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La queja como elemento de seducción: cartas de amor de principios del siglo XX en Uruguay
Complaints as seduction: Love letters of the early 20th century in Uruguay
Lengua y Habla, núm. 20, pp. 287-309, 2016
Universidad de los Andes



Recepción: 10 Septiembre 2016

Aprobación: 16 Noviembre 2016

Resumen: Este estudio muestra las estrategias usadas en cartas de amor escritas entre 1912 y 1920 en Uruguay. Las quejas (mayormente femeninas) son comunes en el corpus, y se usan frecuentemente como estrategias de seducción. A pesar de que se consideran ofensas en el discurso de la cortesía, las quejas no se sienten como tales en el discurso amoroso, puesto que estas estrategias buscan lograr el objetivo deseado, que es la consolidación de la pareja. El estudio concluye que las quejas no se consideran conflictivas en el discurso amoroso porque son parte del juego a jugar. El amante que se queja es un sujeto apasionado, no un sujeto cortés.

Palabras clave: Quejas, cortesía, cartas de amor.

Abstract: This study shows strategies used in love letters written between 1912 and 1920. Complaints (mostly female) are common in the corpus, and they are often used as strategies of seduction. Even though considered offenses in polite discourse, complaints are not felt as such in love discourse, since these strategies intend to achieve the desired objective, which is the consolidation of the couple. The study concludes that complaints are not considered conflictive in love discourse since they are interpreted as a game to be played. The complaining lover is a passionate subject, not a polite one.

Keywords: Complaints, politeness, love letters.

Si los hombres estuvieran de acuerdo en que no harán nunca más el primer avance, las mujeres estarían a nuestros pies como cervatillos.

Ovidio. El arte de amar. Libro I

1. INTRODUCCIÓN

Este estudio investiga las quejas usadas en cartas intercambiadas por una pareja de novios desde 1912 hasta 1920. Las cartas fueron escritas mayormente en Toledo y Montevideo (Uruguay) y muestran la relación entre una joven pareja a comienzos del siglo y evidencian un diálogo que contiene, no solo información y afectos, sino también discusiones y quejas.

Uno podría imaginarse que en las cartas de amor todo tiende hacia la unión. Sin embargo, los datos muestran frecuentes expresiones en las cuales se observa la molestia recíproca de los participantes. Por ello es interesante analizar estas quejas a fin de determinar (1) su función, (2) cuál de los participantes —él o ella— se queja más, y (3) cómo estos actos de habla caben en el discurso de la cortesía.

2. EL PROBLEMA

Los actos de habla de queja y petición se consideran riesgosos para la imagen del interlocutor y se analizan como comportamiento no-cortés o político (Watts 2003). Brown y Levinson (1987) habían sugerido que la cortesía es un medio para desarmar un posible potencial de agresión entre participantes, para facilitar el intercambio.

Politeness, like formal diplomatic protocol [...] presupposes that potential for aggression as it seeks to disarm it, and makes possible communication between potentially aggressive parties (Brown & Levinson 1987: 1)

Efectivamente, de acuerdo con Bravo (2003:146), hay riesgos potenciales que derivan de la interacción, por lo cual la autora define la descortesía como "algo" que interfiere con la interacción. Si el comportamiento es o no intencional, este tiene el mismo efecto de la descortesía, por lo que puede percibirse como descortés independientemente de las motivaciones o intenciones de los participantes. Es esencial, por lo tanto, conocer el contexto en el que el acto de habla se emite.

Buscamos determinar si las quejas, que deberían dañar la imagen del oyente, son también una amenaza para la imagen del amante o si forman de alguna manera parte del discurso amoroso. Es por ello interesante saber si las quejas pueden considerarse como un comportamiento cortés o descortés, o si son no-corteses o comportamiento político, como lo afirma Watts (2003).

Asimismo, nos preguntamos de qué manera estos movimientos disfóricos se evidencian como disyuntivos, puesto que recriminan o critican la acción del otro participante, la otra parte de la pareja amorosa, o si las quejas (disfóricas), por el contrario, se convierten en movimientos eufóricos. ¿En qué sentido se consideran las quejas como amenazas a la imagen del destinatario? ¿En qué medida se interpretan estas quejas como actos descorteses que amenazan la imagen del receptor, o bien como actos no-corteses que forman parte de la conducta esperada de una pareja de novios? ¿Cómo se construyen los sujetos de la interacción? ¿Se culpa al destinatario por lo que sucede? ¿Muestran las cartas la superioridad del receptor? Cuáles son las diferencias entre el tipo de quejas emitidas por el hombre y las emitidas por la mujer en estas cartas de principios del siglo XX?

3. ANTECEDENTES

La bibliografía sobre cartas de amor es enormemente rica. Sin embargo, no conocemos estudios previos que relacionen a las cartas de amor con la queja. Hay, claro está, estudios sobre las quejas relacionadas con el amor, pero el tema de la queja como una estrategia del discurso amoroso no parece haberse tratado. También hemos querido abordar el complejo tema de las quejas como movimientos disruptivos en el discurso amoroso debido a que, como vimos, las quejas se consideran actos de habla descorteses.

Un estudio que trata las quejas como comportamiento político (no comportamiento des/cortés) es Álvarez, Carrera de la Red, Chumaceiro y Valeri (2008). Este estudio trata los actos de habla de queja y petición en cartas coloniales de Mérida, Venezuela y Santa Marta y Bogotá, en Colombia. Dadas las relaciones de poder existentes entre los participantes, las quejas se consideraron no-corteses (Álvarez 2005, 2014), porque formaban parte del comportamiento esperado de los súbditos de la monarquía, y no se consideraban como una amenaza para la imagen del receptor. Álvarez et al. (2008) es importante para nuestro análisis, debido a la frecuencia y la relevancia de las quejas en el epistolario colonial, como parece ser el caso en las cartas que contienen los datos del presente estudio. De hecho, se encontró en el estudio sobre cartas coloniales que la relación entre el remitente y el destinatario es desigual, por lo que no hay necesidad de construir a un sujeto educado en una sociedad autoritaria con un gobierno poderoso, en el que la imagen del receptor se espera que sea de superioridad y distancia.

Hay diferencias notorias entre el corpus de cartas coloniales y el corpus usado en el presente estudio. En cuanto a la situación comunicativa, las cartas coloniales fueron enviadas desde Hispanoamérica hasta España; mientras que las cartas de amor se intercambiaron en Uruguay, en una época posterior, siendo tanto el lugar y la época en el que se produjeron, así como las circunstancias culturales, la situación social de las personas, e incluso el tiempo de entrega de las misivas obviamente distintos.

En cuanto a los participantes, cabe señalar que los sujetos discursivos se construyen a lo largo de las cartas. En las cartas uruguayas hay solo dos involucrados lo cual los convierte de por sí no solo en un círculo privado, sino también íntimo. Las cartas coloniales, por el contrario, son cartas públicas donde al menos uno de los receptores es una autoridad; asimismo, los participantes varían en estas cartas a través del tiempo. Mientras que las cartas públicas pueden interesar a la comunidad, las cartas de amor tienden a ser pertinentes solo para la pareja involucrada.

Nuestro interés en la comparación está en la relación del acto de habla de la queja con la teoría de la cortesía, debido a que las quejas se consideran normalmente como actos de habla descorteses. En las cartas coloniales esto no parece ser el caso, ya que el estudio se basa en el análisis en Álvarez (2005) que concibe la cortesía como una especie de juego en un topos distinto al comportamiento social habitual y efectivamente se encontró en aquel estudio que se trata de un comportamiento habitual y no descortés.

Efectivamente, el sistema de la cortesía, de acuerdo con el modelo de Álvarez (2005), se basa en un comportamiento social complejo donde la (des)cortesía está marcada, muestra control afectivo, así como la intención de elaborar favorable o desfavorablemente la imagen del otro cuidando siempre la imagen propia. Fuera del ámbito de la cortesía se encuentran esos comportamientos no marcados que pudieran traducirse como urbanidad o no-cortesía, o como comportamiento social apropiado. Del otro lado está la vulgaridad, considerada como no-descortesía. Este lado del comportamiento social no admite el control afectivo, ni la elaboración de imagen. Se entiende que para ser cortés se tiene que saber ser descortés, pero que también hay un comportamiento social menos consciente que trasciende al juego de la des/cortesía.

Los documentos coloniales no tienen ninguna intención de ofender. El monarca —que detenta el poder en la relación— debía ordenar y el vasallo obedecer, a pesar de que este último tenía el derecho de quejarse. Los participantes actúan en el ámbito de la no-cortesía, que es la competencia comunicativa o el comportamiento político (Watts 2003).

4. METODOLOGÍA

La metodología usada en este estudio es cualitativa y cuantitativa. La unidad de análisis es la queja epistolar y se emplea la pragmática para examinar la relación entre la queja y el discurso amoroso. Sobre la pragmática y el acto de habla de la queja seguimos a Álvarez, Carrera de la Red, Chumaceiro y Valeri (2008), Bravo (2002), Díaz Pérez (2003), Kraft y Geluykens (2002), Leech (2014), Olstain y Weinbach (1987) y Trosborg (1995). Sobre el discurso amoroso, particularmente, se siguió a Barthes (1977, 2001). También se toma en cuenta la teoría de la cortesía, tal como en Álvarez y Espar (2002), Álvarez-Muro y Carrera de la Red (2004), Álvarez (2005, 2014), Bravo (2002), Brown y Levinson (1987), Goffman (1967) y Watts (2003). Nuestro análisis se basa en las categorías sugeridas por Álvarez (2005, 2014), donde se expande el concepto de comportamiento político de Watts (2003). Sobre la situación de la mujer uruguaya a principios del siglo XX seguimos a Barrán (2014) y Peruchena (2010).

4.1. La situación cultural. Relaciones de género

Por tratarse de cartas escritas entre un hombre y una mujer, hacemos un brevísimo esbozo del contexto sociocultural en el que se producen sus discursos, por ser el género un constructo social que cada cultura interpreta de forma distinta.

El comienzo del siglo en Uruguay fue también el comienzo de la lucha por los derechos de la mujer. En 1907, se aprobó el divorcio y en 1913 se hizo legal por la sola voluntad de la mujer. En 1911 se instituyó la licencia de maternidad. Sin embargo, se creó en 1912 una sección femenina de profesores de enseñanza secundaria porque la coeducación no era todavía bienvenida. Las mujeres tuvieron que esperar hasta 1932 para poder votar. Un periódico católico de la época afirmaba que el hombre “(…) gobernará a los pueblos y las naciones, pero la mujer, esposa, influirá decididamente en sus actos.” y más adelante agrega: “Gobernad vuestros hogares y gobernaréis el mundo.” (Barrán 1996: 37). De ahí que Barrán (1996) hable del “disciplinamiento” de estos años frente a la “barbarie” anterior, con lo que se refiere a la sujeción de la mujer a las normas sociales.

En ese momento, el papel de la mujer correspondía mayormente a la esfera privada, por oposición al territorio público. Sin embargo, no todos los investigadores uruguayos opinan lo mismo. Por ejemplo, Peruchena afirma que no se puede plantear una separación tajante entre el espacio privado y el público, pues ambas esferas son permeables (Peruchena 2010: 35). La misma autora habla del “protagonismo de las mujeres que encarnaron y trasmitieron los ideales de las élites elaborados por los varones del mencionado colectivo.” (Peruchena 2010: 34). Es posible que los cambios de la esfera pública no se transfirieran inmediatamente a la esfera privada; por ello cabe determinar cuál es la relación existente entre los campos privado y público en la relación amorosa, tal y como se presenta en las cartas de Juana y Arturo. Debe hacerse notar que la investigación de Peruchena se hizo sobre cartas de mujeres de la élite, a la cual no pertenece Juana.

4.2. Los participantes

Los participantes son Juana Ardanz Algaré y Arturo Cabrera Castro, ambos nacidos a fines del siglo XVIII. La familia de Juana era de origen vasco-francés y la de Arturo era de origen español. Sus familias eran de clase media con un buen nivel social y cultural. La hermana de Arturo fue una de las primeras odontólogas en Uruguay y una prima de Juana estuvo casada con un presidente uruguayo. El noviazgo duró nueve años: a partir de 1912, fecha de la primera carta hasta 1921 cuando se casaron, por lo que deben haber tenido unos veinte años cuando intercambiaron las cartas.

Juana y Arturo se conocieron en Toledo. Juana se mudó con su familia a Montevideo, donde escribió la mayor parte de sus cartas. La distancia entre Montevideo y Toledo es de 24 kilómetros; una distancia que hoy se cubre en alrededor de una hora. El transporte era difícil para la época y debían tomar el tren, o ir a caballo, como lo hizo sobre todo Arturo. Otras cartas están datadas en Carrasco, que hoy forma parte de la capital. Para el momento en que aparece la primera carta, la familia de Juana se había mudado de Toledo a Camino Mendoza en Montevideo, porque la hermana estaba destinada a un puesto de enseñanza en esa ciudad. Durante el tiempo del cortejo, Arturo comenzó su propio negocio en Toledo como comerciante y construyó su propia casa comercial así como su residencia, donde viviría luego la pareja.

4.3. El corpus1

El corpus de este estudio se recopiló de la transcripción de un total de 89 cartas y notas breves conservadas en la familia de Juana. Las letras fueron escritas por los dos novios entre 1912 y 1920 en Uruguay. En su mayoría fueron enviadas entre Montevideo y Toledo, algunas por correo regular, otras por tren, y otras fueron entregadas por familiares o amigos de la pareja; a menudo carecen de fecha. Las cartas se conservaron en la familia de Juana.2

La función más evidente de una carta es comunicar: se envía un mensaje de un escritor a un lector que no está presente; es un mensaje en ausencia. Estas cartas pueden circunscribirse a un género —la carta de amor o de amistad—, a un momento definido en el tiempo y a ciertas características socioculturales. Su discurso subyacente se puede clasificar como discurso amoroso, aunque también dan otro tipo de información. Puede considerarse como privadas, puesto que no participa ninguna autoridad, y son escritas y leídas por personas privadas.

La transcripción es literal, sin ningún tipo de correcciones. Esto se hizo con el fin de mantener el estilo y la intimidad de los textos. Las cartas se numeraron por separado, por participante, marcando cada uno de ellas con las letras J para Juana o A para Arturo. Para el análisis no se hizo distinción entre las cartas y las notas.

Juana escribió más que Arturo. Se conservaron cincuenta y dos cartas de ella y treinta y siete cartas de él. Juana también parece más conversadora que Arturo en sus cartas: ella narra acontecimientos cotidianos, como sus visitas al médico y su estado de salud, las fiestas a las que va, sus sentimientos hacia su pareja y sus preocupaciones sobre los de él hacia ella. Las cartas de Arturo son más cortas, aunque también le cuenta lo que hace; escribe sobre su salud y sus sentimientos hacia ella, pero en muchas le informa apenas sobre la posibilidad o imposibilidad de sus visitas.

Juana y Arturo tienen una escritura similar dado que ambos fueron a la misma escuela y probablemente tuvieron la misma maestra, pero Juana escribe mejor y con menos faltas ortográficas, como se muestra en las transcripciones. Arturo se disculpa por sus faltas diciendo que no tiene a nadie que le corrija sus cartas.

El corpus se conservó intacto en la familia. Es original y no fue manipulado antes, con lo que representa una valiosa pieza de información sobre un género privado de escritura que puede dar acceso a las formas de pensamiento y escritura de un grupo en particular. Asimismo, el corpus permite el estudio de la interacción ya que la carta forma una diada donde una de las partes requiere la presencia de la otra, así como lo que sucede en las preguntas y respuestas, y en las órdenes y su respuesta verbal o no verbal.

Las limitaciones del estudio se refieren al carácter privado del corpus debido a que, aunque muchas cartas parecen haber sido respondidas, no siempre se puede evaluar el efecto producido en el receptor. Es evidente que la respuesta y la reacción del oyente son esenciales para la evaluación del acto de habla. En ocasiones, la reacción está expresada en la carta de respuesta, pero esto no es siempre el caso, porque los amantes se ven con frecuencia y conversan, por lo que la escritura no es su único modo de la comunicación durante el noviazgo. Es también importante señalar que muchas cartas no tienen fecha, lo que hace aún más difícil la interpretación del contexto en que se generaron.

4.4. Marco teórico

4.4.1 La cortesía

Parece haber muchos desacuerdos entre los amantes, que a menudo se manifiestan como quejas. Este tipo de enunciado, según Brown y Levinson (1987) son amenazas para la imagen porque expresan sentimientos negativos hacia el otro, el oyente o una tercera persona (Díaz Pérez 2003) — y porque también ponen en peligro la imagen positiva del hablante.

La cortesía es una estrategia destinada a mantener el equilibrio en las relaciones interpersonales. Es una forma de trabajo relacional (Locher y Watts, 2005) y también un comportamiento estratégico, definido por Leech (2014) como altruismo comunicativo, lo que implica que no es un altruismo auténtico, sino un juego donde el hablante le asigna al otro un valor mayor que el que diseña para sí mismo, creando una reciprocidad asimétrica (Leech 2014: 4).

Watts (2003) distingue el comportamiento no político del comportamiento descortés, dado que este último excede el comportamiento esperado normalmente en una situación dada. Siguiendo a Watts, Álvarez (2005) distingue la cortesía de la noción más amplia de competencia comunicativa. Tanto la cortesía como la descortesía se consideran conceptos marcados, porque implican un esfuerzo adicional del hablante. También son intencionales y buscan el trabajo de la cara (facework) y el control del afecto. La diferencia entre ambos términos radica en la idea de ruptura, que está presente en la descortesía pero ausente en cortesía. Por el contrario, el comportamiento no-cortés o político, y la no-descortesía o grosería son conceptos no marcados, no intencionales, cuyo objetivo no es el trabajo de imagen y no muestran control afectivo. La diferencia entre ambos se encuentra de nuevo en el efecto de la ruptura en la rudeza, y de la no-ruptura en el comportamiento no-cortés o político.

4.4.2. La queja

Se consideró necesario recurrir a la pragmática para entender lo que sucedía en el acto de habla de la queja, y analizar por qué precisamente este tipo de actos hostiles, para decir lo menos, formaba parte del discurso amoroso. Las quejas expresan disconformidad con el estado de la cuestión en el contexto situacional y revelan también el sufrimiento del hablante. En este sentido su función es tanto estratégica como expresiva. Esto hace de la queja un acto de habla digno de estudio para entender el discurso amoroso.

Por un lado, este tipo de actos devalúa al oyente porque expresa una evaluación negativa de una situación que resulta de acciones pasadas del oyente. Por otra parte, significa una amenaza para su libertad, porque puede contener una demanda implícita o explícita de corregir la situación que origina la denuncia. En otras palabras, la queja es un acto descortés.

La teoría de los actos de habla considera que, al quejarse, el hablante expresa su descontento por una acción pasada, o una acción cuyas consecuencias le afectan negativamente (Díaz Pérez, 2003: 375). Las quejas se consideran actos de habla retrospectivos, porque el orador se refiere a una acción que cree que el oyente ha hecho o dejado de hacer, o está en proceso de hacer en el momento de la elocución. El hablante considera al oyente o receptor como responsable de la acción ofensiva que genera el acto de habla. Puede decirse que la denuncia se produce cuando las expectativas del hablante con respecto a un evento, que bien podría haber tenido un resultado positivo o que se hizo para evitar una consecuencia negativa, siguen incumplidas.

Las quejas son actos generalmente ofensivos donde el hablante hace responsable al oyente, y decide expresar verbalmente su frustración y decepción sobre quienes lo han dañado o molestado (Olshtain y Weinbach, 1987: 195-196, en Díaz Pérez, 2003: 375). La queja incluye un juicio moral. Trosborg define quejas como sigue:

A complaint is defined here as an illocutionary act in which the speaker (the complainer) expresses his/her disapproval, negative feelings etc., towards the state of affairs described in the proposition (the complainable) and for which he/she holds the hearer (the complainee) responsible, either directly or indirectly. In Leech’s terminology, the complaint is a representative of the conflictive function, which includes acts of threatening, accusing, cursing, and reprimanding. These acts are by their very nature designed to cause offence and they are therefore highly threatening to the social relationship between speaker and hearer (Trosborg, 1995: 311).3

Por el hecho de expresar actitudes intrínsecamente negativas acerca de la actividad llevada a cabo por el oyente, e implica por ello un alto grado de ofensa para la imagen del oyente, las quejas son actos de habla comunicativamente demandantes (Kraft y Geluykens, 2002: 227). En tono similar, Olshtain y Weinbach (1993) escriben:

In the speech act of complaining, the speaker (S) expresses displeasure or annoyance —censure—as a reaction to a past or ongoing action, the consequences of which are perceived by S as affecting her unfavorably. This complaint is usually addressed to the hearer (H) whom the S holds, at least partially, responsible for the offensive action. (Olshtain and Weinbach, 1993:108, in Kraft y Geluykens 2002).4

Estos elementos, según Kraft y Geluykens, preceden a la acusación, e intensifican la fuerza ilocutiva del enunciado. En el ámbito de la competencia comunicativa no se evita el disentimiento; es en este sentido que se entiende que la cortesía puede evitar un conflicto.

4.4.3. El discurso amoroso

El discurso amoroso es pasional, seductor, y su función podría entenderse como conativa o estratégica, en el sentido de que el orador no sólo expresa lo que le sucede: amar es el deseo del otro, el deseo de unión eterna, el sufrimiento, pero el amante quiere convencer al otro de que lo ame y mostrar que es digno de ser amado. Por esta razón el discurso amoroso es también un discurso sobre el poder, porque el amante quiere convencer, seducir, someter al otro para que lo ame. Como discurso de poder se extiende hasta el discurso erótico de la posesión.

Es loco aquel que está limpio de todo poder. ¿Cómo? ¿Acaso el enamorado no conoce ninguna excitación de poder? El sometimiento es no obstante asunto mío: sometido, queriendo someter, experimento a mi modo la ambición de poder, la libido dominandi: ¿es que no dispongo, como los sistemas políticos, de un discurso bien construido, es decir sólido, ágil, articulado? (Barthes 1982: 127)

El discurso amoroso amor no tiene respuesta, según Barthes, porque la declaración de amor es un performativo: es un hacer con palabras. Cualquier respuesta es inadecuada, porque "te quiero" no es una pregunta, no es parte de un par mínimo:

Je-t-aime est sans nuances. Il supprime les explications, aménagements, les degrés, les scrupules. D’une certaine manière —paradoxe exorbitant du langage—, dire je-t’aime c’est faire comme s’il n’y avait aucun théâtre de la parole, et ce mot est toujours vrai (il n’a d’autre référent que sa profération: c’est un performatif) (Barthes 1977:176).5

5. ANÁLISIS

Esta sección estudia el tratamiento entre los novios, con especial atención a las estrategias de seducción y cortesía; por lo tanto, se centra en las ofensas y quejas y en su lugar en el discurso amoroso.

5.1. Las quejas

No todas las cartas contienen quejas y algunas de ellas tienen más de una. El análisis cuantitativo evidencia que Arturo escribe menos de Juana, pero que Juana se queja más. Hemos contado las quejas, no las cartas, y encontramos como se muestra en la figura 2 que en las 37 cartas de Arturo hay 18 quejas, mientras que en las 52 cartas de Juana hay 35 quejas. Esto refuerza nuestra hipótesis de que Juana recurre a la queja más frecuentemente que Arturo.


Figura 1.
Las quejas de Arturo y Juana

En esta sección clasificamos las quejas encontradas en nuestras cartas según el modelo en Kraft y Geluikens (2004) que las divide en solidarias, neutrales y confrontacionales. Sin embargo, hemos adaptado el modelo a nuestras necesidades, teniendo en cuenta que no hay insultos reales en el corpus, si bien nos encontramos con duras recriminaciones. A veces las amenazas pueden ser seductoras como lo encontrado en la tercera carta de Juana... si vieras mi viejo cuando sufro me parece los pocos gramos había aumentado pronto los voy a perder.

5.1.1 Quejas solidarias

Las quejas solidarias son aquellas en las que el orador muestra comprensión hacia la acción culpable que motiva la queja. En (1) Arturo expresa su temor a que Juana pueda encontrar tonta su carta, pero se corrige porque sabe que ella lo ama. En (2) se queja de que no ha recibido ninguna carta de ella, pero ella asegura que ella nunca lo culpa por eso.

(1)... Tene mucho cuidado mi vieja con los viajesitos á Colón no te ballas á conseguir algun dragon y te ballas á olvidar de tu viejo que tanto te quiere, pues ya me parece que cuando bengas te voy á encontrar mas indiferente que bas ha tener en quien pensar y si fuera hasi entonces si que esta carta te hiba á pareser insulsa pero no lo creo se que me queres mucho para olvidarme con tanta fasilidad.

(2) Aller muy temprano estuve esperando el correo y lla te podras figurar el fastidio que me dio cuando me dijo el cartero que no habia nada pero yo nunca te hecho las culpas á bos siempre me figure que habias escrito y que por cualquier sircunstansia no la habias podido llevar al correo yo te hiba á escribir aller mismo pero cuando quise acordar ya llego el tren. (9A)

Juana, por su parte, disculpa a Arturo por no escribir porque está muy ocupado (3); ella dice que sufre mucho cuando ve que él se distancia de ella, pero reconoce que ella misma podría ser la causa (4)

(3) Ayer recibí tu carta fué mucha la alegria que me causó, recien en ese momento llegabamos de Colón con Elvira yo le preguntaba a Verónica si no había carta para mi en ese momento llega el cartero ya creia te habias olvidado que tenias que escribirme pero te disculpo porque estarias muy ocupado con el viaje de tú papá... (2J)

(4)... pero sufro mucho al ver que tú te alejas cada vez más de mí quizás sea yo la culpable y no me de cuenta (22J)

5.1.2. Quejas neutrales

Las quejas neutrales no ofrecen ni una explicación ni una excusa, pero a veces ofrecen una alternativa, o por lo menos no hay acusaciones frontales. En (5) observamos cómo Arturo le desea buenas noches a Juana, aunque ella le había parecido apática durante su visita. En (6) podemos ver una queja de Juana donde simplemente se lamenta de que la carta traída por el cartero "fatalmente" no fue para ella, sino para otra persona.

(5) yo deseo mi vieja pases una noche muy buena aunque hoy te portaste un poco indiferente cuando yo pase sobre todo la ultima vez. (6A)

(6) tu parece me has olvidado ya ni te acuerdas de escribirme ayer estabamos en la mesa llamo el cartero yo muy contenta que traia carta tuya y que fatalidad, para era Verónica. (J5)

5.1.3. Quejas confrontacionales

En las quejas confrontacionales, el hablante muestra abiertamente la molestia producida por una situación, sin excusar al otro ni ofrecer una alternativa. Arturo, en una larga carta de queja (7) y muy irritado, acusa a Juana de ir a una fiesta, sabiendo que él vendría; anuncia que no aceptará ninguna excusa y que él probablemente no la verá al día siguiente tampoco porque ella estará durmiendo.

(7) Una vez mas pruebas el amor grande que me tienes yo nunca crei hibas á preferir hirte á un paseo y bolver á quien sabe que horas de la noche pasar un rato con migo que tanto me amas como tu dises [...] (A8).

Juana acusa a Arturo de no venir a verla, porque se fue a jugar. Esta tampoco es una carta solidaria y ella se burla de su escritura, porque pone "hallas" entre comillas (8).

Las quejas de Arturo son solidarias en un porcentaje mayor que las de Juana. También hay proporcionalmente más quejas neutrales en las cartas de Arturo. En cambio, hay más quejas confrontacionales entre las quejas de ella que entre las de él. Esto es sorprendente puesto que es ella la que a primera vista aparece como más interesada en asegurar la relación. Sus cartas son, sin duda, más abundantes pero más largas y más elaboradas. En la tabla 2, podemos observar los tipos de queja encontrados en las cartas de los novios.

Tabla 2.
Tipos de queja por hablante

5.2. La seducción

La queja, originalmente una ofensa porque daña la imagen del destinatario que se considera culpable de haber hecho mal, evoluciona en una estrategia de cortesía porque va acompañada de declaraciones de amor y expresiones de sufrimiento. Quien se queja no asume la culpabilidad de la infracción, y alega celos, pasión, o desconsuelo. En este sentido las quejas son también estrategias de seducción que buscan regular las relaciones de poder entre los participantes. Dicho poder se ejerce a través de la fuerza performativa de los actos de habla. En este sentido, Álvarez y Espar (2002) afirman:

El logro de los dos principales objetivos de la cortesía — preservación de la imagen y del contrato comunicativo — implican ceder el poder, permitir la invasión del territorio propio o pedir la anuencia de su dueño para invadir el del otro; halagar al otro por encima de lo que nos halagamos a nosotros mismos, de lo que nos es lícito halagarnos. Ser cortés es bajar la cabeza o quitársela, metonímicamente, al quitarse el sombrero y llevarlo en la mano (Álvarez y Espar 2002).

Pero precisamente el poder o su búsqueda produce angustia, porque el amante es un ser poderoso sin poder. Su poder depende de la respuesta del otro. Pierde si el otro no lo ama, perdiendo el poder que pensó que tenía. Si las cartas no obtienen respuesta, si ha sido olvidado, si el otro tiene otro amor, la batalla está perdida. La falta de respuesta significa rechazo (Barthes 1977: 177).

De allí su angustia perenne, el temor a que, como en nuestro corpus, la mujer parece sentir más profundamente que el hombre. Por esta razón, el discurso amoroso es un discurso acerca del sufrimiento.

El sujeto amoroso, a merced de tal o cual contingencia, se siente asaltado por el miedo a un peligro, a una herida, a un abandono, a una mudanza —sentimiento que expresa con el nombre de angustia. (Barthes 1982: 29).

Una carta de amor implica una ausencia. La carta es un objeto metonímico, un objeto que toma el lugar del amado — y genera felicidad cuando está presente o tristeza cuando está ausente (Barthes 1982:200), en algún momento es acompañado por otros objetos metonímicos que evocan al amado, como flores secas, encajes, o dulces recibidos como regalos. La carta de amor es la expresión del deseo del otro; es por eso que necesita ser contestada. Es parte de una estructura discursiva binaria. También es por eso que en nuestro corpus encontramos recriminaciones de parte de quien no recibe respuestas, que suele ser la mujer, tu parece me has olvidado ya ni te acuerdas de escribir. Como consecuencia, hay excusas de quien no responde o escribe demasiado corto: Mi querida otro dia sera mas larga mi carta porque ahora se viene el tren (22A).

Barthes escribe aún más en nombre de la necesidad de la carta-respuesta, citando los escritos de Freud a su amada:

Como deseo, la carta de amor espera su respuesta; obliga al otro implícitamente a responder, a falta de lo cual su imagen se alterna, se vuelve otra. Es lo que explica con autoridad el joven Freud a su novia: “No quiero sin embargo que mis cartas queden siempre sin respuesta, y dejaría de inmediato de escribirte si no me respondes. (Barthes 1982: 39)

Como hemos visto anteriormente, Juana parece ser más confrontacional que Arturo. Su objetivo es hacerlo escribir y visitarla. Ella recurrentemente le pide que lo haga, pero él parece no cumplir siempre, o al menos no tan a menudo como ella desea. Por eso, ella se escuda en los celos como disparador o excusa de lo que dice.

(9) Yo creo mi viejo son los celos los que me hacen hablar ya puedes ver que es mucho lo te quiero, el que no cela no ama, J39.

Ella se excusa con el sufrimiento de quien está lejos, con el silencio de él, con la escasez de sus visitas, con cuánto lo extraña. Juana seduce abiertamente a través de sus quejas: acusa a Arturo de no amarla y expresa su sufrimiento a causa de esto; ella manipula a su novio. En el ejemplo (10) vemos cómo Juana le insinúa a Arturo que su sufrimiento es la causa de su pérdida de peso.

(10)... si vieras mi viejo cuanto sufro me parece los pocos gramos que habia aumentado pronto los voy a perder (3J)

En los ejemplos siguientes, Juana acusa abiertamente a su novio de no amarla, de su crueldad, de ocultar hechos sobre él; ella no está segura de su amor y se imagina que ama a alguien más (11-12).

(11)... pero ya veo que es mucho lo me ocultas y todabia me dices que yo nunca te cuento nada para eso el egoista eres tu yo no podría ser tan cruel (3J).

(12) Dime mi viejo si ya estás cansado, si el trato conmigo te mortifica si has encontrado una mujer que la puedas querer yo comprendo que mi suerte se ha cambiado (12J).

Por último, hay órdenes, aunque atenuadas por la afectividad, como en (13)

(13) pero si es cierto que me quieres mucho las dificultades se vencen, así mi querido escríbeme muy pronto y espero en la tuya me digas el dia que vienes (1J)

Ahora bien, ¿cómo son las quejas de Arturo? También hay quejas de confrontación; sobre todo las relacionadas con la ocasión de discordia cuando él no la encontró en su casa porque ella se había ido a Fray Marcos con Lala. Esto causa una reunión fallida y su ira, tal como se muestra en (14), cuando también él la acusa de no amarlo, y de engañarlo cuando ella le dice que lo ama.

(7) Una vez mas pruebas el amor grande que me tienes yo nunca crei que hibas á preferir hirte á un paseo y bolver á quien sabe que horas de la noche que pasar un rato conmigo que tanto me amas como tu dises [...](8A).

Sin embargo, Arturo disculpa a menudo a Juana por adelantado, como en (15) por los errores que pudo haber cometido. Parece más seguro de su amor puesto que bromea acerca de sus posibles pretendientes, afirmando que ella lo ama demasiado para olvidarlo, como en (16).

(15)... pero yo nunca te hecho las culpas á bos siempre me figure que habias escrito y que por cualquier sircunstansia no la habias podido llevar al correo (9A).

(16 Tene mucho cuidado mi vieja con los viajesitos á Colón no te ballas á conseguir algun dragon y te ballas á olvidar de tu viejo que tanto te quiere, pues ya me parece que cuando bengas te voy á encontrar mas indiferente que bas ha tener en quien pensar y si fuera hasi entonces si que esta carta te hiba á pareser insulsa pero no lo creo se que me queres mucho para olvidarme con tanta fasilidad. (1A).

Podemos concluir que Juana se queja más de lo que hace Arturo. Ella muestra dudas sobre el amor de él, sufre más, o al menos eso es lo que se desprende de sus misivas. Él, por el contrario, se presenta como seguro y lúdico. Algunas de las declaraciones de Arturo pueden calificarse como seductoras. Es astuto cuando escribe que encontró hermosas las violetas de Juana, porque a ella generalmente no le gusta darle flores, — bos nunca te gusta darme flores (4A) —. En otra ocasión él la acusa pícaramente de no querer ser su socio en la lotería Te mando ese numero que lo pagamos en sosiedad creo que ba te a gustar por ni queres ser sosio mio. Evidentemente se trata de expresiones juguetonas, porque está seguro de que lo contrario es cierto.

Las quejas de Juana parecen menos animadas. Sus maneras y costumbres obedecen a un habitus: las mujeres de la época no podían actuar abiertamente al presentar sus puntos de vista, de allí la necesidad de manipulación y seducción que se ve en las cartas. El proceso de disciplinamiento obligó a las mujeres a permanecer en el interior, en contraposición a los espacios públicos y estaban limitadas al trabajo doméstico, al cuidado de niños y a las prácticas religiosas (Barrán 2014). Las quejas podrían haber sido actos de habla permitidos en el discurso de las mujeres.

En cuanto al desarrollo de la frecuencia de las quejas durante la relación, es interesante observar que hay un ligero cambio. Si dividimos ambos conjuntos de cartas, las de Juana y las de Arturo en dos mitades cronológicas, un lote A y un lote B, podemos observar que las quejas son más recurrentes en el discurso de ambos participantes en la primera mitad de la relación, es decir, en el lote A.

El lote A de Arturo tiene 16 quejas, contra 2 en la sección B. Esto significa que el 89% de sus quejas corresponde al primer lote de cartas.

El lote A de Juana A tiene 28 quejas, vs 7 en la sección B. Esto significa que el 80% de sus quejas corresponde al primer lote de cartas.

Esto muestra una mayor cantidad de este tipo actos de habla corresponde a la primera mitad, es decir, al período en que la relación tal vez aún no se percibe como estable. Esto muestra nuevamente que las quejas pueden considerarse como una estrategia de seducción.

5.3. “Una discusión entre dos amantes”

Esta sección está dedicada a una discusión que surgió del hecho de que Juana no pudo estar en casa, como se esperaba, cuando Arturo le hizo una visita: ella asistía a una invitación y no regresó a tiempo. Arturo se puso furioso y le envió a Juana una carta acusándola de no amarlo. Por su parte, Juana se quejó de que siempre tenían problemas cuando ella salía, lo que no era a menudo, y que él no le había dicho a ella que él se iba de viaje al día6 siguiente.

La primera fuente de sufrimiento en una relación amorosa es la envidia: creer que el amante prefiere a otra persona. Por esta angustia que asedia al amante, los reveses cotidianos y los pequeños problemas de la vida cotidiana se vuelven enormes: una carta no llega, él pierde el tren, él no tiene tiempo para escribir o tiene gripe. Barthes las llama contingencias y las define como:

CONTINGENCIAS: Pequeños acontecimientos, reveses fusilerías, mezquindades, futilidades, pliegues de la existencia amorosa, todo nudo factual cuya resonancia llega a atravesar las miras de felicidad del sujeto amoroso, como si el azar intrigase contra él (Barthes 1982: 57).

En nuestras cartas podemos ver una serie de contingencias y de reacciones exageradas por parte de los novios ante contingencias como éstas. Una de ellas surge porque ella no está en casa cuando la visita. Esto genera una reacción exagerada de parte de él, seguida de las lamentaciones de ella, no sólo por no haber estado en casa, sino precisamente por la falta de equilibrio entre la causa y el efecto. Según Barthes,

El incidente es fútil (es siempre fútil) pero va a atraer hacia si todo mi lenguaje. Lo transformo enseguida en acontecimiento importante, pensado por algo que se parece al destino. Es una capa que cae sobre mi, arrastrándolo todo. (Barthes 1982: 57)

La primera carta de Juana no se envió inmediatamente. Por esta razón hemos considerado la segunda parte de la carta como la respuesta a una primera de Arturo, que fue escrita en el mismo día. La segunda carta de Arturo es una respuesta a la larga carta de Juana.

J 7) Toledo, julio 12 de 1915.

Mi querido viejito: Deseo hayas tenido un buen viaje a pesar que te ibas disgustado conmigo yo con toda mi alma hubiera preferido pasar un rato con mi negrito que no ir allá; pero tu tienes mucha culpa si no hubieras sido tan poco comunicativo esperar al ultimo dia decirme que te ibas a Fray Marcos yo cuando Lala me dijo de ir no hubiera aceptado; que fatalidad nunca salgo una vez que lo hago siempre tenemos contrariedades. Bueno espero mi querido me disculpes por el mal rato que te hice pasar yo te prometi venir temprano pero de que modo saliendo tan tarde para mejor no podiamos tomar tren no te haces una idea lo mucho que te extraño me parece un sueño te halla ido tan lejos y dejado a tu vieja que tanto quiere pensando si tu me eres fiel aunque no fuiste nada complaciente yo te pedi no te fueras el Lunes pero sin duda no podrias esperar mas ruego te vallas muy bien en tus negocios el tiempo parece no te quiere favorecer aca llueve torrencialmente hace una noche horrible todos duermen yo hasta ahora trabajé en la bufanda si quiera la hubieras llevado asi al ponértela te acordarias de tu vieja que no te olvida ni un momento ya son las doce no me acostaria pero tu sabes lo miedosa que soy y para estar sola dormirme me va a ser imposible al acordarme mi viejo querido que tantos dias tengo que pasar sin verte te pido me escribas mañana y muy larga la carta aunque a ti te fastidiará el tener que escribir porque siempre dudas de mi cariño hoy el dia para mi ha sido muy largo ahora solo me conforma que al recibir esta se te pasará el enojo ni siquiera me decia como tenia que dirigir las cartas o sin duda pensaba que yo no te iba a escribir; cuidado con la gordita si vas a lo de A.Pereira. Con mucho cariño te besa y abraza tuya siempre Juanita. Muchos recuerdos a Nela J. H. un beso Albertito.

(La sección siguiente de la carta de Juana parece escrita después de haber recibido la de Arturo: A7)

Hoy el dia acá ha estado feisimo y yo muy fastidiada que no me llevaron la carta al correo. Lala no se la dió á Papá yo siempre tengo la misma suerte tu que siempre tienes algo que reprocharme esto acaba de completar cada dia mi viejo te extraño mas no veo la hora que llegue el Viernes para verte y darte muchos…..a ti tambien te pasara lo mismo ¿verdad? Mi negro querido. Hoy te acabé la bufanda no te la mando por temor de que se pierda son las doce esta noche tenia Haydé de compañía que te parece que modo de trasnochar asi que cuando vengas me vas a ver muy difigurada y tu duermes mucho cuéntame en la tuya lo que haces espero una carta muy larga y muy cariñosa no como la que me mandaste el lunes. Hoy creía tener carta tuya sin duda todabia te dura el enojo. Bueno mi viejo recibe muchos besos tuya siempre Juanita

Escribeme mañana sin falta que estoy deseando saber de ti, espero contestación en el tren de Melo no te olvides mi viejo de escribirme sino mañana no duermo.

(A7)

Toledo Julio 12 de 1915 Srt Juanita Ardanz

Mi vieja: Una vez mas pruebas el amor grande que me tienes yo nunca crei que hibas á preferir hirte á un paseo y bolver á quien sabe que horas de la noche que pasar un rato con migo que tanto me amas como tu dises

Despues me diras cualquier escusa pero que no tendra lugar por que tu ya sabias que yo me hiba y hasta me prometiste (si en esto no sufro una equibocación) esperarme pero eran promesas como siempre.

Si supieras mi querida que desilusión cuando Ahydee me dijo que tu habias dicho que no fuese porque bolverián tarde y que tu eras la mas apurada por hir aunque sabias que hiban a bolver tarde por que salieron que eran mas de las tres

Hoy ni siquiera tendre el gusto de verte cuando pase en el tren por que como habras llegado tarde y estaras descansando

Yo regesare el viernes ó sábado á mas tardar

Sin mas resibe un abrazo y muchos vesos

Arturo Cabrera Castro

(A8)

Querida vieja:

Aller muy temprano estuve esperando el correo y lla te podras figurar el fastidio que me dio cuando me dijo el cartero que no habia nada pero yo nunca te hecho las culpas á bos siempre me figure que habias escrito y que por cualquier sircunstansia no la habias podido llevar al correo yo te hiba á escribir aller mismo pero cuando quise acordar ya llego el tren.

Tu me dises que yo te dige tarde pero yo determine benir el sabado y fue cuando te dije á ti y bos le podías haber dicho á Lala que para hir tan tarde que no hibas que fuera con Haydee bueno esta carta concluyo y no tenemos que decir mas nada. Lo unico que me daba mucha lastima que cuando pase en el Ferro carril Chenlo me dice que tu habias llorado [...]

Mi vieja se biene el tren

Resibi muchisisimos vesos de Arturo C

La tabla 3 muestra las quejas precedidas por los movimientos de apoyo y seguidas de las excusas o explicaciones emitidas en tres cartas, dos escritas por Arturo y una larga escrita por Juana. Para una mejor comprensión de la secuencia, hemos insertado la primera carta de Arturo en medio de la de Juana, mostrando los actos de habla y su secuencia.

Tabla 3.
Una discusión entre dos amantes: quejas, apoyo a movimientos y explicaciones/excusas

Tabla 3 (continuación)


En su estudio sobre las quejas, Trosborg (1995:315) considera que el nivel de oblicuidad, según 1) si la ofensa se expresa directamente en el contenido proposicional; 2) si el hablante expresa implícita o explícitamente su evaluación negativa del contenido proposicional; 3) si la responsabilidad del oyente se expresa implícita o explícitamente; 4) si la evaluación negativa del hablante en cuanto a la conducta del oyente se expresa implícita o explícitamente; 5) si la evaluación negativa del hablante en relación con el oyente como persona es implícita o explícitamente expresada.

Es interesante ver cómo la carta de Juana no contesta explícitamente el texto de Arturo, pues sólo dice "espero una carta muy larga y muy cariñosa no como la que me mandaste el lunes; el resto de su carta está compuesta por una serie de quejas, sobre el no haberle informado a tiempo de su viaje, por el hecho de que siempre tiene problemas cuando ella sale y tener siempre algo de qué culparla, de que él no hubiera sido capaz de esperar hasta el lunes para irse, de que a él no le guste escribir, o de que ella no puede dormir, mientras que él duerme tanto. A la larga carta de Juana sigue otra de Arturo que cierra la discusión. En dicha carta, no culpa abiertamente a Juana, pero escribe que él hubiera preferido que ella no saliera esa noche.

Esto apunta a una condición de desigualdad de género, ya que se supone que ella debe vivir dentro de la casa y no en los espacios públicos: los espacios públicos son de la puerta de la casa hacia afuera. La oblicuidad parece aquí formar parte del juego de poder, puesto que ella no hace alusión directa la cuestión de género aunque aquí parece crucial. Como vimos al inicio, a comienzos del siglo XX a las mujeres del Uruguay no se le otorgan los mismos derechos que a los hombres. Barrán (2014) considera la esfera privada como su "reino" frente a la esfera pública, aunque algunos investigadores encuentran estas esferas como permeables (Peruchena 2010). Los roles de género apuntan hacia una cierta actitud de sumisión de la mujer hacia los hombres que podría estar presente en nuestras cartas.

En efecto, Juana tiene que solicitar permiso de su novio para ir de visita. En cambio, Arturo tenía planes de viaje que no discutió con su pareja, y la decisión le correspondió a él solo. Él, por su parte, inserta un paréntesis asombroso en su carta muy enojada —si en esto no sufro una equibocación— lo que es sin duda un momento de debilidad de su parte en la discusión. Está enojado, pero ha podido confundirse en sus razones ya que él podría realmente haberle informado a ella demasiado tarde.

En cuanto a la estructura de las quejas, estas pueden estar compuestas, según Kraft y Geluykens (2004) por una elocución principal (la queja en sí misma), pero también pueden contener una combinación de expresiones complementarias y de estrategias utilizadas para proporcionar una acción de enmienda; en estos casos, debe distinguirse entre la queja en sí misma, que es el acto principal y las elocuciones anteriores o posteriores que los autores llaman movimientos de apoyo, comparables a las discusiones de la retórica.

Los escritores de nuestro corpus comienzan describiendo los motivos de la queja. Los movimientos de apoyo, en comparación con las excusas o explicaciones siempre están presentes. Para ella son extensiones de sus quejas. Ella se considera a sí misma como víctima de la incomprensión y la que sufre: ella no puede dormir, ella tiene miedo, mala suerte y dudas sobre la fidelidad de él. Los movimientos en apoyo de él refuerzan su queja en la primera carta, pero dejan espacio para el perdón en la segunda: Él no la culpa, y no sabía que saldría de viaje hasta el momento que se lo dijo; la posición de él parece más débil que la de ella, a pesar de que ella es la que se queja la mayoría de las veces.

6. CONCLUSIONES

Tal vez una de las claves de la seducción amorosa es que el sentido depende más del contexto de lo dicho, que de lo que se dice. Las claves de contextualización implicadas en el discurso amoroso son —supuestamente de ambos lados— el amor y el deseo de lograr la unión definitiva de la pareja. La tendencia es hacia la conjunción y no la disyunción: hacia la euforia y no hacia un final disfórico. En un contexto donde el oyente sabe que lo que el orador dice no es necesariamente cierto, se entiende que ambos están jugando un juego cuyo fin es atraer la atención del receptor. Este juego es en cierto sentido un juego de poder.

Uno de nuestros objetivos fue estudiar la relación entre el discurso amoroso y la cortesía. El corpus de cartas escritas por esta pareja uruguaya de principios del siglo XX está plagado de quejas, enunciados generalmente considerados como actos de habla descorteses (Brown y Levinson 1987, Bravo 2002). Sin embargo, el discurso amoroso parece no encajar en el marco de la cortesía; ambos amantes lo saben, y esto es lo que hace que los "ataques" al oponente sean permitidos.

El estudio pudo mostrar que por esta razón el discurso amoroso no cabe en el campo de la des/cortesía. Las quejas no parecen constituir amenazas para la cara del receptor en este género de discurso. Así pues, parece posible afirmar que las quejas en el discurso amoroso no son una estrategia descortés, sino una estrategia política (Watts 2003). En este sentido, las quejas del discurso de los amantes nos recuerdan las de las cartas coloniales estudiadas en Álvarez et al. (2008) en donde no hay temor de ofender al receptor, porque se espera que los emisores se quejen y los receptores estén preparados para recibir estos dardos. Los participantes en las cartas coloniales no se construyen como sujetos corteses, como no lo hacen tampoco en el discurso amoroso. En el caso del discurso amoroso, el destinatario se muestra como causa y remedio del sufrimiento, lo que al parecer es el comportamiento esperado en la pareja de amantes. Esto muestra que un simple acto de habla, como una queja, puede tener diversas funciones en dominios diferentes puesto que depende del contexto.

En cuanto a las relaciones sociales, las quejas no forman estrictamente parte del discurso de la cortesía, sino de la interacción social más amplia. El discurso amoroso se parece de la cortesía en que es un juego de poder. Sin embargo, las quejas en el discurso amoroso no son amenazas, sino estrategias de seducción. Esto también se evidenció en el hecho de que las quejas fueron más frecuentes en la primera mitad del corpus de cartas, cuando la relación no estaba aún consolidada. La seducción parece prevalecer al principio del galanteo, y de ahí la necesidad de utilizar estrategias como la queja.

Los sujetos discursivos implicados en el diálogo escrito se configuran dinámicamente. Los participantes no buscan construirse ellos mismos como sujetos corteses, sino como sujetos apasionados, amantes y a menudo sufrientes. El sujeto cortés es un sujeto con una imagen favorable y es generalmente afable, mientras que el sujeto apasionado no lo es; su imagen desborda de pasión, ama y sufre por la ausencia del otro. Esto es cierto en las cartas que hemos estudiado, más por parte de Juana que por parte de Arturo. Él muestra su amor pero en una medida más limitada de lo que lo hace ella, y parece más juguetón que ella.

Las quejas difieren en el discurso cortés y en el discurso amoroso, ya que son los participantes y su relación quienes dan sentido a este acto de habla. Como mencionamos anteriormente, en el discurso amoroso la queja construye al amante quejoso como un sujeto sufriente, lo cual se espera de él. El juego de poder entre los amantes se da cuando el sufriente domina, pero tiene que nivelar su conducta con excusas y explicaciones. En otras palabras, es seducción. En este sentido, las quejas de amor difieren de las quejas en las cartas coloniales. En las últimas quienes se quejan son súbditos de la corona que tratan de manipular a la autoridad para recibir beneficios. El amante también quiere recibir algo, amor, pero también quiere dominar en la relación. Y la dominación está a su alcance, un lujo del que no puede disfrutar el vasallo.

Sin embargo, parece haber un problema: las quejas son actos de habla descorteses mientras se intercambien entre iguales, en las relaciones simétricas. Cuando está involucrado el poder, el destinatario no se ofende; este es el caso de las cartas coloniales estudiadas. ¿Qué sucede en cartas de amor? Hemos considerado todo el tiempo que las quejas no son ofensivas en las cartas de amor, sin embargo, queda una ligera duda sobre la relación de poder existente entre los géneros a principios del siglo XX en Uruguay, como ya vimos en nuestra "discusión entre dos amantes". Juana reconoce en algún momento que sus salidas generan desacuerdos entre los dos mientras que él es libre de moverse como desee.

Las diferencias de género se evidencian en la mayor oblicuidad encontrada en el discurso de ella, lo cual implica la necesidad de una mayor indirección en su comportamiento. Las cartas de Juana muestran la desigualdad que se le asignaba culturalmente a ambos discursos. Las estrategias de cortesía confirman esa desigualdad que se circunscribe al discurso femenino de la época. El uso de la queja y la disculpa también confirman las diferencias y es sobre todo la mujer la que más se queja ante la indiferencia del novio, o de la falta de cartas o de visitas. Ella además emplea más quejas confrontacionales que él.

Arturo no genera ninguna señal de tener en cuenta, al menos no en sus cartas, las quejas de Juana — los reclamos de ella de que él no la ama, o de que ella sufre —. Incluso no parece responder a sus reproches sobre la escasez de sus visitas. Se excusa cuando no puede venir a causa de trabajo exceso o por alguna enfermedad, pero nunca dice que él la visita porque quiere o porque ella podría morir si no le viera. En otras palabras, Arturo parece no sentirse ofendido por las denuncias de Juana.

Se podría argumentar entonces que las quejas, tan frecuentes en el discurso amoroso, son inútiles. Parecen, paradójicamente, actos de poder si se entienden como dirigidas a seducir al destinatario con el fin de convencerlo de que la ame, o que él haga lo que ella quiera: que la visite, escriba y finalmente lo guíen hacia la unión. Es un acto de poder de los impotentes que, como diría (Loudin, 1980), son realmente el lado fuerte de la relación.

En definitiva, las quejas en nuestros datos se asemejan al discurso de la cortesía pero no encajan en esa categoría y son parte de una competencia social más amplia. Los participantes no buscan construirse ellos mismos como sujetos corteses, sino como sujetos apasionados, amantes y a menudo sufrientes. A diferencia del sujeto cortés, el sujeto amante no se preocupa por su imagen favorable. Su imagen es apasionada. A pesar de la abundancia de quejas en las cartas de Arturo y Juana, parece seguro concluir que las quejas en las cartas de amor son ejemplos de estrategias políticas, y no descorteses.

REFERENCIAS

Álvarez Muro, Alexandra. 2005. Cortesía y descortesía. Teoría y praxis de un sistema de significación. Mérida: Universidad de Los Andes, Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico.

Álvarez, Alexandra. 2014. (Des)Cortesía: Teoría y praxis de un sistema de comunicación. Charleston: Create-Space.

Álvarez, Alexandra. & Teresa Espar. 2002. Cortesía y poder: Un acercamiento socio - semiótico. Lengua y Habla 7: 11-36.

Álvarez Muro, Alexandra & Micaela Carrera de la Red. 2004. Tratamientos y cortesía en la elaboración de fuentes documentales de la etapa fundacional del español. En Bravo, Diana Bravo & Emilio Antonio Briz Gómez (eds.) Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español, 227-244. Buenos Aires: Dunken.

Álvarez, Alexandra, Micaela Carrera de la Red, Irma Chumaceiro & María JosefinaValeri. 2008. Denuncias, quejas y súplicas en cartas coloniales colombo venezolanas. Boletín de Lingüística XX/29: 5-34.

Barrán, José Pedro. 1996. Historias de la vida privada en el Uruguay. Montevideo: Ediciones Santillana S. A.

Barrán, José Pedro. 2014. Historia de la sensibilidad en el Uruguay. La cultura “bárbara”. El disciplinamiento. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental.

Barthes, Roland. 1977. Fragments d’un discours amoureux. Paris: Seuil.

Barthes, Roland. 1982. Fragmentos de un discurso amoroso. México: Siglo Veintiuno Editores.

Bravo, Diana. 2003. Actividades de cortesía. Imagen social y contextos socioculturales: una introducción. En Bravo (ed.), Actas del Primer Coloquio del Programa Edice. Estocolmo: Universidad de Estocolmo.

Brown, Penelope & S.C. Levinson. 1987. Politeness. Some universals in language usage. Cambridge: University Press.

Díaz Pérez, Francisco Javier. 2003. La cortesía verbal en inglés y en español. Actos de habla y pragmática intercultural. Jaén: Universidad de Jaén.

Goffman, Erwin. 1967. Interaction Ritual. New York: Pantheon Books.

Gravina Cabrera, Ana. Estrategias de cortesía, afectividad y seducción en cartas de amor escritas a principios de 1900. Tesis para defender el título de Maestría en Ciencias Humanas. Opción “Lenguaje, cultura y sociedad”. Universidad de la República Oriental del Uruguay.

Kraft, Bettina & Ronald Geluykens. 2002. Complaining in French L1 and L2: a cross linguistic investigation, EUROSLA Yearbook 2, 227-242.

Leech, Geoffrey. 1983. Principles of pragmatics. Londres: Longman.

Locher, Miriam & Richard Watts. 2005. Politeness Theory and Relational Work. Journal of Politeness Research 1, 1: 9-33.

Olstain, Elite & Liora Weinbach. 1987. Complaints: A study of speech act behavior among native and non-native speakers of Hebrew. En J. Verschueren y M. Bertucelli-Papi (eds.), The Pragmatic Perspective,195-208. Amsterdam: John Benjamins.

Peruchena, Lourdes. 2010. Buena madre virtuosa ciudadana. Maternidad y rol político de las mujeres de las élites (Uruguay, 1875/1905). Montevideo: Rebeka Linke editoras.

Trosborg, Anna. 1995. Interlanguage pragmatics. Requests, Complaints and Apologies. Berlin and New York: Mouton de Gruyter.

Watts, Richard. 2003. Politeness. Cambridge: University Press.

Notas

1 Las cartas pertenecen a la familia de Ana Gravina y fueron transcritas por ella.
2 Ana Gravina es nieta de Juana Ardanz. Su madre proporcionó el conocimiento de las circunstancias de la relación y las tradiciones de la época.
3 Una queja se define como un acto ilocutivo en el que el hablante (sujeto de la queja) expresa su desaprobación, negativa sentimientos etc. sobre el estado de cosas descrito en la proposición (digna de queja) y para la cual él o ella responsabilizan al oyente (objeto de la queja), ya sea directa o indirectamente. En la terminología de Leech, la queja representa la función conflictiva, que incluye actos de amenaza, acusación, maldición y reprensión. Estos actos son por su propia naturaleza diseñados para ofender, y por lo tanto son altamente amenazadores para la relación social entre el hablante y el oyente (Trosborg, 1995: 311).
4 En el acto de habla de la queja, el hablante (S) expresa desagrado o molestia, censura, como reacción a una acción pasada o en curso cuyas consecuencias son percibidas por el hablante como que le afectan desfavorablemente. La queja se dirige generalmente al oyente (H) a quien el hablante considera, al menos parcialmente, como responsable de la acción ofensiva. (Olshtain y Weinbach, 1993: 108, en Kraft y Geluykens 2002: 228).
5 Te-amo carece de matices. Suprime las explicaciones, ajustes, los grados, los escrúpulos. En una paradoja de algún modo exorbitante del lenguaje; decir te-amo es proceder como si no hubiera ningún teatro del habla, y esta palabra es siempre verdadera (no tiene otro referente que su elocución: es un performativo).
6 Las tres cartas sobre este asunto se transcriben en el anexo.


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