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Observaciones bibliográficas sobre la impresión de diccionarios en el Siglo de Oro

Bibliographical Observations on the Printing of Dictionaries in the Golden Age

Luis Pablo Núñez *
Universidad de Granada, España

Observaciones bibliográficas sobre la impresión de diccionarios en el Siglo de Oro

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 11, núm. 1, pp. 1057-1086, 2023

Instituto de Estudios Auriseculares

Recepción: 03 Agosto 2022

Aprobación: 25 Octubre 2022

Resumen: Este artículo expone cómo algunos aspectos técnicos de la impresión de libros condicionaron las ediciones de ciertas obras lexicográficas del Siglo de Oro, lo cual tuvo repercusiones en los textos y en cómo nos han sido transmitidos: así, observamos separaciones incorrectas de palabras cuando los cajistas no conocían con detalle la lengua española, la adopción de otras grafías para <ñ> en talleres de imprenta de otras regiones europeas, la eliminación de entradas o de equivalencias cuando hubo cambios de familias tipográficas y no se respetaba la plana y renglón o la reutilización de portadas. Para ejemplificar estos aspectos bibliográficos, exponemos los casos del vocabulario trilingüe de Willem Vorsterman de 1520, del diccionario de Jean Palet y de los de César Oudin y Trognesio.

Palabras clave: Lexicografía bilingüe, diccionarios hispanofranceses, impresión de libros, bibliografía material, tipografía, ecdótica.

Abstract: This article aims to show how some technical aspects of book printing conditioned the publication of certain lexicographical works in the Golden Age, and how this modified contents and changed the way they were transmitted to us. Thus, we observe incorrect word separations when typesetters did not know the Spanish language in detail, the adoption of other spellings for <ñ> in printing houses of other European countries, the elimination of entries or equivalences when there were changes in typeface families, or the reuse of title pages. To illustrate these bibliographical aspects, we present the cases of Willem Vorsterman’s trilingual vocabulary of 1520, Jean Palet’s dictionary and changes in those of César Oudin and Trognesius.

Keywords: Bilingual lexicography, Spanish-French dictionaries, Book printing, Material bibliography, Typography, Ecdotics.

1. Hábitos de imprenta, ecdótica y edición de diccionarios

En estudios anteriores hemos analizado desde diferentes puntos de vista la historia de los diccionarios 1. Uno de estos son los aspectos comerciales: sin ellos, no es posible entender la publicación de las obras y su difusión, el público al que van dirigidas, el número de ejemplares de sus tiradas o sus reediciones. Si bien estos aspectos son perfectamente comprensibles en la época actual, no han sido siempre considerados en los análisis de diccionarios de otras épocas.

Los diccionarios de los siglos XVI y XVII no son ajenos a esos aspectos. El estudio de obras de este periodo nos ha hecho manejar un gran número de ejemplares de diferentes diccionarios impresos en muy distintos talleres (de Amberes, Venecia, Roma, París, Ginebra…). En la comparación entre estos ejemplares comprobamos que, en ocasiones, hubo distintas ediciones y reimpresiones en las que se verificaban cambios —en portadas, en preliminares, en los propios cuadernos— unas veces intencionados, otras por error. Estos cambios, que bibliográficamente han dado lugar a emisiones o estados, según la denominación de la bibliografía material 2, son de interés para el estudio lingüístico y permiten entender también otros aspectos de la circulación del libro del Siglo de Oro.

Estudios como los realizados sobre el Quijote o el Lazarillo3 nos han mostrado cómo ciertas modificaciones tipográficas han provocado cambios en el texto de obras literarias: por ejemplo, sustituciones de palabras al reeditar un título, supresiones de renglones cuando, imitando una edición previa a plana y renglón, no se respetan los mismos interlineados o tamaños de los tipos, incluso la división del texto en capítulos o el añadido de epígrafes ajenos al autor. Pues bien, de la misma manera han podido producirse cambios en los diccionarios por aspectos similares.

Si bien las modificaciones en obras literarias desde el punto de vista bibliográfico y de la puntuación han sido estudiadas por los historiadores de la literatura para restituir un texto al estado más cercano a la voluntad del autor 4, en el caso de la historia de los diccionarios este aspecto muy raramente ha sido considerado: se tiende al recuento de ediciones para dar cuenta de su tradición textual, no tanto a su evolución. Solo cuando una obra de particular relevancia cuenta con varias ediciones, se sopesa, en su edición filológica, la inclusión de todos los materiales en una misma edición o bien la adopción de la más completa.

Si hiciéramos un breve repaso del estado de la cuestión relativa a la edición actual de diccionarios de siglos anteriores, veríamos casos dispares, pues al fin y al cabo editar un diccionario antiguo conlleva un buen número de decisiones y cada obra tiene unas características y unas circunstancias históricas particulares 5:

  1. —Una de las posturas posibles es la publicación facsimilar de la obra con un prólogo o estudio (o, incluso, sin él). El prólogo tiene como propósito contextualizar la obra y vida de su autor o hacer un balance de lo conocido sobre ella más que proporcionar información novedosa. Suele realizarse por alguna fecha conmemorativa o bien por la rareza del repertorio, que era inaccesible. Así, por ejemplo, contamos con ediciones facsimilares como la del Diccionario de autoridades de la Biblioteca Románica Hispánica (editorial Gredos, colección Diccionarios, 3) 6, la del Arte de la lengua mexicana y castellana de fray Alonso de Molina 7 publicada por Cultura Hispánica en 1945 y más recientemente editada por Ascensión Hernández de LeónPortilla en la UNAM, la del Vocabulario de las dos lenguas toscana y castellana (1570) de Cristóbal de Las Casas 8, del Diccionario muy copioso de la lengua española y alemana (1670) de Nicolas Mez de Braidenbach 9, etc., o como la del que editó Martín de Riquer en 1943 (luego reimpresa por Alta Fulla en 1987 y, antes, en una edición pirata sin prólogo de 1979 10; anteriormente hubo una microfilmada por la Hispanic Society, de 1927, pero por su soporte tuvo menor alcance). Si la obra cuenta con varias ediciones, se ha partido siempre de la primera o bien de la última porque se supone que esa es la versión más completa (aunque no tiene por qué serlo). En el caso de que la obra se publicara en varias ocasiones y el autor falleciera antes de publicarse otras posteriores, también se ha admitido considerar aquella revisada por el autor antes de su muerte (por ejemplo, las del diccionario de Nebrija o las del Tesoro de las dos lenguas de César Oudin, que prosiguieron teniendo fortuna editorial y reeditándose tras su fallecimiento). Las ediciones facsimilares de diccionarios y gramáticas son útiles para el estudioso de hoy, como muestra la reciente publicación del Tesoro de las dos lenguas de Oudin editado por Marc Zuili 11, pues facilitan su consulta directa, pero han dejado de tener sentido con el auge de las digitalizaciones, pues hoy podemos acceder a ellas y otras no reeditadas en papel directamente a través de repositorios.

  2. —Teniendo en cuenta esto, otra posibilidad es la edición filológica, en la que hay un trabajo de comparación, cotejo y depuración, a veces también de modernización ortográfica del texto. Esto es lo que ocurre con la edición del Tesoro de la lengua castellana de Covarrubias realizada por el GRISO 12. Como a través de la consulta alfabética tradicional de la obra se pierden informaciones contenidas en las entradas enciclopédicas del diccionario, se opta por realizar una versión electrónica donde se posibilitan las búsquedas de voces internas, estén lematizadas o no. El trabajo de edición incorpora las voces del suplemento que realizó el mismo Covarrubias tras la publicación de 1611 y las adiciones de otros, esto es, las de Benito Remigio Noydens en su edición de 1673 y las del suplemento de Ayala: se trata, pues, de una edición acumulativa, añadiendo incluso imágenes para ilustrar las alusiones del autor o contextualizar mejor la época.

  3. —Una tercera posibilidad es la edición de un diccionario a través de su transcripción paleográfica, a la que se puede añadir la edición filológica. Es el caso de obras que no habían sido previamente estudiadas ni publicadas, por lo que la edición es el único modo de acceso a ella. O bien para repertorios que, publicados a lo largo de mucho tiempo, ya ajenos al autor, suprimieron entradas, añadieron otras o introdujeron variantes (ortográficas, léxicas) y deturpaciones que es preciso corregir 13. Es también especialmente la realizada para diccionarios o vocabularios manuscritos, en los que la transcripción es ya un trabajo de interpretación caligráfica, ortográfica (puntuación), de desarrollo de abreviaturas, supresión de tachaduras… Unos ejemplos de este tipo serían los surgidos de tesis doctorales como la Edición y estudio del «Epítome del tesoro de la lengua castellana» de Fray Juan de San José de Marta C. Ayala Castro 14, la Edición y estudio de la «Recopilación de algunos nombres arábigos» [c. 1593] del padre Diego de Guadix de María Águeda Moreno 15 o la edición del diccionario español manuscrito de Pierre Séguin 16 realizada por María Arribas. En la tesis de esta última se dan algunas pautas para la edición de diccionarios antiguos 17.

Pues bien, al igual que en las obras literarias, en las reediciones de diccionarios se producen también cambios que no siempre son debidos a los autores, sino a los componedores o, en última instancia, a los hábitos y recursos de los talleres de impresión: es lo sucedido, por ejemplo, con la disponibilidad de suertes tipográficas, que puede provocar que no sea posible imprimir una obra en ciertas lenguas, al carecer de los tipos móviles necesarios, que se usen caracteres latinos en lugar de arábigos o griegos o con la copia o eliminación de grabados, cuando no es posible comprarlos de unos talleres a otros. Cuando no particiones indebidas en la estructura del diccionario, como señala la misma Arribas Jiménez, refiriéndose al Tesoro de Covarrubias ya citado:

La última circunstancia relacionada con el devenir del diccionario [de Covarrubias], que dificulta enormemente la edición de la obra, se debe a la intervención de los cajistas, causantes de muchos de los errores y de los cambios estructurales que contiene la obra de 1611. Fundamentalmente[,] los componedores provocaron grandes erratas (alguna de las cuales incluso aparecen enmendadas en el Suplemento por el propio Covarrubias) y otras irregularidades en la macroestructura del diccionario. El lexicógrafo toledano empleaba las mayúsculas para marcar la voz de la entrada no solo en el lema, sino también cada vez que la repetía en el interior del artículo; igualmente, es frecuente el empleo de mayúsculas en los derivados de esta palabra, incluidos y definidos en el mismo artículo. Al componer el texto, los cajistas encabezaban los artículos (los párrafos del texto) con estas voces en mayúscula, por lo que al encontrar uno de estos derivados en mayúsculas insertos en el artículo lexicográfico, decidían cortar y comenzar un nuevo párrafo, creando así un falso artículo lexicográfico, inexistente en el original de imprenta. Esto explica por qué en la edición impresa [de 1611] hay muchos más artículos de los que originalmente fueron concebidos por el lexicógrafo, y por qué Covarrubias se apresuró a dejar por escrito en el Suplemento numerosas enmiendas que deberían ser incorporadas a una nueva edición del Tesoro18.

En este artículo queremos exponer algunos ejemplos de estos condicionantes bibliográficos en la lexicografía de los siglos XVI-XVII: mostraremos así la importancia de los elementos bibliográficos para el estudio de los diccionarios, al haberse producido modificaciones en el texto o en otras partes de la obra. Aquí solo tratamos repertorios bilingües, si bien procedimientos similares pueden haberse dado en repertorios monolingües, especialmente cuando eran reeditados décadas después de fallecido el autor o cuando se imprimían en otros países. También dejamos abierta la posibilidad de estudiar estas intromisiones en diccionarios de otras épocas, del XVIII y XIX, cuando la figura del editor-impresor hizo diluir la autoría o las obras eran realizadas no ya por un solo autor, sino por un equipo, en ocasiones anónimo o aludido de forma genérica como «Sociedad de autores» o con denominaciones similares.

Metodológicamente, la transcripción de los fragmentos incluidos en este artículo mantiene la ortografía original presente en los repertorios —grafía y puntuación—, tanto para la lengua española como para las otras: no puede ser de otra manera si se quieren mostrar los usos de las imprentas y talleres tipográficos de la época (recordemos, asimismo, el cuidado de autores como Correas o Nebrija en la composición e impresión de sus obras); de la misma manera, podrá ser útil para el estudio de la historia de las grafías.

2. Repertorios lexicográficos donde es patente el condicionante tipográfico

2.1 El vocabulario en tres lenguas de Vorsterman (1520/1530)

La primera obra tratada aquí será el Vocabulario para aprender francés, español y flamenco, impreso en Amberes en 1520 por Willem Vorsterman (activo desde c. 1499 a 1543 19). Es, por su fecha temprana, uno de los primeros repertorios lexicográficos donde aparece el español fuera de nuestras fronteras. En su portada, el título figura en las tres lenguas que incluye: Vocabulario para aprender Franches Espannol y Flamincp [ sic] = Vocabulaire pour apprendre Frãchoys Espagnol & Flaming = Vocabulare om te leerene Walsch / Spaensch / ende Vlaemsch20.

La obra volvió a reeditarse en 1530 ( Vocabulaire en troys langues: cest assauoir / Francoys, / Flameng / et Espagnol. = Vocabulario para aprendre [sic] Frãches: Flaminco y Espagnol [ sic] = Vocabulaire pour apprendre Francoys / Flameng / et Espagnol. = Vocabulare omte leerene Vvalsch / Vlaemsch: Ende Spaench [ sic]) con un cambio sustancial: si en la edición de 1520 el formato escogido fue el apaisado (u horizontal, 210 x 130 mm, cuadernos A-E 4), en la de 1530 se optó por uno vertical y más pequeño (85 x 125 mm, cuadernos A-D4, esto es, uno menos que en la edición precedente). Los contenidos, no obstante, no cambiaron.

La edición de 1520 fue compuesta a tres columnas en caracteres góticos. En la hoja A2r da un título alternativo: Tresbonne doctrine pour aprendre Franchois / Flameng / et Espagnol. = Muy buena doctrina para aprender Franches / Flaminco / y Espannol [sic] = Herde goede leeringhe om te leeren Walsch / Vlaemsch / ende Spaensch.

Este título es muy similar al de otra obra impresa por William Caxton en Inglaterra bastantes años antes, «At Westmestre by london / In fourmes enprinted» (s. a., c. 1480/1483): Tresbonne doctrine pour apprendre briefment fransoys et engloys; así como de otras aparecidas en las mismas décadas: Vocabulair pour apprēdre romain et flameng (Roland van den Dorpe, c. 1497-1500), y Vocabulair pour aprendre Latin, Romain & Flameng (Amberes, c. 1525, impreso atribuido también al impresor Willem Vorsterman).

Las similitudes de títulos esconden mucho más que una coincidencia: son ramas modernizadas de una misma obra, el llamado Livre de Mestiers o Bouc vanden Ambachten, repertorio léxico y fraseológico bilingüe en neerlandés y francés que apareció en Brujas hacia 1340 para que los mercaderes que intercambiaban sus productos en Flandes pudieran comunicarse con comerciantes franceses. Su nombre proviene del largo listado de oficios con que se cierra.

Este libro de los oficios circuló manuscrito durante la segunda mitad del siglo XIV y, con la llegada de la imprenta, fue editado 21. Su caso no fue muy distinto de otros vocabularios procedentes de la época medieval como el Vocabularius rerum (vocabulario latín-alemán, impreso en Augsburgo en 1478 y Basilea, 1483), Vocabularius Teuthonista de Gherard van der Schueren (Colonia, 1477) o el Vocabularius gallico-belgico-latino (primer diccionario multilingüe con el neerlandés, publicado en Lovaina en 1484), que circularon manuscritos y fueron impresos al poco de inventarse la imprenta.

Es un caso probablemente similar el del diccionario español-latín hallado recientemente por Cinthia María Hamlin y Juan Héctor Fuentes: estos investigadores argentinos del CONICET localizaron en 2020 en la Firestone Library de la Universidad de Princeton (sign. EXI Oversize 2530.693q) varias hojas de un incunable desconocido impreso en Sevilla que contenía un diccionario español-latín ( c. 1492-1493) anterior al de Nebrija. Atribuido a Alfonso Fernández de Palencia, el repertorio es una copia impresa de un texto manuscrito conservado en la biblioteca de El Escorial (sign. f.II.10) 22.

La aparición de la lexicografía moderna con lenguas vulgares se produjo ya en el último tercio del siglo XV y debe entenderse de esta manera: por un lado, se dieron aquellos repertorios donde la equivalencia vulgar que acompañaba la voz latina o su definición no era más que un apoyo con que facilitar el aprendizaje de la lengua culta, el latín; por otro lado, pequeños repertorios léxicos y fraseológicos o con diálogos, en lenguas vulgares, sin latín, facilitaban la comunicación entre mercaderes.

El desarrollo del humanismo renacentista y la irrupción de la imprenta no hicieron sino consolidar y difundir ambas tipologías de obras, las cuales ya antes circulaban más restringidamente de forma manuscrita: así, en ciudades de los Países Bajos y del territorio altoalemán, como Estrasburgo o Augsburgo, se imprimieron varios de estos vocabularios con latín y lenguas vulgares que, al mismo tiempo, contenían nuevas técnicas lexicográficas; repertorios impresos desde 1484 como los Vocabularius Gemma gemmarum o Gemmula linguarum y Vocabularius optimus, con latín-neerlandés y latín-alemán, o repertorios bilingües latino-griegos como el de Giovanni Crestone ( Johannis Crastoni Vocabulista latino-graecus, Mediolani, 1480), ya muestran una técnica lexicográfica formal sistemática: entrada, equivalencia en la otra lengua, separada normalmente por punto, e indicación de su categoría:

Abundare oueruloyen n p

Abusus.i. puersus vsus quaere ghewoente m q

Accantare aui atum. teu. toesinghen a p

Accasium een zee n s

( Vocabularius optimus Gemma vocabulorum, Daventrie, Pafrat, 1495)

Abbatissa e. monialium mater (anglice = abbesse. f. p.

Abbreuio as.aui.atum. to make schorte

Abecedarium rij. Peru 9 liber (ang abce)

Abrogatus. Anglice destroyd. o s

Pulmo onis. the longes of a man. m. t.

( Ortus Vocabulorum, Westminster, 1500)

La labor de Nebrija en sus diccionarios, pionera para la lengua española, se inserta en esa tradición de lexicografía culta; probablemente, su aportación no fue más que una imitación de estos modelos circulantes por Centroeuropa, los cuales debió de conocer durante su estancia en Italia, al menos en su forma manuscrita (si no luego en la impresa, una vez que el circuito del libro ya contaba en esa época temprana con redes de distribución desde el norte de Alemania al norte de Italia).

Teniendo en cuenta estas circunstancias bibliográficas y la dependencia histórica de los Países Bajos de la corona hispánica, la publicación en Amberes de una obra trilingüe con el español, en una región con fuerte influencia política y comercial españolas, no tiene nada de extraño.

Aunque no se trata de un diccionario propiamente, sino de un método de lenguas —es decir, una obra de ese segundo grupo mencionado—, un repertorio donde se entremezclan frases dialogadas con listados de léxico intercalados (sobre el parentesco, sobre los diferentes oficios, sobre las medidas de capacidad, ropas, comida, partes del cuerpo, etc.), el hecho de contener otras dos lenguas en paralelo y estar impreso a columnas confrontadas hace que tenga un innegable interés lexicográfico. Esto se puede ver en los listados frecuentes de términos, como el referido a la comida («los acompañantes») o a las partes del cuerpo («los miembros de la persona» / «les membres de la persone» / «de leden vanden mensche»):

[…] los miembros de la persona[:] los quebellos, la cabeca[,] la cara.el gesto[,] una pequenna boca[,] las negras seias[,] dos lindos oios[,] las naricas[,] dos pequennas oreias[,] el coladrillo.la garganta[,] las espaldas y dos b[r]acos y las dos manos.

[…] les membres de la persona[:] les cheuelx, le chief[,] le front.le visaige[,] une petite bouche[,] les noirs sourchieulx[,] deux beaulx yeuix[,] les narrines[,] deux petites oreilles[,] le col.la gorge[,] les espaulles et deux bras et les deux mains.

Enumeración léxica (partes del cuerpo) en tres lenguas.
Figura 1.
Enumeración léxica (partes del cuerpo) en tres lenguas.
Fuente: reproducción del ejemplar de 1520 de la KBR-Biblioteca Real de Bruselas

No obstante, lo que nos hace fijar aquí la atención en la obra no es su interés lexicográfico, sino el tipográfico, y más concretamente las grafías en ciertas voces españolas. Así, encontramos para las palabras donde debería aparecer una <ñ> grafías con <nn>: «compannia», «companneros», «Espannol», «estamenna», «madronnos», «mannana», «onnas» [ i. e. uñas], «pannos», «pequenno», «sennor/-a» (en la edición de 1530 vemos en su lugar la grafía <gn>, claramente galicista, como figura en el título «Muy buena doctrina para aprender Franches / Flaminco / y Espa gnol»). No hay ninguna <ñ> en la edición de 1520 probablemente porque, en esa fecha temprana y en un territorio tan alejado de la península, el taller de imprenta no tenía eñes entre sus tipografías.

Algo seguramente similar sea lo ocurrido con <ç>, que también falta, como muestran «braco» (= «braço»), «commancar» ( i. e. «començar»), «liencos» (= «lienços»), junto con otras muestras de vacilaciones ortotipográficas que incluyen dobles grafías («carne de vacca», «una cappa», « commancar» —quizá por analogía con el francés o italiano—), uso de qupor <c-> («los quebellos» [ i. e. cabellos], «de quada una que tomaredes», [ i.e. cada]), o el valor labializado de la u- («hazeuantas de cieruo» [ i. e. «hace guantes»].

El vocabulario de Vorsterman también ofrece algunos rasgos lingüísticos llamativos, como casos de diptongación que no pueden explicarse ni por erratas ni por una intervención del corrector de imprenta, y que parecen deberse a un conocimiento imperfecto del español, del tipo «yo quiero commancar un libro por lo quel se p uedra rasonablemente entender frances flaminco y español» (A2r), con sentido futuro de ‘podrá’ (pues así es patente en la columna francesa, en futuro: «on pourra»; neerl. «men sal moghen»); «cob iertura de cobre» (B1r); «[¿]a donde se v iende el meior vino en esta villa[?]». Esta diptongación analógica a otras formas verbales o regularización paradigmática se contrapone a otros casos en los que su ausencia es igualmente incorrecta: «Loys esta a la p.rta» ( i. e. ‘está en la puerta’), o en donde, por influencia del francés, se inserta por analogía: «c ouchillos», en lugar de «cuchillos» (francés «couteaulx»).

Algunas otras cuestiones de género, número, concordancia nos muestran también un uso vacilante del español, en un momento en que estas divergencias formaban parte del propio sistema en su camino hacia la fijación: «dos campanos»; «una puenta»; «si is al mercado hallareis pannos» (B3v), i. e. ‘si vais’; «agua calienta», por caliente; asimismo, vacilación de timbre en las vocales, incluso en algúncaso la tónica: «fuilles» (fuelles), «botillas» (botellas), «cuneios» (conejos).

Abundantes y más concluyentes son, sin duda, los numerosos galicismos que se encuentran en la columna correspondiente a la lengua española. Por ejemplo: «sennora buen dia os de nostre señor» ( i. e. ‘nuestro’); «auey[s] de tener agua calienta para lauar las manos a todos los que auron comido o cenado» ( i. e. hayan comido o cenado: fr. tu seras pourueu dune belle touaillle et de leaue chaude pour lauer les mains de tous ceulx qui la auront disne ou soupe); «quanto vale el panno yo os hare rason uos la abreis bon barato» (fr. Je vous en feray rayson vous larez bon marche); «bancos[,] cheras…» ( i. e. sillas, fr. chaires); etc.

El paralelismo sintáctico y los calcos en las construcciones señaladas («en uos la abreis bon barato» = bon marché, «todos los que auron comido o cenado» = ceux qui auront diné ou soupé) son también muestra de la dependencia del texto español con respecto al francés a la hora de hacer la traducción.

Si bien sabemos por otras obras que ciertos talleres brabanzones encargaban las traducciones a nativos del país (es lo que hacía Bartolomé Gravio, el impresor oficial de la universidad, en su imprenta de Lovaina pocas décadas después, hacia 1550), no sabemos quién se encargó de hacer la traducción al español en esta obra que contenía originalmente solo dos lenguas (francés y neerlandés), al proceder del mencionado Livre des mestiers.

Todo lo señalado nos hace pensar que, probablemente, el añadido de la lengua española se debió a la iniciativa del impresor: había público comprador en potencia para la obra —pues ya en aquellas décadas acudían a Amberes muchos comerciantes y banqueros interesados en las mercancías llegadas de los territorios americanos— y necesitaban comunicarse con ellos (el latín sería la lengua de comunicación escrita entre religiosos y estudiosos europeos, pero a nivel popular y comercial —oral— se usaban las vulgares).

Además, no parece ser este el único caso en que Willem Vorsterman promovió el añadido de nuevas lenguas a obras que no contaban con ellas para hacerlas trilingües o plurilingües y, con ello, accesibles a más destinatarios: hacia las mismas fechas, su taller publicó una versión con francés de la obra de Heronymus Cingularius (= Hieronymus Wildenberg, 1465-1558), Tersissima Latini eloquii synonymorum collectanea, una cum Gallico et Teutonico vernaculo accomodata, Antwerpen, Willem Vorsterman, 1529), originalmente aparecida en 1513 en latín-alemán. Era una obra de éxito, pues se hicieron dieciocho ediciones en los siguientes diez años, y, con el añadido de los equivalentes franceses, se convirtió en el primer diccionario francés-latín de sinónimos 23.

En las prensas de Amberes se publicaron décadas después muchas obras literarias españolas (como el Lazarillo), también traducciones y ediciones bilingües y multilingües a páginas confrontadas, como los repertorios poliglotos derivados del vocabulario de Noël de Berlaimont, otra obra de gran éxito editorial durante dos siglos: la potencia editorial de los Países Bajos empezaba a inundar con sus impresos el mercado español y centroeuropeo.

Los aspectos vistos en el pequeño vocabulario de Vorsterman ejemplifican los hábitos de impresión de una determinada época, muy especialmente los primeros pasos de los talleres extranjeros en esa asimilación de la peculiar ortografía de una lengua española que empezaba entonces a difundirse fuera de las fronteras peninsulares y, también, las interferencias con el francés, lengua más que conocida por los componedores de Flandes.

2.2 Variantes en las dos ediciones del diccionario de jean palet

A principios del siglo XVII surgieron, separados por muy pocos años, dos diccionarios bilingües español-francés. Se trataba del Diccionario muy copioso de la lengua española y francesa de Jean Pallet o Palet (1604) y del Tesoro de las dos lenguas de César Oudin (1607). Aunque eran los primeros propiamente bilingües, poco antes se había publicado en Bélgica uno trilingüe titulado Recopilación de dictionarios franceses, españoles y latinos por Heinrich Hornkens (1599). También durante el siglo XVI habían circulado múltiples ediciones de unos pequeños vocabularios plurilingües como el visto arriba de Vorsterman donde el español y el francés eran lenguas habituales: son los conocidos como vocabularios con coloquios de Noël de Berlaimont, publicados por primera vez en 1527 24.

Partiendo de uno de aquellos, probablemente de la edición de 1558 o 1562 impresa por Jean Withaye (esto es, Jan Verwithagen) en Amberes, pero realizando algunos añadidos y supresiones, realizó Jacques Ledel o Liaño su Vocabulario de los vocablos que más comúnmente se suelen usar, puestos por orden del abecedario, en francés, y su declaración en español, publicado en Alcalá de Henares por Francisco de Cormellas y Pedro de Robles en 1565.

Tanto el vocabulario de Hornkens como el de Liaño han sido ya estudiados 25, por lo que no nos detenemos en ellos, pero sí lo haremos en las dos ediciones que se hicieron del Diccionario muy copioso… de Palet (una primera de 1604, en París, y una segunda en Bruselas, en 1606-1607, en dos volúmenes):

1604

Diccionario mvy copioso de la lengua española y francesa. Dirigido al Illustrissimo Principe Henrico de Borbon Principe de Condé. Por el Doctor Ioan Palet medico ordinario de su Excª. = Dictionaire tresample de la langue Espagnole et Françoise. Par Iean Pallet Docteur en Medecine et Medecin ordinaire de son Exc.ª A Paris: Chez Matthieu Guillemot au Palais en la gallerie des prisonniers, 1604.

Dictionaire tresample de la langue Françoise et Espagnole, a tres-illustre Prince, Monseigneur Henry de Bourbon, Prince de Condé. Par Iean Palet Docteur en Medecine, & medecin ordinaire de son Exce. = Diccionario muy copioso de la lengua Francesa y Española. Por el Doctor Ioan Palet, Medico ordinario de su Eccell. A Paris, Chez Mathieu Guillemot, au Palais, en la gallerie des Prissonniers. 1604.

1606-1607

Diccionario muy copioso de la lengua Española y Françesa. En el qual son declaradas todas las palabras Castellanas y Françesas, con sus proprias y naturales significaciones sacadas de muchos y muy excelentes Autores antiguos y modernos. Por el Doctor Ioan Palet Medico = Dictionaire tresample de la langue Espanole [sic] et Françoise. Par Iean Pallet Docteur en Medecine. A Bruxelles: Chez Rutger Velpius Imprimeur de la Cour, a l’Aigle d’Or pres du Palays, M. DC. VI.

Dictionaire tres-ample de la langve francoise & Espagnole. = Diccionario muy copioso de la lengua francesa y española. A Bruxelles: Chez Rutger Velpius, Imprimeur juré de la Cour, à lʼAigle dʼor. 1607.

El diccionario de Palet no debe nada al de Liaño, ni por extensión ni por metodología, pues estaba basado, para la parte francés-español, en Hornkens, y para la parte español-francés, en Nebrija y el Vocabulario de las dos lenguas española y toscana de Cristóbal de las Casas (primera edición en Sevilla en 1570, pero hasta trece hasta las dos primeras décadas del XVII).

El procedimiento para elaborar la obra fue este: para la parte francés-español, Pallet eliminó del diccionario de Hornkens de forma general las expresiones pluriverbales que había y se quedó solo con las entradas univerbales; para la parte español-francés, tomó las correspondientes partes español-latín de Nebrija y español-italiano de Las Casas y reemplazó los términos latinos de Nebrija o las voces italianas de Las Casas por los equivalentes franceses que les correspondían.

No tenía problema con esas otras dos lenguas, pues, como médico de Henri de Bourbon (también llamado príncipe de Condé), sabía latín; el italiano, la lengua de cultura cortesana, también lo debía hablar, hasta el punto de haber traducido una obra al francés, Discours de la beauté des dames (París, 1578), escrita en italiano por el florentino Agnolo Firenzuola ( Dialogo delle bellezze delle donne, ediciones desde 1548).

El diccionario se realizó por tanto con base en los anteriores repertorios y la intermediación de esas dos lenguas (traducción indirecta). A este respecto, el caso de Pallet fue similar al de otros autores de diccionarios de su época, que eran también traductores de obras literarias (el citado Ledel, César Oudin, Guillaume de Noviliers Clavel…); posiblemente alcanzó el conocimiento de la lengua española a través de la italiana, la lengua vulgar más internacional de la época, lo cual creará interferencias lingüísticas en las traducciones y en los talleres de impresión 26.

La cuestión que queremos destacar al tratar esta obra es que, en sus dos ediciones, se produjeron cambios en los contenidos debidos a la intervención del impresor y/o componedores. La diferencia fundamental entre ambas ediciones está en que la segunda no solo no añade nuevas entradas, como sería esperable, para hacer la obra más amplia, sino que, por el contrario, las reduce.

En efecto, si comparamos la disposición de las entradas de 1606 con respecto a la de 1604, vemos que existe la tendencia a eliminar algún equivalente que no cabe en el renglón, al haber adoptado una tipografía de mayor tamaño. Así, tomando como ejemplo las entradas de la letra ade la parte español-francés, en la entrada abarcado (2.ª acep.) se dan en 1604 los equivalentes « Pris, attrapé», pero en 1607 se elimina la segunda equivalencia ( attrapé). Del mismo modo, en la edición de 1606-1607, en la entrada abbaiser se elimina la última de las equivalencias al no caber ya en la página (la página siguiente comienza por abbatement): así, 1604 indica: « abbaisser, Humillar, postrar, abaxar, prostrar [en 1606-1607 repite por errata postrar dos veces], acachar, amilanar» (esta última, eliminada en 1606-1607):

Diccionario de Palet en sus dos ediciones
Figuras 2 y 3.
Diccionario de Palet en sus dos ediciones

Otras supresiones se refieren a entradas completas. En 1604 aparecen, tras la voz «abarraganar», las de «abarrajado, Pris de force; abarrajar, enuahir de forcé», y «abarrancadero, Precipice»; en 1606 se eliminan las entradas «abadexo», «abarrajado» y «abarrajar» y aparecen seguidas «abarraganar» y «abarrancadero». 1606 elimina «abarisco, en tout & par tout»; 1604 incluye «abibas, Auiues des cheuaux», que es eliminada en 1606, y así en otros casos 27. Para que sea más evidente, véanseestas imágenes:

Supresión de entradas en el diccionario de Palet
Figuras 4 y 5.
Supresión de entradas en el diccionario de Palet

Las supresiones de equivalentes se dan solo en determinados casos y creemos que son debidos en buena medida a ajustes tipográficos. Ya lo que había intuido Brigitte Lépinette cuando señalaba que, en la primera edición, «todo elemento fraseológico de Hornkens se encuentra en el Palet o bien fragmentado para que cupiera en la estrecha columna del diccionario o bien eliminado» 28.

No obstante, hay que señalar que, si estos ejemplos se referían a la parte de a-, en las voces que empiezan por bao por lano parece haber más que unas pocas variantes: 1604: labrio, Léure; 1606: labio, Léure. 1604: lamo, Bourbier, 1606 elimina esta entrada. 1604 lauadura; 1606 lauadua [errata]. Habría que corroborar todos los casos que se dan en el diccionario, tanto en una dirección como en otra, para dar una casuística más completa, pero esto rebasa los límites de este artículo y, probablemente, si lo hiciéramos, encontraríamos más casos de los señalados que corroborarían lo dicho.

En todo caso, algunas otras erratas o modificaciones llevan de nuevo a la necesidad de contrastar las ediciones en lo que se refiere a los contenidos, como ya indicábamos que se hace con los textos literarios:

1604: abord, abordement, allegada, arrimo concurso

1606-1607: abord, abordement, llegado, arrimo concurso

En cuanto a los preliminares, vuelven a aparecer otras irregularidades: el de 1606-1607 elimina tanto las páginas de dedicatoria al príncipe de Condé (tanto en su versión francesa como castellana: nada menos que diez páginas) como un párrafo del prólogo «A los lettores / Aux lecteurs» que aparecía en 1604. Si bien es cierto que la supresión de este párrafo podría estar justificada porque hacía alusión directa a una segunda edición ampliada (y esta de 1606-1607 sería la segunda sin esa ampliación), también es posible pensar que el recorte pudo deberse a la necesidad de hacer cuadrar el final del texto con el fin de la página. Copiamos el texto francés poniendo en cursiva el texto suprimido en la edición de Bruselas y luego imágenes de la versión española del mismo prólogo para ver el encaje del texto en su página, en la que no cabe ni una línea más:

París, 1604: Aux Lecteurs.

Messieurs, Il est fort difficile, ouy impossible de tellement contenter vn chacun qu¡il n’y ait que redire. De ce trauail qui est plus penible qu’honorable, ny les François ny les Espagnols en seront satisfaicts, & chacun d’eux, en ce qui est du sien, trouuera de quoy reprendre […] Receuez donc ce liure tel qu’il est. Que si c’est de bon œil, comme vos courtoisies me l’osent faire esperer, attendez-le à la seconde Edition & bien tost beaucoup plus ample, & par le soing du seigneur Herrera vne certaine & brefue instruction à l’intelligence de la langue Espagnole, voire vn recueil des belles façons de parler que l’on nomme Phrases, ausquelles gist tout le sel de cet excellent langage. Que s’il ne vous plaist m’honorer de loüange, ne me punissez de<,> blasme, jettans l’œil sur ma syncere intention, qui a esté d’essayer de profiter à beaucoup, & de ne nuire à personne. Adieu.

Bruselas, 1606-1607: Aux Lecteurs.

Messieurs, Il est fort difficile, ouy impossible de tellement contenter vn chacun qu¡il n’y ait que redire. De ce trauail qui est plus penible qu’honorable, ny les François ny les Espagnols en seront satisfaicts, & chacun d’eux, en ce qui est du sien, trouuera de quoy reprendre […] Receuez donc ce liure tel qu’il est. Que s’il ne vous plaist m’honorer de louange, ne me punissez de blasme, jettans l’œil sur ma syncere intention, qui a e

párrafo del prólogo suprimido en la segunda ed. del diccionario de Palet
Figuras 6 y 7.
párrafo del prólogo suprimido en la segunda ed. del diccionario de Palet

Otra cuestión son los privilegios. Estos se solicitaban y concedían en función de los territorios de cada corona. El privilegio de la edición parisina fue concedido el 26 de agosto de 1603 por «Boucheri» con una duración de diez años, los ejemplares se imprimieron el 15 de enero de 1604; la edición bruselense de 1606-1607 cuenta con privilegio para su impresión en Bruselas, otorgado el 9 de septiembre de 1605 por «De Buschere» por un tiempo de seis años. El nombre Boucheri/De Buschere parece sospechosamente similar. Es conocido el hecho de que los impresores de Bruselas imprimieron en muchas ocasiones obras parisinas sin contar con los debidos privilegios: la abundancia de ediciones pirata y contrahechas en otros títulos lo corrobora 29.

Para concluir este apartado, vemos que, desde el punto de vista textual, en este caso concreto la edición posterior no es la más fiable, pues introduce errores o elimina entradas y/o equivalencias. Es seguro que estas intromisiones y cambios fueron debidas al taller de imprenta: el autor no llegó a realizar ninguna segunda edición ampliada —pues en 1607 César Oudin publicó su diccionario bilingüe que lo superaba con creces— ni se incorpora ningún preliminar suyo a la edición de Bruselas de 1606-1607.

2.3 Problemas de autoría y ampliaciones ajenas al autor

Otro caso que trataremos se refiere a los problemas de autoría y a las ampliaciones tras la muerte del autor.

Al manejar los diccionarios de César Oudin, Girolamo Vittori y Caesar Trognesius hemos comprobado que existe una maraña bibliográfica en torno a las ediciones y autorías de las obras y que en muchos casos los catálogos atribuyen una de un autor a otro. Se trata de algo en parte comprensible, porque hubo muchas ediciones de cada obra con títulos muy parecidos ( Tesoro de las dos lenguas / Tesoro de las tres lenguas…); también porque se quiso aprovechar el renombre de César Oudin para favorecer la venta de otras obras derivadas que no habían sido autorizadas por él; por último, porque las de Vittori se realizaron en Ginebra y hubo en alguna edición engaño expreso en la fecha y pie de imprenta con la intención de darle una primacía que no tenía y de evitar problemas de censura, al provenir de territorio calvinista 30.

Que el diccionario bilingüe de César Oudin, el Tesoro de las dos lenguas española y francesa, fue el más prestigioso de su época lo demuestran varios hechos: primero, el que de él se hicieran muchas ediciones (hasta ocho: en 1607, 1616, 1621, 1624-1625, 1645, París 1660 y Bruselas 1660, 1675 31); en segundo lugar, el que su contenido fuera copiado y plagiado por otros autores, hasta el punto de llegar al siglo XVIII con la versión actualizada de Francisco Sobrino ( Diccionario nuevo de las lenguas española y francesa, Bruselas, Foppens, 1705, con posteriores ediciones en 1721, 1734, 1744, 1751, 1760): esto prolongó su vida útil durante buena parte de ese nuevo siglo. Era, pues, un buen diccionario.

Se trataba de una obra voluminosa (dos tomos que sumaban de setecientas a mil páginas, según la edición, a veces encuadernadas en un volumen, otras en dos), lo que suponía también un gran gasto de impresión. Por ejemplo, la edición de París de 1660 fue compartida por hasta catorce impresores: el coste de la tirada debió de ser grande. Así, hay ejemplares con distintos pies de imprenta: impreso por Estienne Maucroy; por Louis Champhoudry; A. de Sommaville; Pierre Menard; Simon Le Sourd; A. de Sommaville; Jean Dupuis, E. Maucroy, veuve Edme Pepingué, Michel Bobin, Pierre Rocolet; Pierre Moet; Jean Guignard y Jacques Villery… A pesar de ello, salvando el florón de portada y el pie de imprenta o el colofón, todos los ejemplares (hemos visto once de esta edición) presentan el mismo cuerpo del diccionario: en la obra, por tanto, no hay cambios.

No sabemos cuántos ejemplares se tiraron en esa edición de 1660, pero probablemente fueron muchos. Entre los manejados hemos encontrado uno que tiene un pie de imprenta peculiar, con fecha de 1669 ( ver imagen más abajo): «A Paris, Chez Michel Bobin & Nicolas Le Gras, M. DC. LXIX» [1669] (ejemplar de la Bibliothèque Universitaire de Rennes 2, signatura 55587). Podría pensarse que es otra edición realizada por el mismo Bobin que participó en la de 1660, pero no: el cuerpo es el mismo y al final del volumen se encuentra el mismo colofón que aparecía en la edición de Maucroy 1660:


Descartada la errata y verificado que el cambio de fecha fue intencionado, lo más probable fue que aún quedaran ejemplares impresos nueve años antes y se hizo un cambio de portada para adecuarlos a la nueva fecha de venta: aunque el texto es el mismo de la portada de 1660 (salvo una ç), los espaciados no, y el florón de 1660 tuvo que sustituirse por un adorno tipográfico que ocupara menos espacio. Esta hipótesis también justificaría que no se hicieran más ediciones desde 1660 hasta 1675 y que esta última se hiciera en Lion, no en París.

Emisión del diccionario de 
								Oudin (ed. de 1660) con cambio de portada (y nueva fecha de 1669)
Figuras 8 y 9.
Emisión del diccionario de Oudin (ed. de 1660) con cambio de portada (y nueva fecha de 1669)

Muerto César Oudin (¿1560?-1625), su hijo Antoine (1595-1653) se ocupó de la edición siguiente de 1645: «Le Tresor des deux langues Espagnolle et Françoise de Cesar Oudin, augmenté sur les mémoires de son autheur. Outre un bon nombre de dictions et des phrases […] par Antoine Oudin, Secretaire Interprete de Sa Majesté». Pero, muerto este también, los cambios posteriores sobre la obra fueron realizados por los impresores: así, en la edición de 1660 de Bruselas se insertaron en el cuerpo del diccionario las entradas que en la edición de 1645 se pusieron al final del tomo 1 (catorce páginas tituladas «Augmentations et corrections pour le corps du livre»), se añadieron las marcas de género (m./f.) a los sustantivos y, además, una compilación francés-español de voces geográficas —fundamentalmente, topónimos de ciudades— : «Nuevamente corregido y aumentado de infinidad de omissiones, adiciones, y vocablos; con sus generos: y con vocabulario de las principales ciudades, villas, reynos, provincias, y rios del mund» / «Recherche curieuse des noms des royaumes, Provinces, contrées, villes & fleuves principaux du monde, tirée du Grand Theatre des Villes de George Braunius, des quatre Tomes du Grand Atlas de Jean Blauw, & des autres Dictionaires Géographiques & Cosmographiques», Bruselas, 1660. Esta es la edición que ha sido reeditada por el prof. Zuili, atendiendo a estos añadidos y a su mejor legibilidad, para aquellos estudiosos del Siglo de Oro español que necesiten acceder a la obra, si bien la posterior, de 1675, contiene otras entradas que la hacen más completa, aunque no la definitiva.

En la edición de 1675 de Lion este diccionario se hizo bidireccional: al final del volumen uno, se hizo la versión español-francés con el título de «Pesquisa curiosa de los nombres de reynos, provincias, comarcas, villas, ciudades, y rios principales, sacada del grand Teatro de ciudades ô villas de Iorge Braünio, del grande Atlas de Iuan BlauW [ sic], y de otros vocabularios Geograficos, y Cosmograficos: por donde hallarà el Letor los sitios particulares de lugares, ciudades, reynos, provincias y comarcas»).

En los prólogos encontramos explicado el proceso de añadidos tanto de voces como de apéndices (prólogo «Les imprimeurs au lecteur», en la de París, 1660,«L’imprimeur aux amateurs des langues Espagnolle & Françoise», en la de Bruselas, 1660, y «Au Lecteur» en la de Lion, 1675):

1660: LES IMPRIMEVRS AV LECTEVR. […] sçachans que le dictionaire de feu Monsieur Oudin est fort propre pour ceux qui en veulent apprendre les termes odinaires, & qu’il ne s’en trouue plus de la derniere impression, nous auons creu vous obliger, Amy Lecteur, si nous le remettions sur la presse, pour ne pas priuer le Public d’vn Ouurage qui semble necessaire en ce temps. Ce que nous auons fait auec tout le soin & toute la diligence que nous y auons peu apporter: iusques-là que pour vous deliurer de la peine de chercher à la fin du Liure quelques mots adjoustez par ledit feu Sieur Oudin, nous les auons inserez au corps d’iceluy, & afin que l’on les peust discerner facilement, nous auons mis au commencement de chaque mot vne croix ou vne estoille (edición de París, 1660, ãijr-ãijv)

1660:L’IMPRIMEUR AUX AMATEURS DES LANGUES Espagnolle & Française. […] Ce Tresor de la langue Espagnolle et Françoise […] je vous le rends augmenté & reformé par une grande quantité de Dictions, & transposition des mots en leur rang, qui estoient dans la dernière impression de Paris ou oubliez, ou mal-placez, à vostre grande incommodité: laquelle j’ay encores tasché d’oster par l’adjoustement des Genres, que les Curieux demandoient; ayant pareillement rangé en son ordre le Dictionnaire de Xerigonça, ou Jargon, dans le Corps du Livre. Vous trouverez aussi à la fin du Livre un Vocabulaire tres-ample des principalles Villes, Contrées, Regions, Royaumes, & Fleuves du Monde, recueillis du grand Atlas de Jean Blau, du Theatre des Villes de George Braunius, & d’autres plus celebres Dictionnaires Géographiques & Cosmographiques, & expliquez en Espagnol, selon la pronunciation la plus moderne & plus commune de ce temps.

1675: AV LECTEVR. Il sembloit que ce Tresor des deux Langues Espagnole & Françoise, fût arrivé à sa perfection depuis l’Edition, faite à Bruxelles en 1660, par les soins de IEAN MOMMARTE qui est le dernier qui l’avoit augmenté avec beaucoup de succés, sur celle de Paris d’ ANTOINE OUDIN, lequel l’avoit corrigé sur les memoires de CESAR OUDIN, & y avoit adjoûté le Dictionnaire de Xerigonça, ou Jargon qui est expliqué en François & mis en son rang dans le corps de l’ouvrage. Neantmoins on trouvera en cette edition une infinité de mots, Phrases, Sentences, ou Proverbes, & recherches qui avoient été omises dans les precedentes Impressions; que l’on a tirées du Thresor de COVARRUVIAS, & d’autres celebres Autheurs Espagnols, tant anciens que modernes, avec tant d[’]exactitude que l’on peut dire que ce Thresor contient tous les autres, & que méme étant icy tres parfaitement unis, ils sont devenus plus pretieux, tant par le soin qu’on a pris d’expliquer clairement; & de traduire non seulement mot à mot, mais encore les sens figurés, Metaforiques, ou Allegoriques des Idiotismes les plus difficiles de la langue Espagnole, que par la commodité & le soulagement que le Lecteur en recevra pour apprendre avec plus d’utilité la Pureté de la Langue, & pour l’intelligence des Poëtes les plus difficiles qui sont ordinairement remplis de ces Metaphores & Allegories. Le tout marqué d’une † devant chaque ligne de cette nouvelle augmentation, afin que celuy qui s’en servira puisse faire la difference de l’edition de Bruxelles d’avec cellecy, ne voulant pas que l’on soit privé des soins que l’on y a apporté & que l’on a pris pour l’utilité de ceux qui ayment cette Langue (edición de Lion, 1675, ã2r).

La edición de Lion de 1675 sintetiza las ampliaciones realizadas en ediciones previas, pero no sería, con todo, la definitiva, pues no incluyó las voces marcadas con una cruz que fueron incorporadas por los editores parisinos de 1660, tres páginas al final del volumen segundo de 1645 tituladas «Obmissions et corrections pour les deux parties».

Lo expuesto muestra la complejidad textual de este diccionario y las intromisiones de los impresores durante los casi setenta años de publicación continuada de la obra: desde que se publicara en 1607 hasta 1675, calculamos que la obra se amplió en aproximadamente un 40 %; si en 1607 la primera parte contaba con unas 26.000 entradas, en la edición de 1675 había llegado a unas 37.300 aproximadamente y, en la segunda, de 27.500, a 40.800 voces. Aunque muchas se debieron al hijo del autor, Antoine Oudin, otras fueron incluidas o cambiadas de lugar (de los apéndices al cuerpo del diccionario) por los impresores.

2.4 Reaprovechamiento de materiales previos

El reaprovechamiento de materiales previos por los talleres de imprenta era usual. En el caso de grabados, los talleres podían comprarse las planchas usadas cuando quería hacerse una edición posterior o prestárselas entre sí si había parentesco o colaboración entre los impresores. Cuando no era posible, los grabados eran creados de nuevo copiando los ya publicados.

Esto era ya común en los primeros tiempos de la imprenta: por ejemplo, el primer libro ilustrado impreso en España, el Fasciculus temporum (Sevilla, Bartolomé Segura y Alfonso del Puerto, 1480 32), copia los grabados de la edición veneciana de 1479 imprimida por Georg Walch 33:

Arriba, torre de Babel (ed. de Venecia, 1479); debajo, copia (ed. de Sevilla, 1480)
Figuras 10 y 11.
Arriba, torre de Babel (ed. de Venecia, 1479); debajo, copia (ed. de Sevilla, 1480)

Las obras publicadas por Cæsar Joachim Trognesius son otro ejemplo de reutilización. Este librero-impresor de Amberes había publicado en 1634 un diccionario bilingüe neerlandés-español, obra del soldado Juan Francisco Rodríguez: Nievwen dictionaris om te leeren de Nederlandtsche ende Spaensche talen / Nuevo dicionario en flamenco y español.

Cuando cinco años más tarde publicó otro diccionario, El grande dictionario y thesoro de las tres lenguas Española, Francesa y Flamenca (T’Hantvverpen, By Caes. Ioachim Trognesius, M. DC. XXXIX [1639]), no tuvo inconveniente en incorporar el diccionario de Rodríguez, que había fallecido unos años antes, como segunda parte: conseguía así un diccionario trilingüe español-francés-neerlandés seguido de otro neerlandés-español.

A pesar de esto, El grande dictionario se publicó sin nombre de autor expreso, lo que lo ha hecho conocido como el «Anónimo de Amberes.. A Rodríguez no se le nombra salvo en el privilegio. Sin embargo, como en la portada aparecían unos medallones con otros autores de diccionarios del momento —César Oudin, Gabriel Meurier, Mathias Sasbout, Cornelius Kilianus, M. Nicot—, los catálogos encabezan la obra unas veces por alguno de ellos (especialmente, por César Oudin, el autor del diccionario bilingüe con español y francés más célebre y al que se señala en el privilegio: «De Conincklijcke Majesteyt heeft gegunt aen Cesar Ioachim Trognesius, ghesvvoren Boeck-drucker, alleen te moghen drucken den grooten Dictionaris en Tresoor, inde Duytsche, Spaensche ende Francoissche tale, ser neerstelijck gedirigieert ende by een ghevoeght door Caesar Oudin secretaris vanden Coninck, ende andere vermaerde autheurs […] te Brussel, in desen Iare 1639.). Surge así la confusión bibliográfica.

El anónimo de Amberes tuvo dos ediciones en 1639 y otras en 1640, 1642 y 1646, hasta un total de seis. A medida que se editaba, se fueron añadiendo otras partes, a veces encuadernadas juntas, otras separadas: se incorporó un diccionario francés-español, un modelo de conjugaciones y una «Nomenclatura en las lenguas Española, Francesa y Flamenca: de los Reynos, Payses, y Ciudades», similar a la que vimos en el diccionario de César Oudin de Bruselas, 1660, pero no igual (mencionemos que tanto los modelos de conjugaciones como un listado de «nombres de algunos reynos, payses, rios y villas mas usadas 34 entre la nacion española. ya se daban al final del diccionario de Rodríguez).

En cuanto al contenido español-francés y francés-español (que se incorporó en 1640), este procedía literalmente del Tesoro de Oudin, aunque, al añadir las equivalencias de neerlandés que este no tenía, a veces tuvo que reducir un poco la microestructura, probablemente para que cupiera en las columnas:

OudIn: labanca o labanco de río, vn hallebran, oyseau de riuiere, c’est vne canette sauuage. Trognesio: labanca o labanco de rio, vn Hallebran, vne canette sauuage, wilden eyndtvoghel

OudIn: labia o lauia, babil, caquet, harangue, de là vient enlabiar. TrognesIo: labia o lauia, babil, caquet, harangue, clappernije / snappernije.

Si en la parte francesa no había ninguna originalidad, las equivalencias neerlandesas tampoco son muy novedosas: son traducciones literales de la parte francesa. Probablemente, el impresor las encargó para tener así las tres lenguas de uso corriente en los Países Bajos españoles del siglo XVII en una misma obra. Su diccionario, con la reutilización de otros previos, trataba de aglutinar en una sola las lenguas que más se demandaban.

Este diccionario cuenta con otros problemas bibliográficos (partes encuadernadas en diferente orden según los ejemplares conservados, lo que hace pensar en distintas opciones de venta, con todas las partes juntas y por separado; edición de 1639 con cambio de portada en algunos ejemplares que afectó al primer pliego, etc. 35), pero lo dicho sintetiza en buena medida las cuestiones que podemos encontrar.

Para cerrar este artículo, volvamos al grabado de la portada: en este podemos ver, como se dijo, seis medallones con los nombres de distintos autores de diccionarios bajo distintos dioses griegos (Hermes, Apolo) y la figura alegórica de la ciudad de Amberes en el centro.

La inclusión del medallón de Oudin estaba justificado, pues hemos tratado ya la deuda de Trogney con su Tesoro de las dos lenguas, que prácticamente es copiado en su totalidad y al que se le añaden las equivalencias en neerlandés; en cuanto a Cornelis Kiliaan, fue autor de un diccionario etimológico ( Dictionarium TeutonicoLatinum), impreso por Plantino en 1588, con ediciones posteriores, hasta la trilingüe con el francés de la edición de Ámsterdam, 1642. Los medallones de Gabriel Meurier y Mathias Sasbout se deben a ser también autores de diccionarios con el flamenco (Meurier: Dictionnaire flamen-françois, 1563, 1567, 1571; Mathias Sasbout: Dictionaire flameng-françoys y françois-flameng, 1576/1579).

La cuestión es que el grabado de portada usado por Trogney no era del todo original: era una adaptación del usado años antes en una de las ediciones del diccionario francés-flamenco de Léon Mellema (1544-1602) publicadas por los Waesberghe en Rotterdam ( Le Grand Dictionnaire François Flamand / Den Schat der Duytscher Tale, 1624, 1630, 1636), aunque con cambios en algunos de los nombres de los medallones: en aquel diccionario aparecían Iaques du Puis, M. Nicod, Ed. Mellema, Gabriel Meurir, Mathias Sasbout y I. Waesbergue.

Veinte años más tarde, el usado por Trognesius en 1639 fue reutilizado a su vez por los impresores Verdussen para publicar el Nieuwen Dictionaris oft schadt der Duytse en Spaensche talen de A. de La Porte (Amberes, Hieronymvs en Ian Baptist Verdussen, 1659).

Conclusiones

A lo largo de este artículo hemos visto ejemplos de cómo los aspectos bibliográficos condicionaron la impresión y los contenidos de ciertos diccionarios: unas veces, debidos a los aspectos materiales, esto es, a la disponibilidad o no de las tipografías o planchas de grabado necesarias en los talleres; otras, a las iniciativas de los impresores para reimprimir obras de cierto éxito con las que podían contar o no con permisos (privilegios); por último, a la intervención de cajistas o componedores, que ajustaban el texto a la disposición de la página suprimiendo equivalencias o ajustando el lemario.

Sería preciso tener un conjunto mayor de ejemplos para poder establecer una casuística de las modificaciones que se llevaron a cabo: ajustes tipográficos, supresiones de voces, sustitución de equivalencias, acortamientos o agrupaciones de acepciones en las definiciones (en el caso de diccionarios monolingües), agrupaciones por étimos en lugar de entradas independientes…, pero el propósito de este artículo no es dar ahora un balance de ellos, sino mostrar la necesidad de considerarlos. Con más estudios, podrán obtenerse más ejemplos y, a partir de una casuística mayor, mostrar cuáles pueden ser los problemas más frecuentes, no solo circunscritos a un determinado taller de imprenta.

Lo indicado en las obras aquí descritas están lejos de ser los únicos ejemplos, pues la reutilización de materiales y las intromisiones de los impresores se dieron no solo en los Siglos de Oro, sino, también, en el XVIII y XIX, aunque las circunstancias de la imprenta mecánica no fueran las mismas que las de la imprenta manual 36.

Los ejemplos aquí incluidos recorren un periodo lo suficientemente amplio como para dar cuenta de que estos hechos podían suceder en distintas épocas y por impresores de distintas procedencias: hemos dado dos ejemplos de copia de grabados, uno de 1479/1480 (la torre de Babel), otro de 1624/1639 (medallones del diccionario de Trognesio); si nos hubiéramos centrado en la edición de obras técnicas (obras botánicas, médicas, matemáticas, astronómicas…), donde las ilustraciones son más frecuentes y aparecen glosarios técnicos, los ejemplos quizá habrían sido numerosos.

Con este estudio esperamos haber aportado un punto de vista que muestra la interrelación entre la bibliografía, la ecdótica y la lexicografía. Aunque esta relación se ha considerado ya para la edición de obras literarias, muy pocas veces se ha tenido en cuenta para los diccionarios antiguos. Es necesario, por tanto, valorar estos aspectos al plantearse editar modernamente una obra lexicográfica que cuente con varias ediciones, de forma que restablezca al lector su texto depurado o completo, especialmente si se trata de una obra de los siglos pasados.

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Notas

Las pautas de la bibliografía material fueron establecidas en el mundo anglosajón por Fredson Bowers (2001) y Philip Gaskell (1999) y hoy están plenamente asentadas en España a través de las obras de Julián Martín Abad, Mercedes Fernández Valladares y otros bibliógrafos discípulos de José Simón Díaz y Agustín Millares Carlo. Sus pautas son también seguidas en las llamadas tipobibliografías españolas, es decir, los repertorios que recogen la producción bibliográfica de una ciudad, cuyos distintos volúmenes se pueden encontrar publicados en la editorial Arco/Libros.
Véase el detallado estado de la cuestión sobre ediciones de diccionarios de la tesis de Arribas Jiménez (2014, pp. 31-107), donde describe una veintena de ellas.
13. Es el caso del vocabulario en seis lenguas incluido en el Libro de los secretos de agricultura de Miguel Agustín: publicado en diversas ediciones a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX, las equivalencias fueron modernizándose, deturpándose o corrigiéndose por los impresores. A estos problemas textuales se suman los bibliográficos, pues se hicieron ediciones contrahechas a principios del XIX que se hacían pasar por impresos del XVIII: tratamos de ello en Pablo Núñez, 2007-2008.
17 Véase Arribas Jiménez, 2014, apartado 2.3., «¿En qué consiste editar un diccionario (con criterios lexicográficos)?», pp. 103-108.
20 Nótese el cambio en el título neerlandés de la voz «Francoys» / «Franches» por «Walsch», valón, esto es, francés de la región de Valonia (no de Francia).
22 Las primeras noticias aparecieron en los medios a finales de 2020: Faigón, 2020; White, 2020 y Gigena, 2020. Siguieron varios artículos: Hamlin y Fuentes, 2020 y Hamlin, 2021.
24 Hemos estudiado estas obras en profundidad en Pablo Núñez, 2010b, vol. 1, pp. 91-197 y vol. 2, pp. 202-312.
27 Para la edición de 1604 hemos manejado los ejemplares de la Biblioteca Nacional de España R/23641, R/12830 y el de la Biblioteca Nacional de Francia 8-X-12606 (NUMM-49089). Hemos consultado también el ejemplar de la RAE, S. Coms. 4-B-44, reproducido en el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la lengua española (2001). Para la edición de 1606-1607 hemos consultado el ejemplar de la Biblioteca Nacional de España 2/27998, el X-14806 de la Biblioteca Nacional de Francia y las versiones digitalizadas de la Biblioteca de Catalunya, Reserva, E 3-IX-6, y Hendrik Conscience Heritage Library de Amberes,C 131155.
30 Cf. Pablo Núñez, 2008 para ver las imágenes de la portada original y la falsificada del diccionario de las tres lenguas de Vittori (Ginebra, 1609 / Amberes, 1614: en realidad, Ginebra, 1609). Hasta la noticia del hallazgo de un par de ejemplares con ese falso pie de imprenta, se pensaba que esa edición —en realidad, emisión con cambio de portada— era una noticia fantasma.
31 Para ver la dependencia de las ediciones, véanse Pablo Núñez, 2010b y Zuili, 2016.
32 Puede consultarse el ejemplar digitalizado de 1480 en la Biblioteca Nacional de España (signatura Incunables 774, BDH) y el de 1479 en el repositorio Minerva de la Universidad de Santiago de Compostela, http://hdl.handle.net/10347/7029.
34 En la edición de 1646, al final del Nuevo dicionario en flamenco y español, con la variante «mas vzadas».
36 Agradezco a los evaluadores sus sugerencias, que han permitido mejorar este artículo.

Notas de autor

* Miembro del grupo de investigación «El léxico español: descripción y aplicaciones» (Universidad de Granada, UGR HUM265) y del «Équipe de recherche Culture et Histoire dans lʼEspace Roman (C.H.E.R.)» (EA 4376) de lʼUniversité de Strasbourg, Francia.
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