Investigación descriptiva, correlacional o cualitativa

Recepción: 21 Marzo 2024
Recibido del documento revisado: 25 Julio 2024
Aprobación: 31 Octubre 2024
Publicación: 27 Noviembre 2024
DOI: https://doi.org/10.15517/pensarmov.v22i2.59286
Resumen: Los usuarios de gimnasios son vulnerables a la desinformación nutricional. El objetivo fue describir conocimientos y prácticas en nutrición deportiva de personas activas en gimnasios de Magangué y su relación con las fuentes de información. Se usó el Cuestionario de conocimientos nutricionales para atletas jóvenes y adultos (NUKYA) y se recolectaron datos sociodemográficos, alimentarios y fuentes de información. Se analizaron las relaciones mediante tablas de contingencia y la prueba de Chi cuadrado (X2). Participaron 87 usuarios de entre 18 y 30 años; 51.7% presentó conocimientos deficientes en nutrición deportiva. Las principales fuentes de información fueron familiares, amigos y compañeros de entrenamiento (26.4%). Se observó consumo insuficiente de frutas, verduras, alimentos proteicos y agua, aunque la mayoría reportó consumo adecuado de leguminosas. Un buen nivel de conocimientos en nutrición se asoció con mayor consumo de alimentos proteicos (X2 Pearson = 5.78, p = .016) y agua (X2 Pearson = 4.24, p = .040), así como menor consumo de leguminosas (X2 Pearson = 3.95, p = .047), bebidas deportivas, gaseosas o jugos durante el entrenamiento (X2 Pearson = 12.4, p = .006) y alimentos después del entrenamiento (X2 Pearson = 8.82, p = .003). Además, el uso de fuentes de baja calidad se asoció con menor consumo de frutas (X2 Pearson = 8.35, p = .004), verduras (X2 Pearson = 4.09, p = .043) y agua (X2 Pearson = 4.40, p = .036). En conclusión, la calidad de las fuentes de información influye en el conocimiento y prácticas alimentarias, sugiriéndose educación nutricional basada en evidencia para esta población.
Palabras clave: nutrición deportiva, centros de acondicionamiento deportivo, fuentes de información nutricional, hábitos alimenticios.
Abstract: Gym users are prone to nutritional disinformation. The objective of the study was to describe sports nutrition knowledge and practices among active gym users in Magangué, and their relationship to information sources. The Nutritional Knowledge Questionnaire for Young and Adult Athletes (NUKYA) was used, and sociodemographic, dietary and information source data were collected. The relationships were analyzed through contingency tables and the chi-square test (χ2). Participants included 87 users aged 18–30, 51.7% of which exhibited deficient knowledge in sports nutrition. The main sources of information were relatives, friends and fellow trainees (26.4%). The tests showed insufficient consumption of fruits, vegetables, protein food and water, though the majority reported adequate consumption of legumes. A good level of nutritional knowledge was associated to a higher consumption of protein food (χ2 Pearson = 5.78, p = .016) and water (χ2 Pearson = 4.24, p = .040), as well as a lower consumption of legumes (χ2 Pearson = 3.95, p = .047), sports beverages, sodas or juices during training (χ2 Pearson = 12.4, p = .006) and food after training (χ2 Pearson = 8.82, p = .003). In addition, the use of low-quality sources of information was associated to a lower consumption of fruits (χ2 Pearson = 8.35, p = .004), vegetables (χ2 Pearson = 4.09, p = .043) and water (χ2 Pearson = 4.40, p = .036). In conclusion, the quality of information sources influences nutritional knowledge and practices, which calls for an evidence-based nutritional education for this population.
Keywords: sports nutrition, physical fitness centers, sources of nutrition information, dietary habits.
Resumo: Os usuários de academias são vulneráveis à desinformação nutricional. O objetivo foi descrever conhecimentos e práticas em nutrição esportiva de praticantes de academias de Magangué e sua relação com fontes de informação. Foi utilizado o Questionário de Conhecimento Nutricional para Atletas Jovens e Adultos (NUKYA) e coletados dados sociodemográficos, alimentares e fontes de informação. As relações foram analisadas por meio de tabelas de contingência e teste qui-quadrado (X2). Participaram 87 usuários entre 18 e 30 anos; 51,7% tinham conhecimento deficiente em nutrição esportiva. As principais fontes de informação foram familiares, amigos e parceiros de treino (26,4%). Observou-se consumo insuficiente de frutas, verduras, alimentos proteicos e água, embora a maioria relatasse consumo adequado de leguminosas. Um bom nível de conhecimento em nutrição foi associado ao maior consumo de alimentos proteicos (X2 Pearson = 5,78, p = 0,016) e água (X2 Pearson = 4,24, p = 0,040), bem como ao menor consumo de leguminosas (X2 Pearson = 3,95, p = 0,047), bebidas isotônicas, refrigerantes ou sucos durante o treino (X2 Pearson = 12,4, p = 0,006) e alimentação após o treino (X2 de Pearson = 8,82, p = 0,003). Além disso, o uso de fontes de baixa qualidade foi associado ao menor consumo de frutas (X2 Pearson = 8,35, p = 0,004), verduras (X2 Pearson = 4,09, p = 0,043) e água (X2 Pearson = 4,40, p = 0,036). Conclui-se que a qualidade das fontes de informação influencia o conhecimento e as práticas alimentares, sugerindo educação nutricional baseada em evidências para esta população.
Palavras-chave: nutrição esportiva, centros de condicionamento esportivo, fontes de informação nutricional, hábitos alimentares.
1. Introducción
Los conocimientos y prácticas en nutrición deportiva son un área fundamental para el rendimiento óptimo y la salud de las personas físicamente activas. En las últimas décadas, la industria del fitness ha experimentado un crecimiento exponencial, dirigido hacia el mantenimiento de la salud y la mejora de la composición corporal (Campo-Lucumí et al., 2024; Suarez y Velasco, 2020). Este incremento en la actividad física se puede evidenciar en la población en general, con un aumento en la cantidad de gimnasios y espacios deportivos (Sevilmis et al., 2023). Magangué no es ajena a esta situación. Este municipio, ubicado en el departamento de Bolivar, Colombia, con una población aproximada de 128 003 personas, ha evidenciado dicho incremento en la realización de actividad física. Según una investigación realizada en Magangué, en 1997 solo se registraba un gimnasio en todo el municipio (Cámara de comercio de Magangué, s. f.), mientras que en el plan de ordenamiento territorial del año 2000 se registran cuatro (Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE], 2000). Ya en el año 2020, en el plan de desarrollo municipal se describen 51 instalaciones deportivas, esto sin contar los gimnasios privados oficiales y no oficiales (Concejo Municipal, 2020).
Los usuarios de actividades físicas y deportivas buscan activamente asesoría alimentaria con el objetivo principal de optimizar sus resultados, tanto en el rendimiento (fuerza, resistencia o flexibilidad) como en la composición corporal (pérdida de peso o desarrollo de masa muscular magra). Para lograr estas metas, es necesario recibir una orientación profesional con un enfoque integral que combine el ejercicio y la nutrición adecuados para lograr resultados físicos satisfactorios y duraderos (Aguirre-Loaiza et al., 2017).
Sin embargo, se ha observado que la información nutricional errónea proporcionada por personas con conocimientos deficientes representa una barrera para el logro de las metas de acondicionamiento físico de estos individuos (Spronk et al., 2015). Los comportamientos y hábitos alimentarios están influenciados por factores internos, entre los que se encuentran los conocimientos previos en nutrición (Gaupholm et al., 2023; Spronk et al., 2014); en una revisión sistemática, encontraron una asociación positiva entre los hábitos alimentarios y los conocimientos en nutrición. Este hallazgo fue respaldado por otra revisión sistemática realizada por (Trakman et al., 2016), quienes afirman que el conocimiento nutricional es un determinante de las prácticas alimentarias. Entre los factores externos se encuentran las fuentes de información nutricional. Aunque los entrenadores suelen ser los principales proveedores de orientación alimentaria para las personas que participan en actividades físicas (Kiss et al., 2020), su conocimiento sobre nutrición deportiva, en particular, puede ser limitado o muy general (Melton et al., 2021; Torres-McGehee et al., 2012). Además, la desinformación a través de medios de comunicación y el uso creciente de redes sociales afectan adversamente la práctica saludable de la actividad física y la nutrición (Engel et al., 2024).
Se ha demostrado que los atletas que reciben orientación nutricional de nutricionistas/dietistas tienden a tener una mejor calidad de información y conocimientos en nutrición (Renard et al., 2020). Las herramientas de medición de conocimientos nutricionales deben ser rigurosas y adaptarse a las características específicas de cada población. Existe un número importante de herramientas validadas en atletas con diferentes características que se adaptan a las necesidades propias de cada proyecto (Calella et al., 2017; Heikkilä et al., 2018; Trakman et al., 2018). Entre ellas, se encuentra el cuestionario sobre Conocimientos de Nutrición para Atletas Jóvenes y Adultos (NUKYA, por sus siglas en inglés), validado en el año 2020 (Vázquez-Espino et al., 2020). Su validación, a pesar de lo reciente, es sólida: utiliza un lenguaje fácil de comprender y ha ganado amplia aceptación.
El consumo adecuado de alimentos es esencial para proporcionar al organismo la energía y los nutrientes necesarios para cumplir los objetivos nutricionales individuales. La falta de energía, nutrientes y líquidos puede llevar a una baja disponibilidad energética, deshidratación y problemas sistémicos como deterioro muscular, disfunción menstrual, desmineralización ósea y fatiga (Areta et al., 2021; Logue et al., 2020). Por otro lado, el consumo inapropiado y desequilibrado de energía y nutrientes también puede interferir con los objetivos nutricionales, causando aumento de peso, sobrehidratación o malestares gástricos (Gacek, 2009).
Teniendo en cuenta el aumento de las personas que realizan actividad física y la relevancia de los conocimientos de nutrición y fuentes de información en el rendimiento, recuperación y salud general, se plantea como objetivo describir el nivel de conocimientos y prácticas en alimentación y nutrición deportiva, así como las fuentes de información nutricional en las que basan su dieta. También, se pretende analizar si existe una relación entre estos factores en personas físicamente activas que asisten a gimnasios del Municipio de Magangué, Colombia.
2. Materiales y métodos
Tipos y diseño de estudio
Estudio de tipo transversal con diseño analítico-descriptivo
Población y muestra
El universo del estudio fueron hombres y mujeres, entre 18 y 30 años, físicamente activos y usuarios de gimnasios ubicados en el municipio de Magangué, Bolívar. Se llevó a cabo un proceso de reclutamiento entre los usuarios de los gimnasios seleccionados a conveniencia
Por medio de una carta, se extendió la invitación a los administradores de 12 gimnasios del municipio de Magangué a ser partícipes del presente proyecto. Una vez confirmado el apoyo de la administración de cada gimnasio, se compartió con los asistentes el link del cuestionario, a través de redes sociales. Adicionalmente, se solicitó a los participantes interesados extender la invitación a sus compañeros de entrenamiento. Se garantizó la participación voluntaria mediante el consentimiento informado. Se excluyeron de la muestra a deportistas de alto rendimiento, a quienes utilizan esteroides anabólicos, mujeres embarazadas y personas con limitaciones físicas.
Procedimiento de recopilación de datos
La información se recolectó desde el 1 de agosto hasta el 30 de noviembre del año 2023, por medio de un cuestionario virtual que incluyó datos generales y sociodemográficos, el Cuestionario Breve de Conocimientos de Nutrición Deportiva para Atletas (NUKYA [Vázquez-Espino et al., 2020]), prácticas alimentarias y fuentes de información nutricional. El cuestionario fue autoadministrado por los participantes. Para garantizar que la muestra de participantes del estudio estuviera compuesta por usuarios de gimnasios, se implementaron dos mecanismos de focalización: en primer lugar, distribución a través de canales de gimnasios: las invitaciones y la sensibilización para participar se realizaron a través de los administradores o personas a cargo de los gimnasios; se utilizaron el correo electrónico y las redes sociales para difundir la invitación y el enlace para participar. En segundo lugar, se aplicaron criterios de inclusión específicos, con cuatro preguntas iniciales que especificaban los criterios de inclusión para participar en el estudio. Las preguntas abordaban aspectos como la edad, la frecuencia de asistencia al gimnasio, el uso de esteroides anabólicos, estado de gestación y el estatus de deportista de alto rendimiento.
Datos generales y sociodemográficos
Se incluyeron las variables de edad, sexo, estrato socioeconómico, nivel educativo, estado civil y un aproximado de inversión económica para gastos en alimentos en una semana.
Cuestionario NUKYA
Para evaluar el conocimiento en nutrición de los participantes, se empleó el cuestionario NUKYA, desarrollado y validado en inglés, y en español en el año 2020. En términos de validez de contenido, el NUKYA alcanzó elevados índices de Validez de Contenido, con un puntaje de 0.99 en relevancia y ambigüedad, así como 0.98 en claridad y simplicidad. Adicionalmente, el cuestionario demostró una consistencia interna adecuada, con un coeficiente de Cronbach de α = 0.849 y una alta confiabilidad de test-retest, con un coeficiente de correlación r = 0.895 (p < .001). Este instrumento se prefirió por su brevedad, claridad y relevancia temática. El cuestionario (Vázquez-Espino et al., 2020) contiene 24 preguntas con 59 ítems distribuidos en 4 secciones: macronutrientes (29 ítems), micronutrientes (19 ítems), hidratación (8 ítems) y periodicidad en la ingesta de alimentos (3 ítems). Las investigaciones que han empleado el cuestionario NUKYA con éxito incluyen poblaciones con diferentes niveles de actividad física, como futbolistas profesionales (Vázquez-Espino et al., 2022), atletas femeninas de rugby (Pereira et al., 2023), atletas universitarios (Nor Azizam et al., 2022), deportistas adolescentes (Nafilla et al., 2023) e incluso cadetes del cuerpo de entrenamiento de oficiales de reserva (Daniels y Hanson, 2021).
La puntuación se asignó de la siguiente manera: un punto positivo por cada respuesta correcta, un punto negativo respuesta incorrecta y cero puntos por la opción “No estoy seguro/no sé”. La puntuación máxima era de 59 puntos y la mínima de -59 puntos (todas las respuestas marcadas incorrectamente). Para convertir las puntuaciones brutas a porcentajes se utilizó la formula y = 100 * (x+ 59) / 118. Se consideraron puntajes iguales o superiores al 60% como indicativos de un buen conocimiento en nutrición, mientras que puntajes inferiores al 60% se interpretaron como un conocimiento en nutrición deficiente.
Prácticas alimentarias
Para evaluar la ingesta alimentaria y los hábitos relacionados con el entrenamiento, se empleó un cuestionario adaptado del desarrollado por (Klein et al., 2021). Este instrumento evaluó la frecuencia de consumo de frutas, verduras, leguminosas, alimentos proteicos, comidas rápidas y agua. Las opciones de respuesta para la frecuencia de consumo se categorizaron en dos rangos: ≤3 veces por semana y >3 veces por semana, o 1 vez por semana y >1 vez por semana. Adicionalmente, el cuestionario indagó sobre los hábitos de entrenamiento, incluyendo el tiempo de consumo de comidas pre y post entrenamiento (≤ 2 horas y > 2 horas), el tipo de líquidos consumidos durante la actividad física (no consume, agua, bebidas deportivas, gaseosas o jugos) y el uso de suplementos deportivos (sí/no, cuáles)
Fuentes de información nutricional
Para comprender las fuentes de información nutricional que utilizan las personas físicamente activas, se empleó un cuestionario adaptado de un estudio previo (Mettler et al., 2020). Este instrumento evaluó cinco variables de interés: la principal fuente de información nutricional, fuentes de información adicionales, redes sociales utilizadas, profesión del administrador de la red social y justificación del uso de cada fuente de información nutricional.
Las opciones de respuesta para las fuentes de información nutricional se clasificaron en dos grupos según su nivel de calidad percibida: "Fuentes de alta calidad" (artículos científicos y nutricionistas) y "Otras fuentes" (entrenador deportivo profesional, entrenador deportivo no profesional, familiares, amigos o compañeros de entrenamiento, médico, redes sociales e internet).
Prueba piloto
Una vez elaborado el cuestionario, se eligieron 10 personas que cumplieron los criterios de inclusión determinados para el estudio. Esta prueba piloto se realizó para identificar el tiempo promedio de respuesta del cuestionario, confirmar la comprensión de las preguntas y la buena ejecución de la plataforma.
Consideraciones éticas
Este protocolo de investigación se realizó de acuerdo con las normas éticas establecidas en el artículo 11 de la resolución 8430 del 4 de octubre de 1993, por la cual se establecen las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud. Fue aprobada por el comité institucional en investigación en humanos de la Universidad CES, quienes clasificaron sin riesgo el presente proyecto.
Se obtuvo el consentimiento informado de todas las personas participantes mediante la firma de un documento escrito. Este proceso se realizó antes de la recolección de datos, una vez que el protocolo fue revisado y aprobado por el Comité Institucional de Investigación en Humanos de la Universidad CES, el 28 de febrero de 2023, acta 217.
La participación fue voluntaria, por tanto, el participante podía retirarse en cualquier momento. Antes de responder el cuestionario se dio a conocer los objetivos e implicaciones del estudio y se solicitó el consentimiento informado.
Análisis estadístico
Se realizó el análisis de información a través de la estadística descriptiva básica y un análisis bivariado. Para el análisis de variables de naturaleza cualitativa, se utilizaron las frecuencias absolutas y relativas, mientras que, para las variables cuantitativas (edad), se usaron estadísticos de resumen. Finalmente, para relacionar los conocimientos, las prácticas y las fuentes de información se elaboraron tablas de contingencia y se aplicaron pruebas estadísticas, específicamente la prueba de Chi cuadrado (χ²). Se estableció un nivel de significancia de p < .05 como criterio para determinar la existencia de asociaciones estadísticamente significativas entre las variables. Se tomaron los valores del índice V de Cramér como medida del tamaño del efecto. La interpretación de V de Cramér es la siguiente: asociación débil (V de Cramér ≤ 0.2), asociación moderada (0.2 < V de Cramér ≤ 0.6) y asociación fuerte (V de Cramér > 0.6). El análisis de la información se llevó a cabo utilizando el software estadístico JAMOVI.
3. Resultados
Variables sociodemográficas
Un total de 122 participantes aceptaron participar en el estudio, de los cuales 35 fueron excluidos según los criterios establecidos. La muestra estuvo compuesta por un total de 87 participantes, con edades comprendidas entre los 18 y 30 años (con una mediana de edad de 22 años y un rango intercuartil de 20 a 25 años). Del total de los participantes, 52 (59.8%) eran mujeres. Además, 80 (92.2%) pertenecían a los estratos socioeconómicos 1, 2 o 3. Adicionalmente, 49 (56.3%) destinaban menos de 100 000 pesos en comida a la semana, 65 (74.7%) eran solteros, 40 (46%) culminaron una carrera profesional (Leal Lezcano et al., 2024).
Nivel de conocimientos en nutrición deportiva
Se obtuvo una puntuación media de conocimientos en nutrición deportiva de 60% ± 9.84, con una puntuación máxima de 83.1% y una mínima de 39.8%. Para el análisis, se determinó que una puntuación superior al 60% indicaba un buen conocimiento en nutrición deportiva, mientras que una puntuación inferior al 60% denotaba un conocimiento deficiente. De la muestra, 45 (51.7%) participantes presentaron un conocimiento deficiente en nutrición deportiva. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre el nivel de conocimiento con las variables sociodemográficas (Tabla 1).

Fuentes de información nutricional
Entre los participantes, las fuentes de información nutricional más consultadas fueron los familiares, amigos o compañeros de entrenamiento (26.4%), seguidas de las redes sociales o internet (23%). En tercer lugar, los nutricionistas (21.8%), el entrenador o médico (16.1%) y, por último, los artículos científicos (12.6%).
Treinta y ocho de los participantes (43.7%) declararon no utilizar redes sociales como fuente primaria o secundaria de información nutricional, mientras que los restantes 49 (56%) informaron usar Tik Tok, Instagram, X o Facebook para obtener consejos nutricionales. El 36.7% de las redes sociales usadas son administradas por nutricionistas, mientras que el 63.3% restante tienen otros administradores, como entrenadores, médicos, amigos o compañeros de entrenamiento.
Se identificó una asociación significativa (p = .013) entre el nivel de conocimientos bueno en nutrición y el uso de fuentes de información nutricional basadas en artículos científicos o nutricionistas, con un tamaño del efecto moderado. El uso de redes sociales como fuente de información nutricional no mostró relación con el nivel de conocimiento en nutrición (p = .777). Sin embargo, se encontró una asociación entre el tipo de administrador de la red social usada y el nivel de conocimiento percibido (p = .007), también con un tamaño del efecto moderado. Los usuarios que siguen a nutricionistas en redes sociales tienden a reportar un mayor nivel de conocimiento nutricional.

Nota. a. Principal fuente de información nutricional, b. Uso de redes sociales para adquirir conocimientos en Nutrición, c. Administradores de la red social usada.
Fuente: elaboración propia.Prácticas alimentarias
El consumo de frutas y verduras fue bajo. Solo 24 participantes (27.6%) afirman consumir frutas más de 3 veces por semana, mientras que 45 participantes (51.7%) consumen verduras más de 3 veces por semana. Asimismo, 68 participantes (78.2 %) consumieron leguminosas por lo menos dos veces por semana.
El 71.3 % (62 participantes) consumen alimentos proteicos más de 3 veces por semana. Respecto al consumo de comidas rápidas, 35 (40.2%) consumen este tipo de alimentos más de 1 vez por semana. Solo 28 participantes (32.2%) beben más de 7 vasos de agua diarios.

La mayoría de los participantes (78.2%) consume agua durante sus entrenamientos; el restante consume bebidas deportivas, jugos, gaseosas o no consume ninguna bebida durante el entrenamiento. Además, 52 participantes (59.8%) consumen el preentrenamiento 2 horas antes de realizar su entrenamiento y 64 (73.6%) consumen su post entrenamiento dentro de las 2 horas posteriores al entrenamiento.
Con respecto a la suplementación, 29 participantes informan no consumir ningún tipo, los 58 participantes restantes si consumían por lo menos un suplemento. Los suplementos de mayor consumo fueron la cafeína, consumida por 21 participantes (36.2%); la creatina, por 20 participantes (34.5%); los aminoácidos de cadena ramificada, consumidos por 17 participantes (29.3%) y 16 participantes consumían proteína en polvo (27.6%). Los suplementos menos usados por los asistentes a gimnasios fueron los pre entrenamientos (10.3%) y la l-carnitina (5.2%).
La Tabla 2 muestra la asociación entre el nivel de conocimientos, prácticas alimentarias y fuentes de información nutricional. Se observó una asociación significativa entre el nivel de conocimientos bueno en nutrición y los siguientes hábitos alimentarios: menor consumo de leguminosas (X2 Pearson = 3.95, p = .047, V Cramer = 0.21), mayor frecuencia de consumo de alimentos proteicos (X2 Pearson = 5.78, p = .016, V Cramer = 0.25), mayor consumo de vasos de agua (X2 Pearson = 4.24, p = .040, V Cramer = 0.22), menor frecuencia de consumo de bebidas deportivas, gaseosas o jugos durante el entrenamiento (X2 Pearson = 12.4, p = .006, V Cramer = 0.37), y menor tiempo transcurrido después del entrenamiento para consumir alimentos (X2 Pearson = 8.82, p = .003, V Cramer = 0.31). Además, se encontró una asociación significativa entre el uso de fuentes de información de baja calidad y un menor consumo de frutas (X2 Pearson = 8.35, p = .004, V Cramer = 0.31), verduras (X2 Pearson = 4.09, p = .043, V Cramer = 0.21) y agua (X2 Pearson = 4.40, p = .036, V Cramer = 0.22). Todas las asociaciones presentaron un tamaño del efecto moderado.
4. Discusión
En este estudio, se llevó a cabo la descripción y la asociación del nivel de conocimientos en nutrición deportiva, las prácticas alimentarias y las fuentes de información nutricional de los miembros de gimnasios ubicados en el municipio de Magangué, Colombia. El nivel de conocimientos en nutrición deportiva fue medido con el cuestionario NUKYA; se encontró, en promedio, un conocimiento suficiente en nutrición; sin embargo, más de la mitad de la muestra (51.7%) mostró un conocimiento insuficiente. Estos resultados se compararon con otros estudios en los que se aplicó este mismo cuestionario en personas físicamente activas (Nor Azizam et al., 2022). Lo aplicaron en un grupo de deportistas universitarios entre 18 y 22 años y encontraron un nivel similar de conocimientos en nutrición deportiva a los reportados en el presente estudio (58.6%). Por el contrario, al aplicarse en cadetes de entrenamiento de oficiales de reserva, entre 18 y 33 años, mostró un nivel insuficiente de conocimientos de (38.9% [Daniels y Hanson, 2021]). Estos bajos niveles de conocimientos, encontrados en cadetes, pueden estar relacionados con el acceso limitado a una variedad de alimentos, acentuado por el poco tiempo disponible para su preparación.
En un estudio realizado en 2021, se aplicó el cuestionario de conocimientos sobre nutrición general y deportiva en adolescentes y adultos jóvenes (GeSNK) a deportistas, jóvenes inactivos y asistentes de gimnasios, y se encontró que el 48.5% de los asistentes a gimnasios, 34% de los jóvenes inactivos y menos del 20% de los deportistas tenían un nivel bajo de conocimientos en nutrición (Calella et al., 2021). Otro estudio realizado en gimnasios de Roma a personas entre 20 y 50 años, aplicando el cuestionario de Horvath, mostró un nivel insuficiente de conocimientos en nutrición deportiva (57.1%); allí se atribuyen unas mejores puntuaciones a los hombres que a las mujeres (Finamore et al., 2022). Por ello, los asistentes a gimnasios y deportistas muestran mayor interés por tener prácticas alimentarias equilibradas y adecuadas a los objetivos individuales, como la mejora de la composición corporal o el rendimiento deportivo, en comparación a los cadetes de entrenamiento.
Al buscar relación entre el nivel de conocimientos y las variables sociodemográficas no se halló ninguna asociación. Sin embargo, en otros estudios se han encontrado asociaciones entre el nivel de conocimientos con la edad, el sexo y el nivel de escolarización (Koch et al., 2021; Nor Azizam et al., 2022; Vázquez-Espino et al., 2022)
Las principales fuentes de información en asistentes a gimnasios de Magangué fueron los familiares, amigos o compañeros de entrenamiento, seguido por redes sociales e internet y los nutricionistas. Otros estudios evaluaron las fuentes nutricionales en gimnasios, en el año 2018 se encontró que, entre los usuarios de gimnasios de la Ciudad Universitaria de Sharjah, casi el 60% usaba el internet como fuente de información para su suplementación, seguida de familiares/amigos (42.1%) y entrenadores (40% [Attlee et al., 2018]). Posteriormente, en el año 2020, se encontró que los asistentes a gimnasios mayores de 18 años se informaban sobre suplementación con sus entrenadores (28%), los sitios web del producto (26%) y los compañeros de entrenamiento (24%), principales fuentes de información utilizadas a la hora de comprar suplementos (Mettler et al., 2020). Recientemente, se reportó que la fuente de información más importante para usuarios de gimnasios de Kashan, al iniciar su suplementación, fueron los entrenadores (54%), los libros o revistas de internet (25.7%) y compañeros de entrenamiento (18.9% [Moradi et al., 2024]). Esto evidencia que los entrenadores influyen en la alimentación y suplementación de la población físicamente activa que asiste a gimnasios, y aunque se ha demostrado que tienen un buen nivel de conocimientos, estos son muy generales (Melton et al., 2021).
Estos hallazgos son similares a otros estudios realizados en poblaciones de deportistas. En el año 2014, un estudio, realizado en atletas y no atletas de la Universidad de Malasia, describió que el internet fue la principal fuente de información nutricional (82%), seguido de periódicos y revistas (70%), amigos y vecinos (65%), televisión (60%) y entrenadores (52% [Sedek y Yih, 2014]).
Un estudio realizado por Nor Azizam et al. (2022) mostró que los académicos, médicos y dietistas/nutricionistas son las principales fuentes de información nutricional en atletas universitarios. Por su parte, Vázquez-Espino et al. (2022) indicaron que las principales fuentes de información de los deportistas del Futbol Club Barcelona son los familiares (57%), seguidos de dietistas (57%), fisioterapeutas (53%), entrenadores (49%) e internet (38%). Otro estudio describió que las redes sociales (20.2%), los entrenadores (16.8%) y los preparadores deportivos (15.5%) son las principales fuentes de información nutricional de atletas universitarios mayores de 18 años, relacionándolo con la comodidad para discutir sus necesidades nutricionales (Klein et al., 2021).
Esta diferencia en la preferencia de las fuentes de información nutricional puede deberse a las características del entorno de cada población evaluada, la influencia de los testimonios de amigos o compañeros de entrenamiento, uso de redes sociales de poca calidad, la facilidad de acceso a personas capacitadas, el uso constante de las redes sociales son algunos de los posibles factores que determinan la preferencia de la fuente de información nutricional (Gaupholm et al., 2023; Nor Azizam et al., 2022).
Se encontró asociación (p = .013) entre el bajo nivel de conocimientos y el uso de fuentes de información de baja calidad por parte de los participantes. Esto resalta la importancia de la utilización de fuentes de información nutricional de calidad para obtener conocimientos confiables y actualizados que logren guiar la alimentación hacia los fines requeridos sin generar perjuicios en la salud.
Son pocos los estudios que investigan la asociación entre el nivel de conocimientos con las fuentes de información nutricional. Calella et al. (2021) confirman una asociación ligera entre el conocimiento nutricional y los hábitos alimentarios saludables, en un estudio realizado en deportistas, personas físicamente activas y no activas. Además, destacan que la debilidad en la asociación se debe a que el nivel de conocimientos no es el único factor que afecta los hábitos alimentarios. Un estudio asoció el bajo conocimiento en nutrición deportiva de los miembros de gimnasios con la baja cultura de asistencia a nutricionistas (Camacho y Dueñas, 2021).
En cuanto a prácticas alimentarias, se observó que el 28.7% de la muestra consume proteína animal o vegetal menos de tres veces por semana. Esta cifra preocupa, ya que indica un consumo considerablemente bajo de este macronutriente, teniendo en cuenta que la población objetivo tiene un elevado requerimiento proteico para la conservación de la masa muscular (Samal y Samal, 2018).
El consumo de frutas fue de menos de 3 veces por semana en el 72.4% de la muestra, mientras que más de la mitad de la muestra (51.7%) consume verduras más de 3 veces por semana. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este nivel de consumo de ambos grupos de alimentos es subóptimo, ya que se recomiendan al menos 5 porciones al día para obtener vitaminas, minerales y fibra en cantidades adecuadas que aseguren el correcto funcionamiento del organismo (OMS, 2018). La cantidad de agua bebida diariamente es menor a la recomendación general de 8 vasos de agua diarios, ya que el 67.8% de la población bebe 7 vasos o menos al día; teniendo en cuenta las altas temperaturas de la zona, incluso esta recomendación puede subestimar significativamente el requerimiento diario de agua (Baker et al., 2022).
En la mayoría de la población estudiada (78.2%), se observa un cumplimiento con las recomendaciones de consumo de leguminosas, según las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF, 2018), para la población colombiana, que sugiere un consumo de 2 a 3 veces a la semana. En cuanto a los hábitos de alimentación relacionados con la actividad física, se evidencia que el 78.2% de la muestra consume agua durante sus entrenamientos, lo que es necesario para reponer líquidos y evitar la deshidratación; sin embargo, no se asegura una adecuada reposición de electrolitos; es necesario el consumo de bebidas que contengan cantidades adecuadas de sodio, potasio y demás electrolitos (Belval et al., 2019).
Consumir una comida rica en carbohidratos en las dos horas antes de entrenar asegura una adecuada oxidación de este macronutriente, generando la energía necesaria durante su ejercicio físico, pero se recomienda evitar el consumo de alto contenido de proteína y fibra que puedan generar malestares gástricos. Tener una adecuada reposición de líquidos, electrolitos y una alimentación rica en carbohidratos y proteína dentro de las primeras dos horas una vez finalizado su entrenamiento es necesaria para favorecer la recuperación muscular y reposición de las reservas de glucógeno (Outlaw et al., 2014). Para una salud óptima, es fundamental tanto alimentarse en tiempos adecuados como consumir alimentos de calidad.
Las prácticas alimentarias encontradas en los asistentes a gimnasios de Magangué no cumplen con los requerimientos de esta población teniendo en cuenta su contexto como el nivel de actividad física realizada. Esta afirmación la sustentan dos estudios: uno realizado en Austria y otro en Croacia, que relacionan las prácticas alimentarias poco óptimas en usuarios de gimnasios con la preocupación excesiva de su imagen corporal (Mangweth-Matzek et al., 2022; Martinovic et al., 2022).
Se observó una asociación significativa entre el nivel suficiente de conocimientos en nutrición y el consumo de leguminosas (p = .047), con un tamaño del efecto débil. Por otro lado, se observó una asociación entre el nivel bajo de conocimientos en nutrición y un mayor consumo de alimentos proteicos (p = .016), el tipo de líquido bebido durante el entrenamiento (p = .006) y el tiempo trascurrido desde la finalización del entrenamiento hasta el consumo del post entreno (p = .003), todos con un tamaño del efecto moderado (Spronk et al., 2015). Hay una asociación débil pero positiva entre el nivel de conocimientos y las prácticas alimentarias (Osorio y Flores, 2022), también una asociación significativa entre los conocimientos en nutrición deportiva y hábitos dietarios, indicando que una mejor comprensión de conceptos de nutrición favorece la puesta en práctica eficiente de los mismos.
Finalmente, al analizar la asociación entre las prácticas alimentarias y las fuentes de información nutricional, se encontró una asociación significativa entre el uso de fuentes de información de baja calidad y el consumo reducido de frutas (p = .040), verduras (p = .043) y agua (p = .036), con un tamaño del efecto débil. No se encuentran otros estudios que relacionen estas variables de forma metodológicamente similar a la determinada en el presente artículo; sin embargo, sí se ha demostrado el alto impacto de las redes sociales en temas de salud de los adolescentes (Engel et al., 2024). Es necesario seguir recomendaciones de fuentes fiables, como nutricionistas, quienes tienen el conocimiento suficiente para garantizar una educación precisa y adaptada a las necesidades individuales (Spronk et al., 2015).
Una de las principales limitaciones de este estudio fue el tamaño y la no aleatorización de la muestra, lo cual limita la generalización de los resultados en el municipio. Otra limitación del estudio fue que el cuestionario fue autoadministrado, por lo tanto, no se pudo validar que no se comentara la pregunta con otras personas o buscaran por internet las respuestas. La diversidad de metodologías y herramientas disponibles para evaluar los conocimientos en nutrición, prácticas alimentarias y fuentes de información nutricional dificulta la comparación de los resultados (Calella et al., 2017; Heikkilä et al., 2018; Trakman et al., 2018; Vázquez-Espino et al., 2020). Adicionalmente, a pesar de que el cuestionario se adaptaba a los objetivos del estudio, tales como la evaluación de los conocimientos en nutrición, no fue validado en usuarios de gimnasios, sino en deportistas, lo que pudo generar sesgos en la recolección de datos.
Considerando que la población analizada constituye un área de interés poco explorada en la investigación científica, el presente estudio adquiere una relevancia fundamental para adentrarse en la comprensión de sus hábitos alimentarios, conocimientos nutricionales y las fuentes de información a las que acceden. Como nutricionistas deportivos, ver la incorporación de las redes sociales e internet como herramientas de difusión de información de calidad es una oportunidad valiosa para potenciar la efectividad de estrategias para mejorar la calidad alimentaria
5. Conclusión
Más de la mitad de los participantes (51.7%) presentaron un conocimiento deficiente en nutrición. La principal fuente de información nutricional son los familiares, amigos o compañeros de entrenamiento, seguida de las redes sociales e internet y, en tercer lugar, los nutricionistas. Hubo una asociación estadísticamente significativa entre el nivel de conocimientos y la fuente de información nutricional preferida. En cuanto a las prácticas alimentaras, se evidencia que los asistentes a gimnasios no cumplen con los requerimientos de nutrientes (específicamente en el consumo inadecuado de frutas, verduras, alimentos proteicos y agua), teniendo en cuenta su nivel de actividad física y otros factores ambientales. Las prácticas alimentarias tales como consumo de agua, frutas y verduras se asociaron con las fuentes de información nutricional.
Este estudio aporta información importante sobre los conocimientos, prácticas y fuentes de información nutricional de las personas físicamente activas que asisten a gimnasios en Magangué. Teniendo en cuenta que en la actualidad es una población poco estudiada, esta información sirve como base para el diseño de intervenciones educativas y estrategias de mejora del conocimiento orientadas tanto al mantenimiento de la salud como al avance en el rendimiento de este grupo poblacional.
Conflicto de intereses: Los autores no tienen conflictos de intereses.
Financiación: Se recibe financiación externa de la Universidad CES.
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Notas
Notas de autor
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Editor asociado a cargo:: Ph.D. Luis Fernando Aragón-Vargas
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