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Procesos globales y locales; sus repercusiones en grupos étnicas del sureste de México
Temas Antropológicos. Revista Científica de Investigaciones Regionales, vol. 33, núm. 2, pp. 145-154, 2011
Universidad Autónoma de Yucatán

Reseñas bibliográficas

© Todos los Derechos Reservados Facultad de Ciencias Antropológicas, UADY 2018
López Santillán Ricardo. Etnia, lengua y territorio. El sureste ante la globalización. 2010. Mérida. Universidad Autónoma de México (unam). 199pp.. 78-607-02-0870-6

Recepción: 25 Mayo 2011

Aprobación: 29 Junio 2011

Procesos globales y locales; sus repercusiones en grupos étnicos del sureste de México

Era una helada tarde septembrina y nos encontrábamos en la plaza Union Square de la ciudad de San Francisco, California. Teníamos una cita con Ricky Can Uc, originario de Yaxhachén, Oxkutzcab. Este joven migrante yucateco pasó una considerable parte de la entrevista, hablando y discutiendo en lengua maya y castellano por su black berry con su hermano Wilfredo sobre cómo operar un nuevo juego digital en su recién adquirida laptop. “¿Llegó el mensaje carnal? te lo estoy diciendo, si no te lo estoy diciendo en inglés, en maya te lo estoy diciendo, son letras mayúsculas. ¡Ah! qué me está diciendo seño disculpe…”. Ricky trabajaba en un restaurante de franquicia para un patrón de origen canadiense muy cerca del Union Square, en su trabajo interactuaba con turistas de muchas partes del mundo. Contó que había aprendido a decir algunas frases en italiano.

Y en otra latitud, más cercana a nuestra querida península, siempre en el país del norte, nos encontrábamos en Immokalee, Florida, en esta ocasión tratábamos de afianzar nuestros lazos de antropólogas con Lázaro y Ambrosio. Ambos originarios del municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo, pertenecientes al grupo étnico de los otomíes. Mientras conversábamos con Ambrosio en castellano, Lázaro hablaba continuamente por su celular, en su lengua materna, el ñañú, con compañeros migrantes que se encontraban en Las Vegas, Nevada, en Tampa, Florida o en otros lugares del sureste de los Estados Unidos en donde había asentamientos de otomíes originarios del mismo municipio. Lázaro, era el representante oficial de este grupo en el pequeño poblado de Immokalee, estaba convocando por medio del celular a una próxima reunión de migrantes para llegar a un consenso sobre varios asuntos que tenían que ver con sus lugares de origen.

Episodios como los anteriormente narrados, que suceden entre grupos étnicos mexicanos, se repiten continuamente a lo largo y ancho del planeta con otros grupos étnicos, dan cuenta de los efectos socio-culturales de la revolución en la comunicación a nivel mundial, del nuevo consumo cultural y lo que significa hoy entre los indígenas poseer y utilizar los productos electrónicos para comunicarse en los niveles, local, nacional e internacional. Se observan las dos caras de la globalización: por un lado homogeniza a través del consumo y uso de productos electrónicos -aunque éste siempre lleve el sello cultural de la persona o grupo que consume- al mismo tiempo, refuerza las diferencias culturales que se manifiestan en este caso, a través de la lengua vernácula.

Aproximadamente hace tres décadas comenzaron a aparecer artículos y libros dedicados a la discusión del concepto de globalización, éste se convierte en moneda corriente de muchas disciplinas. Desde la perspectiva teórica de la economía, se reflexiona sobre el capitalismo global y de los sistemas mundiales del mundo moderno; desde perspectivas teóricas, que incluyen diversas disciplinas, se habla sobre la cultura global que, según Mike Featherstone (1997), se refiere a procesos culturales que atraviesan sociedades que pueden adquirir una variedad de formas, algunas han precedido las relaciones entre los Estados, en las que los mismos han quedado encarnados, también se refiere a procesos que sostienen los intercambios y flujos de bienes, personas, información, conocimiento e imágenes que dan lugar a procesos de comunicación que ganan autonomía al nivel global. El enfoque global indica que es necesario conceptualizar desde ángulos distintos y más complejos que rebasen lo local y que también es preciso tomar en cuenta las relaciones de poder que se establecen y/o existen entre los diversos niveles de grupos sociales que interactúan entre sí, dependiendo de la problemática específica de que se trate.

La obra incluye una breve presentación del coordinador, Ricardo López Santillán. En varios capítulos encontramos que los autores utilizaron, en algunos casos mejoraron, este enfoque para abordar los fenómenos sociales estudiados, ya que no sólo son descritos a nivel de lo que le sucede a la gente en su vida cotidiana a escala local, sino que también explican los cambios sociales y culturales que experimentan las localidades a partir de sus vinculaciones con la región, nación y el mundo a nivel global. Diversos trabajos incluyen un exhaustivo análisis de la incidencia, resistencia u oposición que grupos locales pueden tener sobre ideologías globales como la conservación del medio ambiente. Un ejemplo excelente de lo anterior lo podemos observar en el capítulo de Ángeles López Santillán quien se concentra en la actividad náutica del avistamiento del tiburón ballena en la Isla de Holbox, Quintana Roo.

Gustavo Marín Guardado analiza en el primer capítulo del libro, el capitalismo global en la industria del turismo a través de un estudio etnográfico que nos permite acceder a tres escenarios insertos en la Riviera Maya. Esta última es definida como zona turística “por criterios comerciales y programas de planificación oficial, donde la lógica de la expansión del mercado internacional, el papel de la instituciones del Estado y los grupos de poder nacional y regional conforman una relación estructural y funcional para construir el espacio turístico” (Marín Guardado en López Santillán, 2010: 19, 20). Las relaciones desiguales que se entablan entre los grupos de poder económico y político han dado lugar a que, por ejemplo, de los casi mil hoteles construidos en Tulúm ninguno de ellos pertenezca a una persona maya o de origen maya. Y, como luego vemos en los siguientes capítulos, el desarrollo mercantil y capitalista constituye el criterio central que rige cuando se trata de la construcción de zonas turísticas, en tanto que la preservación ecológica a pesar de su presencia en la retórica oficial, en la práctica queda en el olvido.

Ángeles López Santillán discute sobre las consecuencias de la globalización entre los habitantes de Isla Holbox, Quintana Roo, a través de su inserción en actividades turísticas de escala nacional e internacional. Después de proporcionar una breve historia del lugar y de los diferentes cambios socioeconómicos que ha tenido a lo largo de los años, la autora da cuenta de la sociedad que habita la isla caribeña. En Holbox, al igual que aconteció en gran parte del territorio de este estado, las actividades y el trabajo de los habitantes locales se han reorientado hacia la industria del turismo. López Santillán demuestra con un riguroso y exhaustivo estudio de caso, que aquellos grupos que hoy día trabajan asociados al turismo náutico y a las pesquerías, han logrado acceder a recursos económicos mediante discursos “novedosos”, que en su mayoría proceden de la retórica de organizaciones no gubernamentales, o del mismo gobierno, relacionados con la conservación del medio ambiente.

En el trabajo elaborado por Marín Guardado y en el de Manuel Jesús Pinkus Rendón, realizado entre migrantes choles y tzeltales que se establecieron en el municipio de Tenosique, Tabasco, queda muy claro que el desarrollo turístico y el desarrollo sustentable, no tienen como objetivo primario mejorar las condiciones de los habitantes locales, sino que están pensados más bien en función del capital global y de grupos de poder intermedios u organismos internacionales como el Banco Mundial. Organismos como el anterior dice el autor, siguen teniendo objetivos para incrementar la productividad, la multiplicación del dinero y del producto nacional. En este capítulo me hubiera gustado ver una etnografía más densa sobre los grupos estudiados, ya que el autor afirma en varias ocasiones que a pesar de los cambios socio-culturales, primero de territorio, luego de formas de vida, y en particular a la retórica de la sustentabilidad, los choles y tzeltales continúan en proceso de redefinición de sus identidades a través de los usos y costumbres. Aquí no se percibe del todo esa sincronía esperada entre la teoría y la realidad.

La única sección referida al estado de Chiapas, versa sobre las prácticas jurídicas y los niveles legales entre los tzeltales de Tenejapa. José Rubén Orantes García, hace un análisis detallado y completo sobre la transformación de las actividades jurídicas en el municipio de Tenejapa, ubicado en Los Altos de Chiapas. El autor se concentra en describir el funcionamiento en sus diferentes niveles del Juzgado de Paz y Conciliación Indígena (jpci). El autor parte de propuestas teóricas de estudiosos de la temática en la región como Jane Collier, pero va más allá, sus conclusiones se basan en un estudio de campo riguroso sobre la modernización de las viejas formas jurídicas que se ha dado en diversos municipios a partir de los años noventa. Una de sus conclusiones fundamentales es que en muchas ocasiones, las prácticas autónomas se ven limitadas y subordinadas al sistema jurídico nacional en la solución de conflictos.

El capítulo sobre los tablados del Camino Real de Campeche, de Aurelio Sánchez Suárez es un paseo histórico y contemporáneo en torno a la tauromaquia del pueblo yucateco. A través de un seguimiento etnográfico, el autor destaca las actividades de los palqueros, sujetos que juegan un papel central en la organización, producción y construcción de los ruedos para las corridas que integran las fiestas patronales en los poblados estudiados. El estudio demuestra que a pesar de los cuantiosos recursos que suponen los costos de la fiesta taurina aún existe una fuerte resistencia cultural a comercializarla de tal manera que la “arquitectura vernácula sigue jugando un papel primordial en la celebración y en el mantenimiento de la especificidad cultural” (Sánchez Suárez en López Santillán, 2010: 169).

Tres capítulos del libro son producto de estudios realizados en el estado de Yucatán. El de Ricardo López Santillán, se refiere a los cambios de consumo material entre mayas yucatecos de las clases medias en la ciudad de Mérida; el de Ismael May May, trata sobre la comunicación escrita en maya yucateco entre los jóvenes y cómo esto constituye una forma de recrear pero también de reforzar la lengua vernácula y en consecuencia la identidad maya a través de estos medios. Y finalmente un capítulo coautorado de Flor Canché Teh, Bárbara Pfeiler y Carlos Carrillo Carreón, nos explica la importancia de la familia extensa en la revitalización o perpetuación de la lengua maya.

El estudio de López Santillán nos muestra un fenómeno poco abordado sobre sujetos sociales indígenas en la ciudad; en este analiza las trayectorias de vida y los cambios en el consumo cultural entre profesionistas mayas yucatecos que se asumen como tales y que tienen perfiles históricos y socio-económicos similares. El autor elige para su estudio una muestra de 17 hombres y mujeres que pertenecen a una minoría excepcional (3%), quienes lograron superar la pobreza y la marginalidad determinada en esta sociedad por su adscripción indígena. No obstante los cambios socio-culturales por los que atraviesan en virtud de su posición económica, estos mayas yucatecos continúan teniendo un fuerte sentimiento de pertenencia con su comunidad de origen por un lado, y una identidad étnica cultural maya por el otro. Sociólogos y antropólogos de la vieja escuela de Chicago en los años treinta del siglo pasado, hicieron los primeros estudios sobre migración a la ciudad y con estos iniciaron la discusión del concepto de asimilación cultural. En las últimas décadas, lo que constituyó no sólo un concepto canónico sino también parte importante de una ideología política, ha sufrido muchos cambios. El nuevo concepto teórico de asimilación, que implica al mismo tiempo la conservación de las tradiciones culturales y la adopción y adaptación de patrones de consumo y de conducta de un grupo étnico o nacional de una sociedad amplia sería una alternativa sociológica para interpretar estos cambios.

La inclusión del trabajo de Ismael May May en el libro me parece un gran acierto, ya que logra vincular en forma concreta los efectos de la presente globalización con la permanencia de la escritura de una lengua vernácula dominada. El autor hace un análisis socio-lingüístico sobre textos electrónicos que se envían entre jóvenes mayas yucatecos a través del chat, del internet y de los celulares. Los ejemplos elegidos por el autor para demostrar su argumento dan cuenta en forma vehemente que los jóvenes mayas yucatecos, de la misma manera que lo hacen otros millones de jóvenes en el mundo, no sólo se apropian de esos medios electrónicos sino que además son capaces de controlar sus elementos o contenidos desde o con su cultura y reproducirlos. Este caso contradice muchas de las sospechas y prejuicios del mundo académico en donde se considera que estos medios constituyen una “amenaza para el lenguaje escrito”. Otro asunto de relevancia que se destaca en el trabajo se refiere a que esta práctica de la escritura de la lengua maya entre jóvenes podría servir para preservar y revitalizar el idioma y la identidad; todo esto sin requerir de la intervención de políticas públicas o de cualquier otro mecanismo encauzado desde del Estado.

El tercero y último capítulo centrado en el estado de Yucatán, es el texto colectivo de Canché Teh, Pfeiler y Carrillo Carreón. Llama la atención de que a pesar de que los censos dan cifras cada vez más decrecientes sobre los maya-hablantes en nuestro estado y de que incluso en algunos círculos se habla de la pérdida del idioma como un destino fatal, todavía existan comunidades yucatecas como Timucuy que aunque es parte de la antigua zona henequenera en donde se da con más intensidad el decrecimiento de la maya, hace diez años, la cifra del inegi indicaba que había 96.37% hablantes de maya. El argumento de los autores atribuye la preservación de la lengua vernácula a la existencia de la familia extensa, el patrón de asentamiento en el que se comparte el solar y la constante convivencia entre las distintas generaciones al interior de éste. El trabajo demuestra la persistencia del maya en Timucuy a partir del estudio de redes sociales realizado al interior de tres familias extensas. Los autores concluyen el trabajo con una pregunta sobre cuáles serían los mecanismos para asociar una lengua subordinada como el maya y vincularla al progreso social para que tuviera un estatus similar al español. Considero que en parte esta pregunta puede responderse con los resultados de los dos trabajos previamente comentados.

Miguel Ángel Pinkus Rendón se refiere en su capítulo a los recursos naturales globalizados o recursos hegemónicos. Después de describir el dramático panorama sobre la distribución de la biodiversidad a nivel mundial y el avance del deterioro ecológico en amplias zonas del planeta, el autor nos muestra el cuadro sobre los recursos naturales aún más dramático ahora al nivel de México, de la península de Yucatán y finalmente de nuestro estado, en donde se observan los mismos patrones que al nivel global, aunque con las especificidades propias del lugar. Es decir que las regiones ricas en recursos naturales son aquellas que al mismo tiempo presentan altos índices de marginalidad y de pobreza. El trabajo demuestra con creces que la hegemonía política y económica “se reproduce en las diversas escalas” desde las internacionales, nacionales, regionales y locales y que “esto pone en riesgo la viabilidad ambiental de nuestro planeta” (Pinkus Rendón en López Santillán, 2010: 275). Una conclusión poco optimista pero basada en premisas sólidas que es necesario tomar en serio.

El libro cierra con una sección dedicada a la diversidad cultural y la construcción de espacios públicos en cuestiones científico-técnicas. La autora, Sandra Lucía Ramírez Sánchez sigue la propuesta epistemológica de Paul Feyerabend para explicar una alternativa discursiva desde el ámbito de la diferencia, “a los retos que hoy día, y en países como México, nos presenta la retórica dominante” (Ramírez Sánchez en López Santillán, 2010: 277) en relación con la democratización del conocimiento. El de Ramírez Sánchez, es un documento relevante en estos tiempos en los que se ha visibilizado la condición de país multicultural; no obstante lo anterior, no se reconoce el mismo estatus al conocimiento que se produce en distintas regiones. El trabajo tiene como objetivo central, convencer sobre el argumento de que “las culturas son fuente de conocimiento” (Ramírez, Sánchez en López Santillán, 2010: 278). La autora concluye afirmando, que es necesario abrir espacios públicos desde la normatividad institucional, para crear relaciones simétricas que valoren en los mismos términos el conocimiento tradicional y el conocimiento técnico-científico dominante.

Por razones que no siempre son estrictamente científicas sino más bien académicas neo-liberales, se ha puesto de moda desde hace algunos años producir libros en el que colaboren varios autores que escriban en torno a una temática, aunque lo hagan desde diferentes espacios, tiempos o perspectivas teóricas. De estas iniciativas, a veces se obtienen buenos resultados y en otras ocasiones no encontramos lo que consideramos debía de contener el libro de acuerdo con lo que promete el título. Me parece que esto último sucede con Etnia, lengua y territorio… De los 10 capítulos incluidos en este libro, 6 tratan problemáticas o temas insertos en la península de Yucatán, de estos éstos sólo dos se localizan en el estado de Quintana Roo, uno en Campeche y tres corresponden al estado de Yucatán. Fuera de la península yucateca, se incluye sólo uno ubicado en Tenejapa, Chiapas, y otro en Tenosique, Tabasco. Los dos restantes se refieren a espacios más amplios y generales.

El contenido que acabo de señalar y el título referido al sureste (mexicano) me recuerda a algunos libros que aparecieron en la década de los ochenta que llevaban por título, por ejemplo, Religión en América Latina, y que en realidad sólo incluían trabajos sobre Brasil y algún otro país centroamericano; México y las restantes naciones latinoamericanas no aparecían ni siquiera mencionadas en la mayoría de aquellos libros. Con los mínimos desaciertos señalados, Etnia, lengua y territorio… hace aportaciones que son relevantes para entender los debates actuales en torno a la discusión sobre la globalización y el impacto que puede tener a nivel local en la cultura y territorio de grupos étnicos.

Bibliografía

Featherstone, Mike (1997), “Global Culture: an Introduction”, en Mike Featherstone (coordinador) Global Culture. Nationalism, Globalization and Modernity, London/Thousand Oaks/ New Delhi: Sage Publications, 1-14.

Notas de autor

* Doctora en antropología social por la University College London. Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Occidente y CIESAS Peninsular. Líneas de investigación: Antropología de la religión, migración internacional y religión en México y Estados Unidos. Publicaciones recientes: Los "otros Hermanos", (2005); Minorías religiosas protestantes en Jalisco (2010); "Espacios y sociabilidad entre migrantes protestantes en Jalisco, (2010); "Espacios y sociabilidad entre migrantes mexicanos indocumentados. Iglesia como lugar de encuentro", en Ciudad, espacio público y sociabilidad, (2010).


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