Criterios pediátricos
Uso de antipiréticos en Pediatría
Use of antipyretics in pediatrics

Recepción: 16 Abril 2018
Aprobación: 17 Octubre 2018
La fiebre es un signo que se manifiesta junto con múltiples enfermedades infantiles; por tanto, es motivo frecuente de consulta al pediatra o médico general. Acompaña lo mismo a enfermedades triviales y de alivio espontáneo que a las graves que ponen en peligro la vida. La causa no necesariamente es infecciosa, puede tener un fondo inmunológico o neoplásico, pero su presencia indica actividad inflamatoria.
El síndrome febril se define como “la elevación térmica del cuerpo como respuesta específica, mediada por el control central, ante una agresión determinada”. Se ha llegado al consenso internacional para considerar fiebre a la temperatura rectal mayor a 38ºC, temperatura axilar superior a 37.5ºC o temperatura timpánica superior a 38.2ºC.1
La aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) disminuyen la temperatura elevada, mientras que la temperatura corporal normal se afecta levemente. La disminución de la temperatura suele ocurrir por incremento en la disipación causado por la vasodilatación de los vasos sanguíneos superficiales y puede acompañarse de sudoración profusa. El mecanismo de acción antipirético se basa en la inhibición de síntesis y liberación de prostaglandinas a nivel hipotalámico. Casi todas las prostaglandinas, excepto la I2, son piretógenas. Paradójicamente, la intoxicación con salicilatos puede producir elevación de la temperatura corporal por aumento del consumo de oxígeno y de la tasa metabólica, aparentemente por desacople de la fosforilación oxidativa.
Los antiinflamatorios no esteroideos representan la piedra angular del tratamiento de la fiebre en pacientes pediátricos, aunque existen otros medicamentos antitérmicos que también se mencionan enseguida.
Derivados del paraaminofenol: paracetamol y fenacetina (esta última en desuso). Su acción se basa en la inhibición de las prostaglandinas a nivel central.
Derivados del pirazol: metamizol o dipirona magnésica. Son inhibidores centrales de las prostaglandinas e inactivadores del receptor sensibilizado.
Antiinflamatorios no esteroideos: salicilatos, ibuprofeno, naproxeno, ácido mefenámico, nimesulida, indometacina, diclofenaco, ketorolaco y dexketoprofeno trometamol. La acción de los antiinflamatorios no esteroideos se basa en la inhibición de la enzima ciclooxigenasa a nivel central y periférico, con la con- siguiente reducción de la síntesis de prostaglandinas y tromboxanos. Todos los antiinflamatorios no esteroideos son inhibidores no selectivos de la enzima ciclooxigenasa. Cuadro 1



Elección del antiinflamatorio no esteroideo o antipirético y la vía adecuada en cada cuadro febril, dependiendo de cada paciente, inicio y duración del AINE, lesión gastrointestinal previa existente y experiencia:
Con rapidez de acción: metamizol, ketorolaco, dexketoprofeno trometamol, ibuprofeno.
De mayor duración: diclofenaco retard (de liberación prolongada) o naproxeno.
Con mayor poder antiinflamatorio: naproxeno, diclofenaco.
Con mayor poder analgésico: metamizol, ketorolaco, paracetamol y dexketoprofeno.
Menos gastrolesivos: paracetamol, metamizol, dexketoprofeno trometamol, ibuprofeno.


