Resumen
Introducción: La adolescencia es vital para el desarrollo del ser humano y se caracteriza por una serie de transformaciones y demandas a nivel físico, cognitivo y emocional. A partir de esto, surgen cuestionamientos sobre una posible relación entre autorregulación emocional, estrategias de afrontamiento y comportamiento prosocial en esta población.
Objetivo: Revisar sistemáticamente estudios realizados entre 2009 y 2019, en torno a la autorregulación emocional, estrategias de afrontamiento y comportamiento prosocial.
Método: Se realizó una revisión sistemática de literatura, bajo los parámetros de Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses (PRISMA). Se efectuó una búsqueda de estudios publicados en las bases de datos PubMed, ScienceDirect y Redalyc, con las siguientes palabras clave: Emotional self-regulation, prosocial behavior, coping y adolescents. Los criterios de inclusión fueron: artículos empíricos en inglés, portugués o español publicados entre el 2009 y el 2019 con muestras caracterizadas por adolescentes sanos.
Resultados: Se identificaron un total de 69 estudios, de los cuales 9 fueron escogidos como muestra final en la revisión de acuerdo con los criterios de elegibilidad, inclusión y exclusión. Se encontró relación significativa entre las variables tratadas en este texto y mediación entre autorregulación emocional y comportamiento prosocial.
Conclusiones: Se evidenciaron pocas investigaciones dirigidas a estudiar estos tres constructos, sin embargo, a través de diferentes trabajos se ha podido demostrar la relación entre estos, la incidencia que tienen entre sí y la importancia de ampliar las posibilidades de su investigación, medición y análisis en diferentes contextos.
Palabras clave: Adolescentes, autorregulación emocional, comportamiento prosocial, estrategias de afrontamiento.
Abstract
Introduction: Adolescence is vital for the development of the human being and is characterized by a series of transformations and demands on a physical, cognitive and emotional level. From this, questions arise about a possible relationship between emotional self-regulation, coping strategies and prosocial behavior in this population.
Objective: To systematically review the studies carried out between 2009 and 2019, around emotional self-regulation, coping strategies and prosocial behavior.
Method: A systematic literature review was carried out, under the parameters of Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyzes (PRISMA). A search of studies published in the PubMed, ScienceDirect and Redalyc databases was performed, with the following keywords: Emotional self-regulation, prosocial behavior, coping and adolescents. The inclusion criteria were: empirical articles in English, Portuguese or Spanish published between 2009 and 2019 with samples characterized by healthy adolescents.
Results: A total of 69 studies were identified, of which 9 were chosen as the final sample in the review according to the eligibility, inclusion and exclusion criteria. A significant relationship was found between the variables treated in this text and mediation between emotional self-regulation and prosocial behavior.
Conclusions: Few investigations aimed at studying these three constructs were evidenced, however, through different works it has been possible to demonstrate the relationship between them, their incidence among themselves and the importance of expanding the possibilities of their investigation, measurement and analysis. in different contexts.
Keywords: adolescents, emotional self-regulation, coping, prosocial behavior.
Artículos
Autorregulación emocional y estrategias de afrontamiento como variables mediadoras del comportamiento prosocial
Emotional self-regulation and coping strategies as mediating variables of prosocial behavior
Recepción: 20 Mayo 2020
Aprobación: 03 Diciembre 2020
A nivel mundial, una serie de transformaciones sociales han influido de manera significativa en la perspectiva de vida que tienen los seres humanos, especialmente la población adolescente, llevando a la instauración de una cultura que genera valores con tendencias individualistas (Arce, Cordera y Perticarari, 2012; Gómez, 2019). Sumado a esto, los adolescentes se enfrentan a una gran variedad de demandas a nivel cognitivo y emocional, no sólo por la etapa de desarrollo en la que se encuentran sino por los diferentes contextos en los que se desenvuelven.
De acuerdo con Gaeta y Martín (2009), para afrontar tales demandas, los adolescentes necesitan desarrollar habilidades cognitivas, motivacionales y emocionales que permitan un aprendizaje efectivo, de tal manera que aplicar habilidades de regulación emocional de forma continua, posibilite un mayor afecto positivo, mejor funcionamiento interpersonal y mayor bienestar en general (Navarro, Vara, Cebolla y Baños, 2018; Gross y Jhon, 2003).
Producto de las investigaciones realizadas hasta la fecha, la regulación emocional ha sido definida como la “habilidad para percibir, comprender y regular las emociones” (Navarro et al., 2018, p.9). Ahora bien, a pesar del aumento en el número de estudios sobre este constructo, la mayoría de estos se han enfocado en las etapas de infancia, niñez temprana y edad adulta (Gullone y Taffe, 2012), y solo unos pocos se han dirigido a la población adolescente (Jaffe, Gullone, y Hughes, 2010; Teixera, Silva, Tabares y Freire, 2015), debido en parte a la ausencia de medidas validadas para estas edades (Walden, Harris, y Catron, 2003).
Gaeta y Martín (2009) afirman que en el contexto escolar cada vez cobra más importancia la regulación de las emociones, puesto que permite que el adolescente module su pensamiento, afecto, comportamiento o atención, hacia el logro de sus objetivos o metas. Lo anterior, en concordancia con Benita, Levkovitz, y Roth (2016), quienes plantean que la habilidad para regular las emociones puede desempeñar un papel importante en la promoción del ajuste psicosocial de los niños en contextos educativos.
Por otro lado, Gómez (2019) define el comportamiento prosocial como “toda conducta dirigida a ofrecer ayuda, cooperar, trabajar en equipo, tomar en cuenta la perspectiva de otros, intercambiar lenguajes afectivos y brindar asistencia, produciendo consecuencias sociales positivas y favoreciendo la reciprocidad y solidaridad en las relaciones sociales e interpersonales” (p.192). Este tema de investigación ha venido tomando fuerza en Colombia hace pocos años, puesto que tradicionalmente se le ha otorgado un mayor grado de importancia a las conductas agresivas.
A pesar de lo anterior, estudios efectuados desde la psicología evolutiva parecen indicar (Mestre, Tur, Samper, Nácher y Cortés, 2007) que la “respuesta prosocial se vuelve relativamente estable durante los últimos años de la infancia y los primeros años de la adolescencia y que el desarrollo psicológico que implica procesos atencionales, razonamiento moral, competencia social y autorregulación estimulan dicha conducta” (p.214).
En lo que respecta a las estrategias de afrontamiento, Lazarus y Folkman (1986) las definen como “aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para mejorar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos de los individuos” (p.164). El uso de dichas estrategias puede incidir de manera significativa en el desarrollo psicológico de los adolescentes (González, Montoya, Casullo, Bernabéu, 2002) y desempeña una función moderadora de especial importancia en la adolescencia (Gómez, Luengo, Romero, Villar y Sobral, 2006).
La literatura ha demostrado que la prosocialidad y las estrategias de afrontamiento se relacionan cuando el espectador prosocial suele buscar alternativas para dar solución a las situaciones problema enfrentando al victimario y solicitando ayuda de otros compañeros, esto quiere decir que es el que más recurre a estrategias como afrontamiento activo, planificación y búsqueda de apoyo social. Asimismo, los adolescentes prosociales tienden a presentar una tendencia empática hacia los demás y una mayor autorregulación cognitiva y emocional (Quintana, Montgomery y Malaver, 2009; Redondo y Guevara, 2012).
Resultados de la investigación realizada por Benita et al. (2016), sugieren que “la regulación de las emociones predice el comportamiento prosocial en adolescentes, tanto directamente como a través de la mediación de la empatía” (p. 5); de la misma manera la regulación emocional está constantemente relacionada con los resultados adaptativos (Uribe-Urzola, Ramos-Vidal, Villamil-Benítez y Palacio- Sañudo, 2018; Roth y Assor, 2012; Roth, Benita, Amrani, Shachar, Asoulin, Moed, Kanat, 2014), particularmente en el dominio de las relaciones interpersonales.
En síntesis, el objetivo del presente artículo es revisar sistemáticamente los estudios publicados entre 2009 y 2019 en las bases de datos PubMed, ScienceDirect y Redalyc, en torno a la regulación emocional, las estrategias de afrontamiento y el comportamiento prosocial, adicionalmente nos hemos propuesto abordar los instrumentos de medida existentes en estas tres variables en población adolescente, dada la importancia del conocimiento y divulgación de estas en el contexto actual y las amplias posibilidades de investigación que de allí se podrían derivar, para el análisis, comprensión y posible intervención de las mismas.
El presente estudio se caracterizó por ser una revisión sistemática de la literatura, teniendo como objetivo proporcionar un resumen exhaustivo de la información relacionada a un tema específico (Ferreras-Fernández, Martín-Rodero, García- Peñalvo, y Merlo-Vega, 2016), en este caso, a la regulación emocional, las estrategias de afrontamiento y el comportamiento prosocial en adolescentes.
Los datos fueron sistematizados bajo los parámetros de Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses (PRISMA), esto permitió identificar, revisar, contemplar la elegibilidad de los estudios encontrados y finalmente seleccionar aquellos que fueron incluidos en la revisión. De esta manera, no sólo se aumentó la validez de la información sino la calidad metodológica de esta junto con la reducción de posibles sesgos (Koller, Couto, y Hohendorff, 2014; Moher, Liberati, Tetzlaff, Altman, y The Prisma Group, 2009).
Se realizó una búsqueda sistemática de estudios publicados en las bases de datos PubMed, ScienceDirect y Redalyc. Fueron tomadas en cuenta las siguientes combinaciones de palabras clave: (I) “Emotional self-regulation OR self-regulation OR emotion regulation AND prosocial behavior AND adolescents”; (II) “Coping AND prosocial behavior AND adolescents”; (III) “Coping AND self-regulation OR emotional self-regulation OR emotion regulation AND adolescents”; (IV) “Coping AND self-regulation OR emotion regulation OR emoonal self-regulation AND prosocial behavior AND adolescents”, y sus correlatos en portugués y español.
Los criterios de inclusión fueron: artículos empíricos en inglés, portugués o español publicados entre el 2009 y el 2019 con muestras caracterizadas por adolescentes sanos. Igualmente, se tomaron en cuenta aquellos estudios que hayan evaluado en conjunto o por separado las variables: estilos de afrontamiento, comportamiento prosocial y autorregulación emocional. Se excluyeron aquellos artículos cuyos participantes no fueran adolescentes y además padecieran algún diagnóstico. Así mismo, no fueron incluidos en la revisión los trabajos publicados antes del 2009.
Con el fin de reducir los posibles sesgos y aumentar la calidad metodológica de esta revisión y de los artículos incluidos, fue usado el checklist propuesto por Downs y Black (1998). El instrumento utilizado contiene 27 ítems, de los cuales se obtuvo resultados positivos en los que se mencionan a continuación: 1, 2, 3, 6, 10, 11, 13, 17, 18 y 20, por lo que se obtuvo como resultado un total de 10 puntos, demostrando buenos niveles de calidad tanto para aquellos estudios controlados y aleatorizados (M=14.0; D.T=6.39) como para aquellos no aleatorizados (M=11,7; D.T=4.64).
Los datos de los estudios revisados se clasificaron en: autor, año de publicación, n (fem/masc), edad (M±D.T), instrumentos, objetivos, resultados y limitaciones. En la sección de “instrumentos” se plasmaron sólo aquellos que evaluaban las variables de interés.
En el proceso de búsqueda (ver Figura 1), se identificaron un total de 69 estudios distribuidos en las tres bases de datos mencionadas anteriormente. Al remover los artículos duplicados quedaron un total de 53 registros, mismos que fueron revisados. Posteriormente, se excluyeron 23 estudios debido a que no cumplieron con los criterios de inclusión. Seguidamente se evaluaron de forma completa la elegibilidad de 30 estudios donde se excluyeron 21 (6 por ser estudios donde la muestra no fueron adolescentes sanos, 5 por no tener compatibilidad título-contenido, y 10 artículos por estudiar variables diferentes a las de la presente revisión) para finalmente incluir en la revisión 9 estudios (ver Tabla 2).
El objetivo de este estudio fue analizar si la autorregulación emocional y las estrategias de afrontamiento son variables mediadoras del comportamiento prosocial, para ello se realizó una revisión sistemática de los estudios publicados en el periodo comprendido entre 2009 y 2019, debido a la relevancia que han cobrado estos constructos psicológicos en los adolescentes durante los últimos diez años.
Los estudios de esta revisión se distribuyeron en aquellos que describieron la mediación entre la autorregulación emocional y el comportamiento prosocial, siendo este un 9% de la muestra. Por su parte, el 18% de los artículos revisados presentó resultados sobre la relación negativa que existe entre la conducta prosocial y la conducta antisocial, y sobre la desconexión moral como factor predictor de la conducta antisocial, mientras que el 54% de las investigaciones analizadas trataron de explicar la relación entre autorregulación emocional, estrategias de afrontamiento y comportamiento prosocial.
Los resultados de dichos estudios demostraron una relación significativa entre la autorregulación emocional y los niveles de empatía, así como el comportamiento prosocial a principios de la última década (Laibel, 2010). Estos hallazgos fueron similares con lo encontrado dos años más tarde por Carlo et al., (2012), donde se llegó a la conclusión que la inestabilidad emocional predice el afrontamiento centrado en las emociones y la empatía predice el afrontamiento centrado en el problema, que da lugar a emitir respuestas adaptativas dirigidas a reducir la fuente del estrés a través de la planificación o búsqueda de apoyo.
Gaeta y Martín (2009) afirman que para afrontar de manera acertada los eventos estresantes, los seres humanos deben reconocerse a sí mismos como sujetos capaces de tolerar, controlar e influir en las situaciones que se les presenten, comportarse cooperativamente, ser solidarios y así disminuir las probabilidades de aparición de episodios de depresión y/o ansiedad, comportamientos agresivos, conflictos sociales, problemas de desobediencia de reglas, bajo rendimiento académico, consumo de alcohol y conductas sexuales de riesgo (Santoya-Montes et al., 2018; Downey et al., 2010; Doan et al. 2012; Cui et al., 2015).
En concordancia con lo anterior, la regulación integradora de las emociones puede predecir el comportamiento prosocial de los estudiantes. Dicha predicción puede darse directamente o través de la mediación de la empatía hacia los compañeros de clase, teniendo en cuenta los factores cognitivos y emocionales que participan en la exploración y reconocimiento de la experiencia emocional propia y de los pares (Benita, et al., 2016; Simões & Calheiros, 2016).
Por el contrario, Hardy et al. (2015) encontraron que, si se presentan altos niveles de desconexión moral y baja autorregulación durante la adolescencia, esto puede exacerbar las tasas de comportamiento antisocial, los adolescentes también podrían ser menos propensos a ser prosociales y ayudar a otros que lo necesitan (Laible et al., 2010).
Anteriormente, la evaluación de las estrategias de afrontamiento en adolescentes se realizaba tomando como fundamento modelos elaborados para adultos. Solo hasta los años noventa se comenzó a adaptar los instrumentos para medir este constructo, y en la última década la situación ha cambiado considerablemente, contando con modelos e instrumentos diseñados específicamente para la etapa de la niñez y la adolescencia, tomando como referencia las características particulares de estas etapas de desarrollo (Gómez et al., 2006; González et al., 2002).
Luengo et al. (2013) afirman que, en comparación con el comportamiento antisocial, el desarrollo de la prosocialidad durante la adolescencia y la edad adulta temprana ha recibido menos atención por parte de los investigadores, a pesar de la evidencia de que los adolescentes que se comportan prosocialmente, tienden a funcionar mejor en la escuela, son propensos a mostrar resultados positivos, sentimientos sobre sí mismos y los demás, y se inclinan a desarrollar el sentido de pertenencia a la comunidad, de la misma forma, la prosocialidad ha sido positivamente relacionada con bajos niveles de internalización y externalización de los problemas en los adolescentes.
A pesar de evidenciarse que muchas conductas de riesgo responden a la incapacidad de los adolescentes para afrontar demandas, preocupaciones, aumento de emociones intensas y fluctuaciones dinámicas de emociones que ocurren durante este período de desarrollo (Gaeta & Martín, 2009; Cui et al, 2015), e incluso cuando se ha demostrado que las estrategias productivas de afrontamiento, como solución activa, búsqueda de apoyo, y actitud positiva favorecen el autoconcepto académico, las habilidades sociales y la inteligencia emocional (Morales, 2017) las investigaciones en población adolescente son muy recientes, por esto el aporte de esta revisión radica en mostrar la necesidad de futuros estudios que abarquen este rango de edad, permitiendo no sólo el incremento de futuras evaluaciones sino de posibles tratamientos enfocados a mejorar problemas relacionados con las variables de estudio.
El presente estudio tiene un amplio impacto en lo que respecta al conocimiento actual sobre autorregulación emocional, estrategias de afrontamiento y comportamiento prosocial y su importancia en el desarrollo adaptativo de los adolescentes, sobre todo en el contexto escolar. Sin embargo, se presentan principalmente dos limitaciones, entre ellas se debe mencionar que se hizo énfasis en la etapa de la adolescencia, lo que implica que no se conoció el comportamiento de estas variables en otros grupos etarios, por lo que los resultados obtenidos no se pueden generalizar. Otra limitación que se podría superar a través de un próximo estudio sería indagar en investigación cuya población haya sido adolescentes no sanos, lo que permitiría realizar comparaciones y llegar a conclusiones más amplias sobre estos constructos.
Para hablar de estrategias de afrontamiento, los investigadores retoman el concepto emitido por Lazarus y Folkman en 1986, así como se mantiene un consenso sobre las definiciones dadas para explicar la autorregulación emocional y el comportamiento prosocial. También se evidenció, como producto de esta revisión sistemática que aun cuando es limitado el número de investigaciones dirigidas a estudiar la autorregulación emocional, las estrategias de afrontamiento y el comportamiento prosocial, y los instrumentos utilizados para ello, los resultados permiten tener una visión general y clara sobre la relación entre estos tres constructos y sobre la importancia de ampliar las posibilidades de investigación, medición y análisis de estos en diferentes contextos y grupos etarios, dado la mediación existente entre autorregulación emocional y comportamiento prosocial, así como al fuerte impacto que tienen sobre el bienestar psicológico y el funcionamiento psicosocial adaptativo en los adolescentes.
Conflicto de interés: Los autores declaran que el trabajo no está asociado a conflicto de interés alguno.
Se agradece el apoyo permanente de los integrantes del Grupo de Investigación Cognición y Educación de la Universidad del Magdalena, quienes han estado en disposición de aportar su conocimiento y experiencia en la construcción de nuevo conocimiento. De la misma forma, al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que a través de sus convocatorias permite el desarrollo de nuevos proyectos que buscan generar un impacto positivo en la sociedad.
Financiamiento: El presente trabajo fue realizado en el marco de la Beca-Pasantía, como Joven Investigador e Innovador 2018 de acuerdo a lo establecido en el Convenio Especial de Cooperación N° 80740-251-2019, suscrito entre Colciencias y la Universidad del Magdalena.