Los espacios y la frecuencia de contacto con la diversidad cultural como factores de desarrollo de la sensibilidad intercultural
Frequence and space of contact with cultural diversity as factors in the development of intercultural sensitivity
Los espacios y la frecuencia de contacto con la diversidad cultural como factores de desarrollo de la sensibilidad intercultural
Aposta. Revista de Ciencias Sociales, núm. 76, pp. 187-213, 2018
Luis Gómez Encinas ed.
Recepción: 12/06/2017
Aprobación: 31/08/2017
Resumen: La globalización, y en particular sus grandes movimientos migratorios, está transformando la realidad socio-cultural de las ciudades. Estos cambios no pasan desapercibidos entre sus habitantes y, por ello, este artículo aborda el desarrollo de la sensibilidad intercultural (SI) mediante la influencia de la frecuencia y los espacios que se comparten con personas de diferentes culturas. Se analizan dos factores relativos a la teoría de contacto intergrupal (TCI) según los cuales se podría favorecer el desarrollo de la actitud señalada (SI). El estudio, realizado en la provincia de Castellón (España), es de tipo descriptivo de carácter correlacional. Los resultados revelan que son más sensibles, interculturalmente, aquellos que “a diario” conviven con la diversidad cultural y los que comparten espacios de mayor intimidad, como “el hogar” o “el grupo de amigos”, con personas de diferentes culturas. Se resalta la importancia de generar espacios de encuentros como estrategia de intervención socio-comunitaria y pedagógica que facilite la convivencia y cohesión social.
Palabras clave: Sensibilidad intercultural, Diversidad cultural, Integración, Interculturalismo, Inclusión.
Abstract: Globalization, and particularly the increase in migration rates, is transforming the socio-cultural reality context in many of our towns, and our inhabitants are aware of these changes. This work proposes a study about how the frequency of contact with people from a different culture and the nature of the spaces where it happens have an effect on the development of intercultural sensitivity (IS). Therefore, two factors related to the Inter Group Contact Theory which may favour this attitude were studied (IS). This is a descriptive correlational study which was performed in the Spanish province of Castellón. Results revealed that individuals with a ‘daily’ contact with cultural diversity rated higher scores for intercultural sensitivity. It was also observed that individuals sharing spaces of a stronger intimacy such as ‘home’ or ‘the group of friends’ with people from a different culture were more sensitive. Consequently, it emphasizes the importance of creating spaces for meetings as an intervention strategy socio-community and teaching to facilitate coexistence and social cohesion.
Keywords: Intercultural Sensitivity, Cultural Diversity, Integration, Interculturalism, Inclusion.
1. INTRODUCCIÓN
El proceso de globalización que se vive actualmente, donde todo el mundo está más interconectado en todos sus aspectos (económicos, políticos y culturales) había dado lugar, en un principio, a la idea de una cultura global más homogénea, pero la realidad nos demuestra que, por el contrario, esto ha conducido a un aumento de los prejuicios ante las diferencias culturales (Casas, 1999; Capel, 2001). Además de la globalización, hay hechos históricos claves del siglo pasado que han dado lugar a los estudios sobre la diversidad cultural y la sensibilidad que esto despierta. Por ejemplo, el genocidio judío en nombre de la raza perfecta o la cultura superior, o la desaparición de las colonias que permitió la aparición de nuevas identidades culturales que se encontraban ocultas en sus propias tierras, silenciadas por la cultura dominante colonial. En nuestros días, la nueva realidad social de la inmigración nos cuestiona sobre las bases de la cohesión y la inclusión social, así como la aceptación de la diversidad cultural.
En Europa la inmigración es hoy una realidad que ha venido a quedarse y, pese a la crisis económica de esta década, ha sido una constante que no sólo busca trabajo (inmigración económica) sino también paz, ya que muchos huyen de las guerras de Oriente próximo y esperan encontrar en Europa refugio. España, como otros países del sur de Europa, se ha transformado socio-demográficamente en cuanto ha pasado de ser un país de emigración a ser un país receptor, Bernal-Zapata (2017). Además, este movimiento migratorio ha tenido unas particularidades que han llevado al país a una situación excepcional en estos términos, debido a, su diversidad y elevada intensidad. A modo de ejemplo, se observó que en 2011 el porcentaje de personas extranjeras era de 12,2 % del total de la población de España, mientras que en 1996 el mismo alcanzaba sólo el 1,78%. Bernal-Zapata (2017). Esto ha dado un nuevo paisaje social a España.
Este estudio se centra en la provincia de Castellón, pues precisamente esta provincia tuvo un crecimiento demográfico muy significativo como consecuencia de la inmigración, durante la última década desde 2000 al 2010, pues en este periodo aumentó aproximadamente en unas 130.000 personas, es decir alrededor del 25% de la población provincial. Los extranjeros aumentaron en 103.000 personas, multiplicando por 11 su presencia (según datos del padrón municipal de 2012 proporcionados por el INE, ver Tabla 1).
Ante estas nuevas situaciones surge la necesidad de promover el desarrollo de actitudes positivas ante la presencia de personas de otras culturas, ya sea proveniente de la inmigración, así como ante la diversidad cultural propia del Estado español, como por ejemplo, la cultura gitana o las culturas propias de las regiones o comunidades autónomas.
Para ello se está estudiando en diversas universidades a nivel estatal y a nivel internacional el desarrollo de la sensibilidad intercultural a través de diferentes factores (Ruiz-Bernardo et al., 2012c ; Sanhuesa y Cardona, 2010, Vilà, 2005, De Santos, 2004). En los últimos años destacan las investigaciones que respaldan los factores relacionados con la experiencia vivencial y personal como favorecedores de la sensibilidad intercultural. Este estudio busca corroborar lo que otras investigaciones del ámbito anglosajón ya han propuesto, esto es, que el contacto con personas de diferentes culturas favorece el desarrollo de la sensibilidad intercultural (Clarke et al., 2009; Williams, 2005; Straffon, 2003; Olson y Kroeger, 2001). Pero además nos interesa profundizar sobre cómo tiene que ser ese contacto con la diversidad cultural, para adentrarnos en el estudio de los factores que, según las teorías de contacto intergrupal (TCI) (Allport, 1954), podrían favorecer el desarrollo de actitudes positivas hacia el exogrupo, realizando de este modo un aporte novedoso a los estudios precedentes.
A partir de este problema de investigación nos planteamos el siguiente objetivo: analizar la influencia que tienen la frecuencia de contacto y los espacios en los que se produce la interacción entre personas de diferentes culturas, en relación al desarrollo de la sensibilidad intercultural, con el fin de obtener de este modo elementos que permitan justificar y desarrollar estrategias de intervención social en pos de mejorar la convivencia intercultural.
2. EL CONTEXTO GLOBAL Y LOCAL DE ESTE ESTUDIO
En los últimos años estamos siendo testigos de grandes cambios a nivel global. Estos cambios están favorecidos por los avances tecnológicos y de la información y, fundamentalmente, por la política y la economía neoliberal (Arango, 2002). Esta situación ha afectado directamente a las estructuras sociales y las relaciones que de ellas se derivan. El movimiento de seres humanos no ha sido menos importante en estos cambios (Bayona y Alonso, 2008; Díaz y Delgado, 2005). La migración no es ni mucho menos un fenómeno reciente, pues desde que el hombre existe se han dado movimientos migratorios (Arango, 2002), pero sin duda en estas últimas décadas estamos presenciando situaciones sin precedentes.
De los trabajos de Arango (2002) y De Prada (2002) se evidencia que, aunque es una situación común a la historia de la humanidad, el fenómeno de la inmigración ha experimentado situaciones únicas en estos últimos años, marcadas por los siguientes hitos:
Durante el siglo XX se observó que la crisis económica de los años 70 propició la conversión de muchos países europeos, dejando de ser emisores para ser receptores de inmigración. En los años 80, los países asiáticos también se convirtieron en países receptores tras su éxito económico.
A finales del siglo XX los grandes cambios estructurales y económicos propiciaron nuevos movimientos migratorios y la configuración de un desempleo estructural y crónico en la mayoría de los países europeos. Observándose un gran desequilibrio en los flujos, ya que existe un número potencialmente mayor de candidatos a la emigración que de oportunidades reales de integración laboral. Los inmigrantes ya no se integran en los empleos y sectores centrales como hasta los años 90, sino en sectores periféricos y marginales
A principios del siglo XXI, complementando los escritos de los autores citados, se destaca otro hito que marcará la historia de la economía mundial y consecuentemente de las migraciones, la llamada crisis hipotecaria (iniciada en EEUU), que ha provocado una ruptura en el sector inmobiliario afectando directamente a la construcción, e indirectamente a otros sectores, y consecuentemente al trabajo periférico o marginal donde principalmente se empleaban los inmigrantes, como se comentó anteriormente.
Según datos recogidos por la OIM (Organización Internacional de las Migraciones), aproximadamente 200 millones de personas viven actualmente en un país diferente al que han nacido, lo cual representa un 3% de la población mundial (dato del 2005)1.
En cuanto a Europa, durante el 2015, el tema migratorio ha sido central en las mesas de debate del parlamento europeo: los refugiados de Siria y los inmigrantes económicos que pierden sus vidas en el Mediterráneo, son algunos ejemplos de la actualidad del tema migratorio.
En España la principal causa del incremento de la población entre 2001 y 2011 se debe a la inmigración. En este periodo la población extranjera residente en España se ha incrementado en casi 3,7 millones de personas 2. En estos últimos años ese flujo se ha aminorado debido a la crisis económica, la escasez de puestos de trabajo y el endurecimiento de las políticas de extranjería propiciadas por las políticas del marco común de la Unión Europea.
Aunque los números impactan por su amplitud, no menos significativo es el aspecto cualitativo que conlleva este fenómeno. Asimismo, las necesidades y problemáticas que la población inmigrante y la sociedad de acogida deben afrontar ante esta realidad no son comunes a todas las épocas y escenarios, sino que están determinadas por la naturaleza de cada grupo sociocultural y su contexto estructural, para lo cual se puede suponer que no existen recetas previas, sino que las respuestas para cada caso son particulares y únicas.
Autores como Bartolomé (2002) y Jornet (2009; 2010) coinciden en que los principales retos sociales que derivan del fenómeno migratorio en la sociedad europea en general y en el España en particular, son:
El desarrollo de la cohesión interna de las sociedades.
La lucha contra el racismo y la xenofobia.
La construcción de nuevas identidades desde múltiples pertenencias.
La construcción de una ciudadanía intercultural.
Los graves efectos de la crisis económica ha agudizado la necesidad de trabajar para facilitar la convivencia y el desarrollo de actitudes que conduzcan hacia estos caminos.
3. LA DIVERSIDAD CULTURAL COMO RASGO DE LA SOCIEDAD
¿Qué se entiende por diversidad cultural y por diferencia? Partimos de la idea de que todos somos diversos, y cuando se dice diverso se quiere decir único e irrepetible, con características propias. Este concepto viene asociado a la diversidad biológica en cuanto contempla las múltiples evidencias objetivas que hacen a un sujeto algo único. Estas evidencias objetivas de la diversidad (como puede ser el color de piel) se pueden subjetivar y, por tanto, hacen que estas adquieran connotaciones socioculturales basadas en diversas ideologías de poder que de este modo buscan justificar sus acciones discriminatorias. En consecuencia, se establecen unas distancias entre los constructos mentales que tenemos acerca de la alteridad y los rasgos que se juzgan. Estas distancias son lo que llamamos “diferencias”. Pero son las consecuencias de estos conceptos lo que nos advierte sobre la fragilidad inconsciente con que se interpretan estos datos, en tanto si se atribuye a la diversidad una valoración subjetiva y esta se acompaña por una actitud y un comportamiento que es consecuente con esa diferencia, esa situación se puede convertir en “desigualdad”, y la “discriminación” tiene lugar cuando esa desigualdad es negativa.
Auxiliadora Sales (2006) alienta en dar un enfoque positivo a esta conjunción de conceptos:
“...hemos de conjugar la igualdad de derechos con el derecho a la diferencia. No señalar la diversidad estereotipándola. Cada cual debe elegir el contenido de su diferencia, puesto que somos pluriidentitarios y las discriminaciones se pueden dar en todas las dimensiones (sexo, cultura, clase social, capacidad, edad...)” (Sales, 2006: 3).
La diversidad, que acompaña la identidad personal, muchas veces es vulnerada al utilizarse ésta como blanco de discriminación. A veces ésta diversidad puede deberse a elementos que suelen ser identificados con algunas culturas, en tanto se considera a esta como un conjunto de elementos yuxtapuestos, es decir, que consideran la cultura desde una perspectiva estática y no dinámica (Bauman, 2001). Esta concepción abre paso a asumir con madurez social el axioma del mestizaje como único camino posible (Delgado, 1998), sin temor a perder, sino más bien con la esperanza de ganar y enriquecerse.
La sensibilidad intercultural puede ser un indicador propicio para observar cómo se va transitando por el camino de la madurez social, que no es más que el camino de pasar de la multiculturalidad (coexistencia) a la interculturalidad (convivencia).
Es importante destacar que, aunque la diversidad cultural es entonces una característica propia de cualquier sociedad, los estudios acerca de esta sólo se han visto potenciados ante la necesidad de dar respuesta al fenómeno de la inmigración.
4. LA SENSIBILIDAD INTERCULTURAL
En los estudios de la sensibilidad intercultural se identifican dos corrientes que han profundizado sobre ella y que comentamos a continuación:
Desde las teorías de la comunicación se la considera como la dimensión afectiva de la competencia comunicativa intercultural (Belay, 1993; Chen y Starosta, 1996; Bennett, 1986, 1998; Vilà, 2003). Dicha dimensión se complementa con la dimensión cognitiva y comportamental. Chen y Starosta (1996) definen la sensibilidad intercultural como la capacidad de proyectar y recibir respuestas emocionales positivas, antes, durante y después de las interacciones interculturales. Hammer et al. (2003) complementan esta definición diciendo que se trata de la habilidad de identificar y apreciar las diferencias culturales relevantes. Para Ruth Vilà (2005) esta dimensión implica además controlar aquellas emociones que pueden perjudicar el proceso comunicativo intercultural.
Por otro lado, desde la perspectiva de intervención social existen pocos desarrollos teóricos acerca de la sensibilidad intercultural, sin embargo observamos un amplio desarrollo de intervenciones que se suceden en la administración pública, así como también en algunas ONGs o asociaciones (Ruiz-Bernardo, 2012b). El constructo de sensibilidad intercultural es muy frecuente en sus programaciones, pero sólo en pocas acciones se define previamente cómo se interpreta este constructo. Cruz Roja (2006), pionera en este tema, define la sensibilidad intercultural del siguiente modo:
“Proceso de influencia comunicativa a distintos niveles, individual, grupal y social, donde el objetivo general sea promover o ajustar actitudes o percepciones que faciliten una reflexión generadora de cambios comportamentales, los cuales se conviertan en actitudes favorables a la diversidad cultural, y por ende a las personas y colectivos que la conforman” (Cruz Roja, 2006: 20).
En síntesis, tanto en el ámbito de la comunicación intercultural como en el de intervención social, la sensibilidad intercultural es un constructo muy utilizado. En el primero es un elemento más dentro de la competencia de la comunicación intercultural, y en el segundo se trata como una actitud a desarrollar, considerando a la misma como una predisposición a conductas positivas durante la relación con personas de culturas diferentes (Ruiz-Bernardo, 2012b).
Para el desarrollo de esta investigación entendemos la sensibilidad intercultural como una actitud a desarrollar mediante programas de intervención social.
4.1. ESTUDIOS SOBRE LA SENSIBILIDAD INTERCULTURAL Y EL CONTACTO CON LA DIVERSIDAD CULTURAL
La mayoría de los estudios sobre teorías de la comunicación intercultural provienen del ámbito anglosajón, y destacan que los factores que más favorecen la sensibilidad intercultural son los relacionados con las experiencias personales de inmersión o contacto con otras culturas (Anderson, et al., 2006; Williams, 2005; Straffon, 2003; Olson y Kroeger, 2001). En España, cabe mencionar los estudios de De Santos (2004), Aguaded (2006) y Sanhuesa y Cardona (2010). Estos, además, sugieren que las personas que han vivido procesos migratorios (es decir quienes, por diferentes motivos, viven la experiencia de inmersión en otra cultura) son también más sensibles que quienes no lo han hecho. Otros factores facilitadores de la sensibilidad intercultural estudiados son el hablar una segunda lengua (Olson y Kroeger, 2001; y Vilà, 2006) y el tener más de una autoidentificación cultural (Vilà, 2006). También se ha estudiado la influencia del sexo, siendo más sensibles las mujeres (Vilà, 2006; Sanhuesa y Cardona, 2010 y Ruiz-Bernardo, 2012a), y el nivel de formación asociándose un mayor nivel de formación con una mayor sensibilidad intercultural (Ruiz-Bernardo, 2014).
En este artículo nos centramos en los factores relacionados con las experiencias personales de contacto con la diversidad cultural en cuanto al espacio y la frecuencia.
4.2. ESTUDIOS SOBRE EL CONTACTO INTERGRUPAL COMO PREDICTOR DE ACTITUDES POSITIVAS HACIA LA DIVERSIDAD CULTURAL
Los estudios sobre el contacto intergrupal como predictor de actitudes positivas tienen su principal fuente en los aportes de Allport (1954), que postula la Teoría del Contacto Intergrupal (TCI).
El autor propone que el contacto entre los miembros de diferentes grupos conduce a una reducción de la hostilidad intergrupal; esto es lo que se conoce como hipótesis de contacto. Esta situación parece tener éxito sólo cuando el contacto tiene lugar bajo ciertas condiciones favorables específicas. Estas son a) igualdad de estatus entre los participantes, b) la consecución de objetivos comunes, c) la cooperación intergrupal, d) el apoyo institucional para que el contacto sea óptimo, e) potencial de amistad 3.
Por otro lado, existen estudios que postulan que el lugar o espacio (teniendo en cuenta su categorización entre público y privado), así como la frecuencia con la que se produce el contacto, parecen ser variables que tienen influencia en el desarrollo de las actitudes hacia los otros grupos.
Las investigaciones sobre los lugares o espacios donde se produce el contacto son muchas. A nivel internacional nos encontramos con estudios orientados a observar las relaciones que se producen en los colegios (Scholfield, 1986; y Moody, 2001), en las cafeterías y los comedores (Clack et al., 2005; Scholfield y Sagar, 1977), en los autobuses (Pedreño, 2005; Checa, 2007), etc. En España, destacan las investigaciones de Torres (2005) sobre la segregación de inmigrantes en el Paseo del Turia o en el Paseo Marítimo de Valencia, los trabajos de Rebolloso (Rebolloso et al.,1998) en las calles de El Ejido, y más recientemente tenemos la distribución espacial en barrios de la población extranjera en Barcelona (Bernal-Zapata, 2017). En todas ellas el centro de interés está en cómo se produce la segregación espacial atendiendo al origen, pero también en ellas se ha sugerido que en los espacios públicos la comunicación es más superficial y en los espacios privados es más íntima. Por ello hay investigaciones que consideran que el grado de intimidad es una las condiciones básicas para que se produzca un contacto intergrupal positivo (Cook, 1962,1978, 1984; Brewer y Miller, 1984). Esta será una de las variables en las que centraremos este trabajo.
También la frecuencia con la que se produce el contacto es un variable que nos interesa estudiar, pues existen algunos estudios que dicen que el aumento de la intención de contacto 4 se debe a una mayor frecuencia de contacto (Harlan, 1942; Landis et al., 1984; Angosto y Martinez, 2004). Por ello, ésta será otra de las variables a estudiar.
5. METODOLOGÍA
El diseño propuesto para esta investigación es un estudio descriptivo de carácter correlacional.
En cuanto al instrumento, se trata de una encuesta que se compone de dos partes.
i) La primera es un breve formulario con datos de identificación de los participantes y datos relativos a las posibles experiencias de contacto con otras culturas. A continuación presentamos el formulario de consulta sobre el contacto con la diversidad cultural (Tabla 2).
En él se ha consultado acerca de espacios que van de menos intimidad a más intimidad en el trato. Es así que el “lugar donde compra” y “el barrio” son los de menor intimidad (Nivel 1: Públicos), mientras que “el trabajo” y “el centro de estudio” son de intimidad media (Nivel 2: Semi-Públicos) y, por último, el de espacio familiar, es decir, “el hogar” y “el grupo de amigos”, son los de mayor intimidad (Nivel 3: Privados).
ii) La segunda parte de la encuesta se compone de una escala adaptada denominada Escala de Sensibilidad Intercultural -ISS- (Chen y Starosta, 2000). La ISS de Chen y Starosta es un instrumento que mide adecuadamente este constructo, y como parte de esta investigación se ha adaptado y validado para ser utilizada desde la perspectiva de las relaciones sociales (Ruiz-Bernardo, 2012a), obteniéndose una identificación estructural semejante a la escala original distribuida en 5 factores y una fiabilidad de .847 (Coeficiente α de Cronbach). Esta es una escala de actitudes tipo Likert de 5 puntos, la cual consta de 24 ítems que se agrupan en cinco dimensiones: implicación en la interacción, respeto ante las diferencias culturales, confianza en sí mismo durante la interacción, disfrute de la interacción, y atención en la interacción. La puntuación estándar de la escala es la siguiente:
Puntuación mínima: 24 (la que se consideraría una actitud radicalmente en contra de la sensibilidad intercultural, o muy poco sensible).
Puntuación media: 72 (la que mostraría una actitud indiferente o intermedia).
Puntuación máxima: 120 (que mostraría una actitud extremadamente favorable).
En cuanto a la muestra, se propuso un muestreo representativo (con un margen de error de 0,01) de la población de la provincia de Castellón, con el fin de garantizar el rigor de la investigación, en total se han encuestado 995 personas. Las características que destacan en esta muestra son: en cuanto a la edad: el grupo que presenta una mayor frecuencia es el que se encuentra entre los 31 y 40 años, reuniendo esta franja al 29,3% de los encuestados. En general la muestra presenta una gran amplitud, pues su rango va desde los 16 hasta los 85 años. En relación al sexo, un 58,2% manifiestan ser mujeres y un 38,4% hombres (el resto no indicó su sexo). En cuanto a las nacionalidades de origen de los consultados, el 76,7% eran españoles, y el 23,3% restante extranjeros.
Para el análisis de datos se ha utilizado el paquete estadístico SPSS. Los análisis realizados se han basado en descriptivos básicos y estudios diferenciales entre las variables asociadas a la frecuencia de contacto y al espacio en el que se da ese contacto con la diversidad cultural.
6. RESULTADOS
En este apartado, se presenta primero una descripción de las frecuencias de contacto que los participantes tienen con la diversidad cultural teniendo en cuenta cada uno de los espacios consultados; segundo, el grado de sensibilidad intercultural que corresponde a las personas según su nivel de contacto con la diversidad cultural; y por último, se muestra un estudio diferencial entre cada grupo según el espacio de convivencia.
6.1. ESTUDIO DESCRIPTIVO DE LA MUESTRA EN RELACIÓN AL NIVEL DE CONTACTO Y LOS ESPACIOS DE CONTACTO
En la Tabla 3 se ofrece una síntesis de los resultados obtenidos en cuanto a la frecuencia de contacto en cada uno de los espacios consultados.
Lo primero que se puede observar es que las frecuencias de contacto en los espacios que se consideran de menos intimidad es mayor, es decir que en el barrio el 42,9% contestan que a diario se relacionan con la diversidad cultural; y por otro lado en los espacios de mayor intimidad, como lo es el hogar, la frecuencia de contacto es muy baja, y por ello el 45,1% contesta que casi nunca se relacionan allí con personas de otras culturas.
En cuanto al barrio, como hemos comentado anteriormente, la frecuencia más destacada es “a diario” con un 42,9%, lo que revela cómo se ha ido transformando el paisaje de los barrios en los últimos años por la presencia del fenómeno migratorio. Le sigue con un 19,2% la frecuencia de “a veces” y con un 12,2% la de “pocas veces”, y con un valor intermedio a las dos anteriores (14,7%) la frecuencia de “casi nunca”.
Respecto a la situación de convivir con la diversidad cultural en el lugar donde realiza las compras, nuevamente el porcentaje más elevado es el que hace referencia a la convivencia diaria y cotidiana, que en este caso es un 33,7%. Muy cerca está la frecuencia siguiente, con un 27,3%, que hace referencia a que “a veces” convive o se relaciona con la diversidad cultural. El resto de las frecuencias decaen a medida que la relación es menor.
En cuanto a convivir con la diversidad cultural en el trabajo, la principal frecuencia es “a diario”, que alcanza un 46,7% del total, siendo el porcentaje más elevado de todos los espacios consultados.
Observando el espacio dedicado al centro donde se estudia y se convive con la diversidad cultural, lo primero que podemos decir es que se trata de un espacio algo especial, en cuanto el principal porcentaje (38,5%) hace referencia a perdidos del sistema o a personas que no contestan. La explicación que se podría dar es que pocos de los encuestados se encuentran vinculados a centros de estudios. En el análisis descriptivo de la muestra se observa que sólo el 5% se declaran estudiantes, lo cual podría explicar esta situación; y otros 33% se declaran desempleados pero que podrían haber estado asistiendo a centros de formación para poder percibir las correspondientes ayudas sociales, pero que en sí mismo no por ello se consideran estudiantes. El porcentaje siguiente sigue la lógica que presentan los espacios anteriores es decir que la mayoría (33%) dice que a diario convive con la diversidad cultural en el centro donde estudia.
En cuanto a convivir con la diversidad cultural en el grupo de amigos, al tratarse de un espacio más íntimo, se puede observar que la categoría que tiene el porcentaje más alto es la que hace referencia al “casi nunca”, con un 27,1%. Sin embargo, la frecuencia que le sigue es la correspondiente al otro extremo y dice que un 25,7% convive con amigos de otras culturas “a diario”, por lo que se puede observar que este espacio tiene una distribución polarizada.
Por último, respecto al convivir con la diversidad cultural en la casa o en el hogar, la principal frecuencia, tal como lo comentamos anteriormente, es que “casi nunca” se convive con la diversidad cultural allí (45,1%). Le sigue un 23,4% de perdidos por el sistema o que no contestan, lo que nos hace suponer que también al tratarse de una pregunta de un entorno íntimo se pueden haber reservado el derecho de contestar.
Por tanto, podemos concluir que la frecuencia que mayores porcentajes presenta es la de “a diario”, excepto en el espacio más íntimo que es el hogar, donde la principal frecuencia es “casi nunca”.
Esta realidad nos sugiere que el contacto con la diversidad cultural a diario en espacios públicos o semi- públicos, que se caracterizan por ser accidental y superficial, diferente que en los espacios íntimos que es intencional y consciente, son más frecuentes. Es decir, existen más contactos accidentales y superficiales que intencionales e íntimos.
6.2. ÍNDICE DE SENSIBILIDAD INTERCULTURAL (ISI) SEGÚN FRECUENCIA Y ESPACIO DE CONTACTO CON LA DIVERSIDAD CULTURAL
A continuación, se presentan los resultados obtenidos en relación al indicador de sensibilidad intercultural (ver Tabla 4).
Lo primero que observamos es que el ISI de la población de Castellón en general es “medio alto”, pues sus valores oscilan dentro del último cuartil, incluso cuando el nivel de contacto es bajo. En segundo lugar, se puede observar que al aumentar la frecuencia de contacto con la diversidad cultural aumenta también el ISI. Esto sucede en casi todos los espacios consultados, siendo diferente sólo el espacio considerado de mayor intimidad en el contacto, es decir, el hogar. Estos aumentos son modestos pero significativos (prueba ANOVA, ver Tabla 5).
“El hogar”, espacio de mayor intimidad, registra el índice más alto de toda la muestra, es de 94,22 puntos, por lo cual observamos que las personas que tienen “pocas veces” contacto con la diversidad cultural en sus hogares tienen una sensibilidad media alta. Con resultados muy cercanos encontramos quienes se relacionan con la diversidad cultural en sus hogares “a veces” (92,37) o “a diario” (92,47). En general, aquí encontramos las medias de sensibilidad intercultural más altas, lo que hace suponer que aquellos que comparten la intimidad de su casa con personas de diversas culturas son más sensibles. Llama la atención que en este espacio no se siga la secuencia habitual en tanto que aumentando la frecuencia aumente el ISI, sino que el principal valor lo encontramos en el grupo que “pocas veces” tiene contacto con la diversidad cultural. Atribuimos este resultado al bajo porcentaje de personas que responden esta pregunta.
El segundo espacio que concentra medias altas es el “grupo de amigos”, nuevamente se trata de un espacio de mayor intimidad, sólo que en este caso si se puede observar que se cumpla la lógica de incremento del ISI en relación al incremento de la frecuencia. Por tanto, nuevamente podemos suponer que los que comparten espacios de mayor intimidad con la diversidad cultural suelen ser más sensibles.
6.3. SENSIBILIDAD INTERCULTURAL EN GRUPOS QUE SE CONSTITUYEN SEGÚN LAS FRECUENCIAS DE CONTACTO CON LA DIVERSIDAD CULTURAL
En la Tabla 5 se muestran los resultados obtenidos, mediante una prueba ANOVA, para verificar si las diferencias observadas, en los estudios descriptivos previos, son significativas o no.
El estadístico de Levène nos indica que se cumple el criterio de homocedasticidad de varianzas en todos los espacios consultados, lo que permite realizar el estudio diferencial con una prueba paramétrica. El análisis ANOVA, realizado en cada uno de los espacios, arroja como resultado que estas diferencias son significativas con un 99% de confianza. Las pruebas post hoc indican que los grupos menos sensibles son los que tienen menos frecuencia de contacto, es decir, “casi nunca” y los más sensibles son los que tienen “a diario” contacto con la diversidad cultural.
Por otro lado, el estudio diferencial (Prueba t) realizado para contrastar las medias de los espacios según su grado de intimidad revela que existen diferencias significativas con un 95% de confianza (p = 0,03) entre el nivel de sensibilidad intercultural que desarrollan las personas que comparten el nivel 1 de intimidad (barrio y lugar donde comprar) y las que comparten el nivel 3 (hogar y grupo de amigos), siendo más sensibles estas últimas. También presentan diferencias significativas con un 95% de confianza (p = 0,04) las medias del nivel 2 y el nivel 3, siendo, nuevamente, más sensibles estas últimas. No ha presentado significación estadística la diferencia entre las medias de los niveles 1 y 2 (p = 0,22).
Con estos datos podemos suponer que el espacio donde se produce el contacto con la diversidad cultural influye en el desarrollo de la sensibilidad intercultural. Siendo más sensibles los que comparten espacios más íntimos.
7. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
A partir de los resultados expuestos podemos concluir que en espacios comunes y cotidianos como son “el barrio”, o “el lugar donde compra”, o “el trabajo” o “el centro donde se estudia”, (categorizados como nivel 1: Públicos y Nivel 2: Semi-Público) la frecuencia de contacto con la diversidad cultural es “a diario”. Por el contrario, en otros espacios, también cotidianos, pero más íntimos (categorizado como Nivel 3: Privado) como lo son “el hogar” o “el grupo de amigos”, la frecuencia de contacto mayoritaria con la diversidad cultural es totalmente opuesta, es decir que se da “casi nunca”. Por tanto, es más habitual que se produzcan contactos con la diversidad cultural de modo accidental y superficial que de modo intencional e íntimo.
En relación al indicador de sensibilidad intercultural (ISI) se ha observado que presentan puntajes más altos aquellas personas que conviven diariamente con la diversidad cultural, situación que es contraria a las personas que no lo hacen “casi nunca”. Los estudios diferenciales confirman que dichas diferencias tienen un nivel de confianza del 99%, excepto en el espacio categorizado como “el hogar”. Por tanto, entendemos la frecuencia de contacto con la diversidad cultural como un factor que favorece el desarrollo de la sensibilidad intercultural. De este modo, se corrobora la hipótesis teórica sobre la influencia de la frecuencia de contacto en el aumento de la intención de contacto, que para este estudio se traduce como el deseo de comunicarse e interactuar con personas de otras culturas, entendiendo esto como una consecuencia de la sensibilidad intercultural.
Por otro lado, si analizamos el contacto o convivencia en los espacios separados según su nivel de intimidad se puede destacar que, en el hogar o el grupo de amigos (nivel tres), que se han considerado los más íntimos de todos los espacios consultados, se encuentran los índices de sensibilidad intercultural más altos. Además, el estudio diferencial nos indica que existen diferencias significativas con respecto a los otros espacios de menor intimidad, lo que nos sugiere que aquellas personas que comparten espacios íntimos con personas de otras culturas desarrollan una mayor sensibilidad intercultural, tal como lo preveía la hipótesis teórica propuesta por Cook (1962, 1978, 1984) y Brewer y Miller (1984).
Con estos resultados se corroboran los estudios de Sanhuesa y Cardona (2010); Anderson, et al. (2006); Aguaded (2006); Vilà (2006); Williams (2005); De Santos (2004); Straffon (2003); Olson y Kroeger (2001), ya que todos ellos han sugerido que las experiencias personales de inmersión o contacto con otras culturas favorecen el desarrollo de la sensibilidad intercultural. Aportamos, además, que estas experiencias están supeditadas a la frecuencia y al espacio en la que se produce el contacto. En tanto que las experiencias de inmersión implican que la frecuencia de contacto es “a diario” con la diversidad cultural y que el alojarse en un piso compartido y hacer un grupo de amigos de otras culturas es también algo habitual en estas experiencias.
Concluimos que la frecuencia y el lugar donde se produce el contacto con la diversidad intercultural son factores importantes para desarrollar la sensibilidad intercultural. Así pues, el estudio de estas variables enriquece con nuevos aportes a las TCI.
Estos estudios también nos han ayudado a pensar en nuevas líneas de investigación: observamos que las personas que comparten espacios como “el barrio” con otras culturas son menos sensibles y creemos que tienen la percepción de que esta situación es algo impuesto desde afuera por las circunstancias sociales que le rodean. En el extremo opuesto encontramos que los perfiles más sensibles son personas que comparten espacios más íntimos, como su “hogar o el grupo de amigos”, en tal caso es una situación que ellos mismos han buscado, y por tanto no lo viven como una situación impuesta desde fuera, es decir como algo accidental sino como algo intencional. Estas situaciones nos hacen suponer que existe una relación entre la precepción de los locus de control y la sensibilidad intercultural (Rotter, 1975; Visdómine y Luciano, 2006) situación, que como se ha dicho, podría dar continuidad a esta investigación.
Por último, deseamos resaltar la importancia que puede tener el propiciar nuevos espacios de encuentros para las diferentes culturas como estrategia de intervención socio-comunitaria y pedagógica que permita generar amistades y lazos de confianza que no sólo van encaminados a mejorar la convivencia social, sino también a favorecer el desarrollo de nuevas actitudes y competencias necesarias para vivir en este mundo cada vez más globalizado.
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Notas
Notas de autor
Información adicional
Formato de citación: Ruiz-Bernardo, P.
(2018). “Los espacios y la frecuencia de contacto con la diversidad
cultural como factores de desarrollo de la sensibilidad
intercultural”. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, 76, 187-213, http://apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/prbernardo.pdf