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Clasificación y distinción de las juventudes en el espacio social rural
Classifying and distinguishing youth in rural social space
Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, vol. VII, núm. 13, 2020
Universidad Nacional de Cuyo

DOSSIER


Recepción: 19 Mayo 2020

Aprobación: 28 Julio 2020

Resumen: El artículo aborda los criterios de clasificación y distinción de los jóvenes varones en el espacio social rural de Médano de Oro de la provincia de San Juan, problematizando dimensiones troncales que surgen de la reflexión conjunta entre ruralidad y juventudes. A través de una lógica de investigación complejo- dialéctica, que retoma los aportes del campo de la Antropología, se atiende a los procesos de subjetivación a partir de los procesos de producción de estos agentes poniendo especial atención en los modos en que se disputan sentidos sobre el espacio social rural.

Palabras clave: Juventudes, Ruralidad, Clasificación, Distinción social.

Abstract: The present article addresses the criteria for the classification and distinction of young men in the rural social space of Médano de Oro in the province of San Juan, problematizing core dimensions that arise from joint reflection between rurality and youth. Through a logic of complex-dialectical research, which takes up the contributions of the field of Anthropology, attention is given to the subjectivities and positions from the production processes of these agents, paying special attention to the ways in which meanings are disputed about the rural social space.

Keywords: Youth, Rurality, Classification, Social Distinction.

Introducción

En el presente artículo se comparten algunas reflexiones de la propia experiencia de formación doctoral en Estudios Sociales Agrarios que, recuperando los aportes de la Antropología, centra su atención en el estudio de los procesos de transición a la vida adulta de jóvenes varones chacareros de la localidad de Médano de Oro de la provincia de San Juan. Asimismo, representa un compromiso con las juventudes que pueblan los espacios rurales de nuestro tiempo, una preocupación siempre política por visibilizar un sector históricamente menoscabado.

La colonia Médano de Oro se encuentra ubicada al sureste de la capital de San Juan y está emplazada en el departamento Rawson. Este espacio social rural se caracterizó históricamente por una fuerte presencia en el sector primario, a través de una heterogeneidad de productos agrícolas, especialmente hortalizas, propios de las propiedades climáticas, tipo de suelo y acceso al agua.

La producción agrícola se caracteriza por una importante rotación de cultivos estacionales y diversificación productiva y las explotaciones de los entrevistados oscilan entre 5 hectáreas y 20 hectáreas. Históricamente ha predominado la pequeña y mediana propiedad, sin embargo, en la actualidad tiene lugar un proceso progresivo de concentración de la tierra y de reducción de las explotaciones con fines agrícola. La chacra es, al mismo tiempo, unidad de residencia y de producción lo que conlleva a que la esfera productiva condicione los tiempos, ritmos y características de las actividades domésticas y de los tiempos de ocio y trabajo.

Se destaca el uso de mano de obra intensiva, sobre todo en la etapa de cosecha. Investigaciones locales (Servetto Liliana y Castilla Alejandra, 2000; Gili Diez Valeria, 2010; Dacuña Roberto, 2013) señalan que el asentamiento poblacional de Médano de Oro es mayoritariamente de origen europeo. Entre el decenio de 1920 y 1930 el territorio –por política estatal- fue subdividido en parcelas pequeñas con fines agrícolas y vendidas a inmigrantes que poblaban el lugar. Los/las chacareros/as de la localidad se desenvuelven en un contexto caracterizado por innumerables restricciones económicas, naturales y ambientales. Entre los principales obstáculos económicos se encuentran dificultades de acceso a maquinarias y herramientas agrícolas, alto costo de los insumos, limitado acceso a créditos; inconvenientes para alcanzar los requerimientos de mercados cada vez más competitivos, etc. como así también limitaciones propias del ciclo productivo y problemáticas eminentemente coyunturales.

En lo específico, este trabajo aborda los criterios de clasificación y distinción de las juventudes en el espacio social rural enunciado, problematizando una serie de dimensiones troncales que surgen de la reflexión conjunta entre ruralidad y juventudes como la reproducción social, familiar, genérica y generacional. Para alcanzar este objetivo, se consideró a las juventudes atendiendo a sus heterogeneidades, buscando desentrañar los sentidos asociados al concepto de juventud y, con ello, los criterios que las clasifican y distinguen al interior del espacio social rural.

La selección de estos jóvenes, no se da de manera escindida de la unidad doméstica, en tanto organización social con una estructura de poder y un sistema de autoridad, que devela posiciones, relaciones y responsabilidades diferenciales, y que tiene por principal propósito la reproducción y/o mantenimiento de los integrantes que la componen. Son grupos familiares de tipo nuclear conformados generalmente por un máximo de tres hijos. Se realizaron observaciones en las unidades domésticas y 24 entrevistas en profundidad, 16 de ellas a jóvenes medaneros en proceso de adultez con posibilidades de heredar la tierra y la producción familiar, y las restantes ocho a informantes claves.

En cuanto a los criterios de selección de las unidades de observación, se adoptó la auto identificación que hacen de ellos mismos las juventudes en Médano de Oro. Esto dio paso a la categoría jóvenes chacareros, profundizando teóricamente y analíticamente el sentido que posee el ser/sentir chacarero para estas juventudes. Asimismo, es importante destacar que la selección del género masculino, respondió a que estudios realizados con anterioridad en el Médano de Oro (Servetto Liliana y Castilla Alejandra, 2000; Gili Diez Valeria, 2010; Dacuña Roberto, 2013), nos permiten plantear que son los jóvenes varones quienes se dedican al trabajo productivo, mientras que las mujeres se dedican mayoritariamente a tareas domésticas o extra prediales. Esto habilitó pensar la construcción de la identidad de género masculina de los jóvenes medaneros, considerando que no existe una única masculinidad y que ésta es ante todo una construcción histórico – social al tiempo que conforma una categoría analítica que remite a una posición de poder, siempre disputable, en una estructura social determinada. En virtud de ello, es importante aclarar que el alcance de las reflexiones aquí presentes está permeado por la condición de masculinidad de las unidades de observación.

De esta manera, las juventudes se entienden como una dimensión que se construye diferencialmente según el contexto socio histórico, el género, la trayectoria de clase de la familia, y que implica fundamentalmente relaciones de poder hacia el interior de la unidad doméstica y del espacio social rural. Esto fue posible prestando especial atención a la vida social en términos relacionales, fundamentalmente hacia “(…) la participación conflictiva, generativa de personas en la práctica, donde los sujetos están en parte troquelados y, sin embargo, se troquelan a sí mismos de maneras histórica y culturalmente específica” (Holland Dorothy y Lave Jean, 2001: 4).

La delimitación teórica se llevó a cabo atendiendo a los procesos de subjetivación a partir de los procesos de producción de estos agentes, el contexto familiar, experiencias formativas, laborales, prácticas de organización doméstica y relativas a la herencia, inscriptas al interior del espacio social rural.

La construcción del objeto de estudio se enmarco en una lógica de investigación complejo- dialéctica (Achilli Elena, 2005) que retoma los aportes del campo de la Antropología. El trabajo anuda en la conjugación de dos planos analíticamente relacionales: la dimensión estructural y la simbólica. El análisis constituyó un proceso recursivo conformado por etapas entrelazadas de contrastación, análisis crítico, constantes reformulaciones teórico-metodológicas y triangulación de estrategias y fuentes de datos. Mediante la codificación de la información contenida en las entrevistas, observaciones y las notas de campo, se relacionaron ambas dimensiones para delimitar e integrar las que, posteriormente, emergieron del trabajo empírico, intentando organizar los datos sin perder de vista la multiplicidad de perspectivas presentes entre los agentes y los procesos sociales, buscando analizar prácticas, procesos y relaciones sociales, más que conductas y acciones aisladas. El proceso de análisis en su conjunto privilegia el análisis del conflicto, de las relaciones de poder que operan en los campos, posicionando diferencialmente a los agentes en función de la estructura y volumen de capital que poseen, en donde el hecho de ser jóvenes permea todo el análisis.

Esta perspectiva condujo a prestar especial atención a los/las agentes históricos/as y a los modos en que se disputan sentidos sobre el espacio social y los sujetos, en especial, las juventudes rurales, abordando la estructura de relaciones y las lógicas clasificatorias en Médano de Oro. Ello implicó un esfuerzo analítico por entender a los jóvenes chacareros en el marco de las transformaciones estructurales rurales, no como el telón de fondo, sino en relación directa con las disputas y conflictividades propias de la práctica social, principalmente aquellas que refieren a la reproducción social, familiar, genérica y generacional.

Criterios de clasificación y distinción de las juventudes en el espacio social rural

Como se indicó en la introducción, la noción de juventud es socialmente variable y representa una condición social con cualidades específicas que se manifiestan de diferentes maneras según las características histórico sociales. Desde el lugar desde donde se construye el objeto de estudio, se entiende que la edad no constituye una unidad sino, tal como lo plantea Pierre Bourdieu (2002), la edad es un dato biológico socialmente manipulado y manipulable. Una categoría que supone posiciones que no pueden verse sino relacionalmente con otra etapa etárea la adultez y que implica límites que son de carácter político porque son divisiones que esconden un orden social y una forma de imposición, en este caso de los adultos hacia los jóvenes.

Sin embargo y, como corolario del proceso de trabajo de campo, se observa que en Médano de Oro los sentidos asociados a lo que constituye ser joven están permeados por la edad y el género -en el contexto del ciclo doméstico- constituyendo dos criterios relacionales para establecer el dominio legítimo de las prácticas al interior del espacio social rural. El proceso de producción de estos agentes jóvenes se vincula directamente con el ciclo por el que se encuentre atravesando la unidad doméstica – productiva de procedencia, así como también por el sistema de clasificación social (genérico y generacional) de la vida.

La constitución de la persona en una comunidad de prácticas no es un proceso estanco - cerrado, está siempre sujeto a cambios y re significaciones, ya que

(…) es el resultado de relaciones de poder al interior del espacio social lo que permea prácticas y sentidos de lo que se representa como juventud. A partir de ello se comprende cómo los procesos de identificación y distinción se van configurando desde las dinámicas sociales que involucran procesos de clasificación social, definidos a partir de las estructuras de relaciones de fuerza inscriptas en el espacio social global (Dacuña Roberto y Gili Diez Valeria, 2013: 5).

Unidad doméstico-productiva, fracción de clase y capital económico

En Médano de Oro, los jóvenes que continúan sus itinerarios de vida en el trabajo agrícola, se constituyen en propietarios de los medios de producción, proceso que es posible a través de la transmisión patrimonial de la herencia, completando así el ciclo de reproducción de la vida y el inicio de uno nuevo. En ese marco, uno de los criterios de clasificación presentes en el espacio social rural bajo estudio responde a que, algunos jóvenes, se identifican como chacareros y no como trabajadores que venden su fuerza de trabajo. Situación que, permeada por la fracción de clase de pertenencia, brinda las posiciones y disposiciones necesarias para auto identificarse en tanto trabajadores en tránsito a constituirse propietarios de los medios de producción. Este relacionamiento complejo, representa uno de los nudos centrales de este estudio.

En relación a los criterios de clasificación y distinción, en el proceso paulatino de asunción de responsabilidades plenas, se observa que mientras los jóvenes residen en la vivienda familiar y el padre se encuentra al frente de la unidad doméstica-productiva, no sólo es quien designa las tareas específicas a realizar sino también quien estipula la distribución de las ganancias. En relación a ello, Ismael de 22 años el único hijo de tres hermanos/as que decidió continuar trabajando en la chacra familiar, comentaba que

la tierra es de mi viejo, pero justamente ahora estoy trabajando al 40% de la ganancia. Como estoy en la casa de él y todas las cosas, me está dando el 40% de las ganancias. Sacas todo lo que es el mes, lo que te queda de ganancia lo dividimos (Ismael, comunicación personal, 24 de octubre de 2014).

El relato de Ismael permitió pensar las juventudes en relación a las estrategias de reproducción económica en tanto campo, es decir, como sistema de relaciones entre posiciones cuyas propiedades definirán dicho sistema. Esta posición/condición remite a la dependencia de los jóvenes en cuanto a la gestión y usufructo de la tierra.

Si bien tienen lugar instancias de consulta entre padre e hijos varones sobre el curso de acción a seguir en materia productiva, es el jefe de familia quien toma las decisiones de mayor relevancia. Sin embargo, los jóvenes reconocen que las prácticas productivas que se despliegan al interior de la unidad doméstica gozan de una mayor autonomía a si trabajaran extra predialmente o en relación de dependencia ya que consideran que forman parte de un proceso laboral más flexible en términos de horarios y tiempos recreativos.

En este sentido, en Médano de Oro ser joven es ser mandado, es naturalizar una posición de desigualdad como parte constitutiva de la comunidad de prácticas de pertenencia. Ahora bien, se evidencia la existencia de un criterio de demarcación al ser mandado; responder a las demandas fuera de la unidad doméstica – productiva o hacia su interior ya que allí, en algunos casos, detentan la posibilidad de en un futuro ser propietarios de los medios de producción. Es decir, estas relaciones entre posiciones, en tanto relaciones de poder y luchas por mandar y dejar ser mandado dependen de la condición o no de ser propietarios de los medios de producción. De manera simultánea, se denota en las expresiones de sentido que la condición de juventud está pensada de manera transitoria, pero como condición del presente. Esto envuelve una relación de discontinuidad que se expresa en “el día de mañana”, en tanto que la condición de llegar a ser adultos es lo que tamiza la asunción de nuevas responsabilidades. La delimitación ha sido generacional, en tanto la periodización resultante ha surgido de las continuidades y rupturas presentes en los sistemas de estrategias de reproducción de las familias medaneras.

La juventud como posición social

Las prácticas productivas desplegadas por los jóvenes varones son reconocidas diferencialmente al interior de la unidad doméstica, en relación a dos criterios de clasificación y división del mundo social: edad y el género. Tiene lugar una relación fuerte y directa entre el hecho mismo -las construcciones de sentido- de lo que constituye ser joven en Médano de Oro y la posición ocupada al interior de la unidad doméstica.

Los principios de visión y división -de cada fracción de clase- permeados por una cultura adultocrática distribuyen diferencialmente a los agentes en el espacio social. Una cultura adultocrática que se entreteje con una patriarcal, implicándose una con otras, sustentando así una profunda masculinización rutinizada e histórica de lo que implica ser joven varón en los espacios sociales rurales Omar, el primer hijo varón de siete hermanos (cuatro varones y tres mujeres), de 30 años de edad comentaba que

es re común, no soy yo nomás. Por un lado, es como la arrogancia de que ellos son más grandes, vienen como de una cultura más bien así, el más grande siempre es el que ha mandado, el padre siempre ha mandado a los hijos, (…) ahora el hijo quiere crecer, antes era como que el papá mandaba y los hijos sí papá y justo estamos ahora en la revolución del no, yo quiero hacer esto (Omar, comunicación personal, 16 de diciembre de 2015).

La dimensión temporal del relato podría estar indicando discontinuidad con respecto al tradicional sistema de fuerzas inscripto en el espacio social. Asimismo, la cultura adultocrática imprime su fuerza clasificatoria –y legítima- al establecer los principios que designan el momento en que el joven reviste carácter de un agente apto para tomar determinadas decisiones, y así ocupar determinadas posiciones al interior de la unidad doméstica. Se clasifica en tanto forma de reproducción de un ordenamiento político en cuanto a las juventudes, pero sobre todo como mecanismo de subordinación de este grupo en relación con los otros.

Las relaciones de producción y reproducción se sostienen sobre el parentesco mediante un circuito prestatario-redistributivo lo que

(…) permite la recreación de la organización social familiar a través de un ciclo repetitivo. De esta manera, la composición de las relaciones de producción y reproducción se modifican, es decir, se produce un cambio generacional. Los sujetos mayores ocupan en este esquema una posición productora y proveedora de la unidad doméstica. Esto funda una jerarquía basada en la anterioridad (los más jóvenes le deben al más viejo y éste resulta acreedor de la totalidad de lo que producen los jóvenes), el mayor es el responsable (…), garantizando la reproducción del ciclo agrícola (Schiavoni Gabriela, 1995: 113).

Por otro lado, una cultura patriarcal que afirma y habilita a los jóvenes varones a desempeñarse como chacareros, que les confiere las credenciales que acreditan el desempeño de todo chacarero, las que son el resultado de la incorporación de un conjunto de disposiciones histórica, social e intergeneracionalmente estructuradas. En este sentido,

cuando cambian las condiciones de reproducción de los grupos sociales y, por lo tanto, las condiciones sociales y materiales de producción de nuevos miembros, es cuando se producen diferencias de generación: los nuevos miembros son generados de manera distinta (Cragnolino Elisa, 2001: 350).

Estas construcciones culturales -firmemente arraigadas, naturalizadas- conforman asimismo estrategias de reproducción social que permiten el sostenimiento de la unidad doméstica a través del tiempo, proceso que históricamente ha tenido lugar en Médano de Oro. En la mayoría de los casos, hasta que el joven está preparado para asumir la posición de varón chacarero proveedor, se ocupa de tareas cortoplacistas, operativas e inmediatas que no incluyen la planificación de todo el ciclo productivo, actividad que le corresponde a los adultos varones, a los padres en la unidad doméstica. Incluso en casos en que los jóvenes tienen hijos, pero aun el padre vive y se encuentra en plena actividad. La supremacía del primer hijo varón se sostiene en la organización de las unidades domésticas de Médano de Oro, es decir, que la posición de los jóvenes está permeada por el principio de clasificación social de la primogenitura, lo que se relaciona directamente con la herencia del patrimonio familiar. Al respecto Marcos, comentaba que “(…) mi hermano más grande es el que obviamente más ha laburado por ser el más grande, es la costumbre” (Marcos, comunicación personal, 18 de septiembre de 2015), para el que se estipularon, en el marco de la unidad doméstica, una serie de ritos de pasaje a la adultez que garantizan la constitución de sujetos plenos para el trabajo en la finca y, junto a ello, la reproducción misma de unidad.

Trayectorias económicas y educativas como criterios de distinción social

Es importante desentrañar la relación existente entre las trayectorias económicas y las trayectorias educativas de los jóvenes medaneros. La organización de la unidad doméstica y la posición de los/las agentes hacia su interior, se vincula con la importancia que la madre y el padre otorgan a que sus hijos estudien. Ello implica que, durante el proceso de escolarización (en sus diferentes niveles) y de acuerdo al ciclo familiar, los demás integrantes de la unidad doméstica deban reforzar la jornada de trabajo, ya que no cuentan con la disposición completa de su descendencia para el trabajo en la finca.

Para los jóvenes varones que deciden no continuar los estudios el destino suele ser su incorporación inmediata al trabajo en la unidad doméstica – productiva, posibilidad profundamente naturalizada en los chacareros entrevistados. En otros casos, cuando los jóvenes deciden no concluir el proceso de escolarización formal se presenta una situación de tensión entre los padres y su descendencia, ya que garantizar la educación de estos últimos conforma una inversión de la unidad doméstica, que habilitará ocupar otras posiciones sociales a las futuras generaciones. Una vez que el abandono de la escolaridad es un hecho, y en relación a la fracción de clase a la que pertenecen, se denota que los itinerarios de vida bifurcan en dos grandes núcleos de posibilidad.

Por un lado, aquellos jóvenes varones que sus trayectorias laborales se vinculan al sector agrícola, ya sea regresando a trabajar en la chacra familiar o, quienes se emplean como asalariados rurales en fincas aledañas. En los relatos se encontró que el alquiler de unas pocas hectáreas de tierra constituye una posibilidad para así comenzar un proyecto personal. Es importante destacar que, fuera o dentro del sector agrícola, el comienzo de los proyectos personales de los jóvenes medaneros es dinamizado por el capital (en sus diferentes especies) del padre, lo que se relaciona directamente con la posición que ocupan las unidades domésticas en el espacio social rural y del estado de fuerzas del campo.

Por otro, y como resultado de diferencias sostenidas con sus padres al no concluir la escolaridad obligatoria, los jóvenes varones se incorporan a prácticas laborales fuera del sector agrícola, mayoritariamente a través del desarrollo de prácticas de índole operativa en el comercio o actividad industrial, así como también en trabajos cuentapropistas y de carácter autónomo. Podría pensarse que una de las instancias de ruptura o discontinuidad se vincula con el posible cambio de actividad laboral por parte de los jóvenes, configurando así una estrategia de reconversión al interior de las unidades domésticas.

Igualmente, se establecen relaciones diferenciales entre aquellos hermanos varones que continuaron con el trabajo agrícola, los que también continúan con el trabajo en la chacra y enlazan formación media y/o de grado a las prácticas productivas y, finalmente, entre quienes se desempeñan en actividades extra prediales o profesionales. En el encuentro entre lo doméstico, productivo y educativo, tienen lugar múltiples estrategias, que clasifican posicionando diferencialmente a las juventudes medaneras.

Ismael, quien no culminó sus estudios de nivel medio y tanto su hermana como hermano estudian ingeniería agronómica en la Universidad Nacional de San Juan, relataba que “mi hermano, el del medio, nunca le gustó la finca, es algo que no es parte de él, o sea, no le gusta y se dedicó a estudiar. Se hace más el cheto, como que, es más” (Ismael, comunicación personal, 24 de octubre de 2014). En virtud de ello, los sentidos asociados a la juventud aparecen reconociéndola como diversa y desigual (se hace más el cheto, como que, es más) en relación a la posición que ocupan los varones jóvenes con otros/as jóvenes tanto al interior de la unidad doméstica y como del espacio social rural. La posición de estos agentes está en relación a las demás posiciones y al mercado de capitales (en tanto propiedades) con los que cobra sentido el sistema de posiciones sociales en Médano de Oro.

En el espacio social en estudio, las familias incentivan los procesos educativos de su descendencia, ahora bien, los saberes aprehendidos en el marco de la unidad doméstica -como experiencia formativa apropiadas generacionalmente- son siempre el criterio principal a la hora de tomar decisiones referidas a la organización de la unidad. Como se dijo, las familias promueven el desarrollo educativo de los jóvenes, entendiendo que las cartas del juego (en tanto sentido del juego, de una illusio1) que propone el agro en la actualidad se vinculan con la creciente profesionalización y tecnificación de las prácticas productivas en los espacios sociales rurales. Las unidades domésticas en la praxis despliegan estrategias productivas sustentadas principalmente en saberes tradicionales. Aunque, en cierto sentido, la actualización de las prácticas productivas y el manejo de la chacra con saberes estrictamente profesionalizados – técnicos representa para los adultos una amenaza ya que implicaría que los hijos varones jóvenes asuman las responsabilidades productivas antes de lo esperado.

Los saberes técnicos y profesionales son destrezas propias de los jóvenes varones en el marco de la unidad doméstica – productiva, posicionándolos diferencialmente al poseer el predominio de determinados capitales válidos en relación a la estructura y volumen del capital, produciéndose así un proceso de reconversión de capitales en las unidades domésticas del espacio social rural de Médano de Oro.

La condición de género como criterio clasificatorio de las juventudes medaneras

La condición de género guiará la participación de las juventudes en la organización de la unidad doméstica –productiva. Estudios realizados con antelación en Médano de Oro (Servetto Liliana y Castilla Alejandra, 2000; Gili Diez Valeria, 2010; Dacuña Roberto, 2013) permite señalar que la posición de los jóvenes en la unidad productiva y doméstica responde a los principios de visión y división sexual del mundo social, en tanto esquemas de percepción suponen la internalización de diferentes especies de capital en la relación entre hombres y mujeres al interior del espacio social rural.

En Médano de Oro los hombres poseen una posición hegemónica en la conducción de las labores agrícolas y en el ámbito comercial, mientras que la posición de las mujeres (esposas e hijas) es subalterna, desarrollándose principalmente en el ámbito de lo reproductivo. Las prácticas desplegadas por las mujeres de la unidad doméstica son percibidas por los jóvenes varones entrevistados como una colaboración, una ayuda principalmente en épocas de trabajo intensivo.

Así, la existencia de un sentido práctico define la posición diferencial según género de los agentes al interior de la unidad doméstica. Luis, el primer hijo varón de una familia integrada por padre, madre, su hermana menor y él, explicaba que “(…) a mi hermana digamos que, como que nació y como era mujer no iba mucho al trabajo del campo. Si es distinto, ella más que nada se quedaba en la casa, toda la familia decidió que ella no siguiera trabajando en el campo” (Luis, comunicación personal, 12 de noviembre de 2014).

Cuando se indagó acerca de las prácticas diferenciales de las mujeres al interior de la unidad doméstica- productiva, los jóvenes sostenían que suele vincularse a la falta de interés genuina por parte de las propias mujeres o a una decisión familiar. Sin embargo, entendemos que refieren a divisiones sociales dentro de las unidades domésticas y del espacio social de Médano de Oro, ya que como explicita Roberto Dacuña (2013), se encuentran inscriptas tanto en los cuerpos como en las significaciones sobre esos cuerpos.

Si bien se denotan líneas de continuidad entre los accesos diferenciales al interior de la unidad doméstica y las estrategias de asignación de labores productivas y/o reproductivas por género y edad, también se identificó estrategias de reconversión entre generaciones que son diferencias en el modo de generación, es decir, en las formas de producción de los individuos.

De esta manera, al producirse trasformaciones en las condiciones de reproducción de la unidad doméstica –productiva, y con ello, en las condiciones materiales de existencia de los aprendices, es cuando tienen lugar diferencias generacionales, en tanto los nuevos miembros son generados, pero de manera diferente y con ello, las redefiniciones en torno a los jóvenes. Especialistas (Neiman, Melina, 2013; Martín, Eugenia, 2014; Silva Cantillo, Nurys Esperanza, 2012) reconocen cambios significativos en las estrategias internas de las familias en espacios sociales rurales. Junto con las transformaciones de la condiciones sociales y material de reproducción de los grupos, se han producido cambios al interior de la unidad doméstica, en términos de las relaciones de poder.

En concordancia con las propias observaciones en el marco del trabajo de campo, en los casos estudiados los relatos no son homogéneos y se advierte una referencia diversa respecto a la posición de la mujer como ama de casa exclusivamente. En Médano de Oro, las prácticas reproductivas, denominadas también como tareas de cuidado, no son percibidas económica y simbólicamente como un trabajo, al naturalizarlo como un ámbito de desempeño casi exclusivo de las mujeres, en tanto ciertas ocupaciones han sido tradicionalmente feminizadas. Los trabajos de Silvia Federici (2015) y Claudia Korol (2016), por citar algunos, evidencian el trabajo de cuidado como una práctica que históricamente ha sido un pilar fundamental para el funcionamiento de las economías capitalistas. En este contexto, las mujeres constituyeron el cimiento -aunque invisibilizado- de la sociedad de clases, es decir, la reproducción misma de la fuerza de trabajo. En los espacios sociales rurales las tareas de cuidado imbuyen la posición social de las mujeres ya que la unidad doméstica actúa no únicamente como unidad, sino como campo, en tanto espacio en donde tienen lugar las diferencias entre los agentes que la componen.

Sin embargo, se denota la existencia de una reconfiguración de las relaciones de poder o mayor democratización entre géneros y generaciones. Si bien la división social y sexual del trabajo opera asignando prácticas y posiciones diferenciales entre géneros, en la actualidad las mujeres jóvenes de Médano de Oro, se desempeñan en tareas que exceden lo estrictamente reproductivo, al interior de la unidad doméstica pero fundamentalmente fuera de ella, en trabajos vinculados al área de servicios, comercio o en actividades cuentapropistas, mientras que, en algunos pocos casos, se desenvuelven como profesionales, mayoritariamente en el sector de la salud o educativo.

Profecía autocumplida: “hay muchos jóvenes, que no quieren seguir en el campo”

Las discontinuidades geográficas y prácticas migratorias componen otro criterio de clasificación en Médano de Oro. En la unidad espacial en estudio subyace, a nivel discursivo, un ideario que sostiene que “(…) hay muchos jóvenes, que no quiere seguir en el campo” (León comunicación personal, 17 de noviembre de 2015) o quienes como Mauro resaltan que “(…) no hay muchos jóvenes que se dediquen a la finca, se van a trabajar a otros lados” (Mauro, comunicación personal, 15 de octubre de 2015) lo que incide de manera efectiva en las posibilidades de reproducción de la unidad doméstica –productiva, especialmente en este tipo de unidades domésticas.

Sin embargo, al profundizar en la temática y a través del refinamiento de las estrategias de construcción de los datos, se encontró que el abandono de los jóvenes funciona a título de profecía auto cumplida, ya que en la praxis no se da linealmente. Durante la etapa de trabajo de campo se rastreó informes, documentos que nos ayudaran a precisar en qué medida se produce en Médano de Oro la migración juvenil. Si bien no se encontró registros que permitieran de alguna manera especificar la existencia del fenómeno, siempre que se solicitó a los entrevistados contactos con otros jóvenes, para continuar el trabajo de campo, siempre existió más de una opción. Más allá de este hecho fáctico, se apunta que los jóvenes no abandonan este espacio rural para residir en otro fuera de Médano de Oro. En un solo caso un entrevistado estableció otra residencia, luego de contraer matrimonio, pero lo hizo en el nuevo barrio de la localidad.

Se entiende que en la práctica la mayoría de los jóvenes entrevistados residen y trabajan en Médano de Oro, combinando, en algunos casos, el trabajo agrícola con otro tipo de prácticas laborales como las comerciales o industriales en el centro urbano de Rawson o en el departamento aledaño, Pocito.

En la actualidad, los jóvenes que no residen fuera del Médano, cuando finalmente se emancipan de la unidad doméstica, conforman residencia en el mismo espacio social rural, ya sea construyendo una nueva vivienda en el mismo terreno donde se encuentra la unidad doméstica productiva familiar, en otras fincas aledañas que puedan poseer o en el barrio edificado recientemente en la localidad. Raúl, un informante clave, interpretaba que los jóvenes

se van, pero no se van físicamente. No es que se mudan, si se van generalmente del campo a un barrio, (…) pero generalmente terminan viviendo ahí cerca, o sea, no es que todos los del Médano se van a vivir al centro, no es que gente rural está migrando hacia vivir al centro (Raúl, comunicación personal, 24 de octubre de 2014).

Una técnica de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria aclaraba: “(…) yo no veo que exista una migración, así como masiva, a ver, lo que si veo es que se quedan en el espacio, pero no se dedican al espacio” (Paula, comunicación personal, 21 de octubre de 2015).

Se produce así una actualización de las prácticas productivas y residenciales sin que ello implique el abandono total de las prácticas agrícolas ni del espacio social rural. Aquellos jóvenes varones que decidieron previamente, es decir, una vez culminado el nivel educativo medio, dedicarse a una profesión que no se vincula con lo agrícola, constituyeron residencia y un proyecto de vida fuera del espacio en estudio. Cabe destacar que no se encontró casos en donde jóvenes varones dedicados a la actividad agrícola, decidieran abandonar por completo el espacio y la actividad.

Relaciones de parentesco y estrategias de transferencia patrimonial

Los/as chacareros/as de Médano de Oro constituyen una organización social basada en el parentesco. El acceso a la tierra depende de mecanismos sociales, siendo la herencia el mecanismo por excelencia, la que ha permitido el traspaso del patrimonio y de sus consecuentes obligaciones entre generaciones.

Es necesario destacar que ser/constituirse en chacarero no se cimienta exclusivamente en torno al capital económico que provee el hecho de ser futuros-posibles propietarios de la tierra, sino que se vincula también con elementos simbólicos. Los jóvenes varones heredan la propiedad, pero también un oficio, un saber hacer, un habitus agricultor en torno a la praxis productiva.

En la actualidad los procesos hereditarios se sitúan en contextos de profundos cambios socio económicos que afectan el precio de la tierra, la rentabilidad de la producción, etc., y los proyectos de futuro de los jóvenes vinculados a la actividad agrícola. Al respecto, Roberto Dacuña (2013) señala que

sólo a condición del proceso de división del capital (herencia), de nuevos poblamientos, de la expansión del sistema escolar y de la entrada de la lógica del agronegocio, en la tercera generación de familias de trabajadores y productores agropecuarios, se reconocen explícitamente estrategias de reconversión, tanto en las estrategias de reproducción, como así también, cambio en los estados del campo que conforman el espacio social (p. 20).

En sí misma, la transmisión patrimonial constituye una estrategia hereditaria de reproducción social tendiente a garantizar la reproducción del grupo doméstico y, de manera simultánea, preservar la unidad productiva. Esta situación refleja una asociación implícita entre la recepción del patrimonio y las obligaciones que los herederos hombres deberán desarrollar en la unidad productiva.

Ahora bien, es importante destacar la heterogeneidad de apuestas presentes al momento de atravesar el proceso sucesorio, ya sea éste un arreglo intermedio o legal. Se registraron diversas dinámicas al interior de cada unidad doméstica, entre quienes señalan una importante democratización “se charla entre todos” (Ismael, comunicación personal, 24 de octubre de 2014) al momento de distribuir los bienes, como así también aquellos que, aunque de manera más solapada, expresan los conflictos familiares en torno a la herencia.

La reconfiguración de las relaciones de poder en términos de mayor o menor grado de conflicto al interior de la unidad doméstica se vincula con la posición de clase y el volumen y estructura de capital que está en juego. En relación a esto, es importante destacar que todos los jóvenes entrevistados conforman posibles futuros propietarios de los medios de producción, ahora bien, en todos los casos los capitales con los que cuentan, son profundamente diferenciales.

Durante el trabajo de campo se denotó que de manera casi unánime los entrevistados argüían que el patrimonio familiar se divide en partes iguales para toda la descendencia. El arreglo informal en la sucesión del patrimonio posee una temporalidad ya que, tarde o temprano, las unidades domésticas deben atravesar el proceso legal de transferencia de los bienes. Mientras los arreglos son de palabra, el padre cede determinada cantidad de tierra y el joven varón usufructúa la producción con el consentimiento del jefe de familia o se accede a una superficie de tierra y la producción se comparte a medias entre padre y su descendencia.

La trasferencia formal del patrimonio tiene lugar, mientras el padre está en vida. No obstante, algunos jóvenes expresaron conocer experiencias en las que la transferencia tuvo lugar una vez que el padre de familia fallece o cuando se ha retirado de su vida laboral activa. Ambos momentos del ciclo vital familiar constituyen hitos de gran envergadura afectiva como productiva ya que implica un recambio generacional en la conducción de la explotación y, conforma también, el momento más álgido en términos de disputas internas entre los miembros del grupo familiar. Las maneras diferenciales de transcurrir este proceso permiten reconocer diversas juventudes, con distintas posiciones, al interior del espacio social rural.

El cese de actividades plenas del padre significa para los herederos, en especial el primogénito que trabaja en la unidad productiva, la obligación de mantener el hogar de su familia de origen como así también la suya propia.

En Médano de Oro, una forma de ceder la tierra es distribuyéndola en partes iguales entre los hijos varones o bien se concede una mayor porción de tierra y las herramientas a los hijos vinculados estrechamente con el trabajo agrícola, mientras que a las mujeres o a los hijos menos comprometidos con la actividad se les otorga una menor porción de tierra y se los compensa con otros bienes como viviendas, automóviles, dinero, etc.

Ciertos procesos contemporáneos condujeron a retrasar el momento del relevo de los herederos, en relación a las prácticas de herencia de generaciones anterior en Médano de Oro. En este sentido, la inversión de las familias en la formación de su descendencia opera como un foco de conflicto en lo que refiere a garantizar la reproducción de la unidad doméstica y productiva en Médano de Oro. Así, la elección de una carrera de grado vinculada a la actividad agrícola supone una inversión, pero también un período de desarrollo individual de los jóvenes que es sostenido por la propia unidad doméstica, sin que ello implique –en todos los casos- la renuncia a su condición.

La constitución del sujeto adulto en Médano de Oro

Desde una perspectiva relacional, las posiciones de las juventudes rurales se relacionan directamente con las estrategias que despliegan las familias de procedencia. Estas estrategias forman parte de un sistema mucho más amplio que contiene el conjunto de prácticas destinadas a la producción y reproducción de la vida, es decir, estrategias de reproducción social.

Constituirse como persona adulta se relaciona con las posibilidades materiales de independizarse. La consideración simbólica de ser adulto se cimienta en una serie de prácticas de pasaje y de criterios de demarcación social, cultural e históricamente construidos de lo que significa ser joven y ser adulto en Médano de Oro. Existen una serie de criterios de demarcación como lo son el generacional2, de clase, de género, todos ellos cimentados sobre una serie de atributos que califican diferencialmente a los jóvenes.

En Médano de Oro los jóvenes varones edifican su propio proyecto a partir de las herramientas, de las maquinarias, de los bienes –en términos de capital económico- así como también del prestigio y buen nombre que sus padres han cosechado en el espacio social y que serán traspasados mediante diversas estrategias a su descendencia. Estas estrategias suponen un intercambio entre hombres jóvenes y adultos: el sostenimiento de la unidad doméstico-productiva y de un cúmulo de elementos simbólicos asociados a ella.

Así, lo que la perspectiva biográfica entiende como emancipación plena, en Médano de Oro se relaciona con el imbricamiento entre dos grandes esferas de la vida. Al ser simultáneamente la unidad doméstica y productiva, emanciparse es, por un lado, la posibilidad de heredar una vivienda para la constitución de un hogar propio, diferente al de hogar paterno y, por otro, un conjunto de capitales sociales – simbólicos y capital económico en términos de bienes materiales, de capital objetivado destinado a la producción de la chacra familiar.

Las diferentes especies de capital que perciben los jóvenes varones, serán los habilitantes para la constitución de su propio proyecto de vida, los que no constituyen un regalo o un reconocimiento de algún tipo de mérito, sino una obligación que sus progenitores deben cumplir, como rito de pasaje que garantiza la constitución de la persona en tanto adulto. Este nunca es un proceso individual, ni ligado al mérito, ni a las credenciales educativas, sino a la posición que ocupa en el espacio social de Médano de Oro las familias de procedencia de los jóvenes.

La constitución de un hogar propio es un hito de vital importancia. A diferencia de los espacios urbanos, en donde la incorporación al mundo del trabajo constituye un marcado de ingreso a la etapa adulta, en Médano de Oro la emancipación de la vivienda familiar adquiere especial centralidad, constituyendo el marcador de pertenencia a la juventud en tránsito a la vida adulta. Es la emancipación de la vivienda familiar un hito de pasaje central ya que, la incorporación a prácticas laborales se da de manera temprana en los espacios rurales en general. De esta manera, un agente puede ser una persona solvente económicamente, pero la emancipación plena viene dada por el abandono de la casa paterna y la concreción de un hogar propio el que tiene lugar dentro de los márgenes de cierta edad cronológica. Al respecto señalaba Mauricio “(…) no sé quizás casarse, tener cierta edad. Yo creo que la edad es muy importante, irse de la casa de los padres es como que das un paso más adelante” (Mauricio, comunicación personal, 15 de mayo de 2016).

La emancipación de los jóvenes varones de Médano de Oro es un proceso complejo en el que perviven relacionalmente sentidos anclados a la posibilidad -en un trayecto de la etapa vital- que supone ser adulto y joven de manera simultánea. Esto es así ya que, a diferencia de jóvenes varones de otros espacios sociales, en el campo existen un conjunto de elementos de pasaje de temporalidad diferencial en diversos planos: lo profesional – laboral y lo personal – doméstico. Los jóvenes medaneros pueden ser considerados adultos en tanto asumen tempranamente responsabilidades ligadas a la reproducción y producción de la unidad y ser jóvenes, en tanto, aún no finalizan sus estudios de grado o residen en la casa paterna. En términos relacionales, juventud y adultez son consideradas dos etapas del ciclo vital que-durante el pasaje de una a la otra, se da de manera difusa, sin límites claros. Los jóvenes medaneros están en un gris (Feixa Carles y González Cangas Yanko, 2006) en una zona obscura (Pérez Islas José Antonio, 2006) ya que para algunas cosas son considerados adultos y para otras, jóvenes.

Así, se advierte que el sentido de adultez viene dado por la tarea, por el oficio de chacareros en tanto sentido práctico, es decir, por un conjunto de experiencias formativas como resultado de la pertenencia de una comunidad de prácticas que los habilita a jugar el juego de la adultez, otorgando así un posicionamiento diferencial en el espacio social y en la unidad doméstica.

La emancipación en este espacio social rural también se vincula con las estrategias matrimoniales. Casamiento y vivienda propia constituyen elementos centrales que permean los sentidos asociados a lo que significa ser-constituirse en un chacarero adulto.

Quienes poseen en mayor medida la obligación de entregar a su descendencia bienes es la familia del joven varón, en tanto, son los encargados de la reproducción futura de la unidad, especialmente, para aquellos jóvenes varones que consuman la ceremonia matrimonial civil y/o religiosa. En general los jóvenes del Médano contraen matrimonio entre los 24-26 años aproximadamente. La vivienda de los recién casados suele ser pagada en su totalidad o en parte por el padre del joven varón.

Durante el trabajo de campo se reparó que, aquellos jóvenes varones que provienen de unidades domésticas – productivas más capitalizadas y que proyectan una familia e hijos, anhelan que su descendencia pueda desenvolverse en el campo, como ellos lo hicieron. Según la perspectiva de los entrevistados, ello requiere de la actualización de una serie de prácticas productivas, ligadas no a la pequeña producción sino a la producción agrícola en el mercado de capitales, incorporando tecnología al proceso de trabajo, administrando y gestionando las fincas, todas ellas destrezas que los habilitaría a ser productores pujantes. Aníbal, un joven ingeniero agrónomo, comentaba que

(…) a mí me gustaría que hicieran la misma vida que yo, que pudieran disfrutar del campo (…) Pero no me gustaría que fueran productores llanos ¿entendés? Sino que tuvieran aspiraciones, si se dedican al campo, que la encaren empresarialmente, que no lo encaren para el puchito, ahí con la anchada, no macho, eso ya no es el campo (Aníbal, comunicación personal, 04 de noviembre de 2014).

Junto a ello, se denotó la presencia de mecanismos de distinción encarnados en objetos de consumo, tales como la posesión de Rastrojero vs Toyota o la casa de adobe y los barrios. Esos mecanismos de distinción son el reflejo de un conjunto de disposiciones y sentidos en torno a los espacios rurales, como perciben- representan-proyectan sus propios itinerarios de vida en ese contexto, el que tiene un profundo sentido político. Marcelo describía

(…) si haces eso te vas a quedar viviendo en tu casa de adobe, andando en tu Rastrojero hecho pelota y nada más. Si vos lo encaras como una empresa podes crecer y te puede ir bien, pero en el mercado capitalista. La Cristina quiere hacer que todos seamos socialistas pero no, nuestro país es capitalista, y yo creo que es fuertemente capitalista (Marcelo, comunicación personal, 24 de noviembre de 2015).

En este pasaje, plagado de límites difusos, los jóvenes varones medaneros perciben que son agentes en transición, es decir, son jóvenes y adultos en simultáneo. La asunción de una adultez plena se relaciona con las posiciones que ocupan los jóvenes en el ámbito de lo reproductivo y productivo. En relación a la esfera productiva, la adultez se alcanza a través de un necesario e inapelable proceso de socialización que viene dado por la asunción del manejo progresivo de un conjunto de actividades, destrezas y prácticas de lo que constituye ser un chacarero. Es posible pensar entonces que en Médano de Oro ser adulto hombre es saber hacer.

Conclusiones

En el presente artículo se abordaron una serie de criterios de clasificación y distinción de las juventudes en el espacio social rural de Médano de oro, enfatizando en las rupturas y continuidades presentes en el sistema de clasificación social.

Los proyectos de vida, las expectativas y decisiones que toman los jóvenes, ciertamente diferenciales a la de generaciones precedentes, se vincula con una trayectoria de clase que habilita –o no- a plantearse determinados proyectos educativos, residenciales, laborales. La estructura de relaciones objetivas y subjetivas permea las relaciones y representaciones que las juventudes de Médano de Oro poseen acerca de la estructura social y de su propia posición en ella. Esta situación configura un universo de prácticas y sentidos que se encuentran atravesadas por un conjunto de disposiciones de clase, generación, género, edad y momento del ciclo doméstico, los que constituyen criterios de clasificación y distinción social al interior del espacio estudiado.

A partir de la posición de los jóvenes varones al interior de la unidad doméstica y de las estrategias de reproducción en el espacio social rural, se evidenció como los sentidos asociados a lo que constituye ser joven están permeados por un criterio genérico y etario. Es decir, un doble ideario que conjuga lo que en el estado del arte se conoce, por un lado, como una categoría socio – demográfica sustentada la edad y, por otro, la juventud como una etapa de moratoria social, que culmina con la asunción de los roles plenamente adultos.

Los principios de visión y división del mundo social, en los cuerpos y en los habitus de los agentes, producen una apropiación e internalización de diferentes especies de capitales en relación dicotómica: varón –mujer y joven– adulto, distribuyendo de manera desigual a los agentes en el espacio social y al interior de la unidad doméstica.

En Médano de Oro tiene lugar una profunda diferenciación de los/las agentes agrarios/as en relación a la estructura y volumen de capital que poseen en sus diferentes especies. A esta dimensión estructural conectan una identificación propia de lo que constituye ser chacarero y una concepción acerca de lo que compone ser un sujeto varón joven. Los criterios de clasificación que aquí operan son el resultado de las disputas que se engendran al interior del espacio social por definir los criterios legítimos en torno a las posiciones que ocupan los agentes en él.

Se configura paulatinamente, un “ser y saber chacarero” como resultado de la internalización de un habitus agricultor y de la concesión generacional legítima en el marco de determinadas condiciones objetivas de existencia. A través de este proceso se van estableciendo las posiciones diferenciales al interior de la unidad doméstica en donde la participación guiada, es posible por un conjunto de principios de visión y división social de los géneros. Son estos esquemas de percepción los que otorgan a la descendencia masculina el papel principal en la futura –más o menos cercana, más o menos probable- asunción de responsabilidades adultas y vinculadas a la producción de la unidad doméstica.

La dimensión genérica tiene lugar junto a los esquemas de percepción generacionales que operan en el espacio social rural de Médano de Oro. La dimensión generacional está estrechamente ligada a la situación de clase de las unidades domésticas, es decir, a las modificaciones de las condiciones materiales y sociales de las mismas. Situación que se da especialmente producto de un solapamiento entre el ámbito de la producción y la reproducción social. En relación a la dimensión genérica y generacional, se reconoce un proceso de reconfiguración de las relaciones de poder entre estas dimensiones, lo que se objetiva, desde la voz de los jóvenes en “la revolución del no”.

En suma, tiene lugar un doble mecanismo de clasificación social en tanto los jóvenes, hasta que se convierten en “agentes plenos” para asumir las responsabilidades adultas, son considerados trabajadores con posibilidades certeras de convertirse en propietarios de los medios de producción incidiendo en las estrategias de emancipación de estas juventudes. En ese proceso los jóvenes varones de Médano de Oro habitan una zona gris como condición de preparación para la asunción de posiciones adultas que les permitirán convertirse en chacareros en el marco de una participación periférica legítima. Estos jóvenes medaneros se encuentran en los grises por clases de edad, demasiado jóvenes para algunas cosas y demasiado adultos para otras, un proceso plagado de contradicciones y construcciones socio culturales acerca de lo que implica ser un joven y ser un adulto en los espacios rurales. De manera concomitante, la potencial propiedad de los medios de producción los mantiene en una situación de constante espera, expectantes en silencio de una herencia que posiblemente los colocaría en condición de propietarios lo que implica posicionarse diferencia y autónomamente, en el espacio rural local.

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Notas

1 “(…) define y activa una forma específica de interés, una illusio especifica como reconocimiento tácito del valor de las apuestas propuestas en el juego y como dominio practico de las reglas que lo rigen” (Bourdieu, Pierre y Wacquant, Loic, 1992: 80).
2 Hacemos la salvedad entre generación y juventud. Mientras que la primera refiere a identificaciones etáreas entre sujetos contemporáneos, la segunda hace alusión a la definición de umbrales entre jóvenes y adultos que puede asumir múltiples significantes.


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