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Estrategia para el aprendizaje de competencias profesionales en el proceso docente educativo en Ciencias Sociales

Strategy for learning professional skills in the educational process of Social Sciences

Verónica Guamán Gómez
Instituto Superior Tecnológico, Ecuador
Enrique Espinoza Freire
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Francisco Sánchez Flores
Universidad Técnica de Machala, Ecuador

Estrategia para el aprendizaje de competencias profesionales en el proceso docente educativo en Ciencias Sociales

EduSol, vol. 17, núm. 59, pp. 30-39, 2017

Centro Universitario de Guantánamo

Resumen: Este trabajo analiza la participación de los individuos en los procesos sociales y su empoderamiento, lo cual constituye tema del debate actual en los ámbitos académico, social, político y cultural; destacándose por todos la necesidad de un individuo emprendedor, capaz de aprovechar las oportunidades y saber hacer cuando el momento así lo requiera. El proceso docente educativo ha de propiciar la adquisición y desarrollo de competencias profesionales para el desempeño en ese entorno social cambiante y signado por el creciente desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y el acelerado crecimiento de la información.

Palabras clave: Enseñanza-aprendizaje, Competencias, Competencias profesionales, Evaluación.

Abstract: In this work the participation of individuals in social processes and their empowerment is analyzed, which is subject of current debate in academic, social, political and cultural fields; standing out for all the need of an entrepreneur, able to seize opportunities and knowhow when the moment requires it time individual. The educational process is to facilitate the acquisition and development of professional skills for performance in this changing social environment marked by the increasing development of new technologies of information, communication and the rapid growth of information.

Keywords: Teaching and learning, skills, professional skills, evaluation.

Introducción

El proceso docente educativo ha de propiciar la adquisición y desarrollo de competencias profesionales en un entorno social cambiante signado por el creciente desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y el acelerado cúmulo de información. Este proceso de cambios acelerados plantea nuevas necesidades y valores, que se han incrementado en el tránsito de un siglo al otro.

La asunción de nuevas formas de gestión en el proceso de enseñanza responde tanto a los cambios de paradigmas respeto a la necesaria educación desde la diversidad, que promuevan la participación y el empoderamiento de grupos o sectores marginados por los procesos educativos excluyentes como a la necesidad de dotar a los estudiantes de conocimientos y habilidades acordes con los cambios científico técnicos que se generan de manera cada vez más acelerada.

Existe una estrecha relación entre las demandas que la época impone al individuo y el acervo cultural atesorado, expresado tanto en el dominio teórico como en el saber hacer mediante la práctica social; durante el aprendizaje de los currículum docentes los estudiantes se apropian de saberes y modos de actuación que les permite dominar la técnica y tecnología de la profesión.

Es en este sentido que se efectúa un breve análisis de algunas categorías didácticas muestra a las habilidades como componente del contenido de la enseñanza y la interrelación existente entre las competencias profesionales y las de carácter instructivo o cognitivas; así como otras destrezas indispensables para el desempeño profesional en la actualidad.

El propósito del presente trabajo es contribuir a comprender la importancia y alcance de las competencias en un mundo en el que cada día existe mayor interacción social, además de orientar al lector sobre la importancia de contar con profesionales competentes para desempeñarse de acuerdo a los requerimientos de la sociedad actual.

Desarrollo

La participación de los individuos en los procesos sociales y su empoderamiento constituyen temas del debate actual en los ámbitos académicos, sociales, políticos y culturales; ellos requieren de políticas que faciliten los procesos de participación y de un individuo emprendedor, capaz de aprovechar las oportunidades, para saber hacer lo que requiera el momento.

Este proceso de cambios requiere del desarrollo de nuevas habilidades, que se han incrementado en el tránsito de un siglo al otro.

Desde las décadas finales del siglo xx las organizaciones internacionales plantearon a la escuela y en particular a las universidades la necesidad de formar profesionales competentes (Unesco, 1998).

En el año 1994 un informe publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre «Calidad en la enseñanza» planteaba los desafíos que las nuevas necesidades demandaban de la escuela y su personal docente: “La investigación sobre la enseñanza y el aprendizaje muestra la necesidad de gestionar clases cada vez más diversas en términos étnicos, lingüísticos y culturales. Los profesores deben ser capaces de acomodarse a continuos cambios–dramáticos en algunos países– tanto en el contenido de su enseñanza como en la forma de enseñar mejor” (Fernández, 2003, p. 4).

La asunción de nuevas formas de gestión en el proceso de enseñanza responde tanto a los cambios de paradigmas respeto a la necesaria educación desde la diversidad, que promuevan la participación y el empoderamiento de grupos o sectores marginados por los procesos educativos excluyentes como a la necesidad de dotar a los estudiantes de conocimientos y habilidades acordes con los cambios científico técnicos que se generan de manera cada vez más acelerada.

En este mismo sentido, tenemos que diversos autores coinciden en la relación entre las demandas que la época impone al individuo y el acervo cultural atesorado, expresado tanto en el dominio teórico como en el saber hacer mediante la práctica social; el alcance actual del paradigma histórico cultural en el proceso de enseñanza aprendizaje y la consiguiente estructuración del proceso docente educativo, situación que se presenta con el fin de responder a las necesidades de la época, como lo explicita de forma magistral el profesor Carlos Álvarez de Zayas en la obra “La Escuela en la vida” (1992).

Las necesidades educativas constituyen “aquella parte de la cultura y experiencia social que debe ser adquirida por los estudiantes y se encuentra en dependencia de los objetivos propuestos” (Addine, 1997, p. 22), ellas se expresan en el objetivo propuesto como meta teniendo como punto de partida “el conjunto de valores materiales y espirituales creados por la humanidad en el proceso de la práctica histórico - social y caracteriza el nivel alcanzado por la sociedad” (Álvarez, 1997, p. 34).

Las exigencias sociales en un momento dado determinan los objetivos de la educación, los cuales se concretan en el contenido, estrechamente vinculado con los métodos y los medios que se deben utilizar en el proceso docente-educativo.

Esquema 1. Componentes del proceso de enseñanza aprendizaje

El proceso docente educativo y el binomio enseñanza –aprendizaje: la enseñanza constituye el proceso de organización y dirección de la actividad cognoscitiva e incluye, por lo tanto, la actividad del profesor (enseñar) y la del educando (aprender).

Académicos, investigadores y educadores concuerdan en la aseveración de que la interacción entre enseñanza y aprendizaje no es espontánea ni anárquica, actúa con arreglo a leyes y principios que establece la teoría de la enseñanza o didáctica y que tiene su base o fundamento en la teoría del conocimiento o gnoseología.

El proceso docente-educativo se concreta en la instrucción que expresa el resultado de la interacción profesor/educando en cuanto a la asimilación de los sistemas de conocimientos y habilidades, así como su capacidad de aplicarlos de forma creadora; y al desarrollo integral y armónico del educando. Modela su personalidad y le posibilita el desarrollo de nuevos modos de actuación que le permiten cumplir exitosamente sus funciones sociales. Es en esencia un proceso sistémico (Salas, 1999).

Entre los componentes del proceso docente - educativo el contenido expresa aquellos aspectos necesarios e imprescindibles para cumplimentar el objetivo y expresa la selección de los elementos de la cultura que debe aprender el estudiante para alcanzar los objetivos.

En el contenido se distinguen tres dimensiones: los conocimientos, que reflejan el objeto de estudio; las habilidades, que recogen el modo en que se relaciona el hombre con dicho objeto; y los valores, que expresan la significación que el hombre le asigna a dichos objetos.

El doctor Jorge Luis Herrera Fuentes (2004), plantea que hoy se incluye la creatividad como una cuarta dimensión y al respecto asume los aportes epistemológicos de Addine, (2004) cuando señalan que los contenidos que se enseñan y se aprenden conforman los sistemas de conocimientos, habilidades y hábitos, relaciones con el mundo y experiencias de la actividad creadora y los de Martínez Llantada (1990) al considerar la creatividad esencia socio transformadora del hombre, actividad humana que se orienta al futuro, como resultado de la cual se forma un nivel más alto del conocimiento y de un nuevo modo de acción.

El estímulo al desarrollo de la creatividad mediante el currículum académico, es apropiado para el desenvolvimiento de individuos actuantes en un mundo cambiante donde se precisa asumir un papel transformador ante la solución de los problemas sociales.

Aplicar lo aprendido en la universidad: conocimientos teóricos, habilidades y valores propios al escenario de desarrollo de la empresa o de las comunidades donde se concreta la acción transformadoras de profesionales egresados de las ciencias sociales, mediante nuevos métodos y el empleo de tecnologías y técnicas que van revolucionando el universo constituye un reto no sólo para el egresado, también para las instituciones formadoras.

Entendido así, durante el proceso de enseñanza aprendizaje el estudiante cultiva sus facultades, desarrolla habilidades lógicas mediante el dominio de una rama del saber, de una ciencia, de parte de ella o de varias interrelacionadas entre sí y aprehende la experiencia acumulada mediante la práctica social que le permitirá enfrentarse a la solución de los imperativos de su práctica profesional.

El profesor dirige la enseñanza al logro de las destrezas básicas necesarias para asumir el trabajo en situaciones cambiantes (educación para el empleo); entender la realidad que le toca vivir (educación para la vida), desarrolla la responsabilidad ambiental y para el desarrollo armonioso de las relaciones intra e inter sociedades (educación para el mundo). Además al favorecer la creatividad, las destrezas físicas y sociales, y en particular las comunicativas y organizativas educa para el auto-desarrollo y al mismo tiempo que plantea como meta para el proceso que la educación se vaya convirtiendo en una actividad placentera, educación para el ocio. (Fernández, 2003)

Las habilidades como componente del contenido de la enseñanza. Desde los paradigmas explicativos de las ciencias pedagógicas la formación y desarrollo de las habilidades parten de la formulación teórica que considera a las mismas como componente del contenido de enseñanza y se despliegan mediante el conocimiento de la ciencia objeto de estudio.

Para Morales (2015), la formación de la habilidad presupone el despliegue de las acciones que permiten su formación; para el desarrollo exitoso del proceso cognoscitivo que acompaña a la formación de habilidades es preciso que se produzca la asimilación y dominio de las acciones que la conforman junto al sistema de conocimientos al cual se asocian. Corresponde a los pedagogos delinear las estrategias pedagógicas que permitan conducir la adquisición hasta el nivel deseado o necesario.

Existe consenso entre profesores y especialistas de la didáctica al asumir a la habilidad como el componente del contenido que caracteriza las acciones que el estudiante ejecuta al interactuar con determinada área del conocimiento de una materia objeto de estudio.

Las indagaciones referidas a las habilidades desde la perspectiva de la psicología las consideran elementos psicológicos estructurales de la personalidad, las cuales se forman y desarrollan mediante la actividad.

Para Petrovski (1985) y Talízina (1992) las habilidades constituyen un sistema complejo de actividades psíquicas y prácticas necesarias para la regulación conveniente de la actividad, de los conocimientos y hábitos que posee el individuo, las cuales se constituyen en modos de actuar que permiten operar con el conocimiento. En este sentido, una propuesta de aspectos metodológicos a tener en cuenta en la planificación del proceso para el desarrollo de habilidades se expresa en los siguientes ítems:

a) Derivar y formular los objetivos de aprendizaje especificando la acción concreta a ejecutar por el alumno y el sistema de conocimientos.

b) Realizar un análisis del contenido de enseñanza.

c) Diseñar las tareas concretas con el contenido específico que serán ejecutadas por los estudiantes en las diferentes actividades docentes para contribuir al desarrollo de la habilidad.

d) Diseñar el sistema de evaluación.

El saber hacer como imperativo del desempeño profesional. La misión de las universidades es la de preparar al individuo para su desempeño profesional, dotarlos de una profesión, entendida esta como una “combinación estructural de conocimientos acreditados mediante títulos, autonomía en el desempeño, prestigio académico y reconocimiento social” (Educando, 2012, s/p.).

Para ello el profesor debe enseñar a aprender convirtiéndose en estimulador del aprendizaje, facilitador y orientador, ello tiene que ver con las propias habilidades y competencias profesionales del docente, en el cual prevalecen cualidades relacionadas con procesos afectivos, con el nivel de conocimientos y actualización que posee sobre la ciencia que explica y las habilidades como investigador, entre otras, lo cual permitirá motivar un proceso de enseñanza aprendizaje que propicie el desarrollo de la autoestima de los que aprenden.

Según Matamoros (2013), ello se complementa con la actuación de los estudiantes convertidos en sujetos activos del aprendizaje, con niveles elevados de autonomía, participantes activos del aprendizaje, que asumen su papel creador frente a las metas propuestas.

Se trata de propiciar un proceso desarrollador, facilitador de la educación mediante la instrucción, donde el profesor sea facilitador del proceso y el educando asuma el rol principal para lograr, en la medida que se instruye mediante la apropiación de nuevos contenidos, la transformación de su personalidad y la asimilación de nuevas competencias profesionales, lo cual le permitirá el autodesarrollo a través del trabajo creativo para transformar el medio.

En el aula, en el propio proceso de enseñanza, se expresan interrelacionadamente los más diversos elementos que hacen de la educación uno de los procesos más complejos que existen. Al tratarse de un proceso entre sujetos (alumnos y docentes) que se interrelacionan en actividades de diversas direcciones: enseñar, aprender, comunicarse, etc., intervienen factores propios de su condición bio-psico-social que lo hacen particular y diverso.

Pero además, el enseñar y el aprender se amplía a las relaciones con otros sujetos, como son el resto de los educandos, y profesores que componen el colectivo escolar, la familia y los miembros de la comunidad (micro sociedad), donde se contextualiza la educación. Mientras que, por otra parte, interviene en el proceso la cultura: contenido seleccionado en el currículum, que se concreta no sólo en el libro de texto, sino en aquellas fuentes mediadoras de los conocimientos y en las experiencias acumuladas por la humanidad.

Por otra parte, en los contenidos educativos está presente lo social en términos de cultura (producto social) que deberá ser aprendido por el estudiante, entendido dicho contenido no sólo para la conservación cultural sino además para su transformación y enriquecimiento.

El medio social marca al proceso docente, especialmente en la educación superior, por los requerimientos que plantean las direcciones del desarrollo de la sociedad, de lo que se deriva la preparación del estudiante en los planos laboral e investigativo para resolver los problemas y transformar la sociedad.

La enseñanza aprendizaje para Brito, (1990) no es un hecho estático, ni aislado, es un proceso, y como tal se mueve mediante conflictos y se desarrolla. Los objetivos representan aspiración a lograr, meta que sirven de dirección, pauta, orientación, lo que se constata con la evaluación. El contenido es el resultado de la cultura humana, recogido en diversas fuentes, que no sólo se remite a los conocimientos derivados de las ciencias, sino a experiencias y vivencias, relaciones entre los hombres y entre los propios estudiantes.

Los objetos de la cultura se reflejan en la conciencia de los hombres gracias a su actividad, en forma de conocimientos, que son expresados a través de los conceptos, principios, ideas; siendo precisamente la habilidad esa cualidad desarrollada para estos fines y que permiten esa interacción. Por ello, Carlos Álvarez plantea que cultura es “conocimiento y habilidad” (1995, p. 45).

Con respecto a las competencias profesionales, en el proceso de aprehensión y aplicación de los conocimientos el estudiante desarrolla la capacidad intelectual y las habilidades que le permiten comprender y aplicar con posterioridad lo aprendido. Desde la perspectiva de la didáctica (Álvarez, 1996), las habilidades se clasifican en:

· habilidades del pensamiento

· habilidades del procesamiento de la información

· habilidades de la comunicación

· competencias profesionales (p. 2)

Las competencias profesionales están relacionadas directamente con el desempeño profesional, con los saberes y modos de actuación aprendidos por los egresados durante el aprendizaje de los currículos docentes; es la esencia que le permite dominar la técnica y tecnología de la profesión y mostrar destrezas operacionales en el uso de maquinaria, equipo tecnológico, equipo de medición y reparación, asociadas directamente con la profesión. Estas se interrelacionan con las de carácter instructivo o cognitivas.

Los cambios que se operan en la actualidad en los escenarios laborales, que se caracterizan por ser entornos cada vez más competitivos demandan además del proceso docente la modelación de acciones que influyan en la capacidad y habilidades que muestran los individuos para la negociación, administración, planificación y supervisión relacionadas con habilidades organizacionales y con características que sustentan las relaciones interpersonales

Es función del proceso docente educativo establecer un proceso de enseñanza aprendizaje donde se trabaje con una visión sistémica de las habilidades, en las que se logre:

· integrar los conocimientos y elevarlos al nivel de aplicación profesional.

· dominar las técnicas para mantener información actualizada.

· investigar

· saber establecer los vínculos con el contexto social

· gerenciar-administrar los recursos humanos y materiales.

El Modelo dinámico de formación de competencias profesionales del doctor Ulises Mestre expresa que la formación profesional desde los primeros años de la carrera en un proceso que se caracteriza por la dinámica del estudiante, donde éste sea el artífice fundamental de su aprendizaje, lo que implica un proceso participativo y auto - regulado del estudiante guiado por el profesor; quien juega un rol diferente al tradicional (Mestre, 1996).

El referido especialista sostiene que el sólo dominio del contenido de la ciencia contribuye a la formación de capacidades cognoscitivas, aunque de manera espontánea y no eficiente. Con una adecuada organización del proceso de enseñanza - aprendizaje, se puede fomentar la formación de habilidades lógicas lo cual permite, el desarrollo de manera eficiente de dichas capacidades, que contribuya a lograr una formación profesional acorde a los requerimientos sociales, así como a darle al egresado una preparación para continuarla en la etapa postgraduada.

Con mayor o menor énfasis, en correspondencia con las características culturales de la sociedad donde se desempeñará el profesional que demanda de los egresados del siglo xxi iniciativa, creatividad, destreza para comunicarse en el idioma materno y para el aprendizaje de otros idiomas, capacidad para trabajar en equipo y vencer las dificultades. Este es el reto de un proceso de enseñanza aprendizaje desarrollador, amplio y con una visión sistémica de las habilidades.

Conclusiones

Un desempeño profesional exitoso guarda estrecha relación con los saberes y modos de actuación aprendidos por los egresados durante el aprendizaje de los currículos docentes; pero sobre todo por las competencias profesionales adquiridas.

Las disciplinas de las ciencias sociales tienen un variado escenario laboral; pero como otras ciencias están signadas en la actualidad por las aceleradas transformaciones que se operan en el mundo y que cada día plantea la necesidad de formación de un individuo emprendedor, capaz de aprovechar las oportunidades, para saber hacer lo que requiera el momento.

En este contexto, la conversión del proceso de enseñanza aprendizaje en un proceso desarrollador, que facilite la educación mediante la instrucción y asigne al profesor el papel de facilitador del proceso, mientras el educando asume el rol principal para lograr la transformación de su personalidad y la asimilación de nuevas competencias profesionales, por lo que la estrategia pedagógica debe ser acertada para lograr en los egresados el autodesarrollo mediante el trabajo creativo transformador del medio en cual se desenvuelve.

Referencias

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