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La noción de performatividad en el pensamiento de Judith Butler: queerness, precariedad y sus proyecciones

The notion of performativity in the thought of Judith Butler: queerness, precariousness and projections

Facundo Nazareno Saxe
UNLP

La noción de performatividad en el pensamiento de Judith Butler: queerness, precariedad y sus proyecciones

Estudios Avanzados, núm. 24, pp. 1-14, 2015

Universidad de Santiago de Chile

Recepción: 17 Junio 2016

Aprobación: 25 Julio 2016

Resumen: A través de un análisis de la evolución de la performatividad como categoría teórica en el pensamiento de Judith Butler, el siguiente artículo busca determinar los cambios de la misma en la obra de la filósofa norteamericana. En ese sentido, resulta sumamente pertinente al presente trabajo la articulación que ha realizado Butler en los últimos años entre los conceptos de precariedad, queerness y performatividad y sus proyecciones y efectos en las comunidades queer.

Palabras clave: Butler, Queerness, Precariedad, Performatividad, Políticas sexuales.

Abstract: Through an analysis of the evolution of performativity as a theoretical category in the thought of Judith Butler, the following article seeks to determine the evolution and changes of her theory. In that sense, it is highly relevant the work she has done in recent years between the concepts of precarity, queerness and performativity and its effects and projections in queer communities.

Keywords: Butler, Queerness, Precarity, Performativity, Sexual Politics.

Introducción

¿Qué es la performatividad según Judith Butler?, ¿se trata de una categoría estable?, ¿es una noción que cambia, evoluciona, se modifica en los sucesivos trabajos teóricos de Judith Butler? Esas y otras preguntas se me cruzan en la articulación de este trabajo. ¿Cuál es mi objetivo? Mediante el desarrollo descriptivo de la teoría de Butler realizado en las páginas que siguen, busco analizar algunas concepciones básicas en torno a la categoría de performatividad en el pensamiento de la filósofa norteamericana. No pretendo realizar un trabajo exhaustivo sobre la categoría, sino rastrear en algunas de las obras fundamentales de Butler cómo se articula esta noción y la evolución de la misma. Espero encontrar que el desarrollo de la performatividad en Butler sufre variaciones que podrían ser producto de reflexiones en torno a situaciones político-sociales y la acción política de las comunidades queer.

Para tal fin, como ya mencioné, voy a partir de un análisis descriptivo y cronológico de algunos de los libros teóricos de Butler que busca rastrear nociones útiles a la formulación de la performatividad y las reformulaciones e innovaciones del planteo inicial en obras posteriores. Este artículo se aborda desde un prisma ubicado en los recorridos teóricos, activistas y críticos vinculados a las teorías queer y a las disidencias sexuales, 1 teniendo en cuenta especialmente a los teóricos más destacados del pensamiento queer como Eve Kosofsky Sedgwick.

La importancia de Judith Butler

Con la publicación de Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity2 , Judith Butler se convirtió en uno de los mayores impulsos teóricos del feminismo de los años noventa. Una de las ideas que más atención despertó fue su propuesta teórica de considerar al género y la identidad en términos de performatividad. Este aporte se considera uno de los más sustanciales de la teoría de Butler al feminismo, los estudios gays y lesbianos y la teoría queer.

A partir del feminismo radical y el postestructuralismo, Butler cuestiona la esencia de las categorías de identidad, tanto a nivel político como a nivel teórico. Como señala Leticia Sabsay 3 , Butler realiza una crítica a la interpretación psicoanalítica de la subjetividad y al feminismo de la diferencia sexual. Para superar estas cuestiones propone la definición de género como performance en la obra antes mencionada, Gender Trouble .

El género en disputa

Gender Trouble , 4 publicado en 1990, resulta un libro fundamental para el desarrollo de la teoría queer y el pensamiento feminista contemporáneo. En este libro, Butler sienta las bases sobre algunos aspectos de su teoría del género, partiendo de la idea de que el género es una construcción naturalizada como parte de un sistema de heterosexualidad hegemónica que contiene las herramientas para poder cambiarlo y replantearlo. En ese marco, Butler realiza un quiebre muy trascendental en la academia norteamericana al cortar con el estructuralismo, dejando de lado esa tradición crítica.

Argumenta que el género es una construcción cultural, pero no se trata de continuar con el debate “esencialismo versus constructivismo”; Butler plantea que tampoco se busca imponer un modelo contrario al esencialista en cuanto a la conformación del género, en el que lo cultural se imponga como destino. De modo tal que no se trata de pasar a un modelo de género como construcción cultural, en desmedro de un modelo biológico de género. No se pretende repetir la rigidez biológica con otras palabras. Butler busca problematizar la construcción del género en un sentido más amplio.

Para eso, a partir del análisis de Simone de Beauvoir y Monique Wittig, Butler llega a la conclusión de que es difícil hablar de la noción de sujeto en la filosofía occidental. Porque cuando nos referirnos al sujeto, estamos en el terreno de un universal que considera al sujeto-varón como construcción única y dominante. Es decir, hablar de sujeto resultaría fútil para el pensamiento feminista porque la categoría de sujeto implica un universal hombre-varón masculino en el sistema binario masculino-femenino. 5

A partir de esa problematización del sujeto, Butler desarrolla las cuestiones fundamentales para su teoría de la performatividad. De acuerdo a María Luisa Femenías, 6 Butler toma de Foucault la idea de que no existe un sexo biológico y un género construido, sino que lo único que hay son cuerpos construidos culturalmente y no existe la posibilidad de sexo “natural”, porque los acercamientos al sexo siempre están mediados por la cultura y la lengua. Con esto Butler dinamita el sistema de sexo/género, ya que no habría forma de distinguir entre sexo y género; ambos serían un continuo. El debate esencialistaconstructivista pierde su razón de ser porque no hay posibilidad de acceso a lo natural. Como indica Femenías, esa es la concepción de Butler en Gender Trouble que resulta tremendamente radical para el pensamiento contemporáneo.

Decir que el género es una construcción, en términos de Butler, tampoco significa que sea una ilusión o una construcción artificial. Se trata más bien de que existe una producción discursiva que hace aceptable la relación binaria. En ese marco, es que algunas configuraciones culturales del género ocupan el lugar de “lo real”, logran autonaturalizarse, y gracias a esto se convierten en hegemónicos en el sistema: “La univocidad de género, la coherencia interna del género y el marco binario para sexo y género son ficciones reguladoras que refuerzan y naturalizan los regímenes de poder convergentes de la opresión masculina y heterosexista” ( Butler, 1990: 99 )

El lenguaje, entonces, crea identidades sexuales binarias, fijas y excluyentes que ignoran la fragmentación interna de la clase, el color, la edad, la religión, lo opción sexual, etc. Esas inscripciones del lenguaje son contingentes y crean una fantasía de estabilidad y coherencia con fines de lograr la hegemonía de un modelo y el disciplinamiento de los seres. De acuerdo a Femenías Butler se refiere a este tipo de fundamentos cuando habla de la falsa estabilidad de la categoría “mujeres”.

En Gender Trouble , Butler postula que el sexo ya no se puede considerar una verdad, sino que estamos, como ya mencioné, ante una significación performativamente realizada. Lo interesante de la propuesta de Butler es que esa significación puede lograr deshacerse de su interioridad o esencia (que está construida y naturalizada culturalmente) y puede provocar “la proliferación paródica” y “la interacción subversiva de significados con género”. De forma tal que al alterar y desplazar las nociones de género naturalizadas (que sustentan la hegemonía masculina y heterosexista), se problematiza el género: se movilizan, confunden, multiplican, de forma subversiva, las categorías constitutivas que intentan preservar el género en el sitio que le corresponde al presentarse como las ilusiones que crean la identidad.

Los géneros no son verdaderos ni falsos, sino que se crean como “efectos de verdad” de un discurso de identidad primaria y estable. Esa verdad y ese discurso son invenciones, por lo que un género “verdadero” es una fantasía instaurada en los cuerpos. Pero existen formas de problematizar esa ilusión, ese “efecto de verdad”: Butler ejemplifica con el caso de la parodia de género de la travesti o la identidad butch/femme , que son prácticas culturales en las que se parodia la identidad de género original o primaria ¿Qué se logra con esta parodia? Que se desplace el significado del original, demostrar que el género “verdadero” imita “el mito de la originalidad en sí”. Y al imitar se pone en evidencia que el género “natural” es una construcción naturalizada y creada como original o primaria en un sentido cultural, se demuestra que lo original también es una copia. Butler hace la aclaración de que no todos los tipos de parodia son subversivos, porque en algunos casos nos encontramos con repeticiones que pueden domesticarse y sirven como instrumentos de hegemonía cultural. A partir de esta propuesta, se llega a la conclusión de que el género es una construcción que disimula su génesis, que obliga a creer en su “necesidad” y “naturalidad”, es decir, que los géneros diferenciados y polares son “ficciones culturales” cuya construcción es disimulada.

Por lo tanto, no hay una identidad preexistente, por eso mismo no habría actos de género verdaderos o falsos, sino que la articulación de una identidad de género como “verdadera” es lo que Butler denomina una “ficción reguladora”: una ficción en términos culturales que se encarga de mantener el dominio social hetero-normativo y patriarcal.

¿Cómo se llega a esta construcción performativa del género? Se logra mediante actuaciones sociales continuas que son realizadas para ocultar justamente el carácter performativo del género. Al esconder el carácter performativo también se esconden las posibilidades performativas de que se multipliquen las configuraciones de género que no responden al marco de dominación masculina y heterosexualidad obligatoria. Pero esta construcción deja un espacio a la subversión de género, en la construcción performativa se encuentra también la fuerza subversiva del género, porque “los géneros no pueden ser ni verdaderos ni falsos, ni reales ni aparentes, ni originales ni derivados. No obstante, como portadores creíbles de esos atributos, los géneros también pueden volverse total y radicalmente increíbles” ( Butler, 1990: 275 ). Como ya se mencionó antes al hablar de la imitación de un original que en realidad no es original, al presentarse el género como “lo natural”, también puede convertirse éste en el sitio de una performance subversiva que exhibiría el carácter performativo de la construcción de “lo natural”. Al hablar de performatividad de género la referencia es a una actuación reiterada y obligatoria en función de normas sociales que exceden al individuo.

Respecto al carácter “increíble” del género, las posibilidades de construcción del mismo en ese sentido se pueden encontrar, como ya mencioné, en ciertos tipos de práctica de la parodia, que puede servir para mostrar la distinción entre una configuración de género privilegiada y naturalizada y otra que se manifiesta como “derivada, fantasmática y mimética” (construyendo una configuración como “natural” y otra como “falsa”), esto haría que se afiance el sentido de copia fallida y copia no fallida. Pero el fracaso de la parodia para acercarse a “lo natural” y “lo real” es, para Butler, no sólo el fracaso de la parodia, sino de todas las prácticas de género, porque los sitios ontológicos de lo real y lo natural son “fundamentalmente inhabitables”. Por eso es que Butler señala que existiría una “risa subversiva” en el efecto de pastiche de las prácticas paródicas de la travesti, ya que “original, auténtico y real” también es el efecto de una práctica cultural de género. La exageración de lo natural que realiza la parodia (algunos tipos al menos) muestra la situación fantasmática de todas las prácticas de género.

La propuesta de Butler en Gender Trouble de afirmar que el género es performativo, indica que el género no se expresa mediante acciones, gestos o habla, sino que la performance de género produce la ilusión retroactiva de que existe un núcleo interno de género. De modo tal que la performatividad de género produce el efecto de una esencia o “disposición genérica verdadera, original o perdurable”. El género, entonces, se produce como una repetición ritualizada de convenciones y ese ritual es impuesto socialmente gracias a la heterosexualidad preceptiva y hegemónica.

La principal crítica de Butler al feminismo y a los movimientos identitarios radica en que las categorías de identidad tienen responsabilidad en limitar las opciones culturales. Esta es una de las ideas más polémicas de Butler, ya que, al considerar las categorías de identidad como fundacionales y permanentes, se niegan y excluyen los espacios de agencia que surgen cuando se considera la identidad como un efecto producido culturalmente. La opción que propone Butler en Gender Trouble tiene que ver con repetir de forma tal que se logre una multiplicación radical del género, que se desplacen las mismas reglas de género que permiten la repetición.

Repensar el cuerpo

En 1993 Judith Butler publica Bodies that matter: On the Discursive Limits of "Sex" , libro en el que se propone problematizar sobre la materialidad de los cuerpos. En esta obra continúa desarrollando distintas nociones sobre la performatividad: reflexiona sobre el género y su construcción a través de las relaciones de poder y las restricciones normativas que producen y regulan los diferentes seres corporales y los modos en que opera la hegemonía heterosexual para articular cuestiones sexuales y políticas. En este segundo momento de la performatividad butleriana se explicita como dialoga y polemiza con la tradición normalizadora de la lingüística (Austin, Searle) y cómo se enmarca en una genealogía que alude desde una mirada crítica a otros referentes como Derrida.

En Bodies that matter se argumenta que las normas reguladoras del sexo obran de una manera performativa para constituir la materialidad de los cuerpos y el sexo de los mismos, es decir, para materializar la diferencia sexual y lograr consolidar la hegemonía de la heteronorma obligatoria. Una de las cuestiones que se reformulan cuando Butler aborda la materialidad del cuerpo es que la performatividad no es un acto individual de un sujeto que da vida a lo que nombra, sino que se trata de un poder reiterativo del discurso para producir los fenómenos que nos regulan y que se nos imponen de modo tal que la construcción del género no es un acto único ni un proceso iniciado por un sujeto, sino que estamos ante procesos que se realizan en el tiempo. Y el género en sí mismo es un proceso temporal que opera a través de la reiteración de normas, como el efecto sedimentado de una práctica reiterativa o ritual, así el sexo adquiere su efecto “natural”, su naturalización. Pero es en esa reiteración que se encuentran los espacios, las fisuras, brechas que representan zonas inestables de la constitución del género, de su construcción. Esas brechas son lo que escapa o supera a la norma, lo que no puede terminar de definirse mediante la repetición de la norma. En resumen, en Bodies that matter , Butler introduce la performatividad pero no como un acto singular, sino como la reiteración de una norma o un conjunto de las mismas, que mientras adquiere la condición de acto, esconde las convenciones que la hacen una repetición.

Respecto a la parodia de género que realiza la travesti, Butler marca que afirmar que todo género está travestido nos sugiere que la imitación es parte del corazón del proyecto heterosexual y el binarismo de género. Es decir, el travestismo no es una imitación secundaria de un género original y primigenio sino que también la heterosexualidad hegemónica es una imitación de sus propias idealizaciones: así como la travesti realiza una performance de género que resulta ser una imitación que puede ser paródica y subversiva, la performatividad heterosexual también es una imitación. De este modo, a partir de esa imitación reiterada se establece la patologización de ciertas prácticas y la “naturalidad” de otras, y se produce y consagra la falsa idea de originalidad y propiedad de la heterosexualidad normativa (idea que es ocultada o disimulada). Pero ese esfuerzo por ocultar que lo heterosexual también es una imitación, le sugiere a Butler que la misma puede estar construida sobre una ansiedad que no puede superar completamente, un esfuerzo que justamente demuestra que nunca logra convertirse totalmente en esas idealizaciones. Y ese esfuerzo dejaría grietas en el modelo para que, por ejemplo, el travestismo subversivo refleje la estructura imitativa mediante la cual se produce el género heterosexual hegemónico, ya que el travestismo desafía la pretensión de naturalidad y originalidad de la sexualidad heterosexual. En conclusión, Butler demuestra que la heterosexualidad también es una imitación que busca construir una naturalidad ficticia. Y eso lo logra gracias a que una de sus formas de operar es naturalizar y afirmarse como lo original, lo primigenio y la norma.

La performatividad y otras elaboraciones

En dos libros, publicados ambos en 1997, Butler retoma la noción de performatividad, pero llevándola a otros ámbitos. En Excitable Speech. A politics of the Performative Butler lleva la teoría de la performatividad al espacio del discurso político. Aborda esta cuestión vinculada a lo político en un sentido más amplio que en los trabajos anteriores. El libro analiza la forma en que el lenguaje en su dimensión performativa (es decir de acto que produce efectos) juega un papel central en la constitución de los sujetos y la producción de identidades. Y cómo a partir de eso el lenguaje y la performatividad están implicados en la reproducción tanto como en la subversión de las relaciones de poder.

Tomando como punto de partida el insulto como acto de habla performativo, Butler se interroga sobre la eficacia del nombre para producir efectos de reconocimiento e identificación. El insulto y el lenguaje de odio adquieren sentido como actos que extraen su fuerza del carácter dependiente del lenguaje de los sujetos. Como somos seres que necesitan del lenguaje para existir, el lenguaje puede herirnos.

Pero existe, como ya nos dice Butler en las obras anteriores, una potencia subversiva en la performatividad. En Excitable Speech , Butler critica ciertas propuestas políticas que apuestan por una intervención estatal que se encargue de la censura de manifestaciones de odio en el lenguaje.

En The Psychic Life of Power: Theories in Subjection , Butler también retoma ciertas concepciones en torno a la performatividad ya desarrolladas en Gender Trouble , modificando o acentuando ciertos aspectos de la misma. Así como en Gender Trouble Butler argumentaba que el género es performativo, como ya se señaló, que produce una ilusión de originalidad y una “esencia natural” y que se logra mediante la repetición de convenciones; en The Psychic Life of Power , Butler argumenta que no basta con señalar que el género es performativo o que el significado puede derivarse de su performatividad, sino que existen operaciones de género que no se notan en lo que se performa como género, y es un error reducir las operaciones psíquicas del género a su interpretación literal. De modo tal que lo que se performa sólo puede entenderse en relación con lo que está marginado de la performatividad, con lo que no se puede o no se quiere performar.

Para su argumento, Butler retoma la idea de la parodia de género de la travesti, según la cual, al imitar la estructura mimética del género, desenmascara el carácter imitativo del mismo. Pero esta formulación inicial de Butler (realizada en Gender Trouble ), no abordaba la cuestión de que la performatividad de género acaba organizándose a través de ciertas formas de negación y rechazo, así es como podemos relacionar el fenómeno de la melancolía de género con la performatividad de género. ¿Qué es la melancolía de género? Esta melancolía de género es resultado de la producción preceptiva de la heterosexualidad, es decir, es una melancolía heterosexual que se podría leer en el funcionamiento mismo del género, un mecanismo de construcción de la heterosexualidad.

A partir de este razonamiento Butler se pregunta si en la figura de la travesti melancólica, en la imitación del género que hace la misma, no estaría subyacente cierto anhelo insatisfecho. La performance de género concebida como acto puede que esté relacionada con el problema de una pérdida no reconocida. Entonces, si existe una pérdida no llorada en la performance de la travesti, tal vez se trate de una pérdida que es rechazada e incorporada en la identificación que performa la travesti, que reitera una idealización de género que es “radicalmente inhabitable”. De acuerdo a esto, Butler sugiere que la performance estaría alegorizando una pérdida que no puede ser llorada, por lo que se alegoriza la fantasía de incorporación de la melancolía, en la cual un objeto es acogido o asumido fantasmáticamente como modo de evitar desligarse de él. Entonces, el género mismo podría verse, en parte, como el acto de un duelo no resuelto.

Por lo tanto, la travesti realizaría una performance que alegoriza la melancolía heterosexual. Por eso es que se forma, adopta, asume un género femenino gracias a la fantasía de incorporación que excluye lo femenino como posible objeto de amor (o lo masculino en el caso inverso). Esa exclusión nunca es llorada, sino preservada mediante la identificación femenina exacerbada. Ante la ausencia de convenciones culturales para reconocer las pérdidas de esa posibilidad de amor homosexual, se produce una cultura de melancolía heterosexual que se puede percibir en las identificaciones hiperbólicas con las cuales la masculinidad y la feminidad heterosexuales, hegemónicas y rutinarias se confirman a sí mismas. El hombre y la mujer heterosexual devienen, citan, se apropian, asumen el estatuto de hombre y mujer que nunca amaron. Es decir, se convierten en las figuras que no pueden llorar la pérdida de esa posibilidad de amor homosexual. De acuerdo con esto, Butler señala que lo que aparece como más evidentemente interpretado en el género constituye el signo y síntoma de una negación generalizada.

Deshacer el género

Luego de presentar su teoría de la performatividad en Gender Trouble , acentuar y revisar ciertos aspectos de la misma en las obras mencionadas con anterioridad, en Undoing Gender, de 2004, Judith Butler señala algunas nuevas concepciones en torno a la performatividad. A medida que la obra de Butler se preocupa por la situación política global posterior al 11 de septiembre de 2001, la noción de precariedad crece en importancia en su pensamiento teórico-político 7 .

En Undoing Gender , Judith Butler señala que considerar al género como una forma de hacer, una actividad performada (en parte involuntaria) no implica tampoco que sea automática o mecánica, entonces, ¿de qué se trata? Butler señala que es una práctica de improvisación, que el género no se hace en soledad, sino que es necesario un otro para quien se hace el género, sea un otro real o imaginario.

Al igual que en sus los libros anteriores, Butler marca que el género es el mecanismo a través del cual se produce y naturaliza el binarismo de género masculino/femenino, pero la estructura misma del mecanismo ofrece espacios para deconstruir y desnaturalizar los términos. El mismo aparato da las herramientas para socavar su instauración, es un modelo que tiene las bases para desnaturalizarlo. Por eso es que se puede lograr desplazar al género más allá del binarismo naturalizado, apropiarse del género para socavar la estructura misma.

Por eso creo interesante, luego de marcar algunas nociones que introduce en torno a la performatividad en libro de 2004, confrontar con el desarrollo que realiza en torno a la performatividad en el artículo “Performatividad, precariedad y políticas sexuales” de 2009. 8

Precariedad y performatividad

Me interesa señalar, por último, ciertas nociones y vinculaciones que realiza Judith Butler en torno a las categorías de performatividad y precariedad. En el artículo antes mencionado, Butler nos indica que la performatividad es la explicación de la agencia y, en cambio, la precariedad parecería centrarse más en las condiciones que amenazan la vida y la hacen escaparse de nuestro control. Ella encuentra vinculaciones entre ambas nociones que, señala, parecerían pertenecer a enfoques diferentes, pero que terminarían teniendo puntos en común.

Butler señala que decir que el género es performativo significa que posee determinada expresión y manifestación, ya que considera que la apariencia del género a menudo se confunde con un signo de su verdad interna. El género está condicionado por normas obligatorias que lo hacen definirse en un sentido, dentro de un marco binario, y por eso la reproducción del género siempre se trata de una negociación de poder. Porque no hay género si no se reproducen las normas que ponen en riesgo que esas mismas normas se cumplan o no. Y por esa razón se abre la posibilidad de una reelaboración de la realidad de género por medio de nuevas formas. La noción de precariedad, en cambio, determina aquello que políticamente induce una condición por la que cierta parte de la población sufre de la carencia de redes de soporte social y económico, quedando marginalmente expuestas al daño, la violencia y la muerte. La precariedad también caracteriza una condición política inducida de vulnerabilidad maximizada, es una exposición que sufren las poblaciones que están sujetas, de forma arbitraria, a la violencia de estado y a otras formas de agresión que no provienen del estado, pero de las que este no protege a esas poblaciones. Butler señala que la precariedad está directamente relacionada con las normas de género, 9 porque quienes no viven su género de una forma inteligible entran en un alto riesgo de acoso y violencia:

¿Cómo llamamos a aquellos que ni aparecen como sujetos ni pueden aparecer como tales en el discurso hegemónico? Me da la impresión de que hay normas sexuales y de género que de una u otra forma condicionan qué y quién será “reconocible” y qué y quién no; y debemos ser capaces de tener en cuenta esta diferente localización de la “reconocibilidad”. ( Butler, 2009: 324 )

Si la performatividad de género está atada a las formas en los que los sujetos acaban siendo elegibles para el reconocimiento, entonces podemos pensar en los sujetos como los seres que piden reconocimiento ante la ley o la vida política.

Para Butler uno de los temas más importantes es cómo los términos de reconocimiento condicionan quien va a ser considerado sujeto y quién no. Y es justamente en ese planteamiento sobre la definición de quién es considerado sujeto y quién no, donde Butler señala una vinculación de la performatividad con la precariedad. Porque la performatividad de género está completamente relacionada con “quién es considerado a efectos de vida, quién puede ser leído o entendido como ser viviente y quién vive o trata de vivir al otro lado de los modos de inteligibilidad establecidos.” ( Butler, 2009: 325 )

Butler vuelve sobre la cuestión de la performatividad y la precariedad al hablar de los ejemplos de reivindicación de derechos cuando no se los tiene, en los que se realiza una especie de traducción del lenguaje dominante, pero no para ratificar su poder, sino para ponerlo en evidencia y resistir de esta forma a la violencia cotidiana, de modo tal que se encuentra en el mismo lenguaje una forma de reivindicar los derechos de los que no tienen los mismos 10 . En estos modos de reivindicación de los espacios públicos y la ciudadanía, Butler encuentra vinculaciones entre la performatividad y la precariedad, ya que ambos necesitan al mismo tiempo de la traducción y de modos performativos de expresión. Porque la performatividad no se trata sólo de actos específicos de discurso sino que también se refiere a la reproducción de normas:

La performatividad es un proceso que implica la configuración de nuestra actuación en maneras que no siempre comprendemos del todo, y actuando en formas políticamente consecuentes. La performatividad tiene completamente que ver con “quién” puede ser producido como un sujeto reconocible, un sujeto que está viviendo, cuya vida vale la pena proteger y cuya vida, cuando se pierde, vale la pena añorar. La vida precaria caracteriza a aquellas vidas que no están cualificadas como reconocibles, legibles o dignas de despertar sentimiento. Y de esta forma la precariedad es la rúbrica que una a las mujeres, los queers , los transexuales, los pobres y las personas sin estado. ( Butler, 2009: 335 )

En ese punto finalmente Butler nos vincula ambas nociones, tanto la precariedad como la performatividad nos hablan de lo sujetos que son reconocidos como tales y los que no, las pérdidas que no se pueden llorar y las que sí, ejemplificando con la situación política de Irak y las víctimas iraquíes de la intervención estadounidense y las muertes por VIH-Sida en los ochenta y los noventa en Estados Unidos: ejemplos de las pérdidas que no se pueden llorar según las normas establecidas. En ese lugar de la vida que es reconocida como tal y la que no lo es Butler encuentra que se cruzan las nociones de performatividad y precariedad.

Consideraciones finales

El recorrido realizado de la performatividad en algunas de las obras capitales del pensamiento de Butler nos deja en claro que se trata de una categoría que evoluciona en su pensamiento y que se modifican o acentúan ciertos aspectos según las diferentes obras. La polémica que despertó Gender Trouble , con posiciones a favor y en contra, llevó a Butler a reflexionar sobre la categoría y revisitar diferentes concepciones de la misma o llevarla a otros espacios como el discurso político o la “vida psíquica”. En ese sentido, es interesante cómo el desarrollo del pensamiento de Butler la ha llevado en sus últimas intervenciones a acercar la idea de performatividad al ámbito político pero en una variante más global, reflexionando sobre las cuestiones y cruces de política, sexualidad, género y clase, justamente una de las posibilidades en las que se vincula la performatividad a la precariedad. Son líneas de desarrollo presentes desde sus trabajos iniciales, 11 pero que se han acentuado con la situación política global luego del 11 de septiembre de 2001 y se realizan en torno a la reflexión sobre las exclusiones que produce la sociedad.

Los cuerpos que importan, las vidas que importan, las pérdidas que se pueden llorar se cruzan en las nociones de performatividad y precariedad. Butler avanza en el desarrollo de su teoría vinculándola a cuestiones políticos-sociales que exceden la cuestión queer , o más que excederla la llevan a un ámbito más amplio en el que las vidas queer encuentran puntos en común con las llamadas vidas precarias. Tal vez la reflexión en torno al desarrollo del movimiento y la teoría queer la puede haber llevado a pensar en una cierta “comodidad” de lo queer que se puede percibir hacia fines de los noventa. Tal vez lo queer tiene mucho en común con lo precario en esos vínculos que Butler señala entre precariedad y performatividad. Porque se trata de la posibilidad de que se reconozca la existencia de las pérdidas para que puedan ser lloradas o de que las vidas ininteligibles sean admitidas en el llanto, de modo tal que las mismas, sean queer o precarias, puedan ratificar su existencia y ser vividas y lloradas. 12

Referencias

Butler, Judith. (2009) “Performatividad, precariedad y políticas sexuales”. AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana, vol. 4, 3 (Madrid): 321-336. ISSN 1695-9752.

Butler, Judith. (2003) “Violencia, luto y política”. Íconos: revista de ciencias sociales, 17 (Quito): 88-99. ISSN 1390-1249.

Butler, Judith. (2006) [2004] Deshacer el género. Buenos Aires, Paidós. ISBN 9788449318801.

Butler, Judith. (2007) [1990] El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Barcelona, Paidós. ISBN 9780203902752.

Butler, Judith. (1997) Excitable speech. A politics of the Performative. New York, Routledge. ISBN 9780415915885

Butler, Judith. (2006) [2004] Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires, Paidós. ISBN 9789501265576

Dollimore, Jonathan. (1999) [1991] Sexual Dissidence: Augustine to Wilde, Freud to Foucault. Oxford, Clarendon Press. ISBN 9780198112693

Duggan, Lisa y Hunter, Nan. D. (2006) [1995] Sex Wars. Sexual Dissent and Political Culture. Nueva York, Routledge. ISBN 9780415978743

Femenías, María Luisa. (2003) “Aproximación al pensamiento de Judith Butler”, Conferencia, Gijón, 5 de diciembre, disponible en www.antroposmoderno.com. [recuperado el 20/05/2011]

Femenías, María Luisa. (2003) Judith Butler: Introducción a su lectura. Buenos Aires, Catálogos. ISBN 9789508951434

Sabsay, Leticia (2005): “Políticas de lo performativo: lenguaje, teoría queer y subjetividad”. Actas III Jornadas de Jóvenes Investigadores. Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Gino Germani.

Sabsay, Leticia. (2009) “Tras la firma de Judith Butler. Una introducción posible a los ecos de su escritura”. AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana, vol. 4, 3 (Madrid): 311-320. ISSN 1390-1249.

Notas

1 Las disidencias sexuales o sexualidades disidentes se encuentran como categorías expresadas en la génesis y consolidación de la teoría queer en los años noventa. Ya Dollimore (1991) y Duggan/Hunter (1995) utilizan los términos “Sexual Dissidence” y “Sexual Dissent” respectivamente.
2 En la primera mención de cada obra de Butler se coloca el nombre completo con el subtítulo, luego se consigna sólo el título sin subtítulo. Por ejemplo, la obra mencionada es consignada luego de esta primera formulación con el nombre de Gender Trouble sin subtítulo.
3 Sabsay, Leticia, en “Políticas de lo performativo: lenguaje, teoría queer y subjetividad”, ver datos en bibliografía.
4 El título de la obra de Butler, como ella sugiere en la presentación de la obra, hace referencia a la película de John Waters, Female Trouble (1974) y la parodia de género que realiza la drag queen Divine como subversión de género.
5 María Luisa Femenías entiende las elaboraciones como un intento de justificar una teoría queer más que una radicalización política centrada en un interés reivindicativo de la teoría y política feministas. Una de las innovaciones que más influye es la de proponer géneros paródicos. Para lo que desvincula sujeto de agencia y lleva la definición de mujeres a un lugar tan amplio que es equivalente a "lugar de exclusión" o de lo "abyecto". Niega el dato biológico, ya que el objeto mujeres ha sido históricamente radical y por nacimiento. Butler acuerda en que toda heterosexualidad es compulsiva, porque los heterosexuales han forcluido la bisexualidad originaria. Según Femenías se procede a una suerte de patologización de la negación de la bisexualidad originaria, en ese caso la crítica es: ¿no se está instalando una nueva normatividad? Según esa línea crítica quedarían afuera las heterosexualidades no-normativas (como Beauvoir o Irigaray).
6 Femenías, María Luisa. Judith Butler: Introducción a su lectura . Buenos Aires: Catálogos, 2003.
7 Vida precaria. El poder del duelo y la violencia , Paidós, 2006.
8 Conferencia leída en la Universidad Complutense de Madrid el día 8 de junio de 2009.
9 El interés en estas cuestiones ya está presente desde obras anteriores de Butler: "Lo que me motiva políticamente y lo que quiero alcanzar es aquel momento en el cual un sujeto -una persona, un colectivoafirma su derecho a una vida habitable en ausencia de una autorización previa, de una conención clara que lo posibilite." (Butler, 2004: 316)
10 Butler da el ejemplo de los movimientos “okupa”, que entran en los edificios para establecer bases que les permiten reivindicar los derechos de residencia.
11 Ya en Bodies that Matter señalaba: “¿Qué oposición podría ofrecer el ámbito de los excluidos y abyectos a la hegemonía simbólica que obligara a rearticular radicalmente aquello que determina qué cuerpos importan, qué estilos de vida se consideran "vida", qué vidas vale la pena proteger, qué vidas vale la pena salvar, qué vidas merecen que se llore su pérdida?” (Butler, 1993: 39)
12 Se indica entre corchetes en el caso de traducciones el año de publicación original, se cita en el texto de acuerdo a los años de publicación de las obras originales.

Notas de autor

Profesor en Letras y Doctor en Letras (FaHCE-UNLP). Se desempeña como Profesor Adjunto de Literatura Alemana en la carrera de Letras (FaHCE-UNLP), Investigador del Centro de Estudios de Literaturas y de Literaturas Comparadas (Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales- UNLP/CONICET).

Información adicional

*: Este artículo se inserta en el Proyecto “Configuraciones en torno al homo-erotismo literario: de lo gay a lo queer. Sexualidad disidente en textos culturales alemanes y españoles actuales”, 2012-2014, proyecto de beca CONICET.

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