La complejidad de la escucha en psicoanálisis - La función creativa del analista

The complexity of the listening in psychoanalysis – the analyst's creative function

Roseli Dal Bem Fistarol
Mônica Medeiros Kother Macedo
Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Brasil

La complejidad de la escucha en psicoanálisis - La función creativa del analista

Perspectivas en Psicología: Revista de Psicología y Ciencias Afines, vol. 15, núm. 2, pp. 95-106, 2018

Universidad Nacional de Mar del Plata

Recepción: 11 Enero 2018

Aprobación: 20 Agosto 2018

Resumen: Este artículo presenta una investigación acerca del proceso de construcción del ser psicoanalista y la complejidad presente en su ejercicio clínico de escucha. A partir de un delineamiento cualitativo fueron obtenidos datos en entrevistas realizadas con seis psicoanalistas con significativa experiencia clínica y producción de conocimiento en Psicoanálisis. El material obtenido fue trabajado con el método de Análisis Interpretativo de Erickson, terminando en la propuesta de tres Aserciones: La obra freudiana como base sólida e inicio de particulares recorridos al convertirse en psicoanalista; El rigor necesario para la formación del analista y sus desdoblamientos en el ejercicio ético de escucha en el Psicoanálisis y, la última denominada Impases en la clínica y el lugar creativo del analista – de la queja a la demanda. El estudio realizado permitió identificar lo que implica el rigor y la ética en el proceso de formación de un psicoanalista y, también, identificar la complejidad exigida en el creativo trabajo de escucha de los sufrimientos psíquico. Se destaca la relevancia de investigar la dinámica y las condiciones presentes en el oficio de ser psicoanalista con la intención de promover avances necesarios y problematizaciones que sustenten la vigencia de la teoría y de la técnica psicoanalítica como disciplina de incuestionable valor, considerando la existencia de un sujeto que no se reduce a la consistencia y a lo biológico.

Palabras clave: Psicoanálisis, Clínica Contemporánea, Demanda, Escucha, Queja.

Abstract: This article presents a research on the psychoanalytic being's construction process and the present complexity within the listening practice. Using a qualitative design interviews with six prolific experienced psychoanalysts provided some data that were analyzed with Erickson’s (1986) Interpretative Analysis method posing three assertions: the Freudian work as a steady ground and beginning of single ways to become a psychoanalyst; the needed rigour for the analyst's training and its unfolding in the ethical listening practice and lastly, the obstacles in the practice and the creative analyst's place-from the complaint to the demand. The study enabled to identify the exactness and the ethics in the psychoanalyst's training along with the demanding complexity in the creative listening work of the psychic suffering. The relevance of addressing the psychoanalyst being's dynamics and the present conditions is highlighted so as to promote further developments and questioning that support the psychoanalytic theory and technique validity as an indisputable discipline that regards the subject's existence irreducible to the consistency or the biologic status.

Keywords: Psychoanalysis, Contemporary - Practice, Demand, Listening, Complaint.

Introducción

En el proceso de construcción del Psicoanálisis y de la proposición de su singular epistemología, se constata que esta disciplina provocó una importante tensión en relación al concepto de Ciencia. Indiscutiblemente su teoría, su método y su técnica, promovieron una nueva concepción de sujeto y como consecuencia de esto, se generaron importantes modificaciones relativas a la comprensión y el tratamiento de las patologías psíquicas. De esta forma, se considera que las expresiones sintomáticas y el campo de la psicopatología en Psicoanálisis extrapolan y se distancian de cualquier intención de explicación en el modelo de causa y efecto, o aún, de la atención a los parámetros regidos por concepciones conciencialistas. Si las demandas de la Modernidad y sus restricciones al ejercicio de la sexualidad, incitaron el nacimiento del Psicoanálisis son, ahora, los impases y desafíos de la contemporaneidad que convocan al Psicoanálisis al debate sobre los padecimientos psíquicos. En este debate, su carácter de apertura y de problematización constantes al respecto del humano, siguen ofreciendo una forma singular de explorar e intervenir frente al sufrimiento psíquico. Luego frente a las singulares demandas de dolor psíquico, el sujetopsíquico, como producto y productor de la cultura, impone nuevas complejidades a la escucha psicoanalítica. En este sentido, este artículo retrata un estudio que tuvo como tema central investigar el proceso de construcción del ser psicoanalista y de su ejercicio de escucha el cual posibilita, a partir de la queja enunciada por el analizando, construir la demanda de análisis. Por considerarse que en esta transacción el analista ejerce una función central, se tuvo como objetivo investigar la complejidad propia al ejercicio de escucha frente a las demandas analíticas en la clínica contemporánea.

Método

Esta investigación fue de naturaleza cualitativa y los datos obtenidos fueron trabajados con el método denominado Análisis Interpretativo propuesto por Frederick Erickson (1986). Este método se indica para trabajar con entrevistas y observaciones, alineándose a la epistemología freudiana, una vez que permite explorar los fenómenos humanos en profundidad. La herramienta clave para la obtención de los datos en esta investigación, fueron entrevistas semiestructuradas. Las cuales fueron grabadas y transcritas a partir de la autorización de los participantes. La entrevista semiestructurada, como refiere Nunes (2005), es un conjunto de temas que el entrevistador prepara antes para ser explorado en el transcurso de la entrevista, este guion es una forma de poder tener la posibilidad de que todos los temas relevantes van a ser abordados, como señala la autora, con la clareza que el entrevistador es libre para organizar sus respuestas.

Fueron entrevistados en este estudio seis psicoanalistas, siendo tres brasileños y tres argentinos. Todos los participantes tenían como mínimo, veinte años de experiencia en la clínica psicoanalítica. Como ejes orientadores de la entrevista que fue realizada con los participantes se identifican los siguientes temas: recorrido personal de formación en Psicoanálisis; conceptos metapsicológicos imprescindibles a la escucha clínica; impases en la clínica; el lugar del analista en la clínica contemporánea; vigencia y amplitud de la concepción de la psicopatología; definición de diagnóstico; recursos creativos del analista en el ejercicio del Psicoanálisis.

El método de Análisis Interpretativo de Frederick Erickson (1986), empleado para el trabajo con los datos, realiza un profundo y minucioso examen de los datos obtenidos, una vez que son ellos que confirman o niegan las aserciones formuladas por los investigadores, relacionadas al fenómeno investigado. El método de Análisis Interpretativo tiene las siguientes etapas: formulaciones de las aserciones, revisión del cuerpo de datos (para probar las aserciones en evidencia) y reformulación de las aserciones cuando se hace necesario. Por último, el investigador deberá elaborar una redacción del análisis efectuado. Cabe, resaltar que en el Análisis Interpretativo no se trata de una generalización estadística y sí de elementos que se sobresalen según la lógica. En este sentido, es importante destacar como afirman Macedo y Werlang (2007) que la presentación de las aserciones ilustradas con viñetas y fundamentadas con comentarios interpretativos con base en la teoría, "permite acompañar al investigador en la percepción de cuáles son los detalles, entre varios sentidos de las hablas, que fueron considerados prominentes y las interpretaciones atribuidas" (p. 187). Por ser un método de investigación que destaca el trabajo interpretativo “la tarea del investigador es descubrir diferentes estratos de universalidad y particularidades presentes en cada caso específico, explorando analíticamente el significado de los detalles informados y de las diversas camadas de significado contenidas en la narrativa” (Macedo & Werlang, 2007, p. 187). Cabe destacar que todo lo encontrado en el estudio fue explorado, problematizado y discutido a partir de presupuestos de la teoría psicoanalítica.

Resultados

Después de la realización de las entrevistas y de las exhaustivas lecturas del material producto de las transcripciones se realizó un profundo y minucioso examen del material obtenido. Conforme las etapas previstas en el método de Análisis Interpretativo (Erickson, 1986), fueron formuladas Aserciones sobre la temática investigada. Se pasa a presentar cada una de las tres Aserciones que componen este estudio y desarrollar cada una de ellas junto a una problematización de sus contenidos.

Primera Aserción: La obra freudiana como base sólida e inicio de particulares recorridos al convertirse en psicoanalista

En esta Aserción se trata de explorar cómo se dieron las aproximaciones y elección por una formación en Psicoanálisis por parte de cada participante del estudio. Se identifica en los diferentes relatos, lo afirmado por Nasio (1999) relacionado con la relevancia que toma en la identidad del psicoanalista, su transferencia con el psicoanálisis. Según el autor es esta modalidad de transferencia que orienta el trabajo analítico. El movimiento transferencial se fue estableciendo, según los participantes, a través de la lectura inicial de los textos psicoanalíticos. Se constató, entonces, haber sido la riqueza, la consistencia y sobre todo, la complejidad presentada en la obra freudiana, que fueron nombradas por los psicoanalistas entrevistados como elementos que despertaron el interés por la formación en Psicoanálisis. La curiosidad que esta obra fomentó en algunos de ellos, resultó inclusive en cambios fundamentales en el rumbo de las elecciones profesionales.

Sin duda, se puede afirmar que la capacidad de fomentar preguntas y de ir más allá de lo aparente, está en la esencia del legado freudiano y sigue como importante factor de estímulo al conocimiento y estudio del Psicoanálisis. El aspecto de apertura y de no dogmatismo de la teoría psicoanalítica es referido así por los participantes del estudio. En este sentido, P2 alerta el riesgo de transformarla en dogma:

“La teoría en el psicoanálisis tiene una función diferente (…). El psicoanalista estudia el Psicoanálisis, sin embargo, considero que la teoría tiene esa función de contener y corre el riesgo de que las personas se apeguen a la teoría de una forma religiosa, y se apoyen exageradamente en la teoría, más de lo recomendable”. (P2)

Al reconocerse el legado freudiano como modelo de una obra abierta, pasa a ser necesario también, realizar un trabajo de revisión de aquello que se agota en el tiempo de su producción y convoca la secuencia de un trabajo de producción de conocimiento en Psicoanálisis. Así, se evidencia la convocatoria a la capacidad creativa y reflexiva de cada analista, frente a los interminables impases que se presentan en el ejercicio de escucha. Al enfatizar lo que se entiende como buena formación teórica de un analista, P1 menciona:

“(…) pasa primero por estudiar la obra de Freud, si es posible desde el interior de la obra. Y luego que se tiene eso, estudiar algunos autores pos-freudianos, dentro de los cuales, cada uno debería poder elegir, no simplemente por el que está de moda por la institución, por el ambiente analítico, sino aquellos autores que le den herramientas para trabajar y no tantos conceptos que solo le sirven para sentirse perteneciente a un grupo”. (P1)

En el camino a tener como base en la formación la obra freudiana, pero también de apreciar un movimiento de permanente apertura al estudio en Psicoanálisis, se hace presente en las narrativas a seguir:

“Soy un psicoanalista que estudió en un primer momento mucho a Freud y que continúa estudiando Freud hasta hoy con mucho placer de reencontrarlo”. (P2)

“(…) era Freud, nosotros estudiábamos Freud, en fin, para después ir en dirección a otros autores”. (P6)

Según los entrevistados la importancia de transmisión del psicoanálisis es evidente. No se trata de ofrecer o de la exigencia de lectura de la obra freudiana, pero sí de estimular la posibilidad de construcción e identificación con la capacidad pensante de Freud. Para Moraes y Macedo (2011):

Aquello que nació del creador del Psicoanálisis, motivado por sus indagaciones, va no solo más allá de su tiempo, sino también más allá de sus propósitos iníciales. En los textos freudianos, hay tanta coherencia de una teoría que propone un modelo de psiquismo abierto como un pensador que dejó como legado una obra en abierto. (p.11)

Tal afirmación de las autoras es ejemplificada en las narraciones de P3 al afirmar que una teoría tiene su valor a partir del sentido interno que provoca, ya sea reconociendo que existe una diversificación en el proceso de formación como analista:

“Todo depende de cómo se lee esa teoría. Se puede leer sin elaborar. Tiene tipos de lecturas, a veces algo es leído sin pensar y tiene otra lectura que es la lectura elaborativa, digamos, que sería leer, pero trabajar en eso que se lee. Trabajar dentro, pensarla (…)la elaboración de todas las lecturas configura un estilo propio que no es un estilo intuitivo y no es cualquier cosa que vale, porque si no los psicoanalistas serían idénticos. (…). Así como se habla de singularidad compleja de cada paciente, se puede pensar en la singularidad compleja de cada analista, aunque las lecturas sean de las mismas teorías”. (P3)

También en la alusión a una lectura marcada por la posibilidad dialógica con el texto, se encuentra el dialogo de P5, en la cual destaca su identificación con la abertura en la obra freudiana:

“Es evidente que mi afiliación principal es Freud, tiene un pensamiento psicoanalítico más complejo (…) Freud tenía su diálogo interdisciplinar con la literatura, con la filosofía, con las religiones. En nuestro tiempo, digamos, ocurrió un cambio de paradigmas que son proporcionados por las llamadas ciencias duras, la biología, la física, la química, que nos han dado elementos y herramientas para pensar, digamos con otros modelos.(…) Toda la teoría de la complejidad es muy importante, autores como Morin y Castoridis”. (P5)

Ya el participante P1, destaca la relevancia de un proceso singular de construcción del referencial teórico que sustenta la práctica de un analista. Según el participante:

“Pienso que cada analista va construyendo lo que yo llamaría: una constelación conceptual. Un conjunto de herramientas, a través del cual puedo escuchar al paciente. Creo que esa constelación conceptual tiene que ver con una trayectoria propia en la cual se mezclan sus lecturas, sus experiencias clínicas, su identidad institucional, sus experiencias sociales, sus conocimientos, no solo de la historia del paciente, de su propia historia y también de la historia colectiva”. (P1)

La teoría es importante, sin duda, pero es fundamental que un analista circule y se apoye en la teoría desde una perspectiva que no impida tener una sensibilidad exigida por la singularidad de lo que se escucha. La perspectiva de poder interrogar y crear dependerá de esto:

Tengo una teoría de base, pero soy habitado, mientras estoy escuchando, dependiendo del analizando y del momento del análisis, por varias teorías y diferentes lecturas”. (P2)

El aspecto de apertura y de complejidad de la teoría freudiana promueven e incitan a la búsqueda por la contribución de otros autores en Psicoanálisis. La participante P5 ilustra claramente esta idea al afirmar que:

“Justamente porque me sustento, en un Freud complejo y abierto, es que valoro fundamentalmente muchos autores pos freudianos y creo que la escuela francesa contemporánea ha contribuido de verdad (…) cada psicoanalista tiene sus preferencias teóricas. Sin embargo necesitamos ir construyendo como un mapa psicoanalítico que nos dan diferentes teorías, donde algunos agregan y se alimentan”. (P5)

La contribución que surge de las lecturas y del estudio de diferentes autores pos-freudianos se evidencia en las narraciones de todos los participantes del estudio. El reconocimiento de la complejidad y de fecundidad presente en los textos freudianos fomenta esta condición de ser el punto fundamental de partida en la formación de los psicoanalistas. Cabe destacar que la condición de que ella vuelva de los contornos, no es una condición de mera reproducción o de una “(…) especie de adhesión religiosa alguna a su letra” como afirma Green (2015) en la entrevista concedida a Urribarri (Green, 1996/2015, pp. 47-48). En este sentido, Green (1996/2015) afirma que:

Reivindico la riqueza y la potencia teórica del pensamiento de Freud. En mi opinión, ninguna de las teorías que trataron de superarlo – el Ego-psychology, el kleinismo o el lacanismo – lo consiguió. Y lo que es peor: todas cayeron en cierto tipo de reduccionismo. Sin embargo, mi relación con la obra de Freud no conlleva ni a un mutismo ni a una adhesión religiosa alguna a su letra. (Green, 1996/2015, p. 47)

Las entrevistas permiten afirmar que se destaca el valor y relevancia de la obra freudiana como un importante factor de atracción a la formación en psicoanálisis y la construcción de un proceso permanente de retorno a éste como recurso de actualización de los fundamentos, con el fin de renovarlos y seguir produciendo conocimiento en Psicoanálisis. Todo esto en concordancia con lo que afirma Green (2015) sobre considerar que es

(…) necesario trabajarla a partir de lo que la historia del pensamiento posfreudiano nos ha entregado, así como de los desafíos que nos plantea la clínica contemporánea. Aclarado esto, incluso cuando queremos volver a pensar las cuestiones a cuyo respecto Freud respondió de manera ambigua o insuficiente, es en su obra donde hallamos los elementos a partir de los cuales avanzar. (Green, 2015, pp. 47-48)

La noción de la complejidad, presente en el oficio de escuchar al otro y la permanente aceptación a lo desconocido y a un no saber previo y dogmático, es ilustrado por P1 al afirmar lo que aprendió en su ejercicio como psicoanalista:

“Un buen analista no tiene una técnica, pero sí una heterogeneidad de técnicas que da cuenta de cada proceso analítico, es preciso elegir no en función de una ortodoxia, que le diga eso es Psicoanálisis, Psicoanálisis como tal, pero sí de la relación psicoanalista/paciente”. (P1)

Se puede afirmar que todos los participantes del estudio están empeñados en el cuidado y en la atención de aquello que Bleichmar (2003/2009) destaca y alerta sobre el futuro del Psicoanálisis:

Creo que el psicoanálisis es un producto fundamental de refundación de la subjetividad. (...). Nuestra función es defender – haciendo un ejercicio de rigor -, la propuesta más fuerte que ha generado la humanidad para analizar el sufrimiento individual y para regular los modos en que el malestar social no envuelve los sujetos en ese malestar, sino lo denuncia a partir de su propia práctica. (p. 62)

A partir del reconocimiento de esta condición que fundamenta el recorrido profesional atribuido a la obra freudiana, pasan a desvelar otros aspectos relacionados al proceso de volverse psicoanalista. En la reflexión sobre cuál sería el rigor necesario en la formación de un analista los participantes amplían las temáticas y traen varios aspectos importantes, entre ellos, la del análisis del analista.

Segunda Aserción: El rigor necesario para la formación del analista y sus desdoblamientos en el ejercicio ético de la escucha en Psicoanálisis.

Inicialmente mencionada como parte esencial del trípode – teoría, análisis personal y supervisión, y reconocida por Freud (1910/1969; 1919/1969), como condición instituyente del ser psicoanalista, el análisis personal del analista sigue siendo el marco fundamental de este proceso. En 1912, en el texto “Recomendaciones a los médicos que ejercen el Psicoanálisis”, Freud (1912/1969) enfatiza que las reglas técnicas fueron construcciones a partir de su propia experiencia clínica en el transcurrir de muchos años. Vuelve a referirse, en ese texto, al inestimable valor del análisis personal, citándolo como herramienta esencial para volverse psicoanalista. Freud (1912/1969) también considera la relevancia del analista no dejar que aspectos suyos, interfieran negativamente en la condición analítica. La propia modalidad de presentar y explorar el tema de la técnica en la obra freudiana marca, claramente, el valor e implicación atribuidos al análisis del analista.

“El análisis del propio analista, es la única posibilidad, la mejor posibilidad de poder escuchar al otro en sus singularidad, sin que se mezcle demasiado con la subjetividad de cada analizando”. (P1)

“…es una indicación de Freud que el análisis del analizando solo va hasta donde fue el análisis del analista”. (P2)

En la medida en que los psicoanalistas entrevistados debaten sobre el análisis del analista, una variante de la temática se impone. Se trata del cuestionamiento sobre la “modalidad” de análisis realizado, es decir, el que indica la IPA en los patrones de un análisis didáctico o no. Los participantes P2 y P3, aclaran a qué modalidad de análisis se refieren:

“El análisis personal es una parte importante de la formación, pero no un análisis controlado o mediado por cualquier norma institucional. La condición de un análisis son los criterios principalmente transferenciales”. (P2)

“No estoy de acuerdo con el análisis didáctico (…) un analista en el momento de elegir con quién analizarse debería tener la libertad de elegir al profesional sin las restricciones institucionales (…) a veces se corre el peligro con los análisis didácticos que eso haga parte de una escalera en ascenso y no sé si todos los pacientes tienen la libertad interior para hablar de todo, cuando al mismo tiempo, hay una carrera en juego, en ese mismo lugar”. (P3)

Kupermann (2014) identifica, claramente, la trasferencia como una especie de guía para la construcción del método interpretativo y también cita su influencia en las bases de la institucionalización del Psicoanálisis. El autor propone el concepto de transferencia nómada como una forma de disposición transferencial que no se dirige “a un único maestro, a una teoría, una hegemonía ni a una dirección institucional fija” (p.187). La transferencia nómada tendría como posibilidad el establecimiento de nuevas y varias transferencias. Para el autor, son estas nuevas posibilidades que sustentan la superación de lo que considera uno de los mayores obstáculos producto del proceso de institucionalización del Psicoanálisis, es decir, “el impedimento de la emergencia de diferencias en nombre de la garantía de las certezas adquiridas y de la rutina de las formas instituidas” (Kupermann, 2014, p.188).

En el 2010, fue publicado un artículo escrito por Otto Kernberg titulado “Treinta maneras de destruir la creatividad de los candidatos de Psicoanálisis”. En la presentación hecha por Telles (2010) de ese artículo, se menciona el hecho de que fue un artículo original de Kernberg en 1996, poco tiempo antes de él asumir la presidencia de la IPA. Telles (2010) describe la escritura del artículo como “un valiente abordaje de problemas asociados a la formación del analista” (p.13). Otra alerta que se discute en la presentación del artículo, se refiere al hecho de que “nunca se mencionan las contingencias de la institución analítica donde se desenredará ese proceso. Kernberg rompe con la represión, desnuda las maniobras del poder institucional que se esconde detrás de los supuestos cuidados necesarios con la formación del candidato” (Telles, 2010, p.13). Se evidencia el cuidado necesario por parte de las instituciones de Psicoanálisis al proceso de formación de psicoanalistas, el cual corre el riesgo de ser suplantado por un mero ejercicio de poder. Al referir el valor de una institución en el proceso de formación analítico, la participante P6 destaca la relevancia de la libertad del profesional para construir su singular proceso de formación y moverse a partir de sus transferencias:

“Yo pienso que es importante una formación organizada, no didáctica, pero tener una institución que ampara, que tenga modelos, en la cual se pueda hacer un recorrido de conceptos”. (P6)

Los participantes también citaron la práctica de la supervisión como factor relevante en la formación de un psicoanalista. Freud, como fundador del Psicoanálisis, marca en sus movimientos la búsqueda natural por espacios de interlocución en relación a la teoría, la técnica y la clínica, se utiliza de la escritura teórica, de la escritura de los casos y de las cartas, donde se van construyendo los fundamentos necesarios para el surgimiento espontáneo de una práctica de supervisión. Macedo y Falcão (2005) afirman que “no solo Freud buscaba interlocutores para sus ideas, sino que él mismo era buscado intensamente para reflexionar y evaluar la práctica de sus seguidores. Tal fenómeno ya apuntaba para un espacio de supervisión” (p.213). La actividad de supervisión es referida por el P1, como la articulación entre la teoría y la técnica, consolidándose como el espacio relevante de construcción del hacer clínico:

“La supervisión tendría como meta articular la teoría con la práctica, la tarea de la supervisión es la posibilidad de tener un interlocutor que posibilite articular, complementar lo que está estudiando y de cómo establecer nexos. Esa es la función de la supervisión básicamente, articular la teoría y la práctica”. (P1)

El carácter de la actividad de supervisión como sustentación del trabajo analítico, fue citado por los participantes de forma unánime, así como la consideración de que no se hace productivo cuando ocurre bajo un enfoque de corrección de prácticas. P2 destaca que:

“...hay un esfuerzo de entendimiento, de teorización de una experiencia singular, la supervisión tiene ese papel importante de hacer una especie de puente entre la teoría y la experiencia singular”. (P2)

La complejidad que se hace presente en el recorrido de volverse psicoanalista permite constatar que las actividades asociadas al permanente perfeccionamiento teórico, no son posibles de una condición de agotamiento. Así que según Bouwman (2009) la formación de un analista es un proceso permanente, en el cual la influencia de la ética se hace evidente. Frente a la necesidad de aproximarse a la noción de ética a la práctica del Psicoanálisis se encuentra en P2 la siguiente afirmación:

“El Psicoanálisis pienso que constituye una de las pocas reservas, llamo de reservas éticas a la escucha de la subjetividad, de la singularidad en lo contemporáneo, es decir, el Psicoanálisis es una reserva ética de escucha de la singularidad en lo contemporáneo”. (P2)

La narración de P2 puede ser ampliada en lo que afirma Bleichmar (2011) sobre la singularidad del espacio de escucha instituido en la regla de la asociación libre, no como una obligatoriedad, pero sí como un derecho del sujeto a poder decir todo. La autora afirma que:

Hay pocos espacios en el mundo donde uno tiene derecho a decir todo; a tal punto que es un lugar donde si uno le dice al otro que tiene cara de mono, en lugar de recibir un mamporro, el otro le preguntará qué piensa de eso que dijo: es único en el mundo un espacio de estas características. (Bleichmar, 2011, p. 495)

Se puede pensar que la afirmación de P2 sobre el Psicoanálisis de que es una “reserva ética de la escucha de la singularidad”, se alinea a la motivación freudiana inicial de buscar en las palabras del analizando la materia prima del trabajo analítico. Para esto, el Psicoanálisis necesitó romper con la práctica sugestiva y de ejercicio del poder sobre el paciente. La ética del Psicoanálisis es reconocer y afirmar como imprescindible el énfasis en la diferencia y la singularidad del sujeto. Evidenciando la complejidad del tema, la participante P3 aborda el tema de la ética a partir de la capacidad de demarcación de las diferencias:

“Pienso que no debemos confundir ética con abstinencia. Que no debemos confundir abstinencia con neutralidad. Me parece que la neutralidad y la ética tiene que ver con escuchar al otro, el paciente como otro y no al servicio de su propio narcisismo, de la propia teoría, del propio gozo. Ética es el respeto por la alteridad del otro y a partir de ahí uno puede ser creativo”. (P3)

La afirmación de Bleichmar (2016), en el sentido que el origen de la ética surge en el marco de la relación con el otro humano, puede estar aproximada a esas consideraciones. Así, la capacidad sensible de reconocer al otro como otro, identificada en las palabras de P3, ilustra la importancia que tiene para el ejercicio de la ética en Psicoanálisis, la ética del analista. Sobre esto Bleichmar (2011), se refiere al analista como un sujeto ético. Resalta la autora que la postura ética del analista, en relación a la práctica analítica, se hace presente en el interior de un proceso del análisis, siendo ella que define las condiciones para que el análisis suceda:

En relación con el tema ético, podemos nombrar: elección de pacientes, formulación del contrato, conocimiento acerca del propio saber y posicionamiento en las generaciones analíticas – que no es una pequeña cosa-. Así como los físicos, los químicos, los médicos, nosotros también tenemos una genealogía: pertenecemos a un linaje que nos marca, y este implica, por un lado, agradecimiento hacia las generaciones anteriores y, al mismo tiempo, fractura de ciertas cuestiones marcadas en nuestros análisis anteriores. (p. 499)

En los diálogos de los participantes, así sea indirectamente, se hace evidente el reconocimiento de la existencia de la ética del Psicoanálisis implicada con la ética del analista. En esta relevante e imprescindible diferencia entre ética del Psicoanálisis y la moral, no cabe al analista ser un “aplicador y vigilante” de normas y reglas morales. La efectiva posibilidad de inscripción de la ética del Psicoanálisis, así como en el desdoblamiento de la ética del analista, está en la calidad de la escucha de las singularidades humanas. La ética del Psicoanálisis es reconocer y afirmar como imprescindible el énfasis en la diferencia y la singularidad del sujeto. Freud (1913/1969) afirma que en un proceso de análisis así como en el juego de ajedrez, solo se saben los movimientos que marcan su inicio. A partir del reconocimiento de la imposibilidad de prever movimientos y de anticipar el saber sobre el otro, la función creativa del analista pasa a ser fundamental en la condición de superación de las adversidades e impases.

Tercera Aserción: Impases en la clínica y el lugar creativo del analista

Las dos Aserciones anteriores contemplaron los resultados del estudio sobre lo que es la triada – el estudio teórico sistemático, análisis personal del analista y la práctica de la supervisión – la condición que fundamenta, según los entrevistados, lo que es ser un psicoanalista. En esta tercera Aserción, tomándose el hecho de ser el proceso analítico resultado de la creación que se da en el encuentro de dos sujetos, es relevante discutir sobre las diferentes implicaciones del analista y del analizando. La importancia de un psicoanalista en encantarse y también inquietarse con los fenómenos de la clínica y frente a estos, ejercitar movimientos de creación, encontrados en la afirmación de la participante P6:

“Es la clínica que mueve la teoría, es aquel placer de estar con otra persona, de encantarse cada vez más con lo que va apareciendo en la historia. Es quedarse fascinado con los fenómenos psíquicos”. (P6)

El trabajo con los fenómenos psíquicos hace que el psicoanalista se encuentre, constantemente, con desafíos a su capacidad creativa. En este sentido, el participante P2 resalta la necesidad de la creación a fin de dar cuenta de lo que surge en la clínica contemporánea

“El patrimonio teórico, intelectual y técnico del Psicoanálisis, es un patrimonio, pero eso no quiere decir que él está listo. (…) crear recursos técnicos es crear un espacio de escucha para aquel paciente (…) es inventar un dispositivo adecuado para aquel analizando”. (P2)

Es evidente en esta investigación el reconocimiento por parte de los participantes de que el Psicoanálisis, frente a las demandas del siglo XXI, es provocado a trabajar los fundamentos metapsicológicos y clínicos. Lo que se nota con frecuencia en los textos freudianos, o sea, las alteraciones y revisiones en relación a lo propuesto, puede ser tomado como modelo para que un psicoanalista ejercite permanentemente su capacidad de construcción y reconstrucción de herramientas teóricas y técnicas. Ese tema fue explorado por los entrevistados de diferentes formas:

“La clínica actual está marcada por modos diferentes de enunciar el sufrimiento, muy marcados por el discurso cultural, por las cuestiones del conflicto de identidad o de impases en las cuestiones de identidad”. (P2)

“En la clínica contemporánea está menos presente la neurosis clásica y más las adicciones, anorexias, bulimias, presiones graves y todas las organizaciones que tienen que ver más con la acción que con la palabra” (P3)

“Para considerar la clínica actual usted necesita considerar, también, el horizonte de una época. Tienen una interrelación la patología y el contexto social” (P4)

“Una clínica con menos neurosis y muchas más dificultades en la construcción psíquica inicial”. (P6)

Para los psicoanalistas participantes de este estudio se evidencia el reconocimiento de cambios en la producción contemporánea de la subjetividad y por consiguiente, en la producción y expresión de los sufrimientos psíquicos dirigidos a la escucha psicoanalítica. Los psicoanalistas fueron unánimes en afirmar que, en el trabajo generado por los impases de la clínica actual, la capacidad creativa del analista es fundamental:

“Creo que en este sentido, estar actualizado supone, no solo recuperar la historia del Psicoanálisis, sino también recuperar la situación actual de la práctica psicoanalítica”. (P1)

“Entonces, es el analista que tiene, poco a poco que ir escuchando, teniendo una posición empática, hospedando la queja y al mismo tiempo haciendo preguntas”. (P3)

Las narraciones de los participantes hacen evidente el hecho de que en el encuentro analítico es imprescindible la condición de creación por parte del analista.

“Voy preparando estrategias en función de la problemática del paciente. Tenemos que salir de los rituales. La base de la triada posibilita hacer nuestro trabajo, no solo en función de la teoría y no solo por la práctica, la teoría permite ver la clínica y pensar los dispositivos terapéuticos en la práctica”. (P5)

Para el participante P1, un “buen analista” además de escuchar la singularidad, necesita, también, actuar de diferentes maneras, es decir, no tener una “única técnica” para dar cuenta de los procesos analíticos:

“No hay una modalidad técnica única para todos los pacientes. Cada analista va a tener que elegir no en función de una ortodoxia que le diga ‘ eso es psicoanálisis’, Psicoanálisis como tal, pero sí, en función de la dupla analizando y analista y del proyecto terapéutico, teniendo en cuenta la problemática y la situación vital del paciente”. (P1)

Frente a la relevancia atribuida a la capacidad de un analista en darse cuenta de la singularidad de la dupla analítica que allí va construyéndose, cabe traer a discusión el tema concerniente a los elementos relacionados al inicio de un análisis. Para Lerner (2007), el encuentro psicoanalítico se da a partir de un encuentro intersubjetivo, “(…) donde se recree o se crea (se reedita o se edita) lo que fue conflictivo, lo que no hubo, lo que faltó. A partir de ahí se posibilita el trabajo” (p.33). Para el autor, es el analista quien deberá crear las condiciones que viabilizan ese encuentro. Esas condiciones son ofrecidas a fin de facilitar la instauración de un encuadre. Sobre la no rigidez del encuadre y su, respectiva, condición de instaurar la trasferencia, Lerner (2007) afirma:

No se puede anticipar cuándo y cómo se va a generar ese encuentro; podrá darse en una sola sesión o en dos, o tres, en todas o en ninguna. Es impredecible. Esta creación del encuadre es lo que posibilitará o no el despliegue transferencial. El encuadre resulta “hecho a medida” del paciente. De no lograrse el encuadre adecuado, el despliegue transferencial se verá impedido, como sucedería si fuese “prêt-à-porter” o de confección masiva. Si no se genera el encuadre adecuado, no cabe esperar que se desarrolle un proceso psicoanalítico. (p.34)

Una de las cuestiones pertinentes en la reflexión sobre la instauración de un proceso analítico afirma, por parte del analista, la capacidad de construcción de un encuadre adecuado. Encuadre que contemple el rigor en las diferentes técnicas propuestas a fin de proporcionar condiciones para que el trabajo analítico se desarrolle. Por otro lado, se encuentra en la noción de encuadre interno del analista propuesta por Green (2010), relevante recurso de garantía a la instauración del encuadre una vez que, frente a los desafíos de su establecimiento, garantice que su internalización en el analista sustente el rigor y ética necesarios en el proceso analítico.

Se percibe que la instauración del proceso de análisis requiere que un sujeto se muestre disponible a ocuparse de su sufrimiento y pueda dirigir a la escucha del analista una solicitud de ser comprendido en su funcionamiento psíquico. En esta dirección, la participante P3 cuestiona la forma como un paciente llega al espacio analítico:

“(…) el trabajo del analista, en este primer momento, es tratar que surja una demanda y eso puede llevar mucho tiempo. Entonces a mí me parece que en el inicio tiene que escuchar la queja, hospedarla y ahí es muy importante la empatía del analista, la posibilidad de poder mostrar al paciente que lo escucha, que es empático, que lo entiende y poco a poco ir abriendo paso a las preguntas, que es lo que el paciente no logra hacer. Porque cuando un paciente se queja no hay ninguna pregunta. La queja es afirmativa (…) es necesario ir hospedando la queja y al mismo tiempo haciendo preguntas (…) y a veces proporcionando representaciones”. (P3)

Otro aspecto que puede ser identificado como elemento común en la verbalización de los participantes es el reconocimiento de que un paciente llegará al análisis de la forma que le sea posible. En esta dirección, la complejidad y el valor de las entrevistas preliminares son abordados por la entrevistada P5:

“Las entrevistas preliminares son fundamentales por dos razones: para conocer la persona, para comenzar a entender lo que esa persona viene a buscar y para saber si puedo trabajar con esa persona desde dos lugares, es decir, por una cuestión de empatía o no, sí tengo disponibilidad para atender o no, si podemos analizar o no, y, otra desde el lugar de la problemática, de la patología”. (P5)

El sujeto y su singularidad son esenciales para la formulación de una hipótesis diagnóstica en Psicoanálisis y la noción de diagnóstico toma una directriz opuesta a la homogeneidad del sujeto, evidenciando la compleja trama presente en las modalidades de sufrimientos psíquicos. Los elementos esenciales y pertinentes a la concepción de diagnóstico para el Psicoanálisis, son descritos por Vecslir (2007):

Diagnosticar es hacer una serie de hipótesis abiertas, porque el diagnóstico se corrobora después y debería pensarse en el interior de un proceso en construcción, tanto como lo está el sujeto mismo, si las cosas andan más o menos bien. De enorme valor como orientador, el diagnóstico siempre es presuntivo, nunca definitivo. (p.47)

Para la autora, esa modalidad de diagnóstico presuntivo incita diferentes construcciones transferenciales y convoca a una particular posición del analista. Todos los analistas se referían al cuidado necesario al hacer un diagnóstico, con el fin que se posibilite que el sujeto se sienta escuchado de forma adecuada en su sufrimiento.

Frente a los impases de la clínica los analistas son convidados a seguir creando, pues como escribe Coelho Junior (2008) “es en el interior del propio pensamiento psicoanalítico que los analistas deben reconocer los límites que necesitan ser enfrentados” (p.41). El afrontamiento de esos límites puede y debe fomentar la creación del analista con el fin que el Psicoanálisis pueda andar nuevos caminos, pero reconociendo y sustentándose en la singularidad y especificidad de su propia historia. Ese proceso solo puede suceder a partir de la disponibilidad de las dos partes, cuando dos sujetos se encuentran y asumen lugares diferentes en esa modalidad de encuentro. Desde su inicio el encuentro se trabaja para la creación de las condiciones necesarias, para que los encuentros continúen sucediendo con el fin que se instaure un proceso de análisis. Es evidente la atención que debe dedicarse al inicio de un análisis. Las entrevistas preliminares, ya presentes en la obra freudiana, señalizan este trabajo de establecimiento de un proceso en el cual no se busca la categorización del dolor o del sufrimiento, pero si la creación de un encuadre que proyecta y reconoce su singularidad y autonomía.

El destaque atribuido al lugar del analista permite evidenciar qué está contemplado en el ejercicio de su función, la potencialidad creativa. Los elementos que constituyen esta Aserción ilustran el incuestionable valor de la incompletud que es vital a psicoanálisis así como incita a las indispensables condiciones éticas y de creatividad del analista como instituyentes de la singularidad del encuentro analítico.

Conclusión

La teoría, el método y la técnica psicoanalítica permitieron presentar al mundo, desde el apagar de las luces del siglo XIX, una nueva concepción de sujeto y, consecuentemente, designar a los sufrimientos psíquicos una singular condición de expresión de la complejidad humana. Las proposiciones de Sigmund Freud respecto al sujeto de sexualidad y del Inconsciente provocaron una innegable revolución epistemológica en el campo de los estudios sobre lo psíquico.

Las entrevistas realizadas en esta investigación se vuelven genuinos testimonios éticos de profesionales que asumen la necesidad sistemática de la reflexión y de la producción de conocimientos en Psicoanálisis. La posibilidad de acceder a la singularidad que se hace presente en la forma en que cada uno de los participantes concibe y ejerce el Psicoanálisis, desveló desafíos e impases en el ejercicio de escucha y, también, lanzó luz sobre el permanente proceso, de formación de un psicoanalista. Tomar la obra de Freud como eje orientador de la formación significa atentar para su capacidad de interrogar permanentemente la teoría a partir de la clínica.

Las narraciones de los participantes permitieron identificar un relevante punto en común, el reconocimiento que el analista necesitará desarrollar un importante trabajo creativo sea frente a las subjetividades contemporáneas, en las cuales el sufrimiento no es presentado por la palabra, sino a través de descargas en actos o en el cuerpo; sea frente a los rodeos simbólicos de los sufrimientos neuróticos, la capacidad ética y creativa del analista es siempre convocada. En el texto de Freud (1913/1969), “Sobre el inicio del tratamiento”, está la analogía entre el proceso analítico y el juego de ajedrez. Se puede pensar, a partir de esta referencia de Freud (1913/1969), sobre el trabajo del analista, un trabajo de creación de “jugadas”, con la consideración de los singulares movimientos ejecutados por el otro de la dupla analítica, el analizando. Por lo tanto, los complejos movimientos que constituyen un juego, no se repiten, son instituidos y se desarrollan a partir de singulares movimientos y a través de estos, se da la posibilidad de inaugurar algo. Cabe, todavía, traer a discusión aspectos ya abordados en las Aserciones de este estudio, el valor de la teoría, del análisis del analista, de la supervisión y de la ética del psicoanálisis. O sea, la complejidad de los movimientos de cada “juego singular” que es un proceso analítico, evidencian que las "reglas" que ordenan y dan el espacio para la creación de lo nuevo, necesitan ser reconocidas en su valor instituyente y estructurante.

Este artículo exploró el valioso testimonio de los psicoanalistas sobre los meandros y complejidades del proceso de formación profesional de aquel que se dedica a escuchar e intervenir en situaciones humanas en las cuales las fragilidades psíquicas causan importante sufrimiento. Los datos obtenidos permiten afirmar que la capacidad investigativa del acogimiento a las incertezas, la afirmación de la inestimable tarea creativa y ética de un psicoanalista y el valor de la producción de preguntas que provean una luz sobre lo no sabido, dan plenas condiciones de creer en un fecundo devenir del Psicoanálisis.

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Notas

2 Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Brasil. E-mail:monicakothemacedo@gmail.com
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