Rubens, Calderón y los dioses de La vida es sueño: Urano, Saturno, Júpiter
Rubens, Calderón and the Gods of La vida es sueño: Uranus, Saturn and Jupiter
Rubens, Calderón y los dioses de La vida es sueño: Urano, Saturno, Júpiter
Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 5, núm. 1, pp. 103-114, 2017
Instituto de Estudios Auriseculares

Recepción: 08 Octubre 2015
Aprobación: 30 Octubre 2015
Resumen: Se estudian aquí dos mitos propuestos por la crítica como base de La vida es sueño: el mito de Urano castrado por Saturno y la historia de Saturno destronado por Júpiter. Mientras que ambos tienen que ver con la oposición entre padre e hijo (Basilio y Segismundo), cada uno de ellos aporta diferentes temas y motivos a la obra. El primero ayuda a comprender el deseo de retener el poder y oponerse a la libertad; mientras que el segundo aparece en su sentido astrológico. Basilio se relaciona con la influencia maléfica de Saturno que lleva al encarcelamiento. En su influjo positivo, los elementos saturninos que recaen sobre Segismundo lo llevan a tener una visión más amplia y perdonar al padre, así haciéndose participe de una nueva Edad de Oro junto con Rosaura/Astrea. La pintura de Rubens, Saturno devorando a su hijo, ayuda a visualizar la complementariedad de estos dos mitos que forman la base de la trama de la obra de Calderón.
Palabras clave: Calderón, Rubens, Urano, Saturno, mitología clásica, astrología, figura del padre, gigantomaquia, Felipe IV.
Abstract: This essay studies two myths that have been proposed as sources for La vida es sueño: the myth of Uranus castrated by Saturn and the story of Saturn dethroned by Jupiter. While both have to do with the confrontation between father and son (Basilio and Segismundo), each brings different themes and motifs to the work. The first has to do with the retention of power and the opposition to freedom; while the second appears in its astrological sense. Basilio is related to the malefic influence of Saturn that leads to incarceration. In its positive aspects, the saturnine influences that fall upon Segismundo allow him to eventually conceive a broader vision, thus pardoning the father and becoming part of a new Golden Age presaged by Rosaura/Astraea. Ruben’s painting, Saturn Devouring his Son, help us to visualize the complementarity that exists between the two major myths that are at the basis of the conflict in Calderón’s work.
Keywords: Calderón, Rubens, Uranus, Saturn, Jupiter, classical mythology, astrology, father figure, gigantomachia, Philip IV.
Hace ya más de tres décadas, cuando me dedicaba a escribir un ensayo sobre el conflicto entre Saturno y Júpiter en La vida es sueño, Francisco Ruiz Ramón escribía algo similar, pero utilizando el mito de Urano y Saturno1. Era un momento en el que resonaban con gran impacto las ideas de Alexander Parker sobre el conflicto entre padre e hijo en la biografía y la obra de Calderón; y era también el momento en que se comenzaba a descifrar los mitos en el teatro calderoniano2. Por ello no resulta nada extraño que Ruiz Ramón y yo retomásemos el tema del conflicto entre padre e hijo en La vida es sueño en clave mítica. Aunque hablamos en aquel entonces de nuestros artículos paralelos, nunca analizamos en detalle cómo podrían encajar ambos en la obra. En este ensayo quisiera recordar a Paco a través de nuestros ensayos y ver cómo difieren y se entrelazan estos dos mitos en la obra de Calderón, mitos de gran repercusión en la época así en la literatura como en la pintura.
Estudiando el mito de Astrea en trece comedias de Calderón de la Barca, hallé que en La vida es sueño, se entrelazaban al menos dos mitos. Al principio de la obra, Rosaura (quien toma el nombre de Astrea más adelante cuando llega a la corte), cae del caballo y lo hace en Polonia donde se encuentra con el encarcelado Segismundo. Ha llegado pues, como una nueva Astrea que, como narra el mito, baja de los cielos donde, como signo zodiacal de Virgo/Libra, esperaba el momento más oscuro de la edad de hierro, para entonces regresar a la tierra y establecer una nueva Edad de Oro. Es así que su relación con Segismundo indica que éste va a ser el príncipe perfecto anunciado en la mitología, y que con la ayuda de la diosa renovará su tierra y su mundo. Al ver al encarcelado Segismundo, ni Rosaura ni el propio príncipe saben que éste está allí por orden de su padre Basilio. Se trata de un gran secreto ya que en un principio Basilio anunció que el niño había muerto al nacer. La realidad es que sigue vivo y lo tiene encerrado en la torre ya que habíanacido bajo influencias astrales nefastas:
Nació en horóscopo tal
que el sol, en su sangre tinto,
entraba señudamente
con la luna en desafío . . .
El mayor, el más horrendo
eclipse que ha padecido
después que con sangres
lloró la muerte de Cristo,
éste fue… (vv. 680-692)
Estudiando este eclipse junto con una segunda configuración astrológica, Basilio concluye:
Que Segismundo será.
el príncipe más cruel
y el monarca más impío….
había de poner en mí
las plantas, y yo rendido.
a sus pies me había de ver (vv. 710-712; 720-722).
En la mitología, Saturno es el dios que rige la tierra durante la Edad de Oro, época en la que dioses y seres humanos viven juntos y en armonía. Allí también se encuentra Astrea, la última diosa que dejará al mundo una vez que llegue la injusticia, el engaño, el vicio y la corrupción. Mientras que Astrea es diosa de la justicia, Saturno tiene un lado maléfico. Conociendo una profecía en la que un hijo suyo lo destronaría, se come a cada uno de ellos al nacer. El Renacimiento y el Barroco, fascinados por tal horrible banquete, o lo interpreta alegóricamente o lo presenta en tenebrosas pinturas. Recordemos, al menos, el lienzo de Rubens, Saturno devorando a su hijo, comisionado por Felipe IV para la Torre de la Parada3. En 1636, el rey de España le pidió a Rubens que decorara este edificio, un sitio de caza muy cercano a El Pardo, en las afueras de Madrid. Entre otras, Rubens pintó 63 escenas mitológicas provenientes de Ovidio. El rey también invitó a Velázquez a contribuir a esta decoración, siendo su Marte obra que refleja las figuras de Mercurio y de Saturno pintadas por Rubens. En la pintura de Rubens, observamos a Saturno, quien con espantoso y calculador desapego, comienza su cena mordiendo el pecho del bebé, como si quisiera primero comerse el corazón y quitarle la vida. Estudiando el conjunto de obras en esta Torre, Aneta Georgievska y Larry Silver concluyen:
«Saturn provides another memorable exemplum contrarium that underscores the didactic purpose of Ruben’s decorative program… the King could be confronted by and ultimately persuaded about, the self-destructive possibilities of succumbing to sinful passions —most notably the deadly sins of lust, anger and jealousy»4.

no quiere tener a un hijo que lo confronte y le quite el poder5. No sabemos si el resto de su interpretación del horóscopo es astrológicamente correcta, o si es parte de una imaginación que lo lleva a configurar a Segismundo como ser irredimible. Lo importante es que ambos reyes se muestran celosos e iracundos ante hijos que pueden llegar a ser más que ellos. Tenemos así una conexión directa entre la acción principal y la trama secundaria. Si la figura de Rosaura-Astrea se toma como la encarnación de la verdad y la justicia que retornan, entonces la acción principal se puede relacionar directamente con ésta, puesto que el conflicto padre-hijo puede ser traducido como la rivalidad entre Saturno y Júpiter, la cual puso final a la primera edad del mundo. Astrea como verdad se presenta entonces como la hija de Saturno, o el tiempo, con emblemas que siguen el lema veritas filia temporis. Por tanto, los «hijos» de Saturno son Júpiter y Astrea, en otras palabras, Segismundo y Rosaura-Astrea6. Júpiter/Segismundo, rigiendo sus propias pasiones, perdona a su padre y se convierte en el nuevo ideal del príncipe perfecto7.
Ahora bien, el lienzo de Rubens muestra una gran estrella con dos más pequeñas a cada lado. El pintor flamenco quiere con esto enlazar la figura del dios con la del planeta. Cuando Galileo observó al séptimo planeta ptolemaico con su telescopio, pensó que había junto a Saturno dos planetas más. En realidad, lo que estaba viendo eran los anillos de Saturno. Saturno era el más alto de los siete planetas según el sistema ptolemaico que todavía estaba en pie cuando Calderón escribió su obra. Según Ptolomeo, Marte y Saturno son los planetas más funestos en el horóscopo, siendo destructores y maléficos8. Saturno es el peor de los dos ya que causa muertes imprevistas, encarcelamientos, separaciones, y todo tipo de sufrimientos9. Aunque Basilio no nombra el planeta que aflige a su hijo, sí explica que
«En este mísero, en este / mortal planeta o signo / nació Segismundo» (vv. 700702). Vemos claramente que según Basilio, Segismundo ha nacido bajo el mortal planeta, o sea, bajo Saturno. Pero el rey no se da cuenta de que en sus acciones está activando las influencias maléficas del planeta. Saturno rige a los padres y denota encarcelamientos: Basilio como padre encarcela a su hijo. De esta manera crea los orígenes de la rebeldía del príncipe. Basilio ni se da cuenta de sus acciones saturninas, ni recuerda que Marsilio Ficino había intentado rehabilitar a este planeta. Aunque causa sufrimientos, éstos llevan al personaje saturnino al conocimiento más alto. Ya que Saturno es el planeta más alto, el más cercano a Dios, posee el conocimiento más sublime. Es así que Segismundo, regido por su padre/Saturno puede convertirse en un gran príncipe/Júpiter, elevando sus pensamientos y descartando todo bajo instinto.
La pintura de Rubens se exhibe por primera vez el año en que se publica la primera parte de las obras de Calderón, en la que encontramos como primer texto a La vida es sueño. En la Torre de la Parada, según Georgievska y Silver: «Saturn was placed next to Mercury. Though these two divinities may strike us as incompatible, one can relate their pairing to their respective solar positions as the closest and the most distant of the planets from the earth… Such an astrological pairing would reinforce the association of Mercury with reason, signified by his proximity to the divine lux or logos, in contrast to Saturn as a planet associated with the darkness of passions»10. Yo diría que su asociación no es una de contraste necesariamente, sino de igualdad. Mientras que Mercurio es la razón y el intelecto, Saturno, en la interpretación de Ficino, es el conocimiento más alto, el conocimiento divino. En lo que sí concuerdo con este magnífico estudio de Rubens es cuando se nos dice que «the primal conflict between Saturn and his father signifies the inseparability of concord and discord, the two intertwined principles of all creation»11. Rubens, entonces, no sólo presenta el futuro conflicto entre Saturno y su hijo Júpiter (al único de sus hijos que no llega a devorar), sino que también apunta al conflicto entre Urano y su hijo Saturno, al mostrar a éste con una guadaña.

La pintura de Rubens nos ayuda a entrelazar dos mitos, el de Urano y el deSaturno, dos narrativas que presentan el conflicto entre padre e hijo. Y es así quepodemos ir dirigiéndonos hacia la teoría de Ruiz Ramón. Urano (para los romanosCaelus) era el padre de los cielos y rey del cosmos. Pérez de Moya en su Filosofíasecreta, tratado donde se presentan alegorías de los mitos antiguos, le dedica al «Cielo» (Urano) todo el capítulo cuarto de su tratado, donde explica que el movimiento del cielo causa el nacimiento de Saturno/Cronos que es también el tiempo, el cual no existía antes de este momento12. Casado con Gea (para los romanos Terra), tuvo muchísimos hijos con ella, con los que nunca estuvo contento. Entre ellos se hallaban los titanes, los gigantes de cien brazos o manos y los cíclopes13. Por ello, Urano comenzó a encarcelar a sus hijos en Tártaro. Bajando a los infiernos, Gea con una inmensa guadaña les demanda a estos infortunados hijos la castración del padre. Solo Cronos/Saturno, el más ambicioso, se atreve a intentarlo. Recordando este evento mitológico, Giorgio Vasari y Cristofano Gherardi crearon un fresco para el Palacio Vecchio en Florencia (circa 1555-1560) en honor de Cosimo I de Medici y su esposa Eleonora de Toledo. Se encuentra en el Salón de los Elementos. Allí vemos a Saturno en el momento de castrar a su propio padre. De allí que, la guadaña que exhibe Saturno en la pintura de Rubens se refiere a este momento pintado ya en un famoso fresco. Pero Saturno no deja de perseguir a muchos de sus propios hermanos. Urano y Gea profetizan que Saturno también será destronado.
Ruiz Ramón, utilizando las teorías de Marie Delcourt, recuerda que «Basileus era el epíteto habitual tanto de Cronos como de Zeus»14. Para Ruiz Ramón, Basileo se convierte entonces en el Basilio de Calderón. Añade Ruiz Ramón que Delcourt también destaca la rivalidad entre padre e hijo, Edipo y Layo. O sea, estos dos mitos también se entrelazan15. Presenta entonces Ruiz Ramón cinco puntos básicos que unen diversos mitos, y en particular, el conflicto entre padre e hijo en la que este último le resta el poder al viejo padre. Esta conquista del poder muestra al antiguo rey destronado, y a veces también mutilado o asesinado. Tres momentos unen al mito con La vida es sueño: «conflicto de generaciones, batalla, conquista de la realeza»16. Pero Ruiz Ramón va más allá de los mitos y establece que uno de los principios fundamentales de la obra calderoniana es el hado, «cuyas formas de explicitación dramática son el horóscopo, la profecía o el sueño»17. En sus esclarecedores acercamientos a Calderón, Ruiz Ramón explica como estos elementos crean ambos el suspenso y la circularidad de la pieza ya que Basilio intenta que no se cumpla el temido futuro, pero paradójicamente, al encerrar al Segismundo, está ayudando a que tal final llegue, creando así la circularidad e introduciendo la ironía trágica18. Subraya, pues, lo que él llama: «complejo de Urano», o sea «el miedo de perder el poder»19.
Podríamos decir, entonces, que el mito de Urano es el mito del padre del padre, o sea, es el mito donde el primer padre (Urano) tiene más poder, el cual se va amainando con Saturno/Cronos y luego con Júpiter. Aunque cada uno de ellos destrona a su padre, siempre tienen menos poder y potestad ya que el primero, Urano, representa los cielos, el sitio de más poder; Saturno, representa el planeta más alto en el universo ptolemaico, pero que ya no es el cielo. Llega a crear una Edad de Oro donde los humanos viven junto con los dioses, pero la armonía contrasta con su miedo de perder el poder y así devora a sus hijos y guarda la guadaña con la que había matado a su padre. De allí pasamos a Júpiter, el sexto planeta, quien se dice que preside una Edad de Plata y cuya corte celestial casi es destruida por los ataques de titanes y gigantes. Tomando en cuenta la idea de que Basilio es el Poder, y aun así es el que teme perder el poder, podemos ver claramente que Ruiz Ramón aporta mucho a la interpretación de La vida es sueño al establecer la equivalencia entre Urano y Basilio20. De estas dos figuras, las más poderosas, vendrán otras: Segismundo como imagen de Saturno y el soldado rebelde como emblema de que en un futuro tendremos otra rebelión —el hipotético hijo de Segismundo se convertiría en un nuevo Júpiter. Si se trata de una meditación sobre el poder y la rebeldía, no cabe duda de que la teoría de Ruiz Ramón es de gran importancia no sólo para comprender alegorías del poder en esta obra sino en muchos de las obras de Calderón.
Pero Calderón se deleita en alterar los mitos, en enlazar motivos y temas míticos. También debemos de alabar a Ruiz Ramón por haber intuido que el mito de Urano se relaciona con otros tales como el de Edipo y el de Saturno. Es así que debemos regresar a la obra para subrayar un par de momentos en los que los mitos se confrontan. Segismundo, en la torre/cárcel se lamenta y al mismo tiempo, sin saber su descendencia real, muestra ya sus primeros signos de amenaza:
¡Ah Cielos!
¡Qué bien hacéis en quitarme
libertad!, porque fuera
¡contra vosotros gigante
que, para quebrar al sol
esos vidirios y cristales,
sobre cimientos de piedra
pusiera montes de jaspe. (vv. 329-336)
Las palabras de Segismundo comienzan con una invocación a los cielos, o sea al dios romano Caelus (Urano). Pero, de allí pasa a imaginar su rebelión como la de los gigantes. Ahora bien, hay una gran confusión en la literatura clásica y en la del Renacimiento y Siglo de Oro sobre quiénes son estos gigantes. Sabemos que de la unión entre Gea y Urano nacieron los Titanes (a veces confundidos con gigantes). Y, según Hesíodo, de la sangre que emerge de la castración de Urano por parte de su hijo Saturno nacen gigantes, y nacen ya rebeldes contra los cielos. En diversas gigantomaquias estos seres recogen piedras, montañas y cordilleras y las ponen unas sobre las otras para llegar a los cielos. En el Renacimiento, Giulio Romano construye y adorna la famosa «Sala de Gigantes» en el Palazzo del Té en Mantua. Sitio visitado por reyes y dignatarios como gran prodigio, es donde se encontraron el emperador Carlos V y Federigo Gonzaga. Este mantuano le presenta al emperador la sala como ejemplo del triunfo imperial ante el caos y discordia que reinan en Italia. Las paredes de esta Sala se inclinan hacia el visitante y los frescos hacer pensar que todas las rocas y montañas por donde trepan los gigantes están al caer sobre los que entran aquí. Uno de estos inmensos seres parece detener una avalancha: «His bulging forearms and straining back alert the viewer that his bareknuckled brute strength alone prevents an inevitable avalanche of boulders into the room»21. Por todas partes se ven brazos y piernas de estos gigantes que han sido fragmentados y destruidos por el rayo de Júpiter. Este dios, rodeado de otros muchos, se percibe en lo alto, batallando los gigantes. O sea, estos gigantes que atacan a los cielos no están rebelándose ni contra Urano ni contra Saturno, sino que se oponen a Júpiter, que reina en la tercera generación de los dioses. Es muy posible que Calderón haya oído hablar de este famosísimo palacio. Estaría en las noticias cuando escribía La vida es sueño, ya que entre 1628 y 1631 tenemos una guerra entre Francia y la Casa de Austria sobre quién sería el sucesor en Mantua, habiendo muerto Vincenzo II sin heredero. España perderá a Mantua.
En La vida es sueño, entonces, Segismundo se imagina como nuevo gigante atacando el poder de Basilio, nuevo Júpiter. Segismundo perdería esta imaginada guerra si es que seguimos el mito. O sea que este no será el mito que rige a Segismundo, se trata de otro que ya hemos mencionado. Basilio describe el horóscopo maléfico de Segismundo: «En este mísero, en este / mortal planeta o signo / nació Segismundo» (vv. 700-702). O sea, Segismundo nace bajo Saturno. No es que él sea Saturno; Basilio es ese maléfico planeta que rige el destino de su hijo. Segismundo, como nuevo Júpiter, se rebela contra su padre. El final muestra como la influencia de Saturno pasa a ser algo nocivo a algo positivo: el príncipe aprende y así perdona al padre, derribando como gigante las estructuras míticas del drama22.
La vida es sueño se estructura siguiendo toda una serie de mitos clásicos: Urano, Saturno, Júpiter y hasta la gigantomaquia. Para Ruiz Ramón, lo más importante es la fuerza del poder que se opone a la libertad y el «complejo de Urano» o sea el miedo de perder el poder. Basilio como nuevo Urano/Basileus es justamente esta figura mítica; en cuyo caso Segismundo se convertiría en un nuevo Saturno castrador. Pero, si leemos la obra desde el signo de Astrea y desde el punto de vista astrológico, hallaríamos que Basilio es Saturno, enemigo de su propio hijo, figura del planeta maléfico que encarcela a Segismundo23; en cuyo caso el príncipe sería un nuevo Júpiter que junto con Astrea volvería a traer al mundo la añorada Edad de Oro como parte de un cosmos que se rige por la historia repetitiva y circular en vez de por una historia lineal24. Las dos interpretaciones, la de Urano/Saturno y la de Saturno/Júpiter se complementan y es así que tiene toda la razón Francisco Ruiz Ramón cuando asevera que debemos de leer la obra como si incorporara todo un abanico de historias míticas. Recordaremos siempre sus sabias intuiciones25
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Notas