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El pensamiento crítico, democrático, humanista y el movimiento estudiantil de la UACh (1968-1974)
Gerónimo Ontiveros Juárez; Francisco Alberto Pérez Piñón; Jesús Adolfo Trujillo Holguín
Gerónimo Ontiveros Juárez; Francisco Alberto Pérez Piñón; Jesús Adolfo Trujillo Holguín
El pensamiento crítico, democrático, humanista y el movimiento estudiantil de la UACh (1968-1974)
The critical, democratic, humanist thought and the student movement of the UACh (1968-1974)
Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, vol. VII, núm. 12, 2020
Universidad Nacional de Cuyo
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Resumen: El presente trabajo de investigación forma parte de una tesis doctoral de corte histórico, que intenta contribuir al rescate del legado del pensamiento crítico, democrático y humanista, que se gestó en un grupo de estudiantes universitarios entre los años de 1968 a 1974, a partir de un movimiento estudiantil en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh). La metodología seguida ha sido la histórica-cualitativa, apoyada en entrevistas con protagonistas y especialistas en el tema. Un hecho que formó parte de los grandes movimientos estudiantiles planetarios de los años sesenta, centrándose en los problemas locales que conformaron sus propias particularidades.

Palabras clave:pensamiento críticopensamiento crítico,movimientos estudiantilesmovimientos estudiantiles,democratización educativademocratización educativa,cultura políticacultura política,historia de la universidadhistoria de la universidad.

Abstract: The present research work forms part of a short historical doctoral thesis which aims to contribute to the rescue of critical, democratic and humanist thought that originated with a group of university students between 1968 to 1974, beginning with the student movement in the Universidad Autónoma de Chihuahua (Autonomous University of Chihuahua). The chosen methodology is historical-qualitative, based on interviews with protagonists and specialists in the field. These subjects formed part of the large planetary student movements of the 1960s and their particularities were defined by their local problems.

Keywords: Critical thought, student movements, democratizing education, political culture, University history.

Carátula del artículo

Estado y Movimientos Sociales en Nuestra América

El pensamiento crítico, democrático, humanista y el movimiento estudiantil de la UACh (1968-1974)

The critical, democratic, humanist thought and the student movement of the UACh (1968-1974)

Gerónimo Ontiveros Juárez
Universidad Autónoma de Chihuahua, México
Francisco Alberto Pérez Piñón
Universidad Autónoma de Chihuahua, México
Jesús Adolfo Trujillo Holguín
Universidad Autónoma de Chihuahua, México
Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, vol. VII, núm. 12, 2020
Universidad Nacional de Cuyo

Recepción: 28 Febrero 2019

Aprobación: 20 Enero 2020

Introducción

América Latina ha sido heredera de una corriente humanista propia, que se forjó a partir del combate de sus pueblos en contra de la dominación colonial, “...como consecuencia de ello, los americanos, en tanto pueblos sometidos y negados en su sujetidad, experimentarían en adelante la necesidad de preguntar por su identidad” (Fernández, 2012: 12). El humanismo latinoamericano fue parte de la conformación de esta identidad, que se fue integrando en las primeras universidades fundadas en esta región y aun cuando las incipientes funciones sociales asignadas a estas instituciones fueron las de mantener un estado de sumisión, las clases dominantes tuvieron la precaución de incorporar dentro de sus planes y programas un matizado modelo que no fomentara la creación de una conciencia crítica.

Esas instituciones de origen medieval sirvieron fundamentalmente para dos propósitos prácticos: por un lado, colaborar en la formación de un clero novohispano que consolidara la presencia católica sin la constante asistencia de eclesiásticos españoles; por otro, formar personal administrativo para acrecentar las capacidades de la burocracia media de la colonia (Marsiske, 1999: 11).

A mediados del siglo XIX se consumaron la mayoría de las guerras de independencia, a partir de ese momento, la burguesía y los gobiernos nacionales, se propusieron la tarea de reestructurar todo el sistema educativo, poniendo especial énfasis en las universidades. Se adoptó entonces el modelo napoleónico, el cual tuvo consecuencias contrarias a los objetivos de la oligarquía, pues tal forma de organización sirvió más para la dependencia económica que para la emancipación de las naciones. Pero en el interior de las instituciones se fueron gestando las primeras ideas de una verdadera conciencia nacionalista, de algún modo crítica y humanista (Silva y Sonntag, 1970).

Tal fenómeno de cambio en el pensamiento de los universitarios respondió a un proceso de transformación de las relaciones sociales, es posible que, como apunta Catherine Walsh (2014), éste se haya gestado a partir de la construcción de un proyecto social, en cuatro dimensiones básicas, “cultural, político, ético y epistémico, orientado a la descolonización y a la transformación” (Walsh, 2014: 17). La adquisición de nuevos conocimientos, de nuevas prácticas políticas, frente a la modernidad colonial, fueron fundamentales para la constitución de una identidad latinoamericana genuina.

La historia política de las universidades de esta región se encuentra vinculada a dos tipos de instituciones medievales: la de París y la de Bolonia. En Estados Unidos se implementó la modalidad parisina patente en la forma de gobierno y en el modelo administrativo dependiente del Estado. En tanto que el modelo por el que se decide en América Latina fue el de las universidades de Salamanca y Alcalá, influenciadas éstas a su vez por la Universidad de Bolonia. Este modelo ponderó la participación de los estudiantes en las decisiones administrativas y de gobierno (Waggoner, 1973). Ambos modelos representaron diferencias cualitativas en la configuración política de los gobiernos universitarios, los cuales determinaron el derrotero de las universidades latinoamericanas.

En el caso de Argentina, apunta Natalia Bustelo (2014) que la oligarquía, para superar la profunda crisis política y económica que había dejado tras la guerra, tuvo frente a sí el reto de reconstruir la nación en las dimensiones, cultural, social y político, a partir de una redefinición de su economía nacional en el sistema capitalista mundial, tal desarrollo económico implicó:

La regulación de tres actividades: la medicina, la ingeniería y la abogacía. La Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Córdoba, sobre todo sus facultades de Derecho, funcionaban desde hacía varias décadas como los ámbitos de sociabilidad de la élite política (Bustelo, 2018: 34).

El siglo XX comenzó con el movimiento estudiantil de mayor impacto en el continente latinoamericano, la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918, sus antecedentes fueron las manifestaciones que se suscitaron en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina, entre 1903-1906:

Las movilizaciones estudiantiles contra las anquilosadas universidades habían comenzado en Buenos Aires entre 1903 y 1906 y, tras los sucesos de Córdoba, siguieron en La Plata en 1919 y luego en la mayor parte de los países de América Latina (Díaz y Linares, 2018: 14).

Señalan Eduardo Díaz y Martha Linares (2018) que tal reforma tuvo una trascendencia continental, tanto así que en 1921, en la ciudad de México, durante el Primer Congreso Internacional de Estudiantes, se llamó al establecimiento de universidades de tipo populares, en cuyas minutas, quedaron constituidos varios de los puntos del Manifiesto Liminar de la reforma cordobesa de 1918.

En 1968 la contradicción entre el pensamiento crítico, que contrarrestó la imposición del pensamiento único dentro de la academia, se dio con mayor intensidad en la ciudad de México, tensión que llegó a su máxima expresión a finales de septiembre y principios de octubre de ese año, cuando el movimiento estudiantil fue derrotado por medio de la fuerza represiva del Estado. En Chihuahua la táctica estatal para derrotar el movimiento, así como para eliminar el pensamiento crítico, fue a través de la supresión de la Escuela Preparatoria de la Universidad Autónoma de Chihuahua, por medio de un desgaste del movimiento estudiantil, así como la persecución contra los activistas, maestros y simpatizantes del movimiento. Se considera en este análisis el concepto de pensamiento único, en el sentido que lo describe Ignacio Ramonet, porque es la síntesis en la que la entendieron los estudiantes de mediados de los años sesenta, que fue en los términos de una ideología económica de tipo hegemónica, y no en el sentido de la propuesta decolonial de Walter Mignolo (2014), que ha incluido en su prefacio a la “Interculturalidad, Descolonización del Estado y del Conocimiento”, a la corriente marxista, como una de las tres líneas constitutivas del pensamiento único, ya que en la década a tratar los estudiantes consideraron al marxismo como una teoría integral del pensamiento crítico.

Considerando el pensamiento crítico desde el paradigma de la descolonización de la educación, se consideran los planteamientos de Alexander Ortiz Ocaña (2018), en el sentido de que el movimiento estudiantil se encuentra constituido por un grupo de estudiantes que luchó “contra las injusticias, la iniquidad social, la exclusión en cualquiera de sus manifestaciones, develando las condiciones y entramados que configuran la colonialidad” (Ortiz, Zaira y Pedrozo, 2018: 107), lo cual fue expresado en ideales dentro de las gacetas, cuyo material se presentará más adelante.

Debido a que gran parte del presente trabajo expone el humanismo que se gestó dentro de la Universidad en Chihuahua, como una extensión del humanismo latinoamericano, que a su vez es diferenciado del humanismo europeo. El presente trabajo incorpora la corriente del pensamiento decolonial, como complementaria al análisis, frente a la problemática de las dimensiones cultural, político, ético y epistémico, como alternativas a las posturas hegemónicas. En uno de los años más álgidos de la lucha estudiantil en la UACh, los estudiantes llegaron a proponer dentro de su pliego petitorio, una renovación a los planes y programas de estudio, en todas las escuelas universitarias, puesto que la transformación educativa no es posible si no se toma en consideración “un educación intercultural, si el Estado o el gobierno de turno imponen los contenidos curriculares sin permitir que los maestros realicen adaptaciones y contextualizaciones de los mismos, teniendo en cuenta las particularidades y singularidades de sus estudiantes” (Ortiz, Arias y Zaira, 2018: 78), se torna por demás pertinente esta inclusión de la corriente del pensamiento decolonizante.

En esta misma línea de pensamiento, Jorge Polo Blanco (2016) menciona que gracias a la diversidad de las perspectivas teóricas. en torno a la lucha contra las múltiples formas de colonización, se ha logrado una comprensión y una estrategia de lucha contra la dominación neocolonial.

Uno de los fenómenos más decisivos de la dominación tiene que ver con aquello que se ha dado en llamar violencia epistémica, refiriéndose ésta al conjunto de ideologías y prácticas eurocéntricas que han promovido de forma sistemática la subalternización de todos aquellos saberes e imaginarios no encuadrados en una matriz occidental (Polo, 2016: 27).

Una vez consolidada la identidad latinoamericana, ésta fue incorporada rápidamente dentro de las universidades, la cual funcionó incluso como un modelo para un grupo de estudiantes universitarios en Berkeley, cuando en 1964 retomaron el eslogan de Free Speech Movement, inspirados en los movimientos latinoamericanos. La autenticidad de tal construcción identitaria es trabajada por Boaventura de Sousa Santos: “La americanización, como forma hegemónica de globalización, es entonces el tercer acto del drama milenario de la supremacía occidental”, frente a una latinoamericanización que avanzó desde el Sur continental hacia el Norte, como parte de un proceso de decolonización y reafirmación de la sujetidad. Es importante retomar en este trabajo la propuesta de la corriente del pensamiento decolonial como parte de todo el acervo de las teorías críticas, encaminadas a la construcción de nuevas relaciones sociales y, sobre todo, las que se dan dentro de la academia, puesto que estas nuevas aportaciones en el terreno teórico tienen su origen en América Latina.

Es impulsado desde América Latina por el proyecto conocido como modernidad/colonialidad/decolonialidad, que nos invita a cuestionar la modernidad europea desde la reflexión de su antítesis, la colonialidad en América, y los efectos que la colonialidad del poder, del saber y del ser, han tenido sobre el sujeto colonial global (Fonseca y Jerrems, 2012: 103).

La corriente teórica del pensamiento decolonizador también será aplicada para abordar el estudio del movimiento estudiantil gestado en la ciudad de Chihuahua, denominado Movimiento Democrático Estudiantil de Chihuahua, el cual tendió, sin lugar a duda, a realizar una reforma universitaria en una primera fase de su desarrollo, que inició en 1964, pero que se consolidó a finales de 1968 y llegó a una radicalización hacia la izquierda del movimiento en 1972. “En definitiva, radicalización remite a un proceso de acumulación política, de cuerpos e ideas condensados en colectivos humanos que las llevan a la práctica” (Califa, 2014: 8). Las posiciones cada vez más críticas, pero sobre todo radicales frente al Estado, comenzaron a representar un problema en los grupos de poder político y económicos de Chihuahua.

El liberalismo fue un modelo económico aceptado por distintos sectores productivos, en los cuales los fines de la acumulación de capital no han variado de entonces a la fecha y que, con la implementación del modelo neoliberal, el Estado ha participado en menor medida en las políticas económicas del país y aumentando en las de control social.

En Ciudad Juárez, el enlace con los mercados internacionales empezó en 1964 con el arribo de la industria maquiladora (IM). En este contexto, el propósito del presente estudio es exponer cómo los participantes en el hecho educativo de las universidades Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), la Tecnológica de Ciudad Juárez (UTCJ) y la Autónoma de Chihuahua (UACh), en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS), viven las políticas educativas de la globalización (Silva, 2009: 21-22).

Las instituciones de educación superior en Chihuahua, tanto públicas como privadas, se desenvuelven en un ambiente de industria maquiladora y desde mediados de los años sesenta, las políticas educativas han ido modificando el curriculum dentro de la universidad, hacia uno de tipo más competitivo.

Enfoque teórico metodológico

La presente investigación, al igual que la tesis doctoral de la cual se desprende, lejos de ser un trabajo concluyente, únicamente constituye vetas para futuras investigaciones, sobre un tema que falta aún por seguir explorando, para conseguir parte del rescate del legado del pensamiento crítico, democrático y humanista, por lo que, el período abarcado de dicho análisis se consideró como el momento más álgido del movimiento estudiantil, el cual se presentó entre 1972-1973, por lo anterior, se ha concertado que las fuentes en las que se sostiene la presente investigación son primordialmente el periódico El Martillo, órgano político editado por un grupo de estudiantes de la Escuela de Derecho y en segundo término, algunos ejemplares de la revista Metamorfosis, editada por estudiantes de la Escuela de Filosofía y Letras, ambos, documentos obtenidos de los archivos personales de los propios protagonistas.

Esta investigación intenta recuperar el pensamiento crítico, democrático y humanista, mediante materiales documentales, de índole político-cultural, producidos por grupos de estudiantes pertenecientes a distintas escuelas de la propia Universidad, en tanto que en el Archivo Histórico Universitario, del Sistema Universitario de Bibliotecas Académicas de la UACh, se han retomado las actas del Consejo Técnico de ese año, evidencias fotográficas de las actas notariales; las fuentes orales se obtuvieron mediante entrevistas con los protagonistas, quienes fueron miembros activos o líderes del movimiento estudiantil; la revisión en la web de publicaciones, tanto de expertos en el tema, como de quienes participaron en dicho movimiento; también se obtuvieron comunicados emitidos por los estudiantes en los diarios locales como el periódico El Norte y el periódico Índice.

El pensamiento crítico, democrático y humanista, manifestado dentro de un grupo de estudiantes de la UACh se considera como parte de la diversidad cultural y los derechos humanos establecidos en la carta de la Declaración Universal de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), que señalan “respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas que pertenecen a minorías” (Unesco, 2001: 14). Ello debido a que las expresiones de estudiantes y maestros pertenecían en sí a una cultura política, traducida en una experiencia de tipo patrimonial que la misma Declaración Universal destaca en el artículo 7°: “El patrimonio, en todas sus formas, debe ser preservado, realzado y transmitido a las generaciones futuras como testimonio de la experiencia y de las aspiraciones humanas” (Unesco, 2001: 16). En el primer número aparecido de la revista Metamorfosis: cuaderno cultural, de los estudiantes de la Escuela de Filosofía y Letras, se plasma la fragua del pensamiento frente a la cultura, no es casual que el primer artículo, tuviera por nombre “El Humanismo y las humanidades”.

Este pensamiento crítico, democrático y humanista, de los universitarios chihuahuenses tiene un tratamiento de legado ideológico-cultural que se gestó a partir del contacto directo de los estudiantes con la intelectualidad más avanzada, tal como lo señala Carlos David Garberi (2018).

Las capas medias y los sectores de élite llegan a la Universidad con un bagaje ideológico y cultural, que adquieren en el seno de la familia y lo consolidan con la enseñanza media. En absoluta tensión con este bagaje cultural e ideológico, entran en contacto con lo más avanzado de la producción intelectual. Esto lleva a que se produzca una transformación cualitativa en la estructura mental de estos sectores a la hora de reinterpretar la sociedad y de su propio ámbito de interacción intelectual. Se produce una nueva interpretación cultural. En este sentido, la relación intelectual con el mundo produce el quiebre llevando a procesos de desclasamiento, que permiten a estos sectores terminar cuestionando sus propios orígenes de clase (Garberi, 2018: 50).

En este grupo universitario se ubica a los estudiantes, pero también se incluyen catedráticos de la Universidad, que en conjunto representaron una expresión de un colectivo minoritario de amplia influencia, es necesario señalar que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos se ha garantizado permanentemente las actividades políticas y culturales como prácticas necesarias de los grupos minoritarios.

El pensamiento crítico, democrático y humanistatambién se forjó durante la década que ha explorado el presente estudio, en el que se ha puntualizado que toda sociedad es acreedora de un patrimonio cultural, el cual engloba una tradición, una memoria colectiva, una historia local y un proceso social, tales dimensiones, al confluir, generan una variada gama de distintos tipos de manifestaciones, ideas, pensamientos, voluntades y valores. Ello conforma la identidad propia, que constantemente se reflexiona y critica frente al pasado, reafirmándose el compromiso de cara a su sociedad o al colectivo de pertenencia.

Dicho pensamiento surgió y se desarrolló a la par del movimiento estudiantil planetario de los años sesenta y setenta, en un ambiente académico que tendió a replantearse, entre otras cosas, la función social de la educación: ¿cuáles son los objetivos de la educación? Proceso en el que se relacionó la participación democrática estudiantil con el pensamiento crítico. Fue, en cierta medida, una pugna con el modelo dominante de reproducción desigual, que se produjo dentro del ambiente escolar universitario, bajo este ambiente se gestó dentro de la Universidad un punto de vista emancipatorio, similar al que describe Henrry Giroux (2006), de estudiantes y catedráticos que vieron la necesidad de reconstruir los valores universitarios.

El pensamiento crítico, democrático y humanista fue el fundamento por el cual se formó un tipo de visión reconstruccionista, en un grupo de alumnos y catedráticos universitarios, Henrry Giroux (2006) ha caracterizado a los educadores reconstruccionistas como:

Los reconstruccionistas consideraban que las escuelas intervenían de manera profunda en la producción de aquellos aspectos de la cultura dominante, que servían para reproducir a una sociedad injusta y desigual. Al mismo tiempo, reconocían que las escuelas no eran simplemente bastiones de dominación que funcionaran conforme a la lógica del Estado. A las escuelas se les veía también como sitios contradictorios, que se debatían entre los imperativos ideológicos de la democracia liberal, los valores y prácticas dominantes, del capitalismo monopólico. Estas ideologías contradictorias llevan inherente las oportunidades para la intervención y la lucha política (Giroux, 2006: 25).

Estos educadores trascendieron la democracia fundamentalmente liberal, hacia un pensamiento cada vez más independiente y radical, influenciando a un importante sector de estudiantes universitarios, lo que contravino con los planes y programas que intentaron implementar en la Universidad desde las cúpulas empresariales y gubernamentales. La posibilidad de tomar decisiones desde espacios plurales de participación no se encontraba lejos, la construcción de un proyecto para la Universidad surgió de las asambleas estudiantiles, es decir, se planteó una reforma universitaria de abajo hacia arriba.

La mayor parte de los entrevistados, de los cuales muchos fueron líderes estudiantiles, han coincidido, en que uno de los motores de lucha fue el contexto internacional, así como los movimientos estudiantiles de mediados de los años sesenta, el movimiento estudiantil de Berkeley, por ejemplo –que en un principio comenzó con actividades en ayuda a las causas del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos– se convirtió en el primer movimiento estudiantil de importancia que pugnó por la libertad de expresión. Otro factor internacional que impactó directamente en el pensamiento universitario fue la guerra de Vietnam, incluso al interior de los Estados Unidos se realizaron múltiples manifestaciones en contra de la guerra. Las luchas de países latinoamericanos contra el imperialismo, como la revolución cubana y el triunfo de Salvador Allende en Chile, fueron todos estos procesos que aparecieron ante los ojos expectantes de la juventud mundial, lo que moldeó su concepción del mundo, transfigurando sus sueños y creando en ellos, la esperanza de que otro mundo era posible.

La incursión en la construcción del pensamiento humanista independiente

El 20 de marzo de 1965 comenzó una pugna entre los estudiantes de la Escuela de Derecho con la rectoría de la Universidad de Chihuahua (UdeCh), la demanda de los universitarios fue la destitución del rector Carlos Villamar Talledo, a quien se le imputaban varias acusaciones de índole administrativa, la controversia se dio dentro del Consejo Universitario, así como en los medios de comunicación local. Finalmente, el 28 de mayo, el Consejo Universitario, que fungió como juez y parte ante las acusaciones, resolvió exonerar de todos los cargos al rector, lo que causó un malestar en la comunidad universitaria, por lo que Ignacio González Estavillo, al frente de un grupo de catedráticos, presentó pruebas fehacientes de un acto de plagio en el que había incurrido en repetidas ocasiones el rector, con esto, el 28 de julio, Carlos Villamar Talledo presentó su renuncia al gobernador del Estado.

Con la renuncia del rector, los universitarios se anotaron una importante victoria para el movimiento estudiantil que había comenzado con una serie de huelgas en varias de las escuelas de la Universidad, las lecciones de lucha estudiantil quedaron en la memoria colectiva de la comunidad universitaria. A principios de julio de 1965, el rector interino, Luis Fausto Ornelas K., durante una entrevista mencionó la posibilidad de clausurar dos escuelas universitarias, la de Filosofía y Letras, y el Instituto de Bellas Artes, a esto le siguió una serie de enfrentamientos posteriores entre la rectoría y la comunidad universitaria, hasta que la lucha estudiantil empezó a cobrar mayor relevancia a mediados de 1968, cuando los estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM) intensificaron la protesta.

1968 fue una fecha clave en la historia de la UdeCh: a finales de febrero se generó una huelga, en torno a los estudiantes de la Escuela de Agronomía que paralizó la Universidad, esta fue la primera participación de los estudiantes humanistas de la Escuela de Filosofía y Letras en las acciones de lucha estudiantil; en mayo de ese año, fundaron la revista Metamorfosis: cuaderno cultural, que fungió como el órgano político-cultural de los estudiantes de la Escuela de Filosofía; la consecuente radicalización del movimiento estudiantil chihuahuense, fue una respuesta a la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco, y la consecuente autonomía de la UdeCh, en ese octubre, que la convirtió en la actual Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh).

A principios de 1969 el humanismo se fue consolidando de una manera aún más clara entre los estudiantes que pertenecieron a esta corriente, con la fundación de la revista Metamorfosis, no fue casual que uno de los patrocinadores de la revista haya sido precisamente Ignacio González Estavillo, en ese primer número, los estudiantes expresaron ser contribuidores de una nueva cultura académica, de los “ideales universitarios”, pero también aseguraron que esto se había extendido hacia la sociedad chihuahuense. “Porque vocación humanística es vocación de humanidad, de vida, latente y presente” (Orozco, 1968: 5), en el que la filosofía como disciplina humanística tenía la finalidad, a través del sujeto humanista, de transformar la realidad, utilizando sus propias herramientas que ellos llamaron, “política del espíritu”, concepto retomado de Paul Valery.

Hacer de la universidad un laboratorio humano; el fiel de la balanza que coteje los hechos humanos actuales, y la distancia que lo separa de la aspiración propuesta. Esto es política. Pero “política del espíritu” como quiere Valery, y como nos dice: “Toda política implica siempre una idea del hombre y del espíritu y una representación del mundo” (Orozco, 1968, 7).

Se puede apreciar en las primeras aventuras de este pensamiento que los humanistas retomaron los ideales de la Revolución Francesa, cuando resaltaron “Libertad, dignidad, cultura y posición responsable en la sociedad” (Orozco, 1968: 7), proyectaron así la formación de cuatro pilares que serían los que sostendrían a las humanidades, con esto intentaron redefinir un nuevo humanismo para la universidad, la cual ponían como la más alta tarea del hombre, a la cultura y a las humanidades, cuyos adiestramientos eran indivisibles.

A diferencia de las universidades latinoamericanas, la Universidad en Chihuahua, en 1968 había cumplido 14 años de fundación, era reciente, al mismo tiempo que tardía, condicionada por el contexto de un marcado subdesarrollo económico, esto lo expresaron en esos años los humanistas.

Sabemos –desde que en 1930 Ortega y Gasset magistralmente la señaló– que las tres funciones principales primordiales de la universidad moderna son, en orden de importancia: la transmisión de la cultura, el profesionalismo y la investigación. En las grandes universidades estas tareas se cumplen integralmente, pero las que, como la nuestra, están en proceso de formación, priva el profesionalismo, la investigación está en pañales y la transmisión de la cultura se hace en forma incompleta. Solo se transmite la cultura en el ciclo de enseñanza medio. Más allá, como en el nivel superior, priva la especialización. Esta laguna va a ser llenada por nosotros y nos consideramos, en adelante, los guardianes de la más alta cultura universitaria. Y decimos universitaria, porque la cultura no tiene marcas de fábrica, es en nuestro tiempo la universidad la llamada a sostenerla, porque no hay otro poder espiritual que con ella compita (Orozco, 1968: 5).

Los humanistas se habían propuesto una transformación radical de las funciones sociales de la universidad, en ese sentido hubo también una fusión del humanismo con el marxismo, época en la que se encontraba en apogeo la nueva izquierda que era, de cierta manera, una crítica al socialismo soviético, en ese sentido, los estudiantes humanistas más avanzados realizaron sus reflexiones, rescatando los clásicos del marxismo.

Y agregaremos que, a nuestro muy particular modo de ver, el marxismo es un humanismo, pues se basa ante todo en la praxis humana, que sea una interpretación del hombre, pero cuyo sistema materialista y método dialéctico, constituyan realmente el socialismo científico (Gómez, 1968: 15).

La importancia de la libertad de cátedra de la que se disponía en las aulas se colocó en el centro del debate, como una necesidad para el libre ejercicio del pensamiento y, sobre todo, como medio para alcanzar una transformación educativa. La libertad de cátedra fue un elemento de la lucha que se defendió dentro de los espacios universitarios, que se vinculó con la incorporación de un reciente acervo libresco, de literatura latinoamericana, introducido por la nueva generación de catedráticos universitarios.

¿Cuál era la literatura que envolvía a la intelectualidad humanista del momento? Rescatando varios de los autores que manejaron en los primeros números de la revista Metamorfosis, se observan autores como Georg Lichtenberg, Alexander Pushkin, José Ortega y Gasset, Alfred North Whitehead, Francisco Ayala García-Duarte, Louis Pauwels, Maurice Blondel, Erich Fromm, Rodolfo Mondolfo, Bertrand Russell, José María Bochenski, José Agustín, Enrique Eduardo Lafourcade, Julio Cortázar, Margarita Bauche, Susan Sontag, Ernesto Cardenal Martínez, Ernesto Gutiérrez, Francisco Garzón, Paul Valery y Teilhard de Chardin, por mencionar solo algunos. Como se puede observar, la gran mayoría de los autores humanistas pertenecían a la disciplina filosófica, en tanto que otra parte eran poetas, literatos, novelistas y ensayistas.

La generación inmediata a la Segunda Guerra Mundial fue moldeada bajo nuevos comportamientos sociales, en la Europa de posguerra la juventud se encontraba disgustada y enojada frente a un mundo condicionado por la guerra, propiamente en Estados Unidos apareció la generación de lo que se conoció como los Baby Boom, que participaron de una transformación de la vida social y cultural estadounidense. En tanto que la juventud de posguerra en América Latina resintió este proceso desde otra perspectiva, los humanistas en Chihuahua, por ejemplo, se veían a sí mismos como una generación silenciada.

Asistimos ahora a otro fenómeno. Los jóvenes universitarios como la generación que hasta hace poco se llamaba la generación silenciosa, entra en acción, se enfrenta a las autoridades y a la policía, exige radicales e inmediatos cambios de estructura en la institución Universitaria, con el objeto de que ésta pase hacer fermento de renovación en la sociedad global. Es cierto que estos movimientos estudiantiles se dan en cada país con sus características propias, pero no es menos cierto que hay denominadores comunes que deben ser subrayados (Arzate, 1968: 28).

La peculiaridad del movimiento intelectual chihuahuense se fundamenta en su estrecha relación con el movimiento campesino, en un contexto de un capitalismo subdesarrollado, con la introducción de las maquiladoras en los estados fronterizos, así como con el problema de la migración del campo a la ciudad, un cúmulo de fenómenos que marcaron la historia de las relaciones sociales, así como de la vida intelectual del México actual y contemporáneo.

La constitución del pensamiento humanista de los estudiantes de la Escuela de Filosofía y Letras, de la que formaron parte muchos de los estudiantes y catedráticos universitarios, integró un grupo que posteriormente propondría una corriente educativa de principios humanistas, con base en una corriente crítica hacia la izquierda. Algunos maestros que fueron partícipes de esta constitución del pensamiento crítico, democrático y humanista, han considerado que tal consolidación se dio a partir de los distintos elementos que fluctuaron alrededor del ambiente estudiantil.

Una amplia tendencia estudiantil influida a la vez por el marxismo tradicional, por la nueva literatura latinoamericana y europea, tanto narrativa como de tipo filosófico y político, así como por una naciente síntesis crítica del movimiento intelectual y político, fraguado en el extenso eje formado entre el 68 francés y el 64-68 mexicano (Luna, 2017: 2).

Estos maestros fueron, a la vez que testigos, protagonistas de la confluencia de los distintos elementos que forjaron el pensamiento crítico, democrático y humanista, cuya expresión se dio en una base estudiantil y magisterial, en una actividad política que trascendió y que se vinculó con algunos sindicatos obreros y organizaciones populares. Los humanistas tomaron posiciones cada vez más radicales frente a la dominación neocolonial, como define Jorge Polo Blanco (2016), en el cual el pensamiento crítico cuestionó la naturaleza de ese poder.

La construcción del pensamiento crítico, democrático y humanista en la UACh

Impactar en la realidad social a través de acciones universitarias requería también de una independencia real del Estado y de las políticas económicas con respecto a las instituciones educativas, es decir, la transformación de la Universidad. Esta debía apuntar hacia acciones críticas y de producción científica, que cuestionaran las funciones del Estado y de los grupos económicos, que influenciaban directamente la actividad académica. Claudio Suasnábar (2018) señala que existe una incompatibilidad entre la profesionalización y la función científica universitaria, en donde hay una tendencia a la producción de profesionales, “la causa de la burocratización de la universidad y la falta de espíritu científico y de fines culturales se debe a lo que se denomina profesionalismo (Suasnábar, 2018: 183). En el caso de la UACh, tal burocratización representó un freno para la reforma democrática que requería la comunidad universitaria.

1972 fue entonces una fecha clave para la Universidad Autónoma de Chihuahua, a finales de enero de ese año, se constituyó la Asamblea Popular, que fue un importante movimiento de masas en la ciudad de Chihuahua, al centro se encontraba la organización estudiantil universitaria, constituida por los miembros de todas las escuelas. Esta organización popular, que dirigieron, principalmente los universitarios –estudiantes y catedráticos– fue un importante factor que influyó para que, durante el segundo ciclo escolar de ese año, se reformaran varios artículos de la Ley Orgánica de la Universidad, los cuales eran para entonces uno de los principales obstáculos para la transformación democrática universitaria.

A principios de marzo de 1972, los estudiantes de la UACh consiguieron una significativa victoria, la cual se concretó en los alcances generales del Movimiento Estudiantil Democrático de Chihuahua. Por medio de esta acción de lucha, se fortaleció al Consejo Estudiantil de Huelga, ya que habían conseguido, que en el Consejo Universitario hubiera una mayor participación de estudiantes y catedráticos universitarios, a través de “la participación creciente de los maestros y de los estudiantes en su dirección” (Declaraciones del Consejo Estudiantil de Huelga, 1972: 3).

Durante el segundo ciclo escolar del mismo año, el Consejo Estudiantil de Lucha envió un proyecto de reforma a los planes y programas de estudio de las escuelas dependientes de la Universidad, así como un plan para una reestructuración del sistema del gobierno universitario, que demandaba la trasparencia en el manejo de recursos económicos, cuotas de inscripción accesibles a los estudiantes, la edificación de una casa para estudiantes foráneos y la conformación de un departamento de Orientación Vocacional para la Escuela Preparatoria, que fueron plasmadas en el pliego petitorio de ese año.

En julio se modificaron los artículos 9º, 11º, 12º y 13º, de la Ley Orgánica de la Universidad, no se aprobaron la mayoría de los puntos exigidos por los estudiantes, pero sí se consiguieron algunas modificaciones significativas, a partir de entonces el gobernador del Estado dejó de ser quien elegía al rector, con esto se eliminó la Junta de Gobierno, quedando dentro del Consejo Universitario un profesor y dos representantes alumnos por cada una de las facultades y escuelas. En estas primeras modificaciones obtenidas mediante la movilización estudiantil no se alcanzó una reforma completamente favorable, pero tales cambios fueron considerados como un importante paso hacia la democratización universitaria.

Función social y política de “El Martillo”.

El sábado 1 de julio de 1972 apareció la primera publicación del periódico El Martillo, el órgano político de uno de los grupos más influyentes de la comunidad universitaria, en la portada apareció el título “Expropiación de Tierras”, lo que hacía alusión al problema de la vivienda, uno de los movimientos populares de masas más importantes en Chihuahua, posteriores a la Revolución Mexicana.

Se inicia con este número la publicación de El Martillo, que habrá de ser un instrumento de lucha de los sectores que constituyen la clase de los explotados, el ejército de los desposeídos. El Martillo abre sus páginas para convertirse en el vocero de los humildes, en el periódico donde la clase oprimida encontrará eco a la denuncia de las arbitrariedades de la burguesía en el poder (El Martillo, 1972: 1).

Las circunstancias que hicieron surgir el periódico El Martillo fue explicado en la misma nota editorial, este respondía al “ascenso del movimiento obrero” y al desarrollo de “las fuerzas revolucionarias”, se entendían como parte de una organización social más amplia, que pugnaba por una transformación estructural del país, en la adquisición de un mayor grado de conciencia política en el seno del movimiento obrero y popular. Una de las funciones sociales que se propuso cumplir El Martillo fue la de contribuir con información “completa y objetiva” del movimiento social, coadyuvar en igual medida a la democratización de la vida política y difundir la filosofía de la clase obrera. “A vincular las fuerzas revolucionarias, a denunciar y detener la represión gubernamental contra las fuerzas independientes” (El Martillo, 1972: 1), una postura más radical que la de los grupos que lo precedieron, e incluso de grupos que fueron contemporáneos en la lucha estudiantil.

En este primer número se le dedicó una nota a la situación por la que atravesaba en ese momento la UACh, respecto del asunto a la Ley Orgánica y de la paridad universitaria, en la que se detalló que el 26 de junio se llevó a cabo una sesión en la cual se discutió el proyecto de reforma a la Ley Orgánica de la UACh, en la cual se asentó la desaparición de “la Junta de Gobierno”, pero ahí se habían presentado dos proyectos de reforma, el oficial y el que presentaba el Consejo Estudiantil de Lucha, una reunión bastante acalorada, en la que las autoridades, se opusieron con todas sus “armas y argucias” para rechazar el proyecto estudiantil, sobre todo en los puntos de la paridad y la estructura del cogobierno.

Proyecto del rector: se reforma el inciso 3 del artículo 13, para quedar como sigue: un representante profesor y dos representantes alumnos por cada Facultad o Escuela.

Proyecto del Consejo Estudiantil de Lucha: dos representantes maestros y dos representantes alumnos por cada facultad, escuela o instituto. Los primeros serán el director y el maestro que designe el claustro respectivo (De la Rosa, 1972: 2-4).

Este proyecto que presentaron los estudiantes fue rechazado en el Consejo Universitario, con el argumento de que los directores de las escuelas eran representantes de las autoridades universitarias y no de los maestros. Los estudiantes replicaron que con tal representación paritaria en el consejo se aplicaba la representación tanto de los maestros y se aseguraba el voto estudiantil.

Intensificación de la lucha estudiantil y la supresión de la Escuela Preparatoria

A finales de febrero de 1973, con una nueva huelga que exigió el cumplimiento de varios de los puntos al pliego petitorio del año anterior, en el que se puntualizó: la reforma universitaria, actualización de la librería universitaria, aumento estatal del subsidio universitario, la destitución del secretario general de la Universidad, Sergio Martínez Garza y del director de la Escuela Preparatoria, Enrique Sánchez Silva, acusaron también a dos maestros de ser los organizadores de grupos paramilitares que agredían a miembros del movimiento estudiantil, así como realizar un juicio político al rector. “Un numeroso grupo de maestros universitarios han marcado una alternativa democrática y revolucionaria a la universidad, proponiendo una serie de objetivos generales que transformarían a la Universidad en una institución al servicio de las clases trabajadoras” (El Martillo, 1972: 1-4), para entonces concurrían ya varias fuerzas en torno a la lucha estudiantil, la Sección 31 de Ferrocarriles Chihuahua al Pacífico, los colonos pertenecientes a la Asamblea Popular, que exigía la dotación de viviendas, y el movimiento magisterial.

A esto le siguió un proceso de represalias, persecuciones y arrestos contra estudiantes y académicos, participantes o miembros de alguno de los grupos políticos, 1974 inició con el cierre de la Escuela Preparatoria, el despido de decenas de catedráticos y la suspensión de los derechos estudiantiles. Este proceso representó la pérdida del legado del pensamiento crítico, democrático y humanista, así como la supresión de la Educación Media Universitaria Pública en el estado, que había sido marcado por una década de consolidación de dicho pensamiento, la cual había iniciado en 1964, fecha en la que surgieron las primeras organizaciones estudiantiles en la Universidad de Chihuahua, con demandas confinadas al interior de los espacios universitarios, pero que se fueron radicalizando en 1968, a partir de la masacre del 2 de octubre, en Tlatelolco, extendiendo la lucha hacia el terreno social.

Las organizaciones estudiantiles dentro de la UACh tomaron un nuevo rumbo en la lucha, pasaron de las peticiones exclusivamente académicas, a vincularse enteramente con la protesta social, un proceso de radicalización, que inició en 1969, llegando a su punto más álgido entre 1972 y 1973, cuando las organizaciones estudiantiles de la ciudad, tomaron sus propios derroteros y lograron consolidar una política estudiantil independiente, que con la consecuente represión mediática, algunas veces velada y otras manifiesta, a partir de 1974, las organizaciones estudiantiles fueron menguando en su actividad política durante la siguiente década que le siguió, en la cual, el movimiento estudiantil tuvo algunos despuntes, pero que finalmente desaparece en 1986.

En 1974, los vencidos no fuimos únicamente los derrotados del movimiento estudiantil, fue Chihuahua entero, su sociedad, sus ciudadanos. De aquella Universidad en la que la tolerancia, la libertad de la buena cátedra y el semillero de políticos decentes que luego fueron afluentes de no pocos bastiones de la lucha en el país y en el continente, quedó un adefesio que abrió las compuertas al pensamiento único y sembró las raíces para la derechización que con diversas modalidades llega hasta nuestros días (García, 2016: 4).

En el gráfico Nº1 se aprecia la periodicidad del periódico El Martillo, el cual es, hasta cierto punto, un referente de la reciprocidad de la demanda que se tuvo del periódico, esto indica que tal demanda se encuentra relacionada con los hechos de la lucha estudiantil en la UACh, de cómo el punto más alto se encuentra a mediados de 1973, que coincide con el momento más álgido de la huelga estudiantil y desciende a mediados de 1974, concordando con la fecha de supresión de la Escuela Preparatoria, luego vuelve a tener un despunte a mediados de 1975, pero a partir de ahí comienza su descenso definitivo.


Gráfico N°1
Periodicidad del martillo
Períodico “El Martillo”

Fuente: Períodico “El Martillo”

A manera de conclusión

A pesar de que la muestra representativa respecto de los materiales localizados se encuentra de algún modo reducida, es un buen campo para seguir investigando las distintas vertientes del pensamiento crítico, democrático y humanista, que de alguna manera se intentaba concretar en este grupo de maestros y alumnos. El sustento para desarrollar este trabajo es el resultado de un proceso de investigación documental y de su posterior cotejo con los relatos de varios personajes, que fueron protagonistas del proceso de conformación del pensamiento independiente. Existe una extensa lista de maestros y alumnos que lucharon hasta el final del movimiento por lograr la democratización de la Universidad, muchos de los cuales siguen hoy siendo activistas sociales, en tanto que otros los siguen haciendo desde las aulas.

Encontramos una constante que aparenta condicionar a casi todos los movimientos estudiantiles, esta es que, cuando los alumnos comienzan a pugnar por ciertos derechos o libertades, e incluso por la simple impartición de una clase, las autoridades parecen jugar un papel reaccionario contra tales peticiones. Ese es el punto de inflexión donde las expresiones estudiantiles pueden llegar a convertirse en un movimiento mucho más amplio, que trascienda el propio campus universitario. Es importante contextualizar esta conclusión parcial, porque la actitud de las autoridades universitarias tiende a subestimar la voluntad de los estudiantes y cuando los conflictos llegan a tomar dimensiones álgidas, ya ninguna de las partes está dispuesta a ceder.

Es importante que este tipo de instituciones educativas, sobre todo las universitarias, cuenten con organismos internos para resolver determinados conflictos, referente a esto, señala Víctor Orozco (2014) que las universidades deben de tener “la capacidad conciliadora para evitar la generación de conflictos y buscar que éstos se resuelvan mediante el diálogo y de mutuos reconocimientos de las partes” (Orozco, 2014: 8). El cierre de la Escuela Preparatoria de la UACh fue también la supresión de la Educación Media Universitaria Pública, las autoridades no tuvieron la capacidad de resolución del conflicto estudiantil, tomaron una decisión que afectó indudablemente a la educación, es por eso que estos organismos, encargados de resolver los conflictos, tengan en cuenta la dimensión que una decisión como ésta puede repercutir de manera negativa a largo plazo.

Durante el período estudiado, ocurrió una transformación al interior de las universidades que se tradujo en una vinculación total con los problemas reales de la sociedad chihuahuense. Su influencia se extendió a las principales instituciones de educación superior del Estado, como hacia la Escuela Normal del Estado y al Instituto Regional Tecnológico. Investigaciones posteriores darán cuenta si las ideas generadas dentro de la Universidad, propiamente surgidas a partir de los universitarios humanistas, impactaron en las demás escuelas e instituciones de nivel superior.

Hay investigaciones que se han enfocado en el movimiento de masas ocurrida en la entidad, en las cuales de alguna manera han caracterizado el movimiento estudiantil, pero tales investigaciones han dejado de lado el proceso del desarrollo del pensamiento democrático y las tendencias humanistas, focalizando los esfuerzos desde el análisis del discurso de ciertos grupos en particular. El acento de la presente investigación es rescatar este pensamiento, que trataron de consolidar maestros y estudiantes, a partir del estudio de las publicaciones que dejaron como parte testimonial, abordando también la dimensión del discurso. Por lo que este trabajo ha implicado una interpretación de los textos consultados, así como su triangulación con los testimonios orales.

Las primeras actividades del pensamiento independiente se manifestaron a través de los escritos de los humanistas de la Escuela de Filosofía y Letras, al calor de los movimientos estudiantiles planetarios, los cuales comenzaron a impactar de manera directa en la conciencia de la juventud, la oposición a la guerra, que se manifestó fuertemente en Estados Unidos, dio material para desarrollar las posiciones antibelicitas que fueron materia sobre todo en el campo humanista, en el latinoamericano, por ejemplo, se combinó con la identidad que se venía fraguando desde los movimientos independentistas y anticoloniales.

La literatura que se ha logrado rescatar, de la cual se habían instruido los humanistas de la UACh, queda por otra parte un tanto incompleta, sin embargo, también abre la posibilidad de seguir explorando para encontrar la línea del pensamiento que intentaron seguir. Uno de los maestros fundadores de la Universidad en Chihuahua fue Federico Ferro Gay, que había llegado de Italia y a quien le había tocado vivir la última etapa de la Segunda Guerra Mundial, falta explorar en los escritos de este legendario catedrático para desentrañar el grado de aporte en el campo de las humanidades, a una filosofía antibelicista.

La realidad chihuahuense desde que comenzaron las maquiladoras a ser parte de la vida económica de la región ha impactado en el cambio de una conciencia social, la universidad se ha visto fuertemente influenciada por la ideología del mercado internacional, siendo la derrama económica que deja esta industria maquiladora una de las principales fuentes de empleo y desarrollo económico, pero por otra parte, también se asocia a las maquiladoras con la devastación del medio ambiente, así como la transformación de la psicología de la población, en la cual se ve al ser humano como un objeto desechable. En donde parte de esta percepción que se tiene de la humanidad ha generado un conflicto social que en el presente parece casi irremediable.

Es por eso que al intentar recuperar el legado del pensamiento crítico, democrático y humanista, la investigación pretende mostrar un modelo humanista, que por medio del pensamiento crítico, contribuya a la reconstrucción del tejido social, que en el presente aparece ante los ojos de las nuevas generaciones como una realidad siniestra. La supresión de la Escuela Preparatoria, lejos de constituir una solución a los problemas educativos, representó un retroceso y condujo a la sociedad chihuahuense hacia una visión mercantilista. Las escuelas que instauró el Estado para sustituir la Educación Media Universitaria Pública han ido encaminadas a seguir produciendo sujetos para la vida productiva, escuelas de educación media en las que cualquier manifestación que contradiga las normas instituidas son rápidamente silenciadas.

En la parte final, en la que se presenta el gráfico Nº1, el cual representa la periodicidad del periódico El Martillo, falta aún contrastarlo con los hechos de la lucha estudiantil de la UACh y el movimiento de masas, para realizar balances más concluyentes, sin embargo, en primera instancia, la tendencia ha mostrado una gran aproximación con los datos encontrados respecto de la intensidad que tomó la lucha de clases en Chihuahua durante este período de tiempo estudiado.

Material suplementario
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