Reseñas
Bruno Fornillo: Sudamérica Futuro: China global, transición energética y posdesarrollo. Buenos Aires: Editorial El Colectivo y CLACSO, 2016.
Bruno Fornillo: Sudamérica Futuro: China global, transición energética y posdesarrollo. Buenos Aires: Editorial El Colectivo y CLACSO, 2016.
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 17, núm. 65, pp. 108-114, 2018
Universidad de Buenos Aires
Recepción: 27 Junio 2018
Aprobación: 12 Agosto 2018
Bruno Fornillo: Sudamérica Futuro: China global, transición energética y posdesarrollo. Buenos Aires: Editorial El Colectivo y CLACSO, 2016.
El sombrío porvenir que contiene fisuras por las que podrían filtrarse algunas alternativas. Con esa difícil premisa, Bruno Fornillo escribe “Sudamérica Futuro: China global, transición energética y posdesarrollo”, un libro clave para comprender algunos de los principales elementos y dinámicas globales con los que debe(rá) lidiar nuestra región: desde el ascenso de China en el marco de un orden multipolar, al declive del patrón energético fósil, pasando por la crisis medioambiental.
Anticipando la tónica del trabajo, que escapa del tono apocalíptico pero logra transmitir la intensidad, relevancia, incluso el dramatismo del momento actual, Fornillo comienza afirmando que “vivimos en un mundo en transición geopolítica y ecológica, abierto a ensayar nuevos rumbos para evitar sus consecuencias más funestas”(p. 16). Sin preámbulos ni medias tintas, toda una sentencia sobre nuestro devenir, en un libro en el que las distancias entre presente y futuro prácticamente se desvanecen, enlazadas por una transición que a veces aparece en estado germinal y en otras se presenta como consumada.
Al análisis de esta transición con final abierto, entonces, el autor dedica gran parte de su trabajo, entendiendo la necesidad de comprender sus principales características para ponderar los peligros, desafíos, y también las oportunidades que abre para nuestra región, recortada aquí al ámbito sudamericano, mientras intenta alumbrar caminos posibles en la definición de un desarrollo alternativo.
Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), y en Geopolítica por la Universidad París 8, Bruno Fornillo elabora aquí lo que define como una hoja de ruta de elementos insoslayables que aparecen en el horizonte sudamericano, a saber:
El avance destructor del capital y las estrategias de aprovisionamiento de los países centrales que obligan a pensar el acervo natural en un plano integral, y ya no solamente económico; la matriz energética y su función determinante en relación al desarrollo, todavía más en un contexto de agotamiento del patrón fósil; el ascenso chino y la consolidación de una etapa de pluricentrismo global de disputa interimperial, en un entorno competitivo de escasez.
En efecto, señala Fornillo, si bien el capitalismo extrae su fuerza de la “crisis”, la actual traza una línea suspensiva sobre la propia existencia de los seres vivos y su entorno. Frente a este límite de la estructura, que da en llamar “crisis civilizacional”, Sudamérica debe tener una respuesta: esta respuesta, irá fundamentando a lo largo del libro, pasa por construir un perfil de desarrollo autónomo que vincule, entre otros, integración regional, (re)distribución y posdesarrollo.
Para ello, la discusión sobre la propia conceptualización de los elementos aparece como una tarea impostergable, ya que la forma en que se nombran dice mucho de los imaginarios e interacciones que se proponen.
Debates de aquí y de allá
Dada la amplitud y relevancia de los temas abordados, el trabajo se inserta en el marco de distintos debates, siendo probablemente uno de los más importantes, aquel referido a la actual configuración del sistema internacional, en el que los analistas difieren sobre la magnitud de las transformaciones en curso.
Aquí, si bien la narrativa sobre la decadencia estadounidense es dominante de un tiempo a esta parte, y una mayoría considerable ya le ha dado el pésame al orden unipolar (Borda, 2013), autores como Joseph Nye (2015) sostienen que Estados Unidos sigue siendo el país más poderoso del mundo y que, al menos durante la primera mitad de este siglo, continuará teniendo la primacía.
En ese sentido, una de las posturas que se presentan posiblemente a medio camino de la discusión, es la recuperación del concepto de “uni-multipolaridad” desarrollado por el teórico conservador Samuel Huntington (1998), que postula una lógica compuesta de funcionamiento del orden global, donde por una parte, Estados Unidos sigue teniendo la primacía en el plano militar, pero por otro lado, se asiste a una incipiente multipolaridad en el campo de los poderes blandos que lo ha obligado a recomponer estrategias.
No obstante, cabe señalar que tanto la definición de “uni-multipolaridad” de Huntington como la de “pluricentrismo” utilizada por Fornillo, invisibilizan la potencia de la (re) emergencia de China, al ubicar a este país en igualdad de condiciones respecto del resto de las potencias emergentes.
Para Fornillo, si bien Estados Unidos conserva una brecha tecnológica y militar respecto al resto de los países, China constituye la principal economía y mercado comercial del planeta, una potencia inversora de primer orden, que se ha asegurado recursos vitales, guardando un margen de crecimiento interno, que se sostiene en gran medida en la economía real.
De todos modos, según el autor, la novedad actual “no es la multipolarización sino el abroquelamiento de países dentro de ella con un nivel de fricción significativo” (p. 22), por lo que propone entender las tensiones locales en relación con estas transformaciones globales.
En cuanto a nuestra región, el libro hace mención a los debates suscitados al calor de los gobiernos populares que marcaron los 3 primeros lustros del siglo XXI en Sudamérica.
Si bien el tópico excede a los objetivos del libro, allí la mirada de Fornillo se cierne sobre todo en los “casos andinos” (García, 2006), en tanto se refiere a sociedades en movimiento como protagonistas casi exclusivos del ciclo de protestas anti-neoliberales sobre el que sobrevinieron estos gobiernos, relegando así los casos del “cono sur”, donde la acumulación política e institucional desarrollada, por ejemplo, por el Frente Amplio uruguayo o el Partido de los Trabajadores brasileño fue relevante en el proceso.
En líneas generales, el autor sostiene que estos gobiernos generaron políticas inclusivas, redujeron la pobreza, fortalecieron las instancias de integración, y tensionaron la relación con las corporaciones. Sin embargo, en un contexto de “mundialización asimétrica”, no pudieron sortear el papel dependiente de nuestros países, generando dinámicas económicas hacia la reprimarización y dificultades para alumbrar vías alternativas de desarrollo.
Fornillo intenta, dice, situarse más allá de la polarización entre quienes apoyaron a estos gobiernos y quienes situaron su crítica por izquierda, tratando de conjugar bajo un denominador común ambas perspectivas (aunque sin caer en un cándido consensualismo), para buscar incorporar nuevos horizontes, en un contexto de “restauración conservadora” que probablemente los vuelva a tener reunidos frente a un adversario común.
En lo que hace a una constante a lo largo de su trabajo, Fornillo no busca esconder bajo una supuesta “neutralidad” academicista su posición sobre los temas que aborda. Explicita desde donde escribe y por qué lo hace.
El (inesperado) factor Donald Trump
Editado por CLACSO y Editorial El Colectivo, “Sudamérica Futuro” fue publicado en Buenos Aires en 2016, en tiempos donde Donald Trump aparecía todavía como una amenaza.
Es decir, permite comprender el escenario global previo a la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos, posibilitándole al lector reflexionar acerca de los cambios que supone la administración del magnate republicano, donde la política exterior en relación con nuestra región, varía entre la amenaza de una intervención militar en Venezuela, la escasa atención, los comentarios despectivos sobre nuestros países, y las presiones para abandonar todo intento de integración soberana.[1]
Todo ello sumado a los coletazos que supone para los gobiernos neoliberales de nuestra región, el abandono de la promoción de los mega acuerdos comerciales (TPP, TTIP), con los que Estados Unidos intentó recuperar la iniciativa y el control del comercio mundial durante la segunda parte de la presidencia de Barack Obama (Montero y Collizzolli, 2016), y que de acuerdo con Fornillo, ya incluso antes de la llegada de Trump, habían encontrado serios desafíos para sus objetivos iniciales, producto del alto nivel de exigencia de sus cláusulas, forjadas para que China no pudiese cumplirlas.
China y su proyección sobre el “Sur global”
El trabajo, que forma parte de la Colección Chico Mendes de la Editorial El Colectivo, se compone de una introducción, un epilogo, un capítulo para cada uno de los ejes principales, y otro dedicado a analizar el devenir de la geopolítica como disciplina en nuestra región, que bien podría ser (y lo es) un trabajo en sí mismo, aunque sirve de trasfondo para el resto de las consideraciones vertidas por el autor.
El primero de los 3 capítulos que hacen al corazón del libro, está dedicado acertadamente a China, marcando la importancia que tiene para Fornillo el análisis del “Reino del Medio”. Allí define al “ascenso pacífico” chino como la “estrategia declarada de convertirse en potencia global bajo el signo de la no confrontación” (p. 23), la cual sostiene, obedece a la capacidad de asumir la lógica madre de su principal competidor.
En ese sentido, el autor sintetiza a modo de pregunta, la que es quizás una de las ideas más potentes del texto: “¿Existe algún país que haya comprendido más a fondo la lógica capitalista que la China de hoy?” (p. 23); agregando que posiblemente sea la primera vez en la historia que una potencia en ascenso no establece una lucha frontal sino que se adosa a su competidor hasta volverse mutuamente dependientes. “China no representa un peligro para la seguridad interna de Estados Unidos, sí para su supremacía” (p. 49), concluye al respecto.
Este crecimiento tiene su espacio multilateral de expresión en la creación del BRICS que reúne a las grandes economías “emergentes” (China, India, Rusia, Sudáfrica y Brasil). No obstante, Fornillo se encarga de destacar que allí no todos los países disponen del mismo peso, sino que la principal articulación se da entre China y Rusia (poder energético, militar y geográfico, complemento ideal de la República Popular), y entremedio India, cuya posición pendular entre las propuestas estadounidenses y chinas, limita el papel que potencialmente podría desempeñar en la geopolítica mundial.
Historiador de profesión, Fornillo dedica gran espacio a describir los pormenores de la política exterior china, donde señala que una de las claves de su poderío radica en la materialización de la hegemonía regional, y su proyección sobre el “Sur global”.
En ese marco, la estrechez del vínculo entre China y Sudamérica ha crecido exponencialmente con el nuevo siglo, aunque sostenido en una asimetría estructural en la que el intercambio se basa en ventajas comparativas estáticas, donde nuestra región exporta recursos primarios y productos básicos intensivos en trabajo, energía y costos ambientales, mientras recibe productos manufacturados, bienes de capital e inversiones.
Fornillo señala que las controversias y debates generados en torno a la relación sino-sudamericana no se hallan tanto en el diagnóstico sobre el vínculo, sino en qué hacer con él. Para ello propone salir de la lógica histórica en la que entiende se han debatido las cuestiones del “desarrollo” en nuestra región, poniendo el acento en los condicionantes externos, para pensar primero las propias fuerzas y capacidades, diseñando una estrategia continental.
Las dificultades de emprender esa dirección, no obstante, son reconocidas por el propio autor. Entre la creciente participación china, la injerencia histórica de Estados Unidos, la presencia europea, y el interés por las materias primas del resto de las potencias, Fornillo describe a América Latina como “otro escenario de tensión interimperial” (p. 52).
El litio y los dilemas en torno a los recursos naturales
En el segundo capítulo, Fornillo sostiene que la naturaleza ha visto modificado el lugar que tenía reservado históricamente. “El extendido ingreso de la lógica financiera al campo de la naturaleza es una de las mayores novedades recientes” (p. 67), resalta el autor.[2]
La fuerte imbricación entre Estados y Corporaciones, tan propia de la fase actual del capitalismo, se extrae de la lógica del funcionamiento del sistema relatada por Fornillo respecto al manejo de los recursos naturales.
De acuerdo con esta, la apropiación de los recursos corre principalmente por cuenta de actores privados, pero las potencias dominantes promocionan la desregulación de los mercados periféricos como forma de acceso, mientras adoptan políticas proteccionistas para proteger sus recursos. En tanto el mercado ya no garantiza el suministro (habría que preguntarse si alguna vez lo hizo), estos Estados despliegan un abanico de estrategias para garantizarse los mismos, dando lugar a una nueva geografía de conflictos en torno a la existencia, explotación y transporte de los recursos naturales.
En este contexto, Sudamérica se ha visto presionada para consolidar el clásico intercambio de exportación de naturaleza por importación de bienes de alto valor agregado, que ha llevado a un creciente deterioro de sus ecosistemas.
Tras hacer un repaso por algunas de las distintas conceptualizaciones sobre el acervo natural y sus consecuencias en el uso y explotación de los recursos, Fornillo sostiene que es clave contar con una perspectiva de pos-desarrollo que considere el carácter estratégico de los recursos, en el marco de un subcontinente integrado a través de acciones mancomunadas. Para dar cuenta de ello, desarrolla el caso del litio, el cual ha abordado extensamente en otros trabajos (Fornillo coord., 2015).
El denominado “oro blanco”, en tanto materia prima básica en la confección de reservorios de energía, es un recurso clave para el funcionamiento del modo de producción capitalista, pero también para la transición energética y el despliegue de una economía del posdesarrollo,
En ese sentido, la producción de baterías de litio y su industrialización no solo generaría soberanía económica, sino también, energética y ecológica. Sin embargo, hasta el momento las iniciativas de los países que cuentan con reservas han naufragado: entre la lógica neoliberal chilena, la voluntad boliviana (que aun así ha emprendido el intento más serio de industrialización del litio de los tres países); y la relativa capacidad estructural desaprovechada por la Argentina.
En síntesis, al igual que en otros casos (que en casi todos) dice Fornillo, la salida es a través del “litio en Sudamérica”, ya que sin una dimensión regional que brinde mercado, recursos y entramados, es difícil que prosperen las iniciativas nacionales para producir baterías de litio.
Mucho más que transición energética
En los últimos 250 años, la humanidad ha estado utilizando el “capital solar” acumulado durante millones de años para la generación de energía, bajo la lógica de un modelo que no solo tiene un límite temporal muy cercano,[3] sino que viene siendo causante de múltiples conflictos a lo largo y ancho del mundo.
En el marco de este des-orden energético global, Sudamérica se encuentra en una posición de muy relativa estabilidad en su ecuación energética, con un perfil netamente exportador. Si bien el panorama regional es bastante heterogéneo, como se encarga de describir Fornillo, la matriz energética regional se estructura en la explotación de combustibles fósiles, aunque las fuentes renovables tienen un nivel atendible (29%) sobre todo por la alta participación de la generación hidroeléctrica en la cuenca del Plata.
La región tiene una amplia potencialidad de obtener energía a partir de fuentes renovables (no necesariamente sustentables, como el caso de los biocombustibles y la hidroelectricidad) y alternativas. Sin embargo, hasta el momento la decisión de transformar su matriz la tendieron a tomar aquellos países que padecen una dependencia profunda de la importación de hidrocarburos (como Chile y Uruguay) o aquellos que supusieron que no contarían en el mediano plazo con reservas fósiles de peso (como Brasil).
En líneas generales, señala entonces Fornillo, los países sudamericanos han tendido a consolidar la continuidad del patrón fósil, la gestión privada y concentrada de la energía, como resultado de la ausencia de financiamiento, de los intereses creados en torno a las fuentes tradicionales, y de la falta de decisión política, entre otras cuestiones.
Aquí la salida es también con más integración regional- si bien gran parte de la región (sobre todo el cono sur) está conectada, no existe una decidida política energética común-, y con una apuesta por las energías alternativas, en tanto estas son también más democráticas en su generación y utilización que las tradicionales.
La política energética es ante todo una cuestión de derechos, de redistribución y autonomía, punta de lanza privilegiada para proyectar maneras alternativas de desarrollo.
A propósito de la subdisciplina maldita: la geopolítica
Tras considerar estos tres ejes interrelacionados, como anticipamos, el autor dedica un capítulo a analizar la trayectoria de la geopolítica en nuestra región, guiado por la hipótesis de que esta (sub)disciplina ha ejercido una influencia significativa en la orientación de la política de Estado de más de un país sudamericano, sin que ello haya sido suficientemente resaltado por la literatura especializada.
En ese sentido, el recorrido a trazos gruesos por sus debates, instituciones, sujetos, enfoques, etc., le permite corroborar la vitalidad e influencia que ha tenido en nuestra región, participando de los principales procesos políticos sudamericanos, en una relación de influencia recíproca con el desarrollismo, la dependencia, la teoría crítica latinoamericana, o también, el terrorismo de Estado.
Frente al componente estadocéntrico, militarista y de política exterior que adquiere en los países centrales, en nuestra región la geopolítica ha ido construyendo un perfil integral, caracterizado por la imbricación entre geopolítica y desarrollo.
Pasados los campanazos del “fin de la historia”, la interacción con teorías contemporáneas en boga cimentaron las bases para una “geopolítica crítica”, prolífica pero internamente resquebrajada, que comenzó a ser parte de narrativas populares, pero que dice Fornillo, aún debe enfrentar los desafíos de ser sudamericana, y de atender el trípode sociedad civil, posdesarrollo y naturaleza.
Continuidades
Así, entonces, Fornillo va delineando un trabajo en el que intenta contribuir a la superación de la “paradoja sudamericana”, según la cual, la región contaría con una plataforma propicia para enfrentar los cambios venideros, pero de lo que se vería impedida por la situación de neodependencia en la que se encuentra, forzada por la reprimarización de su economía y el extractivismo.
Para ello lleva adelante un diagnóstico serio, en el que utiliza distintas fuentes para sustentar sus afirmaciones, sin ocultar sus posicionamientos detrás de frases barrocas o datos al por mayor, y sin entrar en discusiones personales, improductivas e innecesarias en estos tiempos urgentes de ofensiva neoconservadora en la región.
Logra así dar cuenta de manera acabada de algunas de las principales dinámicas que atraviesan y atravesarán los países sudamericanos, en una descripción del estado de situación en el que se encuentran los mejores aportes del libro, mientras en la parte propositiva menciona algunas puntas a tener en cuenta. Allí, el abordaje de la cuestión del litio es uno de los diferenciales del trabajo, que permite concretizar a través de un ejemplo, planteos que de otro modo quedarían en meras formulaciones teóricas.
Por su marco teórico, objetivos y ubicación del libro dentro de la literatura especializada, el trabajo pone el foco en el Estado nación, lo que en ocasiones le permite al autor superar antinomias superficiales, resaltar continuidades y apuntalar el debate en torno a nudos profundos, pero que en otras invisibiliza las rupturas, las diferencias, las grietas, los modelos de desarrollo en disputa al interior de nuestros países y de la propia región. En palabras de Bourdieu (Díaz, 2008), el campo de fuerzas y el campo de lucha queda por momentos ausente del debate.
En definitiva, en “Sudamérica futuro” Bruno Fornillo nos propone un trabajo sesudo, comprometido, pretensioso, necesario, base indispensable de otros trabajos que busquen alumbrar la impostergable senda del posdesarrollo, la integración, y la redistribución en nuestra región.
Bibliografía
Borda, Sandra (2013). Estados Unidos o el último Estado hegemónico. El poder en la era del ascenso y la consolidación del resto del mundo. Revista Nueva Sociedad, N°246, 64-77
Díaz, José Francisco (2008). Enfoque sociológico para el estudio del liderazgo político. Barataria, N°9, 189-203
Fornillo, Bruno (coord). (2015). Geopolítica del litio. Industria, ciencia y energía en Argentina. Buenos Aires, Argentina: El Colectivo-CLACSO
García, Marco Aurélio (2008): Nuevos gobiernos en América del Sur. Del destino a la construcción de un futuro. Nueva Sociedad, Nº217, 118-126
Huntington, Samuel (1998). Global Perspectives on war and peace, or transiting a Uni-Multipolar World. Washington, United States: American Enterprice Institute.
Montero, Federico y Collizzolli, Fernando (2016). Las nuevas condiciones políticas en América Latina: los procesos de cambio ante un punto de inflexión. Revista Política Latinoamericana, Nº 2, 1-18
Nye, Joseph (2015). Is the American Century Over?. Malden, United States: Polity Press
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