Sección especial
La competencia intercultural en la clase de francés lengua extranjera: ¿qué y cómo evaluarla?
La competencia intercultural en la clase de francés lengua extranjera: ¿qué y cómo evaluarla?
Lengua y Habla, núm. 23, pp. 550-556, 2019
Universidad de los Andes
Recepción: 10 Junio 2018
Aprobación: 18 Julio 2018
Resumen: Dado que una de las principales competencias a desarrollar en el aprendizaje de una lengua extranjera es la competencia intercultural, el presente estudio apunta a la evaluación de dicha competencia. Es por ello que, el propósito de esta investigación es analizar la dimensión intercultural de las actividades didácticas en la clase de francés de futuros profesores de francés a fin de, determinar la distancia entre las competencias culturales esperadas en el aprendizaje de una lengua extranjera y las competencias culturales desarrolladas en dichos aprendices. Para ello, se recolectará información con entrevistas a docentes que enseñan francés en el Programa Francés del Instituto Pedagógico de Caracas para indagar sobre las competencias culturales esperadas por los docentes y las actividades didácticas utilizadas, así mismo, se usará un cuestionario para los estudiantes de dichos profesores y así evaluar las competencias interculturales desarrolladas por los estudiantes en cuestión. Los datos serán procesados a través de un análisis de contenido. El objetivo principal es diseñar nuevos descriptores que se ajusten más al perfil de un futuro profesor de lengua extranjera.
Palabras clave: Competencia intercultural, lengua extranjera, evaluación.
1. INTRODUCCIÓN
En el proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera, el desarrollo de la competencia comunicativa ocupa el lugar principal, dejando a un lado muchas veces, otro aspecto bien importante de la comunicación intercultural: justamente, la competencia intercultural. El profesor de una lengua extranjera debe ser consciente de los mecanismos adoptados por cualquier aprendiz frente a las manifestaciones de una cultura extranjera. El fenómeno de nativización propuesto por Narcy-Combes (2006) explica estas actitudes:"(es) el proceso de tratar lo desconocido según los criterios de lo conocido. Es un proceso universal: todos los individuos procesan nueva información basada en lo que saben o creen saber. (p 87). En otras palabras, cada persona tiene referencias en varios campos, adquiridas a partir de su propia educación y experiencia, y es este sistema de referencias el que servirá de prisma cuando el individuo encuentre nuevas ideas, especialmente si éstas son diferentes del grupo con el que está acostumbrado a enfrentarse a sí mismo.
Un estudiante venezolano, como cualquier miembro de una comunidad cultural dada, percibe y aprecia hechos culturales extranjeros sobre la base de información previa ya acumulada en su propia cultura. Este proceso genera percepciones, muy a menudo distorsionadas, sobre los elementos culturales inherentes a la lengua asociados a la nueva cultura, lo que se denomina representaciones sobre los extranjeros, en absoluta dependencia de las representaciones sobre la cultura nativa. Zárate (2003) define las representaciones como "un sistema de percepción en el que los modelos, creencias, normas y valores de un grupo social están en constante interacción" (p. 56). Las representaciones son el producto de la experiencia en un entorno cultural definido, están conformadas por las reglas implícitas de convivencia en una comunidad cultural.
Las representaciones acerca de uno mismo y de los demás son la guía para hacer frente de manera aceptable dentro del propio grupo cultural. Inevitablemente, la manera en que los estudiantes se miran a sí mismos desde un punto de vista social influye en la construcción de representaciones sobre los extranjeros. A este respecto, Zárate (1986) afirma que "la percepción del otro se construye a través del prisma distorsionador de la competencia cultural original" (p. 24). Es evidente que los estudiantes, a partir de criterios derivados de su sistema social, crearán una imagen del extranjero que no siempre corresponde a la realidad.
A menudo ocurre que las formas de pensar de los estudiantes y los comportamientos que perciben de los extranjeros no se corresponden, lo que produce una incompatibilidad con las representaciones del grupo de origen. De hecho, las representaciones sobre los extranjeros reflejan en gran medida la forma de ser de un pueblo. Zárate (1995) añade: "las representaciones extranjeras se refieren a la identidad del grupo que las produce" (p. 30). Como resultado, las representaciones sobre otros proyectan mayormente representaciones sobre uno mismo dentro de una comunidad cultural. En particular, muestran cómo el grupo cultural puede caracterizarse a sí mismo como una entidad única y cómo se aproxima o destaca de otros grupos basándose en rasgos distintivos.
2. LA COMPETENCIA INTERCULTURAL EN EL APRENDIZAJE DE UNA LENGUA EXTRANJERA
La relación entre un grupo cultural y otro grupo forma parte de la dimensión intercultural. Sobre esta noción, Abdallah-Pretceille (2004) señala: "el prefijo "inter" del término "intercultural" indica una relación y consideración de las interacciones entre grupos, individuos, identidades" (p. 49). En estas condiciones, la relación entre dos culturas diferentes permite poner en juego representaciones preestablecidas. A partir de estas imágenes se define la naturaleza de un posible encuentro que da lugar a una comunicación intercultural con todo lo que ello implica.
La interacción entre un estudiante venezolano y un individuo o grupo de extranjeros (anglófonos o francófonos, entre otros) se considera comunicación intercultural. Esta interacción está marcada por factores ideológicos pertenecientes a cada uno de estos dos grupos culturales. Influenciada por estos factores, la relación intercultural puede situarse dentro de un eje de dimensiones ideológicas.
Según Troadec (2003), estas dimensiones ideológicas consisten en tres polos:
determinismo universalista versus relativismo cultural,
separación y exclusión versus encuentro e inclusión,
valoración positiva desde un punto de vista frente a su devaluación.
Según los postulados de este autor, un individuo, obviamente moldeado por su cultura, puede concebirse a sí mismo como miembro de una cultura superior a las demás y, en consecuencia, reticente a cualquier mezcla, que se convierte en una manifestación del determinismo universalista. Alternativamente, un individuo puede mostrarse como representante de una comunidad cultural diferente a las demás, pero abierta a mitigar estas diferencias y tolerante al mestizaje, que se convierte en una manifestación del relativismo cultural.
Del mismo modo, estos principios nos dicen que los individuos situados en uno u otro de estos dos ejes se manifiestan a favor de la valorización de las especificidades culturales y del riesgo de no reconocimiento de cualquier otra cultura para los primeros, o a favor de la valorización de las diferencias culturales con tendencia a la mezcla cultural para los segundos. Estas dos posturas corresponden respectivamente a la separación o al encuentro de culturas.
Dada esta realidad, el profesor de una lengua extranjera debe basarse en la educación intercultural. Windmuller (2011) define este tipo de educación de la siguiente manera: "su objetivo es ayudar a los alumnos a desarrollar un sentido de relatividad sobre sus propias convicciones y valores, a asumir su identidad cultural reconociendo al mismo tiempo la de los demás" (p. 20). Es esta relatividad la que permitirá comprender las representaciones sobre los extranjeros y facilitará la comunicación intercultural. Se trata de utilizar la lengua extranjera y las situaciones comunicativas comunes para descubrir, analizar y apreciar objetivamente los fenómenos culturales de un grupo social que no es el del alumno.
Nos situamos en la línea del trabajo de Windmuller (2011) quien define el enfoque intercultural como un enfoque reflexivo que apunta a la aceptación del otro en su diferencia. El conocimiento del otro requiere el autoconocimiento, el enfoque busca la apertura a la alteridad, el reconocimiento del carácter etnocéntrico de cada cultura, la relativización de la cultura materna.
Para ello, es necesario realizar un trabajo que estudie las representaciones de otros, que se han convertido en estereotipos profundamente arraigados, y las compare con las de la propia cultura. En la enseñanza del francés como lengua extranjera, Zárate (1986) propone un trabajo centrado en tres objetivos:
identificar las representaciones de Francia y de los países francófonos;
confrontar estas representaciones de Francia con otras visiones estereotipadas de Francia vigentes en diferentes países;
identificar las representaciones del país del estudiante que operan en Francia (a partir de catálogos turísticos, anuncios, recortes de prensa).
En el caso de los futuros profesores de francés, sería esencial conocer la identidad cultural de los francófonos, este conocimiento permitiría borrar los conceptos erróneos y dejar de ver las diferencias como un obstáculo para producir una comunicación intercultural efectiva.
Obviamente, no se trata de un trabajo simple, sino de un trabajo llamado intercultural que requiere ciertas condiciones, como el apoyo del Estado, estrategias influenciadas por los enfoques propuestos y la adopción de una actitud flexible por parte del educando. Sobre la actitud del educando, Zarate (1986) expresa: "Se entiende que para un individuo que descubre, en la realidad de los hechos, una cultura ajena, la vinculación de dos culturas conduce a una redefinición de la identidad materna, al reconocimiento positivo o negativo de las diferencias, a la producción de juicios de valor que implican, en la diversidad de prácticas, la superioridad o inferioridad de una cultura sobre otra" (p. 37). Está claro que un estudiante puede sentirse incómodo al compararse con otro grupo cultural, especialmente cuando viene de un país subdesarrollado con más limitaciones en varias áreas. Sin embargo, corresponde al formador gestionar las posibles insatisfacciones observando, a través de varios ejemplos, que cada cultura presenta particularidades que merecen ser valoradas como parte de una sola entidad.
En este sentido, la competencia intercultural en la enseñanza de lenguas extranjeras implica un proceso de aculturación. A este respecto, Narcy-Combes (2006) afirma: "Es definido por los investigadores como la adaptación gradual a la cultura objetivo sin negar su identidad y cultura de origen. Es el resultado de intercambios y contactos entre poblaciones de diferentes culturas y de sus influencias recíprocas" (p. 23). Este proceso se hace necesario para avanzar ideas abstractas sobre la cultura extranjera a eventos concretos sobre el grupo cultural bajo estudio. En la formación de futuros profesores de francés, es muy importante generar contacto con los francófonos en contextos institucionales disponibles o en situaciones más informales que permitan la interacción.
En resumen, el trabajo intercultural en la enseñanza de una lengua extranjera persigue los objetivos finales. Por un lado, se trata de desarrollar en los alumnos lo que se denomina inteligencia intercultural: "el proceso de construcción de esta inteligencia combina la identificación de los comportamientos de los individuos, el conocimiento de estos comportamientos y la producción de acciones efectivas" (Narcy-Combes, 2006, p. 39). El conocimiento de los comportamientos correspondientes a la cultura extranjera representa un paso más para deconstruir estereotipos y saber adaptar el propio comportamiento en un posible encuentro intercultural.
La inteligencia intercultural también se percibe como una habilidad individual, y en este sentido se denomina competencia intercultural. Abdallah-Pretceille (2004) ve esta competencia como parte del aprendizaje de una lengua extranjera y, en este sentido, afirma: "aprender una lengua es también aprender una cultura, es también ser capaz de percibir los sistemas de calificación por los que funciona una comunidad social y, en consecuencia, anticipar, en una situación dada, lo que va a suceder (es decir, también qué comportamiento es apropiado tener para mantener una relación adecuada con los protagonistas de la situación)" (2004: 94).
En última instancia, el aprendizaje de un idioma extranjero no consiste sólo en dominar el sistema lingüístico y comunicarse con las personas de la comunidad objetivo, sino también en comunicarse con ellas, respetando al mismo tiempo los códigos socioculturales de esa comunidad. Para ello, el alumno debe conocer y comprender el comportamiento del grupo cultural cuya lengua está aprendiendo, las diferentes áreas de la vida social y actuar de acuerdo con una actitud adecuada, es decir, mostrar un comportamiento en correspondencia con el sistema cultural del grupo extranjero con el fin de desarrollar la relación intercultural de la mejor manera posible.
Para los futuros profesores de francés, es esencial que conozcan el perfil de los individuos francófonos y, a partir de este conocimiento, deben ser capaces de saber qué hacer para recibir y mostrar buenas habilidades interpersonales con los representantes de esta comunidad cultural. Analizar las interacciones interculturales producidas en Francia y en Venezuela y tener la oportunidad de sumergirnos en ambas culturas, nos permite ver la importancia de respetar sus códigos sociolingüísticos, de ahí la necesidad de trabajar sobre la competencia intercultural en la enseñanza de una lengua extranjera.
Además, la competencia intercultural requiere habilidades interpersonales que deben asegurar el éxito de las relaciones a establecer. Abdallah-Pretceille (2004) añade: "Más allá de la lingüística, es necesario desarrollar otras habilidades: la capacidad de empatizar, de comunicarse, de negociar entre grupos, de relacionarse... habilidades sin las cuales todo aprendizaje de idiomas corre el riesgo de reducirse a la mecánica" (p. 100).
Dado que las relaciones interculturales son construidas por y para las personas, la intervención de las cualidades humanas juega un papel muy importante. Comunicarse con un individuo de una cultura extranjera requiere habilidades centradas en el otro y, por lo tanto, una apertura de espíritu que no está necesariamente presente entre todos los aprendices y que merece un trabajo real de sensibilización por parte de los formadores.
3. METODOLOGÍA
Por todas las razones expuestas, resulta necesario apuntar hacia un trabajo más sistemático, particularmente en el contexto venezolano, para el desarrollo de la competencia intercultural en el aprendiz de una lengua extranjera. Es por ello que en esta investigación se pretende analizar la dimensión intercultural en la clase de francés, evaluar la competencia intercultural de los futuros profesores de francés a través de descriptores establecidos para otros grupos culturales, determinar la distancia entre las competencias culturales esperadas en el aprendizaje de una lengua extranjera y las competencias culturales desarrolladas con las actividades didácticas en la clase de francés y, a partir de los resultados, diseñar nuevos descriptores para evaluar la competencia intercultural que se ajusten más al perfil de un futuro profesor de francés lengua extranjera.
Para ello, se está realizando una investigación de campo, bajo un enfoque cualitativo, con la utilización de dos instrumentos en construcción: un guión de entrevista a los docentes del Programa Francés del Instituto Pedagógico de Caracas y un cuestionario a los estudiantes de los niveles intermedios y avanzados del mencionado Programa.
Ambos instrumentos se apoyan en criterios y descriptores propuestos por Zarate (1986), el Marco Europeo De Referencia de Lenguas (2001) y Fortier y Toussaint (2002) para evaluar la competencia intercultural en los aprendices de una lengua extranjera.
Dichos criterios y descriptores se centran en tres aspectos:
Conocimiento sociocultural:
La vida diaria del extranjero.
Sus modales.
Los días festivos.
Las condiciones de vida.
Estructuras y relaciones familiares.
Estructura social.
Valores, creencias y actitudes de la comunidad extranjera.
Personajes y acontecimientos representativos.
Lenguaje corporal del extranjero.
Sus convenciones sociales: puntualidad, regalos, despedida, etc.
Comportamiento en ceremonias.
Destrezas interculturales:
Capacidad para establecer relaciones entre la propia cultura y la extranjera.
Sensibilidad cultural y capacidad de emplear una variedad de estrategias para establecer contacto con personas de otras culturas.
Capacidad de ejercer el papel de mediador cultural entre la propia cultura y la extranjera para abordar de modo eficaz los malentendidos y las situaciones conflictivas.
Capacidad de superar relaciones estereotipadas.
Rasgos de actitud:
Apertura hacia otras personas, ideas, pueblos y culturas.
Voluntad de relativizar la propia perspectiva cultural y el propio sistema de valores culturales.
Voluntad y capacidad de distanciarse de las actitudes convencionales en cuanto a la diferencia cultural.
4. POSIBLES APORTES
Los resultados a obtener con el careo de dichos instrumentos podrían servir para establecer las necesidades de formación en el desarrollo de las competencias culturales de los aprendices, fortalecer los cursos que se ofrecen en los planes de estudio de pre y postgrado de los profesores de francés y por último, propiciar un mejor desempeño en diferentes niveles: bachillerato, academias y/o universidades.
Referencias
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