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INTENCIÓN CREATIVA DEL DISEÑO, HACIA UNA ARQUITECTURA EMOCIONAL
CREATIVE INTENT DESIGN, TOWARD AND EMOTIONAL ARCHITECTURE
Revista Legado de Arquitectura y Diseño, núm. 17, pp. 9-20, 2015
Universidad Autónoma del Estado de México


Recepción: 21 Julio 2014

Aprobación: 19 Septiembre 2014

Resumen: La composición arquitectónica es la función creativa dentro de la arquitectura. Es el inicio de todo proyecto, la generación de ideas, la conformación en papel, la transformación en información técnica para su elaboración real. Es visualizar e incorporar la serie de emociones que transmite la arquitectura dentro del proceso de diseño, afín de establecer propuestas que la gente puede apropiarse, es la arquitectura como expresión existencial del hombre. Es usar las nuevas tecnologías de diseño y su evolución en los elementos de transformación para generar una arquitectura emocional. Que estas emociones sean diversas de acuerdo a cada actividad y espacio en particular dentro del todo, un espacio habitable.

Palabras clave: arquitectónica, composición, emoción, habitable, tecnología.

Abstract: Architectural Composition is the function of the creativity within Architecture. It’s the beginning of any project, where ideas are created and transliterate on paper, transforming from technical Information to reality, visualize and incorporate the series of emotions during project’s development that Architecture generates for the purpose to create designs that people can relate to - architecture as an expression of human existence, designing using new technologies evolving its elements of transformation to accomplish an emotional architectural, where these emotions are diverse according to each activity and space in particular within all, a habitable space.

Keywords: architectural, composition, emotional, habitable, technologies.

ARQUITECTURA EMOCIONAL: HACIA LA HUMANIZACIÓN DEL ESPACIO

ARQUITECTURA EMOCIONAL: HACIA LA HUMANIZACIÓN DEL ESPACIO

Definamos de primera instancia qué es la arquitectura emocional, término que parte de las sensaciones que genera el hombre en los espacios arquitectónicos. Por lo que es catalogada como un área humanizada. No siendo sólo formalista, en la que la prioridad es ser atractivo para la vista, que no sólo caiga en una arquitectura ocular.

Identificando, dentro de esta última, una ausencia de elementos que harán que los espacios se humanicen, que sean aptos para vivir. El espacio habitable lo entendemos como resultado de la función para lo que es creado, que cumpla con el fin de realizar las actividades requeridas desde el inicio del proyecto arquitectónico.

Esta ausencia de elementos generadores de emociones en el hombre, hacen importante su creación, es decir, desde el proceso mismo de la concepción de todo proyecto, a través de elementos materiales, espirituales y conceptos que, de acuerdo a cada cultura y género del edificio, podrán desarrollarse, estos elementos dependerán, a su vez, de las actividades particulares de cada espacio. Luis Barragán menciona un ejemplo claro:

En proporción alarmante han desaparecido en las publicaciones dedicadas a la arquitectura las palabras belleza, inspiración, embrujo, magia, sortilegio, encantamiento y también otras como serenidad, silencio, intimidad y asombro. Todas ellas han encontrado amorosa acogida en mi alma, y si estoy lejos de pretender haberles hecho plena justicia en mi obra, no por eso han dejado de ser mi faro. Voy a presentar ante ustedes algunos pensamientos, recuerdos e impresiones que, en su conjunto, expresan la ideología que sustenta mi trabajo (Sánchez, 1994: 12).

El desarrollo de estas emociones dependerán del requerimiento de los espacios que pide el proyecto arquitectónico; procesar y reflejar en las soluciones de los elementos que hagan habitable el espacio para el usuario, elementos que también expresen la existencia del usuario, que se rescate el usuario mismo en su mundo.

LA ARQUITECTURA COMO PRODUCTO VISUAL

En la actualidad, no sólo en la arquitectura, sino en la vida cotidiana, por medio de la mercadotecnia para el consumo de productos, se ha caído en el auxilio de las imágenes, un mundo fuera de la realidad, dando origen a la idea de la estetización del mundo, y en este tema, la estetización de la arquitectura.

Todo lo que existe es imagen. Todo se traslada a un terreno estético y se valora por su apariencia. El mundo se ha estetizado (Leach, 1999: 20).

La situación actual de la arquitectura se ha enfocado y limitado a la apariencia, el diseñar con preferencia y dar una impresión ocular con la piel exterior del edificio. Ha olvidado, en gran parte, el fin último para lo que es creada. Para el ser humano que la habitará, que desarrollará sus actividades dentro de cada espacio del proyecto arquitectónico, habrá que pensar y tomar más en cuenta al usuario, originando las emociones que se reflejarán en el diseño de los espacios.

Mientras la estetización penetra en la sociedad actual, sus efectos son mayormente acusantes en las disciplinas que se reconocen o perciben por medio de la imagen; la arquitectura está atrapada dentro de las áreas de esta condición, el arquitecto se vincula con la estetización por la condición de la representación visual de la arquitectura en uno de sus procesos, en el de diseño, pues el proyecto arquitectónico en esta etapa es meramente por imágenes, es visual.

Este uso de la imagen ha llevado al empobrecimiento de la percepción del espacio construido; de la experiencia vital se reduce a sólo un sistema de significación y se ha disminuido la percepción sensitiva y la generación de emociones.

Como consecuencia de las técnicas y prácticas dentro del estudio, los arquitectos crecen cada vez más distanciados del mundo de la experiencia vital (Leach, 1999: 28).

Esta tendencia, de dar mayor significación a la imagen del proyecto, aleja cada vez más al arquitecto de los usuarios de los edificios, por lo tanto, desvía la creación de generar sensaciones en los espacios arquitectónicos para lo que son creados, para su fin último.

A partir de lo anterior, se propone, mediante el estudio del proceso del diseño arquitectónico, que se valoren los elementos materiales y espirituales que nos darán las emociones en cada espacio arquitectónico en los que se desarrollará el ser humano. Que el ejecutor, al ser el principal actor en la parte del proceso del diseño, tenga o exprese claramente la relación que debe existir con los elementos generadores de emociones y del producto arquitectónico.

LO EMOCIONAL EN LA ARQUITECTURA

Dentro de la enseñanza de la arquitectura, el método de diseño normalmente está enfocado al manejo de la función o la forma, quedando en el aire la sensación de emociones y sin enfocar cuál de las dos es prioridad. Dando cabida a la arquitectura ocular, una arquitectura para la vista. Al hacer referencia a uno de sus ensayos el arquitecto Pallasmaa menciona:

En un principio, el polémico ensayo se basaba en experiencias, opiniones y especulaciones personales. Me había preocupado cada vez más por el predominio de la vista, y la supresión del resto de sentidos, había influido en la forma de pensar, enseñar y hacer crítica de la arquitectura, y por cómo, consecuentemente, las cualidades sensuales y sensoriales habían desaparecido de las artes y de la arquitectura (Pallasmaa, 2006: 09).

En 1953, Matías Goeritz construyó el Museo Experimental del Eco, el edificio debía ser una obra de arte, en donde el espacio, en combinación con las formas, colores y texturas (elementos arquitectónicos que se han mencionado), fueran capaces de desencadenar la emotividad del espectador.

Ese hecho provocó que Goeritz editara el Manifiesto de la Arquitectura Emocional, documento en el que se anotaba el carácter experimental de este género, insistiendo en el rescate de la relación hombre-espacio-forma. Sobre esto mencionó: “sólo recibiendo de la arquitectura emociones verdaderas, el hombre puede volver a considerarla como un arte” (1954).

Dicha propuesta sirvió, al paso del tiempo, como un importante argumento para la búsqueda de una arquitectura más emocional.

El arte en general, y naturalmente también la arquitectura, es un reflejo del estado espiritual del hombre en su tiempo. Pero existe la impresión de que el arquitecto moderno individualizado e intelectual, está exagerando a veces, por haber perdido el contacto estrecho con la comunidad, al querer destacar demasiado la parte racional de la arquitectura. El resultado es que el hombre del siglo XX se siente aplastado por tanto "funcionalismo", por tanta lógica y utilidad dentro de la arquitectura moderna. Busca una salida, pero ni el esteticismo exterior comprendido como "formalismo", ni el regionalismo orgánico, ni aquel confusionismo dogmático se han enfrentado a fondo al problema de que el hombre creador o receptor de nuestro tempo aspira a algo más que a una casa bonita, agradable y adecuada. Pide o tendrá que pedir un día de la arquitectura y de sus medios y materiales modernos, una elevación espiritual; simplemente dicho: una emoción, como se la dio en su tiempo la arquitectura de la pirámide, la del templo griego, la de la catedral románica o gótica o incluso la del palacio barroco. Solo recibiendo de la arquitectura emociones verdaderas, el hombre puede volver a considerarla como un arte. Saliendo de la convicción de que nuestro tempo este lleno de altas inquietudes espirituales, el museo experimental no quiere ser más que una expresión de estas, aspirando no tan conscientemente, sino casi automáticamente a la integración plástica para causar al hombre moderno una máxima emoción" (Goeritz, 1960: 17).

El arquitecto para ser comprendido por el usuario a quien le diseña, debe de conocerlo, saber de sus emociones y las percepciones que puede tener con el producto arquitectónico que le desarrollará, sea cual fuere el usuario que habitará el espacio. “El privilegio de los grandes arquitectos es poder modificar nuestro entorno y dar una parte de nuestras vidas al carácter de su creación” (Sánchez, 1999: 06).

Como se ha mencionado, Luis Barragán ha sido otro de los iniciadores de la arquitectura emocional de nuestro país, reflejando en su obra la transmisión de ciertas emociones por medio de conceptos utilizados en sus diseños para lograr dichas percepciones. En su discurso, al recibir el premio Pritzker, menciona conceptos generadores de emociones como: religión y mito, belleza, silencio, soledad, serenidad, alegría, muerte, jardines, fuentes, arquitectura, el arte de ver y la nostalgia.

EL SIGNIFICADO EMOCIONAL

Lo más importante que debe ser tomado en cuenta dentro del diseño arquitectónico es el hombre, el usuario de los espacios para los cuales tendrá las sensaciones en el momento de habitarlos para realizar sus actividades.

En el manejo del funcionalismo y la forma, se ha dejado en segundo o tercer término las sensaciones del usuario. En la actualidad se tiene una producción de arquitectura para la vista, olvidando, en la mayoría de los casos, esta generación de emociones, la percepción de fenómenos y los objetos arquitectónicos que nos aporten la sensibilidad dentro del espacio, es trascendental trabajar en este punto para tomar en cuenta desde la concepción de la obra.

Las experiencias del arquitecto se ven reflejadas, de alguna manera, dentro de los diseños que efectúa, el tipo de estas experiencias son bastante influyentes al momento de procesar el proyecto, si en ellas no existe cierta sensibilidad hacia el habitar, difícilmente podrá expresar y dar a estos lugares la generación de impresiones dentro del espacio arquitectónico. El constructor deberá ser consciente de las emociones que desea que existan en su obra, y deben ser muy ligadas a los requerimientos del beneficiario para sus actividades dentro del proyecto. Percibir estas necesidades para poder transformarlas e incluir los elementos que forman emociones en la percepción del habitante.

La psicología de la percepción nos enseña a rechazar el realismo ingenuo. El mundo no es como inmediatamente se nos aparece. Debemos tener en cuenta siempre que nuestras percepciones pueden ser superficiales o incluso equivocadas. Percibimos toda situación en que hayamos de participar en relación a nuestras propias experiencias previas (Norberg, 1979: 34).

Bien sabemos que el concepto de belleza es subjetivo, las emociones podrán estar ligadas a la belleza, toda obra de arte, por ser bella, crea sensaciones, buenas o malas, pues está dentro de la subjetividad de la belleza, por lo tanto, en algunos casos, las impresiones podrán tener este factor.

La generación de la arquitectura actual tiene una producción de esculturas para el exterior. El diseño arquitectónico debe tomar en cuenta que la solución del proyecto tiene que reflejar y describir para lo que fue creado, poder darle sentido a las actividades que realiza el hombre dentro del lugar, que se sienta confortable, que encuentre su interior.

El sentido del yo, fortalecido por el arte y la arquitectura, nos permite dedicarnos plenamente a las dimensiones mentales del sueño, de la imaginación y del deseo. Los edificios y las ciudades proporcionan el horizonte para entender y confrontar la condición humana existencial. En lugar de crear simples objetos de seducción visual, la arquitectura relaciona, media y proyecta significados. El significado primordial de un edificio cualquiera está más allá de la arquitectura; vuelve nuestra conciencia hacia el mundo y hacia nuestro propio sentido del yo y del ser. La arquitectura significativa hace que tengamos una experiencia de nosotros mismos como seres corporales y espirituales. De hecho, ésta es la gran función de todo arte significativo (Pallasmaa, 2006: 11).

El resultado actual de la arquitectura, ha demostrado ser la piel de los edificios, así como el factor ocular atractivo. Afectando al beneficiario en su espacio con la ausencia de las emociones desde el proceso de diseño arquitectónico.

Haciendo referencia a la arquitectura visual u ocular que se produce hoy en día, hemos observado que se da mayor valor al exterior del inmueble, es decir, más auge en la creación de monumentos que en espacios sensitivos para el hombre. Juhani Pallasmaa ha realizado una serie de estudios que se reflejan en su libro Los ojos de la piel y posteriormente en La mano que piensa. Sabiduría existencial y corporal en la arquitectura.

En una entrevista realizada en agosto del 2006, el arquitecto menciona lo siguiente:

La arquitectura actual tiende a ser retiniana, se dirige al ojo. Es narcisista porque enfatiza al arquitecto, al individuo. Y es nihilista porque no refuerza las estructuras culturales, las aniquila. Hoy los mismos arquitectos construyen por todo el mundo y los mismos edificios están en todas partes. Así es difícil que la arquitectura pueda reforzar ninguna cultura.

Creo que la idea de un monumento referencial está muy explotada hoy. Tanto que serviría para justificar cualquier hazaña. Me temo que este tipo de arquitectura sirve a unos fines muy egocéntricos y limitados, al contrario de una arquitectura que ancle a los seres humanos en el mundo en lugar de imponer su presencia. La arquitectura de hoy ha descuidado los sentidos, pero no sólo eso explica su inhumanidad. No es para la gente. Tiene otros objetivos, no el uso de los ciudadanos. La arquitectura se ha convertido en un arte visual. Y, por definición, la visión te excluye de lo que estás viendo. Se ve desde fuera, mientras que el oído te envuelve en el mundo acústico. La arquitectura debería envolver en sus tres dimensiones. El tacto nos une a lo tocado. Por eso una arquitectura que enfatiza la vista nos deja fuera de juego (Zabalbeascoa, 2006).

EMOCIONES Y TECNOLOGÍA

La arquitectura humanizada se ha logrado gracias a la generación de emociones y sensaciones desde el origen del proceso de diseño arquitectónico y de la mano con el uso de la tecnología .

La actual emergencia arquitectónica, viéndola desde el punto de vista ambiental y formalista, como ya hemos tratado, puede aplicar nuevas tecnologías para reducir esta problemática ambiental y aplicar la capacidad de la generación de emociones de cualquier proyecto arquitectónico desde su proceso del diseño, desarrollando este “sentido” en los edificios desde su creación.

Generando, así, la creación de sensaciones en el usuario al realizar sus actividades en el edificio, lo anterior como resultado del proyecto arquitectónico. Identificando y tomando en cuenta los conceptos y elementos que de la mano con el método de diseño arquitectónico generan las emociones. Así como aquellas tecnologías, que, desde el proceso de diseño, buscan la generación de sensaciones.

Logrando esta combinación y a su vez la mitigación de esta emergencia ambiental como parte importante de la arquitectura, podremos cumplir con un edificio sustentable.

La arquitectura es más que una construcción de espacios lógicos y funcionales; es una obra de arte. A través de ella, habitamos los lugares para poder apreciar y sentir al estar en nuevos ambientes.

Factores como el color, la iluminación y el uso del agua establecen características especiales en los ambientes que agudizan ciertos sentidos en el ser humano. Cada uno de estos elementos tiene detalles que, al apreciarlos de forma conjunta, crean atmósferas diferentes que nos hacen apreciar cada lugar de una manera única.

Creo en una arquitectura emocional. Es muy importante para la especie humana que la arquitectura pueda conmover por su belleza. Si existen distintas soluciones técnicas igualmente válidas para un problema, la que ofrece al usuario un mensaje de belleza y emoción, esa es arquitectura .

ELEMENTOS DE TRANSFORMACIÓN EN LA ARQUITECTURA EMOCIONAL

El propósito de la arquitectura es dar origen a un medio; un marco relevante para las actividades del hombre; la creación de este espacio a través de un orden de ciertos aspectos del ambiente. Dentro del contexto físico, habrá que aprovechar los elementos naturales como el viento, la luz, sombras, el agua, entre otros. Valer estos factores dentro del diseño arquitectónico que de la mano con el proceso de diseño, puedan llegar a crear una arquitectura emocional. Elementos que ya tenemos en la naturaleza como lo menciona Steven Holl:

Más plenamente que el resto de otras formas artísticas, la arquitectura capta la inmediatez de nuestras percepciones sensoriales. El paso del tiempo, la luz, la sombra y transparencia, los fenómenos cromáticos, la textura, el material y los detalles..., todo ello participa en la experiencia total de la arquitectura (Holl, 2011: 09).

La arquitectura corresponde, desde el punto de vista físico, uno de los elementos más importantes del ambiente y de la construcción en sí. Existe un micro-ambiente, en donde diversos factores controlados por medio del diseño arquitectónico generan un clima artificial que deberá de ser lo más confortable posible; donde este confort cree sensaciones agradables en los usuarios, identificando este micro-clima como parte de los elementos materiales que otorguen sensaciones en el habitar del espacio arquitectónico.

El manejo y conocimiento de los materiales, de acuerdo a sus características y texturas son de gran importancia para poder ser utilizados dentro de la arquitectura emocional, esto para llegar a crear impresiones dentro de los espacios, en el objetivo principal que es “habitar”. Con estos elementos integramos, dentro de la arquitectura, el sentido del tacto, y a la vez un sinfín de sensaciones formadas por dichos materiales.

El reino háptico de la arquitectura viene definido por el sentido del tacto. Cuando se pone de manifiesto la materialidad de los detalles que forman un espacio arquitectónico, se abre el reino háptico. La experiencia sensorial se intensifica; las dimensiones psicológicas entran en juego (Holl, 2011: 34).

Este control de materiales y sus propiedades, con el uso de las nuevas tecnologías, incluso de la nanotecnología, pueden lograr la manipulación de las moléculas de los materiales, de los cuales se obtienen propiedades que nos dan diversos factores como iluminación, acústica, texturización, que proporcionaran la creación de emociones como uno de los principales objetivos de la arquitectura emocional.

HACIA UNA ARQUITECTURA EMOCIONAL

La enseñanza del proceso de diseño dentro de las escuelas de arquitectura, ha tenido cambios y evolución como toda disciplina en constante desarrollo, los procesos de diseño son diversos y pueden ser en ocasiones subjetivos o, ya en la práctica profesional, muy personalizados de acuerdo a cada arquitecto dedicado al diseño; la experiencia va formando o cambiando el proceso con el cual los arquitectos fuimos formados en dichas escuelas. Cada proyectista podrá tener su método de diseño particular o seguir los lineamientos académicos del procedimiento originado en las aulas, esta decisión ya depende de cada arquitecto.

Estas experiencias y los conocimientos adquiridos al realizar una investigación funcional formal del diseño arquitectónico, además de tomar en cuenta el buen manejo del contexto físico y sus elementos, entendiendo éstos como; orientaciones, asoleamiento del lugar, vistas, que son envolventes del espacio, y tomarlos en cuenta como auxilio de la creación de sensaciones en el proyecto desde su diseño (primeros bosquejos), así como dentro del micro-clima diseñado en el edificio terminado, con la conjunción de los factores tanto materiales, físicos y de manejo de nuevas tecnologías, obtenemos un sistema arquitectónico con aciertos.

Estos aciertos nos darán cabida a los elementos generadores de sensaciones dentro del espacio arquitectónico. Como menciona Josep Muntañola:

Si la arquitectura consigue lugares para vivir no los conseguirá nunca “sobre el papel” sino que es al fin y al cabo, mediante la transformación de la materia física gracias a lo que el nuevo lugar emerge, y esta transformación no puede estar muy lejos del “espaciarse un espacio” heideggeriano. Pero si este lugar y esta arquitectura se nos manifiestan, por todo ello, como testigos silenciosos, no son, ni mucho menos, unos testigos insignificantes. Esto es lo que hay que demostrar (Muntañola, 2001: 17).

Tener claro que el lugar dará origen al espacio arquitectónico y en él estaremos generando una arquitectura emocional, sitios creadores de emociones y sensaciones.

Mi postura rechaza de entrada el estudio de la arquitectura como máquina de vivir o como puro símbolo natural e independiente, y acepta la posibilidad de concebir arquitectura como un proceso permanente de reinterpretación creativa, sensible y racional, de nuestro habitar (Muntañola, 2001: 18).

El descifrar y plasmar los elementos generadores de sensaciones, desde el proceso de diseño y tenerlos claros e identificados, podrán, desde esta etapa, con la ayuda incluso de herramientas digitales, no como elementos de proceso de diseño, ser manipulados y aplicados ya en la realidad del inmueble arquitectónico ubicado en su contexto físico, que ha sido estudiado, obteniendo también los elementos auxiliares con el objetivo de tener una espacio emocional y, así, una arquitectura humanizada.

Barragán, Luis (1999), “Una poética del espacio” en Revista Artes de México, Núm. 23, México.

Barragán, Luis (1999), “Una poética del espacio” en Revista Artes de México, Núm. 23, México.

Goeritz, Matías (1960), "¿Arquitectura Emocional?" en Revista Arquitectura: ENA, Núm. 8, México.

Holl, Steven (2011), Cuestiones de percepción fenomenología de la arquitectura, Gustavo Gili, Barcelona, España.

Muntañola, Joseph (2001), La arquitectura como lugar, Alfaomega-Ediciones UPC, México

Norberg-Schulz, Christian (2001), Intenciones en arquitectura, Gustavo Gili, Barcelona, España

Sánchez Lacy, Alberto (1999), “Diálogo con el horizonte” en Revista Artes de México, Núm. 23, México.

Pallasmaa, Juhani (2012), Los ojos de la piel, la arquitectura y los sentidos, Gustavo Gili, Barcelona, España.

Pallasmaa, Juhani (2009), La mano que piensa. Sabiduría existencial y corporal en la arquitectura, Gustavo Gili, Barcelona, España.

Zabalbeascoa, Anatxu (2006), “La arquitectura de hoy no es para la gente" en El país, Núm. 12, España.

Leach, Neil (2001), La An-estética de la arquitectura, Gustavo Gili, Barcelona, España.



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