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Cinco piezas inéditas en loor del nacimiento de Cristo de Francisco Galeas (1567-1614). Estudio y edición
Five Unpublished Pieces in Praise of the Birth of Christ by Francisco Galeas (1567-1614). Study and Editing
Cinco piezas inéditas en loor del nacimiento de Cristo de Francisco Galeas (1567-1614). Estudio y edición
Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 9, núm. 1, pp. 1187-1266, 2021
Instituto de Estudios Auriseculares
Recepción: 21/08/2020
Aprobación: 19/11/2020
Resumen: Estudio y edición de cinco piezas inéditas del escritor cartujo Francisco Galeas (Sevilla, 1567-1614), radicadas en la Biblioteca de la Hispanic Society of America (New York) [Sig. MS. HC380/611], compuestas con finalidad didácticomoralizadora con motivo de la celebración del nacimiento de Cristo. En ellas se manifiesta un no desdeñable conocimiento de las técnicas escénicas por el autor. Tras situarlas en su contexto, se proyectan sobre el marco del corpus teatral castellano del siglo XVI y primeros años del XVII.
Palabras clave: Francisco Galeas, Sevilla, producción inédita, nacimiento de Cristo, alegoría, teatralidad, estudio y edición.
Abstract: Study and editing of five unpublished pieces by the Carthusian writer Francisco Galeas (Seville, 1567-1614), located in the Library of the Hispanic Society of America (New York) [Sig. MS. HC380/611] and composed with a didactic-moralizing purpose on the occasion of the celebration of the birth of Christ. In them, a not insignificant knowledge of the scenic techniques of the author is displayed. After putting them into context, they are projected onto the frame of the Spanish theatrical corpus of the XVI century and the first years of the XVII century.
Keywords: Francisco Galeas, Seville, Unpublished production, Birth of Christ, Allegory, Theatricality, Study and editing.
Francisco Galeas o Francisco Sánchez Galeas (Sevilla, 1567-1614) fue un monje perteneciente al monasterio cartujo de Santa María de las Cuevas, situado extramuros de la ciudad hispalense, a orillas del Guadalquivir, de cuya biografía y producción dramática me ocupé hace tres años en esta misma revista1. Si entonces presenté la obra teatral en su conjunto, publicando como muestra solo una pieza de ella, La historia de cuando Abraham echó de casa a Ismael y Agar, su madre (224 versos), y anunciando la edición de las restantes, en esta ocasión, como indica el título del trabajo, editaré cinco, unidas por el mismo asunto —loor del nacimiento de Cristo— y con diversos argumentos y modalidades dramáticas, las cuales, igual que la ya publicada, tienen en común su carácter inédito.
Como ya advertía en el artículo citado, no estamos ante una producción extensa, caracterizada por su excelencia, ni ante la obra de un dramaturgo profesional afamado, sino de un amateur en estas lides, pero que, por su época de creación (último tercio del Quinientos y dos primeras décadas del Seiscientos) y por sus particulares características, merece ver la luz. Conviene recordar que son estos unos años de capital importancia en la historia de nuestro teatro, debido a la profesionalización que se está gestando a pasos agigantados en la práctica escénica y a los intentos de los creadores por encontrar nuevas vías de salida a la escritura dramática, con interesantes experiencias en este sentido. De aquí, la conveniencia de ir exhumando poco a poco todos los testimonios de ese período, con bastantes textos perdidos, a los cuales, hasta los últimos tiempos de nuestra historia teatral, salvando destacadas excepciones, no se les había prestado la atención necesaria para que fuera posible la reconstrucción de una etapa crucial en la que se están afirmando las bases de las que surgirá la «Comedia nueva».
Para situar al autor en su verdadera dimensión, antes de entrar en la consideración de su obra dramática, es preciso recordar que, tuviera o no tuviera estudios de Grado o de Doctorado —cuestión tratada en nuestro artículo de 2017—, su formación como cartujo profeso, los encargos que le hicieron sus propios compañeros de religión, los cargos que desempeñó en la Orden, sus escritos, su epitafio, la fama que como poeta y pintor alcanzó en los círculos cultos artísticos y literarios de la Sevilla de la época, y los juicios emitidos por el cartujo José María Rincón, en el Protocolo del Monasterio de Nuestra Señora de Santa María de las Cuevas […], lo evocan como un hombre de refinada cultura y un excelente iluminador. Sus excelencias en el arte de la escritura y la pintura (en la faceta de miniaturista) fueron reconocidas, además de por su propio hermano, el licenciado Alonso Sánchez Gordillo, y por los miembros de su orden monástica, por la culta Sevilla coetánea y de siglos posteriores2.
El estudioso que recoge con mayor precisión la labor de escritura de Galeas, la faceta que aquí nos interesa, es Ildefonso M. Gómez (1970), en la siguiente enumeración:
—Vida del glorioso San José, en versos castellanos. No se imprimió.
—Tratado de jeroglíficos, en prosa y verso, e ilustrados por el autor.
—Libro del Mandato, iluminado y miniado por su mano. Quedó destruido en la inundación que sufrió el monasterio en 1784.
—Libro Becerro . Protocolo, refundido y nuevamente redactado por el P. Rincón.
En la cartuja Aula Dei, existe una copia parcial del mismo.
—Relación del traslado de los restos del arzobispo de Sevilla, don Gonzalo de Mena, desde la Santa Iglesia Metropolitana hasta la cartuja de las Cuevas. «Existe copia de esta obra —leemos en Ildefonso M. Gómez— en el libro de Acaecimientos dignos de memoria, en el que se reunieron copias de varios documentos, cuyos originales posee el señor Marqués de San José de la Serra».
—Otras composiciones poéticas3.
De ellas, son estas «composiciones poéticas», citadas en último término y de forma tan vaga, las que focalizarán nuestra atención, limitándonos a la producción dramática, radicada en la Biblioteca de la Hispanic Society of America (New York), MS. HC380/611, inédita hasta ahora, con la única salvedad de La historia de cuando Abraham echó de casa a Ismael y Agar, su madre, arriba aludida.
Catalogadas por J. M. Regueiro y A. G. Reichenberger (MS. HC380/611)4, he aquí la relación de las citadas piezas:
—Representaçion breue para el dia del / Sanctissimo Sacramento […] / (fols. 20r-21r).
—Yntroito para representaciõ a la ue/ nida del III.mo arçobispo de Seuja […] / (fols. 94r-95r).
—Para la festiuidad del nascimi.to de / Nuestro Saluador / y pazes fechas en la discordia entre for/ taleza y flaqueza / (fols. 95v-103v).
—La historia de quando Abrahã / echo de casa a ysmael, y / Agar Su madre (fols. 105r-109v).
—Comedia yntitulada Triumpho / de pobreza contra / Riqueza (fols. 110r-132r).
—Representaçion del nasçimiento / de Iesuchristo Saluador nuestro / (fols. 135r-165r), precedida por un Introito para la comedia […] / (fols. 132v-134v).
—Dialogo de dos pastores / el uno llamado / Siluano, y el / otro alegria (fols. 173r-177v)5.
—A ellas, estimaría conveniente añadir el Colloquio pastoril para el sanctísimo nascimiento (fol. 195r) por su tipología teatral.
En el lomo del manuscrito que las contiene, descrito por los citados investigadores a los que remitimos, se lee: «P. Galeas. / Poesias es- / pirituales. / M.S. / Siglo 16». En la hoja de guarda hay dos notas, escritas por manos y tintas diferentes. Fechadas en el siglo XIX, descubren a dos de los poseedores del ms. en dos momentos puntuales de su historia: 1838 y 1895. La primera adjudica la autoría del manuscrito al P. Galeas, radicado entonces en la biblioteca de Juan Colón y remitiendo, a su vez, a otra obra suya, los Jeroglíficos morales; y la segunda lo muestra en posesión de D. Manuel de Lara y Alcalá, dedicándoselo a D. Antonio Cánovas del Castillo:
1) «Poesías espirituales del / P. D. Franco Galeas monje / de la Cartuja de Sevilla. / Véase la obra de este mis-/ mo autor que se intitula: Hiero- / glificos morales que M.S. ecsiste entre / mis libros. Sevilla, 10 de Junio 1838 / J.n Colón» [Firma y rúbrica autógrafas]. 2) «Al Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo / como cariñosa prueba de respetuosa ad- / miración. / Manl de Lara / y Alcalá [Firma y rúbrica autógrafas] / Marzo 1895»6.
Aunque la descripción de Regueiro y Reichenberger es correcta y muy minuciosa, añadiremos aquí algunos otros detalles, importantes para nuestro estudio7. El manuscrito está falto de una primera hoja, que parece arrancada, y posee un folio pegado y escrito a máquina, que contiene la descripción (en alemán) hecha por el librero Karl Hiersemann, como me informa el Dr. O’Neill, que me la remite digitalizada. En ella, se le adjudica a nuestro autor: «Galeas, Fr. o. Cart., poesías espirituales y representaciones sacras dramáticas del P. Fr. Francisco Galeas, monje de la Cartuja de Sevilla, en el siglo XVIº. Manuscrito inédito, en papel de fines del siglo XVIIº. En fol. mayor. Perg. ant. 200 hojas num.»; y en una nota que sigue en lengua alemana facilita, entre otros, este interesante dato suministrado por Pascual Madoz en su Diccionario(t. XIV, p. 367), cuando, a propósito de la descripción de la rica Biblioteca de D. José María de Álava, Catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Sevilla, alude a dos manuscritos de Galeas radicados en ella, siendo el segundo «Otro tomo en folio mayor de hermosisima letra, en el cual estan recogidas todas las poesias de Galeas, sobre asuntos sagrados, muy probablemente idéntico al presente», como se lee en la nota8. Por su valor, he aquí la cita de Madoz, transcrita desde su original:
Hieroglificos del P. Francisco Galeas, cartujano de las Cuevas, que murió a principios del siglo XVII. […] Su grande erudición y literatura la demuestra en esta obra escrita de su mano y autorizada con su firma, a la cual acompañan multitud de empresas dibujadas e iluminadas por él mismo. Otro tomo en folio mayor de hermosísima letra, en el cual están recogidas todas las poesías de Galeas, sobre asuntos sagrados9.
Precisamente, de este «otro tomo en folio mayor de hermosísima letra» que Madoz tuvo la oportunidad de ver en la citada Biblioteca, hoy perdido igual que los Jeroglíficos10, debe ser copia —suponemos— de cuidada ejecución el manuscrito Galeas (como lo denominaremos en adelante) que manejamos: de tamaño folio, con 200 hojas numeradas, cuya numeración empieza en el número 1, de tinta diferente. Los cuatro primeros folios tienen, además, otra numeración (Ai-Aiiij). Las hojas de guarda son de otro papel diferente al del resto del manuscrito. Su cuidada factura es así descrita por Regueiro y Reichenberger (figs. 1, 2 y 3):
The scribe used caligraphic script imitating printed italics letters for the text. For titles, the names of characters, stage directions and others occasional remarks, he imitate printed roman type. Each page of the text is frame within double border on four sides. On the top of every page, enclosed within a separate double border from the one that encloses the text, there are the initials «S[ub] C[orrectione] S[anctae] E[cclesiae] C[atholicae] R[omane]». Occasional ornamental designs (i.e., paragraph symbol ¶) that fall outside the frame are not indicate in the transcripcion11.
Sobre la probable fecha del Ms. Galeas, Regueiro y Reichenberger afirman que es «incierta», refiriendo algunas de las postuladas por la crítica según diversos criterios, las cuales parecen inclinarse hacia 170012.
En cuanto al contenido, el manuscrito acoge cuatro poemas relativos a la venida de Felipe II a Sevilla en 157013, cuya composición por Galeas en esa fecha resulta imposible, tras el conocimiento con certeza de su fecha de nacimiento en 1567, como nos indica el hallazgo de su partida de bautismo14. Regueiro y Reichenberger, al no disponer de este dato fehaciente, lo suponen nacido antes de 155015, lo cual ya no se puede mantener. Se trata de cuatro poemas plenamente laudatorios al católico rey Felipe II y al beneficio para Sevilla y su Santa Iglesia derivado de su venida. Si Galeas fue realmente su autor, ¿los compondría a posteriori con el propósito de loar al Rey, evocando esta venida tan celebrada que dejó memoria en la ciudad? No lo sabemos. Más claro de explicar resulta el hecho de que Galeas incluyera bajo su autoría, como el resto de las composiciones recogidas en el ms., la pieza dramática Representación del nascimiento de Jesuchristo Salvador Nuestro (fols. 135r-165r) y de su Introito (fols. 132v-134v), no siendo frutos de su inspiración, como atestigua la segunda de las tres obras sobre el nacimiento de Cristo del MS. B2603, igualmente radicado en la Hispanic Society, hecho advertido por Regueiro y Reichenberger16. Conviene tener en cuenta al respecto que el concepto de autoría en aquel entonces no era tan rígido como se iría convirtiendo posteriormente. De dichas obras, del MS. B2603 tuve ocasión de ocuparme en un artículo de 2005, en el que el conjunto de datos barajados me permitió datarlas a finales del segundo tercio del Quinientos e incluso retrasar un poco dicha fecha17. El cotejo de la anónima pieza del MS. B2603, Representación del nascimiento de Christo Jesú Salvador Nuestro (fols. 25r-36r), incluido su Introito, con su homónima de Galeas, Representación del nascimiento de Christo Jesú Salvador Nuestro (fols. 25r-36r), muestra que aquella es una copia más deturpada, menos cuidada, abundante en la presencia de los fenómenos dialectales del seseo y ceceo, ciertos olvidos que se corrigen, algunas omisiones, etc., encontrándose bastante alejada de la primorosa y cultista copia del Ms. Galeas18. Como indican Regueiro y Reichemberger, aunque la mano de esas tres piezas no sea de un copista profesional, permanece indeterminado que sean autógrafas, es decir, que el manuscrito que las contiene fuera de la propia mano del autor19. Tras comparar ambas, los citados investigadores, opinan acertadamente que la del Ms. Galeas no pudo ser copia de su homónima del MS. B2603, ni esta tampoco de la de nuestro autor, propugnando que ambas «independently must be based on a third unknown MS.»20. Todo lo cual apoya una tradición de la obra anterior a su uso por Galeas.
Y ya sin más preámbulos, tras esta extensa introducción, abordaremos la edición de esas cinco piezas de Galeas sobre el tema del nacimiento de Cristo, de acuerdo con los siguientes criterios y advirtiendo que las ediciones van precedidas de un breve estudio de cada una de ellas21.
CRITERIOS DE EDICIÓN
El afortunado caso de poseer dos versiones manuscritas de la señalada pieza dramática del Ms. Galeas y de su Introito, ha sido un hecho determinante para fijar los criterios de edición en este particular caso. En su cotejo, como acabamos de indicar, se aprecia, en líneas generales, el carácter cultista y la más cuidada, rigurosa y esmerada copia del Ms. Galeas, como muestran los siguientes ejemplos, sin pretensiones de recoger todos los existentes:
a) La terminología y la información suministrada en el encabezamiento del Introitoes más precisa y más teatral en el Ms. Galeas (Introito para la comedia y represéntalo uno que suele representar un Simple. Muy gracioso) que en el MS. B2603 (Yntroito. Represéntalo quien suele hazer un simple).
b) En las grafías, el Ms. Galeas mantiene grupos cultos latinizantes, que no conserva el MS. B2603: tractar . tratar, v. 12; conmigo . comigo, v. 18; nescio . necio, v. 45; tractan . tratan, v. 50; divigno [hipercorrección] / divino, v. 50; sancto . santo, v. 56; sanctas . santas, v. 56; cognosçió . conosció, v. 67; cognoscido . conoscido, v. 68; o demonstraçión . demostración, v. 72. También se aprecia algún caso de hipercorrección en el MS. B2603: rreçitasse . rrescitase [forma hipercorrecta], v. 16.
c) El MS. B2603 presenta numerosos casos de seseo (mesclarlas) y ceceo (liziados, perlezía, rriza), ausentes en el Ms. Galeas (mezclarlas, v. 13; y lisiados, v. 32, perlesía, v. 33, risa, v. 35, respectivamente).
d) Por último, también encontramos variantes adiáforas: muy illustres . manificos (v. 1); querría . quería (v. 11); me a comido . me comió (v. 48); proveído . proveyendo, v. 59; seguía . siguía (v. 68), correspondiendo en estos casos la lección en primer término de cada una de las sucesivas parejas al Ms. Galeas.
En la pieza que lo sigue, el Ms. Galeas continúa manteniendo grupos cultos latinizantes, que no se conservan en el MS. B2603; no hay casos, salvo alguna excepción, de seseo ni ceceo, tan frecuentes en el testimonio del MS. B2603; y, sobre todo, presenta mejores lecciones, en las que aquí no podemos detenernos, y dos adiciones: los términos «como matachines y juegan al auejón» (fol. 148v) que concretan y detallan aún más una acotación; y el verso «del Padre que es prinçipio sim prinçipio» (fol. 164r) que completan semántica y métricamente una estrofa, sin que por su falta en el MS. B2603 quede estragado el sentido. Frente a ellas, el Ms. Galeas presenta la omisión de una frase del MS. B2603 («y el ynsasiable amor que me tienes: tu grandeza», fol. 29v), cuya falta tampoco estraga el sentido en aquel22.
Debido a ello y movida por el deseo de poner en evidencia ese carácter cultista en la escritura de Galeas, que su copista reproduce, el cual no resulta extraño por la muy cuidada formación cultural del cartujo, he optado por respetar dichos cultismos en la edición que ofrezco, si bien a veces encontramos ciertas vacilaciones (Prophecia . Profecía, que en este caso uniformo por Prophecia, debido a su mayor número de incidencias; assí. así, aucthoridad . auctoridad, Essa . Esa y otras oscilaciones que mantengo), rechazando en nuestra edición la modernización, ya presente en bastantes de dichos términos en la versión del MS. B2603. No obstante, para facilitar la lectura desarrollo las abreviaturas, sin advertirlo; sigo las normas actuales en la puntuación, acentuación, empleo de las letras mayúsculas y separación de palabras, respetando las contracciones frecuentes de la época (deste, della, dese…); modernizo grafías antiguas (sustituyo la grafía x por j y la grafía i por j cuando esos son sus respectivos valores; escribo con h el verbo haber, así como otros términos que modernamente la requieren, acomodo la b y la v a las exigencias actuales; sustituyo la ç por c y la z por c, cuando este es su valor, etc.); transcribo la vocal i larga [j] por i, y la grafía u por v, cuando tiene valor consonántico, y v por u, cuando su valor es vocálico. Como es habitual, se colocan entre corchetes las adiciones y se sitúan entre paréntesis los parlamentos recitados en Aparte.
EDICIÓN DE LOS TEXTOS
I. Para la festividad del nascimiento de Nuestro Salvador y paces fechas en la discordia entre Fortaleza y Flaqueza
ENCABEZAMIENTO: Para la festividad del nascimiento de Nuestro Salvador y paces fechas en la discordia entre Fortaleza y Flaqueza (fols. 95v-103v).
FIGURAS: Fortaleza y Flaqueza, caracterizados como pastores, cuyos signos de rudeza y comicidad en el lenguaje y actuación, propios de su condición pastoril, se reducen a los versos 70-79 y 110-147, correspondientes estos últimos a la pelea entre ambos. Conviene tener en cuenta que son dos personajes alegóricos, que simbolizan dos conceptos, a los que Galeas dota de entidad dramática encarnándolos en dos pastores, personajes muy ligados en la tradición bíblica y teatral al drama navideño, en el que se filia la pieza. En nuestro caso, no se trata de los típicos pastores rústicos del teatro primitivo, sino de pastores «sabios» o «doctos» que también se encuentran en él. No obstante, el autor les permite asomar algunos rasgos de aquellos, que contribuyen a humanizarlos más ante los espectadores, como sucede con el pasaje de la riña entre ambos. La caracterización como masculinas —pastores— de figuras alegóricas de género gramatical femenino —Fortaleza y Flaqueza—, que se observa en Galeas, aparece también en las tres piezas del MS. B2603, como pusimos de manifiesto en su estudio23, contrastando, en cambio, por citar un ejemplo, con la tendencia que predomina en el Códice de Autos Viejos, donde dichas figuras se suelen caracterizar, aunque no siempre, de acuerdo con su género gramatical. Es cierto que este tipo de personajes alegóricos lo permitía, pero, sobre todo, de esta forma se salvaba el problema de la representación de figuras dramáticas femeninas. Hay que tener en cuenta el ámbito de representación de esas obras. Desconocemos, si las de Galeas se llegaron a representar —al menos con esa intención las compuso—, pero, si lo hicieron, sería probablemente en el ámbito conventual y por actores amateurs, como sucedía en el ámbito catedralicio. Mientras en este suponíamos que serían los niños y mozos de coro, en el convento esos actores serían los novicios o allegados más jóvenes, que también asumirían la representación de personajes femeninos. Si hubiera sido así, ello ofrece una clara muestra de cómo el ámbito de representación condiciona la escritura y la puesta en escena de las obras. A ellos, habría muy plausiblemente que añadir un número indeterminado de participantes en la representación de esta pieza que —suponemos— cantarían el villancico de apertura y los villancicos posteriores, cuya función es comentar la acción representada. ¿Qué harían los actores mientras se interpretaban estos villancicos? ¿Permanecerían estáticos sobre la escena? Unos villancicos, además, que son una interpelación directa al espectador: los dos pastores no oyen —hacen que no oyen— dichos versos cantados. Se produce una ruptura de la convención teatral que hace partícipe al espectador en la representación.
FORMA EXPRESIVA, EXTENSIÓN Y MÉTRICA: Pieza escrita en verso: 248 vv., agrupados en 45 quintillas octosilábicas con rima consonante y el mismo esquema (ABBAB)24. Dos villancicos de tres versos octosílabos con sus propias rimas y el mismo esquema (ABB) abren y cierran la pieza; y otros seis aparecen distribuidos entre las quintillas, resumiendo de forma muy concisa el contenido de la serie de quintillas que los preceden: cuatro de tres versos octosílabos con rima consonante y la misma disposición (ABB), otro de tres versos, el segundo quebrado (8A4B8B); y otro de dos versos octosílabos pareados (8A8A)25. Es decir, se trata de una pieza donde se combinan y articulan a la perfección el contenido y la forma, la recitación y el canto.
ARGUMENTO: El villancico inicial sintetiza el contenido de la pieza (vv. 1-3). La obra escenifica una disputa entre los personajes Fortaleza y Flaqueza cuando el segundo desea hacer las paces con el primero, que se resiste por sus opuestas naturalezas. Sin embargo, Fortaleza queda convencida al argumentar Flaqueza que ya es posible, debido a la encarnación del Verbo divino en virginales entrañas, pues con la carne el Verbo pagará a Dios la deuda del hombre. Ambos personajes finalizan la pieza, dirigiéndose a la recién parida para ofrecerle la vida. Un villancico en loor de la encarnación de Cristo pone fin a la obra (vv. 246-248).
Si bien puede sorprender el triunfo del personaje «débil» sobre el «fuerte» en ese debate dialéctico entre Fortaleza y Flaqueza, que es además quien adoctrina, en contra de lo que cabría esperar, no podemos olvidar que es debido al cambio de identidad que ha operado en ella el nacimiento de Cristo, motivo que se celebra; es decir, a la nueva carta de naturaleza de la que esta venida la ha dotado. Por otra parte, en la pieza de Galeas el personaje Fortaleza no encarna la Fortaleza divina, sino a la tercera de las virtudes cardinales de la doctrina católica, que son hábitos del ser humano que disponen al entendimiento y a la voluntad para obrar según el juicio de la razón, iluminada por la fe, para que esta escoja los medios más adecuados al fin sobrenatural del hombre. Esa Fortaleza divina es la que aparece, en cambio, como personaje en la Farsa del sacramento llamada La esposa de los Cantares (LXXIII del denominado Códice de Autos Viejos, compilación de piezas de hacia 1550-1575), donde es un don sobrenatural, que Cristo entrega al Alma arrepentida para que sea firme en su lucha contra el Demonio en lo que le resta de vida terrena, como muestran estos versos:
XPO | Y en pago de la firmeza [la del Alma] que as tenido tan cabal te daré mi fortaleza, qu’es don sobrenatural (LXXIII, t. III, p. 226, vv. 409-412)26. |
Y la Fortaleza, que trae noticias del cielo, en di logo con el Cuerpo se define a sí misma en estos otros:
FORTALEZA | Yo soy don de Fortalezaqu’el Señor os quiso dar.Y porqu’el tiempo es llegadoque gozeis lo prometido,a ayudaros e venido,porque [de] Dios me es mandado,y conviene ser cumplido.Conmigo os he de llevar (LXXIII, t. III, p. 228, vv. 451-458). |
GÉNERO: Auto alegórico en su tema y personajes, donde su autor aborda, proclama y adoctrina sobre el misterio de la unión hipostática y la encarnación en vientre virginal de la Segunda Persona de la Sant sima Trinidad.
TEATRALIDAD: Enfrentamiento fundamentalmente dialéctico entre dos personaje de opuesta naturaleza que llega incluso a las manos (vv. 118-142), resolviéndose cuando Flaqueza triunfa sobre Fortaleza y esta cede a sus peticiones.
FINALIDAD: Pieza para la celebración del nacimiento de Cristo con propósito doctrinal sobre el misterio de la unión hipostática y la encarnación del Verbo Divino por amor en el seno virginal de Nuestra Señora, con sus benéficas consecuencias para el Género humano.
He aquí el texto:
Para la festividad del nascimiento de Nuestro Salvador y paces fechas en la discordia entre Fortaleza y Flaqueza | ||
Dos pastores differentes hacen a costa27 de Dioslas paces entre los dos. | ||
FORTALEZA | Flaqueza, di, por tu fee, | |
por qué te burlas conmigo?Tú no eres buen testigo,que yo no soy ni lo fue28 a una jamás contigo29.La hormiga, ¿quién la vio | 5 | |
atreverse al elefante?; | 10 | |
y a la serpiente volante30, ¿qué avecilla se atrevióa ponérsele delante?Y parida la leona | ||
y sus cachorros guardando, | 15 | |
o la presa destrozando,dime, ¿cuál es la personaque a ella se va llegando? ¿Piensas tú que he de sufrir | ||
que me quieras conversar. | 20 | |
y a mis parejas andar31 tú que acostumbras huïro que yo suelo esperar?Yo soy el que solo alcanzo | ||
lo que tú para ti no alcanzas; | 25 | |
amas solas las bonanzas,yo en los peligros me lanzoy allí hallo mis holganzas.Tú desmayas de cobarde | ||
yo me esfuerzo de esforzado, | 30 | |
y al peligro señaladolo que tú vienes de tarde vengo yo de apresurado. Villancico A pastor tan denodado | ||
que en los peligros se lanza | 35 | |
se debe toda alabanza. | ||
FLAQUEZA | Noble pastor Fortaleza,dime, si fueres servido, ¿cuándo jamás has sentido | |
que fuese yo a tu grandeza. | 40 | |
en algo descomedido? Siempre te fui servidoren público y en secreto,y no soy tan indiscreto | ||
que no tenga por señor. | 45 | |
a quien todo está subjeto.No me puedes tú decirde tu poder espantable32, cuanto sé que es inefable33, | ||
ni otro que yo sentir. | 50 | |
mi flaqueza miserable.Mas, si licencia me daspara decir lo que sientosin mucho entretenimiento, | ||
la causa en breve sabrás. | 55 | |
de aqueste mi atrevimiento. | ||
Pues el flaco pastorcicomuestra en sí tanto contento,alto tiene el pensamiento. | ||
FLAQUEZA | Flaqueza, mira por ti, | 60 |
que palabras regaladas, halagüeñas, rebozadas,más dolor causan en míque crüeles puñaladas. | ||
No pienses que por crïanza. | 65 | |
ni por otro cumplimientohe de hacer movimiento,que no dice bien mudanzaen quien tiene buen assiento34. | ||
No tuviera por offensa35 | 70 | |
que, a la rasa y al desnudo36, pidieras a puncto crudo37que yo para tu deffensame pusiera por escudo. | ||
Mas ciertas buenas razones | 75 | |
Con no sé qué mansedumbre, porque me dan pesadumbre, pagarlas con torniscones38 lo tengo muy de costumbre. | ||
Villancico | ||
Por estar puesto en la cumbre, | 80 | |
no quiere el pastor oírlo que le importa sentir. | ||
FLAQUEZA | Si yo no voy muy a ciegaso veo como tras redes, | |
ya me has hecho las mercedes, | 85 | |
pues de una forma las niegas | ||
y de otra las concedes. | ||
FORTALEZA | Di, Flaqueza, ¿cómo assí? | |
FLAQUEZA | Porque, como yo lo pido, | |
bien sé que estoy despedido; | 90 | |
mas, como te agrada a ti,ya lo tienes concedido.Y, pues licencia me das, sabrás… | ||
FORTALEZA | No quiero saber | |
cosa contra mi querer! | 95 | |
FLAQUEZA | Pues mira, saberla hasa placer o desplacer. | |
FORTALEZA | Rapacejo pastorcillo,¿conmigo queréis burlaros? | |
Yo tengo de lastimaros. | 100 | |
FLAQUEZA | ¡Lastimaréis vos un grillo,que a mí no osaréis llegaros! | |
FORTALEZA | ¿No verse en tu compañía desmayo y debilidad, | |
y fuerza y estabilidad | 105 | |
que están de la parte mía? | ||
FLAQUEZA | Assí es grande39 verdad. | |
FORTALEZA | Luego una es la victoriade razón y de derecho. | |
FLAQUEZA | Partido será este hecho, | 110 |
que tú llevarás la gloriay yo llevaré el provecho40. | ||
FORTALEZA | ¿Es posible que me esperas?41 | |
FLAQUEZA | Es posible que te espero. | |
FORTALEZA | Al león bravo, el cordero42? | 115 |
FLAQUEZA | Al león y a otras fieraspuedo esperarlas, si quiero. | |
FORTALEZA | ¡Pues a las manos, pastor! | |
FLAQUEZA | ¡A las manos y a los pies! | |
FORTALEZA | Más crianza, descortés, | 120 |
que vos por ganar honorveréis cómo lo perdéis! | ||
FLAQUEZA | Ya no es possible perder. | |
FORTALEZA | Pues no es possible ganar. | |
FLAQUEZA | Possible es para mostrar | 125 |
que, pues vos tenéis poder,a mí no puede faltar. | ||
FORTALEZA | ¡No hay ventaja cognoscida43, vamos a brazo partido!44 | |
FLAQUEZA | ¡Vamos! Ternás entendido | 130 |
que mi fuerza está cresciday tu poder no ha crescido. | ||
FORTALEZA | ¡Suso!45, los brazos assidos. | |
FLAQUEZA | ¡Suso!, pues que tú lo quieres. | |
FORTALEZA | ¿Qué harás? | |
FLAQUEZA | Lo que hicieres. | 135 |
FORTALEZA | Pues, mira, no des gemidos. | |
FLAQUEZA | No daré, si no los dieres. | |
FORTALEZA | Flaqueza, ya no haya más,que me cansas. ¡Dejamé!46 | |
FLAQUEZA | Ni un puncto te dejaré, | 140 |
si primero no me daslo que yo supplicaré. | ||
FORTALEZA | Dime, ¿qué quieres, hermano? | |
FLAQUEZA | Que no te estrañes47 de mí. | |
FORTALEZA | ¿Y qué más? | |
FLAQUEZA | Que, pues en tihay poder tan soberano,no me deseche de sí.48 | 145 |
FORTALEZA | Hágase todo a tu grado, engrandescido pastor. | |
Pero dime, por mi amor, ¿quién te ha comunicadoeste divino favor?Que, pues conmigo has podido quesoy de tanta grandeza, | 150 | |
no te llamarás Flaqueza,mas ternás por apellido«quien pudo con Fortaleza». | 155 | |
VillancicoEn lucha ganó Jacobnombre de grande grandeza | ||
y así lo ganó Flaqueza49. | 160 | |
FLAQUEZA | Pues que licencia no falta, sabrás que el que nos crïóen su consejo acordóuna junta50 la más alta | |
que se verá ni se vio.Divina naturalezapor hombres tanto se humana que, por unión soberana,en un supuesto51 su Alteza | 165 | |
está con natura humana. | 170 | |
De suerte que el impassible52, el eterno e inefablelo puedes ver conversable, humano, humilde y passible53 | ||
en esta unión admirable.Aquí subió humanidadlo que más pudo subiry, queriéndola assí unir, descendió divinidad | 175 | |
cuanto se sufre abatir54.Y pues Dios tanto subiócosa tan baja consigo, paciencia ternás, amigo,que de hoy más andaré yo | 180 | |
a las parejas contigo. | 185 | |
VillancicoEl león traerá consigoal corderopor amigo y compañero. | ||
FORTALEZA | Ya que me tienes rendido | |
y a tu servicio obligado,quiero ser más informado deste bien engrandescidotan de gracia al hombre dado. | 190 | |
FLAQUEZA | La eterna sabiduría, | |
que por quién es nos amó,de amor vencido ordenó55 | 195 | |
que lo que el hombre debía pagase el que lo crïó.Y, como Dios, el castigo, | ||
el padescer y morirno podía rescebir,unió la carne consigoque no lo puede huïr.Y para tan alto bien | 200 | |
por un dichoso camino encarnó el Verbo divino. | 205 | |
FORTALEZA | ¿Dios encarnado? ¿Y en quién? | |
FLAQUEZA | En quien para Dios convino.En virginales entrañas | |
de una divina doncella,tan agradescida y bella56,en quien Dios hizo hazañas que no hiciera sin ella.En carne quiso nascer | 210 | |
para en ella a Dios pagary al hombre desadeudar, porque en Dios el padescer sin carne no hubo lugar.De modo que Dios del hombre | 215 | |
en Dios se hizo pagadoy el hombre fue libertadocon el divino renombre que Dios del hombre ha tomado. | 220 | |
Villancico¡Bendito sea tal nombre, | ||
hombre y Dios y Dios y hombre! | 225 | |
FORTALEZA | Pues me tienes instruïdode grandeza tan subida, vamos a ver la pariday al niño recién nascido | |
y ofrezcámosle la vida;que para tan gran señory tan divina doncellala vida es poco ofrescella,si no la accepta el amor | 230 | |
que nos tiene Él y Ella. .................................... .....................................que hicieron estos días con dulces lamentaciones | 235 | |
las celestes hierarquías57. Celébrese esta grandezaen lo divino y humano,que en ella no hubo otra mano, sino solo la riqueza | 240 | |
del amor del Soberano. | 245 | |
VillancicoPor amores del humano,humano nascéis, Señor.¡Bendito sea vuestro amor!Laus Deo. |
II. Comedia intitulada Triunfo de Pobreza contra Riqueza
ENCABEZAMIENTO: Comedia intitulada Triunfo de Pobreza contra Riqueza (fols. 110r-132r).
FIGURAS: Mundo, Riqueza, Pobreza, Simplicidad, Sosiego, Solicitud, Curiosidad, Dos Truhanes, Ángeles, Pastores.
FORMA EXPRESIVA, EXTENSIÓN Y MÉTRICA: En prosa, con una extensión aproximada de 653 líneas, más 68 vv. cantados, más una «letra» de 3 vv.58, más un breve texto latino cantado. Escrita con un lenguaje sencillo, la prosa aparece seccionada por una serie de versos cantados: dos villancicos de 3 versos (8A8B8B)59; un villancico de 6 versos (8A4A:8A8A4A:8A); un villancico de 4 versos (6a6B6a6B); un villancico de 3 versos (9A5A:9A); un villancico de 2 versos (11A11A); un villancico de 12 versos (6A6B6A6B:6B6C6A6C:6C6B6A6B); un villancico de 7 versos (8-7A:8B8B8B8A:7A); dos villancicos de 4 versos con la misma disposición de rimas (6-6A6-6A y 7-7A7-7A); un villancico de tres versos (6a6a7a); un villancico de 5 versos (8A6b6b6b6A); y cuatro tercetos encadenados. En total, un conjunto de 68 versos cantados, a los cuales hay que añadir una «letra» de 3 versos octosílabos (ABB) y un breve texto cantado en lengua latina, presente en las ceremonias litúrgicas del tiempo de Adviento, tejido con frases de inspiraci.n profética: «Veni, Domine, et noli tardare. / Ostende faciem tuam, et salvi erimus» (La segunda parte localizada en Sal, 79, 4, 8 y 20). La variedad de las combinaciones del número de versos, junto a la variedad en el número de sílabas, ofrece una riqueza rítmica que ahondaría en la espectacularidad de la puesta en escena de la obra.
Estructura: La pieza está segmentada en Cuatro Partes, separadas por el vacío de personajes sobre la escena, muestra evidente del intento de dar cuerpo a la estructura de la obra dramática. Esta segmentación, aunque coincida en su número con el de las cuatro jornadas de comedias de la época, denominación que Galeas le atribuye a la obra, no la estimo relacionada con ellas, porque en otras piezas también divididas en Partes, su número no es de cuatro sino de tres (La historia de cuando Abraham echó de casa a Ismael y Agar, su madre, fols. 105r-109v) o seis (Representación del nacimiento de Jesucristo Salvador nuestro, fols. 135r-165r). Más la considero, si es que su ámbito de representación fue el conventual, como un deseo del autor de segmentar la estructura de la obra en pequeñas unidades cerradas para su sucesiva representación entre los intermedios del rezo de las horas canónicas, que eran observadas con especial atención y cuidado en las comunidades monásticas. Recordemos al respecto estas elocuentes palabras sobre su importancia en la formación de los cartujos, debidas al hermano de Galeas, el abad Alonso Sánchez Gordillo, donde nos dice que al llegar al Convento de las Cuevas para ser recibido como religioso, el pretendiente a ello era
examinado en latinidad, que demás ciencias no se procura y, durante el año de noviciado, el Superior le asignaba un Maestro para que le enseñara las costumbres de la Orden y las ceremonias particulares y a cantar y rezar el Oficio y Horas Canónicas y que tome de memoria el Salterio para cantar en el Coro, expecialmente para Maytines que se dicen sin luces, y se cantan los psalmos de memoria (Sánchez Gordillo, Svmaria relación del insigne Monasterio de Santa María de las Cuevas de Sevilla […], 2003 [1663], p. 369)60.
ARGUMENTO: Riqueza, sabedora de la venida del más alto y más poderoso señor que tiene la tierra, pide ayuda a su padre el Mundo para, con su favor, aparejarle la más alta y la más rica posada. El Mundo, conocedor de que esa misma noche su hija Pobreza recibe en ese mismo lugar a dicho huésped, le aconseja que haga dos cosas: preparar un rico aposento e ir a visitar a su hermana Pobreza para cerciorarse de la noticia. Pobreza, que entra en escena acompañada por sus hijos Simplicidad y Sosiego, les comunica la buena nueva de que «el Príncipe soberano, hijo del eterno Padre, Dios de Dios y Señor nuestro», ha venido del cielo y se aposentará en su casa, conminándolos a preparar su humilde posada. Riqueza pide ayuda a sus criados, Solicitud y Curiosidad, para aderezar su majestuosa posada y estos le ofrecen distintas galas y entretenimientos, entre ellos la actuación de dos Truhanes, que entran en escena y le dan cuenta de sus habilidades. Riqueza los acepta y se dirige a visitar a Pobreza. Esta la recibe junto a sus hijos y responde a sus preguntas sobre la posible venida y la identidad del huésped que espera, argumentando a su hermana las razones por las que elegirá su morada. Riqueza, «corrida», la abandona y se dirige a aguardar en su suntuoso aposento al mismo señor que ella. Pobreza exhorta a sus hijos a ver al «Deseado» y una cortina se abre y descubre el nacimiento. Ángeles y Pastores lo acompañan, cantando y tocando instrumentos. Pobreza y sus hijos se dirigen al nacimiento y, acabado el canto, se cierra la cortina, quedando todo cubierto por ella.
GÉNERO: Auto alegórico celebrativo del nacimiento de Cristo para representar el día de Nochebuena. Su adscripción en el encabezamiento al género de «comedia» es aleatoria.
TEATRALIDAD: La tensión dramática entre los dos protagonistas, opuestos por naturaleza, no alcanza grandes cotas, pues es bastante suave. Galeas se muestra dueño de la puesta en escena, como revelan las acotaciones explícitas, a las que habría que sumar las marcas presentes al respecto en las acotaciones implícitas que se aprecian a lo largo del texto. En las acotaciones explicitas se advierte: control sobre las entradas y salidas de los personajes de escena, el número y la caracterización de los mismos —alusión a su carácter alegórico, que lleva implícita una forma de comportamiento escénico y una caracterización (maquillaje, vestuario) concreta—, el contraste frente a estos personajes alegóricos de los Truhanes, los fragmentos cantados, las indicaciones corporales («arrodillarse») y la espectacular puesta en escena final con la presencia del Nacimiento (diferentes niveles de colocación de los personajes, cortina, etc.)… En las acotaciones implícitas aparecen marcas de los distintos sistemas de signos escénicos. Sin pretensiones de exhaustividad, señalamos algunas de ellas:
RIQUEZA.- […] Mi señor, dame las manos, besarlas he de rodillas / MUNDO.- Levanta, hijo, levanta, y […].
CURIOSIDAD.- Espera, Solicitud, espera, que tengo de ver dó pongo los pies, porque esta subida no está nada buena. Y, si por aquí la Riqueza ha entrado, muy justo sería que se aderezase con otro cuidado, otra limpieza y más policía. […]
CURIOSIDAD.- Que el primero paso della es más alto que el segundo casi, casi una pulgada. […]
CURIOSIDAD.- Señora, dadme la mano. / RIQUEZA.- ¡Dejadme, que yo subiré! […]
RIQUEZA.- Curiosidad, date priesa, que se va haciendo tarde. […]
RIQUEZA.- […] Entremos a la posada, que en tanto que se adereza me tengo de ir a ver con la Pobreza. / SOLICITUD.- ¡Vamos mucho en buena hora! […]
SOSIEGO.- ¡Silencio, silencio!, que viene gente de fuera. […]
POBREZA.- ¡Muy bien venida seáis, mi señora! ¿Qué novedad es aquesta de venir a mi posada?
odo ello evidencia el conocimiento por Galeas de los recursos escénicos y de su funcionalidad.
FINALIDAD: Propósito celebrativo y aleccionador, con motivo del nacimiento de Cristo. Esta finalidad catequística justifica en parte la inclusión de la escena de los Truhanes, dos personajes reales de la vida cotidiana del auditorio, que introducen un episodio cómico en la escena. Su presencia en el desarrollo de la acción proporciona un momento muy ágil y cotidiano, fácilmente reconocible por el público de la época, que se ve potenciado aún más por el contraste con el tono alegórico-religioso de la pieza y de sus personajes, y contribuye a acercarla a los espectadores61.
He aquí el texto:
Comedia intitulada Triunfo de Pobreza contra Riqueza
En la Primera parte se introducen Mundo y Riqueza62.
RIQUEZA.- Señor y padre mío, si de la generosidad de tu ánimo y del grande amor que me tienes no hobiera hecho experiencia, según de tus favores me hallo obligada, no te osara supplicar lo que pretendo; mas, estando con tal seguro de tu parte, allego63 sin temor, de tu amor confiada, a pedirte una cosa que de suyo es tan justa que ni yo puedo dejar de pedirla ni tu bondad debe negarla.
MUNDO.- Riqueza, mi hija amada, tu buen comedimiento y el ser agradescida a mis regalos me convida a que de nuevo te ame y de nuevo te regale. Pide tú lo que quisieres, que, pues soy tu padre que tan tiernamente te ama, ¿qué puedes tú pedir que yo no haga y qué haré por ti que no lo deba?
RIQUEZA.- ¡Oh Mundo, y qué de veras te muestras para mí amoroso padre!, pues, lo que la vergüenza acobardaba y me impedía, tu liberalidad lo allana y me esfuerza. Mi señor, dame las manos, besarlas he de rodillas64.
MUNDO.- Levanta, hijo65, levanta, y da lugar a que en algo se conozca que como padre te amo, porque, según tu crianza y tus graciosas palabras, en darte lo que pidieres más será pagarte deuda por lo que meresces que hacerte gracia por el amor que te tengo.
RIQUEZA.- Padre mío, has de saber que este día viene a aposentarse en ti el más alto y más poderoso señor que tiene la tierra y, como a tal, con favor tuyo, yo querría aparejarle la más alta y la más rica posada que en ti se hallase para que en ella, como en cosa tan señalada, mostrare yo la majestad de mi grandeza, y la prosperidad y la abundancia de mis bienes.
MUNDO.- Por cierto, hijo, lo que pides es tan justo y tan proprio de mi condición que sobre ello hay poca nescessidad de rogarme, pero ¿dime dónde viene a aposentarse aquese grande señor?
RIQUEZA.- A Belem viene esta noche.
MUNDO.- ¿A Belem? Pobre y pequeño es el pueblo.
RIQUEZA.- Pues ahí quiero yo mostrar mi grandeza y el favor que contigo tengo.
MUNDO.- Riqueza, ya yo te he dicho que de mi parte no habrá falta, pero temo que quien tal pueblo escogió para su venida, siendo él tan grande y tan alto, que66 terná en muy poco tu rica posada y no vaca67 de misterio lo que digo.
RIQUEZA.- ¿Cómo assí?
MUNDO.- Porque he entendido que esta noche la Pobreza rescibe en ese lugar al más soberano huésped de la tierra, de que no estoy poco admirado, porque ni tiene cuenta conmigo ni sobre ello me ha hablado.
RIQUEZA.- ¡Triste de mí!, que eso mismo me trae congojado, porque me han certificado que de la venida deste señor ha muchos años que la Pobreza ha sido avisada y, como yo, siendo quien soy, no he tenido tal aviso, lo que por una parte me hace temer, por otra, me hace dubdar. La dubda fue causa de no revelarte al principio mi pena, y el temor hace agora declararme contigo para que tú como padre me aconsejes en todo lo que debo.
MUNDO.- Entiende, Riqueza, que este negocio es muy importante y depende dél solo no tu aucthoridad, mas la mía; y en él me paresce que hagas dos cosas: la una será que adereces con diligencia un rico y grande aposento para este señor, que no puede ser, si no es más que hombre, que en tu posada hospedarse no quiera por hospedarse con cosa tan baja como es la Pobreza.
RIQUEZA.- ¿Y qué es la otra cosa que debo hacer?
MUNDO.- Que en brevedad procures de verte con la Pobreza y entiendas el hecho muy de raíz68.
RIQUEZA.- Como lo entiendes, lo entiendo hacer y aun pienso llevar en mi compañía a dos mis criados: Solicitud y Curiosidad.
MUNDO.- Muy bien has dicho. ¡Suso!, camina.
RIQUEZA.- ¡Anda, señor, y yo seguirte he!
MUNDO.- ¡Sea muy en buen hora! Vamos los dos y cantando por mi amor.
Con el regalo, señor,
que siempre me sueles
dar alegre puedo cantar.
Segunda parte en que se introducen la Pobreza, y Simplicidad y Sosiego, sus hijos, y entran cantando69.
Cantemos con
regocijo, pues de
bienaventuranza
se nos da grande esperanza.
POBREZA.- Hijos míos, el alegría que regocija mi alma es tan grande que ya, ya, ya no puedo contenerme ni dejar de publicarla, porque el mesmo regocijo que siento acá en las entrañas, por salir de la raíz de do sale, cresce ya tan sin medida que en un pecho tan pequeño como el mío ya no cabe, y así yo, tan forzada de aquesta estraña grandeza de alegría, os he querido llamar para daros parte della.
SOSIEGO.- ¡Sancto Dios!, ¿qué puede ser? ¿Qué novedad es esta? ¿Quién desterró tus sospiros? ¿Tus gemidos dónde están? Di, Pobreza, madre mía.
Cantan los dos hermanos.
¿Dónde está la que
gemía, madre mía?
¿Dónde está la que
gemía, la que lágrimas vertía,
madre mía?
¿Cómo está con alegría?
SIMPLICIDAD.- Decid, madre, ¿que es possible que ha llegado a vuestra casa regocijo?
POBREZA.- Sí, sí, hijo.
SIMPLEZA.- ¿Y que puedo yo bailar, danzar y zapatear a discreción?
POBREZA.- Con discreción.
SIMPLEZA.- ¿Que, si yo os pido un regalo, me dirás, como soléis: «¡No lo hay!»?
POBREZA.- Ya lo hay.
SIMPLICIDAD.- ¡Bendito sea el señor que lo dio!
SOSIEGO.- [Aparte.] (Hermano Simplicidad, mira y siente que, en hecho tan admirable como entre manos tenemos, no te debes contentar con solo lo que entendiste de Pobreza, nuestra madre.
SIMPLICIDAD.- Di, Sosiego, hermano mío, tú que con reposo hablas muy pensado y muy pausado, ¿hay alguna cosa más que entender o preguntar?
SOSIEGO.- Grandes cosas y de muy grande importancia.
SIMPLICIDAD.- Esas yo no las alcanzo. Tú, Sosiego, las pregunta, que las entiendes y sabes.)
SOSIEGO.- Di, Pobreza, madre nuestra, aqueste tu regocijo, este contento y placer que publicas ¿dónde tuvo principio?
SIMPLICIDAD.- [Aparte.] (¡Oh qué donosa pregunta! ¡Qué a propósito y qué buena por cierto! Yo no atinara en los días de mi vida con pregunta semejante.)
POBREZA.- Pues, oídme, hijos míos, y veréis cuán justa es la causa de mi alegría.
SOSIEGO.- Di, señora.
POBREZA.- Sabed, mis hijos amados, que el Príncipe soberano, hijo del eterno Padre, Dios de Dios y Señor nuestro, de su corte celestial ha venido a la del suelo y con divino consejo ordenó de aposentarse —¿a dó pensáis?— en la posada —¿direlo?— de mí, la humilde Pobreza.
¡Qué grande bondad,
qué suma grandeza,
que quiera posar
el rico en pobreza!
SOSIEGO.- ¿Para qué vino a la tierra aqueste grande Señor?
POBREZA.- ¿Para qué? Para enriquescer a los pobres, engrandescer los humildes y dar la vida por sus enemigos. ¡Mirad si hay grande razón de alegrarnos!
SIMPLICIDAD.- Madre mía, ¿esta alegría es solo para nosotros o es bien universal para el mundo?
POBREZA.- Para el mundo.
SIMPLICIDAD.- ¿De modo que ha de ser limpio, mundo70 y puro el que quisiere gozar de este remedio?
POBREZA.- Ese es el medio.
SIMPLICIDAD.- ¿Y el que hobiere sido malo, y detestare el peccado y hiciere penitencia gozará de aqueste bien?
POBREZA.- Ese también.
SIMPLICIDAD.- Luego, yo bien gozaré si soy limpio y si trabajo.
POBREZA.- Y aún con trabajo.
SIMPLICIDAD.- Y por no ser tal el hombre, dime, ¿qué se perderá?
POBREZA.- Que se perderá71.
SIMPLICIDAD.- ¡Líbrame, Señor, amén, de perder tan grande bien! Madre mía, yo quiero que me respondas a otra sola pregunta.
POBREZA.- Pregunta.
SIMPLICIDAD.- ¿Por qué quiso así venir este señor? Dilo agora por mi amor.
POBREZA.- Por tu amor.
Cantan
¡Seáis bien venido, Señor,
por nuestro amor!
¡Seáis bien venido, Señor!
POBREZA.- Hijos míos, vamos presto a la posada, que yo quiero aderezar el hatico pobrecillo que tenemos para poder rescebir este divino huésped que esperamos, que ya se acerca la hora de su dichosa venida.
SIMPLICIDAD.- ¡Vamos mucho en buena hora y no se olvide el cantar!
SOSIEGO.- Comienza, Simplicidad, que todos te ayudaremos.
SIMPLICIDAD.- ¡Soy contento, por mi vida!
Cantan.
¡Alégrate, mi alma, que es venida
tu gloria, tu paz, tu lumbre y tu vida!
Tercera lición72, en que se introducen Solicitud73, y Curiosidad74y Riqueza, y dos Truhanes.
SOLICITUD.- ¡Anda más, Curiosidad! ¡Anda, si quieres, que es tarde!
CURIOSIDAD.- Espera, Solicitud, espera, que tengo de ver dó pongo los pies, porque esta subida75 no está nada buena. Y, si por aquí la Riqueza ha entrado, muy justo sería que se aderezase con otro cuidado, otra limpieza y más policía76.
SOLICITUD.- ¡Oh, Curiosidad, y qué terrible cosa es oírte y qué pesada sufrirte! Dime agora ¿qué es la descomposición que en esta subida hallas?
CURIOSIDAD.- Harto grande.
SOLICITUD.- ¿Y cuál es?
CURIOSIDAD.- Que el primero paso77 della es más alto que el segundo casi, casi una pulgada78.
SOLICITUD.- ¿Esa toda es la falta que tiene?
CURIOSIDAD.- También tiene otras.
SOLICITUD.- Dime cuáles.
CURIOSIDAD.- Que al pie de aquesta subida están dos plumas de un ave. ¡Mirad qué gentil limpieza!
SOLICITUD.- ¡Oh, gran Dios, quién se hallase mill leguas de ti apartado, do no te oyese ni viese! (¿No veis de qué miserias hace caso Curiosidad?) [Aparte.]
CURIOSIDAD.- Solicitud, ¿y pensaste tú que por tus prissas desordenadas se ha de mudar mi condición? Pues entiende que yo no soy quien tú eres.
SOLICITUD.- ¿Ya sabes tú quien yo soy?
CURIOSIDAD.- ¡Y cómo que lo sé bien y de qué casta vienes!
SOLICITUD.- ¿Conociste tú a mis padres?
CURIOSIDAD.- Conoscilos.
SOLICITUD.- ¿Quiénes fueron?
CURIOSIDAD.- Tu padre el proprio Interesse y tu madre la Cobdicia, gente infame y desalmada.
SOLICITUD.- Bien muestras que tú eres Curiosidad y que te sobra tiempo para saber linajes y vidas ajenas, pero, dime, ¿sabes tú de dónde vienes?
CURIOSIDAD.- ¿Por qué lo dices?
SOLICITUD.- Porque es cosa dificultosa cognoscerse el hombre a sí mismo y sospecho que, aunque tú sabes muy bien quién fueron mis padres, no debes saber quién fueron los tuyos.
CURIOSIDAD.- Por cierto, sí sé.
SOLICITUD.- ¿Quiénes son?
CURIOSIDAD.- Mi padre es el Ocio.
SOLICITUD.- ¿Y tu madre?
CURIOSIDAD.- Haraganía79.
SOLICITUD.- ¡Oh que gente tan honrada! ¡Por cierto, tú vienes de muy gentil casta! Di, Curiosidad, ¿no entiendes y vees que por affrentarme te has affrentado? De aquí podrías tú sacar en limpio que a todos conviene que honre el que de todos quiere ser honrado y que no puede caer en corazón generoso quererse honrar con afrentas ajenas.
CURIOSIDAD.- No pases adelante, Solicitud, que paresce que viene Riqueza, nuestra ama.
SOLICITUD.- ¡Venga mucho en buena hora!
CURIOSIDAD.- Señora, dadme la mano.
RIQUEZA.- ¡Dejadme, que yo subiré!
SOLICITUD.- Dime, señora, ¿por qué nos mandaste a Curiosidad y a mí esperarte en este lugar? ¿Qué es lo que mandas?
RIQUEZA.- Entiende, Solicitud, y tú, Curiosidad, advierte que hoy se me offresce un negocio el más arduo que en la vida he tenido y, puesto que siempre os he hallado fieles en las cosas de mi servicio, en aquesta quiero yo que los dos os señaléis, magnificando la grandeza de mi imperio y la prosperidad de mis bienes.
CURIOSIDAD.- Mi señora, manda tú a Solicitud que me deje a mí hacer y no me vaya a la mano80, que yo magnificaré el aucthoridad tuya, de suerte que en los siglos venideros se haga perpetua memoria de ti.
SOLICITUD.- Mira, Curiosidad, no pienses por esa vía aventajarte conmigo delante de mi señora, porque, si tú quieres mucho servirla, yo deseo más agradarla, que en lo que yo te voy a la mano no es cosa de su servicio, sino en grandes demasías de tu inconsiderada imaginación que son fuera de todo propósito.
RIQUEZA.- Por mi vida, Solicitud, que no rescibas fastidio de lo que Curiosidad quisiere que se provea, que yo rescibo a mi cuenta este servicio para lo gratificar mucho bien.
SOLICITUD.- Di, señora, lo que quisieres, que por servirte me esforzaré a hacer lo que mandas.
CURIOSIDAD.- (¡Oh, traidor, cómo finges esforzarte por servicio de mi señora y no te esfuerzas sino porque te asegura que estarán de por medio tus padres, Interesse y Cobdicia!
SOLICITUD.- ¿Qué es lo que dices, Curiosidad?
CURIOSIDAD.- Bien me entendiste. No digo nada.) [Aparte.]
SOLICITUD.- Di lo que mandas, señora.
RIQUEZA.- Lo que quiero es que con todo el primor y policía possible se aderesce en mi posada un principal aposento, porque espero en él por huésped al príncipe más poderoso de la tierra y, conforme a su grandeza, querría manifestarle los thesoros de mi valor.
SOLICITUD.- Pues, ¡suso!, señora. Diga Curiosidad lo que se ha de proveer, y porné faldas en cinta81 y proveeré con brevedad cuanto fuere menester.
RIQUEZA.- Comienza, Curiosidad.
CURIOSIDAD.- Digo que, ante todas cosas, la sala alta principal de mi señora se ha de limpiar de suerte que de sola la limpieza resplandezca, y en ella se colgarán unos doseles medianos de tela de oro guarnescidos de otra tela de oro y plata, y en el lugar principal desta sala habrá un dossel de brocado de tres altos y, en medio dél, se pornán dentro de un rico cestón de su oro matizado las armas de nuestro huésped, y, advierte, Solicitud, que a nivel, regla y compás se dé por toda la sala una línea por donde sean clavados los doseles para que vayan iguales sin discrepar un cabello.
SOLICITUD.- ¡Qué por menudo tractas las cosas, Curiosidad! ¿Regla, nivel y compás ha de haber para colgar seis doseles?
CURIOSIDAD.- Así conviene.
SOLICITUD.- Di. ¡Adelante!
CURIOSIDAD.- El techo de aquesta sala será un cielo, por tal orden fabricado que el sol esté en él de día corriendo todo su curso desde el oriente al poniente, y de noche salga en él la luna con las estrellas que hagan sus movimientos por el orden natural que aquestos cielos lo hacen.
SOLICITUD.- ¿Estás burlando, Curiosidad?
CURIOSIDAD.- No, por cierto.
SOLICITUD.- Pues, veamos. ¿Este cielo es cosa de encantamento o de arte de nigromancia?
CURIOSIDAD.- Es arte de policía y de ingenios delicados y curiosos.
RIQUEZA.- Curiosidad, date priesa, que se va haciendo tarde.
CURIOSIDAD.- En el testero más largo de esta sala, habrá un reloj mediano que dé sus horas a tiempo y, cerca de él por lo alto, una figura de hombre de metal con una buena ballesta, y gafas y un pasador82 en las manos, y para subir a ella ha de haber cuatro escalones muy estrechos, por tal ingenio labrados que, puesto el pie en el primero, arme luego la ballesta y, en el segundo, encaje su pasador y, puesto el pie en el tercero, aseste contra el que sube y, si subiere en el cuarto, desarme con toda furia. Terná sobre la cabeza esta figura un hermoso vaso de oro con una «letra»83 que diga:
Este es un vaso precioso
y, si queréis gozar de él,
subid sin temor por él.
SOLICITUD.- ¿No sabes qué estoy pensando, Curiosidad?
CURIOSIDAD.- Dime qué.
SOLICITUD.- Que es un sueño cuanto dices.
CURIOSIDAD.- No es sino cosa real y muy cierta, y es una prueba graciosa para hombres animosos.
RIQUEZA.- Di adelante. No pares.
CURIOSIDAD.- En medio de aquesta sala, habrá una poma84 grande de cristal en círculo bien sacada, que parezca que depende85 desde el cielo, y dentro de ella pornás a seis niños desnudicos que estén danzando y bailando alderredor con lumbres, las que convengan para que se puedan ver.
SOLICITUD.- Mi señora, ya esto no es de sufrir. Si por esta vía va, lo que más es menester será un nunca acabar.
CURIOSIDAD.- Pues entiende, Solicitud, que lo essencial y lo bueno que se ha de proveer no está tocado, ni he tractado de fuentes de diversos licores, de aves vivas en los manjares, de la policía en los servicios, ni de comedias, disfraces, saraos, blandones86, sitiales87 y vajillas, ni otros mill cuentos de cosas nescesarias e importantes.
RIQUEZA.- Ora88, ¡sus!, Curiosidad, por mi amor, que por scripto89 me des todo lo que falta.
CURIOSIDAD.- Soy contento, pero una sola cosa conviene que aquí veamos.
SOLICITUD.- ¿Y cuál es?
CURIOSIDAD.- Dos truhanes90 que salgan a rescebir nuestro huésped y regocijen la fiesta con mill gracias y donaires.
SOLICITUD.- Yo cognosco dos rapaces cabales en el officio.
RIQUEZA.- Pues procura de traellos brevemente.
SOLICITUD.- Al puncto vernán aquí.
RIQUEZA.- Curiosidad, bien entiendes que depende deste hecho todo el ser y auctoridad de mi grandeza, por tanto, mira muy bien no haya falta ni descuido.
CURIOSIDAD.- Pierde cuidado, señora, y asegúrate de mí, pues yo lo tomo a mi cargo.
Entran los Truhanes con la Solicitud cantando
con sonajas y guitarra.
¡Viva, viva, viva,
viva la Riqueza!
¡Viva, viva, viva,
viva su grandeza!
Copla
¡Viva la Riqueza
y sus servidores;
no teman Pobreza
y sus disfavores!
¡Grandes y menores
sigan la Riqueza!
¡Viva, viva, viva,
viva su grandeza!
TRUHAN.- Beso las manos a V. M. muchas veces, mi señora.
RIQUEZA.- Seáis bien venido, amigo.
Cantan los Truhanes.
¡Seáis bien venido, amigo!
¡Vos seáis bien venido!
¡Vengáis mucho en buena hora
a servir a esta señora,
porque en ella se athesora
el thesoro no abscondido!
¡Vos seáis bien venido!
CURIOSIDAD.- De repente paresce que trova.
TRUHAN.- Sí, señor. De repente trovo, aúllo como lobo, canto como gallo, ladro como perro y corro como gamo. Esgrimo, salto, danzo y bailo. Hago del ciego, del sordo, del mudo y tartamudo, y del ventero. Hago del gitano, juego a la corregüela91, sé jugar de mano92 y al juego de pasa pasa93. Hablo portugués, francés, viscaíno94, flamenco y ginovés. Taño vihuela, laúd, flauta, guitarra, chirimía, sonajas y rabelico95.
RIQUEZA.- Por cierto que es harto hábil el rapaz en el oficio.
TRUHAN.- Tengo mill cuentos de gracias, de chistes y de donaires. Contrahago y hago gestos. Sé baratar96, y enlabiar97 y hacer con behetría98 trampantojos99. En locura, yo puedo dar quince y falta100 a cuantos hoy son nascidos. ¿Queréis ver a dó llega mi saber? Sé101 servir sin gana y llorar sin gana y comer sin gana, y soy en aqueste officio como conde palatino102 que doy grados103 al nescio de discreto, al ignorante de sabio, al feo de hermoso y al cobarde de valiente104.
RIQUEZA.- ¿Es también el compañero assí gracioso?
TRUHAN.- Es muy donoso, pero quiso su ventura que, demás de cuatro effes, frío, flojo, flaco y feo, tuviese otras cuatro letras.
CURIOSIDAD.- ¿Cuáles son?
TRUHAN.- Ceceoso, tartajoso, sarnoso y segajoso105. Verdad que sabe algo de danzar y de bailar, y de gomecillo de ciego106 hace un poco y de monacillo de choro107 otro poco.
RIQUEZA.- Ora pues, tánganles108 algo y veremos cómo bailan.
Aquí les tañen a los Truhanes y bailan un villancico.
RIQUEZA.- Por cierto, lo hacen bien. Entremos a la posada, que en tanto que se adereza me tengo de ir a ver con la Pobreza.
SOLICITUD.- ¡Vamos mucho en buena hora!
Salen cantando los Truhanes.
Pues de mí, señora,
queréis ser servida109
por vuestro servicio
daré yo la vida.
Cuarta parte en que entra Pobreza con Sosiego y Simplicidad, sus hijos, cantando y adelante entra la Riqueza.
La media noche obscura
paresce al mediodía,
pues nace en ella el sol,
la luz y el alegría.
POBREZA.- Hijos míos, la hora se acerca ya de aquella buena venida que esperamos. No paresce sino que el cielo, regocijado de nuestro bien, apresura sus movimientos para pedirnos albricias y que este, mi corazón, con unas voces secretas de alegría, responde al cielo diciendo: «Amigo, yo te las mando».
SIMPLICIDAD.- Decid, madre, ¿a una cosa tan alta como el cielo qué albricias podría dar una tan pobre mujer como vos?
POBREZA.- Darle ya el amor y el desseo de darle, que es la cosa más preciosa que yo tengo y, para el cielo, esso que paresce poco es de muy grande valor.
SOSIEGO.- ¡Silencio, silencio!, que viene gente de fuera.
RIQUEZA.- Hermana mía, Pobreza, estés mucho en buena hora.
POBREZA.- ¡Muy bien venida seáis, mi señora! ¿Qué novedad es aquesta de venir a mi posada?
RIQUEZA.- Vengo, hermana, a visitarte y a regocijarme contigo.
SIMPLICIDAD.- Decid, madre, ¿quién es aquesta mujer que, siendo tan rica, a vos, pobre, hermana os llama?
POBREZA.- Es la Riqueza.
SIMPLICIDAD.- ¿Riqueza por vuestra casa? ¡A fee que os ha menester!
SOSIEGO.- (Simplicidad, calla tú. No seas demasiado110.
SIMPLICIDAD.- Yo callo, mas tú verás que el entrarse por la puerta es por lo que le conviene. No para hacernos bien.) [Aparte.]
POBREZA.- Di, señora, lo que mandas.
RIQUEZA.- Desseo saber de ti una verdad y ruégote, por mi amor, no me la niegues.
POBREZA.- Por cierto, si yo la sé, la diga muy llanamente.
SIMPLICIDAD.- Mirad, madre, no os engañe.
SOSIEGO.- (¡Calla agora! ¡No porfíes!) [Aparte.]
RIQUEZA.- Di, Pobreza, ¿esperas hoy algún huésped que haya de aposentarse en tu posada?
POBREZA.- Espero a todo mi bien con unas alegres ansias de su amor. Por verlo, da mill suspiros mi alma sin darme pena, porque el seguro que tengo de parte de su promesa que ha de venir y he de verle pone en mis ansias dulzura y alegría en mis sospiros.
RIQUEZA.- ¿Quién es aquese tu amado que tan estraña mudanza ha hecho en ti? Di111, Pobreza.
POBREZA.- ¿Quién es mi amado preguntas? De los hijos de los hombres, mi amado es el más hermoso. Sus labios son como lirios que están distillando112 mirra. Su voz para mis oídos es de muy mayor dulzura que los panales de miel. Sus palabras son tan vivas que me despiertan deseos de vida de eternidad. Todo desiderable113, todo amable, todo suave y gracioso escogido de millares. Tal y tan grande es mi amado, este que mi alma espera por huésped y por señor114.
Cantan los hijos de la Pobreza.
¡Tal huésped, mi madre,
quererle y amarle,
servirle y adorarle!
RIQUEZA.- Pobreza, ¿no consideras que este tan grande señor no es justo que se aposente en una pobre posada, cual es la que tú ternás?
POBREZA.- Pues esa es otra grandeza de mi amado, que el mesmo que por su ser es de ángeles servido se quiera tanto humillar que se venga a mi posada para servir a los hombres, enseñándonos en esto que quiere en sí consagrar la humildad y la pobreza, porque115 los hombres las amen y las extimen en mucho.
RIQUEZA.- ¿Y no será muy mejor que venga con majestad y poder para que sea adorado y temido de los hombres?
POBREZA.- No sabes lo que te dices, Riqueza, porque bastarte debiera saber que el saber de Dios así lo ordena para tenerlo por bueno y acertado, mas, pues tanto desvarías, yo quiero darte un ejemplo porque con él convencida lo acabes bien de entender. Dime, ¿a quién ternías tú por hombre más esforzado: al que pudiese vencer sus enemigos con armas y fortaleza o al hombre que los venciesse sin armas y con flaqueza?
RIQUEZA.- Aqueso cosa es muy clara, que sería gran victoria el vencer con la flaqueza y sin armas.
POBREZA.- Pues esa misma victoria quiere alcanzar mi señor, porque, siendo Él fortaleza con un ánimo inmortal, se ha vestido de flaqueza para derribar con ella la soberanía del poder infernal.
Cantan los hijos de la Pobreza.
¡Afuera, afuera, Satán116,
que baja y desciende
a darte la muerte
aquel brazo fuerte
del Gran Capitán!
RIQUEZA.- Veamos, ¿no viene Dios a las casas de los ricos como a casa de los pobres? ¿No sabes tú que Abraham, Isac, Jacob y David fueron ricos y no impidió su riqueza aquel conversar con Dios y el dar y tomar con el común y familiar117?
POBREZA.- Es así, mas entiende bien, Riqueza, que, aunque aquesos fueron ricos, fueron muy grandes amigos de espiritual pobreza y me tenían a mí dentro de su corazón encerrada. Allí tractaban conmigo, se gozaban, consultaban sus negocios y mis consejos tomaban, y también quiero que entiendas que entre los pobres y ricos que son buenos hay no sé qué de ventaja de los pobres a los ricos.
RIQUEZA.- ¿Y cuál es?
POBREZA.- Que la mano delicada del artífice divino, aunque de su parte labra igualmente a rico y pobre, halla al pobre desbastado118 y al rico por desbastar.
RIQUEZA.- ¿Cómo assí?
SOSIEGO.- ¿Hanse de acabar hogaño119 tus preguntas? Di, Riqueza.
SIMPLICIDAD.- (Déjala, que buena va, por mi fee, que nuestra madre le ha dado entre ceja y ceja120.) [Aparte.]
RIQUEZA.- Pobreza, queda en buen hora, que yo me voy a esperar al mesmo señor que esperas.
POBREZA.- ¡Vete mucho en buena hora!, que este huésped que yo espero a mi posada verná.
RIQUEZA.- ¡Ora, sus, que verse ha!121
Sale la Riqueza.
SIMPLICIDAD.- ¡Vaya, vaya, váyase ya la señora, que algo corridilla122 va!
POBREZA.- ¡Suso!, hijos, comenzad a abrir los ojos para ver mi «Desseado» y quedará vuestra vista con una lumbre más bella que la luz y claridad de la estrella; dilatad el corazón y abrid las puertas del alma, porque entre el resplandor del sol divino por ella y con sus rayos encienda un amor de eterno amor, de gloria y de paz en ella. ¡Cantemos con regocijo, con suspiros suppliquemos se quiera manifestar a sus pobres criaturas el mesmo que las crió y viene a morir por ellas!
Aquí la Pobreza con sus dos hijos se hincan de rodillas y dicen cantando.
Veni, Domine, et noli tardare.
Ostende faciem tuam, et salvi erimus123.
Aquí se abre una cortina y se descubre el nascimiento, donde está la Virgen Sanctissíma María, y nuestro bien, el niño Jesú desnudico, y el bienaventurado Joseph, y ángeles y pastores con instrumentos diversos de música, y cantan los ángeles y los pastores con los instrumentos de música los tercetos siguientes:
La gloria sea a Dios en las alturas
y paz sea en la tierra a los humanos,
que Dios de amor se dio a sus crïaturas.
Llegaron los estremos soberanos
de aqueste amor de Dios a tal grandeza
que quiso a pobres hombres por hermanos.
Y como la mortal naturaleza
a Dios que es inmortal se halló unida,
pobreza vistió Dios y ella riqueza.
¡Los ángeles espancta124su venida,
admira a serafines tal mudanza,
que muerte escoja Dios por darnos vida!
Luego se torna a cerrar la cortina, y Pobreza y sus hijos, mientras se cantan los tercetos, se van recogiendo hacia el nascimiento de modo que todo queda cubierto debajo de la cortina.
Laus Deo.
S. C. S. E. C. R.125
III. Introito para la comedia y represéntalo uno que suele representar un Simple. Muy gracioso
ENCABEZAMIENTO: Introito para la comedia y represéntalo uno que suele representar un Simple. Muy gracioso (fols. 132v-134v).
Pieza introductoria monologada de 80 vv. endecasílabos (agrupados en estrofas de cinco versos, donde solo riman, en consonante, el segundo y el quinto: ABCDB126), recitado por «quien suele representar un Simple». Su estructura es la habitual en este tipo de introitos monologados: salutación laudatoria a los espectadores; captatio benevolentiae, mediante la justificación de la mezcla de lo «grave» y lo de «mediano regocijo» en la obra, y la solicitud de dispensa por las faltas; presentación del argumento; y petición de atención. Las variantes entre este Introito y el que precede la homónima representación del MS. B2603 (New York, The Hispanic Society of America) son bastante escasas, observándose, en líneas generales, igual que ocurrirá en el cotejo de ambas representaciones, un mayor carácter cultista en la escritura y una copia más cuidada en el Ms. Galeas. La terminología y la información suministrada en el encabezamiento del Introito es más precisa y más teatral en el Ms. Galeas (Introito para la comedia y represéntalo uno que suele representar un Simple. Muy gracioso) que en el MS. B2603 (Yntroito. Represéntalo quien suele hazer un simple).
He aquí el texto:
Introito para la comedia y represéntalo uno que suele representar un Simple. Muy gracioso
Señores muy illustres, quien se empleaen dar reglas de aviso al avisadoparésceme que hace lo que haceaquel que al claro sol añade lumbre | |
o siembra en lo que ya está bien sembrado. También el que en la hora de alegríaen cosas muy sentidas pone mano,lo mesmo es que querer mudar los tiempos:el otoño templado en el estío | 5 |
y en desabrido invierno el buen verano.Por nuestro auctor lo digo, que querríatractar aquí esta noche cosas gravesy al fin se ha reducido127 de mezclarlascon otras de mediano regocijo, | 10 |
que al buen gusto serán harto süaves.Él me rogó que yo le128 recitasseen seso129 el Introito de su obray no sé si conmigo ha de acabarlo130,porque hablar no sufre muy en seso | 15 |
el que de seso131 tiene poca sobra.No digo que me falta, mas que hagocon gracias y locuras miles locos,a unos cuando hago del valiente,a otros cuando un simple represento, | 20 |
pues en el apodar no pican pocos132.El signo en que nascí yo no lo entiendo,pues, por mucho que quiera reportarme,el vulgo en el reír tanto se enciendeque con justa razón cualquiera dellos | 25 |
podría en loquear133 bien ayudarme.De cualquiera simpleza que yo digaveréis hombres de risa tan lisiadosque, como de la ijada o perlesía134 o de otro agudo mal y peligroso, | 30 |
debrían de la risa ser curados.Los tales yo no alabo, ni aun alaboa los que tienen tal melancolíaque, puesto que digáis miles donaires,mill gracias y mill chistes muy salados, | 35 |
no hacen sentimiento de alegría.Dejemos este extremo a una parte,que suele ser tenido por vicioso135,y díganme los cuerdos y avisados136 por qué causa no gustan de lo bueno | 40 |
y tienen a lo nescio por gracioso.Bausán137, ¿de qué te ríes cuando digo:«¡Oh pan de mis entrañas, oh tocino,que el gato derrabado138 me ha comido!»,y no te regocijas de las cosas | 45 |
que tractan con el alma lo digvino?Aprenda el delicado entendimientoel gusto de las cosas delicadas,los sabios, los prudentes y los cuerdos estimen lo que es bueno y avisado | 50 |
y no las cosas viles y apocadas139.Y en este lugar sancto140, cosas sanctas conviene que se digan, no profanas,y Vuestra Señoría141, sabiamentelo tiene así mandado, proveído, | 55 |
que aquí no se reciten obras vanas.En esta buena noche142, tractaremosdel alto nascimiento del bien nuestro143;y será el argumento cómo al Hombre,ciego por el Peccado, la Ignorancia | 60 |
lo truxo hasta la Ley como de diestro.Y luego que la Ley fue publicadapor ella cognosció el Hombre al Peccadoy, porque cognoscido lo seguíadespués de la Ignorancia por Malicia, | 65 |
el Hombre hasta la Gracia fue guiado.Venida pues la Gracia, se descubreuna demonstración del nascimientode tanta majestad y hermosura,tan grave y tan estraña en su grandeza | 70 |
que no puede al fïel no dar contento.Por la attención, señores, suplicamos,y que se sufran faltas y rudeza,que solo por serviros os servimos,y en quien por amor sirve bien se emplea, | 75 |
le dé todo favor vuestra grandeza.Laus Deo | 80 |
ENCABEZAMIENTO: Representación del nascimiento de Jesuchristo Salvador Nuestro. Es el argumento que el Hombre, ciego por el Peccado, fue guiado por la Ignorancia hasta la Ley y, cognoscido el Peccado, lo guió la Malicia hasta la Gracia, en la cual cobró la vista muerto el Peccado, y concluye con la demonstración del sancto nascimiento en la vara de Jessé.
FIGURAS: Hombre, Peccado, Ignorancia, Prophecía, Ley [divina], Malicia, dos Charlatanes, Gracia [Ley de], dos Serranicas y dos Villanos, Momos y los personajes «todos vivos» del Nacimiento.
FORMA EXPRESIVA, EXTENSIÓN y MÉTRICA: La obra está dividida en seis partes en prosa (con una extensión aproximada de 933 líneas) con contrapuntos líricos (doce villancicos y un terceto, que arrojan un total de 40 versos cantados), más algunos parlamentos en verso en la Cuarta parte (siete tercetos encadenados) y Sexta parte (una octava real y cinco estrofas de cinco versos endecasílabos con rima ABCDB), versos estos todos incluidos en el cómputo de líneas. El Salmo 84, 8, en lengua latina, cantado en la liturgia del primer domingo de Adviento, completa la parte lírica: «Ostende nobis, Domine, misericordiam tuam et salutare tuum da nobis».
ESTRUCTURA: La obra está segmentada en seis partes, separadas por el vacío de personajes sobre la escena. Es decir, en pequeñas unidades cerradas, que, como sugería en la pieza anterior, es muy plausible que fueran pensadas por el autor para su sucesiva representación en los intermedios temporales existentes durante el rezo o canto de la liturgia de las horas canónicas.
ARGUMENTO: La pieza dramatiza la búsqueda de noticias por el Hombre caído acerca de su redención, que al fin llega con el nacimiento de Cristo. A lo largo de la misma, el Hombre se debate entre su esclavitud al Pecado y su deseo de apartarse de él, pues, aunque cegado por este —hijo del Hombre y de la adúltera Inobediencia—, conserva parte de la clara lumbre de la Ley natural que Dios le imprimió en su creación. Guiado por Ignorancia, que con sus necedades pone una nota de comicidad en la pieza, busca incesantemente a Prophecía para conocer la hora en la que llegará el remedio a su mal. Sin embargo, el Pecado lo distrae con continuos regocijos (un baile de villanos y «serranicas» y otro de momos) para que olvide su propósito. Prophecía, que entra acompañada de su hermana la Ley divina, ratifica al Hombre la promesa de redención. Mientras llega el momento, la Ley divina le mostrará la causa de su mal para que se aparte de él. Conocido y rechazado el Pecado por el Hombre y abandonada la Ignorancia, la Ley divina se ofrece como su lazarillo hasta la llegada de la Ley de Gracia con el nacimiento de Cristo, que le devolverá la vista y quebrará la cabeza al Pecado. No obstante, la Ley divina advierte al Hombre que, si ahora que conoce el Pecado lo sigue, en vez de Ignorancia lo servirá Malicia y será más culpable de sus actos. Y así sucede, pues el Hombre, sujeto otra vez al Pecado y guiado por Malicia en una escena situada en Sevilla, lamenta de nuevo su perdición y la de la ciudad hispalense, pintada por Malicia con muy vivos colores. Para distraerlo, el Pecado acude con un Charlatán, caracterizado como un loco-cuerdo que desenmascara a Malicia y vuelve a poner una nota de comicidad en la pieza. Ante una nueva petición de ayuda divina por el Hombre, acude la Prophecía con la Ley de Gracia, que anuncia su redención por el nacimiento de Cristo.
GÉNERO: Auto alegórico para festejar el nacimiento de Cristo, aunque en el Introito se le denomine comedia. También en la Comedia intitulada Triunfo de Pobreza contra Riqueza (fols. 110r-132r), igualmente estructurada en diversas «Partes» separadas por vacíos escénicos de personajes, se emplea dicho término —comedia—, a diferencia de las restantes piezas aquí tratadas, de menor extensión y mayor unidad dramática. Parece como si el autor en ambos casos estuviera experimentando con una especie de segmentación dramática en escenas, a través de estas extensas divisiones en «Partes», a cuya posible funcionalidad ya hemos aludido; las cuales, a su vez, se segmentan en unidades menores mediante el canto y cortos pasajes de entretenimiento. Estos, ejecutados por personajes de la vida cotidiana de los espectadores, contribuyen a que los personajes alegóricos protagonistas de la pieza, pues son conceptos, cobren una vida más real, apoyada de forma prioritaria por su lenguaje en prosa, sencillo, vivo, ágil, fluido y directo que se identifica con el lenguaje diario usado por los asistentes al espectáculo.
TEATRALIDAD: La tensión dramática reside en el personaje del Hombre, dividido entre su irrefrenable sujeción al Pecado y sus ansias de liberación de dicha esclavitud, si bien aminorada ante los espectadores que conocen desde el principio que el nacimiento de Cristo proporcionará final feliz a la pieza. Las acotaciones implícitas y explicitas muestran al dramaturgo dueño de la puesta en escena. Entre las explícitas, además de las que marcan la segmentación de la obra y la entrada de personajes en escena, aparecen estas tres, que merecen destacarse: las dos primeras por dar entrada en la pieza a personajes populares con los que los espectadores estaban familiarizados, ejerciendo sus actividades habituales, y la última por incidir en la puesta en escena que lleva implícita el texto:
—Aquí entran los villanos y serranicas y tañen y bailan, y vanse con el Peccado (fol. 143v).
—Aquí entran los momos, bailando como matachines y juegan al abejón y vanse; y luego entran cantando la Ley y la Prophecía (fol. 148v).
—Aquí se descubre el sanctíssimo nascimiento en la vara de Jessé, llena de reyes, patriarchas y profetas y en lo alto la Virgen Sanctíssima María con el Niño Jessú Salvador Nuestro en los brazos, todos vivos, y entre tanto que está descubierto canta el Hombre con instrumentos este terceto (fol. 165r).
La conversión del espacio de ficción en espacio escénico en el caso de esta última acotación conllevaba una cierta complejidad escenográfica, tanto por el decorado requerido —vara de Jessé— como por la utilización en él no de figuras de bulto o pintadas sino de carne y hueso —«todos vivos»—; al menos que su lugar de representación fuese una iglesia o capilla, donde el árbol de Jessé estuviera pintado o esculpido.
FINALIDAD: Pieza de carácter doctrinal para celebrar el nacimiento de Cristo, con una sibilina crítica en boca de Malicia a la maldad que se encerraba en la ciudad de Sevilla, ciudad a la que llega el Hombre en ese caminar o deambular que marca su búsqueda y que culmina con su llegada a ella: Malicia le muestra la ciudad. De alguna forma, salvando las distancias, nos recuerda al pasaje bíblico en el que el Diablo le muestra a Jesús todo el esplendor terrenal. Y Sevilla de alguna forma debía ser una imagen de ese esplendor. Aunque la obra aparece salpicada por la comicidad en algunos pasajes, su tono es serio, respondiendo a lo que el prologuista en nombre del autor advierte en el Introito (vv. 1-15). Es decir, se trata de justificar la presencia de lo ridículo junto a lo grave, mezcla que se estima legítima para la ocasión, si bien de forma comedida, por respeto al lugar de representación y al cumplimiento de lo ordenado (vv. 56-62 del citado Introito).
He aquí el texto:
Representación del nascimiento de Jesuchristo Salvador Nuestro. Es el argumento que el Hombre, ciego por el Peccado, fue guiado por la Ygnorancia hasta la Ley y, cognoscido el Peccado, lo guió la Malicia hasta la Gracia, en la cual cobró la vista muerto el Peccado, y concluye con la demonstración del sancto nascimiento en la vara de Jessé.
PRIMERA PARTE, en que se introducen el Hombre144y el Peccado145.
HOMBRE.- Amantíssimo hijo mío, son tantos los benefficios que por tus manos rescibo, tan excessivo el amor que me muestras, tan continuos los servicios que me haces que no solo con el mesmo amor mas con los mismos servicios, si de padre a hijo se sufriessen, querría pagarte, porque al bien la gratitud es muy debida y amor con solo amor puede pagarse.
PECCADO.- Hombre mortal, señor mío, si tienen algún valor mis servicios, de tu extimación los tienen, que de suyo poco valen; y, si por servirte a ti, mi vida y cien vidas arresgase según lo que meresces, yo sé que a lo que debo no llegasse, mas de merced te pido que me digas cuál es el fin que pretendes en referir agora lo que has dicho, que, por ser en ti cosa nueva, muy nueva admiración causa en mí.
Villancico
¿De qué te espantas?,
di, di, traïdor Peccado.
¿De qué te espantas?, di,
di de qué te has asombrado.
HOMBRE.- Mira, hijo, yo quiero tractar contigo muy llana y muy libremente lo que siento que el buen padre con su hijo sin doblez y sin respecto146 ha de tractar.
PECCADO.- Di, señor, lo que quisieres.
HOMBRE.- Has de saber, hijo mío, que, estando en mi compañía dos muy preciosas doncellas que Justicia e Innocencia se llamaban y con muy graciosos dones me honrraban y enrriquescían, de mí te parió tu madre, la adúltera Inobediencia, y en la hora que nasciste de pesar de verte a ti las dos hermanas doncellas triste y solo me dejaron y se absentaron de mí.
Villancico
Absentes tienes de ti
tales doncellas, pastor.
¡Ay que sí por mi dolor!
PECCADO.- A lo menos, señor mío, cual soy y cual fue mi madre tú no me puedes negar que soy tu hijo.
HOMBRE.- Bien sé que yo te engendré y sé que la Inobediencia fue tu madre; sé que me sirves y que me regalas y que al voto147 de mi carne me haces cien mill placeres. Y con todo esto, no sé quién te eres; no te cognozco; no te entiendo; alégrasme y en lo que me alegras me entristeces; sírvesme y muy a mi gusto, y tu servicio me desagrada; téngote por bueno y sé que eres malo y, sabiendo que eres malo, te amo como bueno. De tal suerte me confundes para poder entenderte que, si por siervo te quiero, hallo que eres mi señor y, viendo que eres mi señor, entiendo que eres esclavo.
PECCADO.- ¿Hay más que decir de mí?
HOMBRE.- Sabes que más; que no solo por tu causa perdí a Inocencia y Justicia, pero, en lugar de estas dos, a la Culpa y la Ignorancia me parió tu mala madre.
Villancico
¡Maldita sea la madre
que tales hijos pare!
HOMBRE.- Una cosa he notado de ti, que te has conmigo como hombre vicioso que entre virtuosos se halla, que no se osa apartar de ellos porque no digan quién es. Andas tan vigilantíssimo en no apartarte de mí que, por más que yo trabajo de tenerte un hora absente y de absconderme de ti, adonde quiera que voy te hallo luego presente por testigo contra mí.
PECCADO.- Señor, aunque me da pena ver cuán mal sientes de mí, una cosa me consuela: que tienes bien entendido que te sirvo y te regalo y, si por servirte yo, daño rescibes, a ti se debe imputar o a tu desgraciada suerte, y no a mí.
HOMBRE.- Muy bien dices, hijo mío, muy bien dices. Yo sé que tengo la culpa deste mal que tú me causas.
PECCADO.- Pues, señor, si tanto daño rescibes de mi servicio, dame licencia. Irme he a buscar a quién servir.
HOMBRE.- No quiero, porque aventuro a perderte.
PECCADO.- ¿Por qué no aventuras a perderme, pues de perderme no pierdes y pierdes por no perderme?148
HOMBRE.- ¿Quieres que diga por qué?
PECCADO.- Sí, señor.
HOMBRE.- Eres el mayor gitano149 engañador que crió naturaleza. No hay hechicero en la tierra que contigo se compare, el canto de la serena150 y la voz del encantador no echan tan grave sueño como tú. Dasme unos bebedizos tan sabrosos y tan dulces que, entendiendo que hay en ellos ponzoña que mata el alma, ando muerto por bebellos. Con hechizos, me enhechizas tan delicados y tales que, sabiendo que están llenos de un veneno mortal, como si diessen la vida, la vida te doy por ellos. ¿Puede haber mayor hechizo?
PECCADO.- ¿Pues qué te piensas hacer en tanta perplejidad?
HOMBRE.- Esperar, que hay Dios que puede curar este mal y, aunque yo agora no alcance el cómo será ni el cuándo, en Él espero el remedio para poder cognoscerte, que no permitirá Dios que por tiempo para siempre esté en esta obscuridad, y, con tanto151, hijo mío, a la posada nos vamos .
PECCADO.- ¡Vamos mucho en buena hora!
Villancico
¡Desdichado del que mora
en compañía tan mala
que mata cuando regala!
SEGUNDA PARTE, en que se introducen el Hombre y la Ignorancia152y el Peccado, y viene ciego el Hombre.
Villancico
¡Ojos claros tiene el Hombre,
pero no vee con ellos,
que el Peccado es señor dellos!
HOMBRE.- Ignorancia, hijo mío, bien sabes he perdido la vista que Dios me dio y, pues me cabes en suerte para regirme y guiarme, hazme agora este placer de llevarme a la posada do mora la Prophecía.
IGNORANCIA.- Padre mío, yo no sé dó posa aquesa señora.
HOMBRE.- Dime, ¿cognóscesla tú?
IGNORANCIA.- No, señor, no la cognozco.
HOMBRE.- Bien la habrás oído nombrar.
IGNORANCIA.- Ni aun nombrar nunca la he oído.
HOMBRE.- ¡Líbreme Dios del diablo!
IGNORANCIA.- (¡Y a mí me libre de vos!) [Aparte.]
HOMBRE.- ¿Qué es lo que dices, perdido?
IGNORANCIA.- Mas ¿qué es lo que vos decís?
HOMBRE.- Que me digas si cognosces a la preciosa doncella llamada Prophecía.
IGNORANCIA.- Decid, padre, ¿es una moza hermosa aguileñica de rostro?
HOMBRE.- Sí, hijo.
IGNORANCIA.- ¿La de unos cabellos largos con apretador153 de oro?
HOMBRE.- Sí, sí, hijo.
IGNORANCIA.- ¿Trae una saya de brocado y unos zapatos blancos plateados?
HOMBRE.- Es la misma.
IGNORANCIA.- ¿Esa?
HOMBRE.- Essa.
IGNORANCIA.- Pues no la cognozco154.
HOMBRE.- Mirad qué gentil consuelo para el hombre que perdió lo que yo, triste, perdí. (Quiero tractar de otras cosas para ver cómo responde.) [Aparte.] ¿Qué viento corre, Ignorancia?
IGNORANCIA.- Harto fresco.
HOMBRE.- ¿Cuál de los vientos?, te digo.
IGNORANCIA.- No cognozco yo más de uno.
HOMBRE.- ¿Y cuál es?
IGNORANCIA.- Es el viento.
HOMBRE.- ¿No le sabes otro nombre?
IGNORANCIA.- No le155 sé.
HOMBRE.- ¿Adónde estamos agora? ¿Desde aquí véese el cielo?
IGNORANCIA.- No lo sé.
HOMBRE.- Pues, dime, ¿qué es lo que sabes?
IGNORANCIA.- Una cosa sola sé.
HOMBRE.- ¿Y cuál es?
IGNORANCIA.- Que no sé nada156.
HOMBRE.- Si entendieras lo que has dicho, mucho has dicho, que decir que «solo sabes que no sabes» el sabio aqueso confiesa157, pero, por decirlo tú que no entiendes lo que dices, nada dices.
IGNORANCIA.- No, señor. No digo nada, ni entiendo nada, ni sé nada.
HOMBRE.- ¡Maldita sea la madre que tal hijo me parió, inhábil y sin provecho! Allégame a una parte y llamaré a los que pasan y quizá algún buen hombre me guiará a la Prophecía.
IGNORANCIA.- Eso sí, eso sí, padre. Llamad vos a quien quisierdes y no me pidáis a mí que haga lo que no sé.
PECCADO.- (Iñorancia, he entendido que nuestro padre dessea verse con la Prophecía y que querría hallar quien a ella lo guiase.
IGNORANCIA.- Es verdad.
PECCADO.- Pues yo lo desvelaré158 con cosas de regocijo, de modo que no se acuerde de nada de lo que quiere y, entre tanto que yo vuelvo, aunque mill voces te dé, mira que no respondas sino hazte del dormido.
IGNORANCIA.- Soy contento y, en ser cosa de dormir, lo haré de buena gana.) [Aparte.]
HOMBRE.- ¡Ah, Ignorancia, Ignorancia, hijo mío!
IGNORANCIA.- No oigo, que estoy dormido.
HOMBRE.- ¿Passa alguien por ahí? ¿No respondes, Ignorancia?
IGNORANCIA.- Otra suya159 le dará. ¿No os digo que estoy durmiendo?
HOMBRE.- Hijo, Ignorancia, ¿qué es eso? ¿Hablas y dices que duermes?
IGNORANCIA.- ¡Qué gentil adivinar! Estoy durmiendo a placer y adivináis vos que hablo.
HOMBRE.- Dime, traidor alevoso, ¿quién te ha enseñado a mentir? ¿No respondes?
IGNORANCIA.- No, padre, que estoy durmiendo.
HOMBRE.- ¡Oh, gran Dios, y qué gran mal! (¿No veis cómo la Ignorancia es hábil para lo malo y para lo bueno inhábil? ¡Sin falta que aqueste mal lo causa la compañía de su hermano, con quien anda!160) [Aparte.]
PECCADO.- Mi señor, no os congojéis, que por daros alegría os traigo aquí dos villanos con dos niñas serranicas que tañen, bailan y danzan con mill cuentos de donaires.
HOMBRE.- Holgaré mucho de oírlos.
IGNORANCIA.- Yo también de bailar. ¡Así me consuele Dios, que lo sé muy bien hacer!
Aquí entran los villanos y serranicas y tañen y bailan, y vanse con el Peccado.
HOMBRE.- Ignorancia, hijo mío, ¿estás aquí?
IGNORANCIA.- No, padre, no estoy ahí.
HOMBRE.- Pues, ¿dó estás?
IGNORANCIA.- Aquí me estoy, que no ahí.
HOMBRE.- Hijo mío, ¿acuérdaste qué te preguntaba yo antes que este regocijo comenzase?
IGNORANCIA.- ¡Oh, qué donosa pregunta! ¿Yo me había de acordar?
HOMBRE.- ¡Ora, sus, vámonos, hijo, que el pasatiempo me ha hecho olvidar lo que tratacba!
IGNORANCIA.- Entrémonos a cenar y no curéis161 de otra cosa.
HOMBRE.- Anda, hijo, y mira bien que vamos por buena vía.
Villancico
¡Pues Ignorancia es la guía,
mira, Hombre, cómo vas!
Cata162que te perderás.
TERCERA PARTE, en que se introducen la Prophecía163y la Ley.
Villancico
Las dos preciosas doncellas,
la Ley y la Prophecía,
cantando vais de alegría.
PROPHECÍA.- Mi hermana la Ley divina, tan grande es el regocijo que siento en el corazón de que te veo en la tierra para tractar con el Hombre que no hallo fuerza en mí para poder explicarlo. Supla, hermana, tu saber la falta de mis palabras, extimando el alegría que tu presencia me causa no solo por lo que digo mas por aquello que tú entiendes que yo quisiera decir.
LEY.- Prophecía, hermana mía, graciosamente has mostrado tu grandeza en decir tanto en tan poco, y el amor en la alegría con que lo das a entender y con muy grande razón pues sabes que soy venida para cumplir tu palabra.
PROPHECÍA.- ¡Bendita seas, Ley sancta, y bendito sea el Señor que te envió! Bien sabes, hermana mía, que el Hombre por el peccado del paraíso terreno fue expellido y la clemencia divina, consolando el desconsuelo que sentía, conmigo le prometió que de mujer nascería quien quebrase la cabeza al traidor que lo engañó, y el tiempo de esta promesa no es llegado. Resta agora que, porque el Hombre está ciego y no cognosce al Peccado, que la ceguedad le causa, le hagas aqueste bien de dárselo a cognoscer, que, puesto que tú no puedas remediarlo, al menos podrá por ti cognoscerlo para recatarse164 dél.
LEY.- Por cierto, señora mía, que yo haga alegremente lo que mandas, pero dime, por mi amor, ¿en qué estado tiene al Hombre aquel traidor del Peccado?
PROPHECÍA.- ¿En qué estado? Que, teniendo lumbre clara de aquella ley natural en él por Dios imprimida165, lo tiene tan tonto y ciego que casi, casi, no atina a cosa buena; y, aunque del todo no es muerta en el Hombre aquesta lumbre, en comenzando a avivarse sus centellas, con infernales regalos procura luego apagallas, de suerte que el pobre Hombre, a quien Dios hizo señor de lo criado, es esclavo aherrojado del Peccado.
LEY.- ¡Oh mi Dios y mi alegría, qué admirable es tu bondad y tu amor cuán ineffable! ¡Oh cuán a tiempo me envías para que el Hombre perdido no se acabe de perder!
PROPHECÍA.- Pues vamos, hermana mía, a su posada y tractaremos con él de su remedio.
LEY.- Vamos mucho en buena hora y cantando por mi amor.
¡Bendito seas, Señor,
y tu sancto y alto nombre,
que así miras por el Hombre!
CUARTA PARTE, en que se introducen Hombre, Ignorancia, Peccado, Prophecía y Ley.
HOMBRE.- Ignorancia, pues me dices que has aprendido ciencia, respóndeme agora bien a lo que te preguntaré.
IGNORANCIA.- Pregunte V. M. y note bien mis respuestas, y verá si he aprovechado.
HOMBRE.- Di, Ignorancia, ¿qué hicieras si te hallaras sin vista como yo?
IGNORANCIA.- Yo diera cuanto tuviera por unos ojos de lince.
HOMBRE.- ¿Aquesos ojos de lince al ciego qué le aprovechan?
IGNORANCIA.- Grandemente.
HOMBRE.- Dime cómo.
IGNORANCIA.- Pruébolo así. ¿Los hombres de corta vista no ponen sobre los ojos unos pedazos de vidrio y ven muy bien con ellos?
HOMBRE.- Así es.
IGNORANCIA.- Pues luego si con el vidrio, con ser una cosa muerta, vee bien el que mal vía, bien vale esta consecuencia: que con los ojos del lince que es la cosa que más vee y cosa viva, que verá un ciego con ellos.
HOMBRE.- ¡Oh qué donosa razón, qué viva y qué delicada! Muy bien paresce ser tuya, Ignorancia.
IGNORANCIA.- Sí, señor, mía es por cierto, porque, ¡la gloria sea a Dios!, tengo un claro entendimiento y hame aprovechado mucho haber estudiado un poco.
HOMBRE.- ¿Qué sciencia has aprendido?
IGNORANCIA.- Philosophía y geometría, matemática y astrología166.
HOMBRE.- Pues sabes astrología, dime agora, ¿quién a cuál le da la lumbre, dásela el sol a la luna o la luna al sol?
IGNORANCIA.- Mire qué viva respuesta: o el sol se la da a la luna o la luna la da al sol.
HOMBRE.- Por cierto aquesa respuesta es sin respuesta.
IGNORANCIA.- Pues nunca digo yo cosa que vaya menos fundada.
HOMBRE.- ¿Y sabes en todas sciencias como en la de astrología?
IGNORANCIA.- Y aún mejor. Si no, oiga dos reglitas que diré de geometría.
HOMBRE.- Di, en buen hora.
IGNORANCIA.- Si en este número de doce caben once, en once bien cabrán diez y, si en los diez caben nueve, en nueve bien cabrán ocho. Mire si dijera más un Viturvio167.
HOMBRE.- (¿No notáis cómo las letras son locas en hombre loco? ¡Oh desventurada vida, ved a quién tengo por ayo, por guarda, consuelo y guía! ¡Mi Dios, dame algún remedio, que de tus manos lo espero!) [Aparte.]
PECCADO.- Mi señor, no toméis pena, que aquí vienen ciertos momos168 a jugar al abejón169. Pasaréis el tiempo un poco.
HOMBRE.- ¡Sea mucho en buen hora!
PECCADO.- ¿Veislos?170 Vienen.
Aquí entran los momos bailando como matachines171y juegan al abejón y vanse; y luego entran cantando la Ley y la Prophecía.
Villancico
¡Si no sientes las traiciones
del traidor con quien estás,
Hombre, ciego, ciego vas!
HOMBRE.- ¡Qué música tan graciosa! El corazón me ha tocado su dulzura. Mas, ¿si fuese Prophecía?
PROPHECÍA.- Hombre, yo soy. ¿Qué me quieres?
HOMBRE.- Señora, dadme las manos, besarlas he de rodillas.
PROPHECÍA.- Amigo, di lo que quieres.
HOMBRE.- Señora, que me digáis cuándo llegará la hora del remedio de mi mal.
PROPHECÍA.- Advierte, Hombre, y entiende que el que de nada te hizo te ama por ser quien es172 y lo que Él te prometió sin falta lo cumplirá, y, porque mejor cognozcas el grande amor que te tiene, en tanto que el tiempo llega de curarte y remediarte te envía su sancta Ley, mi hermana, que está presente para darte a cognoscer quién causa el mal que padesces para que te apartes de él.
HOMBRE | ¡Tu vos173 suene, señora, en mis oídos!¡Entónenme tus labios con clamoresla causa que da causa a mis gemidos! |
LEY | Amigo, has de saber que tus doloresel hijo que ante ti tienes presentelos causa y causará otros mayores.En él tu amor se emplea vanamente,pues todos los regalos que te hacehalagos son de cola de serpiente.Lo bueno que en ti hay él lo deshace,lo malo solo él es quien lo ha planctado,lo que a virtud agrada a él desplace.Su nombre has de saber que es el Peccado,aqueste tractarás como a enemigo,pues bienes inmortales te ha quitado. |
HOMBRE | ¡Bendito sea mi Dios que tan amigose muestra al que offendido le tenía,abriéndole las alas de su abrigo!Y vos, traidor Peccado, a quien solíaamar tan sin razón, ya que os cognozcoyo quiero que dejéis mi compañía. |
IGNORANCIA.- ¿Que tú eres el Peccado? ¡Dios me libre del diablo!
PECCADO.- Calla, hermano.
IGNORANCIA.- ¡Hermano seas tú del verdugo! ¡Vete de aquí, bergantazo174!
LEY.- ¡Pues vos también os iréis, que no tenéis de servir más al Hombre!
IGNORANCIA.- ¡Por vida de V. M.!
LEY.- No, en verdad.
IGNORANCIA.- ¡Así Dios le guarde!
LEY.- ¡Assí Dios me guarde!
IGNORANCIA.- Padre, ¿queréis que me vaya?
PROPHECÍA.- ¡Anda, tira ya de aquí!
IGNORANCIA.- Ya me voy. ¡Válame Dios!
HOMBRE.- Mi señora la Ley sancta, pues ya cognozco el Peccado y la Ignorancia es ida, decid quién me ha de guiar.
LEY.- Yo seré tu pedagogo hasta que venga en buen hora la Ley de Gracia, mi amada, que comenzará a reinar cuando nazca el «Desseado» de las gentes, el cual te dará la vista, y al demonio y al Peccado la cabeza quebrará; pero advierte que, si al Peccado sigues agora que lo cognoces, en lugar de la Ignorancia te servirá la Malicia y assí lo que para bien Dios por mis manos te ha dado más culpable te hará.
PROPHECÍA.- Dalde la mano, señora, llevémoslo a su posada.
LEY.- Darla he con alegría.
Villancico
¡Oh qué venturosa suerte,
qué buena dicha la mía,
que tan preciosa doncella
sea mi guarda y mi guía!
QUINTA PARTE, en que se introducen el Hombre y la Malicia175y el Peccado, y un Charlatán.
HOMBRE.- Di, Malicia, ¿qué haré, que traigo un grande dolor de cabeza?
MALICIA.- Ese mal es sin remedio. Hombre.- ¿Y el porqué?
MALICIA.- Porque vieja enfermedad es incurable.
HOMBRE.- No ha dos horas que me dio. ¿Cómo dizes tú que es vieja?
MALICIA.- Más ha de los años treinta que siento yo que tenéis esse dolor176.
HOMBRE.- Por cierto, tal no he sentido.
MALICIA.- Tenéislo y no lo sentís, y esse es más grave dolor.
HOMBRE.- ¡Oh!, Malicia, ya te entiendo, ya te entiendo, de vano me has motejado177.
MALICIA.- ¿De vano? ¡Nunca Dios quiera!
HOMBRE.-¿Pues de qué?
MALICIA.- De muy excelente loco.
HOMBRE.- ¡Qué honrradamente me tractas! ¡Dios te dé mucha salud!
MALICIA.- Aquesa tal os dé Dios.
HOMBRE.- Di, Malicia, ¿dónde estamos?
MALICIA.- ¿Adónde estamos? En aquella gran ciudad que cerca del río Betis178 se cuenta que edificó Híspalo179, su rey primero, do las columnas plantó Hércules180, el muy famoso.
HOMBRE.- ¡Oh Dios, y quién tuviera mis ojos para miralla! ¡Oh qué templo!181, ¡oh qué torre!182, ¡oh qué gradas!183, ¡oh! que río184, ¡qué grandeza!, ¡qué edificios!, ¡qué de oro!, ¡qué de plata!, ¡qué de señores! y ¡qué pueblo! Por cierto que es admirable su hermosura185.
MALICIA.- Decís muy grande verdad, pero dejáis muchas cosas principales que en aqueste pueblo hay.
HOMBRE.- Dilas, así Dios te guarde, que rescibiré alegría.
MALICIA.- Hay muy grande sanctidad, grande paz, muy buen gobierno, espantable186 charidad, muy grande recogimiento, gran templanza, gran vergüenza y admirable honestidad. Esto todo está sobrado y de lo contrario hay poco187.
HOMBRE.- ¿Cómo así?
MALICIA.- Porque todo aquesto bueno que os he dicho hay muy pocos que lo quieran y por esto está sobrado. De lo contrario, que es malo, hay muy poco, porque lo siguen los más.
HOMBRE.- Ya me espantaba, Malicia, que malicia no dijeses. Mas, de otra cosa me espancto mucho más.
MALICIA.- Di de qué.
HOMBRE.- De ver que en una ciudad tan insigne como esta permitan entrar en ella a una cosa tan mala como tú.
MALICIA.- Por cierto, vos levantáis a esta noble ciudad testimonio188, que a mí no me dejan entrar.
HOMBRE.- ¿Cómo no?
MALICIA.- Porque yo no salgo della y assí no tengo a qué entrar.
HOMBRE.- ¿Que en ella resides tú?
MALICIA.- Y muy de asiento189 y tengo amigos en ella muy cabales.
HOMBRE.- ¡Oh grande infelicidad! Yo la cognoscí sin ti; pero al fin esos tus amigos serán de la gente baja y de bajo entendimiento, porque en noble corazón no cabrá tanta maldad.
MALICIA.- ¿Queréis decir que serán solos necios maliciosos?190
HOMBRE.- Así me paresce a mí que debría ello de ser.
MALICIA.- Pues engañado vivís, porque la gente de lustre, la prudente y avisada y la rica, aquesta es la principal que me sigue.
HOMBRE.- ¿De dónde vino a este pueblo este decir y hacer de malicias?
MALICIA.- El decirlas, del ocio y curiosidad; y el hacerlas, del interesse y cudicia.
HOMBRE.- ¡Oh Malicia, qué gran mal que haces a aqueste pueblo! Con lágrimas, y de sangre, debría yo de llorar su perdición y la mía.
PECCADO.- ¿Qué es aqueso, mi señor? No toméis agora pena, que aquí viene un Charlatán y os dirá miles donaires de que rescibáis contento.
MALICIA.- Dirá él mala ventura.
CHARLATÁN.- Vos soys la mala ventura, que yo no soy sino buena, buena estrena191, luna llena, alegre cena, canto de serena, y mirad, nescio, mirad no me deis pena, cantad, que os haré andar a la melena192.
MALICIA.- ¿Nescio yo? ¡Pluguiera a Dios que lo fuera! Para holgarme y reírme de tus charlatanerías, como muchos que aquí están193. Se huelgan y se contentan194 de semejantes y otras necedades y a las cosas delicadas y sentidas dicen que es gran frialdad.
CHARLATÁN.- ¡Oh, traidor, malicia es essa!
MALICIA.- Pues ese es mi proprio nombre.
CHARLATÁN.- Malicia, malicia, avaricia, tericia195, nequicia196, pigricia197, y estulticia198, y mirad, traidor, que entréis debajo desta milicia, si no yo os haré que andéis con la tristicia199.
MALICIA.- ¿Qué vanidades son essas, di, perdido?, que ni atas ni desatas200 en cosa de cuanto dices.
CHARLATÁN.- ¿Yo no ato ni desato? Vos sois un rato201 y un gato, malato202, mulato203, y garabato204. Y, si otra vez decís tal desacato, traeros he a mis pies un grande rato.
HOMBRE.- Por cierto que es muy donoso el Charlatán.
CHARLATÁN.- Sí, señor, soy muy donoso, gracioso, hermoso, prescioso, amoroso y virtuoso, y, si echáis de vuestra casa al malicioso, serviros he yo a vos muy de reposo.
HOMBRE.- ¿Qué es aqueso? Di, Malicia, paresce que estás corrido.
MALICIA.- Decís muy grande verdad, porque en casa de los necios mucho más privan205 los locos que los sabios.
CHARLATÁN.- Vos sois el loco y el poco y el coco y el moco, y, si más reprehendéis lo que yo toco, un palo en la cabeza206 os embroco.
MALICIA.- Charlatán, yo te he mancilla207, viendo cuán vil y cuán bajo es el officio que traes.
CHARLATÁN.- Hablemos un poco en seso, Malicia, pues reprehendes mi oficio que es el tuyo.
MALICIA.- Sacar las cosas secretas a lo raso para ver el mal o el bien que en ellas hay, decir cosas delicadas a su tiempo, tener siempre un buen palacio, no sufrir hipocresía y desterrar necedades y locuras aqueste es mi proprio oficio.
CHARLATÁN.- ¡Oh, traidor, y cómo cuentas lo que es dulce y lo que es tierno y cómo sabes callar lo que es amargo y lo duro! Mas yo te diré quién eres, porque entiendas que te entiendo, aunque me tienes por loco.
MALICIA.- ¡Suso!, pues, dime quién soy.
CHARLATÁN.- Eres la más mala bestia que hay en naturaleza, la ponzoña de la víbora si se compara a la tuya es como atriaca208; áspides209 y basiliscos210 ante tu cruel braveza son corderos. ¿Qué obra tan buena habrá que tu traición no condene? ¿Qué palabra tan sencilla que tu maldad no calumnie? Eres malo y juzgas las intenciones por la tuya y quedan siempre por malas, porque la tuya lo es. En fin, me paresces que eres al corte211 que suelen decir mula brava y mala, y mala mujer, brava, maliciosa, rijosa, briosa, revoltosa, cavilosa y peligrosa, y sabed, traidor, por cierta cosa que peor sois mucho vos que la raposa212.
MALICIA.- Pues yo os quiero responder.
PECCADO.- ¡Ya no más, que se hace tarde!
HOMBRE.- Bien dices. ¡Vámonos, hijo!
CHARLATÁN.- ¡Vamos mucho en hora buena y daremos en el pan213!
Gracioso es el Charlatán,
hermano Juan.
Gracioso es el Charlatán,
para truhan.
SEXTA PARTE. Introdúcense el Hombre, Malicia, Peccado, Prophecía214, Ley de Gracia215, y al fin della se demuestra el nascimiento en la vara de Jessé.
HOMBRE.- Malicia, gran pena siento de ver que mande en mi casa el Peccado más que yo.
MALICIA.- No es el Peccado solo el que manda en vuestra casa más que vos.
HOMBRE.- Yo no sé quién puede ser, si tú, Malicia, no eres.
MALICIA.- Pues sabé que no soy yo.
HOMBRE.- Pues ¿quién es?
MALICIA.- Es un mancebo gracioso que cuando tractáis con él os alegra el corazón y os hace del alegría salir colores al rostro.
HOMBRE.- De embriago216 me motejas217, Malicia, si no me engaño.
MALICIA.- Huélgome que me entendéis y que habéis dado en la cuenta218 como hombre experimentado.
HOMBRE.- Malicia, si fuera yo malicioso como tú, bien te pudiera decir: «Médico cúrate a ti»219.
MALICIA.- Bien decís, pero no podéis negar que fuistes vos de mi malicia maestro.
HOMBRE.- Malicia, vete de aquí y déjame un rato solo.
MALICIA.- Yo me voy.
HOMBRE
Mi Dios, el bravo mar de carne y mundo
con la fuerza del aire del peccado
me tiene tan adentro en lo profundo
que casi, casi todo estó anegado.
Mas, aunque toco a centro tan inmundo,
si de tu mano fuese yo aliviado,
en tu virtud espera mi esperanza,
que puede a tal tormenta dar bonanza220.
Prophecía y Graciaentran cantando.
¡Buen viaje, buen pasaje, mar, bonanza,
que el remedio para el Hombre hoy se alcanza!221
PROPHECÍA.- Ley de Gracia, la graciosa, luz clara en el mediodía y clara en la noche obscura222, ¿quién habrá que a tu grandeza le dé bien el norabuena que meresce tu venida?
GRACIA.- Ten silencio, Prophecía, que paresce que entra gente.
PROPHECÍA.- Peccado y Malicia son. ¡A muy buen tiempo han venido!223
PECCADO.- Hermano mío Malicia, entiende que ya es llegado.
PROPHECÍA.- Ya es llegado…
PECCADO.- El eco resuena aquí.
MALICIA.- Así es.
PECCADO.- Pues ten cuenta en su sonido y advierte que tiene dicho: «Ya es llegado».
MALICIA.- Atentíssimo estaré.
PECCADO.- Digo que a mí me paresce que el tiempo es llegado ya en que debría cessar este continuo servicio que al hombre mortal hacemos y que se debe buscar el remedio.
PROPHECÍA.- … el remedio.
MALICIA.- «El remedio» dijo el eco.
PECCADO.- De modo que tiene dicho: «Ya es llegado el remedio». El remedio. Buen pronóstico paresce.
MALICIA.- Antes malo, di adelante.
PECCADO.- Assí que medio no sé para dejarle de servirle, si no es darle la muerte, que es cosa bien nescessaria para el Hombre.
PROPHECÍA.- … para el Hombre.
PECCADO.- «Para el Hombre». Junta las partes, Malicia.
MALICIA.- «Ya es llegado el remedio para el Hombre».
PECCADO.- ¡Oh qué mala conclusión!
GRACIA.- No es sino buena, traidor224.
PECCADO.- ¿Quién sois vos, decid, señora, que con tanto atrevimiento me osastes llamar traidor?
GRACIA.- La Ley de Gracia me llamo y soy del cielo venida para libertar al Hombre del captiverio infernal en que tú, traidor, lo tienes.
PECCADO.- ¿Y podreislo vos sacar de mis225 manos?
GRACIA.- Sí podré, por quien me envía y con quien vine, que es Dios.
PECCADO.- Pues si es Dios, Él bien querrá que se le pague226 la ofensa que contra Él hizo el Hombre.
GRACIA.- Sí, que de pagarse ha.
PECCADO.- ¿Y227 quién la podrá pagar?
GRACIA.- El mesmo que fue offendido.
PECCADO.- Decidme cómo o con qué.
GRACIA.- Con su muerte.
PECCADO.- ¿Cómo puede Dios morir?
LEY.- Esa es la grande grandeza de su amor y el admirable thesoro de su inmensa charidad, que lo supo, quiso y pudo por tal concierto ordenar, que, vistiéndose de carne sin peccado, como hombre pueda morir y a Dios como Dios pagar.
MALICIA.- Peligro corres, Peccado.
PROPHECÍA.- Y tú lo corres, Malicia.
MALICIA.- Sin decirla me cognosces228. Bien adivinaba yo que el prenóstico229 del eco era malo.
GRACIA.- ¡Ora, sus, tirad230 de aquí!, que no es justo que veáis el divino advenimiento de mi Dios, pero su muerte veréis y será de tanto prescio su valor que al Hombre dará la vida, y de muerte y de pecado saldrá con grande triumpho vencedor.
MALICIA.- ¡Pon los pies en polvorosa231, Peccado!
PECCADO.- ¡Anda tú, que ya yo voy!
PROPHECÍA.- ¿Qué haces, Hombre mortal?232
HOMBRE.- Mi señora, estó esperando lo que de parte de Dios me prometistes.
PROPHECÍA.- Pues dame albricias, amigo, que ante ti tienes presente la divina Ley de Gracia.
HOMBRE.- ¡Oh, soberana princesa!, mi bien, dejadme tocar el cabo de vuestra ropa, que las manos no meresce quien las ha desmerescido.
GRACIA
Levanta, Hombre, y entiende lo que digo.
Sabrás que el que ab eterno fue engendrado
del Padre que es principio sin principio,
vestido nasce hoy de humana carne
para matar en ella tu peccado.
Y como de raíz nasce la vara
y por vara la flor toma camino,
así de humana carne procediendo
por reyes, patrïarcas y profetas233
hoy nasce aquesta flor de olor divino.
HOMBRE.- ¿Por mí, tan grand traidor, nasce Dios hombre?
GRACIA
En brazos lo verás de una doncella,
en quien al Padre plugo que encarnase,
y el Niño da suspiros desseando
llegase ya la hora que su sangre
por darte a ti la vida derramasse.
HOMBRE
¡Oh, charidad, inmensa e inefable!
¡Oh brasas del amor del sacro pecho,
en quien divino fuego tanto pudo
que en llamas del amor de su enemigo
tan grande sacrificio queda hecho!
PROPHECÍA
Levanta el corazón hacia los cielos
y el pecho esté prostado234 por la tierra,
que agora podrán ver tus proprios ojos
quien hecho por ti paz ante su Padre
no pudo no cessar su cruda guerra.
Ostende nobis, Domine, misericordiam tuam et salutare tuum da nobis235.
Aquí se descubre el sanctíssimo nascimiento en la vara de Jessé236, llena de reyes, patriarchas y profetas y en lo alto la Virgen Sanctíssima María con el Niño Jessú Salvador Nuestro en los brazos, todos vivos, y entre tanto que está descubierto canta el Hombre con instrumentos este terceto.
Tu siervo lleva en paz, mi Dios, agora,
pues han visto mis ojos en la carne
el bien y la salud que el cielo adora.
Laus Deo et Sub Correctione Sanctae Ecclesiae Catholicae Romanae.
IV. Diálogo de dos pastores, el uno llamado Silvano y el otro Alegría
ENCABEZAMIENTO: Diálogo de dos pastores, el uno llamado Silvano y el otro Alegría (fols. 173r-177v).
FIGURAS: Silencio (Silvano), pastor, y Alegría, pastor.
FORMA EXPRESIVA, EXTENSIÓN Y MÉTRICA: Verso y prosa. Comienza con empleo del verso: un villancico cantado (8A8B8B), seguido por una quintilla (8A8B8B8A8A), cinco estrofas de 6 versos, siendo el primero quebrado (4A8A8B8B8A8B), un pareado (10A8A), otra estrofa de 6 versos con el primero quebrado (4A8A8B8B8A8B) y un pareado (4A8A). A continuación, se pasa a la prosa, que está fragmentada por dos villancicos cantados, cerrando el auto uno tercero, siempre con el mismo esquema (8A8B8B). En conjunto, un total de 57 versos y 135 líneas en prosa aproximadamente.
ARGUMENTO: El pastor Silencio (Silvano en el título y en las dos primeras adscripciones del parlamento), en contra de su propia naturaleza, rompe a cantar y hablar para publicar las excelencias de la venida de Dios al mundo en ese día. Su hermano Alegría, extrañado, le pregunta la causa por la que ha mudado su condición, argumentándole Silencio que es para proclamar la venida del «Deseado». Alegría, regocijado, le pide que le indique cuándo y dónde ha nacido este divino Señor. Silencio le explica que hoy es el día de su natividad y le detalla cómo y dónde ha sido. Alegría expresa su deseo de ir a ver al recién nacido y Silencio lo lleva, entonando una canción, cuyo comienzo este solicita a Alegría.
GÉNERO: Coloquio alegórico sobre el nacimiento de Cristo, con numerosas referencias bíblicas.
TEATRALIDAD: Como indica su encabezamiento es un diálogo entre dos pastores alegóricos sin rasgos de rusticidad, desprovisto de tensión dramática y con una sola acotación explicita —«Y luego proseguía el mismo Silvano representando lo que se sigue», que, unida a las implícitas, muestra al autor como dueño de la puesta en escena.
FINALIDAD: Pieza de tema y personajes alegóricos, de carácter doctrinal, para celebrar el nacimiento de Cristo el día de su natividad.
He aquí el texto:
Diálogo de dos pastores, el uno llamado Silvano237y el otro Alegría
SILVANO De las piedras, si queréis,
podéis vos, mi Dios, sacar
mill lenguas para os loar.
Y luego proseguía el mismo Silvano representando lo que se sigue:
SILVANO | Di, cielo, ¿quién te enseñó | |
hacer de la noche día,ver trocado en alegríalo que el peccado causó?Dime, ¿quién lo meresció?Y a ti, tierra, | 5 | |
¿quién es el que te destierra.las lágrimas de los ojosy, como ricos despojosganados en buena guerra,quiere tomar tus enojos? | 10 | |
(¿Qué miráis?¡Ah, hombres!, ¿qué deseáis?¿Qué pedís o qué queréis?Descanso ya lo tenéis,que este día lo alcanzáis | 15 | |
tal cual menester lo habéis.¡Qué dulzura,qué gozo, qué hermosuraque a ti, siervo y peccador,te dé prendas238 tu Señor | 20 | |
de aquella buena venturade su gracia y su favor!¡Gran bondad,gran hecho, gran majestad!¿Sabéis qué prenda239 ha metido? | 25 | |
Que su hijo muy queridoes paga de la maldadque el hombre le ha cometido.A mi ver,ningún humano saber | 30 | |
pudo hasta aquí llegar.¡Que se quiera Dios pagary para pagado serpor precio se venga a dar!¡Con tal señor querría yo entrar | 35 | |
para soldada240 ganar!Yo solíacallarme lo que sabía241,y no es cosa de sufrirque haya tanto que decir | 40 | |
de la divina alegríay que se pueda encubrir.No es de mío242 tener yo este poderío.)243 | 45 |
ALEGRÍA.- ¡Ah, Silencio, hermano mío!, ¿qué novedad es aquesta tan estraña de tu condición? ¿No solías tú callar? ¿Qué es la causa? ¿Por qué hablas agora? ¿Cuántas veces te he rogado te regocijases conmigo y jamás he podido contigo acabar244?
SILENCIO.- Mira, Alegría, todos los tiempos no son iguales. El sabio dice que hay tiempo de callar y tiempo de reír y tiempo de llorar245; y cognoscer cada tiempo no es para todos. Es assí que muchas veces me has rogado que regocijase contigo y helo dejado de hacer más por la importunidad del tiempo que por cumplir con la auctoridad de mi oficio.
ALEGRÍA.- Por cierto que rescibo todo contentamiento de ver cuán avisadamente has respondido y no me espanto de que tan bien respondas, porque quien tanto ha callado justo es que hable con prudencia, pero admírame mucho de ver cómo excedes del orden de tu246 naturaleza.
SILENCIO.- ¿Deso te admiras, Alegría? Bien paresce cuánto te ocupas más en los placeres y regocijos humanos que en los gozos espirituales y divinos, pues pones tanta fuerza en las reglas naturales247, olvidándote de las sobrenaturales que a cada paso se hallan en los divinos hechos.
ALEGRÍA.- Silencio, por vida tuya, me traigas a la memoria algunas de aquestas cosas.
SILENCIO.- Soy contento. Dime, Alegría, ¿no te acuerdas del agua de la piedra de Oreb cuando Moisén la tocó?248; ¿del parar del sol en tiempo de Josué?249; ¿del fuego del cielo en el sacrificio de Helías contra los profetas de Baal?250 No te espantaras tú de ver que yo hablase, si te acordaras del asna de Balam y de cuán a propósito se volvió contra su señor, reprehendiéndole cuán sin culpa castigaba a quien el ángel del Señor para que no caminase le impedía y amenazaba251. A millares te pudiera traer los ejemplos, si el tiempo nos diera lugar, pero yo sé que para contigo bastan los que he traído.
ALEGRÍA.- Silencio, ¡y qué placer es oírte!, espantable252 regocijo causa en mi alma la dulce lumbre de tus palabras. Son tales los ejemplos que has traído que ni tú tienes nescessidad de traerme otros ni yo ternía razón de pedírtelos, pero quiero que me digas la causa de tu hablar, que tan sobrenatural es a ti como al asna de Balam que referiste.
SILENCIO.- ¡Oh, Alegría, y, si supieses qué me pides, con cuánta mayor instancia y cuánto más de veras lo pedirías!, mas al fin este estudio253 no se te puede negar. Comienza a regocijarte y canta nuevos cantares, da voces a Jerusalem y anuncia a las hijas de Sión254, clama por los desiertos, por montes, y por silvas255 y collados hasta los fines extremos de la tierra, evangeliza al mundo, que ya es venido del cielo su «Desseado», la esperanza de las gentes, el cumplimiento de las promesas divinas y el único prescio con que Dios quiere ser pagado y sin el cual ninguno le puede pagar256.
El cielo se regocija
y la tierra se alboroza
y a mí la risa retoza257.
[ALEGRÍA.-] ¡Sancto Dios, y qué placer, qué nueva, qué regocijo, qué descanso y qué contento! ¡Oh, Silencio258, que bienaventurado ha sido tu no hablar, pues para tal día estaba guardado! Bien se podría decir que se ha cumplido en ti una de las señales que dice Esaías que ha de haber en la venida de este príncipe de paz. Entonces dice soltarse ha la lengua de los mudos, saltarán los zopos259 como gamos, abrirse han los ojos de los ciegos y ternán los sordos oídos, habitará el lobo con el cordero y andarán el pardo260 con el cabrito, leones con ovejas, y los ossos con becerros, un niño tierno los podrá apascentar261. Mira, Silencio, pues estabas mudo y tienes ya lengua, y te hallaba yo sordo y agora me oyes, justo será me des mayor relación y me avises cuándo y dónde nasció este divino Señor.
SILENCIO.- Entiende, Alegría, que hoy es el día de su natividad. Hoy cumple la profecía de las hebdomadas262 de Daniel263 y la del patriarca Jacob, pues cesaron ya en Israel los reyes de su casta264. No nasció en palacios ni en casas reales, sino en Belem en un pobre pesebre entre dos animales para desbaratar los faustos y pompas del mundo y para dar a entender que su reino es espiritual y assí no va guiado por reglas ni paresceres humanos. Nasció de madre virgen sanctíssima, la más perfecta y la más acabada de cuantas Dios ha criado, y es cosa digna de su gloria que, siendo el Hijo tal Hijo, tuviese madre tal madre.
¡Oh, qué día y qué lugar,
qué virgen madre y qué hijo,
qué gozo y qué regocijo!
[ALEGRÍA.-] ¡Oh qué divina armonía, qué orden y qué concierto, qué graciosa proporción, cómo se responde todo! Madre y virgen, ¿a quién pudo ella parir sino a Dios? Dios y hombre, ¿qué madre pudo tener sino tal cual la has pintado? Sabes, Silencio, ¿qué estaba pensando? Que necio quedara y asmado265 de verte hablar, si aqueste divino266 no supiera, más agora tu hablar téngolo en poco, porque, cuando tú callaras, de piedras hiciera Dios nuncios267 de aquesta alegría.
SILENCIO.- Así espero. Entiende, Alegría, que por voces angélicas venidas del cielo se ha annuntido268 hoy a la tierra la gloria del Señor, la grandeza de su misericordia, su buena voluntad para los hombres y el cumplimiento de aquella paz prometida. Para que sepa el mundo que Dios es269 tan fiel y tan amigo de cumplir su palabra que faltará el cielo y la tierra y Él no faltará270, y de aquí quede el justo enseñado a esperar en el remedio de sus males, la paga de sus trabajos, la muestra de su bondad y la declaración de su innocencia; y para que el malo quede asimismo avisado a temer sus juicios, a atemorizarse de sus amenazas y a huir sus castigos.
ALEGRÍA.- Sí, hermano mío. Así te consuele Dios, me lleves a ver aqueste recién nascido, porque tengo para mí que en ese pobre pesebre y esa grande bajeza se le ha de ar[r]odillar cuanto Dios tiene criado, y querría271 en este dichoso día regocijarlos a todos con nuevas formas y modos de alegría.
SILENCIO.- Muy bien dices, Alegría. Yo te llevaré conmigo, pero mira que ni su bajeza te espante ni su pobreza te desmaye, porque son dos cosas en que tú pocas veces te sueles hallar.
ALEGRÍA.- Engañado vives, Silencio, si piensas que bajeza y pobreza me espantan a mí, porque no solamente me hallo con ellas, pero también me suelo hallar en lágrimas y sospiros en los tormentos y muertes de los justos. Bien sentía el profeta que me tenía consigo, cuando decía: «Según la multitud de los dolores en mi corazón, alegraron, Señor, mi alma tus consolaciones»272. ¿No sabes tú que uno de los fructos del espíritu es alegría? ¿Pues donde Él residiere cómo puedo yo faltar?
SILENCIO.- Por cierto lo has dicho muy bien. Vente273 conmigo, Alegría, y verás lo que deseas.
ALEGRÍA.- Vamos cantando, Silencio.
SILENCIO.- Comienza tú, Alegría, un cantar regocijado.
¡A quien tal bien nos ha dado,
cantemos en este día
mill cantares de alegría!
Laus Deo.
V. Colloquio pastoril para el sanctíssimo nascimiento
ENCABEZAMIENTO: Colloquio pastoril para el sanctísimo nascimiento (fol. 195r).
FIGURAS: Pastor innominado; Antón, pastor; Pedro, pastor, y posiblemente otros pastores, cuyo número no se indica.
FORMA EXPRESIVA, EXTENSIÓN Y MÉTRICA: 30 versos de arte menor, agrupados en dos estrofas de 10 versos recitados de rima consonante y un villancico final de 10 versos cantados también con rima consonante, con el siguiente esquema:
Primera estrofa: 8A8B8A8B8A 8A8C8D6D6C
Segunda estrofa: 8A8B8A8B8A 8A8C8A6A6C
Más un Villancico final: 8A8B8B 8C8D8D8C 8C8B8B.
ARGUMENTO: Un pastor innominado invita a otros pastores, uno llamado Antón y otro Pedro, a entonar con sus instrumentos musicales —flautas— una canción y a ensayar una danza para bailarla ante el «Divino humanado», es decir, Jesús recién nacido, en su loor. Un villancico cierra la breve composición.
GÉNERO: Francisco Galeas califica la breve y ágil pieza como «coloquio pastoril». Se trata de un diálogo implícito, porque, aunque los demás pastores están presentes, no toman la palabra, limitándose a «tañer y cantar» el villancico final.
TEATRALIDAD: Los pastores presentes, a través de sus gestos, movimientos y el son de sus instrumentos que acompañarían con sus voces, dotarían de cierta teatralidad el corto desarrollo de la composición.
FINALIDAD: Pieza en loor al nacimiento del Verbo encarnado por amor al hombre, cuyo villancico final presagia ya su futura pasión y muerte.
He aquí el texto:
¡Toquen las flautas, Antón,un tono regocijado!Cantaremos a su sonal Divino desposado274 | |
una graciosa canción.¡Suso!, con la bendicióny con la buena ventura275,que canción será de amorque tiene el Señor | 5 |
a la crïatura276.Pedro, que sabe guïar277,ordene luego una danza,irémosla a presentara mi única esperanza278 | 10 |
que se vino desposar.¡Suso!, tañer y cantar279un villancico escogido,en que se pueda tractarque Dios por amar | 15 |
en carne ha nascido.Amor que a Dios ha traídoa la tierra a se humanar,¡oh qué caro ha de costar!Si a tan alto desposado | 20 |
hirió amor, de tal amorcausará el amor doloragudo, grave y pesado.Amor que a Dios ha llevado280a la tierra a se humanar, | 25 |
¡oh qué caro ha de costar!Laus Deo. | 30 |
La lectura de los textos permite poner de manifiesto que Galeas parece encontrarse experimentando sobre la forma de dar cuerpo a estos textos religiosos de asunto navideño, ensayando con el verso (I y V), con la prosa (II), y con la utilización de ambos en una misma pieza (III y IV), recurriendo en ellas al empleo de breves canciones cantadas («villancicos»)281. Todas las piezas se apoyan en el asunto que se celebra y sus benéficos efectos, con el desenlace de la ida a adorar al recién nacido. Para ello, se sirve, excepto en una (V), del procedimiento retórico de la alegoría, utilizando en tres (I, II y IV) el motivo recurrente del enfrentamiento de personajes opuestos por naturaleza, de los cuales uno de ellos cambia de identidad por el nacimiento de Cristo (I. Fortaleza / Flaqueza; II. Riqueza, Solicitud, Curiosidad / Pobreza, Sosiego, Simplicidad; y IV. Silencio / Alegría). De este esquema, se separa en cierta medida la pieza III, heredada de una tradición recibida como hemos señalado; sin embargo, aunque con una panoplia de personajes más variada, también se podrían reducir a la dilogía «fuerzas del mal» (Peccado y Malicia) / «fuerzas del bien» (Ignorancia, Prophecía, Ley [divina], Gracia [Ley de]), con el Hombre en medio de ellas, al lado de unas o de otras. Estos posicionamientos alegóricos dialécticos, le dan pie al autor a la creación de un diálogo ágil y flexible que le posibilita la catequización. A base de un estilo sencillo y cortas réplicas, junto a la presencia en algunas piezas de personajes cotidianos para el espectador (dos truhanes [II], dos charlatanes [III], pastores [II y V]) o su caracterización como tales de personajes alegóricos [I y IV], el autor consigue el acercamiento de las obras al público y el éxito de su propósito doctrinal. Es verdad que la V se separa de este esquema, pudiendo incluso discutirse su naturaleza propiamente dramática, hasta el punto de que, como se ha indicado, Regueiro y Reichenberger no la incluyen en su catalogación. No obstante, aquí se ha estimado conveniente considerarla, porque, a mi juicio, posee ciertas características dramáticas: presencia de varios interlocutores caracterizados como pastores, que portan instrumentos musicales propios de su condición y se comportan como tales, y diálogo latente: uno de ellos habla dirigiéndose a los otros, transmitiéndole información y órdenes que los otros debían de ejecutar, pues finaliza con un villancico cantado y plausiblemente danzado. Es decir, aunque mínimamente, existe un conflicto por el que el Pastor innominado urge al resto de sus compañeros a celebrar el santísimo nacimiento, a realizar una acción que tiene una plasmación escénica y profundamente teatral.
Por último, tras el estudio y edición de estas cinco piezas dramáticas de Francisco Galeas, como hacía tras su presentación en 2017 con el conjunto de su producción teatral, se impone proyectarlas sobre un marco más amplio: el del corpus teatral castellano del siglo XVI y primeros años del XVII, en este caso concreto comparándolas con piezas escritas con motivo del nacimiento de Cristo. Como afirmábamos entonces, cuatro de cinco obras (exceptuada la V, que entonces no trataba), a diferencia de lo que ocurría con obras compuestas para la Navidad por Juan del Encina, Lucas Fernández, Gil Vicente, Bartolomé de Torres Naharro, Pero López Ranjel, Fernán López de Yanguas, Pedro Suárez de Robles o Diego Sánchez de Badajoz, no se insertan en la tradición del teatro de pastores, tan unido a esta festividad litúrgica, sino en la dramatización de un mundo alegórico, tanto por sus personajes como por los temas que escenifican. Entre los dramaturgos citados, ya el portugués Gil Vicente había ofrecido ejemplo de ello y, en particular, el extremeño Diego Sánchez de Badajoz, cuya Recopilación en metro se publica en Sevilla, en 1554, por el clérigo Juan de Figueroa, su sobrino. Sin embargo, en ambos autores, el vehículo expresivo es el verso, mientras que en tres de esas cuatro piezas natalicias de Galeas es predominante la prosa.
Este empleo de la prosa, así como otras características de nuestras obras, conducen a conectarlas con la línea en que se insertan las tres piezas del MS. B2603 y, más allá en el tiempo, con la tradición de la producción de Lope de Rueda o de Alonso de la Vega, autores-actores que, junto a otros como Juan Timoneda, están experimentando a mediados del siglo XVI una nueva forma de hacer teatro, en la que, a imitación de los modelos italianos, la prosa sustituye al verso. Como señala Alfredo Hermenegildo, a propósito de esta novedad en el teatro de Lope de Rueda, «el uso de la prosa permite llegar más fácilmente a crear texto en el momento mismo de la representación» y le da al teatro «una movilidad y flexibilidad que el verso, muy útil por otra parte, le niega»282. Además, añadiríamos nosotros, la naturalidad de la prosa frente al mayor artificio del verso proporcionaba una forma más fácil de escritura —y de recitación— para autores circunstanciales o aficionados, como pudo ser Galeas. Ni el sevillano Lope de Rueda, ni Alonso de la Vega, «vecino de Sevilla» en 1560, le serían ajenos. La producción dramática de ambos aparece publicada por Juan Timoneda, en Valencia, en la década de 1560: en 1566 ven la luz las Tres famosíssimas comedias de Alonso de la Vega y, en 1567, Las quatro comedias y dos coloquios pastoriles . El Deleytoso de Lope de Rueda, con una segunda edición de la primera de estas dos últimas obras en Sevilla, por Alonso de la Barrera, en 1576. Es verdad que, dada la fecha de nacimiento de Galeas, 1567, ese influjo no pudo ser directo, es decir, en vida de estos actores-autores, pero sí pudieron marcarle las huellas que dejaron; esas otras tres representaciones del nacimiento aludidas (MS. B2603); las representaciones de las compañías de commedia dell’arte que visitan Sevilla desde el último tercio del siglo (la célebre de Ganassa llega por primera vez en 1575), así como la actividad dramática que hubo en los colegios de la Compañía de Jesús, las universidades y las academias en la capital hispalense durante la segunda mitad del Quinientos.
La escritura teatral en prosa de esos años del siglo XVI, que podríamos situar en un arco comprendido entre las décadas de 1540 y 1570 (como se observa también en el Auto de los desposorios de Moysén y el Auto de Naval y de Abigaíl del Códice de Autos Viejos, que se han atribuido a Lope de Rueda)283 y algo más adelante, será, con algunas excepciones (como las citadas de Galeas), superada a medida que avanza el siglo por la primacía del verso. Este acabará imponiéndose, a pesar de la ardiente defensa que hacen de aquella los comediantes italianos que actuaron en España en el último tercio del siglo XVI284. Uso este del verso al que no se sustraen por completo los autores de algunas de las obras en prosa citadas, como tampoco el propio Galeas.
La presencia del metro italiano en el teatro anterior a Lope de Vega se halla documentada por Morley, con un uso tímido del soneto y la octava en una o dos piezas representadas en el período de 1530 a 1575, relegando el uso del terceto al período comprendido entre 1575 y 1587285. Es verdad que el citado investigador establece su cronología a partir de una serie de obras entre las que no aparecen las nuestras, pero el panorama métrico que traza puede servir de punto de referencia para la ubicación de las que estudiamos. Con estas reservas, la mezcla de prosa y versos endecasílabos en estas piezas permite mantener esa datación de finales del segundo tercio del Quinientos o principios del Seiscientos. ¿Sería esa utilización del verso por Galeas —nos preguntamos— un deseo de romper la exclusividad de la prosa? Pero conviene tener en cuenta que el uso del verso había continuado vigente en el teatro religioso —basta considerar las piezas del Códice de Autos Viejos—, si bien con un predominio de los metros españoles. ¿O respondería más bien a un deseo de dignificar con el prestigio de los metros italianos la forma expresiva de algunos personajes o de determinados pasajes?286. Sin embargo, su empleo en el Introito de la III, ejecutado por «quien suele hacer un Simple», aunque en tono serio, resta fuerza a esta suposición, al menos que, en el caso de los dos Introitos, su empleo viniera determinado por la categoría de la persona a la que van dirigidos.
Limitaciones de espacio aconsejan terminar nuestro estudio, cuyo objetivo ha sido dar a conocer estas cinco piezas natalicias navideñas, incorporándolas a la historia del teatro castellano de la época.
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Notas
«Veni, Domine, et noli tardare. / Ostende faciem tuam, et salvi erimus (“Venid, Señor, y no tardéis. / Muestra tu cara y seremos salvados”)»: la primera parte del canto es un verso de un motete de Adviento en la liturgia católica, y la segunda pertenece a Sal, 79, 4, 8 y 20. Precisamente, con este título, Domine, et noli tardare, Cristóbal de Morales (1500?-1553), compone un motete a seis voces (Stevenson, 1993, p. 359), en el que se hallan los dos versos citados por Galeas, con la única diferencia de que en el segundo verso se añade un et, que podría deberse a cuestiones puramente musicales. Transcribo el motete completo y subrayo en negrita los dos versos que nos ocupan (traslado el texto a partir de la partitura, evitando las repeticiones propias de la composición musical, https://www.uma.es/victoria/morales/pdf/Morales-Veni_Domine_Et_Noli_Tardare.pdf):
Veni, Domine, et noli tardare.
Veni visitare nos in pace,
ut laetemur coram te corde perfecto.
Veni, Domine, et noli tardare:
sicut mater consolatur filios et noli tardare,
et videbimus te, et gaudebit cor nostrum.
Veni ad liberandum nos,
Domine Deus virtutum.
Veni, Domine, et noli tardare
et ostende faciem tuam, et salvi erimus.
Veni, Domine, et noli tardare,
et relaxa facinora plebi tuae Israel.
Veni, Domine, et noli tardare.
Del mismo modo, Francisco Guerrero (1528-1599), alumno de Cristóbal de Morales, compuso otro motete, impreso en Sevilla (Martín Montesdoca, 1555, fol. 12), también bajo el título Veni domine et noli tardare, que dice así (destaco en negrita los dos versos en cuestión):
Veni domine et noli tardare, veni ad salvandum nos,
domine Deus noster, ostende faciem tuam et salvi erimus.
Sicut mater consolatur filios, ita consolaberis nos.
Veni Domine et noli tardare, et gaudebit cor nostrum
corde perfecto et noli tardare.
Como se puede observar, los dos versos citados por Galeas también están presentes en el motete, aunque no seguidos como en Morales (Llorens Cisteró, 1988, vol. VI, p. 23). Desconocemos si Galeas pudo haberse inspirado en algunos de estos dos motetes, pero nos resistíamos a no dejar apuntada o sugerida esa posibilidad.
Notas de autor