Editorial
Editorial
El acto de comprensión y sentido de la violencia a través de los tiempos, explican que el pasado se interpreta y personifica permanentemente, de experiencias, relaciones e imaginarios y le otorga un carácter performativo, junto a la necesidad política de pensar como acción colectiva que construye obliga a estudiar la memoria frente a la experiencia y la motivación, experiencia como fundante de la memoria e identidad como generación, permite un reconocimiento de situaciones vividas de quienes las vivieron o fueron testigos, construcción de sujeto legítimo y de aquel sin legitimidad, generando conflictos legitimadas como víctimas directas, los demás son tratados como si su memoria no fuese relevante.
En este ámbito, la violencia contra las mujeres es por sí mismo terrorismo, en este, entra la reproducción de las agresiones a través de medios y redes, puesto que, quien perpetua la violencia, sabe que contará con esta ideología y medios de reproducción y difusión de sus actos, medios que refuerzan y justifican discriminaciones. Junto al agresor hay un aliado, un medio que le da cobertura con un discurso que siembra terror en otras mujeres y multiplica su efecto en las redes, donde la violencia de género amedrenta, criminaliza con violencia gráfica apoyada de otros elementos, en un sistema que requiere ser desarmado, es necesario desarticular estrategias de medios sociales, sexista de los medios, lo que han denominado la pedagogía de la crueldad donde se acepta y naturaliza las formas de violencia contra la mujer, reproducción de discurso patriarcal de control frente al cuerpo de la mujer, propaganda de hechos violentos contra la mujer, tiene efecto perpetrador de violencia, extensiva y reproductiva; nacer hombre implicaba tener derecho a la voz, nacer mujer implicaba el derecho al silencio.
En el cuerpo como transformador de narrativa de la mujer, los discursos muestran notas periodísticas de feminicidio cuyos titulares justifican la violencia del hombre, mensajes que causan daño, cosificación, despersonificación, para los que el cuerpo de la mujer es utilizado como código, un signo, de competencia y auto confirmación, donde cambia la percepción de la realidad del discurso desde lo masculino. Formas de hablar y enunciar que vulnera los derechos de la mujer, prioridades según la clase social en las cuales, la violencia contra mujeres pobres se expone en publicaciones de periódicos, de mujeres de clase media expuesta en libros y narrativas, violencia contra mujeres de clase alta que estaban ocultas inician a evidenciarse desde redes y libros con seudónimos, sombras entre sombras de mujeres donde ellas son sombras de otras y a partir de las liberaciones y transformaciones, movimientos feministas permiten discursos donde sus cuerpos con mensajes que representan realidades, símbolos para otras mujeres, extensiones de no violencia y liberación de estructuras sociales patriarcales que se reinventan en imaginarios de individuos de construidas las estructuras ya sea desde la comunidad o desde voces de estos grupos feministas que hoy dan sentido y valor a la mujer como apuesta critica, cuerpo como lenguaje de la mujeres, un enfoque en el que se trastoque el lenguaje, rompa el ciclo de la información en el que el cuerpo es solo cosa y posicionarlas en un lugar relevante en la estructura social.
El discurso consciente e inconsciente femenino, muestra escenarios con patrones similares en común como modelo que se reproduce a sí mismo, violencia donde mujeres son sometidas a periodos de estrés, de considerar sus voces con problemas psicológicos según manifestaciones de su pareja, temores de presencias, con nervios, problemas de depresión como enfermedades, voces que se escucha y muestran control como muñecas ventrílocuos o títeres, que reproducen voces de ellos, de su agresor que las momifica a sí mismas, narrativas literarias desarticuladas desmontadas de un sistema patriarcal traducido en un sistema de violencia contra la mujer. Inexistencia de un discurso o narrativa femenina, las voces se suman a representación simbólica del discurso patriarcal, personajes femeninos que hablan como aliado de un sistema de opresión , juramentos, tonos de cortesía, expresiones afectivas, en la voz de la sujeto al igual que en mujeres víctimas discursos uno enunciadoras reproductoras de un discurso que las niega, donde habla de lo que el otro espera o dice de ella, negando su yo, él dice, frase repetida, fraternidad y alianza de un invisible donde el agresor espera comprensión de su mensaje y ella espera ser voz del otro, suplantando el yo que se reproduce así mismo habitando su discurso en el cuerpo de ella, ella como sombra del que es persona y sujeto, En un segundo momento de la historia, se observa una sobre conciencia e inicia la mujer con voz, la búsqueda de confirmación en el otro que le permite saber si es realmente posible que hay humanidad en ella misma, confronta la voz de él y le suma la voz de ella, con expresiones en sus discursos como “él dijo, pero verdad que yo existo”.
Una tercera etapa, empieza donde la mujer se enuncia, escucha su voz, la mujer víctima habla de su experiencia y asimila ese momento donde habla de sí misma, cuestiona la existencia de un inconsciente armado como deber ser de lo femenino que hace a las mujeres, la mujer frente al espejo y mirar su rostro como máscara impuesta desde el patriarcado, verse con los ojos del mundo, se aprecia lo suficientemente hermosa, blanca, negra, morena, identifica y valora su color de piel, su raza, y no ese otro que la sociedad le busca imponer. Cuando la mujer se desprende y se observa y descubre, a conocerse a partir de escuchar su voz, asume la realidad femenina nutrida de lo que otros dicen, con personajes femeninos que permiten hacer visibles discursos ajenos y que cuestionan como verdades, construyen redes para escucharse sin interrupción del discurso patriarcal, están aprendiendo a escuchar sus voces.
No hay entonces metáforas posibles en escenarios de odio, apologías, recuerdo, violencia y amenaza define la generación anterior, cambios aún deben darse, de acuerdo al diálogo entre memoria recuerdo, memorias legitimadoras del pasado, y la importancia desde el discurso de las víctimas, generadores de políticas, cambios en las realidades y discursos de familiares herederos, desde activistas quienes en momentos de politización de la sociedad en años 80 inician protestas contra dictaduras que criminalizan la identidad femenina, en los 90 juzgamiento por crímenes, en el 2000 movilizaciones estudiantiles y de colectivos de género que marcan, conexión acción política, activismo social con conexiones espaciales que generaron posiciones críticas, carácter performativo de construir narrativas sociales, horizontalidad del conocimiento, posiciones feministas de carácter situado, reflexión conceptual de sus experiencias localizada incorporada del fenómeno recuerdan violencia construyendo narrativas, reproductoras del discurso del que son extensión, de discursos de dominio y control, hoy donde se cambie el discurso y narración diferente al periodista frente a la violencia de la mujer, donde sus cuerpos si tengan voz.
La experiencia, es requerida, no entendida como recuerdo, sino producto de la memoria, donde no son los individuos quienes tienen experiencia sino los sujetos en un entramado de relación de poder, enredamiento, sujetos originario, lugar situado, trama que da sentido, entender integraciones experiencias recordadas y practica de sujetos referenciados, la amenaza y miedo, temas aparecen fuertemente, resistencia elementos articuladores de relatos utilizados para definir sujetos generacionales, herederos de victimas con miedo y hoy generación sin miedo, aunque aún despersonalizadas, y en algunos países como un número acumulado de objeto dañado.
La mujer tiene derecho a dialogar del pasado, en la lucha de igual de derechos, no como sujetos desprovistos de traducción la memoria de sus antecesores, desde una visión académica y profesional en torno a guerra e infancia de la mujer, de carácter epistemológico que cambie la mentalidad de la generación que nace y renace. Autores manifiestan que la generación enmarca el modo de entender el mundo, la tenacidad del tiempo, en la lógica que se entiende siempre desde nuestra perspectiva, vivimos desde nuestra mirada y nuestra generación, porque la generación enmarca el modo de estar en el mundo y se hace dominante o hegemónica, ya sea desde perspectiva de género, como se observa al otro o los fenómenos sociales, la diseminación del conocimiento que explican fenómenos del comportamiento humano a través de la divulgación científica modifican la forma de comportarse, por ello el trabajo académico es una forma de contrastar a modo practica la realidad que se desea modificar.
La mujer habla y enuncia su voz usando el lenguaje que le es aprehendido de otros, elabora dialógicamente desde un discurso ajeno a lo propio y hoy surge un discurso femenino. Este nuevo rol le personifica desde lo femenino, desde su ser, su cuerpo, su voz reproduce y se opone a ellos, hoy la mujer y los medios deben atreverse a identificar un discurso patriarcal y confrontarlo, para construir una información que no sea una extensión de la violencia. Es la fe en un nuevo mundo con voces y representaciones de igualdad que se posibilita el saber con una mujer en la sociedad, no victima ni victimaria como constructora y transformadora de realidades desde su propio relato.