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Jóvenes rurales: exploraciones conceptuales y vivenciales en becarias/os universitarias/os
Weimar Giovanni Iño Daza
Weimar Giovanni Iño Daza
Jóvenes rurales: exploraciones conceptuales y vivenciales en becarias/os universitarias/os
Rural youth: conceptual and experiential explorations in fellow students
Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, vol. VII, núm. 13, 2020
Universidad Nacional de Cuyo
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Resumen: El artículo realiza una exploración conceptual y vivencial de jóvenes rurales del programa de admisión provincial de la Universidad Mayor de San Andrés. Primero, se realiza una revisión conceptual de las definiciones de juventudes rurales, retomando la perspectiva de la construcción sociocultural y la valorización como actores sociales. Segundo, se aborda la migración e identidades de jóvenes rurales en donde se describen las principales perspectivas de estudio: la pérdida de identidad y aculturación, la autoidentificación y afirmación cultural, siendo este último el que se presenta en el estudio realizado. El tercer aspecto aborda las construcciones sociodiscursivas desde las voces y trayectorias de estos jóvenes sobre su identidad juvenil: ser jóvenes; su identidad institucional-universitaria: jóvenes universitarios; y su identidad étnica-cultural: jóvenes rurales e indígenas, está última evidencia que durante su tránsito por la universidad, este grupo no pierde su identidad, sino se afirma en relación con su vínculo territorial, su cultura, sus lazos familiares y comunales.

Palabras clave:Juventudes ruralesJuventudes rurales,MigraciónMigración,IdentidadesIdentidades,Educación superiorEducación superior,BoliviaBolivia.

Abstract: The article makes a conceptual and experiential exploration of rural young people from the provincial admission program of the Universidad Mayor de San Andrés. The first approach carried out is the conceptual revision of the definitions of rural youth, in which the perspective of the sociocultural construction and the valorization as social actors are retaken. A second aspect refers to migration and identities of rural youth, in which the main study perspectives are described: the loss of identity and acculturation, self-identification and cultural affirmation, the latter being presented in the study carried out. The third aspect addresses the socio-discursive constructions from the voices and trajectories of young rural scholarship holders about their youth identity: being young; their institutional-university identity: young university students; and their ethnic-cultural identity: rural and indigenous youth. The latter being the evidence that this group do not lose their identity during their transit through the university, but rather affirms itself in relation to their territorial bond, their culture, and their family and community ties.

Keywords: Rural youth, Migration, Identities, Higher education, Bolivia.

Carátula del artículo

DOSSIER

Jóvenes rurales: exploraciones conceptuales y vivenciales en becarias/os universitarias/os

Rural youth: conceptual and experiential explorations in fellow students

Weimar Giovanni Iño Daza
nstituto de Investigación, Interacción Social y Posgrado. Carrera de Trabajo Social. Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia
Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, vol. VII, núm. 13, 2020
Universidad Nacional de Cuyo

Recepción: 23 Julio 2019

Aprobación: 11 Junio 2020

Introducción

El artículo surge del estudio “Jóvenes rurales e indígenas y su acceso a la educación superior en Bolivia: el Programa de Admisión Provincial de la UMSA, estudiantes becadas/os en la Facultad de Ciencias Sociales” realizado en el marco del Concurso de Investigaciones Sociales Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, bajo el financiamiento del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) Bolivia y la coordinación académica del Instituto de Investigaciones Sociológicas (IDIS) de la carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

El escrito se enmarca en contribuir a la visibilización de la población joven concretamente a jóvenes rurales como campo de estudio y como sujeto de análisis de las ciencias sociales no solamente por su peso demográfico1 o por la acción pública y políticas (López, 2014), sino por la necesidad de comprender su constitución como sujetos sociales más allá de lo biológico y de la definición por edades. “Se es joven y se vive la juventud no sólo como una etapa biológica, sino como una construcción social” (Zapata y Hoyos, 2005: 29).

El proceso metodológico tuvo dos etapas: en el primer momento se realizó una exploración general del caso de estudio, por un lado, se recurrió al análisis documental para la identificación, recolección, selección y sistematización de información referida a la categoría de juventud y jóvenes rurales, es decir fue una exploración bibliográfica. Por otro, se identificó el contexto de estudio: el Programa de Admisión Provincial (PAP) de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y la selección de informantes clave2. El segundo momento fue el trabajo de campo en profundidad con la aplicación de entrevistas individuales destinada a dialogar, conocer y comprender sus experiencias, vivencias y voces, específicamente para el presente caso fueron las identidades y representaciones: joven, joven universitario y joven rural3.

En esta oportunidad se ofrece una exploración a la construcción sociodiscursiva del ser joven rural, la cual se desarrolla desde miradas conceptuales y desde la propia experiencia vivida por estudiantes de un caso concreto. Se comprende a la sociodiscursividad como el análisis crítico del discurso que establece una multitud de significados y distintas formas de describirlos entre las prácticas discursivas institucionales y las prácticas discursivas sociales. De acuerdo con Duarte (2005), se reconoce la necesidad de pluralizar el concepto de juventud en virtud de la diversidad y pluralidad que asume, primero el mundo juvenil, y, en segundo término, en los/as propios/as sujetos/as que poseen. Asimismo, se acentúa en la experiencia vivida por las/os becarias/os sobre cómo se perciben y como construyen su condición de jóvenes, es decir, sus identidades. Según Guerrero y Gonzales (2018) la dimensión subjetiva, las experiencias y percepciones de jóvenes rurales.

El artículo se inicia con una mirada conceptual de las juventudes rurales, los estudios sobre jóvenes rurales en relación con la migración e identidades. En la parte central se enfatiza la construcción sociodiscursiva desde las y los jóvenes rurales del Programa de Admisión Provincial (PAP) de la UMSA respecto de sus identidades: juvenil, joven universitario, rural y étnica.

Juventudes rurales

En los estudios sobre juventudes se tienen dos perspectivas: una de ellas proviene de las normativas internacionales y nacionales que optaron por definir desde los períodos, edades y lo biológico. Bourdieu (2002) menciona que las clasificaciones por edad (y también por sexo, o claro, por clase) vienen a ser siempre una forma de imponer límites, de producir un orden en el cual cada uno debe mantenerse y donde cada uno debe ocupar su lugar4.

La otra es la comprensión de las juventudes como construcción sociocultural, de acuerdo con Reguillo (2003), definir al joven en términos socioculturales implica tener en cuenta que distintas sociedades y en diferentes momentos históricos han planteado segmentaciones sociales por grupos de edad de diversas maneras. De este modo, se puede hablar de la juventud como categoría social. Bourdieu (1990) sugiere que la juventud corresponde a una etapa biopsicológica de la vida de las personas, es necesario reconocer también que se constituye como una posición socialmente construida que se va reconfigurando según los patrones culturales y las relaciones de poder que se establecen en cada sociedad.

Para el caso boliviano Iñiguez (2008) menciona que la juventud también implica permanencia en el tiempo, en un sentido de actitud que es producto de una construcción mental y que va más allá de la simple edad en términos temporales. De acuerdo con Yapu e Iñiguez (2008) la juventud forma parte de un proceso de construcción de una identidad generacional en el que no existe una delimitación temporal que defina un inicio y un final.

Retomando lo explicado es posible reconocer las diversas multiplicidades y especificidades se ser joven. De este modo, se puede hablar de juventudes y jóvenes rurales, y comprender que no existe un descriptor universal y homogéneo. Por ende, se puede visibilizar esa pluralidad y diversidad de juventudes rurales como sujeto de análisis y como protagonista social. Es decir, la necesidad de “historizar” a los jóvenes (Pérez Islas, 2004) y darle pluralidad, contex-tualización e historicidad a lo juvenil (Feixa, 1998).

Caputo (2001) establece tres recortes de jóvenes rurales: los residentes en el campo, los que tienen origen campesino y quienes por razones familiares o laborales se encuentran directamente articulados al mundo agrícola. Entonces, se aprecia tres aspectos que hacen a la condición de jóvenes rurales: los residentes, los del lugar y los vinculados al mundo agrícola. Por lo que están articulados a un tiempo, espacio geográfico y territorial (Unda y Muñoz, 2011; González, 2003). En el caso boliviano el Foro Nacional de Jóvenes Rurales (2014) define a jóvenes rurales a aquellos que se identifican con su tierra y sus identidades culturales.

De este modo, las juventudes rurales están integradas por jóvenes que se encuentran articulados a un contexto, espacio y territorio, en este caso a las actividades agrícolas y de residencia en una comunidad y municipio rural. Por ello, representan múltiples realidades del mundo rural y de pluralidades de juventudes rurales que está integrada por toda una gama de diferentes tipos sociales: jóvenes indígenas, agricultores, campesinos, afros, colonizadores, residentes, entre otros.

En el estudio de juventudes rurales se tienen dos perspectivas que abordan su presencia como sujeto social. Uno de ellos es la invisibilidad que se tiene en los ámbitos académicos y en las políticas públicas, a pesar de su peso sociodemográfico. De acuerdo con Durston (2001) es uno de los sectores sociales más excluidos de la sociedad. Para Duarte (2013) su exclusión decanta la reproducción de la desigualdad social, las cuales se deben a una dominación adultocentrista y patriarcal, pocas oportunidades laborales fuera del ámbito familiar, limitado acceso a la educación, baja calidad de la oferta educativa, falta de acceso a la educación sexual y reproductiva, violencia familiar, trabajo y maternidad temprana. Según Weisheimer (2013) la homogeneización de las diferencias dentro de una categoría más amplia como la juventud rural ayuda a perpetuar la invisibilidad sobre la diversidad de los modos de vida y los procesos de socialización en el campo y que producen diferentes categorías juveniles en el medio rural por sus diferentes situaciones juveniles en el medio rural, generando diferentes tipos sociales.

La otra perspectiva es la valorización de las juventudes como sujeto de derechos, agentes de cambio y actores sociales. “Resulta entonces trascendental superar la mirada del joven rural como vulnerable y pasar a la del joven rural como sujeto de derechos y agente de cambio, esto es, con capacidad para opinar, proponer y decidir sobre los territorios que habita” (Guerrero y González, 2018: 43). Es decir, es superar la lógica de dominación adultocentrista que impone el lugar que deben ocupar las juventudes. Como sugiere Fischer (2011) a los jóvenes rurales es indispensable percibirlos en su calidad de actores de su sociedad local, definida como parte de un entorno macro.

Para el caso boliviano se tienen estudios sobre la representación de la juventud en la cosmovisión andina, específicamente en el caso aymara. De acuerdo con Quisbert, Callisaya y Velasco (2006) el “joven” puede empezar sus primeros cargos de menor y mayor responsabilidad, en el denominado “wayna thakhi” o “camino de los y las jóvenes”. Fischer (2008), por ejemplo, encontró que en Upinhuaya, los aymaras designan como wayna al joven, y como tawako a la joven o mocetona, mientras que imilla y jokalla se emplean para las niñas.

Asimismo, estas concepciones se van modificando y reestructurando del ser joven en las comunidades aymaras en el ejercicio de la autoridad. Quisbert, Callisaya y Velasco identifican estos cambios en jóvenes residentes: “son los que nacieron en el campo, pero que realizan la mayor parte de sus actividades fuera de él, y retornan únicamente a la comunidad en momentos especiales como la celebración de las fiestas patronales, campeonatos de fútbol o cuando deben cumplir con el cargo de autoridad” (2006: 17). Para Flores (2013), estas reconfiguraciones se deben a la edad avanzada de sus padres, su formación técnica y superior, el manejo de tecnologías. Es lo que se podría denominar como el empleo del capital cultural y social para acceder a los cargos políticos en las comunidades.

Entonces, de lo sugerido en el artículo se toma como referente conceptual a jóvenes rurales como construcciones socioculturales. Por ello, se busca desplegar una mirada a la construcción sociodiscursiva desde las/os propios jóvenes. Se explora la significancia de ¿Cómo se autodefinen las/los becarios del PAP de la UMSA en sus identidades juveniles, institucional-universitario y en lo étnico-cultural?, si es como jóvenes indígenas, residentes, rurales y/o campesinos, y ¿Cómo estas construcciones y representaciones están articulados con el espacio, contexto y territorio? Como sugiere Moya (2013) para el caso mexicano y latinoamericano que existen temas pendientes de estudio como la indagación cualitativa con estudiantes indígenas y rurales sobre su identidad étnica y su uso estratégico en el contexto universitario; la exploración de significados de ser estudiante indígena en una universidad a partir de estudios cualitativos.

Jóvenes rurales: migración e identidades

En lo referido a jóvenes rurales y migración se tienen tres perspectivas de estudio. El primero, es que la migración de jóvenes rurales genera un problema para la reproducción del mundo rural, porque existe una reducción de la población local quedando solamente personas de la tercera edad en las comunidades y municipios. La segunda, como un rito de paso hacia la adultez, es decir, genera las condiciones materiales, sociales y simbólicas para casarse y ser adultos. “En varias sociedades rurales de la región hay una integración muy temprana de los individuos a los deberes y derechos de la sociedad” (Dirven, 2010: 4).

El tercero, ligado a las expectativas de vida, es la cuestión de la migración como un factor que hace también que los jóvenes sean migrantes y provenientes del área rural, es el trabajo y educación. “El trabajo es el principal motivo de cambio de residencia de los migrantes de largo y corto plazo. La educación es la segunda razón de mayor importancia que motiva el cambio de residencia” (Viceministerio de Igualdad de Oportunidades, Fondo de Población de las Naciones Unidas-UNFPA, 2009: 33).

En el caso de las/os becarias/as del PAP, en base a las entrevistas recopiladas, las familias apoyan moral y económicamente en la postulación, ingreso y durante los años de estudio. Por ende, las familias son conscientes que sus hijas/os deben migrar para continuar sus estudios universitarios, y que el PAP brinda una oportunidad de acceso e ingreso a la UMSA.

En lo concerniente a la identidad cultural juvenil, se refiere a la identificación y diferencia entre sujetos y colectividad, esta identidad es la representación social, valoración del otro, intersubjetiva y autovaloración en relación con su contexto de origen y de residencia. Para Tintaya (2003) la identidad implica un autoconcepto, una comprensión de sí mismo, en tanto exista en una red de relaciones un sentimiento, una vivencia de sí mismo en relación con el mundo. Las identidades culturales son afirmaciones que construyen los sujetos culturales. Estos definen su modo de ser por los hábitos, valores y roles que asumen. Es decir, ¿Qué significa ser joven rural e indígena migrante en contextos urbanos? Se puede mencionar de acuerdo a las investigaciones que se realizaron en Bolivia dos aspectos: uno es el referido a la pérdida de identidad y aculturación, y el otro es la afirmación de la identidad.

En la primera, la asimilación y aculturación de jóvenes rurales migrantes existen planteamientos que los que viven en las ciudades atraviesan por procesos de pérdida cultural y de abandono de identidades propias. Asimismo, está la modificación de sus cosmovisiones y formas de vida. Tintaya (2003) menciona que se busca su aceptación e inclusión en la sociedad modelo, reproduciendo dispositivos y prácticas que disciplinen y construyendo procesos de identificación con modelos de la sociedad global. Para lo cual la educación tiene como fin la constitución del sujeto cultural, moderno y global, con un sentimiento de pertinencia colectiva. Según Flores (2013) los jóvenes aymaras y quechuas en las ciudades han construido una identidad confusa y sincrética, producto de la globalización, siendo, en realidad, meros consumidores de la cultura extranjera; de esta manera olvidan sus identidades de origen étnico.

En la segunda, la autoidentificación, la afirmación de la identidad y el retorno a la comunidad. A decir de Tamagno (1995) la vida en la ciudad no ha implicado “pérdida de identidad” como muchos auguraban. Esto se debe al reconocimiento de un origen común (Pacheco de Oliveira, 1999 citado por Maidana, Colangelo y Tamagno, 2013).

Quisbert (2007) en el estudio de los jóvenes aymaras realizado en la ciudad de La Paz y El Alto identifica que en la identidad juvenil hay una reafirmación evidente de lo aymara y lo indígena. En el caso de jóvenes residentes que fluctúan entre la ciudad y la comunidad de origen, especialmente durante la época de la siembra, de la cosecha o de la fiesta. En algunos casos, por tratarse de comunidades relativamente cercanas a la ciudad, viajan para pasar los fines de semana con su familia; entonces se enteran de las diferentes problemáticas de la comunidad (Quisbert, Callisaya y Velasco, 2006: 27). Por lo que es posible apreciar que no están desligados del todo de la comunidad y pueden ejercer las responsabilidades políticas, sociales, culturales, económicas y productivas en algún momento de su vida. Según el Foro Nacional de Jóvenes Rurales (2014), este transitar de la migración obligatoria a las grandes ciudades, es con la esperanza de retornar y aportar al desarrollo de sus comunidades, aunque los jóvenes presienten que esto tomará mucho más tiempo.

Construcciones sociodiscursivas de becarias/os del PAP sobre lo joven

En Bolivia desde el año 2006 se inicia la construcción del Estado Plurinacional que se consolida en la Constitución Política del Estado (CPE) de 2009 en la que se establece el reconocimiento de la diversidad cultural con la inclusión de derechos de las Naciones Indígenas Originarias y Campesinas. Según Weise (2007), desde el 2005, a partir de la toma del poder de las corrientes populistas nacionalistas, en el marco de una corriente indianista, se trata de establecer políticas públicas tendientes a "descolonizar" los paradigmas de la educación superior neoliberal, y actuando desde las propias estructuras del modelo que se pretende superar

En el caso de la educación superior la CPE de 2009 establece su carácter intracultural, intercultural y plurilingüe en el ámbito público, privado y estatal. Esto ha generado una recomposición de la educación superior universitaria en cuanto atención, cobertura y acceso hacia poblaciones rurales a partir de la diversificación de la formación universitaria.

La Ley de educación 070 “Avelino Siñani y Elizardo Pérez” (promulgada el 20/12/2010) menciona que el sistema de formación superior universitario está conformado por universidades públicas autónomas, privadas, indígenas y de régimen especial5. En lo referido a las universidades públicas deben implementar políticas de extensión universitaria en el área rural. Por ejemplo, la UMSA cuenta con 41 programas de grado desconcentrados en las provincias del departamento de La Paz. De acuerdo con Weise (2007), es evidente que la ley 070 plantea para la universidad pública la necesidad de una reorientación política, ideológica y epistemológica, y también una transformación estructural.

Si bien varias universidades públicas como la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) del departamento de Cochabamba y la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) del departamento de La Paz en los años 90 implementaron programas de formación destinadas a poblaciones rurales e indígenas, los cuales son antecedentes que permiten evidenciar el acceso de jóvenes provenientes del área rural. En la coyuntura reciente la UMSS y la UMSA vienen efectuando durante más de diez años programas de admisión directa dirigida a estudiantes de secundaria de las provincias de los departamentos de Cochabamba y La Paz.

Ruiz-Lagier (2011) y Barrón (2008) en el caso mexicano evidencian que los programas de atención a estudiantes indígenas por parte de las universidades públicas tienen problemáticas como la negación de la identidad indígena en el contexto universitario y profesional, discriminación y necesidad de educación intercultural para indígenas y no indígenas. Justamente en ese marco en el contexto boliviano se encuentran contribuciones de Machaca (2010) y Ponce (2014) que estudian y describen el Programa de Admisión Extraordinaria (PAE) de la UMSS en donde se enfatiza el acceso, cobertura y la situación académica (Machaca, 2010), la descripción de la realidad de los becarios del PAE que dejan sus comunidades para ingresar a la universidad, su permanencia en la misma y las dificultades a las que se enfrentan en algunos casos y los obligan a volver a su lugar de origen (Ponce, 2014). Ambos estudios enfatizan las actitudes de discriminación desde la visión de las y los estudiantes.

En lo concerniente a la UMSA en los años 60 estudiantes aymaras ingresaron a carreras de Derecho, Odontología, Sociología, entre otras (Iño, 2015). Esto ha generado la presencia de intelectuales y profesionales que se han incorporado en la labor docente, unos afirmando su identidad aymara, otros desligándose de esa identidad étnica-cultural. En los años 90 como parte de la política de educación intercultural y bilingüe de la ley educativa 1565 se incorporó la mención de idiomas nativos en la carrera de lingüística. En el año 2001 se implementa el Programa de Técnicos Superiores en Justicia Comunitaria en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas que en el año 2011 modificó su denominativo por Programa de Derechos de las Naciones Originarias.

En el año 2005 se establece el Programa de Admisión Provincial (PAP) de la UMSA que empieza a funcionar en la 20066. Este programa forma parte de la política educativa nacional y de los principios institucionales de la UMSA en la formación académica de jóvenes bachilleres del área rural del departamento de La Paz en el grado de educación superior (Iño, 2018: 41)7.

Es un programa especial de admisión directa, liberación de matrícula y de aportes académicos, acceso a una beca comedor categoría tres (alrededor de USD 63) y seguro de salud durante cinco años. Dirigido a estudiantes que cursan sexto de secundaria que oscilan entre 17 a 18 años, se seleccionan a los tres mejores estudiantes de cada municipio del área rural de acuerdo al promedio de los últimos cuatro años de estudios secundarios. La UMSA destina tres cupos para cada municipio y asigna cinco en cada una de las 54 carreras, sea a nivel de licenciatura o técnico superior universitario8.

Su propósito es ampliar el acceso a la educación superior de jóvenes rurales e indígenas; contar con talento humano en los municipios para ello prioriza el retorno a sus municipios. Desde el año 2006 a 2019 ha admitido a 2.210 jóvenes rurales, ha logrado titular a 134 (6%) profesionales a nivel de técnico superior universitario y licenciatura, y ha beneficiado a 85 municipios que han enviado a sus postulantes en algún momento de vigencia del programa.

De acuerdo con Guerrero y González (2018) las experiencias de las juventudes rurales se sitúan en territorios específicos con condiciones, relaciones y vivencias particulares. En este caso, por medio de entrevistas se ha podido explorar la construcción sociodiscrusiva de lo joven desde la subjetivad de los propios jóvenes becarios del PAP. Según Mendoza (2018) es necesario replantear la forma de concebirlos y de actuar en torno a ellos tomando en cuenta sus propias voces y experiencias como jóvenes indígenas universitarios. Por ello, se comprende que las/os jóvenes son portadores del devenir histórico-social, sujeto a las prácticas socioculturales y la relación con el otro y con la institución. En los siguientes apartados se describen las identidades y roles desde la discursividad de jóvenes rurales sobre su identidad juvenil: ser jóvenes; su identidad institucional-universitaria: jóvenes universitarios; y su identidad étnica-cultural: jóvenes rurales e indígenas.

Ser joven: responsabilidad y autonomía

En la historicidad de las juventudes se enfatizan las diversidades y sentidos de interpretación y concepciones socioculturales en los imaginarios sociales. Pérez (2011) sugiere abordar los procesos constitutivos de lo joven y de lo rural e indígena de forma multidimensional, en un momento y en un lugar determinados, para captar la especificidad histórica y subjetiva que le dan los actores. Es decir, el espacio y contexto también determinan la mirada subjetiva de representación que tienen las/os jóvenes rurales con referencia a su valoración como jóvenes en contextos urbanos.

Como sugieren Margulis y Urresti esta noción va más allá de las concepciones que encasillan a la juventud en grupos etarios para proponer que la juventud es también una “situación singular existencial”, donde se intersecta la cronología del cuerpo con la construcción “sociocultural, valorativa, estética con la que se la hace aparente, visible” (2008: 22). La primera construcción sociodiscursiva dialoga con la propuesta de construcción social de las juventudes, así como las/os jóvenes son sujetos activos y diversos van definiendo su identidad juvenil.

En las/os estudiantes becarias/os del PAP se tiene la representación del ser joven desde miradas provenientes de contextos rurales, sus significaciones y concepciones se anclan en percibir lo joven como una etapa de la vida “complicada” que tiene una edad determinada, con mayor responsabilidad, pero también con derechos y deberes, autonomía e independencia personal (ver figura 1).

Para mí ha sido ser joven cambiar, tener más responsabilidad, como ser humano, porque cuando eres joven ya cumples tus derechos y deberes, es independizarse, también pensar en el futuro, económicamente y con quien te vas a ir relacionando, eso es para mí ser joven, va cambiando de la adolescencia que estabas con los papás y también pensar en el futuro. (Estudiante 2, comunicación personal, 10 de octubre de 2019)

Bueno ser joven es la mejor etapa de tu vida. No me puedo quejar yo de nada digamos estoy físicamente bien, emocionalmente también. Entonces, considero que es la mejor etapa, ahora yo ya soy independiente, tengo más responsabilidades, tengo que trabajar cumplir mis estudios, pero aun así digo soy joven y puedo hacer todo y hay días en que me divido, estoy en varios lugares entonces es la mejor etapa (…) eres joven y tienes que ser productiva (Estudiante 6, comunicación personal, 17 de octubre de 2019)

Estas construcciones se fundamentan en las alternativas y expectativas que se presentan en sus aspiraciones de búsqueda de oportunidades. Para Caputo (2001), ser joven tiene que ver con las posibilidades (alternativas) y los deseos (expectativas) relacionados con el desarrollo, la educación, el trabajo, la organización, el casamiento la maternidad/paternidad y la rutina diaria. En el caso de las y los becarias/os del PAP está relacionado más con lo educativo y lo laboral, en donde la educación es una herramienta de trabajo.

Otro aspecto que se puede apreciar son los sociodiscursos institucionalizados y naturalizados por la sociedad adultocentrista basadas en las clasificaciones por edad, que aún siguen vigentes en las narrativas de jóvenes, por ejemplo, “joven eres no tienes experiencia”, la noción de transición y de incompletud:

como nos dicen (…) no tenemos mucha experiencia y ese es uno de nuestros mayores y la continuamos a medida que llegamos a la adolescencia (...) yo diría que todavía falta conocer todavía no somos del todo, de conocer en todo aspecto (Estudiante 4, comunicación personal, 16 de octubre de 2019).

Es una etapa complicada, donde tienes que tomar muchas decisiones, empiezas a asumir más responsabilidad, ya no es como cuando eras adolescente o niño, empiezas a formarte ya como persona, más formalmente (Estudiante 1, comunicación personal, 10 de octubre de 2019).

Según Taguenca (2009) esta construcción institucional es procedente del mundo adulto, donde predominan las prácticas y conductas sociales homogéneas, así como valores, principios y estéticas etiquetadas como “correctas”. Por lo que se puede apreciar que la discursividad institucional ha permeado las narrativas de las y los jóvenes del PAP, en donde ellos comprenden su lugar dentro de la sociedad y donde deben mantenerse, lo que evidencia que la universidad reafirma la condición de dominación adultocentrista.


Figura 1
Sociodiscursividad de ser joven
Elaboración propia con base a entrevistas individuales

Ser joven universitaria/o: multiplicidad de significaciones

El hecho de llegar de municipios rurales implica cómo sitúan y cómo habitan la universidad. Según Czarny, Ossola y Paladino (2018), en la apropiación del espacio universitario se da lugar a encuentros, comunicación y socialización entre las y los estudiantes que provienen de distintos contextos socioculturales, un lugar para practicar y experimentar nuevas conductas, que en muchos casos no serían fáciles de transitar en sus comunidades de origen.

En las voces y narrativas discursivas de las y los jóvenes la construcción de ser joven universitario y sus significaciones transitan entre las expectativas y proyecciones: “futuro profesional”, con el tiempo presente y vivido: “compromiso”, “independencia”, “persona que estudia”, “mayor responsabilidad”. Un rasgo común de las/os entrevistadas/os fue que ella/os comprenden lo “estresante” y “gratificante” que implica estudiar en la universidad (ver figura 2).

Un joven universitario es, la palabra lo dice es algo estresante él ser universitario, porque tienes un sin fin de cosas, eso es lo que me ha pasado a mí, porque yo tenía la universidad y tenía que ayudar a mi mamá, tenía que estudiar tenía que hacer mil cosas, era terrible, terrible, una experiencia dura pero gratificante. (Estudiante 1, comunicación personal, 10 de octubre de 2019)

Una joven universitaria ya es algo diremos (…) ya tienes un compromiso con tu carrera entonces ya es algo que tú ya tienes (…) por ejemplo, yo solo tengo que preocuparme de mi carrera. (Estudiante 7, comunicación personal, 17 de octubre de 2019)

Seguimos siendo dependientes de nuestros papás económicamente, pero ya nos dejan de acompañar, por ejemplo, ir a la universidad tienes que ir solo, cuando vas al colegio te acompañan tus papás, mientras en la universidad ya no puedes hacer tus trámites con tus papás eso ha sido desligarme de mis papás. (Estudiante 2, comunicación personal, 10 de octubre de 2019)

Entonces, lo desglosado permite establecer que hay una gran diversidad de ser joven universitario. Como sugiere Guzmán y Saucedo (2007) son personas complejas, dinámicas y con voz propia.

Ahora la asociación entre lo estresante y gratificante pasa por la vida estudiantil universitaria que deben recorrer las y los jóvenes rurales en contextos urbanos. Desde su trayectoria se puede apreciar que este grupo al interior de sus carreras y de las aulas universitarias debe superar las dificultades de formación secundaria con las que llegan a la universidad. Mientras lo gratificante hace alusión que al final de todo el esfuerzo se consolida en su egreso y posterior titulación como profesionales.

De este modo las y los jóvenes rurales del PAP conciben su rol en la vida universitaria como la autoformación, la dedicación de tiempo para el estudio, el compromiso de ellas y ellos consigo mismo y con el municipio. Sin embargo, deben superar otras dificultades que se presentan en los primeros años de estudio, por ejemplo, la transición del nivel secundario al universitario, los cambios en sus vidas: el tener que migrar y vivir solos en la ciudad, la formación previa en el nivel secundario y los estilos de enseñanza y aprendizaje de la educación universitaria. “Entonces, ha habido tropiezos para mí en primer año y después, poco a poco (…) tenía que estudiar y tenía que prepararme” (Estudiante 3, comunicación personal, 16 de octubre de 2019). “Tenía tanto miedo como serán los docentes con que compañeros me voy a chocar sean buenos o malos, dentro de mi cabeza he dicho lo lograre no lo lograre” (Estudiante 10, comunicación personal, 18 de octubre de 2019).

Dichas dificultades condicionan su permanencia o el abandono de la vida universitaria. “Mi intención jamás fue abandonar, pero eso sí cuando hemos llegado y he dicho vamos a ver primero, cuando hemos llegado a la primera clase he dicho: si este año paso me quedo al año, pero si este año no paso me voy a Brasil” (Estudiante 5, comunicación personal, 16 de octubre de 2019)

También han llegado a manifestar el sentido de responsabilidad del joven universitario “seria pues una persona que estudia y que cumple con actividades académicas” (Estudiante 5, comunicación personal, 16 de octubre de 2019). “Con más responsabilidad seguir estudiando, obviamente no es igual que el colegio” (Estudiante 3, comunicación personal, 16 de octubre de 2019). “Es la responsabilidad que tienes con la carrera, tus trabajos y demás” (Estudiante 6, comunicación personal, 17 de octubre de 2019). La responsabilidad está fuertemente ligada al compromiso que asumen con su formación, porque se debe recordar que deben cumplir y aprobar las asignaturas para seguir preservando su calidad de becarios del PAP y para continuar recibiendo la beca económica, la cual es valorada cada gestión.


Figura 2
Sociodiscursividad de ser joven universitario
Elaboración propia con base a entrevistas individuales

“Soy joven rural e indígena”: identidades étnicas ceñidas por lo territorial y lo local

Según Díaz y Fernández (2017) un tema importante son las características de pertenencia étnica que se encuentran dentro de la población joven rural, dado que esto implica diferentes culturas, identidades y cosmovisiones, que se entrecruzan con la construcción social de juventud, y las condiciones de ruralidad. En este caso se pueden apreciar rasgos comunes en las narrativas: la autoidentificación de joven rural, que ellas y ellos han construido, por un lado, a partir de su procedencia geográfica, idioma y familia, es decir, lo intracultural; por otro, en relación con el otro (estudiantes-docentes): lo intercultural. Sumado a ello durante su ingreso al PAP se llevan adelante talleres de autoestima. Como sugiere Mendoza (2018) las expectativas propias y ajenas de ingreso y permanencia en la universidad de los jóvenes indígenas inciden en su construcción identitaria como sujetos individuales y colectivos.

En este sentido, de acuerdo a estudios que se tienen de jóvenes rurales en Bolivia es la pérdida de identidad y aculturación. Terrazas (2008) sostiene que los bienes e imaginarios culturales propios de la globalización que ingresan en el ayllu Chari (Bolivia) a través de los jóvenes quechuas, afectan el estilo de vida, el imaginario y la identidad colectiva socavando las pautas tradicionales. Otra mirada plantea que la decisión de afirmarse como indígena en el contexto universitario es estratégica: “la autoadscripción como indígenas no es útil en un contexto monocultural, racista y donde impera la discriminación” (Mendoza, 2018: 31).

Pero también, está la autoafirmación de su identidad y su vínculo con su localidad. En las entrevistas de las y los estudiantes becarios/as se puede evidenciar que su permanencia en la ciudad y en la universidad no produce la perdida cultural y el abandono de sus identidades propias. Si no, que hay una autoafirmación: “soy joven rural”. Por lo que se puede apreciar una autoadscripción que responde más a la cuestión existencial que lo institucional, académico y político de la universidad. Esto se debe a que hay un sentido subjetivo de existencia continua, memoria coherente y un origen. De acuerdo a Gaulejac y Silva (2002) la memoria funda identidades: individual ¿Quién soy? y colectiva ¿Quiénes somos?

Me considero rural e indígena porque yo vengo del área rural y hay mucha diferencia con el área urbano y el área rural es por eso que yo me identifico, y también con el idioma aymara. (Estudiante 7, comunicación personal, 17 de octubre de 2019)

Yo creo que joven rural, porque allá cada uno es abierto y a su manera digamos. Porque todo lo que aquí pasa también llega allá. (Estudiante 6, comunicación personal, 17 de octubre de 2019)

También el vínculo familiar y lugares de procedencia de municipios rurales genera que las y los jóvenes rurales del PAP retornen cada cierto tiempo el cual es de acuerdo a las distancias de sus municipios, las y los que están más cerca lo hacen semanalmente, los de mediana cercanía cada mes y los de larga distancia cada seis meses o una vez al año. Estos lazos familiares comunitarios hacen que no pierdan su identidad, sino la afirmen en relación con su contexto local y territorial.

Por mi procedencia yo he nacido en área rural, en un municipio por eso, porque mis papas también son de ese origen y mi familia, y me identifico con eso, porque tengo familiares también allá y es ahí también donde estoy volviendo y trabajando. (Estudiante 5, comunicación personal, 16 de octubre de 2019)

Asimismo, las y los jóvenes del PAP están conscientes que al finalizar sus estudios deben retornar a sus municipios para ejercer y acumular experiencia profesional en sus municipios. “Acabar la carrera y volver a mi municipio, porque aquí no me puedo acostumbrar hasta ahora” (Estudiante 9, comunicación personal, 17 de octubre de 2019).

Kropff (2017) sugiere que la identidad de los jóvenes indígenas en las ciudades se configura de manera contextual y está en permanente cambio. No es resultado de un retorno a las raíces ni de la integración total a la vida urbana, sino que emerge de entrecruces dinámicos. De acuerdo con Quisbert (2007) para el caso boliviano la identidad juvenil es definida como un permanente constructo político y social, individual y colectivo. La identidad de jóvenes aymaras va construyéndose de manera más sostenida y bañada sus referencias culturales propias.

Soy joven, pero por el ámbito que nos encontramos, también puedo considerarme joven rural por mi procedencia e indígena porque también soy del área rural, viniendo al área urbana (Estudiante 2, comunicación personal, 10 de octubre de 2019).

Indígenas porque cuando nosotras hemos venido aquí (…) algunos de nuestros compañeros no sabían aymara y nosotros le hemos indicado y enseñado (Estudiante 8, comunicación personal, 16 de octubre de 2019).

De este modo, las y los jóvenes becarios/as transitan por varias identidades que se interrelacionan con su estancia en la ciudad, así como las tensiones familiares y vínculos con sus comunidades. Por lo que las y los jóvenes van forjando identidades étnicas y la noción de lo rural y lo indígena. En este caso son jóvenes rurales e indígenas que se insertan, habitan y se apropian de la ciudad y de la universidad.

En las percepciones de su identidad cultural de joven rural se tiene como criterio común que el provenir del área rural, no representa ningún obstáculo en la convivencia e interrelación con los demás y los otros (estudiantes y docentes). La cual está relacionado por el lugar de procedencia que tienen los becarios. “No es problema para mí: porque todos somos iguales ante la ley nadie nos puede excluir nadie nos puede aislarte” (Estudiante 7, comunicación personal, 17 de octubre de 2019). “No ha sido un problema para mí, no me he relacionado, tranquilo, en normal con todos” (Estudiante 2, comunicación personal, 10 de octubre de 2019). “Te cuento que no es un problema, más bien qué es una cualidad, porque yo soy de Copacabana” (Estudiante 1, comunicación personal, 10 de octubre de 2010). “No me he visto ningún problema yo he tenido amigas muchas y desde el primer año que” (Estudiante 6, comunicación personal, 17 de octubre de 2019).

Ellas/os identifican que el problema radica en los Otros, cuando estos se dejan guiar por los complejos y estereotipos. “Para mí no es un problema todos somos iguales, incluso mejores, el único problema sería de los otros que discriminan” (Estudiante 5, comunicación personal, 16 de octubre de 2019). “Aquí cómo te vistes te tratan, no importa que seas de cualquier lugar, como te vistes te tratan, si te vistes como en el altiplano te discriminan no te hacen valer, como te digo como te vistes te tratan, si te vistes bien te tratan como ellos” (Estudiante 10, comunicación personal, 18 de octubre de 2019). Entonces, se está frente a la discriminación que es por parte de la institución y agentes sociales que no ha enfatizado la inclusión en la cotidianidad, sino solo en la política de selección e ingreso a la universidad. La cual requiere sin lugar a dudas desplegar la inclusión a nivel del aula y de la institucionalidad. Para Mendoza (2018) en el caso mexicano las tensiones que se generan dentro y fuera de la universidad influyen en la construcción identitaria de los estudiantes indígenas. Éstas pueden expresar dificultades para insertarse en la institución universitaria y una nueva ciudad, en formas de racismo y discriminación que en ocasiones los conducen a negar su identidad, sus saberes, su lengua.

De este modo, el reto del PAP es permear las aulas y su institucionalidad, es decir, la incorporación en la formación universitaria: el enfoque de inclusión e interculturalidad. Teniendo en cuenta que se privilegia el saber monocultural y eurocéntrico. Según Mato (2011) la tarea de interculturalizar toda la educación superior, de hacerla verdaderamente universalista y no monocultural subalternamente seguidora del legado europeo moderno. Por ejemplo, en el caso de la producción de conocimiento implica construir una interculturalidad emancipadora que emerge de la generación conocimiento propio y autogestionario, que supera el multiculturalismo presente en las prácticas pedagógicas universitarias colonizantes que ejercen un poder de dominación y violencia epistémica.

Asimismo, la UMSA no se transforma para atender a las diversidades, sino son las y los jóvenes rurales becarios quienes habitan las aulas universitarias. Esto se debe a la cultura institucional y la burocratización que se tiene en la UMSA que buscan la homogenización a través de su identidad como joven universitario. A pesar de contar con el PAP, esto no implica que por la presencia de jóvenes rurales e indígenas sea una universidad intercultural.

En este sentido, se necesita comprender que no es solamente la inclusión nominal, sino se requiere una visión integral de la política de inclusión en el PAP. Sobre este aspecto desde las voces y percepciones de un grupo de estudiantes del PAP se ha comprendido una diversidad de identidades que confluyen, desde la asignada institucionalmente: joven universitario a la de joven rural e indígena universitario, esta última autoadscripción proviene desde las y los propios jóvenes becario del PAP lo que plantea retos para la UMSA y para la educación superior universitaria en Bolivia.

Palabras finales

La fundamentación conceptual que se empleó en el artículo fue la consideración de las juventudes y de lo joven como una construcción sociocultural desde su propia historicidad en un contexto determinado. Por ello, se puede reconocer la heterogeneidad y pluralidad de juventudes rurales: jóvenes indígenas, residentes, campesinos, afros, colonizadores, entre otros. Esto ha permitido comprender que existen definiciones de jóvenes rurales desde la autoidentificación y adscripción de las y los propios jóvenes rurales del PAP. Entonces, se puede plantear procesos constitutivos de las identidades juveniles rurales de forma multidi-mensional, en un momento y en un lugar determinado por su especificidad histórica y subjetividad que le dan los actores.

También se ha evidenciado la relación entre jóvenes rurales con la migración e identidades. En el caso de la migración es interna y está ligada al trabajo y a la educación. En lo concerniente a las identidades, la literatura sugiere que hay una aculturización y pérdida de la identidad, que puede deberse a un proceso de inclusión en la sociedad urbana en la que acepta, reproduce y practica los dispositivos de disciplinamiento y de homogenización. También puede ser una estrategia de inclusión y relacionamiento con los otros, como lo que realizan varias/as becarias/os del PAP. Por lo tanto, existen identidades fluctuantes itinerantes que buscan su propio espacio, es decir, se puede hablar de sujetos interculturales como constructores de la identidad local que transitan entre el mundo urbano y rural.

En la construcción sociodiscursiva desde la vivencia y voz de un grupo de jóvenes del PAP se ha podido identificar las diferentes significaciones y autodefiniciones que transitan en sus múltiples identidades, por ejemplo, la identidad juvenil de ser joven, la identidad universitaria: joven universitario y la identidad étnica: jóvenes rurales y jóvenes indígenas.

En el caso de su identidad de ser jóvenes sus sociodiscursos mencionan como una etapa de la vida que implica mayor autonomía-independencia, trabajo y estudio, ejercicio de derechos y cumplimiento de deberes; pero también se ha identificado algunos discursos institucionales adultocéntricos que permean sus significaciones y posicionan su lugar en la sociedad, por ejemplo, el rito de paso hacia la adultez, la falta de experiencia y la incompletud. En la identidad de jóvenes universitarios existe una multiplicad de significaciones, por ejemplo, transitan desde personas que estudian, que tiene mayor responsabilidad hacia su proyección como profesionales que deberán retornar a sus municipios.

En lo concerniente a su identidad étnica sus construcciones sociodiscursivas están fundamentadas en la autoadscripción y autoafirmación que esta ceñida por lo territorial y lo local que marca su origen y procedencia: lo rural; por la cuestión cultural: idioma, memoria; y por la cuestión social: los lazos familiares y comunitarios, el retorno estacional a sus comunidades y municipios. De este modo, se aprecia que su identidad se va construyendo socialmente desde sus referencias territoriales, culturales y su historicidad. Por lo que es posible comprender que su autoadscripción transita entre jóvenes rurales e indígenas universitarios.

Esta autoafirmación pone en evidencia que en el contexto universitario del PAP las y los jóvenes ha recurrido a emplear su identidad étnica como una estrategia de relacionamiento en un contexto monocultural donde impera la discriminación. Por lo que, ser joven rural no representa ninguna dificultad en el relacionamiento con los otros con sus pares (docentes y estudiantes), porque consideran que el problema radica en los Otros. Por ende, es posible apreciar en el grupo de becarias/os del PAP una forma de percibirse frente a los Otros desde su autoadscripción como jóvenes rurales e indígenas.

Material suplementario
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Notas
Notas
1 En Bolivia la población joven 29 años representa el 28,85% (2.902.285) de la población total de 11 millones; de los cuales el 71,5% (2.075.323) se concentra en el área urbana y el 28,5% (826.962) en el área rural.
2 En la identificación del caso de estudio se ha contemplado el muestreo por máxima variedad en la que se selecciona de forma intencionada una muestra heterogénea con aspectos comunes de sus experiencias: jóvenes rurales becarias/os de la Facultad de Ciencias Sociales de la UMSA, concretamente en las carreras de Trabajo Social, Comunicación Social y Sociología. La selección ha seguido varios criterios: estudiantes becarias/os de las últimas cinco gestiones (2015-2019), dos por cada nivel (un varón y una mujer) y egresadas/os.
3 El desarrollo del trabajo de campo contempló la identificación y selección de informantes clave estudiantes que ingresaron entre las gestiones de 2015 a 2019 (ocho varones y ocho mujeres), por lo que se han realizado diez y seis entrevistas individuales en profundidad; dos entrevistas a responsables del programa de la UMSA. Para el presente artículo se han empleado diez entrevistas y se ha preservado el anonimato de las y los entrevistados de acuerdo a los protocolos de consentimiento informado.
4 Las normativas internacionales y nacionales han optado por definir desde los períodos, es decir, lo biológico. Por ejemplo, la Convención Iberoamericana de la Juventud (2005), considera a las expresiones “joven,” “jóvenes” y “juventud”. En la ley de la juventud de Bolivia de 2013 se enfatiza el enfoque biologicista: “Juventud es la etapa del ciclo vital del ser humano que transcurre entre la etapa final de la adolescencia y la condición adulta, comprendida entre los dieciséis a veintiocho años de edad”.
5 Las universidades públicas y autónomas son 11 y 4 con régimen especial que están reconocidas por el Sistema de la Universidad Boliviana; las privadas son aproximadamente 33 y están normadas por el Reglamento General de Universidades Privadas (2012); en las indígenas se instituyeron tres: aymara, quechua y guaraní; en el caso de régimen especial están la universidad policial y la militar.
6 El cual responde al cumplimiento del convenio suscrito entre la UMSA con la Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos de La Paz “Tupac Katari” y la Federación Departamental de Mujeres Campesinas “Bartolina Sisa” y Ejecutivos Provinciales del Departamento de La Paz.
7 El departamento de La Paz cuenta con 87 secciones municipales que están distribuidas en 20 provincias.
8 El proceso de admisión se efectúa mediante una convocatoria pública que establece los requisitos de ingreso y el auspicio de sus municipios. Una vez que se realiza la presentación de postulantes por parte del municipio, la UMSA realiza la revisión de documentos y remite a las instancias correspondientes; luego se lleva a cabo cursos de orientación vocacional para determinar las carreras de las/os postulantes. Importar imagen Importar imagen

Figura 1
Sociodiscursividad de ser joven
Elaboración propia con base a entrevistas individuales

Figura 2
Sociodiscursividad de ser joven universitario
Elaboración propia con base a entrevistas individuales
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