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Poesía y justicia racial en «elegía a Emmett Till», de Nicolás Guillén
Poetry and Racial Justice in Nicolás GuillénJustice in Nicolás Guillén’s “Elegía a Emmett Till”
Káñina, vol. 48, no. 1, pp. 51-68, 2024
Universidad de Costa Rica

Artículo


Received: 29 May 2023

Accepted: 29 August 2023

DOI: https://doi.org/10.15517/rk.v48i1.58790

Resumen: Escrita en homenaje al joven afroamericano asesinado en 1955 en la región de Money, Mississippi, «Elegía a Emmett Till» constituye un importante registro de la producción poética de Nicolás Guillén, tanto por su relevancia histórica y estética como por establecer un diálogo directo con la agencia racial del escritor cubano, quien es ampliamente reconocido por su tradición literaria de compromiso social y político. Partiendo de una breve contextualización de las circunstancias del crimen, en diálogo con las complejas experiencias raciales de la realidad social norteamericana, este artículo analiza algunos aspectos temáticos y estilísticos de la composición de la elegía al examinar cómo Guillén articula imágenes y metáforas para transmitir su mensaje de duelo por Emmett Till y de denuncia contra las opresiones históricas sufridas por la población afrodescendiente en Estados Unidos. El análisis propuesto pretende no solo ofrecer interpretaciones para una comprensión crítica del poema y sus elecciones discursivas, sino también reflexionar sobre su significado como expresión artística de la lucha por la igualdad y la justicia socio-racial.

Palabras clave: Nicolás Guillén, literatura cubana, Emmett Till, elegía, racismo.

Abstract: Written in honor of the young black American murdered in 1955 in the Money region of Mississippi, «Elegía a Emmett Till» constitutes an important record in the poetic production of Nicolás Guillén, both for its historical and aesthetic relevance and for establishing a direct dialogue with the racial agency of the Cuban writer, who is widely recognized for his literary tradition of social and political commitment. Starting with a brief contextualization of the circumstances of the crime, in dialogue with the complex racial experiences of American social reality, this article analyzes some thematic and stylistic aspects of the composition of the elegy, examining how Guillén articulates images and metaphors to convey his message of mourning for Emmett Till and of denunciation against the historical oppressions suffered by the black people in the United States. The proposed analysis seeks not only to offer interpretations for a critical understanding of the poem and its discursive choices but also to reflect on its meaning as an artistic expression of the struggle for equality and socio-racial justice.

Keywords: Nicolás Guillén, Cuban literature, Emmett Till, elegy, racism.

Southern trees bear strange fruit

Blood on the leaves and blood at the root

Black body swinging in the Southern breeze

Strange fruit hanging from the poplar trees1

(Billie Holiday, «Strange Fruit»)

Then they rolled his body down a gulf

amidst a blood-red rain

and they threw him in the waters wide

to cease his screaming pain

The reason that they killed him there, and I’m sure it

ain’t no lie

Was just for the fun of killin’ him

and to watch him slowly die2

(Bob Dylan, «The Death of Emmett Till»)

En el verano de 1955, durante una visita familiar de vacaciones a la zona de Money, en Mississippi, un chico negro de catorce años llamado Emmett Till fue brutalmente torturado y asesinado por dos hombres blancos armados. Acusado de dirigirse e «interactuar inapropiadamente» con Carolyn Bryant -una joven blanca propietaria de una tienda local-, Till fue perseguido y secuestrado por el marido y el cuñado de la mujer, días después del supuesto incidente en la tienda de Bryant. Víctima de palizas, insultos y mutilaciones, el muchacho fue asesinado de un disparo en la cabeza y su cuerpo arrojado al río Tallahatchie por supuestamente violar las normas y «códigos de conducta» entre blancos y afrodescendientes de la zona. Su cuerpo fue encontrado tres días después a orillas del río, con una pesa atada al cuello con alambre de púas, los ojos y las orejas parcialmente arrancados y la cara casi irreconocible de tan desfigurada.

El cuerpo de Till fue enviado a Chicago, su ciudad natal, para las ceremonias fúnebres. En ese momento, en un acto de profunda emoción, la madre de Till decidió velarlo con el ataúd abierto, no solo para exponer públicamente la violencia infligida a su hijo, sino también como mensaje de petición de justicia ante el racismo y la persecución que sufría la población afroamericana en aquella época. Alrededor de cincuenta mil personas acudieron al velatorio de Till para ofrecer sus condolencias y expresar su indignación, lo que generó también una gran oleada de manifestaciones y protestas en diversas regiones del país. Posteriormente, las imágenes del cuerpo mutilado del muchacho en su ataúd aparecieron en periódicos y revistas de todo el mundo como denuncia de la barbarie, el odio y la gravedad de los conflictos raciales en los EE. UU. El gesto gráfico en el funeral se convirtió en un signo de preservación de la memoria de Emmett Till y en un símbolo de la lucha por los derechos civiles de la población afrodescendiente en el mundo.

A pesar de la gravedad del asesinato y de las abrumadoras pruebas contra Roy Bryant y J.W. Milam, ambos fueron absueltos en el juicio por un jurado (compuesto exclusivamente por hombres blancos). Cuatro meses después del juicio, los autores confesaron detalladamente a la revista Look Magazine (Huie, 1956) los hechos ocurridos tras el secuestro de Till. En un momento de la entrevista, J.W. Milam admitió:

Well, what else could we do? He was hopeless. I’m no bully; I never hurt a [n-word] in my life. I like [n-word] - in their place - I know how to work ‘em. But I just decided it was time a few people got put on notice. As long as I live and can do anything about it, [n-word] are gonna stay in their place. [N-word] ain’t gonna vote where I live. If they did, they’d control the government. They ain’t gonna go to school with my kids. And when a [n-word] gets close to mentioning sex with a white woman, he’s tired o’ livin’. I'm likely to kill him. Me and my folks fought for this country, and we got some rights. I stood there in that shed and listened to that [n-word] throw that poison at me, and I just made up my mind. “Chicago boy,” I said, “I'm tired of ‘em sending your kind down here to stir up trouble. Goddam you, I’m going to make an example of you - just so everybody can know how me and my folks stand”3. (Huie, 1956, pp. 46-47)4.

A pesar de décadas de demandas y clamores de justicia, incluidos los esfuerzos legales para volver a juzgar y exigir responsabilidades a los criminales implicados en el caso, ninguno de los acusados o cómplices fue jamás castigado. J.W. Milam falleció en 1980, a los 61 años, por complicaciones derivadas de un cáncer. Roy Bryant, tras cumplir una condena de ocho meses de prisión por cupones de alimentos fraudulentos del gobierno, también murió de cáncer en 1994 a la edad de 63 años. En 2004, el departamento del FBI reabrió la investigación para determinar la responsabilidad de Carolyn Bryant en el caso Emmett Till. Años más tarde, se convocó a un gran jurado para deliberar sobre las pruebas recogidas respecto a la acusación de homicidio involuntario contra Carolyn, pero el examen de las pruebas no dio lugar a una nueva acusación. Carolyn murió a la edad de 88 años en Westlake, Luisiana, en abril de 2023.

Pocos meses después del crimen, exiliado en París, Nicolás Guillén iniciaría «Elegía a Emmett Till». Con un título que anticipa explícitamente el carácter fúnebre y la connotación luctuosa de la composición literaria, el poema se publicó por primera vez en la revista francesa Les Temps Modernes en mayo de 1956, y volvió a aparecer en la revista argentina Propósitos en agosto del mismo año. Dos años más tarde, la elegía se incluyó en el libro La paloma de vuelo popular (1958), con una dedicatoria al escritor venezolano Miguel Otero Silva, amigo de Guillén. Además de la dedicatoria, se añadió un epígrafe con extractos de un artículo periodístico de The Crisis sobre el asesinato de Till. Este epígrafe funciona como una especie de nota informativa al poema, pues presenta de forma general el contexto y las circunstancias del asesinato. Además, opera como clave para la comprensión del lector al establecer una referencia directa entre los datos extrínsecos al poema y su conexión con el texto. Desde el principio, por tanto, informa la base sobre la que se sedimentan los versos, que reflejan el sufrimiento, el duelo y el repudio por el crimen del que fue víctima el muchacho.

El poema comienza con una referencia espacial a la región sur de Estados Unidos, donde se encuentra el Estado de Mississippi: «En Norteamérica, / la Rosa de los Vientos/ tiene el pétalo sur rojo de sangre» (Guillén, 2021, p. 184). Esta alusión al punto cardinal sureño manchado de sangre no debe entenderse simplemente como una descripción geográfica de la ubicación del crimen contra Till, sino como un registro que considera la situación históricamente esclavista de los estados sureños y su resistencia al proceso abolicionista en el siglo XIX. En el mismo sentido, representa un indicio de la herencia segregacionista y racista que persistió en la región, incluso después de la promulgación de leyes contra la discriminación. La sangre derramada a la que se refiere el yo-poético, por consiguiente, es la sangre de generaciones enteras de afroamericanos sometidos a una opresión racial extrema y sistemática, siendo la muerte de Till una trágica continuidad del mantenimiento de estas violencias históricas.

A continuación, el yo-poético presenta la imagen central que recorre todo el texto y que constituye la metáfora organizadora del discurso poético: el río Mississippi como testigo ancestral de la dominación del hombre blanco y triste estuario de ofensas y atrocidades raciales. No sin razón, en el transcurso del poema, esta imagen se repite continuamente; refleja en cierta medida el propio fluir de las aguas como espectador y conformador de una memoria colectiva. Este patrón se observa desde la segunda estrofa, cuando la voz anuncia:



El Mississippi pasa
¡oh viejo río hermano de los negros!
con las venas abiertas en el agua,
el Mississippi cuando pasa.
Suspira su ancho pecho
y en su guitarra bárbara
el Mississippi cuando pasa
llora con duras lágrimas.

Source: (Guillén, 2021, p. 184)

El río Mississippi se identifica por una conexión fraternal con la población negra, siendo testigo de su historia de lucha contra las injusticias sociales y compadeciéndose de sus aflicciones. El yo-poético relaciona el curso del paso del río -o, mejor dicho, su corriente- con el flujo sanguíneo del cuerpo humano, «con las venas abiertas en el agua». A su paso, con su «ancho pecho», el río emite el ruido sonoro de su «guitarra bárbara», reproduciendo el sonido del lamento por lo que ve, oye y siente a lo largo de sus orillas. Incapaz de reaccionar ante los abusos, la única reacción posible que le queda es sensibilizarse ante las coacciones impuestas por el sistema que subyuga a la población afrodescendiente y sus condiciones de existencia.

Desde esta perspectiva, desde los primeros versos de la elegía se observa la construcción del aspecto humanizador del río en la lírica de Guillén. No se trata de un mero componente topográfico del paisaje circundante; antes bien, al río Mississippi se le atribuyen características que lo personifican subjetivamente, incluyendo no solo unidades de materia corpórea, sino también huellas de la experiencia emocional humana. Estos atributos contribuyen sobre todo a la imagen sustancial del río como ser presente, atento a las tragedias históricas y lúcido ante la realidad que le rodea.

En los versos siguientes, la repetición de las frases «El Mississippi pasa» y «y mira el Mississippi cuando pasa» (p. 185) reproducen al menos dos efectos particulares desde el punto de vista de la construcción poética: en un primer momento, refuerzan la idea de movimiento/desplazamiento de su curso natural, por lo que enfatizan o reiteran la imagen del agua como elemento transitorio, en constante proceso de cambio. Esta transitoriedad de su paso encuentra resonancia en la filosofía heraclitiana, a través de la continua renovación de las aguas en su cauce. Con cada nuevo verso, «el Mississippi pasa» inaugura otra corriente que contribuye a consolidar la alegoría de la transformación; es decir, las aguas renacen de su esencia para generar nuevos afluentes. Un segundo efecto generado por la repetición está en la confusión de las aguas en su propio fluir: «El Mississippi pasa/ y mira el Mississippi cuando pasa». Significa que, a la vez que realiza su paso, el río observa su propio desplazamiento, como si se materializara en una entidad externa a la composición de su materia.

En la introducción para Summa poética, Madrigal destaca la repetición como un recurso muy presente en la poesía de Guillén (Guillén, 2021). Para el crítico, el poeta utiliza la anáfora de varias formas en sus composiciones: «la repetición, en forma de complexiones, conversiones, epanalepsis, epíforas, etc., sirve a menudo en Guillén a propósitos rítmicos, tanto en la construcción del verso (repetición de palabras), como en la de la estrofa (repetición de versos)» (p. 31). En el caso de la elegía, por su propia naturaleza de lamento, también parece relacionarse en cierta medida con las largas y reiterativas enumeraciones de las letanías, cuyas repeticiones suelen acentuar la carga de intensidad emocional. En este poema de Guillén, se observa cómo el río Mississippi actúa como componente de una especie de súplica masiva, invocando la memoria de los afrodescendientes que sucumbieron a su lado.

A continuación, el yo-poético identifica los medios a partir de los cuales se materializa la persecución, y describe una serie de episodios que corresponden a la historia de la opresión racial en Estados Unidos. Uno de estos episodios, a modo de ejemplo, se refiere a las ejecuciones sumarias de la población racializada y otras minorías étnicas en los llamados lynchings, especialmente en el siglo XIX, después del período de la Guerra Civil estadounidense, y a principios del siglo XX, antes del auge de la lucha por los derechos civiles. En los linchamientos, con el pretexto de sancionar supuestos delitos y violaciones de las costumbres (leyes Jim Crow), los hombres blancos ejercían su dominación arrogándose el poder de castigar y decidir sobre la vida de otras personas, al margen de prescripciones y dispositivos legales afines. Estas prácticas se utilizaron ampliamente como medios de control racial y terrorismo, sobre todo después de la emancipación de los pueblos esclavizados. Además, perpetraban la negación de los parámetros de igualdad política y social entre blancos y negros para mantener los estatutos segregacionistas. Entre los tipos de linchamiento más comunes estaban los ahorcamientos públicos en grandes ramas de árboles, también ilustrados en los versos de Guillén:



El Mississippi pasa
y mira el Mississippi cuando pasa
árboles silenciosos
de donde cuelgan gritos ya maduros, […].

Source: (Guillén, 2021, p. 185)

Según los archivos estadísticos del Tuskegee Institute (2021), Mississippi encabezó la clasificación de linchamientos en todo el país entre 1882 y 1968, con 539 casos en los que estuvieron implicadas personas de raza negra, seguido de los estados de Georgia (492) y Texas (352). La muerte de Emmett Till también forma parte de esta estadística, constituyendo un ejemplo de intolerancia y odio racial en Estados Unidos, principalmente en el sur del país -y en Mississippi en particular. En el libro Lynchings in Mississippi: A History (1865-1965), Thompson (2007) destaca también el papel de las organizaciones supremacistas, en especial el Ku Klux Klan, en el fortalecimiento de una cultura de terror y violencia racial en la región:

[…] blacks were also faced with a situation where the customs of race relations restricted their rights in Mississippi. They were also faced with the actions of anti-black groups such as the Ku Klux Klan, first organized in Pulaski, Tennessee, in 1865 and very active in Mississippi during the 1860s. The Klan and other white terrorist groups used intimidation and violence to suppress black political, social and economic rights in the state… For many blacks, however, the terror of the times was still focused on such groups as the Ku Klux Klan, a white supremacy organization that, according to scholar Allen W. Trelease was a major factor in spreading terror and oppression against the black community in the last quarter of the nineteenth century. The greatest criminal justice issue and crisis facing blacks in Mississippi, however, would come with terror associated with lynching and its assorted horrors from the 1860s through the next 100 years5. (Thompson, 2007, p. 5)

En la elegía de Guillén, estas cuestiones se materializan a través de imágenes que remiten a la formación y las prácticas de estos grupos supremacistas, con referencias típicamente asociadas a ceremonias primitivas y rituales sádicos. Los versos «el Mississippi cuando pasa,/ y mira el Mississippi cuando pasa,/ cruces de fuego amenazante,» (p. 185), por ejemplo, encuentra paralelismos con el episodio histórico del resurgimiento del KKK en 1915 en Georgia, cuando el grupo liderado por W. J. Simmons subió a la cima de Stone Mountain y quemó una cruz como señal del renacimiento de la organización. Como resultado, el acto de quemar cruces, así como el uso de túnicas y capuchas blancas, se convirtieron a lo largo de los años en algunos de los principales símbolos rituales del KKK, representando a la vez formas activas de intimidación contra las minorías étnicas.

El poema sigue con una escena que ilustra otra alusión a los rituales típicos del KKK: durante la noche, los miembros del clan se reúnen en torno a una hoguera y arrojan hombres negros sobre ella. Una vez más, el río Mississippi es consignado como espectador de las perversas acciones que se desarrollan dentro de los límites de sus orillas. El linchamiento adopta la forma de tortura extrema y la ejecución pública de las víctimas:



el Mississippi cuando pasa,
y hombres de miedo y alarido,
el Mississippi cuando pasa,
y la nocturna hoguera
a cuya luz caníbal
danzan los hombres blancos,
y la nocturna hoguera
con un eterno negro ardiendo,
un negro sujetándose
envuelto en humo el vientre desprendido,
los intestinos húmedos,
el perseguido sexo,
allá en el Sur alcohólico,
allá en el Sur de afrenta y látigo,
el Mississippi cuando pasa.

Source: (Guillén, 2021, p. 185)

Para componer el registro de las acciones de los hombres blancos, el yo-poético recurre a elementos que tradicionalmente caracterizan las ceremonias de dolor y sufrimiento, con la vívida representación del martirio y objetos que refuerzan aspectos de la opresión racial. Así, mientras el cuerpo racializado es sometido y se desintegra por completo entre las llamas, la multitud blanca se deleita con el brutal espectáculo. Como parte de la violencia ejercida en las ejecuciones públicas, la hoguera era comúnmente el destino de los cadáveres ahorcados, pero también podía utilizarse para castigar a hombres vivos, según diferentes casos recogidos en la historiografía. Los versos reflejan la crueldad de forma muy expresiva, con la yuxtaposición de paisajes y figuras que al mismo tiempo circunscriben las huellas de la esclavitud: el envilecimiento, la degradación, el castigo, «el Sur alcohólico», «el Sur de afrenta y látigo».

En esta estrofa en particular, también es posible articular las representaciones de Guillén con una escena de la película Memorias del desarrollo (2010), del director cubano Miguel Coyula. Basada en la novela homónima de Edmundo Desnoes publicada en 2007 -y una continuación del largometraje Memorias del subdesarrollo, del cineasta Tomás Gutiérrez Alea-, la película narra la trayectoria del personaje Sergio, una especie de intelectual cubano fracasado que decide exiliarse en Estados Unidos. Desilusionado con el rumbo de la revolución, Sergio trabaja como profesor en una universidad de Nueva York, aunque no encuentra posibilidades de adaptación en el sistema capitalista. Durante una de sus clases, cuando dice que sigue creyendo en ciertos valores del régimen socialista, algunos de sus alumnos le preguntan: «So why did you leave [Cuba]?»6. Otro estudiante le provoca: «Yeah, [why did you leave Cuba] if the Cuban Revolution was so great…? At least the America Revolution gave us democracy»7. En este punto, la cámara enfoca la mirada circunspecta de Sergio, interrumpida por una serie de registros visuales que evocan el genocidio de indios nativos y afroamericanos a lo largo de la historia de Estados Unidos. Además de imágenes de persecución y tortura, hay una extensa secuencia de fotografías de linchamientos en forma de ejecuciones públicas, ahorcamientos, hombres arrojados a hogueras, entre otros. En varias de estas fotografías se observa también la participación de miembros del KKK, con sus trajes tradicionales y símbolos supremacistas. El videoclip dura poco más de un minuto y va acompañado de la banda sonora Sinnerman, en la voz de Nina Simone, una canción importante en el contexto de la lucha por los derechos civiles y la afirmación de la identidad negra estadounidense. La intensidad y la gradación progresiva de la música contribuyen a la atmósfera impactante e inquietante del vídeo, que denuncia la otra cara de la conquista estadounidense de la «democracia». Al final de la escena, el profesor responde exaltado sobre la masacre de los pueblos nativos americanos y la ineficacia secular de la Constitución tras la Independencia. Y concluye: «And you call that a Revolution? […] Don’t talk to me about Revolution, when you have one, come back to me»8.

Como defensor del proceso revolucionario en Cuba y conocido por explorar temas raciales en su obra poética, Guillén compartió varias críticas al modelo sociopolítico estadounidense y a su sistema de desigualdades e injusticia social. Al igual que Sergio, el profesor de la película de Coyula, Guillén cuestionaba con frecuencia lo que consideraba una concepción engañosa de la democracia, especialmente cuando se consideraba la posición de los afroamericanos en la sociedad estadounidense. En un artículo titulado Del problema negro en los Estados Unidos (1950), entre una serie de observaciones formuladas, el escritor afirmó: «Ya sabemos lo que aconteció en los Estados Unidos: el Ku Klux Klan intensificó sus actividades para destruir cualquier ilusión de democracia en el espíritu de los negros esclavizados; brillaron con nuevo y siniestro fulgor las cruces encendidas» (Guillén, 1950, p. 69).

La elegía escrita tras la muerte de Emmett Till refleja en muchos aspectos estas preocupaciones que impregnaban la obra socialmente comprometida de Guillén. No fue ésta la única ocasión en la que el poeta lamentó la muerte de una víctima de piel negra. En Elegía a Jesús Menéndez, por ejemplo, estos motivos constituyen también el centro temático de sus versos, con referencias al KKK, a las leyes Jim Crow y a los linchamientos de los Siete de Martinsville, en Virginia. En el poema «Brindis», por su vez, Guillén denuncia el racismo presente de norte a sur en Estados Unidos, con motivo del episodio de discriminación de la actriz Josephine Baker en un famoso club nocturno de Nueva York, advirtiendo que «En el Sur Jim Crow y Lynch pasean del brazo,/ se sienta juntos a comer», y que «En fin que allá la Rosa de los Vientos/ hay que mandarla a componer» (Guillén, 1952, p. 236). Guillén no dejó de considerar también la influencia que el colonialismo español y el patrón segregacionista norteamericano tuvieron en la realidad social cubana, como explica en su autobiografía:

De esta época [época de sus estudios de bachillerato] creo yo que viene mi rebeldía contra lo norteamericano. Digo rebeldía y no odio, porque no se me oculta que hay miles y aun millones de hombres y mujeres en aquel país que tienen un espíritu generoso, y combaten en sus propios compatriotas el salvajismo racial, las quemas de negros, la vida miserable de los ghettos, todo el dramático cuadro que ofrecen ciertas zonas (muy numerosas por desgracia) del pueblo en Estados Unidos. […] Por otra parte, tanto en mi ciudad natal como en el resto de la Isla, esas lacras estaban vigentes: yo siempre he dicho (y escrito) que el nacimiento del Estado cubano y la presencia en él de los fenómenos a que acabo de referirme, estuvieron condicionados por la cercanía histórica de la esclavitud -cuatro siglos casi de funesto colonialismo español-, y la proximidad geográfica de Estados Unidos, especialmente el sur de este país. (Guillén, 1982, pp. 20-21)

En la Elegía a Emmett Till, las imágenes representadas en los versos analizados hasta ahora anuncian de antemano lo que sería el asesinato del joven, una víctima más del linchamiento incitado por los hombres blancos. En el mismo sentido, podemos ver que el yo-poético parte de estas unidades simbólicas de la compleja red de prejuicios y discriminación del contexto estadounidense para insertar su mensaje de apelación a la vida de Till, arrebatada en crueles circunstancias:



Ahora ¡oh Mississippi,
oh viejo río hermano de los negros!,
ahora un niño frágil,
no raíz todavía de tus árboles,
no tronco de tus bosques,
no piedra de tu lecho,
no caimán de tus aguas:
un niño apenas,
un niño muerto, asesinado y solo, negro

Source: (Guillén, 2021, p. 185)

Reiterando la relación de complicidad del río Mississippi con sus compañeros afrodescendientes, esta estrofa refuerza la injusticia cometida ante el asesinato de Till y reconoce lo inadecuado del destino reservado al muchacho. Su cadáver arrojado al río está desconectado de su entorno: lo que vemos en el agua, sorprendentemente, no son raíces, troncos, piedras o caimanes, elementos constitutivos del medio natural, sino un joven: muerto, asesinado y solo. Negro. El yo-poético expresa su luto inconformista por el desvanecimiento del paisaje circundante. El cuerpo del muchacho, abandonado en el río, rompe la serenidad y armonía del entorno para transformarlo en desconsuelo, consternación.

El contraste entre la belleza natural y la flagrante angustia del descubrimiento del cadáver se agrava en los versos siguientes, cuando el poema reafirma la condición infantil de la víctima asesinada y las supuestas motivaciones para cometer el crimen. La voz poética enumera distintas situaciones y actividades ordinarias, como juguetes, deportes, vida escolar, juegos con amigos, entre otras, para subrayar que Till no era más que un niño en el momento de su linchamiento y que, como cualquier otro niño estadounidense, debería estar disfrutando de esta etapa en lugar de verse privado de ella por el color de su piel:



Un niño con su trompo,
con sus amigos, con su barrio,
con su camisa de domingo,
con su billete para el cine,
con su pupitre y su pizarra,
con su pomo de tinta,
con su guante de béisbol,
con su programa de boxeo,
con su retrato de Lincoln,
con su bandera norteamericana, negro.

Source: (Guillén, 2021, pp. 185-186)

Mediante elementos sencillos como «su trompo», «sus amigos», «su billete para el cine», «su pupitre y su pizarra» y así sucesivamente, el poema enumera detalles concretos de la realidad infantil para crear una conexión afectiva con Till y con el sentimiento humano que hay detrás de estos objetos familiares. El efecto de especificidad que acentúa la condición racial de Till se señala en el verso final de la estrofa, conectando con el verso final de la estrofa anterior: ambos marcan la distinción del color de su piel, identificando a la vez las motivaciones del asesinato. Till fue una víctima más del odio racial, de la agresividad de los hombres blancos y de la impunidad de sus actos. En el fragmento se describen las acusaciones de que el joven se había comportado de forma inapropiada con Carolyn, la propietaria de la tienda: «Un niño negro asesinado y solo,/ que una rosa de amor/ arrojó al paso de una niña blanca» (p. 186). Como se ha señalado, el yo-poético subraya constantemente, con cierta exageración, el carácter de ingenuidad en los gestos de Till, ignorando en algunos momentos que era un adolescente, con cierta experiencia y conocimiento del mundo. Descrito como un chico extrovertido y aventurero, según varios informes de familiares y amigos (Nelson, 2003; Beauchamp, 2005), el joven se jactaba de haber mantenido relaciones sexuales con mujeres blancas -y de haber tenido una novia blanca- en Chicago, subestimando los códigos y posturas de comportamiento del Sur. A pesar de ello, otras partes del poema parecen referirse a la salida de Till de la fase infantil («ángel adolescente que llevaba/ ... las cicatrices en los hombros/ donde tuvo las alas», p. 186), a través de metáforas angelicales, y su recién entrada en la etapa de la adolescencia, en proceso de maduración. En cualquier caso, como afirma Anderson (2016), «Guillén no tenía por qué preocuparse con los detalles… porque lo único que verdaderamente importaba era el asesinato de un niño que no había cometido ningún crimen y la declarada inocencia de sus asesinos» (p. 95).

La última estrofa de la elegía, clamando de nuevo a las aguas del río Mississippi («¡Oh viejo Mississippi,/ oh, rey, oh río de profundo manto!,», p.186), advierte del nivel de gravedad y truculencia invertido en el acto contra Till, hasta el punto de desfigurarle completamente el rostro («mira este rostro de perfil ausente,», p. 186) y el cuerpo del joven («mira este abierto pecho,/ la sangre antigua ya de duro coágulo», p. 186). Al mencionar los medios empleados por los asesinos en el acto de tortura, el poema produce también el efecto de contundencia de los impactos de la agresión por la repetición del término «piedra» al final de cada verso («deshecho a piedra y piedra,/ a plomo y piedra,/ a insulto y piedra;», p. 186), incluidos los probables insultos e injurias dirigidos al joven en el momento de su ejecución. Al final del poema, la voz poética interroga al río, testigo de todas las barbaridades, si es capaz de permanecer inerte ante la trágica tiranía contra Till:



dime tú, Mississippi,
si podrás contemplar con ojos de agua ciega
y brazos de titán indiferente,
este luto, este crimen,
este mínimo muerto sin venganza,
este cadáver colosal y puro…

Source: Guillén, 2021, p. 186).

La elegía no es solo un homenaje al joven, sino una petición de justicia para la memoria de Till y de todos los afrodescendientes asesinados, víctimas del odio y de la perpetuación de la intolerancia racial. El poeta pretende expresar su dolor y sensibilizar al lector sobre la necesidad de un cambio urgente en la estructura racista de la sociedad estadounidense, carente de medidas prácticas para proteger a las minorías oprimidas y sus derechos a la libertad y a la existencia. A través de la elegía, se pretende despertar la sensibilidad del lector a la conciencia colectiva en favor del compromiso con la lucha antirracista y la promoción de la igualdad social entre los individuos, combatiendo el sistema de impunidad que perpetúa las negligencias y tragedias contra las vidas negras.

En este sentido, a pesar de las numerosas propuestas de ley contra los linchamientos en Estados Unidos -fracasadas por las más diversas razones-, solo en marzo de 2022 el Congreso consiguió aprobar la ley federal H.R. 35, que clasifica la práctica del linchamiento como delito de odio (es decir, aquellos motivados por prejuicios basados en el color, la raza, la religión, la nacionalidad, el género y similares). La ley se conoció como Emmett Till Antilynching Act y representa un importante logro en la lucha contra el racismo y la protección de la vida de los grupos minoritarios históricamente marginados en el país. Sin embargo, incluso a pesar de estos esfuerzos, no cabe duda de que la pérdida de Emmett Till sigue resonando como una mancha profunda y dolorosa en la sociedad estadounidense, sin respuesta ni posibilidad de reparación, como sugieren los versos finales de la elegía: «ven y en la noche iluminada,/ ven y en la noche iluminada,/ díme tú, Mississippi...» (Guillén, 2021, p. 187).

Referencias bibliográficas

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H.R. 35, 116th Cong. Emmett Till Antilynching Act. 29 de marzo de 2022. https://www.congress.gov/bill/116th-congress/house-bill/35

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Notes

1 [Los árboles del Sur dan frutos extraños/ Sangre en las hojas y sangre en la raíz/ Cuerpo negro balanceándose en la brisa sureña/ Extraños frutos cuelgan de los álamos]. Traducción propia.
2 [Luego hicieron rodar su cuerpo por un golfo/ en medio de una lluvia roja de sangre/ y lo arrojaron a las aguas/ para que cesaran sus gritos de dolor/ La razón por la que lo mataron allí, y estoy seguro/ de que no es mentira/ Fue sólo por la diversión de matarlo/ y verlo morir lentamente] Traducción propia.
3 [Bueno, ¿qué otra cosa podíamos hacer? Él no tenía remedio. No soy un matón; nunca he hecho daño a un [n-palabra] en mi vida. Me gusta [n-palabra] - en su lugar. Sé cómo ocuparme de ellos. Pero decidí que ya era hora de que algunas personas se pusieran sobre aviso. Mientras yo viva y pueda hacer algo al respecto, [n-palabra] van a permanecer en su lugar. [N-palabra] no va a votar donde yo vivo. Si lo hicieran, controlarían el gobierno. No irán a la escuela con mis hijos. Y cuando un [n-palabra] se acerca a mencionar el sexo con una mujer blanca, se cansa de vivir. Es probable que lo mate. Mis padres y yo luchamos por este país y conseguimos algunos derechos. Me quedé allí en ese cobertizo y escuché a ese [n-palabra] lanzarme ese veneno, y me decidí. “Chico de Chicago”, le dije, “estoy harto de que envíen a los de tu calaña aquí a crear problemas. Maldito seas, voy a darte un escarmiento, para que todo el mundo sepa cuál es mi postura y la de mi gente”]. Traducción propia.
4 Los términos ofensivos utilizados originalmente por el entrevistado fueron modificados por el autor de este ensayo.
5 [[…] los afrodescendientes también se enfrentaron a una situación en la que las costumbres de las relaciones raciales restringían sus derechos en Mississippi. También se enfrentaban a las acciones de grupos racistas como el Ku Klux Klan, organizado por primera vez en Pulaski, Tennessee, en 1865, y muy activo en Mississippi durante la década de 1860. El Klan y otros grupos terroristas blancos utilizaron la intimidación y la violencia para suprimir los derechos políticos, sociales y económicos de los afrodescendientes en el estado... Para muchos afroamericanos, sin embargo, el terror de la época seguía centrado en grupos como el Ku Klux Klan, una organización de supremacía blanca que, según el académico Allen W. Trelease, fue un factor importante en la propagación del terror y la opresión contra la comunidad afrodescendiente en el último cuarto del siglo XIX. Sin embargo, el mayor problema de justicia penal y la mayor crisis a la que se enfrentaron los afrodescendientes de Mississippi fue el terror asociado a los linchamientos y sus horrores desde la década de 1860 hasta los 100 años siguientes]. Traducción propia.
6 [¿Por qué se marchó [de Cuba]?]. Traducción propia.
7 [Sí, [¿por qué te fuiste de Cuba] si la Revolución Cubana fue tan grandiosa...? Al menos la Revolución Americana nos dio democracia]. Traducción propia.
8 [¿Y a eso le llamas Revolución? […] No me hables de Revolución, cuando tengas una, vuelve a mí.]. Traducción propia.


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