Reseña
El secreto de los Buendía. Sobre Cien años de soledad. Sultana Wahnón. Gedisa, Barcelona, 2021, 208 p. 1
El secreto de los Buendía. Sobre Cien años de soledad. Sultana Wahnón. Gedisa, Barcelona, 2021, 208 p. 1
Estudios de literatura colombiana, núm. 50, pp. 201-205, 2022
Universidad de Antioquia
Recepción: 15 Octubre 2021
Aprobación: 26 Noviembre 2021
El secreto de los Buendía. Sobre Cien años de soledad es un excelente libro tanto por lo que aporta en relación con la magna novela de Gabriel García Márquez como por el rastro metateórico, teórico y de procedimientos que deja el proceso de elaboración del mismo, rastro que permite calibrar el valor que alcanza la teoría de la literatura combinada con la experiencia vital en su aplicación al esclarecimiento de textos de tan alta complejidad en su dispositivo formal como el de tan famosa novela, una obra tanto más atractiva para los lectores cuanto más resistente se muestra a su descodificación. Ahora bien, lo que diferencia a quienes se proponen el análisis y conocimiento del fenómeno literario de quienes solo lo usan -legítimamente claro es, en su propio beneficio lector al imponerle los códigos derivados de una lectura para sí acorde con sus condiciones de recepción y cultura- es el gran esfuerzo que conlleva dejar tan ancha y despejada vía lectora para penetrar en el intrincado bosque del texto e ir reconociendo sus líneas de fuerza, los elementos del discurso que concretan ciertas claves, los aspectos de su poética, su lógica interna, los logros y disfunciones con respecto a la historia contada y a las intenciones de su autor, puesto que todo texto es resultado de un acto intencional, entre otros aspectos como la indagación en la trama, etc. El trabajo que emprende así el estudioso se alarga no pocas veces durante años con sus idas y venidas al texto, con el rumiar de ideas en relación con lo leído -la lectura de un texto no concluye con el acto de leerlo, sino cuando se produce el éxito sémico por decirlo así-, con la búsqueda de apoyos en otros estudios, con la elaboración de hipótesis, con el desmantelamiento o reforzamiento de las mismas, con los hallazgos felices, los regalos del azar, la maravillosa presencia de la serendipia y así durante días, meses, años.
En este sentido, el encuentro del lector nada más abrir el libro con la extensa introducción le permite entrar en el relato de una aventura intelectual mayúscula de la que la autora va dando cumplida cuenta con todas las cartas boca arriba, los datos, las fechas, las publicaciones, etc., sin ocultamientos ni juegos ni sorpresas, pues ha debido ser tan largo, dificultoso e intenso el proceso vivido por ella hasta culminar su estudio sobre la novela, que no se permite otra cosa que desgranar y aclarar uno a uno los pasos dados en el que ha sido -está siendo en realidad, pues no la da por cerrada todavía- una grandísima experiencia personal y profesional. Así pues, desde la introducción el lector no desconoce nada importante que ataña al libro: el origen del estudio; la primera aproximación a la novela; la cuestión del secreto de los manuscritos de la novela y su relación con cierto estado de la teoría literaria en los años noventa; el problema del desciframiento del texto; el proceso de elaboración de su objeto de estudio y el problema de los sentidos de la historia contada; su formación paralela en estudios sobre los judíos; la comprensión del texto a la luz de sus componentes relacionados con la Biblia y la historia judía; los apoyos bibliográficos y el estudio de ciertos paralelismos en este sentido más el momento en que, con fecha y hora registradas, tuvo lugar el acto de comprensión del sentido global de la novela, esto es, cómo se convirtió en depositaria del secreto de los Buendía; el camino de vuelta ahora del todo a las partes; con el esclarecimiento de aspectos de la historia de la novela puestos en relación con ciertos hechos históricos relativos a los judíos en América; la publicación de nuevos estudios adelantando estos hallazgos y el planteamiento del enigma por descifrar; la confirmación azarosa de su tesis y la necesidad del estudio de la novela desde su discursividad, su escritura y composición, esto es, el qué y el cómo, evitando tecnicismos innecesarios y buscando la máxima claridad. No hay pues secretos. El lector ha sido preparado para penetrar en los cinco capítulos del libro y poder demorarse en los argumentos, las valoraciones, las comparaciones, etc., que va elaborando en un discurso teórico y crítico donde no falta el entusiasmo derivado de quien ha sido capaz de encontrar las llaves y la cerradura de un texto más calculado que mágico. Y poder argumentarlo. Esa es su verdad. Todo estudio literario se orienta a la verdad antes que nada. Ahora bien, no se trata de una verdad ontológica sino la resultante de una argumentación. Por eso, este libro no impide otras lecturas de la novela y viene a coexistir con ellas, si bien la calidad de su proceso argumentativo, el minucioso y esclarecedor análisis, el apoyo con ideas y hechos históricos y sociales lo lleva a convertirse en un estudio imprescindible para quienes se interesen por Cien años de soledad. El estudio es una lección magistral de quien está dedicando su vida entera al conocimiento de la literatura y del pensamiento generado a partir de la misma en un espacio donde confluyen la teoría de la literatura y la estética.
Dado que Sultana Wahnón ha mantenido encendida la llama de su estudio durante años, podría afirmarse que El secreto de los Buendía es el libro de una vida, una vida que se ha ido nutriendo de su cultura sefardí originaria, experiencias lectoras, formación teórica y la base de conocimientos que sedimenta la investigación rigurosa de las teorías literarias, la lengua de los poemas y la cultura y literatura judías, lo que explica que lo que descriptivamente llama la autora revelación constituya un salto cualitativo o una gran deducción que de pronto ha iluminado todo el escenario antes a oscuras una vez que van encajando las últimas piezas del puzle en que desde la atendible lógica que preside su objeto de conocimiento ha elaborado ella misma con el texto de la novela.
El secreto de los Buendía tiene voluntad de resultar insoslayable en el conjunto de la bibliografía dedicada a Cien años de soledad por la calidad de su argumentación y la solidez de su lectura. En consecuencia el viaje de treinta años alrededor de tan extraordinaria novela ha merecido la pena por lo que aporta, con el añadido regalo de vivir asociado a una obra que ensanchó los horizontes de América y los dispositivos de nuestra propia lengua; una obra que concretó la complejidad de una conciencia y cultura más allá de todo pensamiento mágico. En este sentido, quiero referirme con mucha brevedad a la cuestión crucial del realismo mágico a propósito de la novela. Decía Francisco Ayala que lo que resulta inverosímil no es tanto la obra artística como la cruda realidad de la vida práctica, pese a su factualidad incontestable. Me sirvo de esta afirmación para indicar que antes resultan inverosímiles o propios del realismo mágico muchos aspectos de la cultura y sociedad de Latinoamérica que las novelas a las que se les ha aplicado esta etiqueta, una calificación llena de ambigüedad que, si bien sirve para reconocer cierto tipo de novelas y la complejidad de sus historias y discursos, acaba revelándose como un obstáculo para conocerlas efectivamente. En este sentido, el trabajo de Sultana Wahnón, si bien no niega el procedimiento narrativo del realismo mágico en Cien años de soledad, va desvelando con fundamento aspectos de la misma que acaban arañando entidad a tan nombrado procedimiento porque, tal como va demostrando desde su posición, había en el texto algo más que una voluntad de estilo: un enigma que resolver.
Dicho esto, por lo que respecta a la arquitectura lógica del libro, esta es impecable así como resulta encomiable la sostenida actitud de la investigadora por señalar abiertamente tanto los resultados e interpretación de sus análisis, con la mostración de los argumentos en que se sostienen, como el proceso que la ha llevado hasta allí con explicaciones de todo tipo, incluidas las personales, lo que confirma la adecuación del registro de escritura adoptado para el libro pensado para un público lector no solo del mundo académico sino del general que se interesa por la literatura, aunque no pocas veces ambos sean uno solo. Pero hay un rasgo más del libro que no quiero dejar de resaltar: el tono de manifiesta honradez intelectual que la autora muestra cuando no duda en disculparse o incluso justificar cualquier paso dado.
En cuanto a los cinco capítulos que integran el estudio, el primero está dedicado a sostener y demostrar las relaciones que la novela guarda con la Biblia y, lo diré con palabras de Sultana Wahnón,
[…] otro tipo de razones para citar de manera tan sistemática todos esos pasajes de la Biblia. Sostendré, en fin, que su elección de motivos y símbolos bíblicos habría estado motivada por el tema mismo de su novela. La importancia de esta hipótesis reside en que, de verificarse, nos permitirá dar cuenta de una primera y gran correspondencia entre la forma y el contenido de Cien años de soledad.
El segundo capítulo está dedicado a dar cuenta del contexto de renovación literaria que se vive en el tiempo de escritura de la novela, la cuestión de las novelas abiertas, etc., frente a los modos tradicionales de finales cerrados con el análisis de lo que representa la innovadora estructura de Cien años de soledad, y un preciso tratamiento del sentido del comienzo de la novela. En tercer lugar se ocupa del estudio de la trama o doble trama, según argumenta y cito, “la lineal, que deja ver ciertas correspondencias bíblicas e históricas; y la atemporal, que apunta a la identidad judía de los Buendía”, lo que le sirve para hacer valer su hipótesis y sustentar así esa identidad, al tiempo que encauza la cuestión no menor de los anacronismos de la novela y, muy en particular, los que afectan al crucial personaje Melquíades, objeto del cuarto capítulo que titula “Los secretos de Melquíades”. Sobre este personaje, sobre la manera en que ha sido considerado por la crítica, Nostradamus como referente del mismo, sobre su importancia en relación con la tesis mantenida, etc., recae la detalladísima mirada de la investigadora que lo sitúa como un símbolo atemporal del que huye. Por último, en el capítulo quinto, “De chivos y cucarachas: Kafka en Macondo”, Sultana Wahnón realiza un fino análisis comparado de la novela en relación con obras de Joyce, Faulkner, Woolf y en especial Kafka, autor al que le dedicó una monografía. En esta parte analiza los casos de lo que llama “zoología fantástica”.
Con todas las salvedades lógicas provenientes de tratarse de un estudio literario, el libro está a la altura de la novela.
Notas