Entrevistas en los procesos de selección de estudiantes de medicina

Desde hace varias décadas, las entrevistas en los procesos de selección de estudiantes para las escuelas de Medicina han sido repetidamente objeto de discusión. No obstante, se ha investigado muy poco sobre la utilidad de la entrevista clásica en la admisión de los futuros médicos1,2.
Un hallazgo que se puede tomar a favor de la entrevista lo presentaron Azman et al1; estos investigadores observaron que los estudiantes admitidos por entrevistas puntuaron más alto en rasgos de personalidad como extroversión, escrupulosidad, agradabilidad y franqueza y más bajo en neuroticismo que aquellos elegidos sin entrevista. Mientras que Rahbar et al2observaron que las puntuaciones en la entrevista de admisión fueron pobres predictores del rendimiento en Anatomía, Bioquímica y Salud Comunitaria e, inclusive, los estudiantes con altas puntuaciones en la entrevista mostraron calificaciones más bajas en Fisiología.
Pese a la limitada evidencia que invite a una u otra recomendación, varias universidades de amplio y reconocido prestigio han abandonado esta estrategia no solo porque estiman que la entrevista aporta poca información relevante, sino también porque constituye un elemento de discriminación para estudiantes con características culturales diferenciales3,4. En consecuencia, la entrevista se convierte en un elemento que genera desigualdad y propicia la inequidad para los aspirantes en situación de desventaja3,5. Los estudiantes con mayores ingresos económicos o de grupos sociales con privilegios generalmente reciben calificaciones más altas y son admitidos3,6. Asimismo, Kim et al. plantean que las entrevistas de admisión distan de evaluar o reconocer el perfil o rasgos de los aspirantes para lograr una formación médica óptima, es decir, de las características necesarias para las competencias requeridas y, adicionalmente, los criterios de selección son vagos e inespecíficos.
Además, se considera que la entrevista puede convertirse en un estresor para aquellos estudiantes no admitidos en un proceso anterior8. La entrevista no solo representa una presión considerable y, en algunos casos, conlleva agotamiento extremo, sino que también puede tener efectos negativos a largo plazo en los estilos de aprendizaje9.
El proceso de selección de estudiantes de medicina y otras profesiones es un proceso complejo, sin que en la actualidad se cuente con una solución definitiva que siga principios de objetividad, justicia y equidad. La entrevista tradicional no es la mejor opción1,2. Sin duda, la utilización de un conjunto o batería de instrumentos o mini-entrevistas que evalúen diferentes habilidades, capacidades o destrezas puede facilitar una mejor selección de estudiantes; sin embargo, los estudios no son concluyentes1,7,10.