Resumen: Por su importancia ecológica y por su potencial económico, las macroalgas constituyen un recurso valioso que merece ser estudiado más en detalle. Por ello entre junio y agosto del 2016 se realizó un estudio sobre la flora macroalgal de la plataforma rocosa y arenosa correspondientes a las playas de la Reserva Nacional San Fernando, donde se identificaron 36 taxones, de las cuales 22 fueron Rhodophyta, 7 Chlorophyta, y otras 7 Phaeophyceae. De los 36 taxones, 12 son nuevos registros para la Reserva Nacional San Fernando. Se sugiere continuar con estudios que comprendan un ciclo anual, así como la biomasa, a fin de establecer planes de gestión de estos recursos.
Palabras clave:macroalgasmacroalgas,Reserva Nacional San FernandoReserva Nacional San Fernando,San Juan de MarconaSan Juan de Marcona,NascaNasca.
Abstract: Because of its ecological importance and economic potential, macroalgae are a valuable resource that deserves to be studied more in detail. For that reason, between June and August of 2016 a study was carried out on the macroalgal flora of the rocky and sandy platform corresponding to the beaches of the San Fernando National Reserve, where 36 taxa were identified, of which 22 were Rhodophyta, 7 Chlorophyta, and other 7 Phaeophyceae. Of the 36 taxa, 12 are new records for the San Fernando National Reserve. It is suggested to continue studies that include an annual cycle, as well as biomass, in order to establish management plans for these resources.
Keywords: macroalgae, San Fernando National Reserve, San Juan de Marcona, Nasca.
Aportación al conocimiento de las macroalgas del litoral costero de la Reserva Nacional San Fernando (Nasca, Perú)
Contribution to the knowledge of macroalgae of the coastline of San Fernando National Reserve (Nasca, Peru)

Perú cuenta con 77 áreas naturales protegidas (ANP). A través de éstas se promueve la conservación de ecosistemas terrestres y marinos de gran importancia para el país, disminuyendo así el impacto negativo sobre la biodiversidad y los recursos que ahí se mantienen (Hooker, 2011). La Reserva Nacional San Fernando (RNSF) después de la Reserva Nacional de Paracas, y la Reserva Nacional de Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, es la tercera área natural protegida marino costera del Perú creada en el año 2011 (SERNANP, 2015). Cuenta con diversos ecosistemas de gran importancia biológica, bosques secos, bosques ribereños, lomas costeras, tillandsias, desierto costero, estuarios, islas, islotes, acantilados y roqueríos, así como el ecosistema marino bentónico y pelágico.
Su ecosistema marino bentónico está distribuido por cuatro tipos de sustrato, rocoso, arenoso conchueloso, pedregoso y arenoso, y se distribuye dentro de las cinco millas del área natural protegida, estando conformado por comunidades intermareales y submareales de macroalgas.
Estas macroalgas son importantes en la producción primaria, además sus talos sirven de alimento para otros organismos, así como de refugio y medio de transporte a una gran variedad de especies, albergando así estadios iniciales y adultos de diversos invertebrados y peces (Liuzzi, 2010).
En el Perú existen 228 especies de macroalgas, de las cuales 160 son Rhodophyta, 31 Phaeophyceae, y 37 son Chlorophyta (Acleto, 1986; Arakaki y Alveal, 1999).
El trabajo de investigación en la RNSF cuenta con zonas de muestreo (Fig. 1) donde se albergan una gran diversidad de macroalgas, como Macrocystis pyrifera “sargazos” y Lessonia trabeculata “aracanto” o “palo” (IMARPE, 2010), algas que actualmente son aprovechadas de manera pasiva a efectos del varamiento por asociaciones de colectores empadronados ante el ANP, y que por su valor ecológico, y económico merecen ser estudiada más a detalle.
El presente estudio que aquí se presenta permite ampliar el conocimiento de las macroalgas en la parte sur del país, específicamente en la Reserva Nacional San Fernando, así como datos acerca de su variación dentro de las zonas de muestreo durante el periodo de muestreo de junio y agosto.

La RNSF, localizada en las ciudades de Nasca y Marcona en el departamento de Ica, abarcó un área de estudio correspondientes a diez zonas del litoral costero del ANP, donde la zona intermareal estuvo formada en su mayoría por extensas playas rocosas, de forma que el sustrato rocoso mostró una dominancia en las estaciones 4, 5, 7 y 8 y donde el sustrato arenoso mostró una dominancia en las estaciones 1, 2, 3, 6, 9 y 10 (Tabla 1, y Fig. 1).

Se tomaron muestras frescas de macroalgas, para ello, las algas propias de la zona rocosa se extrajeron desde su base con ayuda de una espátula, en tanto que para el sustrato arenoso se colectaron las algas frescas recientemente varadas. Esta recolección se hizo mediante inspecciones a pie por la playa/roqueríos casi diarias. En ambos casos las muestras fueron colocadas en baldes de plástico con agua de mar con formol al 4%, y transportadas al Puesto de Control y Vigilancia de la RNSF. En el caso de algunas especies que no pudieron ser determinadas, se llevaron muestras al laboratorio de Botánica Acuática de la Escuela de Biología en Acuicultura de la Universidad Nacional del Santa, para una mejor determinación. Para su determinación, se usaron guías y claves como Etcheverry (1986), Ramírez y Santelices (1991), Acleto y Zúñiga (1998), Tapia (2002), Llera y Álvarez (2007) y León y Núñez (2012).
Se colectaron 36 taxones, de los cuales 22 fueron Rhodophyta, 7 Chlorophyta, y otras 7 Phaeophyceae (Fig. 2). La lista taxonómica se presenta en la Tabla 2.



Del total, 10 taxones fueron arribazones colectados en diferentes zonas de muestreo (Fig. 1, Tabla 2) y que fueron propios de la zona submareal, que a efectos del fuerte oleaje fueron fáciles de colectar (Ceramiun sp, Cryptopleura cryptoneuron, Nitophyllum peruvianum, Rhodymenia corallina, Rhodymenia flabellifolia, Rhodymenia howeana, Rhodymenia sp, Codium peruvianum, Lessonia trabeculata y Macrocystis pirifera). De los 36 taxones enlistados, 12 son nuevos registros para la RNSF (Tabla 2).
La zona de muestreo con mayor número de taxones fue la Ensenada San Fernando con 28 (78%), seguida por Campamento con 25 (69%) y la Aguada junto con Carro caído teniendo la misma cantidad de 24 (67%) taxones para cada una. Las zonas con menor número de taxones correspondió al Estuario Rio grande con 18 (50%), Mancha blanca con 17 (47%), Bajada de burro con 15 (42%) y Huasipara con 14 (39%) (Fig. 3, Anexo 1).

Se determinaron 36 taxones de macroalgas en la RNSF en los meses de junio a agosto del 2016 (Tabla 2). Estos resultados mostraron una dominancia de las Rhodophyta con 22 taxones (Fig. 2), de las cuales 15 fueron de la zona intermareal, y 7 fueron arribazones, siendo propias de la zona submareal. Algunas de estas macroalgas (Tabla 2) mostraron ser similares con los reportes realizados en esta parte del país por el Instituto del Mar del Perú (1997), Peña (2005), Sánchez y Pisconte (2007) y Ramos y Canales (2010). Sin embargo, el hecho de que algunas no mostraran esta singularidad con estos autores pudo deberse tal vez a la variación entre los meses, zonas de muestreo y/o la presencia de nutrientes como el tipo de sustrato (Tabla 1) (Santelices, 1980; Acleto y Zúñiga ,1998; Ramírez y cols., 2008), siendo factores claves para la diversidad de algas. Aun así, la dominancia de las Rhodophyta en las zonas de muestreo en el litoral costero de la reserva (Figs. 2 y 3), posiblemente estaría también relacionada con condiciones morfológicas como resistencia de los sistemas de fijación al sustrato, flexibilidad y firmeza de las frondas para soportar el embate del mar.
Las macroalgas del grupo de las Chlorophyta coincidieron en su mayoría con Ramos y Canales (2010) y Li y Zafra (2009). Esto, tal vez por la distribución cosmopolita que presentaría este grupo, haciendo que éstas se puedan encontrar en casi todas las zonas de muestreo (Tabla 2) en un espacio y tiempo determinado.
En el grupo Phaeophyceae se determinaron siete taxones (Fig. 2). Algunas coincidieron con Peña (2005), Ramos y Canales (2010) y El Instituto del Mar del Perú (2012) para el caso de Petalonia fascia, Colpomenia sinuosa, Lessonia trabeculata y Macrocystis pirifera, donde estas dos últimas se encontraron distribuidas en todas las zonas de muestreo (Fig. 1), cumpliendo posiblemente una función importante dentro del ecosistema marino costero de la reserva, ya que al ser algas flotantes de gran tamaño servirían de plataforma de trasporte de esporofitos de más algas, mejorando así estrategias de dispersión en diferentes zonas dando como resultado el incremento en reclutamiento de diversas variedades de algas dentro de la RNSF.
Del total de taxones, nueve estuvieron presentes en todas las zonas de muestreo (Tabla 2), como Chaetomorpha aerea, Ulva costata, Ulva rigida, Pyropia columbina, Anfeltiopsis furcellatus, Anfeltiopsis sp, Endarachne sp, Lessonia trabeculata y Macrocystis pyrifera. La presencia de estas algas según Instituto del Mar del Perú (1997), Acleto y Zúñiga (1998) y Cano (2008) pudiera deberse a la adaptabilidad a cambios estacionales que éstas han desarrollado y que les daría la facilidad de poblar diversos hábitats, además de ser varadas por el oleaje encontrándose así en todas las zonas de muestreo.
El número y la diversidad de macroalgas en cuanto a zonas de muestreo estuvo relacionado con el tipo de sustrato (Tabla 1 y Fig. 3), lo que permitió la formación, fijación y desarrollo de una extensa cobertura de macroalgas en la RNSF. Esto se vio reflejado para la ensenada San Fernando con 28 taxones (78%), siendo mayor que las otras zonas de muestreo (Fig. 3) y que según Santelices (1980), Carbajal y cols. (2005) y Ramos y Canales (2010), las ensenadas a parte del tipo de sustrato, proveerían refugio físico y suficiente luz como para facilitar el reclutamiento de esporofitos de diversas algas, dando resultado la riqueza existente de macroalgas en esta parte de la reserva.
Aun así, zonas como Campamento con 25 (69%), la Aguada junto con Carro caído teniendo la misma cantidad 24 (67%), primera y segunda bajada con 20 (56%) y 22 (61%) de taxones para cada uno, presentaron un número moderado de macroalgas (Fig. 3), posiblemente por presentar también zonas con sustrato rocoso (Tabla 1), que mediante la rompiente de ola desarrollarían procesos biogeoquímicos de nutrientes, cuyos incrementos harían posible la diversidad de macroalgas presentes en estas zonas, en comparación con el Estuario Río grande con 18 (50%), Mancha blanca con 16 (43%), Bajada de burro con 15 (42%) y Huasipara con 14 taxones (39%) (Fig. 3), que por presentar zonas con playas arenosas casi en su totalidad y con limitada formación rocosa (Tabla 1), estarían según Santelices (1980) y Tarazona y cols. (1986), sujetas a una amplia variación de las condiciones ambientales, de forma que esta inestabilidad se relacionaría con una baja diversidad de especies.
De los 36 taxones enlistados, 12 son nuevos registros para la RNSF (Tabla 2). Asimismo, Peña (2005) y Ramos y Canales (2010) indican dos especies conocidas para el litoral costero de la RNSF (Anexo 2) y que no fueron ubicadas en este estudio. Posiblemente esta ausencia esté relacionada con cambios estacionales, que traerían consigo cambios significativos en la zona intermareal, como biomasa, riqueza, y número de macroalgas presentes en ella (Acleto y Zuñiga, 1998; Vega y cols., 2008; Jover y cols., 2012; Mateo y cols., 2013; Ojeda y cols., 2014).
En conclusión, y considerando el presente estudio y los trabajos hechos anteriormente en la Reserva por Peña (2005) y Ramos y Canales (2010), hay un total de 38 taxones conocidos hasta hoy para la zona litoral costera de la RNSF (Tabla 2 y Anexo 2).
Establecer un seguimiento estacional de las macroalgas en las zonas ya estudiadas, a través de muestreos que comprendan transeptos de determinada longitud y/o paralelos a la línea de rompiente. Todo ello con el fin de generar datos sobre su cobertura de las comunidades/biocenosis de las macroalgas.
Establecer un seguimiento a la presencia de especies exóticas de macroalgas, y la vulnerabilidad de las zonas estudiadas a posibles invasiones por parte de estas especies de algas que pudieran tener carácter invasor.


Al programa de guardaparques voluntarios que realiza el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP). Al Blgo. José Ríos Suarez, Jefe de la Reserva Nacional San Fernando. A Alfredo Sánchez, especialista de la Reserva por la ayuda en la determinación de algunas especies, a los guardaparques oficiales y voluntarios que apoyaron en la realización de muestreos, y al Mg. Rómulo Loayza Aguilar, catedrático de la Universidad Nacional del Santa, por facilitar referencias bibliográficas, sus instalaciones y equipo necesario para el desarrollo de determinación de algunos taxones.







