DOSSIÊ

Formación Humana y Fuerza Plástica. La Deficiencia Que Nos Constituye

Formação Humana e Força Plástica. A Deficiência Que Nos Constitui

Education And Plastic Force. The Deficiency That Constitutes Us.

Andrea Marta Díaz Genis
Universidad de la República, Uruguay

Formación Humana y Fuerza Plástica. La Deficiencia Que Nos Constituye

Childhood & philosophy, vol. 12, núm. 24, pp. 261-276, 2016

Universidade do Estado do Rio de Janeiro

Recepción: 24 Mayo 2016

Aprobación: 09 Agosto 2016

Resumen: El ser humano es un ser proteico. Su realidad es el cambio y la transformación y ella es imprevisible. Ser humano es ser distinto. Una de las características del ser proteico es su “fuerza plástica” Gracias a ella salen de los infortunios individuos y pueblos. Otra forma de llamar este asunto en otros ámbitos ha sido la resiliencia. Para poder vivir mejor, debemos aprender a minimizar la posibilidad de accidentes, podemos y debemos aprender a cuidar de nosotros mismos y de los otros, (sobre todo en sociedades tan vertiginosas y sometidas al cambio como las nuestras). Dentro del contexto de la plasticidad humana está la posibilidad de la “fuerza plástica destructiva” que hace un corte entre un antes y un después, entre subjetividad y la vida. Nos enfrentemos o no a esta realidad del accidente, hay que educar para la resiliencia de cualquier modo. Ambos asuntos se han de tomar con igual importancia la fragilidad de la condición humana pero también de su fuerza para salir adelante a pesar de los accidentes. La deficiencia no es sólo una posibilidad de algunos sino que forma parte de condición humana de todos. Esto nos coloca en otro punto de vista, en el que el deficiente no es el otro, sino que somos todos, seres hechos de retazos que se han afirmado en el devenir, negando posibilidades y que pueden reconstituirse cada vez, seres incompletos, insuficientes, parciales.

Palabras clave: fuerza plástica, resiliencia, accidente, deficiencia, educación.

Resumo: O ser humano é um ser proteico. Sua realidade é a mudança e a transformação e ela é imprevisível. Ser humano é ser diferente. Uma das características do ser proteico é sua “força plástica”. Graças a ela saem dos infortúnios indivíduos e povos. Outra forma de chamar esse assunto em outros âmbitos é resiliência. Para poder viver melhor, devemos aprender a minimizar a possibilidade de acidentes, podemos e devemos aprender a cuidar de nós mesmos e dos outros, (especialmente em sociedades tão vertigninosas e submetidas a mudanças como as nossas). No contexto da plasticidade humana está a possibilidade da “força plástica destrutiva” que faz um corte entre um antes e um depois, entre subjetividade e a vida. Nos enfrentamos ou não a esta realidade do acidente. A deficiência não é só uma possibilidade de alguns, mas que forma parte da condição humana de todos. Isto nos coloca em outro ponto de vista, no qual o deficiente não é o outro, mas todos somos todos seres feitos de restos que foram afirmados no tornar se, negando as possibilidades e que pode reconstruir-se cada vez, seres incompletos, insuficientes, parciais

Palavras-chave: força plástica, resiliência, deficiência, educação.

Abstract: The human being is a protean being whose reality is change and transformation. Transformation is unpredictable. Being human is being different. This adaptability to change is only one of the characteristics of being protean and the misfortune of peoples and countries occur as its consequence. In other areas, such issue was referred to as resilience. To live better, we must learn to minimize the possibility of accidents, can and must learn to take care of ourselves and of others (especially in societies as giddy and subject to change as ours). Within the adaptability to change, there exists the possibility of a destructive ability to change which is responsible for the separation between before and after, between subjectivity and life. Whether we are or not to face this reality of what occurs by accident, we should nonetheless, educate for resilience. Both subjects are equally important: the fragile nature of humankind together with its strength to overcome incidents and to move on. Inadequacy is not only available for some but instead, it is part of human nature. This puts us in another point of view, in which the inadequacy is not the other, but we are all, beings made of scraps that have been affirmed in the becoming, denying possibilities and can be reconstituted every time, incomplete, insufficient and partial beings.

Keyswords: plastic force, resilience, inadequacy, education.

Somos Proteo

Nicol,1 el filósofo mexicano “transterrado”, nos advierte sobre una característica de lo humano que quisiéramos destacar muy especialmente en este contexto. El ser humano es un ser proteico, esto es, un ser que tiene forma y que puede cambiar su forma, su forma está establecida por esta capacidad de metamorfosearse; igual que el Dios Proteo en la antigua Grecia. Dice la mitología griega, que Proteo es un antiguo Dios del Mar cuyo nombre quiere decir el “primogénito”. Este Dios, tiene la capacidad de predecir el futuro, cosa que no le agrada hacer. Para evitarlo, entonces, puede cambiar de formas, aunque esa capacidad es limitada. Pero ocurre que si lo agarran desprevenido durmiendo, allí pueden atraparlo y puede hacer esta predicción. En la Odisea se cuenta que Menelao logra atraparlo, a pesar de que el mismo se transforma en león, en serpiente, leopardo y cerdo, hasta que finalmente, bajo su forma real le dice verazmente todo lo que Menelao quiere saber (GRAVES, 2011). Lo importante del mito, es lo que revela Nicol, como expresión simbólica de lo que el ser humano es. Si todo lo que es tiene forma, la forma es la constancia del ser. Mas el hombre se destaca por la inconstancia de las formas en tanto ser del hombre, y es por esto que es un ser proteico (y a diferencia de Proteo, no hay una forma “real” que atrapar). Su forma de cambio es imprevisible, no es el la que realizan las otras especies. El árbol, en la forma que tiene de cambiar es previsible. Sin embargo, no hay genética, ni análisis histórico y social que puedan prever el desenvolvimiento de un sujeto. El hombre es en definitiva su propia obra. El hombre, no viene formado, puesto que no viene completo para instalarse en un edificio concluido. Es por esto que educar es siempre proyectar un modo posible de ser del hombre en el cambio. Y la educación cambia con el ser humano y él con la educación. El ser humano, es un ser “ahora” que mañana será distinto, dado que: “Mudarse es mudar el ser. Cada mutación deja huella, y altera la conformación anterior”( ICOL, 2004, p. 11). Y no sólo decimos que el hombre es proteico porque cambia de forma, una forma que se expresa el trayecto vital de una subjetividad, sino que cada hombre tiene su propia forma de cambiar (como cada sociedad, cada tiempo tiene su educación). Mas siempre existe la tentación de encontrar la verdadera forma humana. O peor aún, considerar que una forma del cambio es la forma verdadera, la norma de todos los seres. Definir la “deficiencia” como un accidente de la norma, o una deriva de la norma es siempre, aunque falsa, una tentación. Menelao cree que haber tomado a Proteo en su verdadera forma, como la filosofía, nos advierte Nicol, también cree cuando dice “Ecce homo”, esto es, cuando inmoviliza la forma humana en una conceptualización. Mas el hombre sigue transformándose. La pesadilla de Menelao sería que recibiese en vez de un sucesivo cambio de formas, un espectáculo de disolución de formas. El hombre “amorfo” nos dice Nicol es la agonía de Proteo. Una posibilidad del hombre amorfo también bajo la forma del cambio está magistralmente advertida con humor en una vieja película de Woody Allen: “Zelig”2. Un film encarado como falso documental y ambientado en la década de 1920, donde un hombre adquiere los atributos de sus interlocutores, es decir, si está con psiquiatras se torna psiquiatra, incluso en su fisonomía, si está con chinos se torna chino, si está con negros se torna negro. En fin, alguien que finalmente es tratado desde un punto de vista psicológico como padeciendo una patología rara a ser tratada, un ser humano que carece de forma propia o que se niega a mostrarse en su forma propia y carece por eso de personalidad, y en definitiva, no se atreve a ser “el mismo” por miedo a ser rechazado. Es hombre es conocido como el “Camaleón”. Otro peligro del cambio de formas, que es la expresión de una imitación llevada al extremo bajo la forma de los otros. Queda claro en la misma película que el hombre camaleónico puede ser también, en una lectura política, el hombre “masa” que se identifica con el líder fuerte en el fascismo a partir de una personalidad débil.3

Pero este no es el hombre proteico que nos trae Nicol. El hombre proteico es otro porque siempre es él mismo en su metamorfosis, no porque mantenga una realidad sustancial debajo del cambio sino porque ser es ser transitorio. En realidad la enfermedad mortal de Proteo que teme Nicol es la uniformidad. Ser humano es ser distinto, mas sabemos que esta verdad sencilla ha sido difícil de reconocer. Ser distinto no quiere decir, ocupar una categoría fija de identidad sino asumir la diversidad como característica interna que se despliega en su devenir. Hemos propiciado, en relación a este tema, una discusión en Uruguay sobre una “Guía didáctica de educación y diversidad sexual” (2015), presentada por un movimiento social por la lucha de los derechos sociales y políticos de las así llamadas minorías sexuales4). Si bien respetamos y reivindicamos estos reclamos, no aceptamos la concepción de la diversidad de la que parten. Esta Guía tenía la pretensión de ser utilizado en todos los centros educativos del país como forma de orientación para el docente. La idea era promover la educación en la diversidad, a través de la enseñanza de identidades fijas (bajo las siglas de LGTBI5), y nada más lejos para nosotros, que educar en la diversidad que esta perspectiva6. La diversidad es para nosotros constitutiva, no se trata de afirmar la diversidad en ciertos “otros”, sino en todos nosotros. Las “identidades fijas” son formas estancas e ideológicas que al pretender defender la diversidad terminan fijándola y negándola. Pueden ser sostenidas momentáneamente como “ficciones útiles” para defender ciertos derechos en una coyuntura histórica, pero deben ser atacadas a fondo, si lo que se quiere sostener es la diversidad proteica que nos permite ser en el cambio. La superación de la discriminación de la diversidad, supone afirmar la diversidad en todos, no sólo en algunos.

La plasticidad destructiva

A esta capacidad de cambio que tiene o puede tener todo ser humano, le podemos llamar “plasticidad”. Ahora, el ser que deviene o cambia, puede cambiar de una manera brusca, radical, en tanto que no podamos dar cuenta de una identidad que prevalezca en el cambio7. Éste es el tema que nos trae magistralmente Malabou C. en su libro Ontología do accidente. Ensaio sobre a plasticidade destrutiva (2014). La plasticidad puede no designar la recepción o la acción de la forma sino el proceso de destrucción de la misma. Pero escuchemos la propia voz de la autora:

O mais das vezes, as vidas seguem seu caminho como os rios. As mudanças e as metamorfoses próprias a essas vidas, sobrevinda sem curso natural das coisas, aparecem como as marcas e rugas de uma execução contínua, quase lógica, que conduz à morte. Com o tempo, a gente se torna finalmente aquilo que é, a gente só se torna aquilo que é. As transformações do corpo e da alma reforçam a permanência da identidade, caricaturam -na ou fixam-na, nunca a contradizem. Não a desarrumam. Essa deriva existencial e biológica progressiva, que não faz mais do que transformar o sujeito em si mesmo, não poderia fazer esquecer o poder de explosão plástica dessa mesma identidade, que se abriga sob seu aparente polimento, como uma reserva de dinamite escondida sob a fina casca do ser para a morte. Em consequência de graves traumatismos, às vezes mesmo por um nada, o caminho se bifurca e um personagem novo, sem precedente, coabita com o antigo e acaba tomando seu lugar (MALABOU, 2014, p. 6)

Malabou destaca la aparición de una plasticidad “destructiva”, la posibilidad de surgimiento de esta forma nacida del accidente, nos dice: la aparición de un “monstruo”, una anomalía, una ruptura profunda en nuestra biografía. De alguna manera estos seres plásticos y proteicos olvidan esta condición que expresa nuestra fragilidad constitutiva en toda su radicalidad. Todos podemos algún día tornarnos totalmente otro gracias a un accidente o un proceso destructivo. Todos podemos llegar a devenir irreconocibles.

Na ciência, na medicina, na arte, no domínio da educação, o uso que se faz do termo “plasticidade” é sempre positivo. Designa um equilíbrio entre a recepção e a atribuição de forma. A mudança pode ser também o fruto de acontecimentos anódinos em aparência, que revelam no fim das contas serem verdadeiros traumatismos que inflectem uma trajetória de vida, executam a metamorfose de alguém de quem se diz: nunca imaginei que ele, ou ela, “viraria isso”. Rasgão vital e desvio ameaçador que abrem uma outra via, inesperada, imprevisível e sombria (MALABOU, 2014, p. 12)

En la literatura, esa experiencia de poder adentrarse imaginativamente en ese otro del sí mismo está desarrollada por Clarice Lispector en La pasión según GH (2015), otra versión de una autora brasileña con similitudes con la Metamorfosis de Kafka. El relato trata de la relación de ajenidad y progresiva apropiación de la alteridad a partir de la mirada de GH sobre una cucaracha. Hasta que la que sostiene la mirada, GH, realmente logra entrar en la materialidad de lo que ve, que al mismo tiempo que le atrae, le da asco y rechaza. Este relato da cuenta literariamente de una posibilidad vital en la que no queremos reconocernos, pues sería reconocer la plasticidad destructiva, la posibilidad de tornarse extraño a uno mismo, ajeno de uno mismo en la conciencia de la alteridad, que en realidad es la conciencia interna de nuestra mismidad “otra”, destructiva. Dejar la experiencia de ser humano para ser vitalmente otro, incluso inhumano. Ser proteico implica el cambio de forma, pero a partir de la posibilidad del accidente, implica también a la plasticidad destructiva.

[…] a plasticidade normal, criadora, não dá acesso em corpo: a deserção da subjetividade, o afastamento do indivíduo que se torna estrangeiro para si mesmo, não reconhece mais ninguém, não reconhece mais a si mesmo, não se lembra mais. A plasticidade destrutiva torna possível a aparição ou a formação da alteridade lá onde o outro falta absolutamente. A plasticidade é a forma da alteridade lá onde não há nenhuma transcendência, de fuga ou de evasão. O único outro que existe então é o ser outro a si mesmo. (2014)

Haciéndose eco de otra mitología griega, Malabou nos habla del mito de Apolo y Dafne. Parece ser que Eros, el semidios niño pícaro, hizo de la suyas mandándole una flecha de oro que enamora al gran Dios Apolo, y una flecha de plomo a la Ninfa Dafne que lo aborreció. El padre de Dafne, Peneo le pidió que contrajera matrimonio con Apolo. Esta se negó rotundamente y le pidió quedar soltera para siempre. Ella amaba los bosques y la caza. Apolo siempre la perseguía y no conseguía atraparla, hasta que un día pide ayuda a los Dioses para conseguirlo. Y en vista de que la va a atrapar Dafne le pide a su padre que la trasforme en árbol. En momento, repentinamente su piel se convirtió en corteza de árbol, su cabello en hojas y sus brazos en ramas8. Es así que dejó de correr ya que sus pies se enraizaron en la tierra. Entonces, Apolo abrazó las ramas, pero incluso éstas se redujeron y contrajeron. Debido a que ya no la podía tomar como esposa, le prometió a que la amaría eternamente como su árbol y que sus ramas coronarían las cabezas de los héroes. Apolo invocó a los poderes de eterna juventud e inmortalidad para que siempre estuviera verde. Imaginamos un pequeño diálogo entre ellos:

Apolo: te amo. Dafne: te odio. Apolo: te atraparé. Dafne: me convertiré en árbol. Apolo: Amaré el árbol que serás el resto de mi existencia.

Dafne (convertida ya en árbol). Un ejemplo mitológico de plasticidad. La verdad es que Dafne prefería la caza, la vida en los Bosques, antes que ser alguien para otro, mujer para hombre, o ninfa para un dios.

Malabou nos advierte que Dafne sólo puede escaparse de Apolo transformándose mas esa transformación no tiene retorno. Pero como en realidad su fuga es imposible, su plasticidad destructiva la transforma en algo sin retorno, en absolutamente otra. Este episodio ha sido tan hermosamente retratado por Gianni Lorenzo Bernini:

Apolo y Dafne, Galería Borghese Italia
Imagem 1
Apolo y Dafne, Galería Borghese Italia

La fuerza plastica un recurso imprescindible

F. Nietzsche nos advierte sobre la extrema importancia que tiene esta fuerza plástica en un sentido positivo, tanto para los pueblos como para los individuos:

[…] habría que saber con exactitud cuánta es la fuerza plástica de un individuo, de un pueblo, de una cultura. Me refiero a esa fuerza para crecer desde la propia esencia, transformar y asimilar lo que es pasado y extraño, cicatrizar las heridas, reparar las pérdidas, rehacer las formas destruidas. Hay individuos que poseen en tan escaso grado esa fuerza que, a consecuencia de una sola experiencia, de un único dolor y, con frecuencia, de una sola ligera injusticia, se desangran irremisiblemente como de resultas de un leve rasguño (NIETSCHE, 2000a, p. 39).

Aquí “fuerza plástica” es sinónimo de lo que hoy llamaríamos, en otros términos, resiliencia y que tiene un lugar central. Nietzsche no habla de resiliencia, mas habla de una fuerza interior que tenemos los sujetos y los pueblos para trasformar lo malo en bueno y la pérdida en oportunidad. Este es el último sentido en el que voy a referir a la fuerza plástica para vincularlo con la “formación humana”. Para nosotros, siguiendo a Séneca, la formación humana no es para la escuela, sino para la vida. Acordamos totalmente con uno de los últimos documentos de la Unesco sobre educación.9Cuando hablamos de educación no sólo hablamos de instrucción, contenidos o capacidades intelectuales, es esto, pero mucho más. Educar implica, formar sujetos para la vida, y no cualquier vida, una vida digna de ser vivida. Como ya estaba presente en el informe Delors se trata de aprender a ser, a conocer, a pensar ya convivir10. A desarrollar capacidades para poder llevar a cabo una vida digna de ser vivida. Por otra parte educación básica de buena calidad, el aprendizaje y la capacitación ulteriores son fundamentales para que los individuos y las comunidades puedan adaptarse a los cambios ambientales, sociales y económicos y personales (para que puedan ser resilientes). La educación es clave también para desarrollar las capacidades que se necesitan para ampliar las oportunidades que la población precisa para poder vivir una vida con sentido y con igual dignidad. La formación para la resiliencia de los sujetos y los pueblos en este sentido se torna fundamental. La educación tiene una finalidad ética en definitiva no sólo nos educamos para sobrevivir sino para vivir mejor.

Importancia de educarnos para la resiliencia

Y para vivir mejor, podemos minimizar la posibilidad de accidentes, podemos y debemos aprender a cuidar de nosotros mismos y de los otros, pero forma parte de ese cuidado (sobre todo en sociedades tan vertiginosas y sometidas al cambio como las nuestras), el aprendizaje de una capacidad que es fundamental para hacer una vida sostenible: la capacidad de resiliencia. Según Henderson y Milstein (2003) los científicos sociales que estudian la conducta humana han podido percibir tres clases de fenómenos: 1) resultados positivos en niños que viven en zonas de alto riesgo y a pesar de tener todo lo que perder salen adelante. 2) el mantenimiento de capacidades personales en condiciones de estrés prolongado, y 3) la recuperación de un trauma, en especial de los horrores de la guerra y campos de concentración. En todas estas situaciones se identifican un conjunto de disposiciones individuales y fuentes de apoyo social. Hay un elemento que podemos encontrar desde la escuela primaria hasta el colegio secundario y hasta el nivel terciario en común: hay un docente favorito que se convirtió en un modelo de rol positivo para ellos. También que la escuela puede convertirse en un refugio ante un contexto familiar disfuncional. El concepto de resiliencia no se centra ni el déficit ni en la patología de los sujetos sino en sus potencialidades y capacidades para salir adelante con ayuda de otros. Según los investigadores de punta en esta área, el proceso de resiliencia es similar para los niños como para los adultos. Cuando el individuo de cualquier edad sufre una adversidad, se pone en contacto con ciertos rasgos propios y ambientales que le ayudan ante esa adversidad. Lo importante a destacar, que liga la idea de resiliencia con la de fuerza plástica referida por Nietzsche (2000a, p.39), es que el fracaso, la pérdida e incluso la plasticidad destructiva (el accidente) no tiene por qué llevar como resultado necesariamente al fracaso, o a la disfunción, o a la pérdida que nos lleva a un camino sin salida11 Dice Nietzsche:

[...] habría que saber con exactitud cuánta es la fuerza plástica de un individuo, de un pueblo, de una cultura. Me refiero a esa fuerza para crecer desde la propia esencia, transformar y asimilar lo que es pasado y extraño, cicatrizar heridas, reparar las pérdidas, rehacer las formas destruidas. Hay individuos que poseen en tan escaso grado esa fuerza que, a consecuencia de una sola experiencia, de un único dolor y, con frecuencia, de una sola ligera injusticia, de desangran irremisiblemente resultas de un leve rasguño. Los hay, por otra parte, tan invulnerables a las más salvajes y horribles desgracias de la vida, y a un a los mismos actos de su propia maldad que, en medio de estas experiencias o poco después, logran un pasable bienestar y una especie de conciencia tranquila. (NIETZSCHE, 2000a, p.39).

Los que tienen fuerza plástica y los que no lo tienen, los resilientes y los que no lo son. Si bien no existe una definición universalmente aceptada de resiliencia, podemos encontrar un elemento común a diversas definiciones: es un proceso que ayuda a lidiar con acontecimientos vitales disociadores, estresantes o amenazadores de un modo que le proporciona al sujeto destrezas protectoras y defensivas adicionales. En suma, ser resiliente implica aprender a cuidarse, encausarse y, a pesar de lo negativo o destructivo, crecer. No parece ser esta una capacidad prescindible en el mundo de hoy, de hecho toda persona, joven o vieja, todo alumno necesita desarrollar su resiliencia. Hay factores protectores que son característicos de la persona o del ambiente, que mitigan el impacto negativo de situaciones y condiciones que someten al ser proteico que somos a la posibilidad de destrucción. Los niños y los adultos resilientes son notablemente similares. Benard (citado por HENDERSON y MILSTEIN, 2003, p.27) caracteriza a los niños resilientes como individuos socialmente competentes y poseedores de habilidades para la vida, como pensamiento crítico, capacidad de resolver problemas y tomar iniciativas. Además los niños resilientes son firmes en sus propósitos, tienen metas o capacidad de proyectarse y una visión positiva de su propio futuro. En lo que respecta a los adultos resilientes, Higgins (citado por HENDERSON y MILSTEIN, 20003, p. 27) hace una caracterización semejante de los adultos resilientes apuntando a su capacidad de establecer relaciones positivas, de resolver problemas y su motivación para superarse. Factores protectores internos pueden ser: puede proyectarse, posee una meta o una causa, tiene estrategias de convivencia, puede controlar impulsos y resolver problemas, tiene sociabilidad, sentido del humor, control interno, autonomía, visión positiva del futuro, capacidad de aprendizaje y conexión con este, automotivación, competencias personales, sentimiento de autoestima y confianza en sí mismo. En cuanto a los factores ambientales característicos de familias, escuelas, comunidades, es que se promueven vínculos estrechos, se valora y alienta la educación, se emplea un estilo de interacción cálida, se fijan límites claros, se fomentan las relaciones de apoyo con otras personas afines, se alienta la actitud de compartir responsabilidades, se brinda acceso a recursos para satisfacer necesidades básicas, se expresan expectativas de éxito elevadas y realistas, se promueve el establecimiento y logro de metas, se promueve el desarrollo de valores sociales y de convivencia, se proporciona liderazgo en la adopción de decisiones y otras oportunidades de participación significativa y se aprecian los talentos específicos de cada individuo. La bibliografía sobre riesgo y resiliencia le da suma importancia a que las escuelas o los ámbitos educativos sean lugares claves para que los sujetos desarrollen la capacidad de sobreponerse a la adversidad, se adapten a las presiones y problemas y adquieran las competencias sociales, académicas y vocacionales necesarias para salir adelante en la vida. Crear ambientes propicios para la resiliencia en los ámbitos educativos supone a modo de titular, generar las siguientes competencias o aprendizajes: enriquecer vínculos, fijar límites claros y firmes, enseñar habilidades para la vida (esto incluye cooperación, resolución de conflictos, estrategias de resistencia y asertividad, destrezas comunicacionales, manejo sano del estrés, posibilidad de adoptar decisiones), brindar afecto y apoyo, transmitir y establecer expectativas elevadas, brindar oportunidades de participación significativa.

Viendo en la resiliencia una posibilidad proteica

El ser proteico que somos posee una fuerza plástica constructiva que le hemos dado en llamar resiliencia, pero también una fuerza plástica destructiva que puede ser también enfrentada con la resiliencia. Estar sometidos al cambio de forma proteica no nos aleja de dos condicionantes que llevamos con nosotros: la de una constitución frágil sometida a todos los riesgos de la existencia por el mero hecho de existir, pero también una constitución que posee la fuerza plástica suficiente (capacidad de resiliencia) para salir adelante a pesar de todas las vicisitudes. Si queremos formarnos para una vida buena y digna de ser vivida debemos prestar mucha atención al cuidado. Este tema ha sido trabajado por Díaz Genis (2016), a partir de la relectura de Pierre Hadot (2009) y Michael Foucault (2006) y no podemos abundar aquí sobre esto12. Si es un valor aprender a cuidar de nosotros mismos, en este contexto es importante apercibirnos de la capacidad que tenemos los seres humanos de trasmutar la pérdida en ganancia, el infortunio en posibilidad, la destrucción en nuevas posibilidades. Para no ser ingenuos, ante una de las críticas posibles acerca de la resiliencia, que tiene su punto de apoyo en el desarrollo psico-afectivo y social de los sujetos olvidando quizás la crítica a las cuestiones más de fondo, estructurales, que son también condiciones de posibilidad o imposibilidad en nuestras vidas (cuestiones que no se contradicen sino que se complementan). Remitirnos a las capacidades de resiliencia de los sujetos, de las instituciones, o de los pueblos, no implica para nada que renunciemos a la crítica de las estructuras económicas, sociales o políticas injustas que impiden el desarrollo de los sujetos. En este sentido, el enfoque de las capacidades de Martha Nusbaum y Amartya Sen (NUSSBAUM, 2012), nos advierten del derecho de los ciudadanos y la obligación que tienen los estados y las sociedades en brindar a los sujetos todos los elementos materiales, sociales o espirituales, para que los mismos puedan desplegar sus capacidades. El desarrollo de las capacidades o disposiciones que un sujeto tiene como tal y en combinación con sus circunstancias, implica la necesidad de brindarle a ese sujeto todo lo que necesita para que el mismo pueda llegar a ser todo lo que puede ser en un contexto dado. Más allá de este enfoque, o dentro de estas mismas capacidades que hay que propiciar, está la de poder aprender a cuidarnos de nosotros mismos y esto implica aceptar nuestra fragilidad. Si somos frágiles, estamos sometidos en el cambio, al devenir, al desgaste y a la muerte, al imprevisto azar del accidente, pero también tenemos los elementos necesarios dentro de nosotros y a partir de nuestro contexto relacional psico-afectivo, para salir adelante a partir de nuestra propia fuerza y con ayuda de los demás. Lo que es un límite puede transformarse en una posibilidad e incluso, visto a la inversa, lo que es una posibilidad puede transformarse en un límite. Sobre esto nos advierte Nietzsche en Así habló Zaratustra (NIETZSCHE, 2000b, p.207), cuando nos habla del “lisiado al revés,” hablando de los seres humanos de su tiempo, que no deja de ser también nuestro tiempo. Los “lisiados al revés” son los que tienen mucho de una cosa y poco de todo, son por ejemplo los especialistas, las personas que han desarrollado una única destreza en la que son virtuosos, los que lo han abandonado todo para desarrollar una única capacidad. Como decía Marcuse, los hombres “unidimensionales”.

Dice Nietzsche en su texto De la redención:

Mas, desde que estoy entre hombres, para mí lo de menos es ver: "A éste le falta un ojo, y a aquél una oreja, y a aquel tercero la pierna, y otros hay que han perdido la lengua o la nariz o la cabeza". Yo veo y he visto cosas peores, y hay algunas tan horribles que no quisiera hablar de todas, y de otras ni aun callar quisiera, a saber: seres humanos a quienes les falta todo, excepto una cosa de la que tienen demasiado - seres humanos que no son más que un gran ojo, o un gran hocico, o un gran estómago, o alguna otra cosa grande, - lisiados al revés los llamo yo. Y cuando yo venía de mi soledad y por vez primera atravesaba este puente: no quería dar crédito a mis ojos, miraba y miraba una y otra vez y acabé por decir: "¡Esto es una oreja!, ¡una sola oreja, tan grande como un hombre!". Miré mejor: y, realmente, debajo de la oreja se movía aún algo que era pequeño y mísero y débil hasta el punto de dar lástima. Y verdaderamente la monstruosa oreja se asentaba sobre una pequeña varilla delgada - ¡y la varilla era un hombre! Quien mirase con una lente podría haber reconocido aún un pequeño rostro envidioso; y también que en la varilla se balanceaba una hinchada almita. Y el pueblo me decía que la gran oreja era no sólo un hombre, sino un gran hombre, un genio. Mas yo jamás he creído al pueblo cuando ha hablado de grandes hombres - y mantuve mi creencia de que era un lisiado al revés, que tenía muy poco de todo, y demasiado de una cosa.» (NIETZSCHE, 2000b, p. 207).

Hay una deficiencia posible que es provocada por un accidente y constituye un antes y después que parte al sujeto en dos, como decía Malabou, pero hay otra que se promueve y asienta por un modus operandi civilizatorio o cultural, que incluso es propiciado través de la educación. Precisamente, desarrollar al sujeto en solo una capacidad hasta su extremo puede ser considerado desde este punto de vista nietzscheano, una deformidad o una forma de construir culturalmente una deficiencia (aunque no se la vea como tal), una especie de suicidio vital que genera necesariamente descompensaciones y desequilibrios. Es más, podríamos afirmar que toda educación que no tenga como finalidad desarrollar un sujeto integral en algún sentido posible, sino capacitar o incluso especializar a una persona en un sentido x, podría estar propiciando a un tipo de “lisiado al revés”, alguien que va a tener mucho de una cosa, y de todo un poco. Hay muchas maneras de ver la deficiencia, pero lo cierto es que ella es una posibilidad destructiva presente en todos los sujetos sometidos a la unilateralidad de un desempeño.

Más que poner hincapié en lo negativo de esta situación, queremos afirmarnos ahora en la resiliencia, o pensar en todas las posibilidades que tenemos a pesar de, o con nuestras deficiencias. Esto nos coloca en otro punto de vista, en el que el deficiente no es el otro, sino que somos todos, seres hechos de retazos que se han afirmado en el devenir, negando posibilidades y que pueden reconstituirse cada vez siempre que haya la posibilidad, seres incompletos, insuficientes, parciales, con pérdidas que pueden tornarse ganancias y con ganancias que pueden constituirse en pérdidas. Pero como dice el poeta Baudelaire: “Los que verdaderamente parten por partir corazones ligeros como globos. De su fatalidad no se olvidan nunca, pero sin saber por qué dicen siempre adelante.”13

Nuestra insuficiencia entendida como deficiencia constitutiva del ser es nuestra condición y nuestra posibilidad. Y no tiene por qué existir un “suprasentido”o una fuerza trascendente, que nos ayude a empujar el pesado carro de la vida roto y averiado por los avatares de la existencia. Se afirma la vida porque sí y en su inmanencia. Porque lo vital precisamente es tal porque se afirma en su devenir14. Obviamente que la educación debe prestar suma atención a la fuerza plástica de los sujetos y a su capacidad de resiliencia, sin dejar de reclamar por ello cambios estructurales que mejoren la posibilidad de todos.

Bibliografía

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NUSSBAUM, M. Crear Capacidades. Propuestas para el desarrollo humano. Madrid: Paidós Ibérica, 2012

Notas

1 Nicol ( 1907-1990), filósofo de origen español exiliado en México.
2 Zelig (1983) Comedia escrita y dirigida por Woody Allen.
3 Sobre este tipo de personalidad y su relación con el fascismo mucho nos ha advertido Adorno. Ver su texto Educar después Auschwitz. In: ADORNO, Th. Educación para la emancipación. Madrid: Morata,, 1998
4 DÍAZ GENIS, A. Las etiquetas no liberan, Montevideo: La Diaria, 2014. Disponible en: http://ladiaria.com.uy/articulo/2014/11/las-etiquetas-no-liberan/. Acceso el 27 de julio de 2016.
5 Lesbianas, gay, transexual y travesti e intersexual.
6 Sobre este particular ver DÍAZ GENIS, A. Las etiquetas no liberan. Revista Fermentario: n. 9, Montevideo, Udelar, 2015: Disponible en http://www.fermentario.fhuce.edu.uy/index.php/fermentario/issue/view/12. Acceso el 27 de julio de 2016.
7 Allí Malabou ve a Proteo como símbolo de la metamorfosis con límites, dado que la exposición a los cambios es limitada y sí hay una verdadera forma de Proteo que es a la que vuelve. La visión de Nicol es bien diferente en tanto que en la figura de Proteo hay accidentalidad, transitoriedad y cambio.
8 El Diccionario de Mitología clásica habla de que convirtió en Laurel.
9 BOKOVA, I.(comp). Replantear la educación. Hacia un bien común mundial. Disponible en: http://unesdoc.unesco.org/images/0023/002326/232697s.pdf. Paris: Unesco, 2015. Acceso el 5 de mayo de 2016.
10 DELORS; Jaques. La educación encierra un tesoro. Paris: Unesco, 1994. Disponible en http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF. Acceso el 5 de mayo de 2016.
11 Obviamente que esto depende en el estado que queda el sujeto. Si es vida o no lo que tiene por delante.
12 DIAZ A. (2016): La formación humana desde una perspectiva filosófica. Inquietud de sí. Cuidado de sí y de los otros y autoconocimiento. Buenos Aires: Biblos, 2016.
13 Cita del poema 126: “El viaje” de “Las flores del mal”, Ch. Baudelaire.
14 En este aspecto partimos de la filosofía nietzscheana inmanente, vitalista y nihilista en un sentido activo que no desarrollaremos aquí.
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