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Juventudes y ruralidades en Latinoamérica. Hacia un nuevo estado de la cuestión
Aymará Barés; Mercedes Hirsch; María Luz Roa
Aymará Barés; Mercedes Hirsch; María Luz Roa
Juventudes y ruralidades en Latinoamérica. Hacia un nuevo estado de la cuestión
Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, vol. VII, núm. 13, pp. 13-26, 2020
Universidad Nacional de Cuyo
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DOSSIER

Juventudes y ruralidades en Latinoamérica. Hacia un nuevo estado de la cuestión

Aymará Barés
Ies 804, Argentina
Mercedes Hirsch
Universidad de Buenos Aires, Argentina
María Luz Roa
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, vol. VII, núm. 13, pp. 13-26, 2020
Universidad Nacional de Cuyo



Jóvenes del barrio Cuatro Bocas, Montecarlo, Misiones, Argentina; abril del 2012.
PH: Diego Marcone. Fuente: Roa, 2015

Tejiendo desde el pachakuti

Somos tejedoras jóvenes de reflexiones colectivas de y desde la ruralidad latinoamericana, que con hilados provenientes de diversas genealogías disciplinares, políticas, sociales y comunitarias nos preguntamos por les jóvenes de la diversa, extensa e intercultural ruralidad. Aquí estamos siendo, sincronías virtuales que sortean la desconexión carnal, el aislamiento social, los cuidados de una pandemia que apremia y que nos dejó en un pachakuti1 de sentidos, carnaduras, sensibilidades, acciones y prácticas estalladas.

Nuestro tejido se remonta a un caluroso diciembre de 2014, cuando en el marco de las Reuniones Nacionales de Investigadores/as en Juventudes de Argentina (ReIJA), conformamos el Grupo de Trabajo “Juventudes y ruralidad”. Entonces, desde diferentes disciplinas, campos de estudios, prácticas sociales, políticas y educativas, nos preguntamos por les jóvenes y la ruralidad, algo que para las Ciencias Sociales, Humanas y Educativas ha sido paradójico y hasta contradictorio. Este GT se convirtió en un espacio de intercambio, discusión, experimentación y solidaridad entre investigadores/as, educadores/as, militantes y activistas abocades a temáticas de juventudes y ruralidades. Es así, que en nuestra última edición realizada en diciembre de 2018 en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, no sólo se duplicó la recepción de trabajos, sino que también celebramos la pluralidad de casos, perspectivas teórico-metodológicas y formatos escriturales y performáticos contemplados. Como cierre del encuentro, propusimos realizar un dossier sobre “Juventudes y Ruralidades en Latinoamérica” donde pudiéramos compartir los trabajos discutidos, así como incorporar otros nuevos a nivel regional. Intuíamos que aquel dossier daría un nuevo suelo teórico, metodológico, empírico, experiencial para aquelles interesades en trabajar y hacer en y desde la problemática. Más que el interés por generar “nuevos clásicos” para un nuevo campo de estudio o clivajes analíticos pre-establecidos; quisimos impulsar una red multiforme, rizomática de conocimientos situados de y desde Latinoamérica, destacando el lugar de la colaboración, experimentación y apertura de un estudio de frontera como el de les jóvenes rurales, dando forma a un transdisciplinar tejido abya yala que propusiera la construcción de un conocimiento de y desde la intersubjetividad situada.

Aquí estamos pues, firmando como Aymará, Mercedes y Luz, pero tomando reflexiones colectivas de los últimos 6 años. Aquí estamos pues, abriendo un “nuevo estado” de la cuestión, un nuevo suelo crítico-reflexivo, una nueva frontera a habitar desde la cual se integran aportes de distintas latitudes, disciplinas, prácticas políticas, culturales y sociales. Gracias Laura Kropff, María Elisa Fornasari, Daniel Re, Ana Padawer y les participantes de este GT por haber dado vida a este tejido intersubjetivo. Gracias a la ReIJA por haber apostado en la colaboración.

La ausencia de una tradición teórica y la potencia de la frontera

Situemos estas confluencias. A pesar de los importantes avances y diversidad de clivajes en los estudios sobre juventud, sus características en los espacios rurales fueron invisibilizadas durante décadas, matizando recién en la década del 2000. Esto se debe a que tradicionalmente, por un lado los estudios agrarios preveían que la modernización destinaría a la mayoría de los jóvenes a la migración y urbanización plena; y por otro lado los estudios de juventud tenían un corte urbanocéntrico, identificando a la cultura juvenil como eminentemente urbana, suponiendo que en las zonas rurales y agrícolas no tenía lugar la moratoria social característica de la juventud. De esta manera, en términos etarios, les jóvenes quedaron circunscritos a las ciudades, convirtiendo a la juventud rural en una subjetividad impensable. ¿Existe juventud rural? ¿Qué la define? ¿Resulta una categoría eurísticamente fértil en la actualidad? (Roa, 2015)

Siguiendo el estado de la cuestión sistematizado por Roa (2015, 2017), en primer lugar las Ciencias Sociales analizaron la urbanización de la población rural de modo tangencial en el marco de los diferentes modelos o vías de desarrollo del capitalismo en el agro (estudiadas por autores clásicos como Marx, Kautsky y Lenin). Los estudios se abocaron así a la descripción de los distintos tipos de pasajes de sociedades tradicionales a configuraciones societales modernas y las consecuencias de la expansión de las relaciones capitalistas en la agricultura (Aparicio y Benencia, 2001). En Latinoamérica las tendencias del capitalismo en el agro fueron complejizadas hacia fines de los años ‘60. Entonces los debates estuvieron marcados por la idea de los desarrollismos, las diferentes clases sociales en el agro, las reformas agrarias, el papel de la tierra, la tecnología y la explotación familiar. Este contexto no era considerado propicio para el arraigo de les jóvenes rurales, por lo que tampoco fue una problemática a analizar.

En segundo lugar, desde el campo de los estudios de juventudes, la invisibilización de este sector social resultó aún mayor. A pesar de las diferencias conceptuales de las distintas corrientes teóricas -antropológica, generacional, clasista y cultural-, tradicionalmente se suponía que en las zonas rurales y tribales no existía ni la juventud -entendida como moratoria social-, ni culturas juveniles. En este sentido los trabajos acuerdan en concebir a la juventud como un producto de la modernidad y el urbanismo, por lo que los términos juventud y rural serían incompatibles.

En los años ‘80 en Latinoamérica -en el marco de la aplicación de políticas neoliberales-, el consecuente incremento en la urbanización de la población rural joven y la dificultad de absorción de esta población en las ciudades, la emergencia de juventudes urbano-populares, el renacimiento de las democracias en el continente y los estudios incitados por el Año Internacional de la Juventud (1985), les jóvenes rurales se convirtieron en un problema de investigación y de política pública. Los trabajos sobre jóvenes rurales fueron apoyados por la CEPAL, el Instituto Iberoamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) a través de la Red Latinoamericana de Juventudes Rurales (Relajur), y políticas públicas de diversos países. Nessi (2018) sostiene que en estos años, los principales abordajes de estas juventudes han sido a través de organismos internacionales con un fuerte vínculo al desarrollo rural, viendo a los jóvenes como los protagonistas de dicho progreso. Estos estudios comenzaron a delinear definiciones sobre qué es la juventud rural, poniendo en evidencia la invisibilización a la que era sometida y cómo se requería de un mayor análisis de casos para la correcta implementación de políticas públicas. Por otro lado, se destacaba que el vínculo al territorio rural o a las actividades económicas agropecuarias serían elementos en común para muches autores/as para definir a la juventud rural.

En la década del 2000, surge el interés por la juventud rural en estudios académicos y educativos. Trabajos de disciplinas tales como Sociología, Ciencias de la Educación, Ciencias Políticas, Antropología e informes de políticas públicas locales y regionales indagan sobre la situación de los jóvenes rurales en clivajes como el enfoque etario en el desarrollo rural, la participación ciudadana, la modernización en el agro, la exclusión social, la identidad, el impacto de los cambios territoriales, las relaciones familiares, la educación, la migración, el trabajo, la etnicidad, la situación de las mujeres, la apropiación de nuevas tecnologías, los consumos culturales entre otros (ver revisión de estudios de Kessler, 2005; Caputo, 2006; Roa, 2015; Nessi, 2018). A nuestro modo de ver, el incremento de los estudios de caso referentes a las subjetividades, identidades y prácticas juveniles situadas enriquecieron las conceptualizaciones de los organismos internacionales y de corte estadístico-regional. Caben mencionar trabajos como los de Caputo (2000), González Cangas (2003); Kropff (2008); Cantillo (2009); Padawer (2011); Cárpena Méndez (2015); Galván (2012), Roa (2012, 2015), entre otras/os/es. Pero pese a ello, la problemática de les “jóvenes rurales” seguía siendo un “cruce” poco hegemónico en el campo de estudios de juventud, así como había un escaso intercambio entre les investigadores/as que proveníamos de campos disciplinarios disímiles (los estudios rurales sociológicos, las políticas públicas, los estudios sobre grupos étnicos antropológicos, los estudios de educación, los estudios de niñez y juventud, los estudios cultuales). Simplemente no identificábamos como interlocutores/as.

Hacia 2014-2015, en nuestra primer reunión del GT “Juventudes y Ruralidades”, acordamos en sostener que dado el carácter iniciático de esta problemática de estudios, teníamos el desafío de construir un lenguaje común para hablar de les jóvenes rurales considerando tanto el diálogo interdisciplinario (en disciplinas como las Ciencias de la Comunicación, Sociología, Antropología, Ciencias Políticas, Trabajo Social etc.) como la conversación entre la investigación, las políticas públicas y las prácticas juveniles. Necesitábamos construir enfoques que nos permitieran considerar las particularidades experienciales, territoriales, sociales, económicas, culturales, prácticas, políticas y educativas de les jóvenes. Para ello, era preciso abordar teóricamente las categorías de “juventud” y “ruralidad”, así como el análisis de las prácticas de les jóvenes y los sentidos que se construyen en torno a ellas. Por otro lado, destacamos como problemáticas principales, las cuestiones vinculadas a la movilidad y fijación de les jóvenes en los territorios rurales, las trayectorias deseadas, esperadas y reales de les jóvenes en un contexto de intensa relación entre lo rural y urbano. En este sentido, encontramos tensiones entre interpretaciones que refieren a la migración en términos de desarraigo y otras como la experiencia de exploración del mundo y posibilidad de ascenso social. En ellas observamos que muchos de los aspectos que se consideran adecuados y esperados para la juventud urbana se consideran inadecuados para la juventud rural (Kropff, Roa y Fornasari, 2014).

Hoy, en esta cuarentena que nos encuentra y nos separa, creemos que el iniciático posicionamiento de “frontera” desde el cual nos encontramos en aquel entonces -entre los estudios de juventud, entre los estudios rurales, entre los estudios indígenas, entre los estudios de subjetividad, entre los estudios de educación, entre las políticas públicas, etc.- nos dió una potencia ontológica a la apertura disciplinar, las prácticas con y desde les jóvenes, y los estilos de escritura para con los aportes sobre esta problemática. Creemos que por este motivo un GT secundario como el nuestro, haya sido uno de los que mayor crecimiento en cantidad y estilos de presentaciones durante el 2018.

Hoy, desde investigaciones en las “fronteras”, seguimos avanzando en la conceptualización e indagación de las juventudes en la ruralidad teniendo a esta red como apoyo e interlocución. Aquí situamos los recorridos de estas tejedoras, como los de María Luz Roa (2012, 2015, 2018), quien desde un enfoque socio-antropológico y metodologías de performance-investigación se preguntó por la constitución de subjetividades juveniles de cosecheres de yerba mate en la provincia de Misiones, Argentina. Dado el carácter de investigadora-artista, Roa plasmó ciertas dimensiones analizadas en su investigación en la obra de teatro etnográfico “Carne oscura y triste. ¿Qué hay en tí?” realizada por el Grupo de Investigaciones Etnográfico-Teatrales que coordina, y desde la cual construyeron proyectos socio-comunitarios con les interlocutores tareferes; así como colaboró junto con jóvenes tareferes, Diego Marcone y la Marmota Contenidos en la realización del film “Raídos”, documental audiovisual sobre jóvenes rurales.

Ese “estar en el entre” es lo que enriquece también el hacer investigativo de Aymará Barés (2016, 2018, 2020), quien enredada otras prácticas como docente, comunicadora y activista, despliega nuevas líneas de análisis en relación a las trayectorias juveniles del noroeste de la Patagonia Argentina, en el marco de un contexto cambiante y convocante pese a la supuesta pasividad de lo rural. Partiendo de los estudios culturales y enlazando elementos del enfoque discursivo y etnográfico, su trabajo transgrede límites y propone articulaciones para construir una forma de entender y contar en la que puedan ser posibles las sensibilidades, los matices, las irregularidades, las diferencias de les jóvenes. Haciendo lugar de esta manera a prácticas discursivas y no discursivas, continuas y disruptivas juveniles, así como trayectorias atravesadas por el racismo, los estereotipos de género, la clase y la edad. Barés se pregunta por trayectorias juveniles no estancas en el tiempo ni en el lugar, que trazan a su vez un territorio en movimiento.

Mercedes Hirsch estudia los proyectos de futuro de les jóvenes en la finalización de la escuela secundaria en el partido de Cañuelas, Provincia de Buenos Aires. Sus trabajos comienzan en el área de Antropología y Educación y a medida que sus indagaciones avanzan, se acerca al campo de las juventudes rurales. Dadas las características transicionales del partido, entre lo rural y lo urbano, y en el marco de las aceleradas transformaciones de los procesos productivos, la autora indaga en el entramado de construcciones sociales en torno al futuro de les jóvenes en el marco de relaciones intergeneracionales (2010, 2016). Entre las nuevas opciones que se configuran para elles se destaca la ampliación de la oferta universitaria local y su articulación con la educación media y el sector productivo generando nuevas condiciones para el arraigo de les jóvenes (2020).

Desde nuestras travesías híbridas por prácticas investigativas, comunitarias, activistas, docentes y artísticas con jóvenes rurales de paisajes y realidades tan disímiles de Argentina es que hacemos red y construimos un conocimiento colaborativo de frontera transdisciplinar. Abramos el telón a nuevas lanas, nuevos tejidos colectivos sobre las juventudes en la ruralidadad latinoamericana.

Un nuevo estado de la cuestión

En este Dossier abordamos nuevas problemáticas y enfoques teórico-metodológicos referentes a las juventudes y las ruralidades en Latinoamérica hoy. Los trabajos aquí presentados abren un diálogo interdisciplinario, en ciertos casos intercultural, y regional; que parte de entender a la “juventud” y la “ruralidad” son categorías polisémicas. Esto significa que es necesario construir enfoques que permitan comprender las particularidades experienciales, territoriales, sociales, económicas, culturales, prácticas, políticas y educativas de aquellas/es/os que se consideran jóvenes rurales. Sostenemos que es necesario hablar de juventudes rurales en plural dadas las características que los territorios imprimen en las experiencias de les jóvenes.

La mayoría de los trabajos presentados se encuentran situados en la Provincia de Buenos Aires y de Córdoba de Argentina, pero también hay trabajos localizados en Santa Fe y Mendoza de Argentina y en otros países de Latinoamérica como Bolivia, Colombia y Uruguay. Es así que las contribuciones de los artículos reconstruyen experiencias regionales, pero también se ponen en diálogo a partir de las problemáticas que construyen, por lo que les invitamos a abordarlas buscando las oportunidades que cada texto ofrece en discusión con el resto.

Al provenir de diversos ámbitos de investigación, gestión e intervención, dan cuenta de múltiples aristas de las heterogéneas experiencias de les jóvenes rurales, las prácticas que desarrollan, sus trayectorias educativas y laborales, las relaciones con el territorio y los procesos migratorios, sus modos de participación, sus consumos culturales, y sus constituciones subjetivas en el marco de múltiples procesos de identificación étnicos, de clase y de género. Es por esto que decidimos presentar los trabajos como tramas problemáticas, en vez de hacer una presentación uno a uno. Así, las posibilidades de diálogo y orden de las lecturas son múltiples, y permiten sistematizar los avances de un campo en proceso de consolidación, y por último prefigurar un nuevo estado del arte que visibiliza líneas de trabajo vacantes en la región2.

Si bien prevalecen los enfoques etnográficos que entraman las experiencias de les jóvenes en el marco de problemáticas teóricas y sociales de distintos niveles analíticos. también se presentan enfoques que abordan las representaciones de les jóvenes, artículos que analizan experiencias de intervención y políticas focalizadas en jóvenes rurales, experiencias autobiográficas, análisis documentales y cualitativos, así como distintas integraciones de metodologías cualitativas, etnográficas, autobiográficas y cuantitativas.

Las experiencias educativas y laborales siguen siendo las problemáticas más abordadas. La extensión de obligatoriedad a la escuela secundaria, a lo largo del territorio Latinoamericano, reforzó la homologación del par joven/estudiante (Weiss Eduardo, 2010). Este proceso junto con la apertura de nuevas universidades y programas de becas universitarias a lo largo del continente (Petz Ivanna, Hindi Guadalupe, Cervera Novo Juan Pablo, Corvatto Graciela y Giraudo Carina, 2016) abrieron nuevas oportunidades a la extensión de las trayectorias educativas de las juventudes en general y de las experiencias de las juventudes rurales en particular (Hirsch, María Mercedes, 2020).

No obstante, continúa siendo problemática la posibilidad de desarrollar un proyecto de futuro en sus localidades de origen, por lo que los trabajos aquí presentados permiten afirmar que no siempre el arraigo se configura como una opción para les jóvenes en el espacio social rural3. El Dossier contribuye a la descripción y el análisis de distintas estrategias que les jóvenes y sus familias emprenden para desarrollar sus trayectorias educativas, estrategias que también abordan marcadas cuestiones de género4: experiencias en albergues, migraciones hacia ciudades y viajes cotidianos que les jóvenes realizan para cursar la escuela secundaria5 y también para continuar con la educación superior, con las dificultades económicas y cotidianas que esto les genera a sus familias. Así encontramos que las becas que el sector universitario otorga a les jóvenes que migran6 o viajan7 día a día para poder estudiar no terminan de ser suficientes para sus estadías en las grandes ciudades, ni para atravesar las fronteras simbólicas, de clase y étnicas de estas experiencias.

Sin embargo, estas fronteras no siempre las atraviesan soles. En los distintos artículos se perfilan, en diálogo con organizaciones, instituciones y actores de diverso orden, construcciones sobre el futuro que configuran nuevos marcos de acción para alojar los proyectos de les jóvenes y construir nuevas opciones8, tanto para les jóvenes de sectores subalternos como para les jóvenes de los sectores altos y medios del Agronegocio9. En muchos casos estas opciones son impulsadas por elles mismes, generando espacios de disfrute que ponen en evidencia el deseo por parte de estes jóvenes de permanecer en sus lugares de origen10.

Según lo relevado por los artículos que componen el Dossier, la transformación de las relaciones intergeneracionales registrada, la participación política de les jóvenes y la ampliación de las trayectorias educativas ha modificado en gran medida las vidas cotidianas de les jóvenes, pero no han logrado resolver los problemas del acceso al trabajo digno a gran escala11, ni contrarrestar completamente la posibilidad de autonomizarse de las producciones familiares. No obstante, la diversidad de modos de vida de les jóvenes rurales registrada dan cuenta de las transformaciones mencionadas comienzan a visibilizarlo como sujeto de derecho y agente de cambio con capacidad de opinar, proponer, decidir y transformar distintos ámbitos de sus vidas. Sus proyectos de futuro evidencian que las experiencias de participación política dejan sus huellas en la cotidianeidad de les jóvenes rurales. En este sentido, la agencia de les jóvenes no fue registrada tan sólo respecto a su participación política, sino también respecto a las modificaciones de las relaciones generacionales -especialmente respecto a los manejos de las nuevas tecnologías- en la configuración de relaciones productivas familiares12.

Juventudes y ruralidades frente a la pandemia por COVID-19

No es posible presentar este Dossier sobre juventudes y ruralidades en estos tiempos sin mencionar y bocetar una línea reflexiva que nos permita entender lo que sucede en la actualidad, los dolores que se siguen profundizando, las nuevas heridas que se trazan sobre las apenas cicatrizadas.

Los estados latinoamericanos han afrontado la situación de pandemia desde lógicas muy diferentes, lo que hace visible claramente los lineamientos y perspectivas que hoy atraviesan el continente y la tensión creciente entre ellas. En Argentina, el estado priorizó una lógica de resguardo de la población, una ralentización del ritmo de instituciones públicas, sistemas de transportes y circulación de la población para evitar, en la medida de lo posible, el colapso de los sistemas de salud tanto públicos como privados. Pero, como ha sucedido en relación a otros aspectos, la medida de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) acrecentó las desigualdades y violencias estructurales que atraviesan a les jóvenes rurales. Aunque innegable como medida para hacer frente a una emergencia sanitaria con pocos precedentes en la actualidad, el ASPO visibilizó las deudas de la democracia. En este marco, otra de las decisiones en relación al contexto de pandemia por COVID-19 en Argentina fue la suspensión de las clases presenciales de todos los niveles. Lo que, por un lado, hizo visible, en relación al derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, la brecha de la conectividad y por tanto la posibilidad de garantizar el derecho a la educación. Y, por otro lado, puso de manifiesto los errores y, en algunas regiones, hasta la ausencia total de perspectiva en relación a la educación plural e intercultural.

Pese a las diferentes políticas públicas implementadas en América Latina a lo largo de estas dos últimas décadas para achicar la llamada brecha digital lograr un acceso democrático a recursos tecnológicos e información sigue siendo un pendiente.

Las políticas públicas destinadas a una población genérica, en muchos casos no pudieron reconocer las particularidades de cada territorio, singularidades que hubiesen en algunos casos permitido llegar de un modo más efectivo a lograr la conectividad -no sólo digital-. A su vez, la amplia injerencia de empresas transnacionales en el sistema de comunicaciones genera una primera llegada a los territorios por parte de estas corporaciones que habilitan una accesibilidad segmentada en función de las posibilidades económicas. Segmentación que se traduce tanto en el dispositivo que habilita una conectividad más o menos amplia como el servicio al que se tiene acceso.

Quienes trabajamos en territorios rurales venimos observando por un lado jóvenes “amuchados” en los pueblos en los alrededores de una institución -pública, escuela, comisaría, municipalidad- que acceden a internet mediante la socialización ‘clandestina’ de la clave e instituciones más o menos abiertas a ese uso; escuelas que cuando están en funcionamiento no pueden habilitar el uso de la red porque les impide utilizar ese recurso para tareas administrativas; y las ‘cabinas rurales’: postes, piedras pintadas, árboles que señalan un sitio en la inmensidad de la geografía en el que se tiene acceso a la red por esos misterios tecnológicos (Barés, 2018).

En estas condiciones estructurales, el hecho de que la educación se haya tornado virtual por imposibilidad de ser presencial en relación al contexto pandémico, afectó gravemente el derecho a la educación de les jóvenes así como acrecentó las desigualdades existentes entre lo rural y lo urbano, y entre sectores medios y pobres. Al respecto la Red Gemas sostiene que en Argentina “La mayoría de las escuelas proponen un seguimiento de los estudiantes mediante WhatsApp o internet. Esto hace que muchas personas queden por fuera de ese círculo de contención, ya que el acceso a internet es muy limitado en las zonas rurales o en barrios periféricos de las ciudades” (Gemas, junio 2020: s/p). Y, como mencionamos en párrafos anteriores, las lógicas comerciales son las que terminan regulando durante la situación de aislamiento preventivo el acceso a la educación. “Además, quienes logran tener acceso a internet cuentan con escasos datos móviles para el desarrollo de su vida cotidiana, impidiendo seguir el ritmo propuesto por algunos equipos docentes” (Gemas, junio 2020: s/p).

A estas falencias en las condiciones estructurales en relación a la conectividad digital se le suma la carencia de recursos de gran parte de la población para garantizar condiciones de vida digna.

[Tanto en Chaco como en Misiones] las problemáticas en ambas provincias son similares y están vinculadas a las necesidades alimentarias de las familias, la escasez de materiales didácticos, los recursos tecnológicos insuficientes y la falta de infraestructura” (Red de Investigaciones en Derechos Humanos, mayo 2020: s/p).

Por otro lado, como decíamos al principio del apartado las medidas tomadas en el marco del ASPO pusieron al descubierto todo lo que falta para que se garantice el derecho a una educación que respete la identidad de los pueblos originarios y sea acorde y promueva un diálogo entre las distintas cosmovisiones:

Finalmente, en un momento en que muchas de las personas con las que hemos hablado rescatan el resurgimiento de antiguos conocimientos y formas de valorar la transmisión de saberes, señalan con preocupación la ausencia de éstos en las currículas escolares: “Nuestros hijos han empezado a ayudarnos a dar una mirada crítica acerca de lo que es la escuela. Esta situación nos permite pensarnos, pensar nuestra propia educación, queremos que el estado reconozca nuestros propios saberes... no es que perdimos todo” (Integrante comunidad El Chalia). (Gemas, junio 2020: s/p).

Otra de las deudas que se visibilizan en este escenario actual son las lógicas desde las que las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales toman un control de la población casi sin reparos. Fuerzas de seguridad que, en muchos países aún a casi cuarenta años de democracia, pese a los intentos no han logrado ser transformadas y puestas en sintonía con un estado de derecho. Esto derivó en numerosas situaciones de usos de la fuerza indebidos e ilegítimos que provocaron muertes, desapariciones y claras violaciones a los derechos humanos.

Lamentablemente Argentina no es el único país de Latinoamérica en donde se ha visibilizado esta situación de profundización de las violencias institucionales y, en algunos lugares, parapoliciales. Las situaciones vividas en Bolivia, Colombia, Chile dejan expuesto que la decisión de los estados de seguir confiándole a sus fuerzas de seguridad el control de la población tiene un alto costo para ésta. No es novedad que quienes mayormente están expuestos y expuestas a estos usos de la fuerza por parte de la policía y otras fuerzas de seguridad y, a veces, de la sociedad en general son les jóvenes.

En Argentina podemos mencionar la desaparición del joven Facundo Astudillo Castro en el marco de un control policial en Bahía Blanca; el asesinato de Alex Campo por el dueño de una finca mientras se encontraba cazando liebres con dos amigos; las violencias policiales contra jóvenes qom de un barrio periférico de Resistencia en Chaco, entre otros casos de violencia hacia las y los jóvenes en estos tiempos de aislamiento y control:

A estxs jóvenes lxs golpearon, lxs torturaron y a las chicas además las abusaron sexualmente. “Indios infectados, ustedes son unos mal acostumbrados” “¿Quién les prende fuego?” se entremezcla con el sollozo de la madre «son menores de edad», que aún resuena (Comunicado, a días de los hechos, realizado por la Red de Investigadorxs en Juventudes de Argentina, y la Red de Investigación de y desde los cuerpos, Argentina).

Creemos que estas violencias se incrementan hacia jóvenes pobres con marcas étnico raciales, a su vez el aislamiento estructural en el que se encuentran les jóvenes de zonas rurales y periurbanas incrementan la impunidad. Asimismo vale llamar la atención hacia las desapariciones y femicidios de mujeres y disidencias sexuales, hechos que visibilizan cómo el aislamiento por la emergencia sanitaria recrudece el aislamiento social estructural.

Es en este sentido que la visibilización de la diversidad de realidades que atraviesan a las/los y les jóvenes, la creación y multiplicación de espacios de reflexión, complejización, discusión, resistencia y re-existencia nos parecen fundamentales para posibilitar mejores y más justas respuestas y haceres.

Deseos: una micropolítica de la colaboración

Cerrando esta introducción, desde posicionamientos híbridos transdisciplinares; desde investigaciones, intervenciones y prácticas situadas que dialogan con jóvenes de contextos étnico raciales, culturales, de clase y territoriales de una ruralidad latinoamericana plural. Desde un horizonte que abreva por una micropolítica de la colaboración reciprocitaria intercultural entre la academia, la educación, los activismos y las militancias, y les jóvenes, presentamos un “nuevo estado de la cuestión”. Abrimos así nuestro tejido a nuevas producciones de investigadores/as latinoamericanos/as, muchxs de elles jóvenes.

Esperamos que este Dossier colabore por una parte, en una visibilización sensible de las diferentes realidades de jóvenes que están siendo en la ruralidad hoy. Con ello esperamos no sólo contribuir a una reflexión crítica sobre las nuevas y viejas inequidades, racismos, violencias, explotaciones a las que estes jóvenes son sometides en la ruralidad latinoamericana, sino también comprender sus modos creativos de transformar sus prácticas, corporalidades, y sensibilidades; su microresistencias y transformaciones en sus trayectorias y devenires. Por otra parte, esperamos dar cuenta de la relevancia y crecimiento que han alcanzado los estudios en juventudes rurales en nuestro continente, así como poner en perspectiva la diversidad de propuestas en relación tanto a las metodologías de investigación, los campos disciplinares, los clivajes analíticos y los modos de realizar prácticas con y desde les jóvenes y sus comunidades. Sigamos habitando la potencia de la frontera.

Material suplementario
Agradecimientos

Gracias a la Revista Millcayac.

Gracias a les autores que generosamente presentaron sus trabajos.

Referencias bibliográficas
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Roa, María Luz (2012). Los/as jóvenes de familias tareferas. ¿La generación del cambio?. En Revista Psicoperspectivas: Individuo y Sociedad, Santiago de Chile.
Roa, María Luz (2015). Ser-en-el-yerbal. La constitución de subjetividades tareferas en los jóvenes de los barrios periurbanos de Oberá y Montecarlo (Misiones). Tesis de Doctoral en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
Roa, María Luz (2017). Juventud rural y subjetividad. La vida entre el monte y la ciudad. Buenos Aires: Colección Las juventudes argentinas hoy: tendencias, perspectivas y debates, Grupo Editor Universitario.
Weiss, Eduardo (coord.) (2012). Jóvenes y Bachillerato. México: Dirección de Medios Editoriales.
Obra teatral y film citado
Roa, María Luz (2014). Carne oscura y triste. ¿Qué hay en ti? Realizada por el Grupo de Investigaciones Etnográfico-Teatrales. Estrenada en el CC. de la Memoria Haroldo Conti el 23 de mayo de 2014.
Film documental “Raídos” (2016). Dirección: Diego Marcone. Investigación social y pre-producción: María Luz Roa. Producción: Alexis Trigo y Diego Marcone. Protagonistas: jóvenes del barrio Cuatro Bocas, Montecarlo, Misiones. INCAA, Argentina.
Notas
Notas
1 Nos inspira la interpretación de la pensadora boliviana Silva Rivera Cusicanqui, quien lejos de intentar pronosticar cual futurólogo filosófico moderno los próximos devenires de la pandemia global por COVID-19, retoma la noción de Pachakuti para caracterizar estos inciertos tiempos. Con Pachakuti, Silvia da cuenta de un concepto quechua/aymara que significa una revuelta o vuelco del espacio tiempo, con la que se inauguran largos ciclos de catástrofe o renovación del cosmos.
2 Haremos referencia a les autores en notas al pie para invitar a les lectores a acercarse a los textos completos.
3 Ver los trabajos de Lina Marcela Arias y Juan Romero.
4 Ver especialmente los trabajos de Valeria Gili Diez y Soledad Lemmi, Melina Morzilli y Andrea Castro.
5 Ver los aportes de Verónica Ligorria y Macarena Romero Acuña.
6 Ver el artículo de Weimar Giovanni Iño Daza.
7 Ver las contribuciones de Hector D. Peralta, Miguel M. Saba, Paula A. Meschini y Ma. Luz Dahul.
8 Ver los trabajos de Carolina Vélez Funes y Leticia González.
9 Ver el trabajo de Sofía Ambrogi.
10 Ver especialmente los trabajos de María Roberta Mina y Hernán Flores y María Florencia Chapini.
11 Ver el trabajo de Juan Romero.
12 Ver los trabajos de María Virginia Nessi, Valeria Gili Diez, Oscar Humberto Soto y Edgards Martínez Navarrete, y Soledad Lemmi, Melina Morzilli y Andrea Castro.


Jóvenes del barrio Cuatro Bocas, Montecarlo, Misiones, Argentina; abril del 2012.
PH: Diego Marcone. Fuente: Roa, 2015
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