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Las remesas y conocimientos laborales e intangibles de los migrantes retornados en la costa de Oaxaca
Paradigma económico. Revista de economía regional y sectorial, vol. 16, núm. 1, pp. 91-116, 2024
Universidad Autónoma del Estado de México



Recepción: 11 Julio 2022

Aprobación: 14 Abril 2023

Resumen: Este trabajo explora la migración internacional y el retorno en un municipio de la costa oaxaqueña, especialmente la inversión de remesas, y el uso de los conocimientos laborales y otros rasgos intangibles que poseen los migrantes. Es una perspectiva cualitativa, se sostiene en entrevistas realizadas con migrantes en San Pedro Pochutla, Oaxaca. Los resultados muestran que los migrantes se enfocan en cubrir las necesidades básicas en sus hogares, hacer su casa, pero algunos logran invertir en negocios, escolaridad, talleres. También traen aprendizajes laborales y rasgos personales, que al retorno no emplean productivamente, en parte por las condiciones locales que los restringen, pero también porque al retorno pueden desempeñar actividades de mayor valor y estatus, aspiran a cosas mejores, pueden ser su propio patrón y no buscan hacer lo mismo que en el extranjero.

Palabras clave: migración internacional, inversión de remesas, retorno exitoso.

Abstract: Remittances and labour and intangible knowledge of returned migrants in the Costa de Oaxaca

This paper explores international migration and return in the Oaxacan coast, especially, the productive investment of remittances, as well as the use of the labor knowledge and other intangible traits that migrants possess. It is a qualitative perspective, it is sustained in interviews carried out with migrants in San Pedro Pochutla, Oaxaca. The results show that migrants focus on covering basic needs in their households, building their house, but some manage to invest in small business, schooling, workshops. Also, they brought labor knowledge, and useful personal traits, but upon return they do not use them productively, in part is due to local conditions that restrict them, but as well because they can perform tasks of greater value and status, they can be their own employer, and they do not want to do the same as abroad.

Keywords: international migration, investment of remittances, successful return.

Introducción

Migrar hacia Estados Unidos es algo que los mexicanos hacen desde hace más de un siglo, sobre todo en tiempos de apremio económico, para buscar una mejor vida, salir de alguna forma de violencia y mayormente se realiza en forma indocumentada. Así fue en los orígenes (Gamio, 1969), y lo sigue siendo, sólo que en vez de hombres rurales de baja escolaridad, ahora los migrantes son más diversos (hombres, mujeres, jóvenes, niños, profesionistas, obreros, técnicos, campesinos, comerciantes, indígenas, científicos, profesores), provienen de entornos rurales y urbanos, con estándares de vida, recursos y expectativas distintas. Hay quienes parten con la idea de encontrar empleo y subsistir, mientras otros buscan adquirir cultura, idioma, estudiar, por aventura, otros quieren formar ahorros e invertir, en otros casos es por costumbre social, idilio del norte, problemas de actitud, inmadurez.

La migración indocumentada es una actividad peligrosa y costosa, en algunos casos genera separación familiar, abandono, desarraigo, muertes, vicios y otros efectos negativos, pero aun así atrae población rural y urbana, joven y productiva, casados y solteros, con más y menos escolaridad y experiencia laboral. Son distintos efectos los que produce, directos e indirectos (sociales, culturales, económicos, demográficos), que involucran a los migrantes, las localidades y países. El envío de remesas es uno de ellos. Como se sabe, en México buena parte de los migrantes envía remesas para cubrir las necesidades básicas en sus hogares (alimentos, salud, educación), construir su casa y adquirir bienes (muebles, carros). Pero algunos logran ahorrar e invertir en pequeños negocios, asociados al entorno, la tradición familiar, lo que aprendieron en el exterior, o emprenden algo nuevo. Algunas veces generan empleo para otros actores, en otras se revaloran socialmente algunas familias, generan aprendizajes empresariales, cambia la fisonomía del entorno, ayudan a mantener vigentes actividades no-comerciales que de otro modo no se realizarían (agrícolas, artesanales, ganadería, comercio) (Corona, 2014; Santiago, 2007; Gil, 2016; Gil, 2012; García, 2009; Rosas et al., 2010; Ayvar y Ochoa, 2015; Leco, 2009; Tapia et al., 2018; Fernández y del Carpio, 2003; Rosendo et al., 2019).

Asimismo, hay evidencias de que el propio trasiego de la migración, los riesgos y presiones que van afrontando los migrantes, cruzar la frontera, integrarse al nuevo entorno, evitar la deportación, encontrar empleo, aprender otro idioma, relacionarse; generan adecuaciones que les permiten acomodarse al nuevo entorno, y eso implica desarrollar habilidades, manejar nuevas situaciones y vivencias, nuevas formas de hacer las cosas, asimilar miedos, estrés, soledad y otras experiencias. Aunque esto puede ocurrir en forma natural, igual se acelera cuando hay incentivos de logro, cuando existen habilidades ya formadas, así como en la interacción e imitación de otras habilidades, conductas, valores (Rogers, 1964; Polanco, 2009). Es decir, los migrantes pueden desarrollar otras habilidades, conocimientos, hábitos, sufrir cambios personales, cosas que al retorno traen consigo. Lo que se ha visto, es que en sus localidades muy pocos logran emplear los conocimientos laborales, sobre todo porque encuentran bajos salarios, falta de empleo, no hay apoyos para emprender, no tienen herramientas y porque algunos no quieren hacer lo mismo que en el extranjero (Gil, 2012; Salas, 2016; Thomas, 1999).

Aun así, los aprendizajes laborales, vivencias y rasgos intangibles que traen consigo, se suman con los activos tangibles como el ahorro y otros bienes que han acumulado y de manera conjunta influyen la vida social, familiar y productiva que despliegan al retorno. Si bien, la idea predominante es que la migración, ni las remesas, pueden revertir las limitaciones estructurales que empujan a la migración en las localidades; sea porque las remesas no se invierten con intención capitalista, los migrantes no buscan ser empresarios, su formación es limitada, el entorno restringe inversiones grandes (falta de mercado, restricciones institucionales e infraestructura de comunicaciones) (Stuart y Kearney, 1981; Cohen, 2001; Canales, 2007; Gil, 2012; Leco, 2009; García, 2009). Aun así, existen unos pocos casos particulares de migrantes que han logrado revertir dichas limitaciones, son pocos pero han dejado de migrar. En cierta forma, lo normal es prestar atención a la inversión productiva de remesas, pero queda constancia de que también existen otras vías: financiar una carrera profesional, capitalizar y ejercer un oficio técnico, obtener un empleo estable, continuar un negocio familiar, entre otras.

Un ejemplo es La Rielera, empresa familiar que produce, envasa y vende nopal en Guanajuato. Unos integrantes aportaron remesas, otros la dirigen y aplican sus conocimientos agrícolas y experiencias de migración; genera empleo, utiliza los recursos locales, es una marca propia y genera aprendizajes empresariales (Rosas et al., 2010). En Michoacán, algunos migrantes aprovechan la instalación de agroindustrias (fresa, zarzamora), han trabajado en esto mismo en el extranjero y conocen el proceso, rentan tierras y arriesgan sus ahorros en producir estas frutas y las venden a dichas empresas (Jiménez, 2014). En el sur del Estado de México (Rosendo et al., 2019), migrantes que antes eran agricultores de consumo, al retorno y ante las dificultades de encontrar de que vivir, emplean sus ahorros y saberes agrícolas, disposición de tierra y agua, instalan invernaderos con sistemas de riego y cultivan aguacate, chícharo, durazno, berenjena, jitomate. La inversión de remesas es una de las formas en que pueden revertir las condicionantes estructurales, pero son sólo una parte del proceso, además como fue referido existen otras formas. De cualquier modo, estos ejemplos exhiben la parte final de la inversión, antes de eso, los migrantes hacen intentos de aplicar y vivir de sus ahorros, conocimientos y otros rasgos personales, entremezclan sus recursos tangibles e intangibles para vivir, asimilan aprendizajes de cómo invertir, en que, aprenden a tolerar la falta de apoyos, manejar sus nuevas situaciones, administrar sus recursos, hacer crecer sus inversiones, formarse como pequeño empresario, al final unos pocos construyen una buena vida local y dejan de migrar. Es decir, aunque la migración y las remesas tienen efectos generales muy marcados y sin duda la literatura los resalta, también existen algunos mejoramientos particulares entre los migrantes.

En suma, los migrantes apoyan preferentemente la satisfacción de necesidades básicas en sus hogares, hacer una casa y adquirir otros bienes materiales, pero algunos logran invertir en negocios y activos físicos, en capitalizar diversos oficios y actividades, algunos lo hacen en escolaridad. Estos aspectos se discuten para la localidad de Pochutla, Oaxaca, tomando como referencia lo que relatan los propios migrantes entrevistados.

La perspectiva de este trabajo es cualitativa, y con este fin se entrevistaron 38 migrantes internacionales, en dos localidades rurales de alta marginación (Guzmán y Roque) y la cabecera municipal de San Pedro Pochutla, Oaxaca. El trabajo de campo se efectuó entre julio-diciembre del año 2018. No fue una muestra aleatoria, se empleó la bola de nieve para ubicar a los migrantes, particularmente actores mayores de edad, hombres y mujeres que fueron a Estados Unidos por lo menos un año continúo, por motivos laborales. Además, se incluyeron diez actores no-migrantes adultos mayores. Se utilizó una guía cuyos ejes fueron: la forma en que los migrantes y sus hogares viven la migración y el retorno, el envío y uso de las remesas, los aprendizajes laborales y rasgos personales que desarrollaron, la vida al retorno, actividades que realizan, el proceso para llegar a ellas, entre otras cosas.

Este trabajo se desarrolla en tres apartados. El primero, revisa las condiciones en que ocurre la migración de los entrevistados, rasgos demográficos, razones para partir y retornar. El segundo, enfoca los beneficios tangibles, la inversión de remesas, los activos físicos y productivos que acumularon. El tercero examina los intangibles, conocimientos laborales, rasgos personales y la forma en que los emplean. Al final, los resultados se contrastan con otros estudios y se obtienen algunas conclusiones.

1. El lugar1 de estudio, la emigración y el retorno

San Pedro Pochutla es un municipio, es cabecera municipal y jefatura de distrito. Se ubica en la costa de Oaxaca y colinda con el océano pacífico. Su geografía discurre desde la playa, hasta una altura de 1350 metros sobre el nivel del mar. Una parte de sus 133 comunidades se sitúan en la sierra y otras en la Costa. La economía se sostiene en el mar, el turismo, la pesca, las playas (Zipolite, Puerto Ángel, Playa Zapotengo, Cuautunalco, Bahía Tembo), así como actividades agrícolas-ganaderas, migración internacional; especialmente el café tiene alto arraigo porque fue el motor de desarrollo regional a finales del siglo XIX.

La población municipal es de 48,204 habitantes al año 2020, es una población joven y mestiza, pero incluye un 4.4% de población afro mexicana y 8.7% son hablantes de lengua originaria. Hasta 15% de la población mayor de seis años, no sabe leer, ni escribir (60% son mujeres). La escolaridad municipal es de 7.79 grados, mayor en hombres, que en mujeres; cerca de la media estatal (8.1 grados), y lejos del nacional (9.7 grados). Uno de cada tres habitantes (35%) reside en las dos zonas urbanas; la cabecera municipal y Puerto Ángel (14,071 y 2,991 habitantes), los otros dos tercios de población se ubican en las localidades rurales. En éstas últimas, se ubica la comunidad de Roque (1,580 habitantes) y Guzmán (312 pobladores), donde se realizaron entrevistas, ambas de alta marginación, caminos limitados, poca infraestructura de desarrollo y productiva, amplia dispersión de viviendas, carecen de agua y drenaje, aunque tienen energía eléctrica. El índice de marginación es alto y muy alto en 115 localidades, la pobreza incluye al 63 por ciento de población, sólo la cabecera municipal tiene grado bajo de marginación.

La migración al extranjero. En Pochutla, la migración internacional es reciente, de mayoría masculina y joven, con mayor escolaridad que otras zonas de la entidad, la empuja la necesidad económica, los desastres naturales y algunos motivos no-económicos. Los entrevistados y adultos mayores narran que en esta zona la migración es reciente. Aunque cuentan historias de paisanos que se aventuraron (años 1960´s), porque los marineros que llegaban a Puerto Ángel para embarcar el café contaban historias del norte. A diferencia de otras zonas de Oaxaca, donde la migración se produjo desde el programa bracero, y los migrantes son en su mayoría indígenas (Salas, 2016; Cohen et al., 2003), en Pochutla tres de cada cuatro entrevistados, efectuaron su primer viaje al extranjero entre los años 2000-2005, son mestizos, hablan español, su experiencia laboral es más diversa (agrícola, ventas, turismo, obreros, pesca), y tienen mayor escolaridad.

En promedio, partieron con 21.7 años de edad, aunque los pioneros eran menores de 18 y los mayores no rebasaban los 30 años. Partieron con escolaridad media (8.8 grados), mayor al promedio municipal (7.8), aunque algunos no tenían estudios y los que se han marchado más recientemente tienen mayor escolaridad. Por decir, quienes migraron entre 2006-2010 registran 10 grados, y quienes partieron después del 2010, tienen 12 grados escolares. En esto ayuda que la cabecera municipal tiene instituciones de educación superior (Tecnológico y Universidad), escuelas de bachillerato, los programas sociales del área rural impulsan la educación, además los migrantes fijan metas escolares a sus hijos/hermanos antes de llevarlos al norte. También es una migración de mayor experiencia laboral previa: militares y policías, empleados (tienda, taquería), labores agrícolas, oficios (hojalatería, pintura, soldadura, balconería), agente de ventas, empleado público, dueño de abarrotes, vendedor de tamales, secretaria, mesero, taxista, estudiante, jornal (campo, construcción), pescador, profesionista.

Es una migración reciente, pero se aprecia, como en otras comunidades (López, 2014), que unas incipientes redes sociales (amigos, parientes) apoyan la partida, aunque no conforman nichos laborales, ni respaldo fuerte de paisanos en el extranjero, tampoco tienen identidad étnica como otros migrantes de Oaxaca. Comentan que en el extranjero eran apoyados unos días para ubicarse, buscar empleo y vivir, pero en general ellos mismos buscaban como hacerle. Los pioneros se animaron a partir, porque en la costa les hablaban del norte, pero no los llevaban ni les financiaron la partida, ellos fueron bajo su propio riesgo. Los que migraron después, tuvieron apoyos de familiares (migrantes y no), pero les aportaban la mitad de los gastos, les prestaban dinero a redito; otros vendieron algo, recibieron cooperación de la familia. En este sentido, sus destinos incluyen la ruta tradicional: California (San Francisco, Madera, Santa Mónica, Los Ángeles), Texas (Houston), Arizona (Tucson); pero también incursionaron en lugares más lejanos, costosos y difíciles como Florida, Georgia (Atlanta), Alabama, las Carolinas, Indianápolis, Kentucky, Michigan, Missouri, Tennessee, New Jersey, Virginia, Kansas, Oregón, Ohio, Las Vegas, New York, Hawái. Con el tiempo, ellos se convirtieron en el punto de referencia para otros emigrantes.

Los entrevistados partieron con intenciones de vivir mejor, porque las condiciones locales no eran buenas (bajos salarios, empleos sin prestaciones, subempleo). De hecho, dos de cada tres, vieron la migración como una forma de mejorar en lo económico, obtener empleo e ingreso, hacer una casa; el otro tercio menciona ideas de ahorrar e invertir (tierras, animales, negocio, taller), y propósitos no-económicos (conocer, aprender inglés, cultura). Algunos tenían talleres, animales, tierras, negocios, y querían capitalizar sus actividades, otros querían dejar las labores agrícolas y dedicarse a otra cosa, unos no querían estudiar, otros no tenían recursos para estudiar y buscaban ahorrar, otros partieron por la presión de ver que otros mejoraban, por la ilusión del norte. Además, como agrega un actor de mayor edad, los eventos fuera de su control también inciden:

...la caída del café fue un motivo principal para que migraran al norte, no había trabajo, pagaban poco… añade que, la gente sufre cuando se van, no sabes ¿qué?, es pura incertidumbre… tengo seis hijos [EU], creo que no está bien que vayan, se alejan de la familia, pero la necesidad es grande, no hay fuentes de trabajo, allá ganan más y pueden progresar… aunque hay personas que dejan a su familia, no vuelven… (Rogelio, 75 años, no-migrante).

Asimismo, se suman las plagas, temblores, huracanes. Señala una actora que su familia vivía con carencias económicas, pero la llegada del huracán detonó la migración de su hijo, quien partió por su cuenta, con la idea de hacer algo y logró arreglar su casa y adquirir otros bienes:

…en aquellos años, criaba animalitos y vendía mis gallos, gallinas, huevitos… en Pochutla ocupaban gente para lavar ropa, yo les ayudaba... eran caminos y veredas, se tenía que caminar, vender leña, moler nixtamal, cargábamos un burro, aluzábamos con petróleo [candil], por agua íbamos al río… vendíamos almudes de maíz cuando no teníamos para los útiles de mis hijos… la gente sembraba maíz, frijol, chiles, las plagas se comían las cosechas… una ocasión hubo peste por las lluvias y murió mucho ganado… Las casas eran de teja, un día vino Paulina2 y volaron las casas, las tejas… el gobierno ayudó con cemento, varilla… por eso mi hijo se fue el norte, con eso quitó la teja, arregló la casa, puso muebles, se mejoró en algo… (Isabel, 78 años, no-migrante).

En sí, los actores mencionan motivaciones para emigrar, similares a las de otros migrantes, lo que confirma que las carencias económicas y falta de expectativas locales, tienen gran peso en la migración, pero las motivaciones no-económicas igual la empujan (Sandoval et al., 2021; Leco, 2009; Zarur, 2017). Por otro lado, ningún entrevistado partió con la idea de no volver, ni por violencia, ni porque hayan cometido delito, ni por separación familiar o machismo, ni porque la delincuencia los corrió; eventos que si se advierte en otros entornos de migración (Ayvar y Ochoa, 2015; Leco y Romero, 2009).

Como señala un actor que era estudiante, él no tenía presión para dejar su casa, pero lo invitó un pariente, eso se combinó con la indecisión acerca de su futuro, con sus ilusiones de pasear, con definir su preferencia sexual, y partió.

…todo estaba bien, yo estudiaba una carrera [comunicación], tenía oportunidad de trabajar como encargado de un restaurante, me gusta la cocina, pero vino la oportunidad de irme y me fui con un tío… dejé todo, escuela y trabajo… tenía 21 años, me fui sin pensar, a la aventura, sólo tenía ilusiones y propósitos de mejor vida, quería salir, conocer, andar allá… un tío vino, me propuso el viaje, sin que me cobrara para llevarme… (Jorge, 39 años, migrante 7 años).

Otro migrante partió al salir la secundaria. Lo empujó la necesidad y frustración por no poder estudiar, pero no pensaba superar carencias, ni ayudar a sus padres, su idea era la aventura, pero señala que las vivencias lo hicieron madurar, mejoró en lo material y personal, ayudó a sus padres. Él narra:

… saliendo la escuela, estuve tres meses y emigré a California… tenía para comer, pero la economía era muy baja, cuando regresé ya se vio la diferencia, compré unos terrenos y ganado, hice mi casita… quería ser médico, hice examen y pasé, iban a la escuela a reclutar estudiantes para el colegio naval... lo reprenden [familia], pero dicen, si quieres ir, quieres conocer, allá tú… trabajé 15 días de seguridad en un hotel, allí me invitaron, rápido nos jalamos, éramos tres, no sabíamos si la lográbamos o no, es mucho camino, no sabes lo que pasara… fue una aventura, dijimos, nos vamos, porque nos vamos… nos lanzamos a lo que caiga, la loquera… (Enrique, 41 años, migrante 17 años).

El retorno. Entre las razones del retorno, los entrevistados ubican la familia como el factor principal: reunirse con la familia, la esposa regresó antes, la graduación de un hijo, la familia les pide regresar; aunque la deportación ocurrió en uno de cada cinco, una cifra alta y ligada a sus limitadas conexiones en el norte, y con la edad a la que partieron ya que todos fueron detenidos infringiendo la ley. Aun así, en general narran más de una causa: querer ver a la novia, criar sus hijos en México, desagrado del norte, miedo a la migración, enfado de la rutina, no les agradaba el trato de los capataces, problemas (pareja, policía, drogas), había poco trabajo, rehabilitar un vicio, cumplir sus objetivos, estar satisfecho con sus logros. Adicionalmente, una parte de ellos comenta que tenían conciencia de las dificultades que había en sus localidades, y que en su retorno influyó que ya tenían ahorros, algunos recursos (productivos y personales), y creían que no iban a depender de un salario, de un empleo de lo que fuera, que podrían emprender algo por su cuenta.

Como narra un actor, él siempre mantuvo la intención de volver, pero retornó cuando unos eventos (falta de empleo, deportación, extrañar la familia), se sumaron con otros (enfado, soledad, madurez, revaloración de algo), y porque su esposa lo requería en México:

... a veces uno extraña los amigos, se cansa de estar en la rutina, el pensamiento de ver a mis papás… un día dice uno, pues no, esto no… tomé la decisión de vámonos, pero ya me había juntado y mi esposa se había regresado… primero es aventura, eres chamaco, con familia es diferente… se pasa uno pensando ¿qué va a ser de ellos?, en lo que ellos piensan, ¿qué le va a pasar?, ¿cómo va?… (Enrique, 41 años, migrante 17 años).

Otro entrevistado comenta que nunca se sintió parte del norte, le preocupaba su madre, extrañaba su tierra, pero retornó porque ya había ahorrado, tenía una inversión, eso era lo que él buscaba y creía que con eso podía vivir. Como él narra:

…ya no quería, había estado 10 años, y por más tiempo no me iba a acostumbrar, no iba a ser igual que en tu pueblo… sólo tenía a mi mamá, mi papá había fallecido, ella se quedó sola, fue difícil para ella… alcancé a comprar terrenos, los sembraron [familia] con mangos, cocos, ciruelas, limón… pensaba en algún momento, como ahora, que no pueda trabajar, con eso vivir…. eso era lo que quería sacar del norte, ya lo tenía y mejor regresé… (Gustavo, 57 años, migrante 10 años).

En otro caso, al disgusto de aquella vida, añorar su tierra, se agrega la idea de dedicarse a lo que le gusta, invertir sus ahorros, ser su propio jefe. Como relata este actor:

… regresé porque el trabajo se había terminado, trabajaba en la música, el grupo se separó y mejor me regresé, estaba cansado, mentalmente estaba mal, la música me ayudó mucho… me olvidé de cómo eran las cosas en México, cuando vine reaccioné y valoré más el trabajo, la familia… le enviaba dinero a mi mamá, mi intención no era quedarme allá… mandaba para la casa, para unos terrenitos, para comprar un equipo de audio, instrumentos de música… no quiero ser empleado, quería tener mi propio negocio de música, eso me gusta, allá me dedique a eso, es mi sueño, además se gana bien… (Martin, 34 años, migrante 9 años).

En el otro extremo están quienes retornaron sin previsiones, no ahorraron, no invirtieron, aunque pueden traer otros recursos intangibles. En estos casos, algunos comentan que estaban chicos y no llevaban esa idea, otros querían una casa y la consiguieron, unos cayeron en drogas y despilfarro, en un caso fue la separación familiar, otros duraron poco tiempo. Al respecto, un migrante señala que no ahorró, no preparó su retorno, considera que su edad, la rebeldía lo llevaron a malgastar, caer en vicios, y al retorno tuvo que buscar empleo, ajustarse a la vida local, aunque reconoce que adquirió experiencias, madurez y eso le ayuda al retorno:

… no vivía mal, pero era rebelde… el deseo de ir, conocer… en la frontera cobraban mil dólares, conseguí y pague trabajando… estuve en campo y construcción, me estanque… se me fue el tiempo en divertirme, drogas, alcohol, viajes… mi esposa se regresó y regresé dos meses después, estaba en rehabilitación… A veces mandaba a mi madre, que mejorara, ella invirtió en una tienda…al regreso trabajé allí, después la pasamos a otras gentes y estuve en una fábrica casi cuatro años… mejoré en lo personal, el comportamiento,la casa, ayudar a mi madre, algo de inglés… pude ver que estaba mal, se me abrió la mente… me agarró migración, fallecieron dos personas, eso se me grabó y me pone a pensar… (Manuel, 40 años, migrante 6 años).

Otro entrevistado que no invirtió, no trajo ahorros, igual ha tenido que buscar empleo y depende de un salario, pero se apoya en los otros aprendizajes y vivencias que trae consigo, y que en cierta forma ejerce, habla inglés, desarrolló hábitos laborales, cultura, es sociable y desenvuelto. Como él narra:

… tenía 21 años, me fui sin pensar, a la aventura… Trabajé en una fábrica, un hotel, mesero, jardinería… El requisito era saber inglés, no se me dificultó… tuve un exceso de velocidad, me deportaron… llegué, fui mesero, encargado de restaurante, telefonista… mejoré la calidad de vida, aprendí sobre la alimentación, mejoré mi relación con las personas… aprendí a defender mi orientación sexual… le enviaba dinero a mi mamá, a familiares que me pedían… No invertí porque me dejaba llevar por cosas de jóvenes, autos, ropa, antros… el inglés me sirve, estoy a punto de certificarme, si lo logro, la institución me dará trabajo, y tengo en mente salir a otro país, me llama la atención Alemania… (Jorge, 39 años, migrante 7 años).

2. Los beneficios tangibles de la migración

Aunque no todos los hogares migrantes reciben remesas, sea que los actores no llevan esa idea, se establecen en el extranjero o por la edad a la que parten. En el medio rural es común que sí las reciban, y si bien, la mayor parte se destina al consumo básico, algunos logran invertir en actividades productivas, con el tiempo consumen sus inversiones y éstas no dejan huella, pero en ciertos casos algunos logran vivir de ellas al retorno.

En Pochutla, todos los entrevistados señalan que enviaron remesas a casa. La prioridad era cubrir las necesidades básicas en sus hogares, pero también enviaban para hacer su casa, ahorrar, invertir en algo, apoyar la escolaridad u otros gastos de familiares; algunos hogares hicieron ahorros e inversiones por su cuenta. En sí, después de cubrir el sustento familiar, 33 migrantes (87% del total), lograron tener una casa de concreto. Como se aprecia en el cuadro 1, lo segundo que mejoraron fue su economía; 18 actores (45%), creen que viven mejor, con mayor calidad de vida, comodidades y servicios (agua potable, fosa séptica, baño). Le sigue la inversión de remesas en pequeños negocios y compra de terrenos para siembra y vivienda.

Cuadro 1
Beneficios tangibles de la migración internacional.

Fuente: elaboración propia. *incluye muebles, educación de hijos ** Incluye: vivir mejor, mejoramiento económico, mejor calidad de vida, más economía, más bienestar.

La inversión productiva. En este caso, las remesas se invirtieron en 16 negocios (los poseen 14 migrantes): abarrotes, venta de ropa, tortillas, animales de engorda, equipo de audio, siembra comercial, taquería, taxi, departamentos y locales de renta, así como talleres: mecánico, hojalatería y pintura, herrería y soldadura, electrónica. Además, otros 12, invirtieron en terrenos para construir casas y locales comerciales, o sembrar productos comerciales, engordar animales y otros usos. En sí, fueron 26 entrevistados (68%), quienes hicieron inversiones pequeñas y medianas con sus remesas: los terrenos cuestan 50 mil pesos, los que tienen servicios valen 200 mil pesos en adelante, los de siembra triplican estos valores la hectárea (según tienen o no riego); los que engordan animales trabajan con diez a quince becerros (100 mil pesos de inversión) y pequeños hatos de borregos o puercos (50 mil y menos inversión); aparte se suma la camioneta, corrales,alimentos. La inversión fue mayor en el equipo de música, construirdepartamentos y locales comerciales, equipar los talleres y oficios,en tiendas de abarrotes. Otros no tienen una contabilidad, como en el migrante que financio su carrera profesional y ahora es docente deeducación superior.

Los migrantes de Pochutla, similar que en otros entornos, tampoco invierten para ser grandes empresarios, ni porque tengan la vocación arraigada, más bien buscan tener una fuente de ingreso, algo de que vivir, en que ocuparse. Como mencionan, el entorno les dificulta obtener empleo de lo que buscan, los salarios son bajos, no les agradan las condiciones laborales o no quieren trabajar en lo que saben o que antes realizaban. Unos creen que volver a ser jornalero, empleado u obrero, es tener menor estatus. De hecho, invirtieron para dedicarse a lo que les gusta, compraron herramienta para seguir en sus oficios, otros invirtieron para lucir ante los demás, su familia lo presionó y para no malgastar sus recursos. En general, son sentires comunes a los que revelan otros migrantes (Tapia et al., 2018; Gil, 2016; Santiago, 2007; Leco, 2009; Leco y Romero, 2009; Jiménez, 2014; Fernández y del Carpio, 2003; Rosendo et al., 2019; Salas, 2021).

En este caso, siete negocios se localizan en la cabecera municipal: taller de hojalatería y pintura, venta de ropa, tortillería, departamentos de renta, taller de electrónica, abarrotes y taxi. Los otros nueve se localizan en lo rural: taller de herrería, venta de ropa, taquería, equipo de audio, engorda de animales, siembra comercial (café, mango, coco, limón, maíz, melón), abarrotes, taller mecánico. En la cabecera municipal se instalan los mercados, allí confluye la gente a hacer sus compras, eso y la actividad turística en la costa, ayuda a que los negocios rurales operen (ropa, música, animales, herrería). Las inversiones emplean dos trabajadores de planta (negocios urbanos) y 18 empleados temporales (actividades rurales, la costa), pero han revivido tierras ociosas, los fraccionamientos crecen y atraen servicios, circula dinero, los migrantes le muestran a los demás una ruta alternativa, un uso distinto a los recursos que poseen, consumen productos/servicios (médico, ropa, alimentos, vacunas, fertilizantes, materiales de construcción). Sobre todo, quienes se enfocan en vivir de sus recursos, de mantenerlos y hacerlos crecer, no andan buscando empleo y no presionan al mercado laboral local. Como señalan otros estudios, es más factible que la circulación de dinero, la compra venta de productos locales, el empleo y otras acciones que generan los propios pobres, aporten más a la dinámica económica, que los planes de desarrollo formales o la intervención de las instituciones (Ellis y Freeman, 2004).

Un aspecto a resaltar, es que el hecho de que la inversión de remesas ocurra en Pochutla empujada por condiciones similares a las que muestran otros entornos, en cierta forma ratifica que las remesas aunque son importantes, son apenas una parte del proceso de inversión, y que otros elementos propios y externos influyen en su curso: apoyos e influencia de otros actores e instituciones, las vivencias migratorias, las intenciones personales de invertir, el arraigo de emprender algo, la dificultad de encontrar de que vivir en la localidad, la conexión con el mercado, saber realizar algunas actividades, la asesoría en cierta actividad, la madurez personal, asumir responsabilidades familiares, tener castigo de deportación. Por ejemplo, en este caso, la mitad de los 26 entrevistados que tienen una inversión, señalan que desde antes de partir tenían la idea de ahorrar e invertir, algunos no sabían en qué, pero querían tener un patrimonio que les generara ingreso. Es decir, es importante tener intenciones previas, que la familia los apoye y conduzca los ahorros, haga las inversiones o las cuide.

Como afirma un migrante que sólo estudió secundaria, él partió con la idea de vivir mejor, quería invertir en el campo porque eso es lo que sabía hacer. Con apoyo de su esposa, logró hacer su casa, invertir en abarrotes, comprar terrenos, una concesión de transporte público y una camioneta de pasaje. Él narra su transición:

… desde niño vi como mi papá trabajaba en el campo, yo le ayudaba, uno sale con la ilusión de tener sus cosas… aquí era militar pero el sueldo era bajo… iba decidido, establecerme, ganar un poquito mejor, salir adelante, quería invertir en el campo… no tenía casa, ya tengo mi negocio, hice la casa, vivo mejor… tengo la tiendita, una concesión de transporte público, allí estoy trabajando… enviaba a mi familia para comer, el compromiso era mi familia… Sentí el cambio cuando volví porque allá tenía más dinero, más cosas, pero emocionalmente estoy bien con mi familia, me siento orgulloso de lo que logré… (Norberto, 41 años, migrante 8 años).

3. Los intangibles de la migración al retorno

Los rasgos intangibles que los entrevistados comentan que desarrollaron en la migración, ellos los asocian con ciertos eventos drásticos (cruce de la frontera, secuelas y traumas, decepción de la migración, soledad, discriminación, abusos laborales y policiacos), los esfuerzos para adecuarse a los nuevos entornos laborales y sociales, entender las reglas y formas de comportarse y trabajar, los ejemplos de otros actores; que los motivaron y forzaron para desarrollar dichos rasgos.

En el cuadro 2, puede verse que todos aprendieron o mejoraron algo. En lo laboral, 21 entrevistados resaltan que desarrollaron hábitos laborales (aprender a trabajar, ser cumplidos, respetar, responsabilidad), otros 15, aprendieron conocimientos en cocina, carpintería y otros; nueve aprendieron conocimientos agrícolas, 11 hablan inglés en buen nivel (sostienen una conversación). En conjunto, 31 entrevistados (82%) poseen hábitos y conocimientos laborales: 6 cocineros, 6 jardineros, hablan inglés, 5 con conocimientos de campo, 4 manejan maquinaria (montacargas, aserradero, pizzas, empacar comida), 2 de construcción; los demás saben de ventas, instalación de alfombras, hacer cajas de muerto, plomería, mecánica de motocicletas, carpintería, soldadura, limpieza.

Cuadro 2
Beneficios intangibles en general.

Fuente: elaboración propia. *aprender a trabajar, hábitos de trabajar, responsable, cumplido, respetar **quejarse, engordar, problemas familiares, las comodidades, accidente y secuelas, vicios, ilegal ***incluye: desenvolverse mejor, organizarse, disciplina, visión de futuro, manejar el estrés.

En aspectos personales, 24 entrevistados subrayan: la madurez, mentalidad, desenvolverse mejor, visión. Mientras que en lo social, cinco resaltan la adquisición de hábitos: no tirar basura, respetar las leyes. En general, 26 entrevistados (68%), creen que mejoraron en lo personal y social. En este caso, mencionan que antes de partir eran tímidos, pocosociables, inmaduros, y que en la migración aprendieron a relacionarse,otro idioma, ser más sociables, ganar autoconfianza, valorar las cosas,desarrollar mentalidad, hábitos de no tirar basura, manejar, respetar alpeatón. En especial, las mujeres recalcan que aprendieron a cuidarse por sí mismas, cumplir sus propósitos, manejar auto, proveerse, ahorrar y ser independientes.

Son conocimientos y rasgos que cotidianamente empleaban en el extranjero, aquel entorno les presionaba y no es seguro que los sigan manifestando en Pochutla, no con la frecuencia de allá, pero es lo que más mencionan que emplean al retorno. En especial, los hábitos (laborales y personales), y en segundo plano los conocimientos laborales y oficios técnicos. Como fue referido, son migrantes que emigraron jóvenes (21 años), eso les condicionó aprender y cambiar de empleo en el extranjero, adecuarse a distintos entornos y costumbres donde residieron, evitar la deportación, la maduración personal que experimentaron, las vivencias que superaron.

La ejecución de los intangibles. La aplicación de los rasgos personales, sociales y laborales, en Pochutla enfrenta dificultades, unas derivan de la propia localidad y otras atañen a los propios migrantes. No obstante, y de manera conjunta, estos rasgos influyen lo que hacen al retorno; la inversión de remesas, la vida que llevan, las actividades que realizan, la interacción con los demás actores. Por ejemplo, unos actores emplean productivamente sus conocimientos laborales, otros lo hacen sólo en uso propio (cocinar en casa, arreglar su auto), pero en algunos es porque no encuentran donde, no requieren sus conocimientos, mientras que otros no quieren hacer eso, ni buscan emplearlos; pero ambos utilizan sus intangibles para socializar, manejar sus negocios, desempeñar sus empleos.

El cuadro 3, sistematiza las ocupaciones al retorno. Se aprecia que, 21 entrevistados (55%), atienden su negocio y realizan actividades agrícolas propias. Otros seis viven de empleos con prestaciones (docente, empleado público, obrero); tres de ellos combinan su empleo con un oficio por su cuenta (soldadura, pintura, electrónica, mecánica). Sólo once actores (29%), viven de actividades asalariadas sin prestaciones (jornaleros, empleados). Es visible que los rasgos personales son lo que más emplean en cada ocupación. Hasta 60% de quienes realizan labores agrícolas, los emplean en sus actividades, y 70% de quienes atienden sus negocios. Entre quienes laboran como empleados calificados y entre los jornaleros, es un tercio los que los utilizan. Y como fue referido,más de la mitad de entrevistados señalan que es lo que más ejercen alretorno (responsabilidad, hábitos de trabajar, no tirar basura, mentalidad,madurez, cumplir compromisos).

Los conocimientos laborales y oficios se emplean poco. Entre quienes desempeñan un empleo calificado, apenas un tercio utiliza algún conocimiento (soldadura, electrónica). Entre los obreros y jornaleros, 40% aplican algo; cifra similar entre quienes realizan labores del campo, y quienes atienden sus negocios es el 30%. Es decir, la mayor parte de entrevistados no aplica sus conocimientos, ni oficios que dominan. Pero vale señalar, que si bien el desuso de conocimiento es una situación recurrente entre los migrantes mexicanos (Murguía et al., 2019; Rosendo et al., 2019; Salas, 2016), el ejemplo de Pochutla permite ver que en parte esto se debe a que hay migrantes que no quieren trabajar en lo mismo que en el extranjero, no buscan emplear sus conocimientos porque traen otras aspiraciones y recursos de mayor valor, buscan algo de mayor estatus. Por ejemplo, la mayoría de quienes saben labores agrícolas (fertilizar, deshierbar, pizcar), no quieren ser jornaleros otra vez porque les pagan poco y lo ven como un retroceso. Los que saben de jardinería, aparta de que les falta herramienta, no les agrada porque les pagan poco. Entre quienes tienen conocimiento en frutas (tabaco, naranjas, fresas, uvas), no encuentran empleos porque allí no se producen esas frutas, podrían asociarse y construir invernaderos, pero no tienen esos recursos, ni asesoría sobre el mercadeo, tampoco muestran rasgos étnicos o sociales que los unan, además el clima no ayuda y eso lo hace más riesgoso (viento, plagas, huracanes). Los que manejan maquinaria (aserradero, camiones, pizzas, comida), señalan que no hay empleo, buscan otras opciones o vuelven a lo que hacían antes. El idioma inglés, lo ejercen en algunas actividades (docente, encargado de restaurant, vendedor en la costa, profesionista en un hospital), pero en otras no (labores agrícolas, ganadería y otras).

Es decir, las condiciones estructurales de las localidades restringen en gran medida el uso de los conocimientos y oficios que traen los migrantes, pero no en su totalidad. De todas formas, se confirma que la migración si bien ayuda en lo económico e intangible, no tiene poder para transformar las condiciones estructurales en las que se gesta (Stuart y Kearney, 1981; Cohen, 2001; Canales, 2007; Gil, 2012; Leco, 2009).

Cuadro 3
Ocupaciones al retorno y ejecución de conocimientos.

Fuente: elaboración propia. *incluye: docente de educación superior, empleado que maneja maquinas especializadas, hojalatería y pintura en empresa, encargado de negocio, ventas de una empresa, secretaria de empresa. **incluye: policía, jardinero, obrero, jornalero, empleado de tienda, seguridad, chofer, albañilería. ***incluye actividades agrícolas, engorda de animales (chivos, borregos, becerros, vacas), locales de renta y departamentos, taquería, abarrotes, transporte público, ropa, taller (herrería, soldadura, electrónica).

Es decir, las condiciones estructurales de las localidades restringen en gran medida el uso de los conocimientos y oficios que traen los migrantes, pero no en su totalidad. De todas formas, se confirma que la migración si bien ayuda en lo económico e intangible, no tiene poder para transformar las condiciones estructurales en las que se gesta (Stuart y Kearney, 1981; Cohen, 2001; Canales, 2007; Gil, 2012; Leco, 2009; García, 2009). Sin embargo, a nivel individual, es posible distinguir que una parte de los migrantes obtienen mejorías tangibles e intangibles, que les permiten no retornar con la idea de buscar empleo, ni dedicarse a lo que hacían en el exterior. Por ejemplo, de los 38 entrevistados, 23; que son seis en cada diez, señalan que no retornaron con la idea de buscar un empleo, ni querer trabajar de jornalero, obrero, ni pensaban vivir de lo que realizaban en el extranjero, incluso algunos ya no trabajan (señora que rentar departamentos, señor que tiene una huerta de frutas). En este grupo están aquellos que invirtieron y son su propio patrón (música, negocio, escolaridad, actividades agrícolas y ganadería, rentar casas). Cuatro, encontraron un empleo con prestaciones, que se relaciona con su formación previa (electrónica, secretaria), con la escolaridad adquirida mediante sus remesas (profesor, secretaria-computación), y con los intangibles que desarrollaron (inglés, madurez, hábitos). Cuatro más, equiparon su taller y retomaron los oficios previos (mecánica, hojalatería, soldadura, electrónica); uno amplió un negocio previo, otro dejo de vender tamales en la calle y construyó un local/taquería. Estos migrantes se sienten revalorados, con más estatus, ganan más, tienen satisfacción emocional y n o buscan ejercer los conocimientos y oficios que trajeron consigo.

Por ejemplo, una migrante de 50 años, que sólo estudió primaria, comenta que vivía con carencias y emigró con su esposo, ahora vive de rentar unos departamentos. El ahorro, planeación y construcción la realizó su mamá, ella aceptó porque de eso vivía su madre (rentar cuartos). Por la edad y por cómo vive, no piensa en el norte, ni quiere trabajar en lo del extranjero (limpieza). Ella apunta:

...mi mamá tenía unos cuartos de renta, de ahí agarré el ejemplo, pero ella me decía mira hija, para cuando vengas, tengas de donde agarrar para vivir, me aconsejaba y pues le hice caso… (Obdulia, 50 años, migrante 10 años).

Un entrevistado que pasó tres años en el extranjero, lo deportaron tres veces y decidió estudiar una carrera en México. En eso invirtió los ahorros, se graduó y trabaja como profesor de educación superior. No desea volver al norte, aquí ve posibilidades y no quiere revivir las adversidades de la migración. Como señala:

...yo estudiaba la prepa, aquí tenía oportunidades de empleo, pero la paga era poca, mis prioridades era estudiar inglés, vi la oportunidad de irme y ganar dinero, a la vez aprender inglés… Desde que me fui, pensaba tres años, regresar e iniciar una carrera, pero allá me agradaron las cosas, lugares, el dinero… no logras lo que tienes en mente, pero logras una parte… llegas y tienes un empleo en el que ganas poco, pero mi calidad de vida fue mejor, me dio la oportunidad de seguir estudiando, en eso invertí el dinero… (Adán, 29 años, migrante 3 años).

En su caso, ser profesor tiene más estatus que lo que hacía en el extranjero (labores agrícolas y obrero), y le fue útil la edad a la que retornó, los ahorros, la maduración, el inglés, la presión de su familia.

Un entrevistado que es músico/artista, señala que invirtió sus remesas en equipo de audio y sonido, ahora de eso vive, se dedica a cantar y está viviendo su sueño, es su propio patrón; él no retornó para buscar empleo como antes (era jornalero antes de migrar), ni ser obrero, ni ejercer de cocinero como en el extranjero. Desde que retornó, él buscaba continuaren la música, por eso invirtió en eso. Ahora gana bien, tiene estatus. En otro caso, una actora ya estaba graduada, tenía un taller de electrónica y emigró con la idea de vivir mejor, equipar su taller, conocer; en el extranjero aprehendió conocimientos (limpieza, cocina, inglés), pero al retorno, ella no buscaba empleo en estas labores, ni quería emprender algo, ella equipó su taller y volvió a su oficio, pero obtuvo un empleo con prestaciones en un hospital, allí ejerce la electrónica, el inglés, y otros rasgos intangibles como las experiencias y vivencias.

Comentario final

Este trabajo se propuso discutir algunos aspectos de la migración internacional y el retorno en San Pedro Pochutla, Oaxaca. Esto incluyó, la emigración y sus motivaciones, el retorno y las actividades que desempeñan al volver, el gasto e inversión de las remesas, el uso de los conocimientos laborales y otros rasgos que los migrantes trajeron del exterior.

Lo que podemos resaltar, es que los entrevistados conforman una migración reciente, joven, en su mayoría masculina, con mayor escolaridad que los migrantes en otras zonas de la entidad, con experiencia laboral previa más diversa; turismo y servicios asociados, pesca, labores del puerto, pequeño comercio, prestación de servicios (taxi, combi), actividades agrícolas comerciales y tradicionales (café, mango, limón, coco, forraje, maíz), ganadería y otros. Tienen redes sociales incipientes y eso implica más riesgos y gastos de migración, recurren a préstamos a redito, venta de bienes, apoyos de otros migrantes, tampoco acceden a nichos de mercado laboral entre paisanos el exterior. Como en todo el país, en Pochutla la migración se realiza por necesidad económica, pero la influyen otros eventos: personales (inmadurez, sueños del norte, ilusiones), desastres naturales (huracanes, plagas, temblores, lluvias), intenciones de emprender (equipar un taller, financiar un negocio, cambiar de actividad, invertir en algo), y razones no-económicas (aprender la cultura, idioma, conocer, vivir la aventura, reunión familiar). Son razones que reflejan una mayor diversidad de actores que participan en la migración, algo que cada vez es más común (Corona, 2014; Santiago, 2007; García, 2009; Leco, 2009; Tapia et al., 2018; Zarur, 2017).

Un rasgo a destacar, es que los migrantes de Pochutla son en mayoría mestizos, y no manifiestan la identidad étnica, ni forman comunidad e nel exterior, y tampoco promueven proyectos comunitarios en las localidades, algo que si hacen otros migrantes oaxaqueños, en especial los zapotecos y mixtecos (Stuart y Kearney, 1981; Cohen et al., 2003). En lo que si se asemejan con los demás, es que todos señalan que la idea de volver era un deseo cotidiano y que retornaron principalmente para ver/reunirse con la familia, aunque éste ocurrió hasta que se combinaron algunos eventos: deportación que en este caso incluye a uno de cada cinco, se terminó el trabajo, ganaban poco, por tristeza o enfado, por problemas (personales, cónyuge, policía, familia), para aliviar algún vicio (alcohol, drogas), para criar sus hijos en México, porque tenían ahorros y estaban satisfechos con lo que habían acumulado. Asimismo, todos remarcan que enviaban remesas a casa, básicamente para el sustento de la familia y para construir casa, que en buena medida son dos anhelos que buscan los migrantes mexicanos.

Sin embargo, algunos migrantes lograron ahorrar e invertir en pequeños negocios, terrenos, construir inmuebles, labores agrícolas y ganado, financiar su escolaridad, en herramientas para sus talleres. Si bien son inversiones pequeñas y unas pocas son medianas (música, departamentos, equipar talleres, abarrotes), la mayoría los atiende la familia y generan poco empleo para otros actores y mayormente informal. De cualquier forma ahora tienen en que ocuparse, una fuente de ingreso que les ayuda a vivir y eso permite que no presionen por un empleo en el mercado laboral, ni por servicios que ellos se proveen. Por otro lado, estos recursos tangibles que lograron reunir, se suman con los conocimientos y habilidades que trajeron del exterior: inglés, conocimientos en construcción, agricultura comercial, cocina, manejar maquinaria, música, limpieza; con los rasgos personales (responsabilidad, madurez, secuelas, hábitos). A diferencia de otros estudios que buscan delimitar las variables que determinan la inversión de remesas o la reinserción (Corona, 2014; Santiago, 2007; Gil, 2016; Leco, 2009; Tapia et al., 2018; Fernández y del Carpio, 2003), el enfoque de este trabajo es remarcar que tanto los aspectos tangibles, como los intangibles, interactúan y los manifiestan los migrantes en las actividades que realizan, en la vida que llevan al retorno, en todo lo que hacen. Por decir, quienes invirtieron remesas no buscan ser grandes empresarios, pero quieren tener una fuente de ingresos, una ocupación, porque tenían experiencia en lo que invirtieron (oficios técnicos, actividades agrícolas, comercio), en algunos casos la familia los presionó y en otros fue porque aprendieron actividades/ideas e invirtieron en eso, porque no hallaron a que más dedicarse, porque imitar o no seguir el ejemplo de otros. Detrás de estas razones, ellos comentan que desde antes de retornar ya tenían claro que necesitaban hacerse de una fuente de ingreso, no querían ser empleados ni jornaleros (antes eran jornaleros); aspiraban a ser su propio patrón, obtener beneficio económico y revaloración social, querían dedicarse a algo que diera sentido a sus vidas (el musico, los de empleo estable), querían resaltar y dar un giro a lo que hacían antes de emigrar, otros ahorraron porque la familia los empujó y al retorno decidieron invertir en algo por la idea de no migrar más (los que tienen empleo estable, desempeñan un oficio).

Lo que es visible, es que muy pocos de los conocimientos laborales que trajeron del exterior, los ejercen productivamente al retorno, algo que es común en México y otros países (Gil, 2012; Salas, 2016; Thomas, 1999). Este municipio tiene actividades económicas variadas: servicios, industria, turismo, pesca, actividades portuarias, comercio, actividades agrícolas; pero es muy baja la proporción de quienes ejercen sus conocimientos laborales y oficios. A nivel general, esto parece confirmar, como señalan otros estudios, que las deficiencias en las localidades son tan fuertes, que la migración, ni las remesas, pueden revertirlas y los actores seguirán emigrando (Stuart y Kearney, 1981; Cohen, 2001; Canales, 2007; Gil, 2012; Leco, 2009; García, 2009).

No obstante, a nivel particular se aprecian otras cosas. Si bien, la gran mayoría de quienes traen conocimiento laboral, no lo emplea para apoyarse en su vivir, y señalan que no hay donde, que les pagan poco, algunos de ellos también comentan que es porque aprendieron poco o tienen conocimientos muy básicos (limpieza, pizca, niñera), no les gustaba lo que hacían en el exterior y otros más bien saben hacer cosas más especializadas como manejar maquinaria o cultivos comerciales. También puede verse que el no-uso de conocimientos ocurre en algunos migrantes que lograron adquirir conocimientos de uso práctico (manejar maquinas, manager, chef, oficios, inglés), pero también ahorrar, mejorar su economía doméstica, desarrollaron rasgos personales y hábitos, ideas e intenciones, que al retorno les permiten desempeñar tareas mejor pagadas, de mayor estatus, en su caso lograron invertir y son su propio patrón. Estos migrantes señalan que no necesitan ni buscan emplear lo que aprendieron o desempeñaban en el extranjero. De hecho, como fue referido, apenas un 30 por ciento de los entrevistados andaba buscando en que emplearse al retorno.

Es decir, de todos los retornados hay una parte que no quieren ejercer lo que aprendieron en el exterior, otros no buscan empleo, algunos prefieren ser dueños/patrones, otros invirtieron en lo que les gusta o que saben hacer y allí se ocupan, unos lograron obtener un empleo estable (electrónica, inglés, carrera profesional, docente, empleado municipal, secretaria), en general prefieren el reconocimiento social y los beneficios emocionales, estatus y demás que les acarrea la imagen de migrantes que tuvieron logros. De cualquier forma, en sus ocupaciones ejercen algo de lo que saben, sus rasgos personales (respeto, puntualidad) y por propia decisión dejan de lado lo que aprendieron en el exterior (cocinera, limpieza, construcción, obrero, labores agrícolas). Especialmente los que tienen más escolaridad y obtuvieron empleos estables, y otros migrantes con inversiones medianas (musico, camioneta de pasaje, labores agrícolas comerciales, depas), son quienes viven estables al retorno y creen que no necesitan volver a emigrar. Son pocos, pero confirman que la migración y las remesas, la inversión productiva, igual que las vivencias, los conocimientos laborales previos y los traídos del exterior, la escolaridad, sus esfuerzos e iniciativa, las ganas de mejorar y la disciplina de ahorro, el apoyo de otros actores; ayudan a derribar las restricciones estructurales que antes los empujaban a emigrar. En sí, corroboran que el desarrollo de capacidades personales y recursos productivos, en buena calidad y que puedan emplearlos, pero también la iniciativa propia, la actitud de perseguir sus objetivos y la intención de logros, esfuerzo y motivación, relacionarse y aprender de otros actores; ayudan a construir una mejor calidad de vida y en algunos casos vivir estables a largo plazo (Nussbaum, 2012; Chambers y Conway, 1992; Perlman, 2008; Hashemi y de Mostesquiou, 2011).

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Notas

1 La información proviene del Plan Municipal de Desarrollo Sostenible, 2019-2021. Gobierno Municipal de San Pedro Pochutla. http://www.ped2016-2022.oaxaca.gob.mx/BM_SIM_Servi-ces/PlanesMunicipales/2019_2021/324.pdf
2 Un huracán, categoría 4, toca tierra a inicios de octubre de 1997, fue uno de los más destructivos y dada la colindancia de Pochutla con el océano pacifico, los estragos se sufrieron de manera directa.


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