento tópico o sistémico inadecuado con esteroides y, con menor frecuencia, con inhibidores de la calcineurina.2,3,4 Por lo general, se manifiesta con lesiones poco definidas que pueden mime- tizar otras dermatosis, circunstancia que retrasa su diagnóstico y tratamiento correcto, incluso a veces por dermatólogos.2,5 La incidencia de tiña incógnita reportada en México, cuyo clima y condiciones socioeconómicas son similares a los de Honduras, es de aproximadamente 3.8%.6
Se reporta el caso de dos pacientes pediátricos, de sexo femenino, con tiña incógnita facial tratados con esteroides tópicos (caso 1) y con esteroides tópicos más un inhibidor de calcineurina (tacrolimus) en el segundo caso.
PRESENTACIÓN DE LOS CASOS CLÍNICOS
Caso 1
Niña de seis años de edad, sin antecedentes heredofamiliares o personales patológicos de importancia, con dermatosis de dos meses de evolución caracterizada por placa eritematodescamativa que se inició en la frente. Fue tratada con betametasona en crema al 0.05% dos veces al día, durante un mes, por iniciativa de su madre. Puesto que la dermatosis se extendió a la nariz y las mejillas (Figura 1a) la llevaron al centro de salud de su localidad; el médico le indicó: hidrocortisona al 1% en crema, más neomicinaclotrimazol dos veces al día, durante cuatro semanas. La lesión no mejoró y continuó extendiéndose, razón por la que fue enviada para su atención al servicio de Dermatología del Hospital Escuela Universitario.
En el examen físico se encontró que el peso y la talla estaban dentro de los límites normales para su edad y sexo. Tenía lesiones eritematosas y descamativas en las regiones frontal y temporal, parte de la nariz y en las mejillas, donde se observó un borde activo. La sospecha diagnóstica fue de tiña facial incógnita; se solicitó KOH y cultivo. El estudio inicial reportó un micelio hialino cenocítico; con base en ello se inició el tratamiento con 20 mg/kg/día de griseofulvina durante 20 días más terbinafina en crema al 1% una aplicación diaria por 30 días; con este esquema desaparecieron por completo las lesiones (Figura 1b). El cultivo reportó Trichophyton verrucosum (Figura 2).
Caso 2
Niña de cinco años, sin antecedentes familiares y personales de importancia, con lesiones de seis meses de evolución que se iniciaron en la nariz. Su médico le prescribió betametasona en crema al 0.05% dos veces al día, por espacio de un mes; inicialmente las lesiones disminuyeron pero poco después se extendieron a las áreas vecinas. Posteriormente se le indicó desonide en crema al 0.1% una vez al día durante 30 días, luego tacrolimus tópico al 0.03% dos veces al día en las siguientes seis semanas. Ante la evolución de la dermatosis se decidió enviarla para su atención al Hospital Escuela Universitario.
En el examen físico el peso y la talla se encontraron en límites normales para su edad y sexo. Se advirtieron lesiones eritematosas, con descamación leve en las mejillas, nariz, párpados y escasas en la frente (Figura 3a). Se sospechó tiña incógnita; el KOH reportó micelio hialino cenocítico ramificado. El cultivo reportó Trichophyton verrucosum.
Se inició tratamiento con terbinafina tópica al 1% dos veces al día durante dos semanas y 125 mg diarios de terbinafina oral por espacio de cuatro semanas, con desaparición completa de las lesiones (Figura 3b).
DISCUSIÓN
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las micosis cutáneas superficiales afectan, aproximadamente, al 20% de la población mundial.7,8 Estas micosis son provocadas, mayormente, por dermatofitos y se les llama der- matofitosis o tiñas. Los dermatofitos son hongos con gran capacidad para parasitar estructuras queratinizadas como la piel, pelo y uñas, porque usan la queratina como fuente de energía.8,9 Los dermatofitos que parasitan al ser humano son del género Trichophyton, Microsporum y Epidermophyton.8,10,11 Cuando afectan la piel, lo común es que aparezcan placas eritematosas, con borde activo circinado, papular o vesiculoso y áreas de pseudocuración central que suelen acompañarse de descamación moderada a intensa y casi siempre pruriginosas. Estas dermatosis se ven favorecidas por climas cálidos y húmedos,12 hacinamiento, contacto con animales y malos hábitos de higiene.5
El término de tiña incógnita (TI) se refiere a una dermatofitosis que ha perdido sus características clínicas comunes debido al uso de esteroides tópicos o sistémicos o, bien, por inhibidores de la calcineurina.2 Desde el punto de vista clínico, los márgenes no están bien definidos, tienen mucha menos descamación que, en ocasiones, se tornan pustulares, con eritema intenso y, a veces, inexistente, por lo que puede simular otras dermatosis.1,10 Dos de los estudios con series de pacientes más extensas 3,13 reportaron que las formas clínicas más frecuentes en lesiones corporales de TI simulaban eccemas o impétigo y en lesiones faciales simulan eccemas, rosácea o lupus discoide. La prevalencia de casos de tiña incógnita inicialmente tratados por médicos de atención primaria es alta, pero también puede ocurrir por prescripción de los dermatólogos.3,13
Las áreas más afectadas por TI son la cara y el tronco,2,3,6,13,14 y con menor frecuencia los miembros superiores, inferiores, ingles y axilas.
Las tiñas faciales son infrecuentes y representan solo 3-4% de los casos de tiñas corporales, aunque en población pediátrica se ha reportado una incidencia incluso de 19%.7,12,15 Con frecuencia, las tiñas faciales se diagnostican y tratan erróneamente, en algunas series se re- portan de 35 a 70% del total de casos de TI,15 lo que las convierte en el grupo predominante de tiñas incógnitas. Los dos casos aquí descritos corresponden a tiña facial.
Los familiares del paciente, o algunos médicos de primer contacto, utilizan cremas con esteroides o, bien, una combinación de esteroide-antimicótico-antibiótico, donde el efecto del esteroide es más potente1 y convierte a la tiña común en tiña incógnita. En los pacientes con TI las lesiones circinadas con aclaramiento central son poco frecuentes y pueden simular gran número de dermatosis, sobre todo eccemas,2,4 lo que conduce a la indicación equívoca de esteroides tópicos o inhibidores de calcineurina. Al poco tiempo esto origina un “rebrote” y una mayor extensión de la enfermedad inicial al suspenderlos o, incluso, mientras continúan utilizándolos.4,10 Debido a que en Honduras no se cuenta con un control estricto en la venta de medicamentos, se favorece el uso inapropiado de esteroides tópicos por indicación del personal de las farmacias o por automedicación de los pacientes o sus familiares.
La circunstancia de tener una enfermedad dermatológica de base, tratada con esteroides, aumenta el riesgo de tiña incógnita entre 6 y 20%,9 y en más de 30% según la serie de Romano.13 El problema en estos casos es que tanto los pacientes como los médicos pueden confundir las lesiones inespecíficas de tiña con brotes de la enfermedad preexistente y, muchas veces, el paciente se automedica con productos recetados en crisis previas de su enfermedad. También se ha encontrado una incidencia alta de TI en pacientes con tratamientos inmunosupresores sistémicos, por lo que debe tenerse especial cautela con las lesiones dermatológicas de estos pacientes.3,9,13
No se ha encontrado predominio de edad o sexo en estudios de poblaciones variadas,1,3 pero algunos autores refieren que son más frecuentes en niños y mujeres,3,15 como los dos casos descritos.
Los agentes etiológicos comúnmente reportados son: Trichophytum rubrum, T. mentagrophytes, T. tonsurans, T. verrucosum (caso 1 y caso 2), Epidermophyton floccosum, Microsporum canis . M. gypseum.1,2,3,14 Cuando se trata de casos faciales, los dos primeros son los más frecuentes. La fuente de contagio en niños suele ser antropofílica,12,13 muchas veces de una onicomicosis concomitante. 4,13,14 El T. verrucosum es un hongo zoofílico que puede adquirirse por contacto con gatos o perros, que constituyen la fuente probable de contagio de los casos descritos.
El diagnóstico de dermatosis por TI se confirma mediante un estudio micológico directo con hidróxido de potasio (KOH), pero el cultivo identifica el dermatofito causal en el transcurso de dos a seis semanas.11 Cuando la carga micótica es muy baja, tanto el hidróxido de potasio como el cultivo pueden resultar negativos.16 La biopsia de piel es útil cuando el hongo se encuentra en estructuras más profundas, como el folículo piloso.4,10 En la histopatología se localizan hifas y esporas en el estrato córneo o en el folículo piloso al hacer tinción con ácido peryódico de Shift (PAS). En la práctica diaria es aconsejable realizar el KOH y cultivo al mismo tiempo.
La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) puede utilizarse para la detección directa del ADN de los dermatofitos,16 pero no se encuentra disponible en la actualidad en nuestros hospitales. Hace poco se reportó a la dermatoscopia como una opción diagnóstica en áreas con pelo.17 Al realizar la dermatoscopia se encuentran pelos “en código morse” o en “código de barra”, que se describen como pelos con bandas blancas horizontales que se observan, quizá, como producto de la invasión micótica del pelo, causando una destrucción concéntrica parcial de las capas de queratina.17
Otra técnica diagnóstica reciente y prometedora es la microscopia confocal reflectante, una técnica rápida, que se practica en el consultorio y que permite la observación del estrato córneo y la dermis superficial con detalle casi histológico,18 y que permite identificar las estructuras micóticas con una sensibilidad comparable al KOH, pero tampoco se encuentra disponible.
Los diagnósticos diferenciales deben tenerse en cuenta de acuerdo con el área afectada: en tiñas faciales pueden confundirse con eccemas, lupus discoide,4,19 dermatitis seborreica, rosácea, dermatitis por contacto, herpes e impétigo.1,3,20 En tiñas del cuerpo debe diferenciarse de dermatitis atópica, psoriasis, pitiriasis rosada, eccema numular, granuloma anular, penfigoide buloso21 y procesos linfoproliferativos. En los miembros inferiores, foliculitis, eccemas por insuficiencia venosa;13 y en áreas palmoplantares con eccemas dishidróticos, pustulosis palmoplantar, dermatitis por contacto, etc.10
Las tiñas incógnitas pueden tratarse con medicamentos tópicos, únicamente,7 pero la mayoría de los autores sugiere el tratamiento combinado (antimicóticos tópicos y sistémicos) en periodos desde dos hasta seis semanas;10,11 sobre todo se tienen excelentes resultados con terbinafina (caso 2), griseofulvina (caso 1) e itraconazol.
CONCLUSIÓN
La tiña incógnita debe considerarse en lesiones faciales que no tienen una morfología definida o con periodos parciales de mejoría con esteroides o inhibidores de la calcineurina, pero con rápida recaída y mayor extensión al descontinuarlos o, incluso, mientras se usan; en pacientes que tengan o no una dermatosis preexistente. Los médicos de atención primaria, pediatras, dermatólogos, y otros, deben apoyarse en la clínica y estudios diagnósticos en las dermatosis que parezcan confusas.
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Notas de autor