Aguijón
Contribución a la historia de la geolingüística de Hispanoamérica (1927–2010)
Contribution to Language Geography History of Spanish America (1927–2010)
Contribución a la historia de la geolingüística de Hispanoamérica (1927–2010)
La Colmena, núm. 96, pp. 11-31, 2017
Universidad Autónoma del Estado de México

Recepción: 12 Junio 2017
Aprobación: 15 Noviembre 2017
Resumen: Los atlas geolingüísticos son de gran importancia para el conocimiento de la historia y la dinámica de la lengua española, puesto que proporcionan los datos fácticos que permiten emitir un juicio respecto de los procesos de convergencia y divergencia que caracterizan a esta lengua. En el artículo se examinan, desde una óptica sistemática, los principales proyectos geolingüísticos de países hispanohablantes de América Latina en el periodo de 1927 a 2010, con el fin de crear una tipología clasificatoria que permita tener una visión clara de los alcances y logros de lo estudiado, así como completar con los datos obtenidos el temario de las asignaturas de Español de nivel licenciatura.
Palabras clave: Hispanoamérica, lingüística, análisis lingüístico, lengua nacional.
Abstract: Language Geography Atlas are highly important to the knowledge of History and Spanish Language dynamics since they provide factual data allowing to issue a judgment regarding convergence and divergence processes which characterizes Spanish Language. This paper explores the main projects on Language Geography from 1927 to 2010, so as to create a classifying typology allowing more insight on the reach and achievements of each of the studied projects, as well as to complement the Spanish subjects in bachelor degree curriculum with the obtained data.
Keywords: Hispanic America, linguistics, linguistic analysis, national languages.
La lingüística geográfica, denominada también geografía lingüística o geolingüística, es un campo autónomo y bien definido de la lingüística. Esta rama es de interés para los estudios lingüísticos interdisciplinarios,1 como la lingüística comparada, la tipología lingüística, la sociolingüística y la etnolingüística. Los estudios geolingüísticos son de gran importancia para la historia y la dinámica de cualquier lengua, en especial para la española, ya que proporcionan datos fácticos que permiten formular juicios respecto a los procesos de convergencia y divergencia que caracterizan a esta lengua polinacional y multidialectal.
Sin embargo, al consultar los mapas curriculares de varias licenciaturas de Español, tanto las especializadas en lingüística como en enseñanza de lenguas en distintas universidades de México (UNAM, UAEM, UBC), no se pudo detectar con certeza si esta disciplina forma parte de las asignaturas impartidas (Introducción a la Lingüística, Lingüística General, Historia del Español, Usos del Lenguaje o Investigación sobre la Lengua, en sus diversas modalidades: seminarios, optativas, talleres, etcétera). Lo anterior, desde nuestra perspectiva, se debe, ante todo, a la falta del material didáctico que permite presentar a los estudiantes de licenciatura los alcances de la geolingüística de manera concisa y compacta y su utilidad para completar los conocimientos sobre el español, aprender a llevar a cabo un análisis crítico-constructivo de la información lingüística y las metodologías aplicadas para recopilarla.
Con el afán de contribuir a la ampliación y sistematización de los conocimientos lingüísticos sobre el español hispanoamericano, el presente trabajo ofrece una propuesta del análisis tipológico-sistemático de los atlas lingüísticos de Hispanoamérica en el periodo comprendido entre 1927 y 2010, con base en distintos principios clasificatorios, enfoques conceptuales y metodológicos que permiten evaluar de manera competente dichos instrumentos lingüísticos y, posteriormente, hacer uso de este material diáctico en distintas asignaturas de Español, con el propósito de ampliar la perspectiva de futuras investigaciones lingüísticas que realizarían los estudiantes.
Estado de la cuestión
Los proyectos de geografía lingüística en Hispanoamérica están históricamente relacionados con los trabajos hechos en España. Pero, si en Europa las tareas de la geolingüística se concentraban en un territorio relativamente bien estudiado desde la perspectiva dialectal, la situación en América fue completamente distinta, ya que el español se ha difundido en una región enorme y se ha modificado considerablemente.
Por ser el análisis de todos los proyectos de atlas lingüísticos de Hispanoamérica una tarea demasiado grande, se decidió examinar en el presente artículo las principales investigaciones geolingüísticas. Éstas son las correspondientes a Argentina, Colombia, Costa Rica, México, Nicaragua, Puerto Rico, El Salvador, Uruguay, Chile y Ecuador, así como dos estudios interregionales: el Atlas Lingüístico de América Central y el Atlas Lingüístico de Hispanoamérica, realizados en el periodo de 1927 a 2010. La selección se debe al hecho de acceder a la información publicada, puesto que sin ver los proyectos semejantes de Venezuela, Cuba y Perú, de cuya existencia estábamos enterados, no se pudieron constatar los datos sobre la historia y el desarrollo de las actividades de investigación respectivas. Cabe aclarar que los márgenes cronológicos corresponden a la etapa inicial de los atlas lingüísticos en el territorio de Hispanoamérica, y que esta etapa es anterior al comienzo de la aplicación amplia de los medios de computación en proyectos semejantes.
Análisis tipológico sistemático de los altas lingüísticos de Hispanoamérica (1927-2010)
El estudio de los principales atlas lingüísticos de países hispanohablantes de América Latina mostró que existen muchas divergencias entre estas obras en cuanto a sus conceptos, metodologías y resultados. Actualmente, en los estudios hispánicos no se conocen los intentos de analizar sus parámetros y datos recopilados desde la perspectiva tipológica sistemática ni de elaborar la metodología de análisis contrastivo con el fin de conocer el cuadro general del desarrollo de los proyectos geolingüísticos en Hispanoamérica.
Para la presentación más compacta de los datos analizados, utilizaremos los acrónimos y abreviaturas de los atlas en estudio: ALARA (Atlas Lingüístico y Antropológico de la República de Argentina), ALEC (Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia), ALECORI (Atlas Lingüístico-Etnográfico de Costa Rica), ALM (Atlas Lingüístico de México), ALN (Atlas Lingüístico de Nicaragua), ALPR (Atlas Lingüístico de Puerto Rico), ALPES (Atlas Lingüístico Pluridimensional de El Salvador), ADDU (Atlas Diatópico y Diastrático de Uruguay), ALECh (Atlas Lingüístico y Etnográfico de Chile por Regiones), ALEcu (Atlas Lingüístico de Ecuador), ALAC (Atlas Lingüístico de América Central) y ALH (Atlas Lingüístico de Hispanoamérica).
Al realizar el estudio de los atlas mencionados se usó, en calidad de parámetro orientador, la clasificación aspectual propuesta por H. Thun (1995: 1288–1291); conforme a ésta, cada atlas lingüístico puede ser caracterizado con base en los siguientes aspectos:
1. Diatópico o geográfico. Parámetros dialectales.
2. Diatópico-cinético. Consecuencias de la movilidad demográfica, para lo cual se entrevista a las personas que habitan en una localidad dada, así como las que se mueven entre otras localidades y aquella que fue seleccionada.
3. Diastrático. Clases sociales (alta y baja).
4. Diageneracional. Generación I (18-36 años) y la generación III (mayores de 60 años).
5. Diagenérico. Ambos géneros.
6. Diafásico. Variación entre distintos estilos del lenguaje; se registran tres variantes de la lengua: lectura (L), respuestas al cuestionario (R) y conversación libre (C).
7. Diarreferencial. Diferencia entre el conocimiento concreto y su uso en el discurso; se toman en consideración y se evalúan de manera cualitativa y cuantitativa los comentarios que hace el informante o la ausencia de éstos.
8. Dialingual. Dos o más lenguas en contacto.

Dicha clasificación fue perfeccionada y adicionada por el autor con otros parámetros (cronología, clasificación por territorio y el continuo dialectal, concepto del proyecto, su metodología y, en particular, el parámetro dialinguocontacto, entre otros) que son necesarios, desde nuestra perspectiva, para la representación clara de: 1. La dinámica del desarrollo de la geolingüística en la región hispanoamericana. 2. La descripción multiaspectual completa de cada atlas lingüístico. 3. El análisis contrastivo de los atlas lingüísticos entre sí.
Para estos fines fue elaborado un instrumento descriptivo-analítico: la tarjeta analítica del atlas lingüístico, que refleja los principales parámetros específicos, éstos son: I. Cronología; II. Financiamiento del proyecto (la incorporación de este parámetro en la tipología se argumenta por su influencia en la calidad del atlas: disposición o ausencia de recursos materiales, cantidad de participantes, nivel de preparación, durabilidad del proyecto, densidad de la red de localidades y cantidad de informantes, todo esto lo entendemos como su confiabilidad; cabe mencionar que algunos de los proyectos examinados tuvieron financiamientos distintos o compartidos en varias etapas del trabajo, lo que influyó considerablemente en el resultado final); III. Características territoriales (III.1. La dimensión del territorio descrito, III.2. La característica político-administrativa del territorio); IV. Continuum dialectal del español; V. Participantes del grupo de trabajo (V.1. La composición del grupo de trabajo, V.2. El nivel de preparación de los participantes del grupo de trabajo); VI. Concepto del atlas (VI.1. Objetivos propuestos, VI.2. Niveles científicos); VII. Parámetros aspectuales de la metodología del atlas; VIII. Metodología del cuestionario; IX. Cuestionario; X. Niveles lingüísticos estudiados; XI. Metodología de recopilación de datos; XII. Localidades estudiadas;2 XIII. Informantes (XIII.1. Cantidad en cada localidad, XIII.2. Clasificación por su ubicación, XIII.3. Clasificación por generación, XIII.4. Clasificación por género, XIII.5. Clasificación de informantes por el nivel sociocultural); XIV. Clasificación por la problemática detectada.
Las clasificaciones con base en los catorce parámetros arriba mencionados permiten trazar la dinámica del desarrollo de la geolingüística en países de habla hispana en América Latina. Así, el primer estudio del español de la región, desde la óptica de la geografía lingüística, es el Atlas Lingüístico de Puerto Rico (Navarro Tomás, 1974), realizado en 1927 y publicado 20 años después de la recopilación de la información. Éste puede ser considerado un hecho aislado en la geolingüística latinoamericana por dos razones: en primer lugar fue compuesto por un investigador extranjero de manera independiente durante su breve estancia en el país; en segunda instancia, para realizar este atlas se utilizó la metodología geolingüística europea de Jules Gilliéron y Edmond Edmont, es decir, no se tomaron en cuenta las particularidades de la región hispanoamericana.
En el inicio de la segunda mitad del siglo XX se elaboraron dos grandes proyectos de investigación a nivel nacional que contaron con el apoyo y financiamiento gubernamentales: el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Colombia y el Atlas Lingüístico de México. Los resultados de ambos estudios se consideran fiables desde la perspectiva de la calidad respecto a los cuestionarios, al trazado de la red de localidades y a la cantidad de informantes, sin tomar en cuenta que las metodologías aplicadas en ambos son totalmente distintas. El ALEC siguió la metodología europea modificada, y la metodología ALM es original y auténtica.
En los años 80-90 del siglo XX en la lingüística hispanoamericana se nota un crecimiento considerable en el interés hacia la geografía lingüística. Los proyectos de atlas lingüísticos nacionales fueron anunciados por países como Cuba (1983), Argentina (1984), Uruguay (1989), Costa Rica y Ecuador (1992), Perú (1993) y Chile (1997). En 1984 se inicia también un proyecto interregional, el Atlas Lingüístico de América Latina de Manuel Alvar (1984), proyecto no finalizado hasta hoy, pero del cual ya fueron publicados varios resultados parciales.
En el nuevo milenio se inicia otro proyecto interregional, el Atlas Lingüístico de América Central (2000), así como los proyectos geolingüísticos nacionales de Nicaragua y El Salvador (2003). La mayoría de los atlas lingüísticos citados utilizan metodologías adoptadas y modificadas. La excepción la constituye el Atlas Diatópico y Diastrático de Uruguay, en el cual fue aprobada la innovadora metodología de recolección y presentación pluriaspectual de la información de H. Thun. Ésta se considera y se usa, casi siempre, de manera parcial como parámetro para comparar todos los proyectos actuales de investigación relacionados con los atlas lingüísticos del español, como se muestra en la Tabla 1.

El financiamiento de los proyectos estudiados no es homogéneo, en unos casos viene de parte de organizaciones internacionales (Argentina-OEA), en otros se otorga de presupuestos gubernamentales, interinstitucionales o institucionales, como Colombia, México y Chile; o bien se utilizan medios particulares (Puerto Rico).
Al analizar los atlas descritos desde la óptica territorial, hace falta distinguir la superficie y las características político-administrativas del territorio en cuestión. Así, basándose en la superficie del territorio abarcado, podemos subdividir los atlas lingüísticos en macro atlas (ALAC, ALH), atlas de grandes territorios (ALARA, ALEC, etcétera) y atlas de pequeños territorios (ALECORI, ALEcu, etcétera); por características político-administrativas en atlas interregionales (ALAC, ALH), nacionales (ALM, ALN) y regionales (ALECh).
Tampoco debemos olvidar el parámetro del continuo dialectal del espacio lingüístico, según el cual los atlas de territorios tan grandes como Argentina y México serán clasificados como atlas de espacio lingüístico pequeño, puesto que examinan una cierta parte del continuo dialectal de la lengua española. Mientras, los atlas interregionales ALAC y ALH se consideran atlas del espacio lingüístico grande sin ver que el Atlas Lingüístico de América Central es, desde la perspectiva del tamaño del territorio estudiado, menor que varios atlas nacionales.
La clasificación relativa a los participantes de los grupos de trabajo de los proyectos geolingüísticos presenta divergencias en cuanto a la composición de los grupos y el nivel de preparación de sus integrantes. Hubo grupos formados exclusivamente por investigadores nacionales (ALARA, ALM, ALECh), otros donde participaron también investigadores extranjeros (ALEC, ADDU y otros); en unos casos lo hicieron como parte de los grupos de trabajo internacionales (ALECORI, ALAC, ALH), en otros, de manera independiente (ALN, ALPR). Además, en algunos proyectos fueron invitados a participar los estudiantes (ALECORI, ALN, ADDU, ALEcu) y los no especialistas (ALARA), como parte de los grupos de trabajo.
Por su concepción, prácticamente todos los atlas lingüísticos fueron ideados como proyectos descriptivos, a excepción del Atlas Lingüístico y Antropológico de la República de Argentina, el cual fue anunciado como proyecto descriptivo-prescriptivo. Además, tres atlas se dieron a la tarea de describir no sólo el español de su territorio, sino recopilar la información etnográfica (ALEC, ALECORI, ALECh) y uno, la antropológica (ALARA). Diez de los doce atlas examinados realizaron estudios en tres niveles lingüísticos: fonético, morfosintáctico y léxico.
En lo que se refiere a los cuestionarios debemos notar la gran divergencia en cuanto a la cantidad de preguntas, que van desde 3071 (Ecuador) hasta 445 (Puerto Rico), lo que nos lleva a tener dudas sólidas respecto de la calidad de preparación de los materiales para levantar las encuestas.
Las metodologías para llevar a cabo las encuestas y registrar la información obtenida son diversas, debido a que son el resultado de varios factores: concepciones distintas, presencia o ausencia del financiamiento, condiciones técnicas, climáticas y políticas, así como del nivel de preparación profesional de los participantes en grupos de trabajo.
Con relación a la calidad del método principal para recaudar la información, podemos mencionar la encuesta individual oral directa con el uso del cuestionario; le sigue, por frecuencia de uso, la conversación individual oral (libre o medio dirigida), registrada en grabadora o transcrita. También se usó el método de la pregunta dirigida, que es pertinente para obtener las respuestas que contienen las palabras o sonidos de poca frecuencia fonológica en una conversación espontánea, lo que permite reducir considerablemente el tiempo en una encuesta.
En especial, es destacable la metodología de encuestas utilizada durante el trabajo en el atlas ALARA. No se menciona en ningún otro proyecto, ya que incluye la encuesta escrita individual con el uso de otros materiales (que no son el cuestionario), la encuesta grupal, la conversación grupal, así como la subdivisión del cuestionario (en el momento de recaudar la información) con base en el criterio de género, lo que fue el producto de la especificidad de condiciones y desarrollo del proyecto.
Una de las cuestiones más discutidas en la geografía lingüística siempre fue el problema de determinar la cantidad de localidades donde se debería levantar la encuesta, con el fin de que los resultados fueran representativos y confiables. Hasta hoy, los científicos no logran llegar a un acuerdo respecto de este punto y, a diferencia de otros métodos o disciplinas de lingüística, se conservan las divergencias en las opiniones sobre los criterios. Como señala Guillermo Araya (1968), ningún atlas puede abarcar completamente el territorio en estudio, por lo que es necesario seleccionar ciertas localidades en el territorio de todo el país que podrían ser representativas. El dialectólogo catalán J. Veni i Clar3 afirma que hay que hacer las encuestas en la mayor cantidad posible de localidades. No obstante, lo contradice Claudio Wagner, quien señaló que para el Atlas Lingüístico de Chile por Regiones (ALECh) no era necesario realizar múltiples encuestas, puesto que:
La situación del español en Chile, por lo que se ha dicho, no parece justificar una red de puntos tan densa como las usuales en los Atlas europeos. Las comunicaciones, por otra parte, cada vez más fáciles, han ido neutralizando las diferencias, respaldadas por la acción unificadora de la variedad formal, que en Chile tiene carácter pannacional (Wagner, 1998: 121).
Dado que en los proyectos lingüísticos estudiados tanto la concepción como las condiciones de su realización han sido distintas, no fue posible establecer algún criterio homogéneo que se usara para definir la cantidad de localidades necesarias para llevar a cabo las encuestas en cada atlas. Por eso, para efectuar el análisis comparativo y contrastivo, se decidió comparar la cantidad de localidades con la superficie total del territorio del país, con el fin de determinar la densidad de la red de encuestas (de existir esta información). Así, por ejemplo, en Argentina, con una superficie de 2 780 400 km2, se planeó estudiar 1000 localidades, es decir, una localidad por cada 2780 km2 aproximadamente. En la Tabla 2 presentamos los datos respecto de la densidad de la red de localidades por cada atlas en estudio.

Con base en el análisis cuantitativo de datos de la Tabla 2, podemos concluir, por ejemplo, que la red más densa de localidades que se estudió fue elaborada para Puerto Rico, y la menos densa fue la del Atlas Lingüístico de México.
Con relación a los informantes, hace falta subrayar que los datos sitematizados respecto de su composición cuantitativa y cualitativa no fueron publicados en la mayoría de los casos, por lo cual su análisis tiene carácter parcial (Tabla 3). No obstante, se logró calcular un porcentaje aproximado de la cantidad de informantes respecto de la población de cada país, tomando en cuenta el año de inicio de los proyectos.

A partir de los resultados del análisis comparativo de los datos presentados en la Tabla 3 se puede llegar a la conclusión de que la mayor cantidad de informantes en relación con la población del país para el año de inicio del proyecto fue la del ALEC, y la menor la del ALH. Con esto, como lo demuestran los cálculos, el porcentaje de los informantes oscila entre 0.001 % hasta 0.005 % de la población del país.
Así como el problema de la selección de localidades, el informante ideal sigue discutiéndose seriamente en círculos científicos. En el momento actual no hay una opinión única respecto de este punto, a excepción de reconocer que no existe un informante ideal. Todavía Paul Scheuermeier, quien trabajó en el proyecto del Atlas Italo-Suizo de Karl Jaberg y Jakob Jud (1928), notó que “there is no infallible rule for the choice of a good informant” (Petyt, 1980: 48-49). Juan Miguel Lope Blanch mantiene la misma postura, que decía que cualquier lengua y dialecto son obligatoriamente polimorfos y que no existe algún portador de lengua que pudiera él solo representar este polimorfismo (1991: 163).
Al describir la composición cualitativa de informantes de los atlas en estudio se debe considerar que en tres de ellos se prestó atención exclusivamente a los habitantes de zonas rurales (ALEC, ALECORI, ALPR), en uno exclusivamente a los habitantes citadinos (ALN), y en seis se recolectaban los datos tanto de habitantes rurales como de citadinos (ALARA, ALM, ALPES, ADDU, ALECh, ALEcu). No fue posible encontrar los datos sobre los informantes de los atlas interregionales (ALAC, ALH).
Cabe precisar que en todos los atlas examinados, además del parámetro diatópico, se tomaron en consideración los parámetros diageneracional, diagenérico y diastrático. De esta manera, se puede afirmar categóricamente que en seis proyectos fueron seleccionados los informantes que pertenecían a dos generaciones, con esto, la elección de generaciones4 y sus límites etarios no se parecen. Por ejemplo, en el Atlas Lingüístico de Ecuador se encuestaron a los representantes de las generaciones I y II. Los informantes de los atlas de Colombia, El Salvador y Uruguay eran de las generaciones I y III. Y de los atlas de Nicaragua y América Central de las generaciones II y III. En cuatro proyectos (ALARA segunda etapa, ALEC, ALPR y ALECh) se decidió considerar a los informantes solamente de una generación, que fue la II.
La investigación con los informantes de tres generaciones se hizo únicamente en dos proyectos, el de Argentina (primera etapa) y el de México. Pero solamente en México las encuestas fueron realizadas completamente, puesto que en Argentina, a causa de modificaciones en las condiciones de trabajo sobre el proyecto, el equipo de investigación tuvo que modificar el proyecto inicial y encuestar solamente a los representantes de la generación II.
En todos los atlas (excepto el de Puerto Rico donde siguiendo la metodología europea fueron encuestados exclusivamente informantes del sexo masculino) se encuestaron a individuos de ambos géneros. Respecto al nivel sociocultural de los informantes, cabe decir que la mayoría de ellos eran analfabetos o semianalfabetos.
El trabajo con otras categorías de nivel sociocultural se realizó sólo en los proyectos de los atlas nacionales de México, Nicaragua, Uruguay y Ecuador. También hay algunos datos sobre las encuestas de tales informantes en los proyectos interregionales del ALAC y del ALH.
Es de sumo interés el análisis contrastivo de la problemática detectada por los participantes de los grupos de trabajo en los atlas lingüísticos (Tabla 4).

La confrontación de los parámetros cualitativos y cuantitativos presentados ayuda a formular conclusiones sobre la veracidad de la información recopilada en los atlas que se estudian. Con esto, es necesario tener en mente que el trabajo sobre los proyectos descritos se llevaba a cabo en distintos años de los siglos XX y XXI y se realizaba conforme a las teorías y prácticas de compilar los atlas geolingüísticos existentes en aquellos momentos. Por ello, la problemática que enfrentaron y mencionaron los participantes de los grupos de trabajo es heterogénea. Sin embargo, es significativo que en primer lugar se menciona la elaboración del cuestionario, es decir, la realización teórico-aplicada de la concepción del proyecto, y después le siguen distintas dificultades objetivas, como: la selección de informantes, el financiamiento y la composición del grupo de trabajo.
Como se mencionó, con el objetivo de realizar la descripción multiaspectual de cada atlas lingüístico en estudio y la finalidad de llevar a cabo el análisis comparativo posterior entre éstos, fue elaborado un instrumento descriptivo-analítico, la Tarjeta Analítica del Atlas Lingüístico, donde se registraron las características principales de cada uno de los proyectos geolingüísticos en cuestión (véase Anexo). El formato propuesto permite determinar el tipo de atlas en estudio, presentar claramente y en resumen todos los datos existentes y confrontarlos, en forma parcial o completa, con los datos de cualquier otro atlas lingüístico, y utilizarlos tanto para fines de investigación científica como pedagógicos.
Conclusiones
Los datos analizados permitieron determinar que la dinámica del desarrollo de la geolingüística en Hispanoamérica se caracteriza por la asincronía. La elaboración y la compilación de los atlas lingüísticos de la lengua española en América Latina inició en los años veinte del siglo XX, es decir, antes que en muchos países del mundo. A mediados del siglo XX hubo ausencia de proyectos geolingüísticos como consecuencia de la complicada situación política y económica de la región. Los proyectos geolingüísticos de la segunda mitad del siglo XX quedaron, en su mayoría, inconclusos (por razones políticas, económicas o sociales) o su realización se prolongó, lo que se reflejó en la calidad de la información recabada. Un ejemplo claro de esto es el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Colombia. Más tarde, a finales del siglo XX e inicio del siglo XXI, el interés hacia los estudios de la lengua española desde la óptica de geografía lingüística se reactivó considerablemente, lo que puede ser explicado por el desarrollo de las tecnologías de cómputo aplicadas a la recolección, tratamiento y presentación de la información.
La investigación realizada mostró que los atlas lingüísticos del español por países y regiones —aunque son los instrumentos para el estudio diacrónico y sincrónico de las particularidades de la lengua española— se caracterizan por una heterogeneidad extrema con relación a las concepciones y finalidades de cada proyecto; los niveles lingüísticos en estudio; la dimensión y la densidad de la red de localidades donde se levantaron las encuestas; la composición y nivel de preparación de los grupos de trabajo; la composición cuantitativa, social, generacional y de género de los informantes; así como por los parámetros aspectuales de metodologías (diatópico, diastrático, diafásico, etcétera). La inexistencia de la tipología para clasificar los atlas linguísticos dificultaba mucho su análisis comparativo.
La tipología elaborada para clasificar los atlas lingüísticos con base en la consideración de enfoques conceptuales y metodológicos hacia la geografía lingüística detectados durante el análisis de los atlas lingüísticos de Hispanoamérica, así como el uso de enfoques nuevos (cronológico, territorial, dialinguocontacto y la explicitación de la concepción y metodología del proyecto, entre otros) permiten evaluar de manera crítica la veracidad científica de estos instrumentos lingüísticos y realizar tanto un estudio multiaspectual como el análisis comparativo de proyectos geolinguísticos de cualquier nivel, propósito o país.
A partir de esta indagación se recomienda incluir los datos del análisis tipológico sistemático del desarrollo de la geolingüistica en Hispanoamérica (1927-2010) en distintas asignaturas de Español, con el objetivo de completar el temario, así como alentar futuros proyectos de investigación del español de México con consideración de los logros y las fallas de los proyectos geolingüísticos anteriores.
Anexos5












Referencias
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Notas
Notas de autor