Resumen: Este artículo se ocupa de plantear una aproximación a la relación entre el personaje Antígona de Sófocles y la noción de otredad propuesta por Emmanuel Lévinas. La tesis que se sostiene es la siguiente: es la otredad una de las experiencias que llevan a Antígona a decidir el camino de la muerte propia motivada por la condena de su hermano muerto. Los tópicos del escrito se dividen en dos: la proximidad de Antígona con su hermano y la otredad en la decisión frente a la condena de su hermano muerto. Se concluye este texto afirmando que Lévinas y Sófocles pueden dialogar en un sentido ético, el de la libertad, el de la elección por el otro y las consecuencias que esto tiene; resaltan cada uno la importancia del valor que tiene una insubordinación cuando la injusticia y la imposición son el arma del tirano.
Palabras clave:AntígonaAntígona, lévinas lévinas, otredad otredad, ética ética, libertad libertad.
Abstract: This article deals with pose an approach to the relationship between the character of Antigone of Sophocles and the notion of otherness by Emmanuel Levinas. The thesis which I contend is as follows: the otherness is one of the experiences that lead to Antigone to decide the way of own death motivated by the conviction of his dead brother. The topics of the writing are divided in two: The proximity of Antigone with his brother and The otherness in the decision against the condemnation of his dead brother. I conclude this text stating that Levinas and Sophocles can dialogue in an ethical sense, of freedom, of the election on the other and the consequences of this; each highlights the importance of the value that has an insubordination when the injustice and imposition are the weapon of the tyrant.
Keywords: Antígona, Lévinas, freedom, ethics, otherness.
Artículos de Reflexión no derivados de investigación
LA OTREDAD EN EL PERSONAJE ANTÍGONA DE SÓFOCLES. APROXIMACIÓN A UNA LECTURA DESDE EMMANUEL LÉVINAS[1]
Otherness in the character Antígona of Sófocles. Approximation to a reading from Emmanuel Lévinas
Recepción: 19 Junio 2015
Aprobación: 09 Febrero 2016
"A mi hermana Luz Ferney"
¿Qué iba yo a morir… bien lo sabía, quien pudiera ignorarlo? Eso, aún sin tu mandato. Que muero antes de tiempo… una dicha me será la muerte. Ganancia es morir para quien vive en medio de infortunios. Morir, morir ahora no me será tormento. Tormento hubiera sido dejar el cuerpo de mi hermano, un hijo de mi misma madre, allí tendido al aire, sin sepulcro. Eso si fuera mi tortura: nada de lo demás me importa (Sófocles, 2007, p. 260) .
Antígona experimenta el amor fraterno que le hace inscribirse en un lugar de rechazo frente a la ley impuesta por el tirano Creonte; ve en tal ley una injusticia, pues todos los hombres muertos tienen derecho a ser honrados con la sepultura; reclama que su hermano Polinices sea tratado de la misma manera que su otro hermano Eteocles. El primero atacó la ciudad de Tebas, el segundo la defendió; este último recibe sus honras fúnebres, el primero es condenado a ser devorado por los perros y las aves de carroña. En eso consiste una de las causas de la reacción de Antígona: la otredad, la proximidad con su hermano muerto.
La faceta de la otredad de Antígona en este trabajo será abordada desde el tópico fraterno, pues algunos pensadores han trabajado otras aristas del personaje en relación con la posibilidad de un amor incestuoso, por ejemplo Jaramillo (2010) inspirado en la interpretación del psicoanálisis lacaniano de esta tragedia. Dice él que:
Si bien el mismo Lacan retoma el pasaje que viene a continuación, no es explícito el tipo de amor que lleva a Antígona a la acción, pues la respuesta de ella a su hermana, cuando ésta la interpela con la condena a muerte de la que sería víctima, es: “habiendo obrado así, será deleitosa la muerte, pues amada yaceré junto a quien me es amado” (Jaramillo, 2010, pp. 4-5) .
El amor de Antígona dirigido a su hermano no necesariamente es un deseo de incesto. Para efectos de este trabajo será entendido desde el verbo φιλέω (fileo), que quiere decir amar con afecto de proximidad, querer con amor familiar, cercanía de parentesco. De φιλέω se deriva el sustantivo φιλία (filia), que guarda el sentido de fraternidad, cercanía afectiva y familiar, benevolencia o proveniente de la misma tierra amiga o aliada.
Cuando Antígona expresa “morir, morir ahora no me será tormento. Tormento hubiera sido dejar el cuerpo de mi hermano, un hijo de mi misma madre” (Sófocles, 2007, p. 260) , puede verse con claridad que hay un dolor fraterno por la situación de su hermano muerto y eso le hace inclinarse a romper con el respeto por la ley impuesta, ella se opone con su propia vida. Dice ella que
no han impuesto leyes tales a los hombres. No podía yo pensar que tus normas fueran de tal calidad que yo por ellas dejara de cumplir otras leyes, aunque no escritas, fijas siempre, inmutables, divinas. No son leyes de hoy, no son leyes de ayer… son leyes eternas y nadie sabe cuando comenzaron (…). ¿Iba yo a pisotear esas leyes venerables, impuestas por los dioses, ante la antojadiza voluntad de un hombre, fuera el que fuera? (Sófocles, 2007, p. 260) .
Ella reta la autoridad de Creonte diciéndole que es un hombre de carácter antojadizo y caprichoso, ataca directamente el orgullo del tirano que por supuesto reacciona con más autoridad, con más fuerza. Pero Antígona se mantiene en su lugar de defensa de otredad fraterna y se dispone a recibir la sanción por el incumplimiento de la ley del tirano. Ella siente un cuestionamiento que la indigna y la empuja a querer morir en la causa de su hermano, se vacía de sí misma y siente una nueva hambre de justicia. Dice Lévinas (1974) :
La relación con el Otro me cuestiona, me vacía de mí mismo y no cesa de vaciarme al descubrirme recursos siempre nuevos (…) lo Deseable no llena mi Deseo, sino que lo ahonda, nutriéndome de alguna manera de nuevas hambres (p. 56).
Este personaje sabe que hay una condición de indigencia humana que no puede llevarse al extremo de no recibir una ritualidad de despedida digna, más si se trata de su propio hermano, el hijo de su propia madre. Si se realiza una lectura desde Lévinas, puede verse que Antígona se ha vaciado de ella misma para salir de sí a lo que considera lo justo, lo adecuado, lo correcto para su hermano y una sociedad que no puede permitir que a capricho de un tirano se cambien las leyes que han regido la condición humana, la relación social. Antígona, relacionándola con Lévinas, se ha nutrido de nuevas hambres.
De acuerdo con esto, la tesis que se quiere sostener en este escrito es la siguiente: es la otredad una de las experiencias que llevan a Antígona a decidir el camino de la muerte propia motivada por la condena de su hermano muerto.
¡Haz pues lo que te plazca! ¡A él, yo lo sepulto! Y ¿Qué si por ello muero? ¡Qué bello fuera! ¡Hermana amante junto al hermano amado yacer unidos, después de haber cumplido con él todos los deberes de piedad familiar! Bendita rebeldía: más largo tiempo tengo que complacer a los muertos, antes que a los vivos, como que con ellos habré de reposar en el más allá (Sófocles, 2007, p. 252) .
Antígona ejerce su libertad al decidir bordear la muerte defendiendo el derecho a una sepultura digna por medio de los rituales requeridos. Afirmamos que es la otredad una de las experiencias que le motivan a este acto. Vive en este agitado momento una dinámica tragedia, pero es la otredad una de las prioritarias vivencias; es decir, dejarlo todo por otro, hasta el límite de la condición humana que es dar la propia existencia, arriesgar lo único que puede sentir como propio, la finitud.
En el diálogo con su hermana le reclama por su cobardía, por haber decidido en oposición a ella y haberse alejado de los deberes de la piedad familiar. Esto quiere decir que el lugar de la familia y la vinculación fraterna son fundamentales en la existencia de un ser humano; no duda Antígona en llamarlos “deberes de la piedad familiar” haciendo referencia a una obligación que paradójicamente pasa por la libertad del sujeto; tanto una como la otra hermana eligieron, pero de forma radicalmente diferente; una opta por el mantenimiento de su vida, la otra por el riesgo, la incertidumbre y el límite mortal.
El tema de la rebeldía juega un papel importante, pues se trata de contradecir al tirano, de trasgredir una norma, que aunque calificada de injusta por ella ha sido impuesta por la autoridad de Tebas, un tirano cegado por el poder que le lleva finalmente a su infelicidad, a la desesperada situación de un hombre que ha provocado su propia tragedia.
El tema de la rebeldía juega un papel importante, pues se trata de contradecir al tirano, de trasgredir una norma, que aunque calificada de injusta por ella ha sido impuesta por la autoridad de Tebas, un tirano cegado por el poder que le lleva finalmente a su infelicidad, a la desesperada situación de un hombre que ha provocado su propia tragedia.
La insubordinación de Antígona es una aplicada decisión basada en la valentía del amor por su hermano, un otro fundamental en su existencia por la vinculación familiar. Elige ella la complacencia entre los muertos porque no halla en los vivos la sabiduría del principio de felicidad que se opone a la injusticia; ella quiere la dignidad de la despedida que requiere todo ser humano cuando se despide a causa de la muerte de sus seres amados; Antígona elige estar en el reposo de los muertos, quienes le parecen más sensatos, justos y sosegados que los vivos, que como Creonte creen tener el mundo entre sus manos.
El autócrata no puede hacer nada más que posar en un poder que no será eterno, pero con el que puede generar un escenario de daño y tragedia. Pero el tirano, que irremediablemente también estará entre los muertos, elabora también el contexto de su sufrimiento, ya que mueren su hijo y su esposa de la peor manera para un padre y un esposo, que es la muerte por propia mano, es decir, el suicidio. También el tirano, por poderoso que se sienta será alcanzado por la muerte y el olvido que implica la condición de finitud que tiene todo ser humano.
Creonte no se muestra sensible frente a la condición de otredad de Antígona, no es un hombre ubicado en el lugar de la donación fraterna, sino que ocupa el rincón de un desprestigiado ser adolorido por su falta de autoridad en el sentido de la credibilidad y el respeto, y sí -por el contrario- el del miedo y la imposición. No está en condiciones de comprender a Antígona, por eso dice:
Para mí aquel que rige un pueblo, con mordaza a la lengua, imponiendo el temor desbordado, es el peor de los gobernantes. Traidor fue, traidor es. Pero tampoco el otro, que prefiere lo que a un ser amado beneficia, para mí es un ser cual sino fuera (Sófocles, 2007, p. 254) .
En esto el tirano reconoce su posición imponentemente desbordada; se describe a sí mismo sin mordaza en la lengua, sin un límite en su decir, freno necesario para todo aquel que tiene poder; es decir, un gobernante no puede decir o imponer lo que le plazca sin asumir las consecuencias trágicas que se le avecinan con toda seguridad; mucho más si su proceder no es el de aquel que ama, que da importancia de proximidad y fraternidad a otros, hasta el punto de hacer de esto su punto más vulnerable, “traidor fue, traidor es”.
Creonte no comprende que Antígona no solo prefiere el beneficio de un ser amado, sino lo que es justo para él, la igualdad en la sepultura; todavía exagera el déspota cuando niega el ser de la rebelde que para él “es un ser cual si no fuera”. No asimila el tirano que el ejercicio de la libertad de Antígona es un acto de otredad, de entrega por su hermano muerto; Creonte se queda solo en el acto de la insubordinación porque no da lugar a los otros, porque se ubica en un sitio de soledad que bloquea la aparición y el acontecer de la otredad.
Como dice Lévinas (1991) , la soledad es una desesperanza por el aislamiento en la angustia y la imposibilidad de la relación con el otro; en el contexto que plantea Sófocles puede decirse que la tiranía no le permite a Creonte comprender la decisión obstinada de la indocilidad de Antígona que sale de su soledad a la relación con otro; salida que ningún tirano puede hacer, porque su soledad es existencial, honda, íntima; su existencia no puede acoger a otro y tampoco ser acogido en la honestidad y la sinceridad del amor fraterno y familiar, condición que sí sostiene Antígona en todas sus intervenciones en el escenario de esta tragedia.
Antígona evidencia que el tirano, representado en Creonte, no puede presenciar un encuentro con la vitalidad, la hospitalidad, la acogida que implica el amor fraterno de la donación libre de la vida. Dice Lévinas (1977) :
El pobre, el extranjero se presentan como iguales. Su igualdad en esta pobreza esencial, consiste en referirse a un tercero, así presente en el encuentro y al que en el seno de su miseria, el Otro sirve ya. Se une a mí. Pero me une a él para servir, me manda como un señor (…) el tú se coloca ante un nosotros. Ser nosotros no es “atropellarse” o darse codazos entorno de una tarea común (Lévinas, 1977, p. 226) .
En este sentido, lo que resalta Lévinas se opone a Creonte, pues el primero defiende la responsabilidad con el otro, el segundo exalta la venganza y el ejercicio vertical de la gobernabilidad, del autoritarismo, aunque esto le cueste la vida de sus seres más cercanos.
Tu sola presencia congela a las gentes. No pueden decir lo que sienten, por temor a herirte a ti. Yo, recatado en la penumbra, oigo bien cuanto dicen todos. Toda la ciudad alza un lamento por esta joven. Ella la que menos lo merece entre todas las mujeres, va a morir con muerte infame. Y ¿por qué? ¡Por haber cumplido la más noble de las acciones! No permitió que el cuerpo de su hermano insepulto quedara. En la guerra había muerto e iba a ser manjar de perros y de buitres… ¡Esa mujer recompensa merece: no castigo! (Sófocles, 2007, p. 265) .
Hemón, hijo de Creonte, le reclama a su padre su posición autoritaria y vertical, pero las cosas no varían y el déspota sostiene su punto de vista, con el cual congela a los demás, callándolos, poniéndoles una mordaza en sus lenguas; pero su hijo escucha las voces de las personas que son regidas y sabe que su padre es mal gobernante. La petición del hijo no es tenida en cuenta por su padre y se desata otro momento de la tragedia, la muerte de Hemón y de su madre por propia mano, al ver la injusta muerte de la protagonista de esta historia.
Dice Lévinas (1987) que la responsabilidad por los otros hace referencia a una construcción ética; puede decirse que es tal como lo hizo Antígona, pues su ética consistió en elegir, a pesar de ella misma, aún en la condición de morir por su elección. Muere en el ejercicio de su libertad. Expresa Lévinas (1987) que la ética conserva un rasgo de anarquía, pues
es una responsabilidad que no se justifica por ningún compromiso previo; en la responsabilidad para con el otro, es una situación ética, es donde se dibuja la estructura meta-ontológica y meta-lógica de esta anarquía, deshaciendo el logos en el que se inscribe la apología mediante la cual la conciencia siempre se retoma y se ordena (pp. 167-168).
Sófocles ha mostrado por medio de Antígona el sentido de la ética como elección, como libertad, pero a la vez ha evidenciado que hay una vivencia de vinculación con el otro que es demasiado fuerte. Por eso, la tesis de este escrito trató de sostener que es la otredad una de las experiencias que llevan a Antígona a decidir el camino de la muerte propia motivada por la condena de su hermano muerto, porque se da ella misma luego de confrontar sus principios morales relacionados con el acompañamiento que como fraterna tiene, decide por tener un vínculo, por ser coherente con la tradición y porque sabe que hay una ley mayor que la impuesta por Creonte, es decir, la referida al sentido de despedida definitiva con su hermano muerto.
Lévinas y Sófocles pueden dialogar en un sentido ético, el de la libertad, el de la elección por el otro y las consecuencias que esto tiene. Resaltan cada uno a su manera la importancia del valor que tiene una insubordinación cuando la injusticia es el arma del tirano. Pero la rebeldía no es violenta, es cultural, simbólica y singular. Es la defensa de la vinculación que da la otredad que se mueve en el fondo de la ética de la alteridad.
Forma de citar este artículo en APA: Viveros Chavarría, E. (2016). La otredad en el personaje Antígona de Sófocles. Aproximación a una lectura desde Emmanuel Lévinas. Perseitas,
4(2), pp. 176 - 184
http://www.funlam.edu.co/revistas/index.php/perseitas/article/view/2012/1558 (html)