La Teoría de la Acción y la ética investigativa en la recogida de datos
Theory of action and reseach ethics in data collection
La Teoría de la Acción y la ética investigativa en la recogida de datos
Aposta. Revista de Ciencias Sociales, núm. 72, pp. 181-201, 2017
Luis Gómez Encinas ed.

Recepción: 10/05/2016
Aprobación: 21/09/2016
Resumen: A través de la de-construcción conceptual desde la perspectiva de Chris Argyris y Donald Schön (1974), cuyas teorías de la acción relacionan el comportamiento humano espontáneo, natural e improvisado (TI) con aquel más elaborado, deliberado y fundamentado (TE), se plantea una postura crítica al diseño de estrategias de recolección de información en investigaciones del campo social (educativas y organizacionales). Usando la Teoría Fundamentada (Strauss y Corbin, 2002), el autor intenta contribuir con la robustez-validez en el proceso de construcción de conclusiones y teoría, aportando algunos principios metodológicos para cerrar la brecha entre los registros sustentados en configuraciones conductuales pre-declaradas y aquellos logrados desde la revisión/análisis de hechos conductuales espontáneos, siguiendo una dualidad estratégica centrada en la perspectiva ética del investigador.
Palabras clave: Teoría de la Acción, conciencia ética, ética interna, ética externa, teoría fundamentada, recolección de datos.
Abstract: The author presents a critique view of the design of strategies for collecting information on research in the social field (educational and organizational) through the conceptual disarmed from the perspective of Chris Argyris and Donald Schön (1974) , whose theories of action relate human behavior spontaneous , natural and improvised (TI) with that more elaborate , deliberate and informed (TE). Using Grounded Theory (Strauss and Corbin, 2002), the author tries to contribute to the robustness - validity in the process of construction of conclusions and theory, providing some methodological principles to bridge the gap between records sustained in pre - declared behavioral configurations and those obtained from the review / analysis of behavioral facts spontaneous, following a strategic duality whose center is the ethical perspective of the researcher.
Keywords: Theory of Action, ethical awareness, internal ethics, external ethics, grounded theory, data collection.
1. INTRODUCCIÓN
La reflexión filosófica continua, que emerge inevitable y necesariamente del encuentro de los investigadores con el campo técnico-empírico, en procura de datos, gira en torno a las siguientes interrogantes: ¿qué registrar en una investigación? ¿cómo hacerlo? ¿qué se toma como verdad? ¿qué hay de veracidad cuando se aborda la confrontación de “lo que se dice” vs. “lo que se hace”? ¿qué tomaríamos como real; “los hechos”, “lo que se supone que pasaría” o ambos?
El planteamiento y re-pensamiento de estas preguntas en el quehacer de cada investigador en cualquiera de las ramas científicas, en el área de la investigación en Ciencias Humanas, especialmente, en Ciencias Sociales, se tiñe de infinitos matices, situación que dota al proceso investigativo de complejidad y, en consecuencia, de fascinación.
Del nivel de las posturas reflexivas y críticas que adopte el investigador en la fase de recolección de datos, dependerá, a ciencia cierta, su llegada a “puerto seguro”. Se debe entender este destino como el develo de hipótesis y conjeturas teóricas de “lo que realmente es”, “de lo que realmente ocurre” o de “lo que factiblemente puede ocurrir” en campo desde diferentes perspectivas para generar teorías válidas y robustas.
En el proceso investigativo-analítico, es necesario que el interés del investigador descanse en estos cuestionamientos: cómo develar la realidad, cómo identificarla, cómo lidiar con la ética al momento de reportar hallazgos, cómo influye la conciencia ética en el diseño de investigación. Teniendo cada mente su verdad, ¿cuál nos interesa? La realidad se sustenta en un tejido de acciones, sentimientos y pensares, ¿cómo captarla? En definitiva, ¿cómo teorizamos en base a ese tejido que se denomina “realidad”? Y por supuesto, ¿cómo nos afectan estos hallazgos?
Este artículo pretende aportar algunas luces acerca de las respuestas a estas preguntas, especialmente desde la perspectiva pragmática de la metódica, en la esencia de la recogida de información en campo y en su análisis interpretativo. Para ello, se toma como fuente de información el repositorio Redalyc (Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal), abordándose un primer artículo, llegando a la saturación teórica en el sexto documento de investigación. Se analizan algunas realidades donde la conciencia ética condiciona el diseño de investigación, y viceversa, en especial, al proceso de recogida de datos en entornos donde el investigador es actor activo.
2. MATICES PRAGMÁTICOS SOBRE EL MARCO TEÓRICO
Una de las teorías que escudriña exhaustivamente la relación ontológica entre “lo que se cree” (pensamiento) y “lo que es” (realidad-verdad) y conjuga el pensamiento y los hechos en términos de “realidad” es la llamada Ciencia de la Acción de Chris Argyris y Donald Schön (1974). Aunque sus postulados, en profundidad, tienen implicaciones organizacionales, dirigidas a modelos conductuales colectivos, ha sido aplicada con éxito en otros campos sociales (Sánchez y Rojas, 2005; Mavárez, 2002; Loayssa, Ruiz y González, 2014; Balbi, 2004).
Los mencionados Argyris y Schön (1974) otorgaron visibilidad científica a los términos Espoused Theory (Teoría Explícita) y Theory in use (Teoría Implícita) en sus investigaciones acerca del comportamiento organizacional y de los individuos inmersos en conglomerados laborales. De manera pragmática, la Teoría Explícita (TE) se asume comúnmente como la “Teoría” y la Teoría Implícita (TI) como la “Práctica”. Estos conceptos no recrean excluyentemente a la dualidad Teoría-Práctica con pensamientoacción, sino que, en complemento, establecen dos teorías que rigen la acción; una que está explícita, premeditada y otra teoría que se manifiesta con los hechos, casi instantáneamente y sin planificación. Estos estudiosos recrearon la diferencia entre estas teorías de acción; la primera, se basa en la acción que el individuo cree que haría, desea hacer o expresa que haría bajo una situación determinada y la segunda, que rige cómo realmente actúa este mismo individuo en su entorno bajo las mismas circunstancias. Tales teorías conectan operativamente a los pensamientos con las acciones y su relevancia epistemológica radica en la correspondencia o no de lo que se dice y lo que se hace.
Sin embargo, esta diferenciación dual en el espectro conceptual no es divisible o aislable de manera perfecta en el campo empírico de la investigación. Las dos teorías se mantienen en un fuerte tejido co-relacional que sustenta a las posibles configuraciones intrínsecas que mantiene el individuo con respecto a su accionar.
Por su parte, Hintzman (1986) plantea en su Teoría de Trazos que la TI es un cúmulo de trazos o registros de experiencias archivadas de manera episódica-autobiográfica que, en el contexto propio de una situación, se activan sintetizándose u organizándose para dar una respuesta conductual. Esta organización episódica explica su gran variabilidad y adaptación a diferentes situaciones (Rodrigo, Rodríguez y Marrero, 1993).
Desde la perspectiva de la psicología evolutiva, y desde un enfoque pragmático, Wellman y Bartschk (1988), definen una relación estrecha y complementaria entre la creencia y el deseo del individuo hacia la naturaleza de sus actos. Sin embargo, entre las ideas que sustentan el creer; la convicción, la estructura de criterios, los valores, la ética y las ideas que apoyan el hacer; la acción espontánea, sin premeditación, libre, puede existir una inmensa brecha que hace de las acciones humanas el resultado de una combinación compleja de diversos trazos innatos e idiosincráticos, lo cual añade gran incertidumbre al momento de diseñar estrategias para su estudio. Las interrogantes descansan en el hecho de develar la verdadera “originalidad” de las acciones del individuo (o grupos sociales) ante determinadas condiciones. Es importante aclarar que la originalidad que se intenta construir acá proviene de la esencia de “origen”, de “naturaleza” y no de su significado en la autenticidad o exclusividad.
Este problema que impregna de incertidumbre toda investigación social, especialmente a la fase de recolección de información, descansa en la divergencia entre la TE, que incluye a todo el compendio de convicciones que el individuo u organización expresa utilizar para guiar sus acciones y la TI que es el compendio que realmente aplica y que está también presente en su conciencia. Esta incompatibilidad natural hace que la TE como data sea, en ocasiones, una guía débil, irreal y engañosa para predecir, para comprender o para analizar conductas/acciones que se observen directamente en campo o que se deseen predecir en el contexto de las ciencias humanas.
Surge nuevamente la pregunta: ¿qué recabar? ¿qué registrar: TE, TI o ambas? Es evidente, por el recorrido teórico realizado, que registrar información con mucha TE podría traer consecuencias nefastas para las conclusiones de cualquier estudio social. Para ello se acuñará el término “acciones originarias” para identificar lo que realmente debe intentar obtener el investigador para recabar datos con valor agregado.
Las acciones originarias son todos los registros sustanciales de “lo que ocurre”; premeditado o no, y es allí donde el investigador debe afianzar su búsqueda y análisis. A las acciones se les ha colocado el adjetivo “originarias” porque será el estudio de esas mismas acciones el que dictamine su posible repetición o periodicidad (para modelos predictivos) y el que determine en realidad la TI que subyace en ellas, que en definitiva es lo que se desea en toda búsqueda. Es de importancia destacar que el estudio de los hechos, en sí mismos, pasa complementaria y válidamente por la utilización de la observación como estrategia de recopilación de información in situ, si se quiere constatar en presente la relación TE-TI en cualquier contexto social, y en relación estrecha con la recopilación y análisis de hechos históricos, contrastando, por supuesto, con otras estrategias de recopilación de datos.
En realidad, la respuesta del estudio de los hechos va más allá de la determinación de lo que se debe recabar conceptualmente (TE, TI o ambas) y también de lo que se entiende por verdad y realidad, porque en definitiva, las teorías de la acción se disponen en un tejido complejo; indivisible e irreductible. Quizá la respuesta podría ser recabar TI o algunas veces TE cuando corresponda con la TI, o ambas, pero la operacionalización de la estrategia a seguir bajo esa premisa no tiene sentido cuando se es consciente de que la TE y la TI no son absolutamente aislables o reductibles: las dos interactúan permanentemente. En consecuencia, la mirada debe ser hacia las acciones; las acciones originarias.
3. ABORDAJE METODOLÓGICO
3.1. SELECCIÓN DE LA INFORMACIÓN
Una de las críticas particulares surgidas en el proceso de recolección de información de este trabajo se dirige a las diferentes revistas y publicaciones indexadas. Las diferentes editoriales no muestran en su completa expresión los instrumentos de recolección de información. Es entendible que exponer todo este detalle involucraría largas páginas y costos asociados a ello, pero no puede considerarse menos importante conocer qué y cómo se recabó, en contraste, por ejemplo, con los planteamientos conclusivos.
De esta limitación emergen algunos interrogantes: ¿llegaría el autor a estas conclusiones (o teoría) a partir de la información recabada? ¿la información recabada permitió al investigador profundizar de la forma en la cual lo hizo en la estructuración de su teoría final? Darle una mirada, en estos casos, al cuadro de variables o a algunos pasajes donde los autores mostraban algunas necesidades de data, sirvió de utilidad para el análisis.
Para disminuir tales limitaciones, se ha empleado como uno de los criterios de selección aquellas publicaciones que, al menos, citan fragmentos importantes de la recolección de data en vivo, es decir, pasajes de la palabra viva (textual) emanada de algunos informantes clave. De esta manera se garantizaría en cierta forma la “fidelidad” de la información. También se iban seleccionando trabajos que mostraban de manera explícita las pautas detalladas para la selección de fuentes de información (informantes clave o documentación disponible).
Por la cantidad y variabilidad de las temáticas revisadas, se ha considerado pertinente seleccionar aquellos artículos que abordaban áreas susceptibles, cuyos entornos están marcados por las relaciones de poder (jerárquicas) y que, en potenciales circunstancias, podrían influir notoriamente en la recolección de TE y TI, como lo es el área educativa y el área organizacional. Los caminos procedimentales de los artículos analizados eran de corte cuantitativo, del tipo descriptivo, con recogida transeccional de datos.
Por otro lado, es de destacar que las publicaciones seleccionadas, casualmente, no utilizaron la observación directa como estrategia para constatar las hipótesis y situaciones expuestas por los informantes (que en su situación y contexto particular hubiese podido aplicarse fácilmente).
Luego de una exhaustiva revisión, utilizando el sistema de información científica Redalyc, se seleccionó el primer artículo para su respectivo análisis hermenéutico, lográndose la saturación de las categorías en el sexto artículo (algunos se tomaron en físico, no publicados en la web). Se tomó un artículo adicional para corroborar la repetición de categorías, constatando en este punto la saturación teórica.
Todas estas publicaciones cumplieron, en mayor o menor grado, las anteriores condiciones. La información de encuestas y entrevistas que se maneja en las secciones posteriores, proviene de trabajos ya validados y publicados en prestigiosas revistas. No se pretende de ninguna manera menoscabar las conclusiones obtenidas en estas investigaciones ni mucho menos la capacidad de sus autores para hallar TE, TI, ambas o nada. Lo importante es elevar la crítica para crear una discusión que permita obtener resultados válidos y plausibles. Para evitar caer en una retórica inquisitiva y polémica en el análisis procedimental del proceso de recolección de datos que usan los investigadores, el autor de esta obra se reservará nombres y detalles, garantizando el anonimato tanto de los trabajos como de sus realizadores y publicadores.
3.2. PERSPECTIVAS DE ANÁLISIS
Este trabajo muestra resultados parciales de una investigación de mayor extensión. Para los efectos de este artículo, se ha expuesto cómo se puede ver afectada la naturaleza (o tipo) de alguna investigación desde la obtención de información aplicando los principios de TE y TI de la Teoría de la Acción (Argyris y Schön, 1974) y de la estrategia de las “acciones originarias” acuñadas en este trabajo, tomando en cuenta la mirada ética del investigador en el proceso.
3.3. LA TEORÍA FUNDAMENTADA
Este estudio está basado en los principios del Interaccionismo Simbólico, el cual subyace en todos los aspectos medulares de la investigación. Esta episteme se caracteriza por prestar atención a la comprensión de la acción social desde el punto de vista del actor, ya que “(...) el investigador debería enfocar el mundo a través de los ojos del actor” (Blumer, 1966: 544). Por tanto, “el estudio de la interacción habrá de hacerse desde el punto de vista del actor. Dado que la acción la construye el actor a partir de lo que percibe, interpreta o juzga” (Blumer, 1966: 542). Esto es precisamente lo que el investigador desea desarrollar en el campo; en el grupo de artículos que van siendo analizados (secuencia uno a uno), en su análisis interpretativo para el planteamiento de reflexiones finales.
El enfoque metódico que se utilizó en la investigación es la Teoría Fundamentada o Fundada, corriente Strauss-Corbin (2002), la cual tiene como episteme de sustento a la Interacción Simbólica. Esta aproximación metódica otorga relevante importancia al mundo empírico y a generar teoría como dos aspectos íntimamente ligados al proceso a investigar. Desde este enfoque teorético, la investigación es un proceso dinámico de interacción entre los datos y el análisis. Andréu y Pérez (2009) afirman que la corriente Strauss (de la Teoría Fundamentada) se caracteriza por “la aproximación sistemática a los datos y en los criterios de validación, elementos diferenciadores, paradigma de codificación, codificación axial y selectiva, ilustración de resultados, diagramas y matrices, abierto a la utilización de ordenadores”. Es por ello que esta corriente, cuyos precursores son Anselm Strauss y Juliet Corbin, resultó la adecuada para abordar este estudio.
El investigador desarrolla conceptos a través de la comparación constante (códigos nuevos-códigos lista), codificando y analizando los datos de manera simultánea. Utilizando el muestreo teórico, el investigador puede seleccionar nuevos artículos a estudiar, de acuerdo a la necesidad de nuevos conceptos y emergencias a lo largo del proceso de recolección de datos. Estas técnicas permitieron desarrollar una teoría sustantiva (reflexiones finales) la cual podría dar paso a una teoría formal a través de la aplicación del método inductivo (en próximas producciones).

3.4. RECURSOS Y GUÍAS
Diversos recursos se utilizaron en la procura de los datos. Para la búsqueda digital se usó la conexión a internet, cuyo papel fue importante en la revisión de los artículos encontrados en Redalyc. También se utilizaron artículos en físico, encontrados en la misma red índice y en estudios de postgrados de la localidad.
Como apoyo en la organización de la información se utilizó el software Atlas.ti versión 7, licencia educativa, cuya facilidad de diagramación e integración de diversos documentos (documentos primarios) facilitó las visuales y permitió un ahorro de tiempo considerable en la comparación constante y en la construcción de redes sustantivas.
Como guía para mostrar citas arraigadas en los hallazgos, Atlas.ti organiza cada fragmento con la nomenclatura [a:b], siendo:
a: documento_primario
b: numeración_de_la_cita_en_el_documento
4. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
Dentro del amplio espectro del campo social, se presentan facetas investigativas donde es necesario explorar acciones y potenciales conductas de diferentes actores. No es imperante clasificar estos estudios como integralmente predictivos-conductuales, sino imaginar sólo fases o “pasajes” naturales en estos momentos de la investigación, donde se requiera la aplicación de estrategias para percibir situaciones que ayuden a explicar algunas actitudes humanas y generar hipótesis teóricas, conclusiones finales o un corpus teórico formal. En el tránsito de estos momentos, el investigador puede asumir erróneamente una postura originada por una TE (lo que se piensa) como TI (lo que en realidad ocurre).
En ocasiones, se da por sentado que los individuos actúan de acuerdo a sus criterios y a su estructura de creencias/valores, y esto es lo que, en múltiples casos, se recopila en campo. Aquí surge la ética del investigador como elemento diferenciador que impulsa a sincerar lo que en verdad está emergiendo desde la data, basada desde la lógica.
Por otro lado, como elemento influyente que enriquece o empobrece la información recabada, emerge la ética del entrevistado, lo que podemos concebir conceptualmente como “la honestidad del informante”. Aunque esta variable no puede ser controlada por el investigador (ni siquiera se puede hacer absolutamente con la ética propia), si pueden detectarse evidencias que indiquen que hay incongruencias en la data.
Estos campos de emergencia de la ética se han clasificado acá en dos grandes grupos: la ética interna, propia del investigador (que rige sus acciones), y la ética externa, típica de las fuentes (garantía de veracidad). Estos dos términos se abordarán a continuación donde se mostrarán algunos casos dignos de análisis y reflexión.
Por la postura crítica asumida en esta investigación, la autoría de los trabajos analizados ha sido reservada. Ante todo, las reflexiones realizadas están dirigidas exclusivamente a sincerar estrategias y nunca para descalificar o menospreciar metodologías, paradigmas, instituciones y mucho menos, a los investigadores y editoriales.
4.1. ÉTICA INTERNA
En toda labor de investigación deben existir objetivos y propósitos claros. Igualmente, es evidente la existencia de niveles de abordaje de alguna situación, problema y/u objeto de investigación, relacionados con tales propósitos. Estos niveles circundan en torno a la profundidad que requiera la intencionalidad del estudio, es decir, tan profunda será una investigación en tanto lo sea su propósito. En consecuencia, el proceso auto-reflexivo del investigador, además, de sus capacidades para “profundizar” en algún tema, marcará la calidad de sus resultados, así como la pertinencia, originalidad, justificación, utilidad de los hallazgos, beneficios directos e indirectos de estos hallazgos y efectividad de las propuestas.
En gran parte de la literatura de corte metodológica cuantitativa se abordan los tipos de investigación que concuerdan con los tipos de preguntas a responder por cualquier estudio de este renglón. Por ejemplo, los estudios descriptivos-propositivos se caracterizan por responder preguntas del tipo “¿qué es?” y/o “¿cómo es?”, etc. Los estudios explicativos, además de abarcar las descripciones, resaltan por darle respuesta a preguntas exhaustivas dirigidas a los por qué, o a causa de qué, o a los cómo, vistos desde una perspectiva analítica dirigida a los procesos más que a sólo características propias.
Cuando se desarrollan estudios evaluativos-comparativos, se percibe un tipo de nivel descriptivo pero enfocado especialmente al diagnóstico y al contraste: “¿cómo es ahora?”, “¿cómo está?”, “¿cómo ha cambiado respecto a…?”, “¿hasta dónde es?”, “¿qué tanto es?”, “¿qué influencia tiene?”, “¿qué se está haciendo?”, etc. Aunque todas estas preguntas no son exclusivas de cada tipo de estudio en particular (asumiendo la existencia de estudios donde todos estos niveles convergen por una u otra vía), se utilizan con frecuencia en las sugerencias teóricas-metodológicas para cada tipología (Sabino 1992; Ornelas 1998; Schmelkes 2005; Hernández-Sampieri, Fernández y Baptista 2010).
Por su parte, en el panorama cualitativo, todos estos niveles se cruzan inevitablemente en cada investigación. Se entretejen en una red en la cual el investigador escoge “enredarse” o sumergirse más o menos profundo, de acuerdo a la intencionalidad de la investigación y, en ocasiones, al interés que va despertando la emergencia de los hallazgos. Ahí, precisamente, radica el dinamismo de este tipo de investigaciones, donde a menudo no hay límites sistemáticos para escudriñar y reflexionar. Será, en definitiva, la interpretación crítica del investigador que lo guíe hacia diversas posturas y niveles de comprensión.
En estas tipologías investigativas, resumidas aquí de manera somera y referencial, es natural que la vía de recolección de datos cambie o, al menos, experimente fases alternas. El manejo de la información va a ser enfocado desde el nivel de comprensión del estudio pero a su vez puede estar centrado en los procesos que se desarrollan, a los beneficiarios o actores directos de estos procesos o a ambos. Depende de la intencionalidad; de los objetivos, de los propósitos que se persiguen. Sin embargo, la naturaleza de cualquier investigación puede verse afectada de manera importante cuando emergen hallazgos que confrontan lo que se “quiere mostrar” y lo que se “debe mostrar”. Ya sería una cuestión de ética del investigador, o como hemos denominado aquí, de ética interna.
Las empresas, instituciones, organizaciones, cuando son examinadas desde una óptica crítica de la ciencia, se comportan (sus individuos y sistemas dinámicos) en base a lo que se quiere mostrar; asumen lo que se conoce como “barreras defensivas” (Argyris y Schön, 1978). Este fenómeno es normal, natural, evidente e inevitable que surge por la necesidad de reflejar lo mejor de la organización y proteger intereses tanto organizacionales como particulares. También es lógico inferir que mostrando todo este cúmulo de TE (se puntualiza como Teoría Explícita) se escondan los verdaderos problemas y es allí donde entra en juego la capacidad del investigador para pasearse por las diferentes estrategias y develar lo que no se ve, lo que no se percibe, lo que se oculta adrede o espontáneamente.
Entonces, ¿cómo pueden afectar algunas posturas éticas a la naturaleza de las investigaciones, en especial las relacionadas con el tema educativo usando el lente de la Teoría de la Acción? Mucho, y se ilustrará con las siguientes situaciones. Cualquier investigación puede comenzar con una intencionalidad explicativa (hallazgo de las causas) pero puede que el investigador, en su senda de búsqueda, advierta algunos puntos álgidos en los cuales no es “prudente”, ni “cómodo”, ni “conveniente” incursionar y mucho menos “mostrar”.
Se destaca la siguiente cita ya que evidencia una situación muy común, al trasladar las tareas propias a futuras investigaciones, evitando las cuestiones éticas:
[3:6] “… se presentan los microclimas de los departamentos de una manera general, sin tomar en cuenta el puesto que ocupan, se recomienda que en el próximo estudio de clima organizacional se presenten los resultados agrupándolos por puestos, lo cual complementaría el diagnóstico sobre clima organizacional…” (negrilla no presente en el texto original, incluida para efectos explicativos).
En una investigación de clima organizacional (para no generalizar en exceso), la espontaneidad de los informantes es clave. Por eso se utiliza la estrategia del anonimato. Sin embargo, desconocer el “puesto que ocupan” los informantes crea un fuerte impedimento para el análisis interpretativo que se reflejará indudablemente en las conclusiones; contaminadas, en ocasiones, de generalidades y suposiciones sutiles. Menos elegante es pasar esa tarea a futuras investigaciones, sacrificando la calidad de la actual. En el fragmento anterior, es evidente que el investigador sí está consciente de la debilidad que reviste su estudio al no analizar en profundidad el clima organizacional tomando en cuenta los diferentes cargos que ocupan los empleados, pero por alguna razón de conciencia ética no se asume. No es casualidad que este fenómeno se perciba en las investigaciones donde los autores forman parte activa de su campo empírico (lugar de trabajo, de estudio, núcleos sociales propios).
El investigador aquí debe valerse de ingenio para trazar diversas estrategias (alternativas) de recolección de información que le garanticen un tejido robusto TE-TI sin afectaciones significativas al entorno socio-laboral. En este punto puede que el nivel de comprensión no cambie nominalmente (propósito del investigador), pero sí la naturaleza explícita del estudio (propósito de la investigación). En estos casos, el investigador se preocupa por recopilar la información de los “jefes” o de los actores con capacidad jerárquica (o supuestos eruditos en el tema) y darle predominio ante la información que recabe de los empleados, docentes o alumnos.
La siguiente cita, de otro de los trabajos analizados referidos al clima organizacional en un centro universitario, demuestra lo anterior:
[6:21]: “…Se tomaron las visiones de los departamentos, específicamente de los cargos de jefaturas, que son los que conocen a ciencia cierta, su clima y su personal…”
En la investigación de referencia, las fuentes de información, además de ser escasas, se “solapan” en el análisis; pareciera que una fuente tuviese mayor valor en el análisis que otra. No es casual que la información que adquiere mayor valor aquí sea meramente TE y por consiguiente, las conclusiones son “más de lo mismo”; carente de sorpresas, de originalidad, y de hecho; de carácter crítico. Las conclusiones no llegan al nivel explicativo, aunque el investigador adquiera ese nivel de comprensión.
La siguiente cita también proporciona evidencias de este fenómeno. Constituye una de las grandes limitaciones de un estudio de clima organizacional realizado en una institución de educación universitaria.
[3:5]: “…haciendo la aclaración que en este estudio no se incluyen las percepciones que del clima tienen los estudiantes…” (negrilla no presente en el texto original incluida para efectos explicativos).
Aunque se respeta el criterio del autor en no tomar en consideración las percepciones estudiantiles en cuanto al clima organizacional, quizás por el alcance del estudio, se deja ver en la misma cita que los estudiantes sí tienen percepción del clima organizacional pero se supone que su opinión no influye en la significación de los hallazgos desde las otras fuentes de información utilizadas.
En estos dos ejemplos, se observa que la conciencia ética quizá no está condicionando la profundidad comprensiva que alcance el investigador, pero sí lo que mostrará en su trabajo.
También es de resaltar que, dentro del espectro de trabajos analizados, emergió el caso contrario, donde el nivel de comprensión cambia (su intencionalidad particular). En consecuencia, se estanca la profundidad del estudio, pero la investigación continúa con una intencionalidad explicativa. Las reflexiones finales estarían, paradójicamente, impregnadas de “vacíos”, de brechas, desenfocadas del verdadero tema medular, con mucha TE, donde la explicación se sustenta en el “maquillaje”, volviendo a la fuerte influencia del tema ético que, metafóricamente, “desinfla” las expectativas. El estudio llega a magnificar de tal forma la incertidumbre inicial que sus resultados se convierten en una redacción cíclica que hace resonar con mayor ímpetu las preguntas de investigación, sin llegar a las respuestas concretas.
El ejemplo que se expone a continuación demuestra este fenómeno. En uno de los estudios analizados, los autores intentan detectar y explicar las causas institucionales de la deserción escolar en un determinado centro de educación media. En el diseño de recogida de datos se plantea como fuente de información a los directivos del colegio. En las conclusiones se observan explicaciones de algunas causas que no son inherentes, de manera directa a la institución.
[5:15]: “…dentro de los espacios escolares se observa un desgano general del alumnado, especialmente en aquellos estudiantes que presentan núcleos familiares desintegrados…”
Luego, los autores redactan sus reflexiones intentando explicar el fenómeno en base a recomendaciones en el seno de la familia y en el tema de la economía nacional, pero ¿y la institución? ¿Por qué el desvío de la intencionalidad? ¿Los autores tomarían con conciencia ética sus fuentes de información? Se puede observar que el nivel de comprensión del investigador cambió (descriptivo), aunque no modificó el tipo de su investigación (explicativa). Esto condujo a explicaciones superficiales y desenfocadas de su tema medular.
En las situaciones planteadas se pone de manifiesto la lucha entre la organización (institución) y la investigación; en definitiva, la sumisión de una con respecto a la otra al momento de mostrar los hallazgos. La conciencia ética desde la ética interna, colocaría (en el deber ser) a la investigación por encima de los intereses o susceptibilidades de la institución y no lo contrario, que es lo que sucede en los casos expuestos.
No sería descabellado pensar que la proliferación casi exponencial de estudios descriptivos ante los explicativos (en la misma temática y corriente epistemológica) podrían tener en estos planteamientos una de sus causas más comunes.
4.2. ÉTICA EXTERNA
Es de asumir que tratar de segregar la ética investigativa en dos aspectos es una tarea compleja, ya que pertenecen a un mismo tejido teórico y praxiológico. Lo que se pretende aquí es concebir la clasificación desde los espacios diferenciados de los cuales emerge. Es por ello que se denomina la ética sobrevenida de las fuentes de información como ética externa. La relación de esta ética con la interna es tan estrecha que los planteamientos que se utilizarán en este apartado subyacen en el apartado anterior y se dejaría esta asociación como ejercicio de reflexión al lector.
La intuición del investigador debe propiciar la búsqueda de fuentes que aporten mayor y mejor información. Esta actitud es parte de la ética interna. Ahora bien, el hecho de que una fuente aporte información de calidad, entendiéndose “de calidad” como la información basada en acciones originarias (tema que se abordará en profundidad en otras producciones), es la esencia parcial de la ética externa.
Es lógico afirmar que, la fortaleza de un diseño de recogida de datos se construye desde las técnicas de “aseguramiento” que se plantee el investigador (Maxwell, 1996). Surge de un proceso de ética interna, donde el investigador identifica sus fuentes clave, pero va a desconfiar permanentemente de ellas. Esta estrategia, además de no privilegiar alguna fuente de información sobre otras (efecto que perturba con fuerza el análisis de los resultados), permite experimentar la necesidad de contrastar continuamente la información entre diversas fuentes y por diferentes estrategias o métodos.
La ética externa no es verificada por las fuentes como tal, sino por el proceso de contraste de la información que ellas aportan. Es por ello que en el proceso de conceptualización del término, la ética externa se debe entender como el resultado de un proceso más que como una cualidad personalizada de una determinada muestra de informantes. Ahora bien, cuando el investigador confunde la ética externa con una cualidad propia de una fuente en particular y la asume como garantía absoluta para la obtención de acciones originarias (obtener de la información más TI que TE), se observan estudios con únicas fuentes de información (grupo exclusivo) y muy escasa o inexistente variabilidad en los instrumentos aplicados. Las conclusiones de estos estudios re-producen la visión parcial de la fuente, pues no pasa por procesos formales de examinación y verificación. Es natural que se obtengan conclusiones sesgadas, inundadas de TE, “beneficiada” por la única voz del sector informante, “aderezada” por sus conveniencias e intereses.
5. CONCLUSIONES
Los principios epistemológicos de la teoría en uso y de la teoría explícita han colocado en discusión los diseños de recogida de datos y sus posibles resultados. De allí pues que la concepción de la dinámica informativa sustentada por los principios de la Teoría de la Acción (Argyris y Schön, 1974) permita examinar la coherencia de las investigaciones desde el hilo conductor; propósitos - diseño de recogida de datos - conclusiones. Aunque no es posible discriminar perfectamente el tejido TE-TI, en su propia dualidad, si es posible aplicar algunas estrategias éticas para obtener un tejido con mayor TI y menor TE.
Se ha podido observar, a lo largo del análisis, como las investigaciones se desvían de su naturaleza (tipo, profundidad del análisis, temática medular) y de sus propósitos (propósitos del investigador - propósitos de la investigación - conclusiones), al tener debilidades estructurales en su diseño de recolección de información. La ética juega un papel preponderante en este fenómeno.
Aunque, la ética es una construcción subjetiva enmarcada en un conjunto de valores, emerge desde distintos espacios que convergen en el campo empírico de recolección de datos. La conciencia ética del investigador permite la re-construcción de su ética interna y de la asimilación, a través del análisis, de la ética externa. La ética interna (acuñada así en este trabajo), impulsa a la activación de los procesos reflexivos propios del investigador que lo apoyan en el diseño de estrategias para obtener y analizar la “mejor” información.
La ética externa, aunque es re-construida también desde la subjetividad del investigador, emerge de un proceso externo de permanente contraste y validación. La perspectiva que predomina es la mejor información y, no precisamente, el mejor informante. Esta ética no le otorga importancia a quién miente sino a la identificación y uso mismo del planteamiento. En estos principios, la ética se conjuga con la lógica para sustentar diseños válidos y conclusiones coherentes.
6. BIBLIOGRAFÍA
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Notas de autor
Información adicional
Formato
de citación: Páez
Veracierta, J.G. (2017). “La Teoría de la Acción y la ética
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Revista de Ciencias Sociales,
72, 181-201, http://apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/jgpv3.pdf