ARTÍCULOS

La experiencia trans a través de la lectura de La metamorfosis de Kafka. Una interpretación metafórica desde las ciencias sociales*

The Trans Experience Through the Reading of Kafka’s Metamorphosis. An Interpretative Approach from the Social Sciences

Pablo Fuentealba-Carrasco
Universidad de Concepción, Chile
University of Edinburgh, Reino Unido
Esaú Figueroa-Silva
Universidad del Bio-Bio, Chile
María Verónica Strocchi
Universidad Católica de la Santísima Concepción, Chile
Universidad del Desarrollo, Chile
María Ester Espinoza
Universidad de Concepción, Chile
Rodrigo Pulgar-Castro
Universidad de Concepción, Chile

La experiencia trans a través de la lectura de La metamorfosis de Kafka. Una interpretación metafórica desde las ciencias sociales*

Revista Austral de Ciencias Sociales, núm. 41, pp. 7-27, 2021

Universidad Austral de Chile

Recepción: 25 Marzo 2020

Aprobación: 22 Julio 2021

Financiamiento

Fuente: FONDEF ID17I20111 (ANID-UDEC)

Nº de contrato: 17I20111

Resumen: Las personas trans viven experiencias adversas por alejarse de la visión dominante del sistema sexo-género. Experimentan conflictos entre sus dimensiones psíquica y corporal, soledad, rechazo y discriminación de su entorno social. Este artículo muestra que las experiencias trans, especialmente transgénero, encajan con las de Gregor Samsa en La metamorfosis de Kafka. Esta interpretación metafórica no solo es posible, sino también plausible. Basándose en la teoría fundamentada, este trabajo contribuye a la literatura sobre género, diversidad sexual y la sociología de la literatura

Palabras clave: Transexualidad, transgénero, disforia de género, sociología de la literatura, metáfora.

Abstract: Trans people face adverse experiences for moving away from the dominant view of the sex-gender system. They experience conflicts between their psychic and corporeal dimensions, loneliness, rejection, and discrimination from their social environment. This article shows that trans -especially transgender- experiences coincide with those of Gregor Samsa in Kafka’s Metamorphosis. This metaphoric interpretation is not only possible, but also plausible. Drawing on Grounded Theory, this work contributes to the literature on gender, sexual diversity, and the sociology of literature.

Keywords: Transsexuality, Transgender, Gender Dysphoria, Sociology of Literature, Metaphor.

1. Introducción

A menudo las obras literarias pueden revelar aspectos más amplios de la experiencia humana (Bloom 1994) o de la vida social, por lo cual se constituyen en objetos de interés sociológico (Chuaqui 2002). El simbolismo y lo metafórico que, muchas veces, caracterizan a estos textos posibilitan diversas interpretaciones (Ricoeur 1980). Según Umberto Eco (1987), las obras literarias permiten elaborar diferentes hipótesis interpretativas en donde juega un papel central el lector y su capital cultural. Desde su perspectiva, el texto es un mecanismo perezoso que demanda para su actualización la acción cooperativa del lector (Eco 1987). Si consideramos, además, el condicionamiento histórico cultural del lector y la cualidad simbólica de la obra Kafkiana, resulta factible la construcción de diversas interpretaciones a partir de La metamorfosis.

Teniendo presente lo anterior, hemos querido realizar una interpretación aproximativa de La metamorfosis (1915) de Franz Kafka, desde las ciencias sociales. La presencia del lenguaje metafórico y simbólico nos ha llevado a pensar que es posible realizar una relectura contemporánea de esta obra. Desde lo que Strauss y Corbin (1998) han denominado hipótesis provisional, planteamos que la experiencia de Gregor Samsa –principal personaje- expresada en la metáfora del insecto o bicho, sería concordante con la que vive una persona trans, sin mayor claridad de si se trataba de un caso transgénero o transexual. No obstante, el desarrollo posterior de la investigación nos fue mostrando que el caso de Gregor se aproximaría más a la vivencia de un sujeto transgénero. Específicamente, correspondería a una persona con una psique o identidad de género femenina dentro de un cuerpo de hombre, o en términos de Lawrence (2014) de una mujer en un cuerpo de hombre.

Para sustentar esta interpretación, enmarcamos esta investigación desde los enfoques de género y diversidad sexual, así como desde la teoría literaria para integrarlos con metodologías provenientes de las ciencias sociales. Creemos estar proponiendo un novedoso punto de vista para leer esta obra, además de contribuir a la investigación interdisciplinar. Antes de iniciar los planteamientos teóricos es conveniente advertir que, aunque existen diferencias entre las personas transexuales y transgénero –y quienes están en proceso de transición-, se empleará la expresión amplia de “trans” para todas las situaciones en las que sea posible. Una primera razón para esta decisión alude a que, el que alguien haya iniciado -o no- procesos de reasignación sexual de su cuerpo, no sería condición determinante para adoptar una línea interpretativa excluyente. Además, el hecho de que esta separación sea relativamente reciente ha implicado que trabajos previos a estas distinciones se refieran indiferenciadamente a ambas categorías como transexualidad.

También conviene advertir sobre la falta de homogeneidad en el uso de expresiones referentes al componente subjetivo de lo trans. La literatura ha empleado los términos psique, identidad de género, subjetividad o mente (Guerrero y Muñoz 2018) para diferenciar del cuerpo, los que aluden a perspectivas o énfasis diferentes (psicológico, sociológico o filosófico), con sus propias limitaciones y restricciones. Dado que resolver estas disputas excede el objetivo de este trabajo, hemos optado por emplear estos conceptos de manera indistinta, para referirnos al componente mental o no corporal del fenómeno trans. Hacemos esta precisión en el entendido de que dicha decisión permite también mantener la potencial riqueza disciplinar y semántica que suponen estos conceptos.

2. Planteamiento teórico

2.1. Lo trans frente a la cultura dominante

La condición trans no ha sido completamente desconocida en la historia. Sus primeros abordajes científicos datan de 1869, en el artículo de Carl Westphal titulado “Die contrare sexualemp-finding”, donde emerge conceptualmente la figura del homosexual y, también, aunque de manera indirecta, del individuo trans (De la Hermosa 2013). Los años posteriores estuvieron marcados por la patologización de condiciones contrarias al canon binario-heterosexual. Así, en 1886, Richard Von Kraff Ebing catalogó como perversión cualquier cambio de los rasgos sexuales biológicos originales (Balzer 2011; Gastó 2006), siendo las formas de vida diversas condenadas por la moral sexual tradicional (De la Hermosa 2013). En 1910 Magnus Hirschfeld fundamentó sexológicamente el concepto de “transexualismo psíquico” (Aran y Murta 2009). Luego, en 1913, Havelock Ellis planteó la existencia de una inversión sexo-estética distinta de la inversión sexual, con lo cual se comienza a distinguir al sujeto trans del homosexual (De la Hermosa 2013). En 1931, Lili Elbe se somete a la primera operación (fallida) de cambio de sexo en la historia. Estos serían antecedentes de una temprana visibilización de lo trans en el contexto europeo de principios del siglo XX.

Si bien en la actualidad la minoría trans aún debe enfrentarse a una cultura hegemónica provista con una visión dominante sobre la sexualidad y el género, ha logrado mayores espacios de visibilización. Esto se vincula con los intensos debates públicos, desarrollados en diferentes países (tales como EEUU, Vietnam, China, Irlanda o Argentina), concernientes al status y derechos de personas trans. Se ha debatido y/o legislado sobre los requisitos médicos y de edad para acceder al cambio legal de sexo y/o recibir tratamientos de reasignación sexual (Chiam, Duffy y González 2017). Otros debates han girado, por ejemplo, en torno a los criterios para la reclusión carcelaria o el acceso a servicios sanitarios que, tradicionalmente, se han destinado a hombres o mujeres.

¿Pero en qué consiste esta visión cultural que choca con la diferencia? En la mayoría de las sociedades, la cultura binaria, heterosexual, patriarcal y cisnormativa del sistema sexo-género ha sido el orden normativo predominante (Butler 2014; Rubin 2013). El binarismo supone que culturalmente sólo se reconocen dos sexos: masculino y femenino (Conway Bourque y Scott 2013). La concepción heterosexual acepta sólo la interacción sexual y romántica entre miembros de sexo opuesto (Vélez-Pelligrini 2008). El patriarcado alude al sistema de estratificación y división de status y roles por género, en el cual los hombres poseen mayores niveles de poder, más derechos y beneficios que las mujeres (Delphy 2002). Como expectativa, lo cisnormativo establece que, a quienes se les asignó un sexo masculino o femenino al nacer –en base a sus características anatómicas/biológicas-, deben permanecer y desarrollarse como hombres o mujeres a lo largo de su vida. Así, la psique del hombre sólo debería encontrarse en un cuerpo de hombre, y la psique de mujer sólo debería encontrarse en un cuerpo de mujer. Se espera, por tanto, una coherencia entre la identidad psíquica y corporal (Butler 2014) que defina apropiadamente la identidad sexual -sentimiento de pertenecer a uno de los sexos anatómicos, macho o hembra- y de género del individuo -estado psicológico y patrones culturales de conducta que involucra el pertenecer a uno de estos dos sexos- (Kaplan y Sadock 1999; Green 1974). El objetivo de este orden cultural hegemónico es evitar confusiones y conflictos en relación a los “genitales culturales”, prescribiéndose una apariencia normativa que debe ser seguida por cada uno de los dos sexos (Soley-Beltrán 2014).

La visión expuesta en el párrafo anterior excluye a aquellas personas apartadas del sistema-sexo hegemónico. Si bien sociológicamente se trataría de una construcción cultural, el proceso de institucionalización y socialización hace que este sistema sea aceptado como un orden natural, normal y único posible (Berger y Luckmann 1989). Las minorías LGBTI, y entre ellas las personas trans, no encajarían en estas categorías (binaria-heterosexual) por suponer una incongruencia y conducir a confusiones en el orden sexual. La principal consecuencia para quienes viven alejados de la “normalidad” es el rechazo. Judith Butler (2104) en su reflexión crítica respecto del género y los cuerpos señala:

La marca de género está para que los cuerpos puedan considerarse cuerpos humanos; el momento en que un bebé se humaniza es cuando se responde a la pregunta ¿es niño o niña? Las figuras corporales que no caben en ninguno de los géneros están fuera de lo humano y, en realidad, conforman el campo de lo deshumanizado y lo abyecto contra lo cual se conforma lo humano (Butler 2014: 225).

De esta forma, quienes se apartan de las categorías hegemónicas son concebidos como anormales y/o desviados desde el punto de vista social (Missé y Coll-Planas 2016).

Como parte de los grupos LGTBI, los individuos trans pueden enfrentar experiencias adversas de afirmación identitaria (Bolaño-Gordillo 2007), ya que la identidad de una persona se produce dentro de un marco prescriptivo, en este caso el sistema sexo-género. Entonces, si el sujeto no encaja en este marco social, sufrirá experiencias internas y externas de conflicto (Botelho 2017). En el caso trans esta experiencia se plasma en la dicotomía entre mente y por otra, cuerpo/sexo. Externamente, se manifiesta en el conflicto del individuo con el entorno social, que busca someter a los cuerpos a la normativa del sistema sexo-género.

2.2. Transexualidad y transgenerismo

Psicológicamente, las personas trans se perciben como pertenecientes a un género distinto al de su cuerpo o sexo biológico. Esta incongruencia entre lo psíquico y lo corporal escapa de la visión binaria, hetero y cisnormativa dominante. Transexualidad y transgénero pueden confundirse por su similitud, pero son condiciones distintas que conviene distinguir. La diferencia radica en que una persona transexual, en algún momento de su vida, desea modificar su fisiología para vivir permanentemente en concordancia con su real identidad de género, lo cual puede hacerse o buscarse a través de terapias hormonales y/o cirugía de reasignación para lograr coherencia entre cuerpo y psique (Rubio 2008). En cambio, una persona transgénero experimenta la misma incongruencia, pero no requiere de terapia para armonizar dicha situación, o bien aún no ha llegado a desear modificar su fisiología (Missé y Coll-Planas 2016). Asimismo, también es posible pensar en que quienes están en un proceso de reasignación sexual sin finalizar, no estarían en ninguna de estas dos categorías.

El hecho de que lo trans escapara a lo aceptado como “natural”, llevó a que fuese clasificado dentro de lo anormal o patológico. Así, durante varias décadas lo trans fue definido como una enfermedad mental. Desde el psicoanálisis fue visto como una suerte de “metamorfosis sexual delirante” (Galemiri 2015) y, luego, clasificado derechamente en el terreno de la psicosis. Hasta el año 2012, lo trans fue considerado como un trastorno de identidad de género (TIG) manifestado por un malestar corporal y una tendencia a la modificación de los caracteres sexuales, siendo eliminada del manual de trastornos mentales DSM-V recién en el año 2013 (Mass Grau 2017). Este fue un hito significativo para los derechos de la población LGBTI, del mismo modo que lo fue la eliminación de la homosexualidad del DSM-III en 1973 (Mass Grau 2017; Estupinya 2013).

Esta desclasificación de lo trans como trastorno del DSM-V no liberó a esta población del problema de la disforia de género (Estupinya 2013), entendida como una emoción de sufrimiento del individuo frente a la discordancia e inconformidad entre su identidad de género y su género socialmente asignado (Suess 2016; De la Hermosa 2013). La disforia conlleva a que, en muchos casos, se requiera de apoyo psíquico, emocional y social para facilitar la auto-aceptación de la condición y/o para apoyar los procesos de reasignación sexual (Reyes y Díaz 2016).

Tampoco el hecho de que lo trans haya dejado de considerarse una enfermedad mental implicó un cambio correlativo en lo social o político, siendo aún considerada como una condición anormal para muchas personas. Para Foucault (2011), la anormalidad y la monstruosidad aluden a lo que se aparta del sistema de regularidades establecido por el régimen de poder-saber:

Es la mixtura de dos sexos: quien es a la vez hombre y mujer es un monstruo… es una mixtura de formas… transgresión, por consiguiente, de los límites naturales, transgresión de las clasificaciones, transgresión del marco, transgresión de la ley como marco: en la monstruosidad, en efecto, se trata realmente de eso… sólo hay monstruosidad donde el desorden de la ley natural toca, trastorna, inquieta el Derecho, ya sea el derecho civil, el canónico, el religioso… la monstruosidad es una irregularidad natural tan extrema que, cuando aparece, pone en cuestión el Derecho, que no logra funcionar (Foucault 2011: 68-69).

Con su presencia, la condición “monstruosa” interrogaría y agrediría a la biología, al sistema médico y a lo sagrado de la naturaleza. También cuestionaría al Derecho, al sistema judicial y al orden establecido humanamente. En síntesis, cuestionaría al binarismo que estructura las relaciones sociales y biológicas. Sin embargo, esta causa no debe asociarse solamente a la búsqueda de la reasignación de las categorías hombre/mujer. También debe asociarse al reconocimiento de formas de vida que legítimamente existen en el continuum entre masculinidad y feminidad, ya que el cuerpo trans no siempre buscará encajar en una categoría prestablecida (Garaizabal 2010).

La percepción social y cultural de lo trans como anormalidad/desviación ha conllevado prácticas discriminatorias en las culturas binarias y heteronormativas (Butler 2014). De este modo, las personas trans sufren exclusión, discriminación y diversos tipos de violencia por parte de agentes como el Estado o funcionarios de salud (INDH 2017; Reyes y Díaz 2016; UNESCO 2015; CIDH 2015). También se han documentado casos de discriminación laboral, exposición a comentarios ofensivos o denigrantes, violencia física y simbólica e, inclusive, casos de asesinatos (Botelho 2017; INDH 2017; MOVILH 2017). Este rechazo puede vivenciarse igualmente dentro del propio hogar a manos de padres, hermanos u otros familiares, quienes pueden incurrir en golpes, expulsiones, violencia verbal y simbólica basadas en el deseo de amedrentar a quien no se ajusta a la visión dominante de la sexualidad humana (INDH 2017; MOVILH 2017; CIDH 2015). Inclusive, lo trans ha sido blanco de objeciones, invisibilización y marginación en el seno mismo de la cultura LGBTI. Al respecto, situaciones de veto en el ingreso de transexuales a ciertos bares gais suscitaron un agudo debate sobre la transfobia entre los propios varones homosexuales, generando un fuerte sentimiento de marginación política en el colectivo trans (Velez-Pelligrini 2008). Así, el sujeto trans, consciente de sí mismo y de su calidad de paria entre parias, enfrenta condiciones de existencia adversas en las cuales se juega la confirmación de su identidad (Soley-Beltrán 2014).

En gran parte, la identidad de un sujeto en la sociedad se define por su sexo biológico. El ser biológicamente hombre o mujer conlleva una serie de expectativas, deberes y derechos diferentes para cada cultura (Vendrell 2009). Además, en las sociedades contemporáneas el poder nos obliga a confesar y encontrar una verdad personal, la cual estaría oculta en nuestra sexualidad (Foucault 2012). Así, resulta paradójico que esta identidad real del sujeto trans sea refutada por considerarse una anomalía no clasificable dentro de los parámetros de la cultura hegemónica (Vendrell 2009). Esto ha llevado a que muchos trans experimenten una fuerte adversidad en su proceso de afirmación identitaria, ya sea pública o privadamente, al entrar en disputa con las definiciones sociales (Valentine y Shipherd 2018).

Las estrategias para enfrentar esta situación son variadas, destacando entre ellas la “salida del closet” (o del armario), que refleja un proceso en el cual el individuo trans debe reafirmar su identidad (González y Toro 2012). El closet representaría una zona restringida, un espacio definido por la privacidad cuyo acceso sólo incumbe a su dueño y a personas de confianza. Es una dimensión que todas las personas poseen independientemente de su orientación o identidad sexual (González y Toro 2012). El refugio en este espacio “seguro” provee de condiciones de confort para el inquilino, pero también lo constriñe, dado que el encierro refleja el miedo, el sufrimiento y la expresión opresora de la homofobia y/o la transfobia ejercida sobre el cuerpo. Esto puede manifestarse desde el dolor de vivir (depresión) hasta auto atentados contra la propia vida (Barrientos 2015). Quedarse en el closet puede proporcionar una estabilidad social conveniente para un individuo, pero, paradójicamente, también puede significar una compleja metamorfosis interna oculta a la vista de la sociedad. Por otra parte, la salida voluntaria o involuntaria del closet puede llevar a la exposición y vulnerabilidad, con un alto costo entendido como el precio a pagar para que una persona pueda aceptarse a sí misma y vivir públicamente su identidad (González y Toro 2012; Cornejo 2010). Así, la salida implica enfrentar el juicio público dentro de un orden social que, médica y jurídicamente, no reconoce la condición diferente, concibiéndola como una anomalía o como una monstruosidad (Estrada 2017). Esto muestra que, tanto el salir como no salir del closet son caminos con sus propias dificultades.

2.2. Kafka, su universo y la metamorfosis

¿Por qué la obra de Kafka se ubica dentro de las más influyentes dentro de la literatura universal? La respuesta parece vincularse con el hecho de que sus escritos reflejan, desde un prisma muy particular y simbólico (Camus 1985), problemáticas fundamentales de la condición humana. Así, las diferentes lecturas han identificado algunos temas cruciales, tales como las complejas relaciones familiares, la alienación, la soledad, la inadaptación, la violencia física y psicológica, el absurdo, el poder de sociedad sobre el individuo, la impotencia y frustración.

Escrita en 1915, La metamorfosis narra la historia de Gregor Samsa, un joven vendedor, que un día despierta convertido en insecto. La obra describe el proceso de asimilación de Gregor a esta nueva realidad, las complejas relaciones con su entorno familiar (padres, hermana) y social (inquilino, criada, apoderado o jefe) así como su experiencia de rechazo, soledad y distanciamiento.

La ambigüedad, como una constante de La metamorfosis, se expresa a través de la oscilación entre lo natural y lo extraordinario (Camus 1985). El texto construye una realidad regida por un orden bastante natural y lógico, en la que sucede un acontecimiento inicial absurdo –sin explicación- y extraordinario que transgrede este orden (Gregor despierta convertido en insecto), asombrando a los personajes. Sin embargo, luego de este hecho, los eventos mantienen su orden coherente, en el sentido de que no surgen nuevos eventos que quebranten el orden natural. Sin perjuicio de esta orientación general, en la obra es posible identificar diferentes líneas semánticas:

- Experiencia de contradicción psique-cuerpo: la psique humana se encuentra en un cuerpo de insecto, que no es humano (Friedmann 1986).

- La falta de libertad: es el castigo al que se ve expuesto Gregor, donde ya no es libre porque su cuerpo de insecto lo condena a la reclusión, rechazo y ocultamiento (Lazo 2010).

- Marginación/alteridad: la transformación lo aparta de los valores establecidos por la visión hegemónica. Gregor vive un despojamiento de su identidad esperada y aceptada (proveedor familiar, con cierto estatus social, hijo ejemplar, trabajador abnegado, humano) para situarse en el margen, en la alteridad, en el campo de lo rechazado por el entorno, como sujeto dependiente, sin estatus social, sin vínculos familiares, sin trabajo (Villalobos 2017; Lazo 2010). Esto también implica una falta de reconocimiento, exclusión de los espacios sociales, así como la falta de amor (Herzog y Hernández 2012).

- Justicia/injusticia: los padres y la hermana revelan una faceta egoísta y mercantilista, causándole sufrimiento a Gregor. Como él ya no es capaz de sustentar sus necesidades, lo condenan al abandono y a la soledad. (Herzog y Hernández 2013). Se instala una situación de injustica sin restauración, que se acentúa al final de la obra donde Gregor muere y es desechado.

Las líneas semánticas demuestran que el simbolismo de la obra de Kafka permite superar al autor al hacerlo decir más de lo que quiso expresar (Camus 1985). Esto es lo que, desde nuestro punto de vista, permite la variedad y actualización de las lecturas de La metamorfosis.

2.3. La metáfora, lo trans y La metamorfosis

Este trabajo busca construir una interpretación de sentido sobre La metamorfosis desde la metáfora, por lo que es conveniente explicar brevemente este concepto. Como recurso, la metáfora es usada en literatura, ciencia y/o lenguaje cotidiano para referirse a un término, pero nombrando otro diferente, por la similitud o analogía posible entre los términos empleados. La metáfora distingue tres componentes básicos. El tenor (término real) corresponde a aquello de lo que en realidad se habla. El vehículo (término imaginario) corresponde a aquello que se asemeja al término real y, finalmente, el fundamento corresponde al elemento en común o la semejanza existente entre el tenor y el vehículo (MacCornac 1972). Por ejemplo, en la metáfora “tus ojos son estrellas”, “ojos” sería el tenor, “estrellas” el vehículo y “el brillo” el fundamento que establece la semejanza.

La lectura literal de la metáfora resulta absurda y extraña. Mientras más lejanos entre sí sean los términos combinados, mayor es la tensión y la extrañeza ante la metáfora empleada. La tensión fuerza al lector a buscar e imaginar posibles interpretaciones para encontrarle sentido a una combinación de palabras usada (MacCornac 1972). Martha Nussbaum (2005) vincula la forma literaria con el contenido filosófico, al considerarla como una forma de hacer posible “la búsqueda y exposición de la verdad” (Nussbaum 2005: 26), puesto que el sentido potencial de un texto se revela a través de esta forma de expresión. Así, el significado de las palabras no estaría acotado a palabras o frases, sino que puede revelar el sentido de la totalidad del texto debido a la tendencia subyacente a extenderse a unidades lingüísticas que trascienden la palabra y las oraciones, potenciándose la pluralidad de interpretaciones y lecturas (Begué 2013; Ricoeur 1980). En este trabajo hemos adoptado este sentido amplio de la metáfora.

Obras como La metamorfosis no poseen interpretaciones unívocas y definitivas. Por ello, creemos que la imagen de un “monstruoso insecto o bicho” ofrecida en la obra demanda nuestra interpretación. ¿Podría esta narración simbolizar el caso y la experiencia de una persona trans? La contradicción entre psique y cuerpo que vive Gregor, el conflicto con su entorno, la hostilidad o el rechazo social, nos llevaron a pensar que era una hipótesis inicial plausible y quisimos explorarla en este estudio.

Una interpretación de este tipo entrega diversos aportes. Teóricamente, contribuye a la sociología del género y de la diversidad, así como a la sociología de la literatura. Aunque las obras en algún modo son productos culturales que pueden condensar y reflejar elementos del contexto desde donde surgen, el aspecto más interesante es que su sentido no está cerrado. Por ello, esta obra publicada en 1915 puede leerse desde una nueva experiencia interpretativa en pleno 2020: desde la experiencia trans. Además, metodológicamente, este artículo implicó un análisis cualitativo, en el cual el texto debió leerse metafóricamente para contrastar la hipótesis sugerida. Esta es una práctica habitual en literatura, pero no tanto en sociología o en ciencias sociales. Por ese motivo, la combinación entre métodos cualitativos con criterios literarios podría constituir un modelo útil para orientar investigaciones similares.

3. Metodología

La investigación tuvo un enfoque cualitativo, ya que buscó comprender el significado de la experiencia de Gregor. La obra de Kafka se consideró como fuente documental, lo que implicó ciertas limitaciones (por ejemplo, a diferencia de una entrevista, no es posible preguntar y contrapreguntar). Si bien existen otras traducciones de La metamorfosis, recogimos los argumentos expuestos por Palacios (2016) en su reseña a la nueva traducción de la obra y trabajamos con la versión de Isabel Hernández del 2015.

El caso

Se adoptó la técnica de un estudio de caso (de Gregor Samsa), que resulta valiosa cuando este puede condensar y reflejar típicamente experiencias más generales de un fenómeno (Giménez 2012). De acuerdo al análisis de La metamorfosis, la obra se ambienta a comienzos del siglo XX, dado que se mencionan elementos propios de la modernidad como el tren, el tranvía o las farolas eléctricas. Asimismo, los Samsa viven en un espacio urbano en el que se identifica la calle donde habitan, Charlottenstrasse, como un lugar tranquilo pero cercano al centro de la ciudad. Gregor es hombre joven que se desempeña como vendedor-viajante y pertenece a una familia que ha sufrido un fracaso económico y endeudamiento: “a pesar de la desagracia, quedaba aún un pequeño patrimonio de los viejos tiempos” (Kafka 2015: 74). A partir del quiebre económico familiar, Gregor asume la obligación de trabajar para mantener a su familia, asumiendo el rol subordinado propio de clase trabajadora “habría podido pagar la deuda del padre con el jefe y hubiera tenido más cerca el día en el que poder liberarse de este puesto” (Kafka 2015: 74).

Aunque algunos abordajes consideran que la calidad de los textos literarios depende del tiempo y de las perspectivas culturales (Altamirano y Sarlo 1980), autores como Bloom (1994) sostienen que algunas obras (como La metamorfosis) tienen un carácter de “universales”, clásicos o canónicos, por mostrar ámbitos más profundos de la experiencia humana por sobre lo contingente y particular. Estas obras canónicas poseerían características peculiares basada en el dominio del lenguaje metafórico, la originalidad, el poder cognitivo, la sabiduría y exuberancia en la dicción (Bloom 1994). Así, la importancia de entender a Gregor como caso crítico y ofrecer una lectura actualiza-da de la obra está fundamentada en que mostraría la experiencia de una persona trans, permitiendo cierta generalización o transferibilidad.

Una limitación de este estudio radica en que, por motivos de extensión, no analizamos detalladamente el proceso que vive la familia y los restantes personajes. Sin embargo, consideramos que, a primera vista, el comportamiento de los otros personajes no sería contradictorio con la hipótesis propuesta. Inclusive podría reforzarla al mostrar que el entorno también es portador de la visión del sistema sexo-genero dominante. La madre dependiente con un rol subordinado en la familia. El padre tradicional que supera su debilidad física para castigar y golpear. Una hermana casadera, que podría dedicarse a algo “poco productivo” como la música. Aunque aquí no se profundice en este análisis, esto expresaría que se reproducen las categorías tradicionales de lo masculino y femenino, lo que debe tenerse en consideración como el marco desde el cual los personajes se relacionan con Gregor.

Análisis

El análisis se efectuó considerando lineamientos de la Teoría Fundamentada de Glasser y Strauss (1967). Nuestra hipótesis, que propone que la transformación en insecto que experimenta Gregor puede leerse como metáfora de la dislocación corporal de las personas trans, se abordó científicamente mediante una propuesta de análisis interpretativo de la metáfora. El plan de análisis se compone de cuatro momentos principales:

a) Generación de categorías y subcategorías a priori desde la literatura trans y de género. Cada categoría/subcategoría se usó para revelar la ausencia o presencia de la condición y/o experiencia trans. Por ejemplo, el “Reconocimiento de la condición trans: conflictos y estrategias” (categoría) y “Congruencia entre psique y cuerpo vs. incongruencia entre psique y cuerpo” (subcategoría).

b) Análisis del texto mediante codificación abierta para identificar códigos y generar nuevas categorías y subcategorías (a posteriori).

c) Comparación de las categorías aposteriori obtenidas mediante la codificación abierta (a) con las categorías a priori de la matriz inicial (b) para evaluar su concordancia y así identificar las nuevas categorías y/o subcategorías emergentes. A partir de este trabajo de contraste se generó una matriz más completa que permitió ordenar las metáforas del texto, que son el eje de este análisis.

d) Interpretación de la nueva matriz de categorías y subcategorías (que eran categorías de oposición) desde las teorías de género, diversidad sexual y literatura trans, mediante codificación selectiva. De este modo, se procedió mediante el análisis de metáforas cuando se presentaba el simbolismo. Así, las categorías y/o subcategorías propuestas en la matriz, corresponderían al tenor o término real (p.ej. la no contradicción vs. la contradicción entre psíquico y lo corporal; no disforia de género vs. disforia de género), el vehículo o término imaginario (p.ej. “cuando Gregor se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”) y el fundamento que justifica la analogía entre tenor y vehículo (p.ej. una mente humana en un cuerpo de insecto, reflejaría una contradicción entre los psíquico y lo corporal; el haber tenido un sueño intranquilo, reflejaría la disforia de género, ya que ésta se caracteriza por ansiedad, desasosiego, depresión por el conflicto psique-cuerpo). El fundamento fue la herramienta principal para otorgar sentido desde las teorías de género y diversidad sexual a las categorías y subcategorías. Este último procedimiento permite que la interpretación ofrecida por nosotros de la metáfora pueda considerarse -aunque no única- posible y válida, por la analogía existente entre las categorías y el simbolismo del texto. El procedimiento de obtención de categorías se resume en el Esquema 1.

Estructura del modelo análisis.
Esquema 1:
Estructura del modelo análisis.
Fuente: Elaboración propia.

De este modo, el método empleó tanto aspectos inductivos como deductivos. Además, la utilización del método de comparación constante entre las categorías a priori, a posteriori y las metáforas, contribuyó a la obtención de hallazgos más precisos.

4. Resultados

Las matrices a priori y a posteriori nos permitieron analizar el texto y verificar la posibilidad de analogía. Posteriormente, resumimos dichas categorías y ordenamos la información de forma coherente en cinco categorías con sus respectivas subcategorías. Sólo presentamos los extractos más indicativos de la obra (sin establecer un número mínimo o máximo) para construir un relato coherente y plausible. Cabe consignar que no se identificaron pasajes de la obra que contradijeran la hipótesis de este estudio, aunque el número de pasajes no se cuantificó dado el enfoque cualitativo del presente estudio.

4.1. La metáfora del insecto como un cuerpo no correspondido

Desde cierta perspectiva, las personas trans se perciben en una situación de desajuste entre su psique y cuerpo, concibiéndose incluso como atrapadas en un cuerpo diferente. El análisis del texto nos fue mostrando que la experiencia narrada sería coherente con una condición transgénero, entendiendo que Gregor descubre de forma espontánea un desajuste entre su psique-humana/cuerpo-insecto. Su dificultad para moverse lo lleva inicialmente a experimentar una alteridad interna y la extrañeza ante una condición que él no buscó ni intervino y que va asumiendo como algo dado.

4.1.1. En el cuerpo incorrecto

Una mañana tras despertar de un sueño intranquilo, Gregor Samsa se vio en su cama transformado en un monstruoso bicho” (Kafka 2015: 27).

Esta experiencia es similar a la que viven las personas trans. Ellas experimentan una incongruencia entre su identidad de género y su sexo biológico (corporal o asignado). Esta condición es involuntaria, no es una decisión. La intranquilidad sería indicio de la disforia de género, que tiene entre sus síntomas conocidos, la angustia y ansiedad, por el hecho de sentirse, en la expresión de “atrapados en un cuerpo incorrecto” (Lawrence 2014: 1263) o que sienten que no les corresponde. La metáfora de Gregor-insecto, podría interpretarse como una experiencia trans, pero el hecho de que esta condición no haya sido buscada o no resulte de una intervención elegida y consciente, nos ha llevado a pensar que se trataría de una condición transgénero más que transexual.

4.1.2. Mujer en cuerpo de hombre

Ciertas características (corporales, fisiológicas, de status civil) propias de Gregor-insecto, nos fueron mostrando que la condición trans sería más consistente con el caso de una identidad femenina dentro de un cuerpo de hombre.

4.1.2.1. Lo femenino emergiendo I: indicios previos a la transformación

“[Madre:] En dos o tres tardes, por ejemplo, ha tallado un marquito, se asombraría usted de lo bonito que es; está colgado en la habitación, lo verá ahora mismo cuando abra Gregor” (Kafka 2015: 40).

La interpretación de este extracto resulta más discutible, ya que precede a la transformación de Gregor. Empero, proponemos que, desde la heteronormatividad, el desarrollo de la motricidad fina correspondería a características culturalmente naturalizadas y vinculadas a lo femenino (p.ej. delicadeza, detalle, belleza) y alejadas de lo masculino. Esto que podría indicar que la identidad o psique femenina de un mundo heteronormativo ha comenzado manifestarse -como expresión de género- previamente sobre el cuerpo de hombre.

4.1.2.2. Lo femenino emergiendo II: los movimientos

Sus muchas patas, ridículamente delgadas en comparación con su tamaño real, se agitaban desamparadas ante sus ojos” (Kafka 2015:27)”

Habría necesitado brazos y piernas para incorporarse, pero, en lugar de eso, no tenía más que las muchas patitas que no paraban de hacer los más diversos movimientos y que, además, no podía dominar” (Kafka 2015:33)

“…lo demás resultaba difícil, sobre todo porque era descomunalmente ancho” (Kafka 2015:33).

Estos extractos pueden leerse como el esfuerzo de la identidad femenina por expresarse a través del cuerpo y sus gestos. En el contexto decimonónico patriarcal europeo extendido hasta mediados del Siglo XX, las piernas delgadas y movimientos se vincularían con la expectativa cultural de la femineidad. De acuerdo a Buytendijk (1970), ésta se asociaba a la idea del “sexo débil” bajo la apariencia corporal de fragilidad expresada en el menor desarrollo y debilidad muscular de los delgados brazos y piernas de la mujer. Así, pensamos que un posible adelgazamiento de Gregor pudo llevarlo a mantener su tronco o tórax de hombre (ancho) y piernas y brazos más delgados -como las de una mujer- asemejándose a un escarabajo. Además, los movimientos de las piernas podrían representar kinésica femenina. Volviendo a Buytendijk (1970), mientras, la representación cultural de lo masculino se asocia a movimientos más rectos, angulosos, inflexibles, toscos y seguros -aunque indefinidos-, la imagen de lo femenino tiende a asociarse a movimientos más suaves, ondulares, delicados, a veces, inseguros, pero definidos y armónicos que reflejan: acogida, erotismo y ternura. Desde nuestra interpretación, estas características -relacionadas con la definición cultural de lo femenino en la cultura occidental- pueden identificarse en el insecto que es Gregor donde su cuerpo ha logrado asemejarse lo más que puede al de una mujer para buscar cierta congruencia, pero sin que exista intervención corporal estructural –cirugía o terapia-.

4.1.2.3. Lo femenino emergiendo III: la voz

Gregor se estremeció al escuchar la suya [voz] al responder, que, ciertamente, aunque irreconocible, era la misma de siempre, pero con la cual, como viniendo desde abajo, se mezclaba un doloroso silbido, imposible de reprimir…” (Kafka 2015:31).

La voz de Gregor puede leerse como una manifestación más de una identidad femenina revelándose. Así, como construcción sociohistórica, las voces roncas y graves se han asociado a lo masculino, mientras que las voces más suaves agudas y claras representarían la expectativa tradicional de lo femenino (Buytendijk 1970). De esta forma, pensamos que este extracto puede interpretarse como una psique femenina que pugna por surgir desde un cuerpo que le resulta ajeno en el que está encerrada. Pero el fondo psíquico emergería no de forma pura, sino moldeado por la expectativa sociohistórica de la femineidad. La “imposibilidad de reprimir” indicaría que el proceso se vive como una pugna de aceptación-rechazo y de temor al rechazo social. Como plantea Butler (2014), quienes no se adecuan al modelo hegemónico de la sexualidad son considerados como no normales, siendo marginados y no reconocidos de reconocimiento social y la marginación.

4.1.2.4. El abandono del espacio público-laboral y la apropiación del espacio doméstico: el lugar de lo femenino

“[Madre:] El chico no tiene otra cosa en la cabeza más que el trabajo. Si yo casi hasta me enfado porque no sale nunca por la noche; ahora ha estado ocho días en la ciudad, pero todas las noches se ha quedado en casa” (Kafka 2015: 40).

¿Porque corría peligro de perder el trabajo y porque entonces el jefe volvería a perseguir a sus padres con las exigencias de antes?” (Kafka 2015: 42).

Cuando se hablaba de la necesidad de ganar dinero, Gregor soltaba primero la puerta y se arrojaba sobre el fresco sofá de cuero, situado al lado, porque se abrazaba de vergüenza y de pena” (Kafka 2015: 75).

“[Apoderado] Nosotros, los comerciantes, por desgracia o por fortuna, como se quiera, a menudo tenemos que sobreponernos sin más a algunos leves malestares por consideración con el negocio” (Kafka 2015: 40).

El dejar de trabajar remuneradamente y recluirse –forzado por el temor- en el espacio doméstico también puede interpretarse como un paso desde lo masculino hacia lo femenino. Dentro del patriarcado, el espacio público y laboral ha pertenecido al hombre quien debe cargar con un rol de proveedor familiar (creencia expresada en el último extracto). En cambio, el espacio doméstico ha pertenecido a lo femenino, vinculado a la crianza, al hogar y a la dependencia económica. Así, esta migración desde el mundo del trabajo remunerado hacia el doméstico, daría cuenta del desarrollo de una identidad o psique femenina que se desprende del peso de ser un hombre proveedor de clase trabajadora, que es la identidad que le fue asignada en función de su cuerpo de hombre. Al mismo tiempo, comienza a adquirir una sensación de culpa, opresión y asfixia, vivencias propias de muchas mujeres que se encuentran relegadas al limitado espacio del hogar en una sociedad patriarcal. Esto se expresa en ciertos pasajes como, por ejemplo, cuando se dejan objetos en el dormitorio de Gregor restándole espacio para moverse, o cuando este presenta dificultad para desplazarse por falta de espacio. De esta manera, el tránsito desde un ámbito definido socialmente como masculino hacia otro femenino genera también una modificación en el tipo de experiencia de carga y opresión vividas.

4.2. Lo patológico, lo monstruoso y lo trans

“[Madre:] Tienes que ir inmediatamente a buscar al médico. Gregor está enfermo. Rápido, a buscar al médico. ¿Has oído cómo hablaba Gregor?” (Kafka 2015: 46).

Este pasaje da cuenta de la construcción de lo trans como patología. Según Foucault (2012) la diversidad de denominaciones, clasificaciones y “tratamientos” desde la psiquiatría para las llamadas sexualidades periféricas aparece en el siglo XIX. La consideración de la diversidad sexual como una enfermedad ha sido frecuente, por lo que se requiere de tratamiento médico. Esto supone un carácter reversible de esta condición, la que debe ser “sanada” para volver a la normalidad.

Pero, además, como forma alejada del sistema sexo-género dominante, lo trans puede ser visto como una monstruosidad:

“[Gregor:] se vio en su cama transformado en un monstruoso bicho” (Kafka 2015: 28).

¡Socorro, por amor de Dios, socorro! -al tiempo que mantenía la cabeza inclinada, como si quisiera ver mejor a Gregor, aunque muy al contrario, retrocedió despavorida (…) Al verlo, la madre volvió a gritar, se escapó de la mesa y cayó en brazos del padre, que corría a su encuentro” (Kafka 2015: 55).

“[la hermana] cogió el cuenco, no con las manos, sino con un trapo, y lo sacó de allí” (Kafka 2015: 67).

Pues [Sirvienta:] no tienen que preocuparse por cómo deshacerse de la cosa esa de ahí. Ya está todo arreglado” (Kafka 2015: 127).

En la naturaleza, una psique de insecto (o de animal) debiese encontrarse dentro de un cuerpo de insecto y, una psique humana, debiese estar inserta en un cuerpo humano. Cualquier mixtura –psique humana en cuerpo de insecto- supone una anormalidad o monstruosidad por alejarse de la naturaleza. En términos de Leite (2012) las formas de vida que se apartan del sistema normativo o son ininteligibles para el sistema sexo-género (travestis, trans, intersex, homosexuales) caen en el plano de lo monstruoso generando repulsión, miedo, odio, espanto, lo que a nuestro juicio coincidiría con la metáfora escogida. El calificativo de monstruo puede interpretarse como una afrenta hacia el sistema sexo-género dominante, concebido como “natural” y que supone que al sexo biológico debe corresponderle armónicamente una determinada orientación sexual e identidad de género. Vidas que impliquen incongruencias o se constituyan como mixturas, serían concebidas como monstruosas.

Creemos que la elección del calificativo de “monstruoso” para el insecto como metáfora no fue casual. La escala zoológica antropocéntrica occidental presupone que el ser humano es superior a los animales no humanos. Pero, además, no todos los animales tienen la misma jerarquía. Los mamíferos son percibidos como más cercanos, similares a los humanos, mientras que la mayoría de los insectos y arácnidos resultan lejanos, causando miedo, asco y repulsión. Las reacciones mostradas ante Gregor (miedo de la madre, asco al tomar el cuenco) representarían el lugar asignado a los trans en la sociedad hetero y cisnormativa. Incluso, no son vistos como iguales entre la población LGBTI, sino como una categoría inferior (“paria entre parias”). A esto se suma que puede ser visto como un “agravamiento de la falta” el que la identidad sea femenina, por el rango de inferioridad asignado a la mujer por el patriarcado.

4.3. “Salir o no salir del clóset”. Esa es la cuestión

La experiencia de Gregor implica un ir y venir en el reconocimiento de su condición. Encontramos momentos de cuestionamiento, negación y temor, aceptación o reconocimiento de su situación, que son similares a las vivenciadas por las personas trans.

4.3.1. Negación inicial: el temor al reconocimiento

¿Qué pasaría si siguiera durmiendo un poco y me olvidara de todas estas locuras?, pensó” (Kafka 2015: 28).

Lo intentó unas cien veces, cerrando los ojos para evitar ver cómo se le agitaban las patas, y no cejó en su empeño hasta que empezó a notar en un costado un dolor leve, sofocado, que jamás antes había sentido” (Kafka 2015: 28).

El cerrar los ojos, dormir, reflejaría un primer intento de Gregor por cuestionar y negar su nueva condición. Esta experiencia es frecuente en personas trans que, al comenzar a reparar en su condición, buscan, como primera opción negarla, dado que anticipan los posibles conflictos internos y externos que deberán enfrentar dentro de un contexto binario, hetero y cisnormativo. Sin embargo, el dolor leve pero constante que siente Gregor, podría servir de metáfora a la idea de que esta condición no es opcional, no puede simplemente negarse; los intentos de negación también pueden perpetuar el sufrimiento interno.

4.3.2. Buscando seguir en el closet

¿Y si dijera que estaba enfermo? Pero eso sería sumamente comprometido y sospechoso, porque Gregor no había estado enfermo una sola vez en los cinco años que llevaba de servicio.” (Kafka 2015: 31).

Ya estoy listo –y, pronunciando­ con sumo cuidado y haciendo largas pausas entre cada palabra, se esforzó por quitarle a su voz todo lo que pudiera resultar llamativo (Kafka 2015: 32).

Muchas personas trans temen revelar su verdadera identidad. De esta forma, prefieren permanecer en la privacidad que otorga la zona restringida del clóset, a la que sólo acceden ellas y personas de confianza. Gregor se oculta la mayor parte del tiempo en el espacio opresivo de su habitación. Sale furtivamente en una única oportunidad, para confirmar el rechazo que genera cuando se topa con los inquilinos, y debe regresar a su espacio de reclusión, del mismo modo que muchas personas LGBTI deben mantenerse dentro de su closet.

4.3.3. La presión externa para salir del clóset

- Sí, sí, gracias, madre, ya me levanto.

- Gregor exclamó, ¿qué es lo que pasa? [madre]

- Gregor, ¿no estás bien? ¿Necesitas algo? [hermana]

- Ya estoy listo –y, pronunciando­ con sumo cuidado y haciendo largas pausas entre cada palabra, se esforzó por quitarle a su voz todo lo que pudiera resultar llamativo (Kafka 2015: 32).

Este extracto representaría la presión que, muchas veces, viven las personas trans cuando sus familiares perciben que existe algo extraño en sus comportamientos, que los inquieta y ante lo cual buscan respuestas. Esta presión, evidentemente, puede gatillar temores y la necesidad de ocultar la condición.

4.3.4. La necesidad y el miedo a salir del closet

“[Gregor:] …volvió a decirse que no podía seguir en la cama de ninguna manera y que lo más razonable sería sacrificarlo todo, aunque no hubiera más que una mínima posibilidad de liberarse de ella.” (Kafka 2015: 36).

Pero cuando por fin tuvo la cabeza al aire por fuera de la cama, le entró miedo de seguir avanzando de ese modo, porque si al final se dejaba caer en esa posición, tendría que ocurrir un milagro para no herirse la cabeza.” (Kafka 2015: 36).

Estos extractos podrían leerse como un proceso en el cual una persona trans debe elegir entre revelar y asumir o no su auténtica identidad. La decisión no es fácil y puede verse frenada o retrasada por el temor y las dudas sobre las consecuencias de la visibilización, tal como se expresa en el segundo extracto. De este modo, la ambivalencia es una característica del proceso de salir del closet.

4.3.5. Mi cuerpo y mi mente aún no se coordinan

…iba muy despacio y cuando, finalmente, a punto de enloquecer se lanzó sin contemplación hacia delante con todas sus fuerzas, calculó mal la dirección y se dio un buen golpe contra los pies de la cama” (Kafka 2015: 33).

La incongruencia entre la mente femenina dentro de un cuerpo de hombre supone una alienación y dificultad inicial para reconocer un cuerpo experimentado como “ajeno”, pero del que poco a poco esta psique se irá apropiando.

4.3.6. Sintiéndose mejor: armonía y congruencia

Apenas había sucedido esto, sintió por primera vez en aquella mañana un bienestar físico; las patitas pisaban suelo firme, obedecían a la perfección, como pudo comprobar para su alivio, incluso trataban de llevarlo a donde él quería, y ello le hizo creer que el remedio definitivo para todos sus males, ya estaba cerca”. (Kafka 2015: 55).

En las personas trans, el “salir del closet” y enfrentar los posibles conflictos, puede conllevar no sólo a una mayor autoarmonía, sino también a un bienestar psíquico y físico que le da pistas claras al individuo del camino que debe seguir para acabar con el conflicto entre psique y cuerpo.

4.4. Desaprobación, ocultamiento, exclusión, violencia y apoyo

Las experiencias de adversidad (pero a veces también de apoyo) que viven las personas trans pueden provenir de la misma familia (entorno cercano) o del medio social (trabajo, personas cercanas). Los ‘otros’ instalan la alteridad negativa, generando un espacio de exclusión para los que son diferentes a la visión hegemónica.

4.4.1. Desaprobación. La vergüenza de lo trans

“[La madre] miró primero al padre con las manos juntas, dio luego dos pasos hacia Gregor y cayó al suelo entre las faldas que se extendían a su alrededor, el rostro completamente hundido en el pecho” (Kafka 2015: 50).

El padre cerró el puño con expresión amenazadora, como si quisiera empujar a Gregor de vuelta a su habitación, luego echó un vistazo inseguro al cuarto de estar, se tapó entonces los ojos con las manos y lloró tanto que su robusto pecho le temblaba por el llanto” (Kafka 2015: 50).

(…) el apoderado [al verlo] soltaba en voz alta un ¡oh! (sonó como cuando sopla el viento), y entonces vio cómo este, que era el que estaba más cerca de la puerta, se apretaba la mano contra la boca abierta y retrocedía lentamente” (Kafka 2015: 50).

Estos extractos reflejan una experiencia común a muchas personas trans, cuya condición es desaprobada dentro de sus propias familias y entorno. El lenguaje gestual de la madre (manos juntas, caer al suelo) y del padre (manos tapando el rostro, llanto, incluso con amenaza de violencia) refleja su vergüenza, desaprobación y voluntad de castigo. Las expresiones del apoderado (exclamación, manos contra la boca y retroceso) reforzarían la idea de que su entorno ve en Gregor lo que Leite (2012) denomina un monstruo, por ser una entidad ininteligible que escapa a las categorías sexo-genero dominante. A la vez, revela que su entorno cercano también es portador y reproductor de esas categorías dominantes que no permiten ver a un ser diferente con una existencia legitima en sí misma, sino como algo que aparta del orden natural –más bien naturalizado- de las cosas.

4.4.2. Ocultando lo que avergüenza

Su única obsesión [del padre] era simplemente que Gregor estuviera en su habitación lo más pronto posible” (Kafka 2015:58)

Como los inquilinos a veces también cenaban en casa, en el cuarto de estar común, la puerta de este permanecía cerrada algunas noches, pero a Gregor no le resultó difícil renunciar a que se abriera la puerta” (Kafka 2015:107)

Apenas hubo entrado en la habitación, la puerta se cerró a toda prisa, con cerrojo y con llave” (Kafka 2015: 120).

La experiencia de Gregor en estos extractos es concordante con la de personas trans, quienes al ser vistas como desviadas o anormales (no sólo enfermas) buscan ocultarse. Pero también puede ser la propia familia la que esconde al integrante trans producto del estigma social que conlleva la condición. Inclusive es posible que la familia sienta que debe cargar con la responsabilidad o culpa por no haber educado bien a su hijo/a. Toda esta vergüenza se resume en el texto cuando la criada, a cambio de ser despedida, promete guardar el secreto de la familia.

4.4.3. Exclusión, segregación, discriminación: ¡Un trans entre nosotros!

“[Hermana:] Pero ¿Cómo puede ser Gregor? Si fuera Gregor ya se habría dado cuenta hace tiempo de que no es posible la convivencia entre las personas y un animal así.” (Kafka 2015: 117).

Además, justo el primer día, la criada (no estaba del todo claro qué y cuánto era lo que sabía de lo ocurrido) le había pedido a la madre de rodillas que la despidiese (…) dio las gracias por el despido con lágrimas en los ojos, como haciendo ver el gran favor que se le había hecho.” (Kafka 2015: 71).

Pero el apoderado se había dado la vuelta ya a las primeras palabras de Gregor y solo lo miraba por encima del hombro, encogido, con una mueca en los labios.” (Kafka 2015: 52).

Hay que echarlo -exclamó la hermana- es la única forma posible, padre. Solo tienes que dejar de pensar que es Gregor.” (Kafka 2015: 117).

Estas descripciones concuerdan con las experiencias de exclusión y rechazo que viven las personas trans. Quienes respaldan el sistema-sexo hegemónico, pueden cosificar a quienes se han alejado de éste y considerarlos fuera de la esfera de lo humano. Aunque desde el existencialismo la vida humana consiste en una relación estructural entre la conciencia, el cuerpo y el mundo, las reacciones del entorno parecen mostrar que las personas solo ven un cuerpo de insecto; que han dejado de creer que tras ese cuerpo hay una conciencia legitima, con deseos, temores, necesidad de amor, libertad. Complementariamente, es preciso decir que estar fuera de la esfera humana alude a la monstruosidad, comprendida esta como lo anormal, lo irregular y diferente, transgresión directa de las leyes de la sociedad y la naturaleza (Foucault 2011). La situación descrita conduce a la exclusión, el alejamiento, la segregación y el desprecio que generan los monstruos, cuestión que ocurre en la obra al ver a Gregor.

4.4.4. La violencia como forma de control de la desviación

Cogió de la mesa un periódico de gran tamaño y, dando patadas en el suelo, se puso a empujar a Gregor a su habitación blandiendo el bastón y el periódico. De nada sirvieron los ruegos de Gregor, tampoco los entendieron, por mucho que moviera la cabeza en actitud suplicante, el padre no dejaba de dar patadas más fuertes en el suelo.” (Kafka 2015: 56).

El padre le dio por detrás un fuerte empujón, auténticamente liberador, y, sangrando abundantemente lo lanzó al interior de la habitación. La puerta se cerró con el bastón; luego, por fin, se hizo el silencio” (Kafka 2015: 59).

…Algo lanzado con poca fuerza pasó volando justo a su lado y cayó rodando ante él. Era una manzana, al instante siguió otra; Gregor se quedó paralizado de horror, seguir corriendo no serviría de nada, porque el padre estaba decidido a bombardearlo. Del frutero del aparador [el padre] se había llenado los bolsillos y ahora, sin apuntar demasiado, se las iba lanzando una a una (…). Una manzana lanzada sin fuerza rozó su espalda, pero resbaló sin hacerle daño. En cambio, otra que la siguió de inmediato se incrustó literalmente en la espalda de Gregor; Gregor trató de seguir arrastrándose, como si aquel dolor, sorprendente e increíble, desapareciera cambiando de sitio, pero se sintió como clavado al suelo y se estiró con todos sus sentidos absolutamente confusos” (Kafka 2015: 92).

“[La sirvienta:] Como casualmente tenía en la mano la larga escoba, trató de hacerle cosquillas desde la puerta. Como no surtió ningún efecto, se enfadó y golpeó un poco a Gregor” (Kafka 2015: 121).

Estos extractos podrían reflejar la violencia que muchas veces se ejerce hacia los trans por parte de quienes no aceptan las expresiones alejadas del orden normativo. De alguna forma, existe la creencia de que quién se ha desviado del orden naturalizado del sistema sexo-género debe ser castigado, cuestión que se refleja con total claridad en las estadísticas de violencia contra esta población (CIDH 2015). Muchas veces, esta agresión adquiere distintas formas y proviene de un entorno cercano como el familiar.

4.4.5.- El entorno, a veces, también puede ayudar

Pero, con asombro, la hermana se percató al instante del cuenco todavía lleno, del que solo se había derramado un poco de leche, lo cogió al punto, no con las manos, sino con un trapo, y lo sacó de allí. (…) Pero jamás habría podido comprobar lo que, con su bondad, iba a hacer la hermana en realidad. Para comprobar sus gustos le llevó una buena selección de cosas, todas extendidas sobre un periódico viejo.” (Kafka 2015: 67-68).

Al principio incluso lo llamaba con palabras que, probablemente, ella [la sirvienta] consideraba amables, como ¡ven aquí, viejo escarabajo! O ¡Mirad ese viejo escarabajo!” (Kafka 2015: 104).

El extracto podría mostrar metafóricamente de que, aun cuando las personas trans son víctimas de exclusión y discriminación, también pueden recibir muestras de apoyo y tolerancia por parte de sus cercanos. El que la hermana después rechace a Gregor muestra que la experiencia trans puede ser muchas veces ambivalente, con momentos de adversidad, pero también de apoyo.

4.5. El final trágico de un cuento… que tal vez no es cuento

¡Fíjense, ha estirado la pata! ¡Ha estirado la pata del todo!”. (Kafka 2015: 121).

“[Padre:] Bueno, ahora podemos dar gracias a Dios”. (Kafka 2015: 122).

En efecto, el cuerpo de Gregor estaba completamente plano y seco”. (Kafka 2015: 122).

La brutal afirmación del padre sobre el fallecimiento de su hijo puede homologarse con la violencia, indolencia y soledad que puede cargar un trans en su lecho de muerte. En efecto, hay experiencias de muerte prematura, en ocasiones violentas por suicidio o producto de agresiones físicas. Los datos indican que en Latinoamérica las mujeres trans poseen una esperanza de vida de 35 años o menos (CIDH 2015). Las afirmaciones sobre los efectos prácticos derivados del deceso revelan la invisibilidad y poca consideración social que reviste la muerte de un trans.

5. Conclusiones

No queremos finalizar sin pedir disculpas. Analizar una obra literaria usando técnicas propias de las ciencias sociales puede implicar la pérdida de su esencia estética. Por ello, queremos excusarnos con aquellos lectores que, al igual que nosotros, valoran el goce de una obra, en este caso, profanada en su belleza al someter a este texto clásico a un ejercicio de disección. Creemos, sin embargo, que el esfuerzo lo ha valido, en tanto hemos propuesto un nuevo punto de vista para su apreciación.

El trabajo permitió concluir que nuestra hipótesis provisional se encontraba bien encaminada. Si bien creemos que muchas de las vivencias descritas en la metáfora del insecto concuerdan con la experiencia trans en general, pensamos que la interpretación se acercaría más a la de una persona transgénero que transexual, por el hecho de que Gregor se enfrenta a una situación que no es voluntaria y con sorpresa, sin ser algo buscado. Específicamente, las características del insecto, con sus movimientos, la concepción del espacio, entre otros elementos, darían cuenta de una identidad psicológica femenina inserta en un cuerpo de hombre. De esta manera, Gregor no sólo vivencia el conflicto por encontrarse en un cuerpo con el que su identidad de género no se identifica, sino que, además, vive el miedo ante el dilema de revelar o no su verdad, con momentos de negación y deseos de esconder quien verdaderamente es, ante un mundo que es hostil con lo diferente.

En La metamorfosis, el concepto de monstruo como cuerpo abyecto, alejado de los códigos normativos, se articula casi a la perfección con lo vivido por el protagonista. Esta situación inicial, absurda y no elegida que implica ser alguien distinto, gatilla respuestas sociales cuasi-automáticas de exclusión, castigo, marginación, estigma y violencia, contra quienes están fuera del consenso moral. También provoca reacciones personales de dolor, auto-ocultamiento y comportamientos autodestructivos como la negación de ingerir alimentos. Así, tristemente, el sufrimiento de Gregor no hace más que revelar la efectividad que tiene el poder y los mecanismos de control social causantes de la angustiosa experiencia vivida por quienes históricamente han sido relegados a la alteridad por vivir una sexualidad diferente.

Por último, es importante recordar que las obras clásicas muchas veces son definidas como tales por condensar aspectos generales de la experiencia humana. Por ello, creemos que este trabajo interpretativo muestra que las vivencias actuales de las personas transgénero -representadas en la historia de Gregor- posiblemente han sido compartidas por individuos marginados en distintas épocas y lugares. Si aceptamos que experiencias de alteridad como éstas pueden rescatarse por medio del simbolismo, es posible esperar que la actualización de los sentidos sociales, que sustentan las metáforas de estas obras, adquiera un nuevo interés para las ciencias sociales, del mismo modo que lo hemos intentado nosotros con La Metamorfosis.

Agradecimientos

Agradecemos al Profesor Omar Barriga (Universidad de Concepción, Chile), a la profesora Alina Muñoz, (Universidad de San Sebastián, Chile ) y al equipo del proyecto por sus aportes en el desarrollo de este trabajo. También agradecemos los aportes de los revisores anónimos que permitieron lograr un mejor artículo.

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Notas

* Este artículo forma parte del proyecto FONDEF ID17I20111 (ANID-UDEC). Agradecemos al Profesor Omar Barriga (Universidad de Concepción, Chile), a la profesora Alina Muñoz, (Universidad de San Sebastián, Chile ) y al equipo del proyecto por sus aportes en el desarrollo de este trabajo. También agradecemos los aportes de los revisores anónimos que permitieron lograr un mejor artículo.
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