Artículo de investigación científica y tecnológica
Recepción: 16 Marzo 2018
Aprobación: 14 Abril 2018
DOI: https://doi.org/10.21501/23461780.2842
Resumen: En este artículo se hace un estudio descriptivo de la experiencia espiritual que tienen los estudiantes de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, teniendo en cuenta el trasfondo teórico que ofrece el giro teológico de la fenomenología francesa y la escala para evaluar la experiencia espiritual diaria (DSES) de Lynn G. Underwood (2006). Las variables que se tomaron en este estudio fueron la edad, el género, la carrera y los puntajes de la escala, teniendo en cuenta los efectos conductuales de la experiencia divina como variables de criterio. Se tomó una muestra de 317 estudiantes de 25 carreras, con edades entre los 17 y 55 años, de los cuales 269 (85 % de la muestra) tienen entre 17 y 23 años de edad. En los resultados, la discusión y las conclusiones se presenta un análisis de la espiritualidad según los valores arrojados por la escala, leídos bajo el lente de la experiencia mística y la fenomenología de la donación. En efecto, la aproximación a Dios que ofrece la ontoteología es fija, invariable y conceptual; mientras que la mística no pretende explicar quién es Dios, sino relacionarse con él, experimentarlo y gozar de sus efectos, que ineluctablemente redundan en el amor al otro.
Palabras clave: Compasión, Donación, Espiritualidad, Gratuidad, Mística.
Abstract: In this article a descriptive study is made of the spiritual experience that the students of the Pontificia Bolivariana University of Medellin have, taking into account the theoretical background offered by the theological turn of the French phenomenology and the scale to evaluate the daily spiritual experience (DSES ) by Lynn G. Underwood (2006); The variables that were taken in this study were age, gender, race and scale scores, taking into account the behavioral effects of the divine experience as criteria variables. A sample of 317 students from 25 careers was taken, with ages between 17 and 55, of which 269 (85% of the sample) are between 17 and 23 years of age. In the results, discussion and conclusions, an analysis of spirituality is presented according to the values expressed by the scale, read under the lens of mystical experience and the phenomenology of donation. In fact, the approach to God offered by onto theology is fixed, invariable and conceptual; whereas mysticism does not pretend to explain who God is, but to relate to it, to experience it and to enjoy its effects, which ineluctably result in love for the other.
Keywords: Compassion, Donation, Spirituality, Gratuity Mysticism.
Introducción
En la superación de la teología conceptual, la experiencia del hombre con Dios no puede ser afín a una relación sujeto-objeto, ni a la idea de un Dios entendido como un ser, es decir, como un objeto más de nuestra sed de conocimiento (Yepes, 2013). Desde esta perspectiva, si bien es cierto que Dios puede ser vivenciado como una experiencia de verdad, no se trata de una verdad fija, impuesta, solidificada, inmóvil e inmutable; es, más bien, una verdad mística, revelada, procesual y, por ende, siempre en construcción. En cuanto a su carácter experiencial, es una verdad que se dona sin límites y puede ser aceptada o rechazada en la libertad de cada individuo.
Por su parte, la ontoteología en realidad niega la experiencia de Dios, pues intenta comprenderlo como un concepto más del abanico metafísico y como un referente axiológico supremo del discurso del ser. Solo cuando la fenomenología logra abrir sus horizontes, aparece luminosa la verdad inverificable y se hace posible para el hombre la experiencia de lo inexperimentable2. En efecto, el fenómeno saturado no puede ser comprendido desde categorías metafísicas, sino más bien desde la teología negativa que sitúa a Dios en el plano de lo no-objetivable, de lo imprevisible, y al hombre en el marco de la disminución de la intencionalidad y del aumento de la contemplación. Es una experiencia que excede la razón, aún sin anularla, una relación sin equilibrio en la que el hombre es completamente rebasado, mirado, al tiempo que experimenta su humanidad, su finitud e incluso la filiación divina a pesar de su pobreza (Yepes, 2013).
Así, mientras que en las experiencias cotidianas y, en general, en todo fenómeno pobre de intuición la razón ejerce toda su supremacía, en el fenómeno saturado se estrecha la capacidad de raciocinio y es la intuición la que opera en pleno, ya que es la única que tiene la capacidad de dar. Es aquí donde la experiencia deviene contra-experiencia, pues en ella el hombre que mira, toma el lugar del que es mirado y, por ende, solo puede alabar, suplicar, o a veces incluso callar, en una actitud que favorece la unión silenciosa con Dios (Gilbert, 2011).
Contrario al voluntarismo, en el fenómeno saturado el hombre es conquistado por Dios, y se convierte en el recipiente y receptor de su amor y de su gracia; se trata entonces de una experiencia negativa no sólo de Dios, sino también del hombre en sí mismo, puesto que exige de él la renuncia a la pretensión de posesión y conocimiento racional de lo divino (Marion, 2012). En efecto, el místico se sirve del símbolo y no del concepto, para expresar, aunque sea un poco, de aquello que en su vida ha podido experimentar del darse de Dios.
En este sentido, es necesario aniquilar al ídolo del conocimiento que busca contener y apropiarse de Dios, como si Él pudiera ser extinguido y abarcado por la razón. Así, solo cuando el conocimiento se subordina a la experiencia, el lector pasa a ser leído, el observador a ser observado, la posesión es desposeída y el autor vivencia su pasividad en la donación de Dios, quien lo acontece viniendo a su encuentro para colmar su vida; en definitiva, un hombre rompe con la idolatría cuando experimenta la humildad de ser simplemente mirado por Dios, y específicamente, de un Dios que solo puede ser entendido como una experiencia humana de Dios (Marion, 2012).
Solo así se pueden enfrentar interrogantes acerca de por qué Dios permite el sufrimiento, por qué las catástrofes, por qué Dios castiga a unos y bendice a otros, por qué las enfermedades, entre otros; de hecho, solo una filosofía y una teología que se preguntan por el evento, el sentido y la trascendencia, pueden enfrentar estas cuestiones que una verdad estática no puede abordar efectivamente. Es precisamente por ello que Lévinas focaliza su reflexión en el darse, en el amor, y no en el poder del conocimiento; es decir, en su discurso, lo humano trasciende la evidencia científica, al tiempo que la relación supera el conocimiento racional (Gilbert, 2011).
Esta relación que se hace evidente en el rostro del otro es una experiencia inagotable, irreductible a conceptos o a la mirada del que contempla, pues evoluciona y se edifica día a día. En este orden de ideas, el otro no está ahí para ser conocido ni para ser visto, sino para ser amado. De la misma manera, la relación del hombre con Dios no es cognoscible, aprehensible, ni mucho menos percibida por los sentidos; se trata más bien de una relación de amor recíproco, en la cual el hombre hace experiencia del amor de Dios directamente o a través de otros, y a su vez ama a Dios en al amor del otro, en el amor a su prójimo (Arboleda, 2010).
En el caso del Dios que presenta la ontoteología, se trata de un ser especulativo, inmutable, impersonal, inaccesible y lejano, mientras que en el giro teológico se vislumbra un Dios que está más allá del ser, que se encarna en el Otro que me interpela, un Dios que se dona y se manifiesta en la apertura del hombre y en la recepción del don. Podría decirse entonces que el Otro es Dios, el Otro es Cristo y se revela en la relación, y no en la comprensión, ya que es misterio, pero también es la vida y vivifica al viviente, lo regenera, y este experimenta su presencia y se conecta con todo aquello que es vida, pues reconoce en ella a Dios mismo que se le dona, ya que la vida es donación.
Más aún, Dios-Vida no es objeto y no es ser; es ágape, donación incondicional que se abandona incluso hasta transgredir los límites del don, que se muestra, aunque no se pueda demostrar, pues no puede ser constituido subjetivamente, ya que satura la razón, mas no por defecto, es decir, no puede ser expresada conceptualmente porque la supera y la desborda. Sin embargo, el hombre en su subjetividad se sirve de la analogía para expresar la experiencia de Dios como fenómeno saturado. Aquí los símbolos culturales, históricos y lingüísticos se convierten en herramientas que intentan hacer una hermenéutica de la experiencia del don, pero que evidentemente no pueden agotarlo ni explicarlo.
Sirviéndose de esa posibilidad que ofrece la hermenéutica, el hombre aun siendo un agente pasivo en la experiencia mística, da cuenta de los beneficios de esta relación cuando expresa que, efectivamente, halla en ella paz, armonía interior, consuelo y fortaleza (Cadavid, 2014).
En este estudio, se lee la experiencia espiritual cotidiana de los estudiantes universitarios de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) en clave mística y de donación. Esto es, de acuerdo a la capacidad que tienen de abrirse a la recepción y experiencia del don de Dios, lo cual redunda en unas consecuencias conductuales que se dan de manera natural como fruto de esta experiencia espiritual efectiva.
Método
Variables
Las variables que se tomaron para este estudio fueron la edad, el género, la carrera y los puntajes de la escala para evaluar la experiencia espiritual diaria (Underwood, 2006) teniendo en cuenta los efectos conductuales de la experiencia divina como variables criterio.
Edad
269 de los 317 estudiantes encuestados (el equivalente al 85 %) tienen entre 17 y 23 años, mientras que los de la muestra restante, 48 estudiantes (15 %), tienen entre 24 y 55 años. Esta proporción permite concluir que la mayor parte de los encuestados son muy jóvenes; en consecuencia, esta variable admite una interpretación de los datos enfocada en la experiencia espirtual cotidiana que tienen los jovenes estudiantes universitarios de la UPB.
Género
El total de la muestra fue de 317 estudiantes universitarios, de los cuales 151 eran del género femenino y 166 del género masculino; es decir, el 48 % de la población tomada son mujeres y el 52 % son hombres. Se trata entonces de una muestra bastante proporcional y homogénea entre hombres y mujeres, en consecuencia, se hablará de estudiantes en general, sin necesidad de enfocarse en uno u otro género en particular.
Sin embargo, para efectos del análisis de la afirmación #16 de la encuesta, en este estudio se ha decidido discriminar los géneros y así poder interpretarlos separadamente3.
Sujetos
Se tomó una muestra de 317 estudiantes de 25 pregrados de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) de Medellín, con edades entre los 17 y los 55 años, de los cuales 269 (85 % de la muestra) tienen entre 17 y 23 años de edad. Las tres carreras con mayor número de estudiantes encuestados son, en su orden: Ingeniería química (34 personas, 11 %), Ingeniería en nanotecnología (31 personas, 10 %) y Filosofía (29 personas, 9 %). En total, la UPB de Medellín cuenta con 35 pregrados, de los cuáles 25 (71 %) fueron impactados por la escala.
Diseño
La investigación se efectuó mediante un estudio descriptivo transversal debido a que se tuvo en cuenta la relación existente entre la experiencia espiritual diaria propuesta por Underwood (2006) y los efectos conductuales de dicha experiencia, leídos a su vez, a la luz de la teoría del fenómeno saturado en Marion.
Instrumentos
Para efectuar este estudio, fue necesario utilizar el siguiente test:
The Daily Spiritual Experience Scale (DSES) (Underwood, 2006). Esta escala de 16 ítems fue elaborada para evaluar la percepción que posee una persona acerca de las experiencias habituales cotidianas en el ámbito espiritual y trascendente (Jojoa-Pumalpa, 2014).
Los ítems miden las experiencias en lugar de las creencias o elucubraciones mentales acerca de lo divino, esto se centra en eventos espirituales que se manifiestan en acontecimientos de la vida diaria y en la historia personal de la población evaluada. Incluye contenidos como el respeto, la gratitud, la piedad, el sentido de conexión con lo trascendente, el amor compasivo; al igual que el discernimiento, la inspiración y la paz interior (Jojoa-Pumalpa, 2014). En un primer momento fue diseñada para evaluar la espiritualidad en investigaciones en salud; posteriormente su uso se ha extendido a otras áreas y ámbitos tales como las ciencias sociales, la valoración de programas, la consejería, las adicciones y en organizaciones religiosas (Loustalot, Wyatt, Sims, Ellison, Taylor & Underwood, 2011). Asimismo, se ha aplicado en estudios longitudinales de salud y en la United States General Social Survey (encuesta social general de los Estados Unidos). Una de las ventajas más importantes en su utilización es la posibilidad de hacer una superposición de los conceptos de religión y espiritualidad, lo que ha facilitado su aplicación en numerosos escenarios (Loustalot et al., 2011). Tiene publicaciones de su validez psicométrica en inglés, español, francés, portugués, alemán y mandarín (Kalkstein & Tower, 2009). Se ha logrado traducir hasta ahora en 21 idiomas, incluso en hindú, hebreo y árabe, y se ha aplicado en diferentes situaciones y contextos culturales. En definitiva, ha sido empleada en más de 70 estudios publicados en diversas naciones (Jojoa-Pumalpa, 2014).
Esta escala en un comienzo se trabajó especialmente para ver la importancia de la espiritualidad en los pacientes terminales y ayudarles a vivir su dolencia con sentido y calidad, pero ha venido mostrando importancia en la descripción de las experiencias espirituales tal como se dan en la vida diaria y que incluyen asombro, gratitud, misericordia, amor compasivo y deseo de estar cerca de Dios. En este sentido, la DSES permite mirar la presencia, las transformaciones y los efectos de la experiencia en la vida diaria de las personas y de los grupos, siendo utilizada por orientadores espirituales. En las ciencias sociales viene permitiendo la evaluación de la influencia de la espiritualidad en la calidad de vida y en el comportamiento personal y social de las personas. Pero ha tenido una gran importancia en los últimos años en cuanto permite la medición positiva de la propuesta teórica de la fenomenología francesa (Jean Luc Marion, Michel Henry, Jean Yves Lacoste...) que da gran importancia a la experiencia vivida de lo sagrado y al vuelo integral de la misma al conectarla al cuerpo, al otro y al ambiente. Esto hace de la experiencia espiritual un dato universal y no un simple don de algunas personas especiales, lo que es de gran utilidad en un momento cultural en que se habla de la superación de la religión como forma institucionalizada y la permanencia de la espiritualidad como conexión con la totalidad compasiva y amorosa.
En esta investigación se quiere ver cómo esta experiencia es vivida por universitarios y describirla en el momento actual, cuando parece que supera el entrenamiento conceptual en materia de fe para ir a lo vivido.
La DSES consta de 16 ítems redactados en escala tipo Likert. En las instrucciones se explica a los examinados que los ítems preguntan por la frecuencia con la que ellos tienen unas experiencias y no se les cuestiona si deberían o no tenerlas. Asimismo, se aclara que algunos ítems tienen la palabra Dios, por lo cual, si no se sienten cómodos con esa palabra, pueden sustituirla por cualquier otra palabra que represente para ellos un sentido de lo divino, santo o espiritual. Los ítems preguntan por los siguientes aspectos: conexión (ítems 1 y 2), sentido trascendente del yo (ítem 3), fortaleza y consuelo (ítems 4 y 5), paz (ítem 6), ayuda divina (ítem 7), guía divina (ítem 8), percepción del amor divino (ítem 9 y 10), admiración (ítem 11), gratitud y apreciación (ítem 12), amor compasivo (ítems 13 y 14), unión y cercanía a lo divino (ítems 15 y 16). La escala tipo Likert consta de 6 opciones de respuesta para los ítems 1 a 15 (muchas veces durante el día, todos los días, la mayoría de los días, algunos días, de vez en cuando, nunca o casi nunca), y de 4 opciones de respuesta para el ítem 16 (de ninguna manera, algo cerca, muy cerca, lo más cerca posible). Su calificación se hace sumando los puntajes obtenidos en los ítems individuales, aunque también se puede obtener un puntaje promedio (Underwood, 2006).
Procedimiento
A continuación, se describen los pasos efectuados para alcanzar los resultados obtenidos:
Se aplicó la prueba en las aulas universitarias de la UPB entre los meses de octubre y noviembre de 2017, intentando abarcar el mayor número de carreras posible. En total se aplicaron 317 cuestionarios y se logró incluir a estudiantes de 25 carreras; luego se sistematizaron y analizaron los resultados para poder interpretarlos adecuadamente.
Validación de la prueba
La escala para evaluar experiencia espiritual diaria posee una validez internacionalmente certificada (Kalkstein & Tower, 2009) e incluso una adaptación para Colombia (Jojoa-Pumalpa, 2014). Los estudiantes encuestados tardaron en promedio 7 minutos en responder la encuesta.
Análisis de la encuesta
Siento la presencia de Dios. Este gráfico arrojó como resultado global: la mayoría de los días; esta primera afirmación de la encuesta podría interpretarse como la puerta de entrada a la experiencia habitual divina que tienen los estudiantes universitarios en la UPB, quienes son conscientes de la presencia de Dios en sus vidas y afirman sentirla casi todos los días. Si Dios está presente y es una persona, entonces no están solos, ya que perciben esa presencia que les acompaña en sus actividades diarias (Escobar, 2013). En el análisis de la moda (98 estudiantes, 31 %) se infiere que "todos los días" es el dato que más se repite y, en esta medida, marca una tendencia de mayoría relativa en cuanto a la experiencia de esta presencia. Precisamente el valor que menos se repite es "nunca" (37 estudiantes) que corresponde a solo un 12 % de los encuestados.
Siento una conexión con todo lo que es vida. Esta afirmación es quizá aquella que menos remite a un carácter religioso o espiritual en toda la encuesta. De hecho, realidades como el animalismo o el ambientalismo defienden la vida, sin por ello hacer referencia a alguna experiencia espiritual en particular (Serrano, Serrano y Méndez, 2015). Al aplicar la mediana a esta respuesta, se observa una tendencia asimétrica hacia el ítem: muchas veces durante el día, mientras que se observan resultados muy bajos en los ítems: nunca (7 personas, 2 %) y de vez en cuando (21 personas, 7 %). Esta tendencia ratifica la interpretación a-religiosa de la afirmación, al tiempo que reafirma la correspondencia espiritual que consciente o inconscientemente se hace de Dios con todo lo que es vida (Pommier, 2017). El resultado de este punto de la encuesta es: la mayoría de los días, y el valor que más se repite: todos los días. En esta tendencia se concluye que los encuestados se conectan y defienden fácilmente todo aquello que tiene que ver con la naturaleza y la vida.
Durante la alabanza, o en otras ocasiones al conectarme con Dios, siento alegría que me aleja de mis preocupaciones diarias. En este caso, al aplicar las medidas de tendencia central, se observa que tanto el puntaje global como el valor que más se repite (73 personas, 23 %) coinciden; a saber: la mayoría de los días. Esta simetría parcial podría asociarse con el equilibrio emocional que suele producir la oración, la alabanza y la experiencia de la presencia divina en muchísimas personas que alrededor del mundo intentan entrar en conexión con Dios, ya sea de manera individual o comunitaria (Scordato, 2017). Así, los estudiantes un ivers ita ri os d e la UPB no son un a excepció n a esta realid ad, respaldada en numerosas investigaciones a nivel internacional (Girardi, 2016), sino que más bien la acreditan y la confirman.
Encuentro fortaleza en mi religión y espiritualidad. Aquí encontramos una correspondencia directa entre la experiencia cultual o espiritual con Dios y la actitud para enfrentar la vida (Sánchez, 2012). El resultado global en este caso también es: la mayoría de los días, al tiempo que la mayoría relativa se identificó con el ítem: todos los días. También se puede resaltar en este ámbito de la encuesta una consecuencia benéfica de la relación con Dios. En efecto, si la reciprocidad con Dios produce fuerza, es más factible que esta relación se perpetúe a lo largo de la vida y afecte positivamente muchos ámbitos de la existencia (Sánchez, 2013).
Encuentro consuelo en mi religión o espiritualidad. De la misma forma, el consuelo podría perfectamente responder a la pregunta por el sentido que tiene el hecho de relacionarse con Dios. ¿Qué utilidad podría tener una persona al relacionarse con Dios? Dios consuela al hombre en sus sufrimientos, enfermedades, luchas y aflicciones (González, 2016). Desde esta perspectiva, la presencia divina actúa como un bálsamo que tiene el poder de impactar directamente en el estado de ánimo del hombre, otorgando sentido a su vida (González, 2016). Si nos referimos a la etimología, la palabra consuelo (del latín; cum solum -con el solo- y el verbo solari-aliviar, calmar- hace referencia a la voluntad de alguien que desea acompañar a aquel que se siente solo para aliviar su sufrimiento.
Siento profunda paz o armonía interior. En esta afirmación, el puntaje global fue una vez más: la mayoría de los días, y concuerda nuevamente con el mismo ítem que eligieron la mayoría de los estudiantes, como se observa en la gráfica. Solamente 11 personas (3 %) reconocen no sentir nunca la paz o la armonía interior, mientras que 51 personas (16 %) declaran sentirse en paz y armonía muchas veces durante el día. Estudios longitudinales y transversales acerca del estado de ánimo, afirman que la paz y la armonía interior que una persona puede experimentar durante su vida, son directamente proporcionales a la calidad de la vida espiritual (Algranti, 2007), a la relación de intimidad con Dios (Duplá y Sánchez, 2012), al igual que a la experiencia de su amor, ya sea de forma directa o a través de otros (Wnuk & Marcinkowski, 2014).
Le pido a Dios ayuda en medio de las actividades diarias. Si comparamos esta afirmación con la primera (siento la presencia de Dios), se puede decir que existe una relación de reciprocidad. De hecho, ¿cómo sería posible pedir ayuda a alguien que no existe, o en cuya presencia no creo? Del mismo modo, también se podría aseverar lo contrario; es más factible que aquellos que experimentan la presencia de Dios y creen en su amor, le pidan ayuda en medio de sus actividades diarias (Lee, Green, Duncan & Carmody, 2013). A manera de ejemplo: al analizar los resultados del ítem: todos los días, en la afirmación 1 y 7, nos encontramos con los siguientes puntajes: de las 98 personas que sienten la presencia de Dios todos los días, 84 le piden ayuda todos los días en medio de las actividades diarias, lo cual confirma efectivamente esta relación de reciprocidad.
Me siento guiado por Dios en medio de las actividades diarias. Puntaje global: la mayoría de los días; moda: todos los días; segundo puntaje más alto: muchas veces durante el día. Estos tres ítems, muestran la tendencia de esta respuesta. 195 personas (61 % de la población) se sienten guiadas por Dios en medio de las actividades diarias, ya sea, la mayoría de los días, todos los días e incluso muchas veces durante el día; en el lado opuesto se halla el 39 % restante (112 personas), quienes se sienten guiadas por Dios, algunos días (11 %), de vez en cuando (11 %), o definitivamente no se sienten guiados por Dios nunca (17 %). Esta aseveración, hace alusión al sentido, a la teleología relacional con Dios (Kalkstein & Tower, 2009); de hecho, cuando la vida se encuentra anclada en la fe y en la experiencia de la caridad divina, en el día a día se realiza el discernimiento frente a las decisiones que convienen, es decir, aquellas que nutren este amor recíproco entre Dios y el hombre (Kalkstein & Tower, 2009).
Siento el amor que Dios me tiene, directamente. Puntaje global: la mayoría de los días; puntaje más alto: todos los días; puntaje más bajo: de vez en cuando. Si bien se mantiene la tendencia, 54 estudiantes (17 %) nunca experimentan el amor de Dios de manera directa; esta afirmación se enfoca en la relación netamente mística, aquella que no acepta intermediarios y que se sostiene gracias a la intimidad del amor y a la contemplación de la donación de Dios (López, 2012).
Siento el amor que Dios tiene por mí a través de otros. En esta afirmación, los ítems: la mayoría de los días, todos los días y muchas veces durante el día, superan una vez más el 50 % de la población y marcan asimétricamente la tendencia hacia la experiencia espiritual del amor de Dios, esta vez por mediación de otras personas. Por otra parte, si analizamos las afirmaciones 9 y 10, encontraremos una relación directamente proporcional. Es decir, cuando un estudiante se siente amado por Dios directamente, también se siente amado por Dios a través de otros. En otras palabras, la mística se reafirma a sí misma cuando Dios se encarna en el otro, de forma que la relación directa e ininteligible de Dios se concretiza en el acto de socialización, que ineludiblemente es mediado por el lenguaje y por actos motivados por la caridad (Utsch, 2013).
Me siento tocado espiritualmente con la belleza de la creación. Todo lo que es artístico y estético tiene el poder de tocar y emocionar el interior del hombre.4 La naturaleza es bella, es armónica, tiene un orden y por ende puede vincularse con el orden natural interno del hombre5 (Pommier, 2017). El puntaje global de esta afirmación es: la mayoría de los días; el puntaje más alto: todos los días; y el tercer puntaje: muchas veces durante el día. 199 estudiantes (63 %) se sienten a menudo tocados con la belleza de la creación.
Me siento agradecido por mis bendiciones. En este enunciado encontramos, de manera aislada, un aumento en el puntaje global, ya que, por primera y única vez, no será: la mayoría de los días, sino: todos los días; se trata del ítem con mayor puntaje, no solo en la afirmación 12, sino en el total de la encuesta. De hecho, ningún puntaje parcial superó los 100 puntos fuera del ítem: todos los días de la afirmación 12, cuyo valor fue de 102 personas, equivalente al 32 % de la población. Aquí se observa también la asimetría positiva más grande de toda la prueba, ya que en los ítems: la mayoría de los días, todos los días y muchas veces durante el día, respectivamente, se hallan 261 personas, esto es, 82 % de la población; mientras que en los ítems: nunca, de vez en cuando y algunos días, respectivamente, se encuentra solo un 18 % (56 personas). También cabe anotar que la afirmación en cuestión resulta ser a-religiosa, a-confesional e incluso paradójicamente podría salirse del ámbito espiritual y divino debido al amplio abanico de acepciones y connotaciones de la palabra "bendición" (Underwood, 2006). No obstante, por la progresión de la prueba, podría afirmarse que muchos de los estudiantes que la respondieron hacían alusión directa a Dios y a la vida espiritual cuando daban cuenta del agradecimiento que sienten al sentirse bendecidos. Finalmente, esta afirmación tiene además una relación directa con la autopercepción que las personas tienen de sus vidas (Algranti, 2007); sin duda, el carácter vocacional que tiene el estudio profesional hace que las personas descubran más fácilmente un sentido para su existencia, lo que a su vez podría ser interpretado como una bendición (Wnuk & Marcinkowski, 2014). La mística resalta el agradecimiento y la contemplación como actitudes que surgen en el hombre como efecto del amor de Dios. Así, al sentirse pasivamente amado a través de la bendición de Dios, el espíritu del hombre se alegra, pues se siente mirado, sujeto de la donación, epifanía de la acción divina (Escobar, 2013).
Siento cariño desinteresado por otros. El amor meramente humano suele buscar un interés de reciprocidad en su intencionalidad; a diferencia del amor de Dios que es donación pura, que cuando impacta la vida del hombre agrega peso específico a la manera de amar humana, haciendo que se convierta en un amor desinteresado y tierno por los demás (Werner, 2003). Los puntajes de este enunciado de la encuesta reflejan una tendencia al cariño desinteresado por el otro. Puntaje global: la mayoría de los días; puntaje más alto: todos los días. En escala decreciente se hallan los ítems: algunos días (41 personas, 13 %); de vez en cuando (23 personas, 7 %); y nunca: (12 personas, 3 %), en los cuales se ubica solo un 23 % de la población, quienes se inclinan a tener poco o ningún cariño desinteresado por otros individuos. En la experiencia de la gratuidad, el hombre aprende a amar como ha sido amado. Nadie puede dar aquello que no ha recibido; en consecuencia, quien atribuye a Dios sus victorias y no a sus propias fuerzas,6 podrá con mayor facilidad amar desinteresadamente a los demás (Roese, 2013).
Acepto a los demás incluso cuando hacen cosas que pienso que están mal. Puntaje global: la mayoría de los días; mayoría parcial: todos los días y la mayoría de los días (82 personas cada uno). Entre los tres ítems más altos se encuentra exactamente el 70 % de la población (220 personas), quienes declaran afirmativamente aceptar casi siempre o incluso siempre al otro, incluso bajo la contradicción del propio juicio moral. Por tanto, si en el cariño desinteresado habitualmente se reconoce el influjo de la acción divina o de la vida espiritual, (Werner, 2003) en el amor compasivo esta influencia es aún más notoria, ya que el hombre por sus propias fuerzas e inclinaciones tiende a amar y aceptar aquello que piensa que está bien, mas no aquello que juzga como negativo o contrario a sus propias convicciones (Daga & Madnawat, 2016). Esta es, sin duda, una de las afirmaciones que revela mejor la consecuencia actitudinal del hombre que se siente amado por Dios y entra en una relación de amor profunda con él (Scordato, 2017). En este orden de ideas, cuando un hombre se siente amado desinteresadamente por Dios y aceptado por Él incluso en medio de sus errores y pecados, es posible que adquiera una forma de amar a los demás que trasciende los límites del amor humano (Daga & Madnawat, 2016).
Así el hombre acoge el acto donador de Dios y en esta donación se capacita para entregarse a los demás por encima de sus intereses egoístas o su forma de evaluar la realidad7 (Algranti, 2007).
Deseo estar muy cerca de Dios o unido a la presencia divina. Puntaje global: la mayoría de los días; puntaje más alto: todos los días (93 personas, 29 %). A diferencia de la primera afirmación (siento la presencia de Dios), el punto 15 de la encuesta pone el énfasis en la voluntad que tiene el hombre de estar cerca de Dios. Ya no es simplemente una percepción de cercanía, cuanto sí una necesidad de relacionarse motivada por el amor. Así, 69 estudiantes (22 % de la población) quisieran estar muy cerca de Dios muchas veces durante el día, y 53 personas quisieran estar muy cerca de Dios algunos días. En consecuencia, si se suman los cuatro ítems más altos (algunos días, la mayoría de los días, todos los días y muchas veces durante el día) se obtiene como resultado 245 personas (78 %), lo cual refleja una tendencia progresiva a la aspiración de la presencia divina. El salmista, quien ha hecho una experiencia mística de la divinidad, describe cómo el hombre que ha degustado la caridad de Dios siente inevitablemente una sed de Dios que lo lleva a desearlo y a buscarlo incansablemente8 (Mazzini, 2015).
En general, ¿qué tan cerca se siente de Dios? El dominio 16 es la única pregunta de esta escala; también es la única que tiene 4 opciones de respuesta: de ninguna manera (39 personas, 12 %), algo cerca (115 personas, 36 %), muy cerca (116 personas, 37 %) y lo más cerca posible (47 personas, 15 %). El resultado global de esta pregunta es: muy cerca, que es a su vez el puntaje de la mayoría relativa de los estudiantes encuestados. Al analizar los puntajes de esta pregunta separando los géneros, tanto hombres como mujeres obtienen como puntaje global: muy cerca (64 mujeres frente a 52 hombres). Si se consideran las opciones de respuesta: de ninguna manera, algo cerca y lo más cerca posible, se puede evidenciar que los hombres obtienen un puntaje superior a las mujeres, a diferencia de la opción: muy cerca, en la cual las mujeres consiguen un puntaje más alto. Adicional a ello, solo 39 personas (23 hombres y 16 mujeres), esto es, un 12 % de la población, no se sienten de ninguna manera cerca de Dios; cifra que es incluso inferior al ítem opuesto, toda vez que 47 estudiantes (27 hombres y 20 mujeres), equivalente al 15 % de la población, se sienten lo más cerca posible de Dios. Así, dada la homogeneidad de los datos, se puede aseverar que los estudiantes universitarios de la UPB se sienten en general muy cerca de Dios, y esto se explica por la experiencia espiritual y el contacto con la presencia divina de la cual habitualmente gozan.
Resultado general
Luego de analizar la escala punto por punto, se puede declarar que el resultado general de la misma es: la mayoría de los días; valoración que se ve respaldada por el puntaje global de la pregunta 16: muy cerca. En otras palabras, la tendencia de los estudiantes universitarios de la UPB es a sentirse muy cerca de Dios, debido a que experimentan la mayoría de los días la presencia divina, una conexión con todo lo que es vida, una disminución de las preocupaciones del día a día gracias a los momentos litúrgicos o de oración, fortaleza y consuelo en la religión o espiritualidad que profesan, una profunda paz o armonía interior, la ayuda y la guía de Dios en medio de las actividades diarias, el amor que Dios les tiene directamente, a través de otros y por intermedio de la belleza de la creación, agradecimiento por las bendiciones que reciben, cariño desinteresado por otros, aceptación hacia los demás incluso cuando hacen cosas que a juicio de los estudiantes no están bien, y finalmente, un deseo de estar muy cerca de Dios o unidos a la presencia divina.
A continuación, se expone la tabla de calificación de puntajes globales de la escala para evaluar la experiencia espiritual diaria en los estudiantes universitarios de la UPB. Los números que se encuentran resaltados representan el puntaje global de cada enunciado; son el resultado que se deriva luego de promediar los diferentes valores arrojados por la escala y permiten interpretar la tendencia de la población para cada afirmación. Como se observa, el puntaje global es casi siempre: la mayoría de los días, salvo en el enunciado 12: todos los días, y en la pregunta 16: muy cerca. En definitiva, la encuesta marca una tendencia asimétrica positiva y muy homogénea en todos sus enunciados y, por consiguiente, se puede aseverar que efectivamente la población encuestada posee una experiencia espiritual en sus vidas que se manifiesta la mayoría de los días, lo cual les permite percibirse muy cerca de Dios.
Discusión y conclusiones
Al evaluar la escala se puede evidenciar que sus enunciados no apelan a la racionalidad, ni a una comprensión inteligible de la espiritualidad. Por el contrario, hacen referencia y resaltan el aspecto vivencial, relacional y místico de la experiencia espiritual. De ahí la pertinencia de este estudio, ya que sus resultados puedan ser interpretados en la clave hermenéutica que ofrece la fenomenología de la donación (Marion, 2012).
En definitiva, los estudiantes universitarios de la UPB, en su gran mayoría, tienen efectivamente una experiencia espiritual diaria que impacta positivamente en sus vidas, como lo revelan los diferentes ítems de la escala, al tiempo que se sienten muy cerca de Dios, perciben su ayuda de manera material, espiritual, emocional y además se sienten agradecidos, realidad que se transfiere conjuntamente a la figura de testimonio. Es decir, presenta consecuencias relacionales y sociales que permiten que Dios sea experimentado de manera directa o por la mediación del otro, y se manifiesta en la capacidad de salir de sí mismo para dar testimonio de su amor y amar a la manera de Cristo.
Quien vive esta experiencia, recibe también -de manera gratuita y no como una obligación- el don de poder testimoniarla a través de la caridad, ya sea con palabras o con el testimonio de la propia vida, que puede ir hasta el extremo de entregarla por amor, como en el caso de los mártires (Arboleda, 2008). Solo desde la apelación del amor, el hombre se recrea en el amor y da amor a todo ser humano, abandonándose hasta los límites del propio ser, deviniendo un sujeto adonado, ya que no se apropia del don encerrándose en sí mismo, sino que lo transmite generosamente a los otros. En esta lógica, el otro no es aquel que irrumpe impertinente e inoportunamente en nuestra tranquilidad -lo cual podría conducir a la indiferencia- sino una convocatoria del amor que se realiza gracias a una interdonación que alcanza su plenitud en la comunión y en la intercomunicación total y no dualista (Marion, 2012).
De allí se desprende una transferencia generosa del don basada en la experiencia que desborda al discípulo.9 En otras palabras, no es imposible hacer la experiencia del don y luego encerrarse en sí mismo (Gilbert, 2011); por el contrario, quien vivencia el amor de Dios -manifestado en el don- experimenta como consecuencia natural la necesidad de ser testigo y dar testimonio de lo que ha recibido. Es como una respuesta a un llamado interno en el cual se supera la neta autonomía del sujeto, para pasar a una heteronimia del amor que se evidencia en una respuesta generosa, amorosa y nunca obligada ni temerosa por parte del discípulo.
Esta resulta de la experiencia mística del don, que según el documento de aparecida, en primer lugar nace en un encuentro personal con Jesucristo que se produce como fruto del impacto del kerigma en la vida del hombre acompañado del testimonio de fe de los evangelizadores; luego se alimenta de la vida de una comunidad que lo acoge y lo incluye experimentando el amor fraterno que le otorga un verdadero sentido de pertenencia eclesial; pasando por una maduración de la fe que se realiza en la escucha, la actualización y la experiencia de la palabra de Dios y los contenidos de la fe, especialmente cuando estos permean la vida del cristiano y se experimentan no como exigencias moralistas, sino en el espíritu de la gratuidad que otorga el don de Cristo resucitado; esto es, la virtud sin esfuerzo en la cual hacían énfasis los padres de la Iglesia, como signo de la madurez en la fe (Arboleda, 2010).
Es aquí donde se hace relevante la figura del testimonio, debido a que, desde la perspectiva de Marion, para que un fenómeno que se dona sin mostrarse se muestre, se necesita un adonado que testimonie de su fenomenalización. Esta es entonces una condición indispensable para que Dios como fenómeno revelado se haga manifiesto en la humanidad a través de una verdadera experiencia de fe.
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Notas
Declaración de intereses