Comunicación, arte y cultura
![]() | Castells Manuel. Networks of outrage and hope. Social Movements in the Internet Age. 2015. Reino Unido. Polity Press. 313pp. |
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Recepción: 03 Julio 2017
Aprobación: 14 Diciembre 2017
De la identidad a la autonomía: los movimientos sociales en red en la obra de Manuel Castells
En 2015 Manuel Castells publicó la segunda edición de su libro Networks of outrage and hope. Social movements in the internet age (Redes de endignación y esperanza. Los movimientos sociales en la era de internet). En esta obra el autor extiende su propósito de identificar la naturaleza de los movimientos sociales, iniciada hace unas décadas en La ciudad y las masas. Sociología de los movimientos urbanos (1986). Los nuevos movimientos sociales representan la resistencia al poder global en un contexto informacional (Castells, Manuel, 2010). Dicha resistencia ya no se da en las ciudades, sino en “la red”.
El lector encontrará en esta obra 10 capítulos que abarcan el análisis de los movimientos sociales en red (Castells, Manuel, 2015: 4) surgidos poscrisis financiera mundial (Castells, Manuel, 2012): la Primavera Árabe, el caso de las Indignadas en España, los diferentes movimientos de Occupy en Estados Unidos, entre otros.En cuanto a América Latina, Castells incluye casos ocurridos en Brasil, México y Chile, entre 2010 y 2014.
Hay una interrelación entre la concepción del autor acerca del poder (Castells, Manuel, 2013) y los movimientos sociales en la sociedad red. Castells define a la sociedad red como una nueva forma de organización social, caracterizada por la lógica de interconexión que facilitan las tecnologías de la información y la comunicación (Castells, Manuel, 2005:549-558). Esta nueva estructura social emerge de reconfiguraciones del sistema capitalista, que pasa de ser industrial a informacional (Castells, Manuel, 1991). Al primero lo ve como la capacidad de crear significado, vinculado al consenso y la persuasión, en oposición al poder entendido como coerción. El poder circula en los flujos de información.
Y debido a que Castells entiende que las “sociedades son contradictorias y conflictivas, en donde hay poder hay también resistencia a ese poder” (Castells, 2015:6), los movimientos sociales encarnan esta resistencia y son los artífices del cambio social en la sociedad red y sus diversas expresiones a nivel mundial (Castells, Manuel, 2004).
Según el autor, las personas deciden “tomar cartas en el asunto” (2015:246), movilizándose para cambiar sus condiciones de vida, y las reglas de un juego del que se sienten excluidos.
La indignación y la esperanza –incluidas en el título del libro– son las emociones que mueven a los actores a compartir sus reclamos en las redes sociales, el espacio de los flujos, para encontrarse en el espacio de los lugares1 (Castells, Manuel, 2005). Este último es el de las calles y las plazas. Así, surge un espacio de autonomía, de deliberación (Castells, 2015), que vincula a los dos anteriores, para agrupar, y luego movilizar a quienes quieren hacer oír sus reclamos.
Sobre los tres casos de América Latina incluidos en esta edición, la constante es la disputa en torno a lo común, lo público y el descontento por episodios de corrupción.
En Brasil, las protestas comenzaron en la ciudad de Sao Paulo, el 3 de junio de 2013 (Castells, 2015:232), y se extendieron luego a cien ciudades. El Movimento de Passe Livre (MPL) fue el que comenzó con los reclamos por los aumentos de las tarifas del transporte público y los gastos vinculados a la Copa Mundial de Futbol 2014.
El movimiento se organizó a través de internet, en medios como Anonymous y Ninja, y debido a la presión ejercida, en algunas ciudades se detuvieron los aumentos en las tarifas. A pesar del carácter contradictorio de la composición y fines de estos movimientos, el autor señala que pusieron en la agenda del debate público las demandas iniciadas en las redes sociales (2015: 236).
En cuanto a Chile, Castells incluye a los estudiantes que ocuparon las calles entre 2011 y 2013, con reclamos surgidos en internet y las redes sociales (2015:237). A los pedidos por mejoras en el sistema educativo y la gratuidad de la universidad pública, se sumaron los de la salud pública, las minorías mapuches y los derechos de las mujeres.
Michelle Bachelet, candidata a presidenta por el Partido Socialista en ese entonces, aplicó las reformas en el sistema educativo. Para nuestro autor, este caso muestra la posibilidad de generar un modelo de cambio social “que podría reformar las instituciones democráticas desde adentro” (Castells, 2015: 239). Y en lugar de una confrontación, destaca que hubo una conexión directa con el sistema político.
En México fue el movimiento #YoSoy132 (2012) la experiencia incluida para abordar “la conexión entre los medios de comunicación de masas y la política institucional” (2015: 239). 131 estudiantes protestaron contra el presidente Peña Nieto en un acto de campaña. Y mientras estas cadenas televisivas lo negaban, 20.000 usuarios viralizaban en Youtube un video en el que mostraban sus caras e identificaciones. Cada persona se sumaba compartiéndolo como el estudiante #132.
Las protestas nacidas en las redes sociales llenaron las calles de la Ciudad de México reclamando por la libre expresión, rechazando la manipulación de las cadenas Televisa y Televisión Azteca para negar lo ocurrido. De esta manera, “el monopolio de la información se había roto. La televisión ya no era la única fuente de noticias e imágenes acerca de la realidad de México” (2015: 241).
Además de ofrecer una diversidad de ejemplos sobre los nuevos movimientos sociales, Redes de Indignación y Esperanza completa la transición teórica de Manuel Castells. De una conceptualización de estos movimientos basada en la identidad, el autor se mueve a una que los concibe como forma de asociación para la búsqueda de autonomía. Desarrollaremos brevemente este punto a continuación.
Identidad
En el segundo volumen de la trilogía La Era de la Información (LEI en adelante), Castells ubica a la identidad como elemento clave en la formación de los movimientos sociales en red y en la resistencia al poder global.
A esta identidad nuestro autor la entiende como “el proceso de construcción de significado sobre la base de atributos culturales”2 (Castells, 2010: 6). Las feministas, el ecologismo, los fundamentalismos religiosos, las minorías raciales y étnicas son algunos de los movimientos sociales que el autor identifica en LEI.
Por otro lado, en el análisis sobre los movimientos sociales que comenzó en La Ciudad y las Masas (1983), Castells establecía una clara interrelación entre las prácticas de los movimientos sociales y la transformación de un determinado espacio3. Si bien en los 80 dicha relación se da con un espacio de base territorial, en LEI ya tiene que ver con un espacio virtual, el ya mencionado espacio de los flujos.
La identidad a la que se refiere el autor en Redes de Indignación y Esperanza ya no tiene que ver con un territorio, sino con rasgos culturales compartidos desde el plano comunicativo de las redes sociales e internet. Los movimientos sociales se deslocalizan, de la misma forma que lo hacen las actividades económicas y financieras. Y es “la red” el espacio conceptual en el que se juega el eje poder-contrapoder.
De esta manera, la resistencia “en red” a los poderes establecidos (Castells, 2010) se vincula con la capacidad de crear significado desde las redes sociales, y con la socialización de las identidades que lo materializan.
Por último, para Castells “quién construye identidad, y para qué, en gran medida determina el contenido simbólico de esta identidad, y su significado”. Lo que determina también quiénes se posicionarán por fuera de la misma (Castells, 2010: 9).
Autonomía
Posteriormente a la crisis financiera mundial del 2008, nuevos movimientos sociales se formaron4. Pero a éstos no los convocó una identidad compartida, sino la necesidad de reclamar por mayor participación ciudadana, y contra la corrupción generalizada del sistema político. Castells sostiene que el cambio social
...solo puede tener lugar fuera del sistema, por una transformación de las relaciones de poder, que empieza en las mentes de las personas y se desarrolla en la forma de redes creadas por los proyectos de nuevos actores (Castells, Manuel, 2015: 256). [Traducción de la autora].
Son los proyectos, no la identidad, los que guían a los actores sociales a asociarse –o conectarse– con otros, a partir de intereses afines (y no de atributos culturales). También son los reclamos, o las emociones compartidas los que guían esta búsqueda, principalmente en las redes sociales e internet como plataformas clave.
“La red” y los movimientos sociales.
En Redes de Indignación y Esperanza se percibe un fuerte predominio del carácter racional de consignas como “conectando mentes, creando significado, contrarrestando al poder” (Castells, 2015:1). Otras frases como “ocupando mentes, no el Estado” (2015: 284) muestran una apuesta que coquetea con las neurociencias, más que con la teoría social (2015: 247).
En la edición de 2015, Castells rechaza las críticas que le adjudican determinismo tecnológico al rol que le otorga a las redes sociales e internet5 a la hora de teorizar acerca de los movimientos sociales.
El determinismo que identificamos como problemático es el de la red como “morfología social” (Castells, 2005: 549) que prevalece sobre la acción individual. Si bien con los movimientos sociales hay lugar para la agencia en la sociedad red, la estructura –la red– siempre “marca la cancha” (Sautu, Ruth, 2014). Por otro lado, el tema a dilucidar es a qué “red” se refiere Castells, ya que la indefinición de este concepto, y de otros (Fuchs, Christian, 2012: 783-784) es constante.
Según Christian Fuchs, la red de Castells tendría dos significados
“a) las redes sociales de los activistas, b) el rol de internet como red global de redes computacionales (Fuchs, Christian, 2012:776).
Vamos más allá, y sostenemos que “la red” de Castells tiene significados contingentes6 que varían según el contexto intrateórico del autor que se analice7. De aquí que Fuchs marque dos significados en la obra Redes de Indignación y Esperanza.
Pero para quienes intentan reconciliar la teoría con la práctica social y política, esta supuesta ambigüedad conceptual los deja sin herramientas para localizar la escala del poder al que resisten: ¿es “en la red?” o “es ¿en las redes sociales?”.
El desafío para Castells es darle a los movimientos sociales la posibilidad estratégica de detectar cuál es la red en la que se juegan los proyectos y reglas que afectan la búsqueda de su autonomía.
En el caso de América Latina, coincidimos también en que es necesaria la mayor definición del autor sobre la relación entre los movimientos sociales y los Estados nacionales (Stalder, 2008). Esta relación ha sido siempre decisiva para la movilización popular según nuestro autor (Castells, Manuel, 1983), y en la sociedad red se reconfigura.
En esta obra, Castells tiene el mérito de haber realizado un amplio trabajo empírico, que dio cuenta de una nueva relación entre los actores sociales, las redes sociales e internet, y el cambio social que iba tomando forma a nivel mundial.
Pero dicho mérito podría opacarse por las inconsistencias mencionadas –y la resistencia del propio Castells a teorizar sobre su propia práctica, como sí lo hacía en sus inicios8– si lo que se busca es una teoría crítica acerca de los movimientos sociales en red9.
Advertimos al lector que encontrará, en cambio, una concepción teórica marcada por el pragmatismo a cada paso de su construcción10 (Stalder, Felix, 2008: 200).
Referencias Bibliográficas
Castells, Manuel (1971). Problemas de investigación en sociología urbana. México: Siglo XXI.
Castells, Manuel (1986). La ciudad y las masas. Sociología de los movimientos sociales urbanos. Madrid: Alianza Editorial.
Castells, Manuel (1991). The informational city. Information technology, economic restructuring and the urban-regional process. Massachusetts: Blackwell Publishing.
Castells, Manuel (ed.) (2004). The Network Society. A cross-cultural perspective. Reino Unido: Edward Elgar Publishing.
Castells, Manuel (2005). La Era de la información: economía, sociedad y cultura. La Sociedad Red, vol. 1. México: Siglo XXI.
Castells, Manuel (2010). The information age: economy, society and culture. Volume II. The power of identity. Reino Unido: Wiley-Blackwell Publishing.
Castells, Manuel (2012). Aftermath. The cultures of the economic crisis. Reino Unido: Oxford University Press.
Castells, Manuel (2013). Communication Power. Reino Unido: Oxford University Press.
Castells, Manuel (2015). Networks of outrage and hope. Social movements in the internet age. Reino Unido: Polity Press.
Fuchs, Christian (2012). Some reflections on Manuel Castells’ book networks of outrage and hope. Social movements in the internet age. En Revista tripleC, Nº2 , pp. 775-797. Recuperado el 6 de diciembre de 2017, de http://www.triple-c.at/index.php/tripleC/article/view/459.
Sautu, Ruth (2014). Agencia y estructura en la reproducción y cambio de las clases sociales. En Revista Theomai, Nº29. Recuperado el 6 de diciembre de 2017, de http://revista-theomai.unq.edu.ar/NUMERO 29/5-Sautu.pdf.
Stalder, Felix (2008). Manuel Castells: the theory of the Nnetwork society. Estado Unidos: Polity Press.
Notas