Reseñas bibliográficas

Historias rebeldes de mujeres burguesas (1790-1948)

María Dolores Almazán Ramos

Historias rebeldes de mujeres burguesas (1790-1948)

Temas Antropológicos. Revista Científica de Investigaciones Regionales, vol. 33, núm. 1, pp. 121-126, 2011

Universidad Autónoma de Yucatán

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Huguet Santos Montserrat. Historias rebeldes de mujeres burguesas. 2010. Madrid. Biblioteca Nueva. 248pp.. 978-84-9742-964-1

Focalizando el ámbito de estudio a la cultura denominada occidental, y conjuntando los campos académicos histórico y literario, la investigadora Montserrat Huguet Santos aborda la reflexión en torno a las representaciones, construidas y reproducidas, con respecto a dos ejes: historias rebeldes, y mujeres burguesas, que pudiera ser uno solo: la rebeldía de la mujer burguesa; aparente paradoja que la autora deconstruye con acertada mirada analítica, para ofrecerle al lector una visión interpretativa amena a la vez que apasionante.

Conjuntado la teoría de la historia y los estudios culturales y de género, la autora nos lleva por un recorrido temporal que abarca los finales del siglo xviii y la medianía del siglo xx. Períodos cronológicos vinculados al surgimiento del derecho ciudadano de las mujeres, y a la declaración de los derechos humanos, respectivamente. Temporalidad que apunta simbólicamente hacia la trayectoria del sujeto femenino.

La obra aquí reseñada, está dividida en dos bloques; el primero de los cuales se ocupa del proceso de inserción de la mujer en las etapas del progreso y cambio de la historia contemporánea, profundizando en temáticas de historia, de la cotidianidad, del ocio, de la asistencia social, y de la memoria/desmemoria. El segundo bloque, partiendo de lo privado, la beneficencia, el castigo, la huida, la carnavalización, y el evolucionismo, teje una argumentación sobre las discretas y el denominado nuevo sujeto femenino.

Mujer burguesa es un concepto unido al ámbito semántico del ocio, en su acepción de disfrute del tiempo libre, e igualmente vinculado a la denominación decimonónica discreta, con la que se pretendía describir y normar –al mismo tiempo– al sujeto femenino de la época, inspirado en determinados cánones heredados de la cultura occidental, como los elaborados en Utopía (1516) por Tomás Moro:

(...) esta mujer jamás discute (...) apenas habla (...) sonríe (...) o bien adopta un aire ausente (...) es resignada y se mantiene a sí misma incorrupta, en la eterna juventud de los veinte años que es la edad que el esposo prefiere (...) Apenas come o consume energía alguna (Huguet, 2010: 117-118).

Así pues, mujer burguesa, mujer discreta, mujer ociosa, parecen apuntar hacia la pasividad, que la investigación aquí reseñada se encarga de activar:

(...) a pesar de que las sociedades burguesas planificaron su crecimiento (...) sobre la condición discreta de sus mujeres, es relevante el afán continuo de las discretas por abandonar la molicie doméstica a la que se las confinaba (...) A veces es suficiente con protestar la conducta impositiva del padre, otras, decidirse a comprar un negocio y hacerlo rentable (Huguet, 2010: 123-124).

Montserrat Huguet nos ofrece una amplia bibliografía, compuesta por 260 obras ensayísticas e históricas, y 101 textos literarios. La suma de sus fuentes comprende los períodos medievales, renacentistas, la conquista de América, la Revolución Francesa, la época victoriana, el exilio español; aúna temáticas históricas, educativas, políticas, artísticas, filosóficas, religiosas, médicas, lingüísticas, eróticas; vincula la vida privada, el espacio público, lo urbano, la industrialización, el viaje, lo aristocrático, la vestimenta, el cuerpo, el ocio, el deporte; entrelaza el mito, la misoginia, la imaginación, la identidad; relaciona la autobiografía, los diarios, las memorias, lo epistolar, la fotografía, el periodismo, la crónica, la novela, el cuento, el teatro; abarca la guerra, la resistencia, el anarquismo, el sufragio, la cárcel, la deportación, la prostitución.

El texto que nos ocupa, desarrolla una serie de temáticas, que van más allá de la mera división capitular. Al abordar el ámbito de las transformaciones socio-históricas y culturales, en torno a la sociedad burguesa, nos sitúa en la Europa renacentista que mira hacia los territorios americanos en busca de la consecución utópica de algunos de sus objetivos:

(...) en aquellos días (...) las opciones de las mujeres estaban aún atadas por el ajetreo cotidiano y las tendencias de la demografía. Las mujeres podían no casarse solo en determinadas condiciones: si los hombres morían en las guerras, si se hacían mayores antes de haber conseguido esposo o si, careciendo de recursos para una dote o de una belleza excepcional que compensara su falta quedaban al margen (...) del sistema (...) Podían (...) marcharse a las colonias (...) (Huguet, 2010: 78-79).

De igual modo el texto nos lleva a la sociedad burguesa del siglo xx “En los albores del siglo (...) las mujeres trabajaban ya dentro y fuera del hogar, gozaban de ciertos privilegios cívicos (...) peleaban (...) en las fábricas y en la calle (...)” (Huguet, 2010: 83-84).

La mujer burguesa estaba estrechamente vinculada al ejercicio del ocio, que comprendía desde la práctica de la fe y de la caridad, hasta el disfrute de actividades al aire libre como pasear, montar a caballo, el uso de la bicicleta, ir a los zoológicos urbanos, a los jardines botánicos, a los aviarios, a los parques. De igual modo el mundo del ocio abarcaba la ópera, el teatro, los cafés, las pistas de patinaje, los museos, las exhibiciones de moda, los clubes de recreo, las bibliotecas. La mujer burguesa tenía entre sus deberes, el disfrute de la música, la danza, el dibujo, la decoración, la escritura, la lectura, así como probar las novedades de la tecnología. Su mundo de ocio incluía un complejo ritual de comidas y visitas de orden familiar y social. Esta suma de eventos, tenía sus contrapartes:

(...)bancarrota repentina o (...) fallecimiento prematuro del cabeza de familia, podía arrastrar a las ociosas hasta el fondo del sistema social, convirtiéndolas de la noche a la mañana en mujeres desclasadas, sujetas a dependencias imprevistas (...) personas invisibles (...) (Huguet, 2010: 76).

Y aunque, como señala la autora “(...) la ociosidad encerraba (...) una trampa, la de su pérdida (...)” (Huguet, 2010: 77) este hecho podía también ser el desencadenante de otra serie de circunstancias:

Al verse excluidas de él muchas mujeres activaron sus capacidades desconocidas (...) un conjunto de dinámicas emprendedoras: ahorrar recursos y organizarlos, afrontar retos en solitario (...) abrir una escuela propia (...) Sus (...) producciones literarias y periodísticas tuvieron una salida (...) se podía concebir el género novelístico (...) como una actividad empresarial (...) (Huguet, 2010: 58, 77).

Asimismo la obra reseñada, apunta analíticamente hacia la lectura e interpretación social hechas sobre el sujeto femenino, veamos algunos ejemplos “La ociosidad podía también (...) crispar los nervios de algunas jóvenes (...) sensibles a las tribulaciones de sus pretendientes, o (...) aburridas (...)” (Huguet, 2010: 73). “(...) las hijas de las damas y caballeros ociosos (...) podían convertirse (...) en muchachas problemáticas (...) cuyo carácter intrépido y activo pensamiento sacaba de quicio (...)” (Huguet, 2010: 69). “(...) beatas y libertinas –acusadas ambas de padecer desórdenes nerviosos (...)– formaron (...) inadaptadas al sistema.” (Huguet, 2010: 40). Lectura e interpretación social sobre el sujeto femenino que, desafortunadamente, sigue vigente en algunos ámbitos. En la vida cotidiana, a la mujer burguesa se le presentaban diversas opciones:

Otras mujeres (...) se despojaban de los aditamentos de la fragilidad clásica y decidían usar el tiempo ocioso gozando de las supuestas ventajas de su sexo, fingiendo con habilidad en su papel de mujeres mantenidas, la condición de independencia que la mayoría de las mujeres casadas desconocían (Huguet, 2010: 79).

(...) el estigma de la soltería las volvía además objeto de burla. Algunas buscaban consuelo (...) en los varones que les salían al paso (...) Hacían posible el incremento de (...) nacimientos ilícitos (...) limitaban sus movimientos en público...muchas de estas solteras esforzadas y respetables se convirtieron en mujeres artistas o profesoras (...) (Huguet, 2010: 106).

Desde los inicios del siglo xix, las mujeres burguesas se reunían en asociaciones políticas y religiosas, desde las que realizaban proclamas y reivindicaciones varias, tanto en Europa como en América. Y al mismo tiempo que fomentaban muchas veces las carreras de sus esposos, creaban espacios de política informal, practicaban la solidaridad desde sus prácticas caritativas, participan –disfrazadas– en las gestas bélicas, fungían de espías y de enlaces, y como señala la autora “sus miradas y su memoria (...) –a medio camino entre lo privado y lo público– documentaron la diversidad de su tiempo.” (Huguet, 2010: 93). “Mirar el mundo sin intermediarios fue quizá la primera de las reivindicaciones, el deseo más primario, el éxito más aclamado (...)” (Huguet, 2010: 83-84).

Ya para principios del siglo XX, en la sociedad burguesa, “Al renunciar a las armas de mujer, algunas (...) adoptaban un blindaje (...) la masculinización...podía ser una vía, otra era la de erradicar el estigma de la androginia para adoptar la tendencia como una moda.” (Huguet, 2010: 226). Y en la medianía del siglo “(...) la adquisición de comportamientos y actitudes (...) tenía la finalidad de reclamar el derecho a ejercitarse en empresas que antes eran consideradas solo aptas para hombres.” (Huguet, 2010: 227).

La mujer burguesa, ejercitada en el ocio, y conformada en la discreción, al llevar a cabo el sacrificio de la ligereza, contribuía al nacimiento del nuevo sujeto femenino. Coincido con Montserrat Huguet al señalar que, “Cambio tecnológico y mujer (...) encuentran acomodo equiparable en la narración contemporánea y se nos muestran ambos en la categoría de (...) centrales.” (Huguet, 2010: 125).

En la así denominada sociedad contemporánea, que ni es tiempo ni espacio (...) sino una simple construcción histórica de dudosa permanencia, cada mujer libre configura su propio destino y transita en su particular lucha, ayudada si hay suerte por Estados más o menos sensibles a la abstracta causa de la igualdad (Huguet, 2010: 230).

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