Resumen: La COVID-19 es una enfermedad infecciosa causada por el coronavirus SARS-CoV-2, desconocido hasta diciembre de 2019, cuando se reportó el brote de neumonías virales en Wuhan, China. Dado que diferentes grupos de edad son susceptibles a la infección, incluyendo los recién nacidos, el objetivo de este artículo es revisar la literatura científica disponible en la base de datos PubMed en idioma inglés hasta el 21 de abril de 2020, sobre los aspectos epidemiológicos y clínicos en recién nacidos con sospecha o confirmación de infección por SARS-CoV-2, así como las recomendaciones para su manejo. En general, los síntomas en los recién nacidos son más leves (incluso pueden ser asintomáticos) y, en comparación con los adultos, el pronóstico más favorable. Sin embargo, se requieren precauciones especiales para reducir el potencial de transmisión madre-hijo y reducir la posibilidad de complicaciones en los neonatos sintomáticos.
Palabras clave:Infecciones por coronavirusInfecciones por coronavirus,Recién nacidoRecién nacido,NeonatologíaNeonatología,DiagnósticoDiagnóstico,COVID-19COVID-19.
Abstract: COVID-19 is an infectious disease caused by the coronavirus called SARS-CoV-2, which was unknown until in December 2019, when the outbreak of viral pneumonia in Wuhan, China, was reported. Since different age groups are susceptible to this infection, including newborns, the objective of this article is to review scientific literature published in English language and available in PubMed database until April 21, 2020, related to epidemiological and clinical aspects in newborns with suspected or confirmed SARS-CoV-2 infection, as well as the recommendations for their management. In general, symptoms in newborns are milder (may even be asymptomatic) and compared to adults, their prognosis is more favorable. However special precautions are required to reduce the potential mother-to-child transmission, and to reduce the possibility of complications in symptomatic neonates.
Keywords: Coronavirus Infections, Infant, newborn, Neonatology, Diagnosis, COVID-19.
Artículo de revisión
COVID-19, implicaciones para el recién nacido. Revisión de la literatura
Recepción: 24 Abril 2020
Aprobación: 09 Junio 2020
En diciembre de 2019, diversas instituciones de salud en Wuhan, provincia de Hubei en China, reportaron grupos de pacientes con neumonía de etiología desconocida por lo que se inició una investigación clínica, epidemiológica y etiológica.1 Los síntomas de los primeros casos reportados fueron fiebre, tos seca, disnea y cefalea, e incluso datos clínicos y radiológicos de neumonía que, en ocasiones, progresó a falla respiratoria y muerte.1 Se sospechó que la causa de la enfermedad era un virus, debido a la elevación de la temperatura corporal, la disminución del conteo de linfocitos, los infiltrados pulmonares visibles en las radiografías de tórax y la no mejoría ante el tratamiento con antibióticos por tres días.2 El 7 de enero de 2020, las autoridades de salud en China confirmaron que el brote se asociaba con el nuevo coronavirus 2019-nCoV,3 mismo que fue renombrado como SARS-CoV-2, dada la similitud en el 79.6% de su secuencia genética con el coronavirus responsable del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV), mientras que al cuadro clínico se le denominó como enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).4 Los coronavirus son virus envueltos de ácido ribonucleico (RNA) de sentido positivo no segmentados, de la orden Nidovirales, familia Coronaviridae, subfamilia Orthocoronaviridae, que se dividen en 4 géneros (a-/b-/d-/g-CoV) y se encuentran ampliamente distribuidos en humanos, otros mamíferos (por ejemplo, camellos, vacas, gatos y murciélagos) y pájaros.5 En raras ocasiones los coronavirus animales pueden infectar al ser humano, transmitirse entre la gente y causar enfermedades respiratorias, intestinales, hepáticas y/o neurológicas.2,6 El SARS-CoV-2, al igual que el SARS-CoV y el MERS-CoV, son beta coronavirus y pueden producir infecciones severas de vías respiratorias con potencial fatal.7 Ambos, el SARS-CoV-1 y el SARS-CoV-2, interactúan con el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS) a través de la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ACE2), una enzima que a nivel fisiológico contrarresta o impide la activación de RAAS, pero que también funciona como uno de los receptores virales. La expresión de ACE2 ocurre predominantemente en células alveolares tipo II del pulmón, aunque también está presente en otros tejidos, incluyendo la cavidad oral y el tracto gastrointestinal.8 Ambos virus activan la respuesta inmunológica y desencadenan la secreción de citocinas inflamatorias y quimiocinas en las células endoteliales vasculares pulmonares, por lo que la cascada o tormenta de citocinas ha sido postulada como el mecanismo que causa falla orgánica.9
Se sabe que el SARS-CoV-2 se dispersa principalmente por medio de gotas producidas por las vías respiratorias de personas infectadas, que pueden ser inhaladas de manera directa o entrar en contacto con boca, nariz y ojos de otra persona; sin embargo, no se puede descartar la transmisión fecal-oral, ya que se ha detectado ácido ribonucleico (RNA) del virus en muestras fecales de pacientes.10 Van Doremalen et al.11 mostraron que el SARS-CoV-2 puede permanecer viable e infeccioso por horas en aerosol y por días en superficies, dependiendo del inóculo. El periodo de incubación reportado es de 1 a 14 días con un promedio de 5.1 días (intervalo de confianza al 95% [IC 95%]: 4.5-5.8) y el 97.5% de los casos que desarrollaron síntomas los presentaron a los 11.5 días (IC 95%: 8.2-15.6) de la infección.12 El número básico de reproducción (R0), es decir el número de casos esperado, directamente producido por una persona en una población susceptible a infección, es de 2.2 (IC 95%: 1.4-3.9).11
Como consecuencia de la transmisión humano a humano, el brote de la enfermedad creció, a pesar de los intentos por contenerla, hasta dispersarse por todo el mundo en un periodo muy corto, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la COVID-19 como pandemia el 11 de marzo de 2020.13 Hasta el 24 de abril de 2020, el virus había infectado a más de dos millones y medio de personas en el mundo y ocasionado 181 938 muertes,14 con las respectivas consecuencias médicas, sociales y económicas.
Dado que las mujeres embarazadas y los recién nacidos son población vulnerable, se han reportado diversas series de casos para evaluar si el embarazo constituye un factor de riesgo adicional para la infección, y se ha tratado de documentar si existe transmisión vertical o la posibilidad de transmisión del virus al neonato al momento del nacimiento y durante la lactancia. La literatura disponible hasta el momento sugiere que el riesgo de enfermedad, tratamiento y pronóstico es similar en mujeres embarazadas frente a las no embarazadas.15,16 Sin embargo, la presencia de infección por SARS-CoV-2 puede asociarse con una mayor tasa de complicaciones, tanto maternas como fetales y neonatales; por ejemplo: mayor ingreso materno a unidades de cuidados intensivos (particularmente ante la presencia de comorbilidad, como la obesidad),17 pérdida gestacional, sufrimiento fetal, parto pretérmino y dificultad respiratoria neonatal,18,19,20 aunque el impacto preciso del SARS-CoV-2 en el feto y el neonato sigue siendo incierto.21,22 Tomando en consideración la experiencia obtenida en infecciones durante el embarazo por SARS-CoV y MERS-CoV,5,15 se han propuesto diversas estrategias tanto para reducir la posibilidad de transmisión viral al neonato, como para efectuar el diagnóstico y manejo oportuno de un recién nacido cuya madre tenga sospecha o confirmación de infección por SARS-CoV-2. El objetivo de este artículo es revisar la literatura disponible sobre los aspectos epidemiológicos y clínicos en recién nacidos con sospecha o confirmación de COVID-19, así como las recomendaciones para su manejo.
Se realizó una revisión narrativa sobre las características epidemiológicas y clínicas de COVID-19 en el periodo neonatal. Se diseñó una estrategia de búsqueda bibliográfica en la base de datos PubMed hasta el 21 de abril de 2020. Se utilizaron las palabras clave COVID-19 o SARS-CoV-2 y newborn o neonate o neonatology, y se incluyeron todos los artículos publicados en idioma inglés (sin discriminar por tipo de diseño), en cuyos resúmenes se abordaran tópicos relacionados con aspectos epidemiológicos y clínicos de los neonatos ante la sospecha o confirmación de infección por SARS-CoV-2. Se localizaron 187 referencias y/o resúmenes que fueron evaluados por tres investigadores independientes. Se eliminaron 114 repetidos, 15 que no abordaban aspectos neonatales y 11 que se encontraban en otro idioma, por lo que se revisaron 47 artículos a texto completo.
Diferentes grupos de edad son susceptibles a la infección por SARS-CoV-2, siendo reportados hasta la fecha diversos casos de neonatos con COVID-19.23 Aunque existe un riesgo teórico de transmisión vertical dada la alta expresión de ACE2 en placenta,15,24 la evidencia disponible para confirmar la posible transmisión in utero es limitada, pues la gran mayoría de las muestras de líquido amniótico de mujeres que fueron positivas para infección por SARS-CoV-2, así como de cordón umbilical, exudado nasal, exudado faríngeo, jugo gástrico y exudado anal de sus neonatos, se han reportado como negativas para el virus.25,26,27,28,29,30 Sin embargo, sí se han detectado anticuerpos IgM, IgG (aunque estos pudieron haber cruzado la placenta, o bien ser falsos positivos) y citocinas elevadas en recién nacidos de madres con infección por SARS-CoV-2,31,32,33 e incluso algunos casos de neonatos positivos para el virus, sugiriendo la posibilidad de transmisión vertical frente a posnatal.22 Alzamora et al.,34 reportaron el caso de un neonato que se obtuvo mediante cesárea, y que ameritó intubación y soporte ventilatorio por 12 horas, aun cuando la radiografía de tórax fue normal. El neonato tenía el antecedente de madre con COVID-19 severa, sin embargo, aun cuando no se realizó pinzamiento de cordón tardío, se evitó el contacto piel a piel y se le aisló de inmediato para evitar la transmisión viral por contacto con la madre, no obstante, resultó positivo para RNA de SARS-CoV-2 en muestras de exudado nasofaríngeo tomadas 16 horas después del nacimiento, y anticuerpos IgG e IgM para SARS-CoV-2 negativos, por lo que no se puede descartar infección posnatal. Además, debe tomarse en consideración que la ruptura de la barrera placentaria en el abruptio placentae o durante la hemorragia materno-fetal puede incrementar el riesgo de transmisión del virus y/o anticuerpos IgM a la circulación fetal.22
Por otro lado, la infección por SARS-CoV-2 materna no ha sido asociada con mayor riesgo de prematurez per se, aunque la severidad del cuadro clínico (neumonía) o las complicaciones maternas pueden asociarse con mayor riesgo de parto pretérmino, restricción de crecimiento intrauterino, ruptura de membranas y óbito,30 lo que puede llevar al obstetra a tomar la decisión de interrumpir el embarazo de manera prematura.22 De acuerdo a la experiencia con SARS-CoV y MERS-CoV, los neonatos pretérmino pudieran tener un riesgo más elevado de adquisición posnatal de la infección dada la inmadurez de su sistema inmune.22
La infección por SARS-CoV-2 puede ir de una infección asintomática hasta dificultad respiratoria severa en neonatos y niños.23 Wang et al.,35 sugirieron que el cuadro clínico de COVID-19 en población infantil puede clasificarse de forma similar a la del adulto, de acuerdo con la presencia o no de síntomas; es decir, puede ser asintomático, leve/moderado y severo. En general, los síntomas reportados en los recién nacidos suelen ser más leves y el pronóstico más favorable al compararlos con los de los adultos.29,36
Las características clínicas de los neonatos, y en especial de los prematuros, no son específicas, por lo que deben monitorearse de manera continua el estado general (letargia y cianosis), los signos vitales (la temperatura corporal puede estar elevada, normal o baja; taquicardia), los síntomas respiratorios (aleteo nasal, dificultad respiratoria, quejido espiratorio, taquipnea, apnea, estertores y tos), los síntomas gastrointestinales (hiporexia, vómito, diarrea y distensión abdominal)29,35,37 y dérmicos (moteado cutáneo).38 Los recién nacidos pretérmino han mostrado datos de síndrome de dificultad respiratoria (SDR) y neumonía con signos de sepsis o coagulopatía, por lo que requieren ventilación mecánica no invasiva y antibióticos.22,39
Los estudios de laboratorio, al igual que los datos clínicos, pueden ser inespecíficos, con leucocitos aumentados, normales o disminuidos, linfocitos disminuidos, trombocitopenia leve, así como niveles elevados de proteína C reactiva, procalcitonina, creatin fosfocinasa fracción MB, fosfatasa alcalina, alanino aminotransferasa, aminotransferasa y deshidrogenasa láctica.20,30,35,37 También se ha demostrado coinfección con otros virus, como influenza A o B, sincitial respiratorio, citomegalovirus y con Mycoplasma pneumoniae.30
La radiografía o tomografía de tórax y el ultrasonido pulmonar pueden ser normales o mostrar signos de síndrome de dificultad respiratoria,20 aumento de la marca pulmonar,29 sombras nodulares debajo de la pleura, infiltrados irregulares,30 o incluso neumonía (consolidaciones) con opacidad en vidrio despulido,27,35 mientras que la radiografía abdominal puede mostrar datos de íleo intestinal.35
Zeng et al.,39 reportaron una serie de 33 neonatos que nacieron de madres con COVID-19. El síntoma más común fue la taquipnea y el pronóstico fue favorable. Al realizar pruebas moleculares en exudado de mucosa nasofaríngea y anal en los neonatos, tres de ellos fueron positivos para infección por SARS-CoV-2 y cursaron con letargia, fiebre, vómito y datos radiológicos de neumonía. Uno de los recién nacidos fue pretérmino (31.2 semanas de gestación [SDG]), requirió maniobras avanzadas de reanimación al nacimiento y presentó SDR, neumonía y sepsis (hemocultivo positivo para Enterobacter agglomerates), mismos que se resolvieron al día 14 de vida después de tratamiento con ventilación no invasiva, cafeína y antibióticos, por lo que los síntomas fueron atribuidos más a las complicaciones de la prematurez que a la infección por SARS-CoV-2.
Zhu et al.,40 reportaron diez neonatos, incluyendo dos gemelos, que nacieron de nueve madres con COVID-19. Cuatro neonatos fueron de término y cuatro fueron prematuros, dos fueron pequeños y uno grande para la edad gestacional. Seis de los neonatos presentaron taquipnea, aunque también se reportó fiebre, taquicardia, vómito, trombocitopenia y pruebas de función hepática anormales. La radiografía de tórax mostró SDR en siete, neumonía en cuatro y neumotórax en un caso. Uno de los pacientes con edad gestacional de 34.5 SDG fue ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) a los 30 minutos después de nacer por taquipnea y quejido espiratorio, a los ocho días de vida extrauterina desarrolló estado de choque refractario, falla orgánica múltiple y coagulación intravascular diseminada, por lo que fue tratado con transfusión de plaquetas, eritrocitos resuspendidos y plasma, sin embargo falleció al noveno día. En los diez neonatos se realizó prueba molecular para SARS-CoV-2 en exudado faríngeo, siendo reportada como negativa.
También se han realizado reportes de pacientes con dificultad respiratoria leve después de la primera semana del nacimiento,34 en quienes, habitualmente, la enfermedad se autolimita y se considera que la infección fue por adquisición posnatal (contacto con personas infectadas). Kamali et al.16 reportaron el caso de un neonato masculino de 15 días de vida, nacido por cesárea con peso al nacer de 3460 g, cuyos padres presentaron sintomatología sugestiva de COVID-19. El neonato fue ingresado por fiebre y dificultad respiratoria; durante su estancia hospitalaria presentó taquicardia, taquipnea, tiros intercostales y saturación de oxígeno de 93%, por lo que fue ingresado y aislado en la UCIN, en donde se le inició manejo con líquidos, oxígeno, antibióticos (amikacina, vancomicina) y oseltamivir. Las pruebas de laboratorio y rayos X de tórax resultaron normales, sin embargo, se detectó RNA de SARS-CoV-2 en muestras de vías respiratorias. Su recuperación fue gradual después del segundo día de manejo en UCIN y fue dado de alta al sexto día.
Han et al.41 reportaron el caso de un neonato femenino de 27 días de vida, nacida por parto vaginal sin complicaciones a las 38.6 SDG, con un peso al nacer de 3730 g, cuyos padres y abuelos fueron confirmados con COVID-19 veinte días después de su nacimiento. El neonato fue ingresado por presencia de fiebre, congestión nasal y saturación de oxígeno de 95%; durante su estancia hospitalaria presentó vómito y tos, los estudios de laboratorio y rayos X de tórax fueron normales, sin embargo, se detectó RNA de SARS-CoV-2 en muestras de nasofaringe, orofaringe, plasma, orina, heces y saliva. Dado que se evaluó la carga viral, se observó mayor cantidad en naso y orofaringe, con disminución gradual de la misma con el paso del tiempo, hasta ser indetectable a los 17 días; la carga viral en orina fue mucho menor pero permaneció por más de 10 días, mientras que la carga viral en muestras de heces permaneció alta hasta el día 18 después del inicio de los síntomas. Dichos datos sugieren que la COVID-19 puede ser sistémica en los neonatos y con afectación de múltiples órganos. En el caso de la madre, la carga viral en muestra de vías respiratorias y heces fue cerca de 100 veces menor que en el neonato a los 10 días del inicio de los síntomas, aunque desde el inicio, el plasma, la orina y la leche de la madre fueron negativos para SARS-CoV-2.
La sospecha diagnóstica en el neonato, independientemente de que presente síntomas o no, se basa en el antecedente de madre con COVID-19 entre 14 días antes del nacimiento y 28 días después del mismo, o contacto posnatal con alguna persona sospechosa o confirmada de infección por SARS-CoV-2 (miembros de la familia, cuidadores, personal médico o visitas),35,37,42 y está indicada la búsqueda de RNA de SARS-CoV-2 mediante transcripción reversa-reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR) o incluso el virus (secuenciación) en muestras de vías respiratorias altas (exudado nasofaríngeo y orofaríngeo), vías respiratorias bajas (esputo, aspirado endotraqueal y lavado bronquioalveoloar), sangre o heces para descartar el diagnóstico.23,35,37,43
Si la madre es positiva para infección por SARS-CoV-2, las pruebas moleculares en el neonato deben realizarse en muestras de nasofaringe, orofaringe y recto, dentro de las primeras 24 horas posteriores al nacimiento y repetirlas 24 horas después de la primera toma de las muestras, ya que la tasa de detección en exudado faríngeo es del 50%. Aun cuando la tasa de detección en lavado bronquioalveolar es mayor, se incrementa el riesgo de infección cruzada.23
La recolección de las muestras debe efectuarse, preferentemente, en una habitación aislada con presión negativa y con el adecuado equipo de protección personal (EEP) (Cuadro I).
De acuerdo con los antecedentes, el cuadro clínico, el resultado de pruebas moleculares, la microscopía electrónica y las pruebas serológicas, Shah et al.46 propusieron un sistema de clasificación de caso de infección por SARS-CoV-2 en el neonato, de acuerdo con las siguientes definiciones: confirmado (evidencia fuerte de infección con microbiología confirmatoria), probable (fuerte evidencia de infección pero sin microbiología confirmatoria), posible (evidencia sugestiva de infección, pero incompleta), improbable (poco sustento para el diagnóstico pero la infección no puede ser totalmente descartada) y no infectado (sin evidencia de infección) (Cuadro II).
Cuando se tiene sospecha de que la madre cursa con infección por SARS-CoV-2, se deben tomar muestras de exudado nasal y faríngeo de la madre para la detección de RNA viral. Toda paciente embarazada con sospecha o confirmación de COVID-19 debe usar cubrebocas quirúrgico durante su estancia hospitalaria y durante el traslado a la sala de labor o quirófano, siempre evitando las rutas con mayor circulación de personas. Todo el personal de salud involucrado en el traslado y manejo de la paciente debe utilizar EPP.22,47
Respecto al momento de la interrupción del embarazo, la infección por SARS-CoV-2 por sí misma no es una indicación; para decidirlo deben tomarse en consideración el estado clínico de la madre, la edad gestacional y el bienestar fetal.37,48 No existe suficiente evidencia de los efectos que pueden tener los inductores de maduración pulmonar en la respuesta inmunológica de una madre con infección por SARS-CoV-2, sin embargo deben evaluarse las condiciones de salud de cada paciente.23
Dado que el parto vaginal y la cesárea son procedimientos en los que hay exposición a fluidos corporales, la sala de partos o quirúrgica debe ser desinfectada y esterilizada al final de cada cirugía. Solo debe estar presente el personal de salud necesario y se debe utilizar equipo y material desechable que estará en contacto directo con la paciente. El neonatólogo debe ser notificado al menos 30 minutos antes de cualquier parto o cesárea planeada para que lleve a cabo la preparación adecuada.48 Se sugiere el uso de máscaras N95 en caso de procedimientos generadores de aerosoles.22,47,48
No hay evidencia de que alguna vía de interrupción del embarazo tenga mayor beneficio o riesgo del habitualmente reportado para cada procedimiento, por lo que la elección de la vía debe basarse en las indicaciones obstétricas;48,49 sin embargo, debe tomarse en cuenta que la realización de cesárea requiere mayor personal de salud en la sala y que, en caso de requerir anestesia general, es necesario efectuar intubación endotraqueal, un procedimiento generador de aerosoles que incrementa el riesgo de dispersión viral en comparación con la anestesia espinal.22,47,48
Respecto al pinzamiento de cordón umbilical, se ha sugerido que el pinzamiento del cordón umbilical se realice de inmediato para reducir la posibilidad de transmisión transplacentaria del virus.35,47 Por otro lado, dados los beneficios del pinzamiento tardío del cordón, se ha sugerido que este procedimiento pueda realizarse en recién nacidos vigorosos, siempre y cuando la madre no presente fiebre, tos y otros síntomas respiratorios.
Existe controversia respecto a ciertos procedimientos al nacer, por ejemplo, la OMS50 sugiere el contacto piel a piel después del nacimiento para establecer la lactancia y el apego inmediato; sin embargo, las guías de China y España prefieren minimizar dicho contacto, recomendando el aislamiento inmediato del neonato para ser colocado en una habitación con presión negativa o con filtros de alta eficiencia de partículas de aire y evitar visitas hasta que se obtenga el resultado de la prueba para detectar RNA de SARS-CoV-2. En caso de tener resultado negativo, se puede suspender el aislamiento para que el neonato sea atendido de manera rutinaria.22,23,35,47,51
Si el recién nacido requiere reanimación, esta debe efectuarse a una distancia mayor a 2 metros de la madre, debe existir una barrera física y el neonato debe ser trasladado y mantenido en aislamiento en una habitación con presión negativa. En el caso de recién nacidos pretérmino o de término con otras patologías, en ocasiones será necesario su ingreso a la UCIN. Ante la presencia de dificultad respiratoria debe realizarse una radiografía de tórax, aun cuando no se ha descrito un patrón específico pulmonar de la infección por SARS-CoV-2 en recién nacidos. Dado que no hay fármacos específicos, el manejo debe ser sintomático y de soporte, incluyendo el suministro de oxígeno, mantener adecuado equilibrio hidroelectrolítico y ácido-base, evitando agravar el edema pulmonar y la hipoxemia.23,43 Se ha sugerido que el uso de gamma globulina puede ser efectivo en casos de enfermedad severa; por ejemplo, Zhu et al.,40 reportaron el caso de un recién nacido pretérmino de 34.6 SDG, que fue ingresado a la UCIN 25 minutos después de nacer por taquipnea y quejido espiratorio, siendo tratado con terapia de oxígeno no invasiva por dos días, infusión intravenosa de gamma globulina (2 g/kg), transfusión de plaquetas y plasma, hidrocortisona (5 mg/kg/día por 6 días) y dosis bajas de heparina sódica (2 UI/kg/h por 6 días), combinada con heparina de bajo peso molecular (2 UI/kg/h por 6 días). El paciente se recuperó a los 15 días de vida y fue dado de alta en condiciones clínicas estables.
Para los recién nacidos con SDR, pueden ser útiles: la administración de surfactante pulmonar, el óxido nítrico inhalado, la ventilación oscilatoria de alta frecuencia e incluso el uso de membrana extracórporea pulmonar de rescate.23,35 El manejo de la vía aérea neonatal debe efectuarse de acuerdo con las recomendaciones habituales; sin embargo, en caso de requerir intubación, el neonatólogo más experimentado es quien debe realizar el procedimiento y, en caso de reanimación con presión positiva continua en vías respiratorias (CPAP)/ventilación con presión positiva (PPV), se sugiere el uso de mascarilla laríngea en lugar de mascarilla facial, ya que así se reduce la generación de aerosoles. Durante la succión de la vía aérea y la administración de surfactante, también existe la posibilidad de generar aerosoles por lo que el neonatólogo y el personal de salud que realice dichos procedimientos, siempre deben utilizar el EPP adecuado. Los filtros de oxígeno, tubos del ventilador, mascarillas faciales y otros aditamentos necesarios para el manejo de la vía aérea deben ser cuidadosamente esterilizados.22
En la figura 1 se muestra un flujograma que resume los diferentes procesos para el manejo de los recién nacidos con sospecha o infección confirmada por SARS-CoV-2.
En casos asintomáticos, el alta debe efectuarse hasta que las muestras de vías respiratorias altas o heces, recolectadas con al menos 24 horas de diferencia, sean negativas para SARS-CoV-2 en dos ocasiones consecutivas.35
En casos con síntomas leves/moderados, la temperatura corporal debe ser normal por más de tres días, los síntomas deben mejorar y el alta debe otorgarse hasta que las muestras de vías respiratorias altas o heces, recolectadas con al menos 24 horas de diferencia, sean negativas para SARS-CoV-2 en dos ocasiones consecutivas.35
En casos con síntomas severos, además de lo anterior, las imágenes pulmonares no deben presentar alteraciones y las muestras de vías respiratorias bajas (esputo) recolectadas con al menos 24 horas de diferencia deben ser negativas para SARS-CoV-2 en dos ocasiones consecutivas antes de otorgar el alta.35
Deben evaluarse los riesgos y los beneficios de la lactancia materna inmediata en cada caso particular,52,53,54aunque hasta la fecha no se ha demostrado la presencia de SARS-CoV-2 en leche materna, sí se ha demostrado la presencia de anticuerpos IgM.22 Se ha sugerido que la leche de la madre o de donadora en quien se confirme infección por SARS-CoV-2 debe ser analizada en busca de RNA del virus y solo en caso de negatividad puede ser utilizada para alimentar al neonato.35
Aun cuando se tome la decisión de amamantar de inmediato al recién nacido, o no, en ambos casos debe mantenerse la producción de leche materna para iniciar la lactancia materna lo más pronto posible, dados sus grandes beneficios.52,54,55,56
En vista del posible riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 al neonato por contacto con secreciones respiratorias infecciosas de la madre,57 en caso de decidir que la madre amamante al recién nacido inicialmente, se recomienda tomar las precauciones de higiene necesarias para evitar la transmisión del virus por gotas o contacto.54,58,59
Chandrasekharan et al.22 proponen tres opciones dependiendo de la decisión del médico tratante y de los padres, disponibilidad de recursos y cantidad de pacientes en la unidad hospitalaria:
1) Evitar contacto del recién nacido con la madre, administrándole fórmula láctea o leche de donadora, mientras la madre extrae la leche hasta que sea asintomática y tenga dos pruebas tomadas con 24 horas de diferencia negativas para SARS-CoV-2.
2) Medidas de higiene de manos y glándulas mamarias con jabón y agua, para posterior extracción de leche, de manera preferente con una bomba extractora, mientras la madre usa cubrebocas quirúrgico de triple capa.43 La leche es administrada al neonato en una habitación diferente por un familiar o personal de salud no infectado con SARS-CoV-2.
3) Medidas de higiene de manos y glándulas mamarias con jabón y agua, para después amamantar al neonato, mientras la madre usa cubrebocas quirúrgico de triple capa.43 Esta opción es la sugerida por la OMS, con las debidas precauciones y tomando en consideración los riesgos potenciales.
La American Heart Association (AHA) en colaboración con American Academy of Pediatrics, American Association for Respiratory Care, American College of Emergency Physicians, The Society of Critical Care Anesthesiologists y la American Society of Anesthesiologists, así como con el apoyo de la American Association of Critical Care Nurses y National EMS Physicians, elaboraron una guía para ayudar al personal de salud en el manejo de pacientes con sospecha o confirmación de COVID-19 que requieren reanimación cardipulmonar,60 la cual incluye las siguientes sugerencias:
Reducir la exposición innecesaria al SARS-CoV-2 mediante el uso de PPE antes de entrar en contacto con pacientes sospechosos o confirmados de COVID-19.
Limitar el número de personas a la cantidad necesaria para el cuidado y atención del paciente.
Monitorear de manera estrecha a los pacientes para minimizar la necesidad de intubaciones de emergencia.
Si el paciente presenta alto riesgo de falla pulmonar o cardiaca, debe ser trasladado a una sala con presión negativa para minimizar el riesgo de exposición al virus por parte del personal de salud durante la reanimación.
Priorizar las estrategias de ventilación y oxigenación con baja producción de aerosoles.
Considerar los factores propios de cada caso (comorbilidad y severidad de la enfermedad) para evaluar el riesgo/beneficio de iniciar la reanimación.60
Cabe mencionar que los cuidados neonatales de rutina y los pasos iniciales de reanimación neonatal no suelen generar aerosoles, tal es el caso del secado, estimulación táctil, evaluación de la frecuencia cardiaca, colocación de oxímetro de pulso y derivaciones de electrocardiograma. Sin embargo, deben tomarse en cuenta las siguientes recomendaciones:
La COVID-19 se ha convertido en una emergencia de salud pública global desde diciembre de 2019 dado el aumento exponencial en el número de casos confirmados, aunque la proporción de recién infectados parece ser relativamente menor. Los síntomas en los recién nacidos, en comparación con los adultos, han sido más leves (incluso, se han reportado pacientes asintomáticos) y el pronóstico más favorable. La evidencia actual no es suficiente para demostrar la transmisión vertical, aunque hay reportes que la sugieren, por lo que debe mantenerse vigilancia estrecha de las mujeres embarazadas con sospecha o confirmación de infección por COVID-19, así como de los neonatos para descartar o confirmar con mayor certeza dicha vía de transmisión. Sin embargo, sí se ha documentado la susceptibilidad del recién nacido a infectarse durante el parto o después de este, por lo que se requieren precauciones especiales para su cuidado, sobre todo ante la sospecha o confirmación de COVID-19 materna, en familiares, visitas o, incluso, personal de salud. Dados los síntomas inespecíficos y la presentación atípica inicial reportada en los recién nacidos, la detección oportuna de infección por SARS-CoV-2 permitirá establecer las estrategias para su manejo, reduciendo la posibilidad de progresión a gravedad o el desarrollo de complicaciones, e incluso, considerar el papel que recién nacidos infectados pueden desempeñar en la transmisión comunitaria de SARS-CoV-2.
Las recomendaciones para el manejo de COVID-19 en la etapa perinatal continúan evolucionando, por lo que los enfoques y recomendaciones se basan en la evidencia disponible al día; estos presentan flexibilidad y permiten a los proveedores de atención médica perinatal determinar las mejores opciones en función de la evaluación individual del estado de salud de cada caso, de los riesgos y beneficios, del personal y espacio disponible, y de la disponibilidad de recursos.
Los autores han completado y enviado la forma traducida al español de la declaración de conflicto potencial de intereses del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, y no fue reportado alguno que tuviera relación con este artículo.
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
PubMed: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34695330/
Cómo citar el artículo: Sánchez-Cruz A, López-Muñoz E, Mateos-Sánchez L. COVID-19, implicaciones para el recién nacido. Revisión de la literatura. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 2020;58 Supl 2:S175-186.