Resumen: El artículo reconstruye la experiencia de un proyecto de turismo comunitario propuesto por un grupo de jóvenes en la Escuela Campesina (EC) del Movimiento Campesino de Córdoba (MCC) en Argentina. Damos cuenta de los actores y los procesos estructurales que se entraman en el diseño de dicho proyecto, que recupera una de las preocupaciones centrales del Movimiento: “el problema del agua”. Analizamos, a partir de un trabajo de campo etnográfico realizado entre 2018 y 2019, los procesos que articulan las transformaciones de los agronegocios y la propuesta de la Escuela Campesina, configurando al turismo comunitario como una opción para el proyecto de futuro de los jóvenes.
Palabras clave:JuventudesJuventudes,Escuelas campesinasEscuelas campesinas,Turismo comunitarioTurismo comunitario,Proyectos de futuroProyectos de futuro.
Abstract: This paper reconstructs the process of a community-based tourism initiative proposed by youth from the Escuela Campesina (EC) (in English, the Peasant School) of the Movimiento Campesino de Cordoba (MCC) (in English, the Peasant Movement of Cordoba), Argentina. We show the actors and the structural processes involved in the design of this project, which recovers one of the MCC’s central concerns: “the water problem”. From an ethnographic fieldwork conducted during 2018-2019, we analyzed processes that articulate the transformations of agribusiness and the proposal of the EC, therefore, community-based tourism is considered as an option for the youth future project.
Keywords: Youth, Rural schools, Community-based tourism, Youth future project.
DOSSIER
"El problema del agua": Un abordaje etnográfico en torno a los proyectos de futuro de los jóvenes en el Movimiento Campesino de Córdoba
“The Water Problem”: An ethnographic approach about community-based tourism project by youth at the Movimiento Campesino de Córdoba
Recepción: 09 Junio 2020
Aprobación: 27 Julio 2020
Las juventudes rurales son atravesadas por la ampliación de las desigualdades sociales que las desplaza hacia las ciudades, producto del avance de los agronegocios en el espacio social rural1. Juventudes que se construyen socialmente y se modifican según los diferentes períodos históricos. Están condicionadas también por cuestiones como el género y la clase social; son un producto histórico resultado de relaciones sociales, relaciones de poder y relaciones de producción (Bourdieu, Pierre, 1990), donde la condición de juventud no se presenta del mismo modo en todos aquellos que conforman el grupo poblacional estadísticamente definido como joven, sino que existen diferentes y desiguales modos de ser joven (Reguillo, Rossana, 2000; Ligorria, Verónica y Schmuck, Emilia, 2018).
Las trayectorias vitales de estos jóvenes están caracterizadas por la profunda incertidumbre que traen aparejadas las transformaciones económicas; pero también la puesta en cuestión de las instituciones tradicionales de socialización como la familia, el trabajo, la educación y la política (Dávila León, Oscar, 2004; Margulis, Mario y Urresti, Marcelo, 1996). Una de las estrategias desarrolladas por las familias, los docentes y los mismos jóvenes para contrarrestar el éxodo de estos últimos hacia las ciudades es la construcción de proyectos de futuro que propicien arraigo2.
En este artículo reconstruimos la experiencia cotidiana de un proyecto de turismo comunitario de jóvenes estudiantes de la Escuela Campesina (EC) del Movimiento Campesino de Córdoba (MCC)3. Daremos cuenta de los procesos estructurales que se entraman en el diseño de un proyecto de turismo comunitario protagonizado por uno de los grupos de estudiantes de la escuela, que recupera una de las preocupaciones centrales del Movimiento: el “problema del agua”.
Sostenemos que la iniciativa de turismo comunitario se construye como una opción para el proyecto de futuro de los jóvenes. El proyecto sobre “el chorro” expresa la apropiación por parte de los estudiantes de la problemática del agua, y cómo las prácticas políticas sociales promovidas por el MCC atraviesan las experiencias formativas “vividas” por estos jóvenes en la escuela.
El trabajo de campo se desarrolló entre 2018 y 2019 a partir de una perspectiva etnográfica que nos permitió reconstruir los procesos sociales que configuran las opciones que se presentan a los jóvenes y cómo ellos se las apropian en sus experiencias cotidianas. Siguiendo a Elsie Rockwell (1987), la etnografía se caracteriza por documentar lo no documentado de la realidad social, que generalmente en las sociedades letradas se asocia a lo cotidiano, lo familiar. En este sentido, a partir de entrevistas, análisis de documentos y de observación participante, daremos cuenta de los modos en los que el “problema del agua” es apropiado por los jóvenes en sus proyectos.
A lo largo del artículo presentaremos brevemente el contexto histórico estructural caracterizado por las transformaciones de los agronegocios y cómo el tema del agua es problematizado a nivel local, configurando una opción en el proyecto de futuro de los jóvenes. En el segundo apartado, abordaremos cómo los docentes de la Escuela Campesina atribuyen sentidos al problema, volviéndolo parte de la experiencia formativa de estos jóvenes. En un tercer apartado, daremos cuenta de las apropiaciones que los jóvenes realizan en torno al “problema del agua”. Finalmente, a modo de conclusión, discutiremos sobre las particularidades a partir de las cuales el turismo rural comunitario se conforma en una opción para los proyectos de futuro de un grupo de jóvenes de El Quicho.
En los últimos veinte años, el modelo de agronegocios ha avanzado en el país como modelo productivo dominante. Este promueve y profundiza la modernización agrícola: fomenta la especialización de las unidades productivas mediante el uso de técnicas y herramientas necesarias para adaptarse en torno al monocultivo y al ritmo de producción del mercado internacional (Astegiano, Natalia, 2015). La expansión del capital en el agro modificó la configuración de las condiciones socioambientales y profundizó las asimetrías territoriales existentes (Bendini, Mónica et al., 2015).
En el departamento Cruz del Eje, como en el resto de los departamentos del arco noroeste de la Provincia de Córdoba la transformación social, productiva y ambiental impulsada por el mencionado modelo, ha sido notable a partir de comienzos del siglo XXI (Silvetti, Felicitas et al., 2018). Esta zona, que en décadas pasadas era desestimada por el modelo de agronegocios, se vio afectada por el avance de la frontera agrícola hacia regiones extra pampeanas. Esta región del arco norte históricamente caracterizada por la producción de ganado caprino y, en menor medida, ganado ovino y bovino, la actividad apícola, los cultivos hortícolas y frutales de olivo, papa, tuna y cítricos, han sido desplazadas paulatinamente por cultivos que requieren de otros “usos” de los recursos de suelo y agua. Por ejemplo, la cría de cabras que se sustentaba del monte en donde los límites prediales eran flexibles por la ausencia de alambrados, actualmente se ve amenazado por el avance del modelo y la consecuente revalorización de la tierra (véase Astegiano, Natalia, 2015).
El avance de la frontera agrícola implica, además, una homogeneización del territorio dentro de la lógica de producción agroindustrial, subordinando otras formas de producción agraria. Las pequeñas y medianas explotaciones tuvieron que enfrentarse a dificultades estructurales casi infranqueables para adaptarse a estos cambios, motivo por el cual comenzaron a desaparecer exponencialmente (Giarraca, Norma y Teubal, Miguel, 2005). El avance del modelo de agronegocios ha generado modificaciones en las prácticas agrícolas, los usos del suelo y el agua principalmente a partir del monocultivo de papa en esta zona. Uno de los problemas que este proceso acarrea es la pérdida de suelo por erosión y el acceso al agua por parte de los pequeños productores. Los grandes productores poseen maquinaria para cavar pozos de mayor profundidad, por lo tanto tienen acceso y utilizan el agua de napas más profundas, mientras que los pequeños productores no logran superar los 20 metros de profundidad en los suyos, viendo afectada seriamente no sólo sus posibilidades de producción, sino también la vida en los hogares.
Ante la reconfiguración de las condiciones sociales y productivas, en 1999 surge la primera organización campesina de Córdoba en el departamento de Cruz del Eje: Asociación de Pequeños productores del Noreste de Córdoba (APENOC) nucleada en el Movimiento Campesino de Córdoba. En esta coyuntura emergen movimientos y se consolidan actores colectivos de origen rural (organizaciones campesinas e indígenas) que se sitúan en la escena sociopolítica (Decandido, Erika, 2010). Las organizaciones campesinas, a su vez se articulan en distintas escalas: a nivel provincial, Movimiento Campesino de Córdoba (MCC); a nivel nacional, Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI); a nivel continental, Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y a nivel mundial La Vía Campesina.
En esta trama, la titulación de las tierras se configura como unas de las principales problemáticas para las familias campesinas, pues muchas de ellas no poseen escrituras. El acceso al agua para la producción agropecuaria como para el consumo humano en esta zona es de especial importancia debido al clima seco y al régimen de escasas precipitaciones anuales que generalmente se dan en verano. A estos factores se suman la extracción de agua por parte de los grandes productores, cuya consecuencia es el secado de los pozos de pequeños productores dificultando, por ejemplo, el desarrollo de sus actividades ya sean productivas como el riego de cultivos y cría de animales, así como su disponibilidad para beber, preparar alimentos, limpieza personal y de sus hogares.
Los habitantes de esta zona mencionan frecuentemente el caso del Dique Pichanas (ubicado a 65 kilómetros de la EC de El quicho) para dar cuenta de la problemática del agua en la región. El trabajo de Suárez, Melisa (2010) analizar sobre la conflictividad asociada a la construcción del dique y la distribución de agua para riego. La autora documenta que el dique significó la reducción total del caudal del Río Pichanas, que era utilizado aguas abajo por las familias campesinas para el riego de sus unidades productivas y para el uso doméstico a través de un sistema de riego por tomas. También explica y describe la división de la distribución del agua a través de dos canales: el de la margen izquierda (que provee de agua a más de 300 familias pertenecientes a diversas comunidades) y el margen derecho (sobre el que se ubican principalmente las parcelas de grandes empresarios).
En 2017, en el marco del Proyecto de Extensión Universitaria4, durante una caminata de regreso de la jornada escolar en la EC de Pichanas una docente comentó respecto a la situación del dique “un pequeño número de grandes productores recibe alrededor del 75% del agua para riego, mientras que unas trescientas familias de pequeños productores reciben solo un 25%”. Este manejo desigual del acceso a recursos da cuenta de un ejercicio de poder que tiene apoyo de las autoridades locales y no considera las necesidades productivas de las familias de pequeños productores. Esta situación explica una parte de la conflictividad en la región y el “freno” por parte de las organizaciones y la población local ante las condiciones desiguales en la instrumentación de ordenanzas y normativas de algunos sectores de los agronegocios con la complicidad de los gobierno local y provincial.
Como documentó Suárez (2010), muchas de las parcelas de la zona son explotadas por empresarios de la zona que arrendaron, compraron parcelas y producen a costa del trabajo de las familias de la zona. Estas irregularidades que se observan en la distribución de la tierra son moneda corriente en la zona del noroeste cordobés, y lo mismo ocurre con la distribución del agua, tanto para riego como para consumo humano.
El MCC trabaja la problemática del agua en los territorios del noroeste cordobés, tomando como punto de partida “el agua como derecho humano”5. Con relación a esta desigual distribución, el movimiento organizó la asamblea del agua, espacio generado a partir de los reclamos de la organización para regular el manejo y distribución del recurso hídrico. Como una estrategia más en el proceso de territorialización y de respetar ese derecho, el Movimiento interpela a los responsables involucrados en la distribución y acceso al agua, entendiendo que esto se logra con organización. Estos motivos la transforman en un pilar político central dentro del recorrido de las luchas sociales y políticas.
En el camino desde Córdoba Capital hacia la EC de El Quicho comienzan a vislumbrarse las características anunciadas en el apartado anterior. Desde el inicio del viaje, en el paisaje se puede observar la transición entre las Sierras de Córdoba y la depresión hacia las Salinas Grandes. Poco a poco se hace más árido: de suelo salino y levemente ondulado. Una vez que se llega a Serrezuela, hay que tomar un desvío de unos 25 kilómetros hacia el Norte por un camino de tierra, guadal y monte en el que quedan estelas de polvo a medida que se avanza a El Quicho. En el camino que va a la escuela hay casas bajas, rodeadas de algunos árboles, erigidas en terrenos amplios, con cercos y corrales de palo a pique. Se observan pocas casas-rancho, lo que se relaciona con la implementación del programa “Plan de Sustitución de “Viviendas Precarias y Erradicación del Mal de Chagas” implementado en 2009 por el gobierno de la Provincia de Córdoba. El paraje está situado a pocos kilómetros del Camino de la Costa que enmarca las Salinas Grandes. A medida que se avanza en el recorrido hasta la escuela se observan franjas de monte autóctono, con algarrobos, talas, mistoles, chañares, piquillines, tunas, olivos y cactus.
En el año 2004 tres de las centrales del MCC, es decir, la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (APENOC), la Organización de Campesinos Unidos del Norte de Córdoba (OCUNC) y la Unión Campesina del Noreste de Córdoba (UCAN) realizaron un diagnóstico donde se registró que un gran porcentaje de niños, jóvenes y adultos campesinos no accedían a la educación media y un alto índice de deserción de quienes comenzaban a cursar. En el diagnóstico, identificaron que muchas de las prácticas escolares no acompañaban a las familias. Por este motivo el MCC se propone crear escuelas secundarias campesinas en los territorios, que les permitiría a los jóvenes y adultos el acceso y la permanencia en el nivel medio.
A partir de relaciones establecidas previamente por trabajos de investigación con equipos de la UNC, militantes del MCC se acercan al Programa Espacio Rural de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba, en búsqueda de asesoramiento para el desarrollo de una propuesta de Escuela Secundaria Campesina. Este trabajo de investigación conjunta implicó la escritura de un proyecto que propuso la creación de Escuelas Campesinas de nivel medio de alternancia6, cogestionadas por las familias de las comunidades y ubicadas en territorios del MCC. La propuesta se presentó ante el Ministerio de Educación Provincial en octubre del 2008, la misma no fue aprobada. La negativa generó diversas instancias de negociación, entre el Ministerio y el Movimiento, acordando de manera provisoria la apertura de sedes anexas7, donde se implementaría un programa educativo a distancia y tutorial (véase Cragnolino, Elisa, 2017).
En el 2009, se concretó la apertura de tres Centros Educativos de Nivel Medio para Adultos (CENMA) que el MCC organiza y gestiona. Un año después, el Movimiento gestionó una solicitud para la apertura del Programa de Inclusión y Terminalidad de la Educación Secundaria y de Formación Laboral (PIT) destinado a jóvenes de 14 a 17 años. Este programa fue puesto en marcha durante el 2010, por el Gobierno de la Provincia de Córdoba para dar respuesta a la obligatoriedad de la educación secundaria. En el marco de la implementación del PIT, el MCC vio la oportunidad para darle continuidad allí al proyecto educativo que venía trabajando. Desde entonces, el Movimiento organiza y gestiona el PIT en distintas escuelas del interior de Córdoba.
La Escuela Campesina del MCC empezó en Serrezuela. Los encuentros eran un viernes al mes, con un número de entre 50 y 60 asistentes. Luego, en el año 2009, se trasladaron a la casa de un vecino de la zona que ofreció su vivienda para el dictado de clases. En 2010 tuvieron que mudarse al puesto sanitario de la localidad de Los Escalones, a 20 km de la actual escuela de El Quicho. Finalmente, en 2011, a partir de contactos establecidos por los miembros del Movimiento en la zona, se acercan a la escuela primaria Rubén Darío, que estaba pronta a cerrar por matrícula baja. El PIT de El Quicho es una extensión áulica del IPEM N° 306 Dr. Amadeo Sabattini de Villa de Soto, y comparte edificio con la escuela primaria Rubén Darío.
En el año 1987, cuando la Dirección Provincial de Hidráulica realizó una perforación en búsqueda de agua potable para proveer a la escuela rural primaria Rubén Darío, sorpresivamente, hallaron un acuífero de agua mesotermal con una profundidad de 225 m y una temperatura aproximada de 40 °C. La escuela no posee un afluente potable, solo cuenta con esta agua para lavar los insumos del almuerzo y usar el sanitario, ya que el elevado nivel de salinidad no permite que sea apta para el consumo humano. Debido a su composición clorada sódica, el agua no es apta para el consumo humano ni para riego, ya que los suelos corren riesgo de salinización. Para garantizar el agua potable en la jornada de la EC, las docentes llevan bidones cargados, que generalmente traen desde Villa de Soto o Paso Viejo.
La perforación quedó ubicada en el patio de la escuela y dado que es un surgente de agua hidrotermal que no necesita de un método de bombeo es conocida en el lugar como “El Chorro”. Este es un espacio de encuentro y sociabilidad: durante los días de semana en los recreos, los estudiantes suelen acercarse para refrescarse, y los fines de semana más calurosos concurren también vecinos del lugar.
Como hemos mencionado anteriormente, la escuela campesina de El Quicho es parte del Programa de Inclusión y Terminalidad (PIT). Dicho programa tiene como objeto garantizar el cumplimiento de la obligatoriedad del nivel medio a partir de estrategias alternativas a las Escuela común, dando cuenta de las adversidades que atraviesan los jóvenes y sus contextos. Si bien este programa se distancia en algunos de sus rasgos con la propuesta primaria del MCC, admite algún grado flexibilización en que la organización ancla su propuesta pedagógica. Uno de los aspectos de la EC es la reorganización de los tiempos, los espacios y los agrupamientos de los estudiantes.
Existen tres grupos en los que se divide a los estudiantes —a partir del recorrido que realizaron dentro del programa— es importante mencionar que los nombres de los mismos son decididos en asamblea por los jóvenes. Los estudiantes que recién ingresan al programa son “los curiosos” tienen entre 13 y 14 años; el segundo grupo, el de los medianos o “los chinwenwenchas”8 que tienen entre 14 y 16, y aquellos que están en condiciones de terminar el trayecto, que tienen entre 17 y 21 años, se denominan “los valientes”.
En 2019, en el espacio curricular de Proyecto de Intervención Comunitaria9, los estudiantes trabajaron en proyectos relacionados al manejo del agua en la escuela. Los docentes de Agroecología y Ciencias Sociales de la EC, confeccionaron el material bibliográfico “Captación de agua de lluvia”10, editado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que se utilizó como base para el PIC de ese año. Dicho material aborda temáticas referidas a la captación de agua: cuánto llueve por año en la región, cómo juntar agua de un techo, cuáles son las superficies de captación; pendientes y herramientas necesarias para el armado de estructuras de captación (bombas manuales y cisternas de placas) y también, métodos de desinfección del agua.
En una entrevista realizada a docentes comentaron cómo afecta la escasez de agua potable a la escuela y cómo esta cuestión se configura como un problema para ser trabajado como contenido:
Yo me imagino que esto, en otra escuela, no entra en la cabeza, que no haya agua potable: cortan el agua, se cierra la escuela. Bueno, nuestra escuela nunca ha tenido agua potable […] Para nosotros nunca ha sido la limitante, pero bueno, uno también va entendiendo que también es un derecho tener una escuela digna. Poder contar con baños… Este año vamos a trabajar mucho con proyectos integradores y, bah, que lo venimos haciendo. Pero este año, lo genuino, es que hemos conseguido que los chicos empiecen… a pensar qué es lo que realmente tienen ganas… bueno, qué realmente es lo que los chicos quisieran proyectar, quisieran realizar; y los chicos, lo primero que han tirado, es construir aulas en la escuela, tener agua potable en la escuela, más otras cosas de sus comunidades, de los caminos, pero los chicos lo tienen en claro también… Lo bueno es que, todo esto es contenido de escuela. Eso es lo que aprenden los chicos […] es desde ahí que se forman en las escuelas campesinas.11
En relación con los objetivos del PIC y las particularidades locales, en 2019, los tres grupos de estudiantes de la EC trabajaron proyectos vinculados a la temática del agua en la escuela. “Los valientes” (Enrique, Adriana, Jeremías y Lautaro) se ocuparon principalmente de actividades vinculadas a la cisterna y la posibilidad de tener agua potable, el nombre del proyecto fue “Agua potable en la Escuela”. Dentro de los contenidos que trabajaron calcularon la cantidad de agua que capta el techo de la escuela y el porcentaje de lavandina que se le debe colocar al agua de la cisterna. Además, propusieron revisar y verificar las griferías para garantizar un uso adecuado del agua y que no hubiera pérdidas.
El proyecto se trabajó junto a otras materias. Por ejemplo, en Agroecología se informaron sobre diferentes métodos de captación de agua; en PIC y Humanidades trabajaron con planillas FODA (un diagrama que permite escribir los desafíos, amenazas, fortalezas y oportunidades que tiene un proyecto y así determinar en qué posición se encuentra y qué puntos hay que atacar o mejorar). Los estudiantes identificaron como debilidades la falta de herramientas, los caños de la bomba sin funcionar, falta de lavandina para el agua de la cisterna; como fortalezas, el grupo con tutores, la disponibilidad de espacio y tiempo para pensar el proyecto, haber limpiado la cisterna y haberle colocado agua potable; como oportunidades, “cómo resolver el tema del agua potable”, “pensar en las posibilidades de pedir agua potable a la municipalidad”; como amenazas, “pensamos que el proyecto es difícil de concretar”.
En relación con los objetivos del PIC y las particularidades locales, en 2019, los tres grupos de estudiantes de la EC trabajaron proyectos vinculados a la temática del agua en la escuela. “Los valientes” (Enrique, Adriana, Jeremías y Lautaro) se ocuparon principalmente de actividades vinculadas a la cisterna y la posibilidad de tener agua potable, el nombre del proyecto fue “Agua potable en la Escuela”. Dentro de los contenidos que trabajaron calcularon la cantidad de agua que capta el techo de la escuela y el porcentaje de lavandina que se le debe colocar al agua de la cisterna. Además, propusieron revisar y verificar las griferías para garantizar un uso adecuado del agua y que no hubiera pérdidas.
El proyecto se trabajó junto a otras materias. Por ejemplo, en Agroecología se informaron sobre diferentes métodos de captación de agua; en PIC y Humanidades trabajaron con planillas FODA (un diagrama que permite escribir los desafíos, amenazas, fortalezas y oportunidades que tiene un proyecto y así determinar en qué posición se encuentra y qué puntos hay que atacar o mejorar). Los estudiantes identificaron como debilidades la falta de herramientas, los caños de la bomba sin funcionar, falta de lavandina para el agua de la cisterna; como fortalezas, el grupo con tutores, la disponibilidad de espacio y tiempo para pensar el proyecto, haber limpiado la cisterna y haberle colocado agua potable; como oportunidades, “cómo resolver el tema del agua potable”, “pensar en las posibilidades de pedir agua potable a la municipalidad”; como amenazas, “pensamos que el proyecto es difícil de concretar”.
“Los chiwenwenchas” (Daniela, Mariana, Valentino y Camilo) trabajaron en un proyecto relacionado con El Chorro. En un primer momento la docente de PIC preguntó qué querían trabajar en torno a El Chorro. Los jóvenes usaron parte de la clase para pensar una propuesta. Comenzaron a dialogar entre ellos, algunos en grupos de dos o tres, otros esbozando alguna idea en su carpeta. Cerca del final de hora se hizo una puesta en común de las ideas trabajadas moderada por la docente. Surgieron dos propuestas: limpiar el lugar, pensar la posibilidad de construir una pileta de natación para las clases de Educación Física y acondicionar el predio para desarrollar un espacio turístico en la zona.
Ellos mismos sugirieron investigar sobre las propiedades y beneficios del agua termal, para formarse como guías turísticos del recorrido en las termas de El Quicho y poder extenderlo a Las Salinas Grandes. Se incorporó para trabajar en este grupo a Julio, que forma parte de “los Curiosos”, es decir, “los más chicos”. De ese grupo, es quien asiste con mayor frecuencia, y muchas veces es el único; por eso, él suele compartir muchas actividades con “los medianos” o Chinwenwenchas12. En el proyecto de El Chorro, Julio se encargó de sacar fotografías en cada etapa y actividad realizada, generalmente, utilizando el celular que le presta alguna compañera o la profesora.
Durante la clase de PIC los estudiantes repasaron las acciones necesarias para llevar a cabo un proyecto, discutieron algunas preguntas y definiciones: qué es un proyecto, cómo realizar un diagnóstico y cuáles son los niveles de participación. Trabajaron con relación a la propuesta de limpieza y creación de infraestructura en El Chorro para una pileta de natación, a fines de usarla en Educación Física y también como propuesta turística. Ese mismo día se realizó la fiesta patronal de El Quicho (procesión de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores), por lo que la escuela dictó sólo media jornada de clases. Acordaron que lo más conveniente era aprovechar la procesión, para poder entrevistar durante el almuerzo a gente de la zona e investigar los conocimientos que tenían los pobladores locales sobre El Chorro. Comenzaron de manera grupal, estudiantes y docentes, a escribir algunas preguntas en el pizarrón: “¿usted sabe cómo se formó El Chorro?, ¿se acuerda en qué año?, ¿cada cuánto tiempo viene a El Chorro?, ¿por qué le gusta venir?, ¿observa que el turismo aumenta? ¿ha visto cambios en El Chorro en estos años?, ¿qué piensa que hace falta para mejorar el predio de El Chorro?”.
Dentro de las actividades plantearon la necesidad de confeccionar un calendario a fin de organizarse. Apuntaron que era necesario limpiar el predio y colocar carteles para indicar cómo llegar. Se pusieron de acuerdo para crear ellos mismos los cestos de basura y colocar carteles en el camino para señalizar mejor la llegada a El Chorro, posteriormente salieron del predio escolar para recorrer la zona.
En la siguiente clase de PIC que observamos, continuaron pensando el proyecto y sus posibles nombres: “Aguas termales de El Quicho”, “Remodelación de El Quicho”, “Las aguas curativas”. Concluyeron que seguirán pensando nombres. También hablaron sobre posibles materiales para hacer carteles, basureros y ceniceros. Comenzaron a charlar con la docente y recordaron que existían algunos carteles con consignas como “Lugar limpio, dos veces lindo”, “Las aguas termales son curativas”, “Cuidemos la escuela”. En relación con la importancia de los ceniceros, dado la aridez de la zona y la posibilidad de un incendio forestal, una alumna que había participado del campamento de jóvenes del MCC comentó que “en el campa colgaron botellas de vidrio en los árboles, con un poco de agua adentro, y ahí la gente tiraba el cigarrillo”.
Como el predio de El Chorro es muy amplio, acordaron delimitar la parte del espacio que elegirían para la intervención del proyecto. Decidieron realizar de manera grupal la limpieza del lugar y la redacción de una carta dirigida a la municipalidad solicitando financiamiento. Una de las estudiantes propuso redactarla en las horas de lengua, con el formato y contenido de una carta formal. Continuó comentando que sería interesante hacer cartillas con información turística con la ayuda de la profesora de lengua. Mencionó, además, que unas semanas atrás habían guiado a un grupo de turistas hasta El Chorro y después hasta las Salinas Grandes: “estaría bueno saber más cosas” y “tener más información del lugar”, dijo otro joven.
Según registramos en conversaciones informales con algunas de las jóvenes, esta propuesta confluye con el interés por el desarrollo del turismo comunitario en la zona, como actividad económica que permite la posibilidad de trabajar y vivir en el campo. En este sentido, este interés por parte de las jóvenes en torno al turismo comunitario, representa una contribución a la economía campesina, en tanto dicha actividad se integre al modelo de subsistencia familiar (Hocsman, Daniel, 2006).
Es necesario destacar que, desde hace tiempo, el alto índice de migración de jóvenes campesinos a la ciudad constituye una preocupación principalmente para los movimientos sociales. Esta problemática se asocia a los bajos ingresos y las dificultades que los jóvenes experimentan a la hora de trabajar. Por eso, encuentran en la promoción del turismo comunitario una oportunidad de revalorizar los recursos existentes en la zona lo que podría significar una alternativa laboral que les permitiría permanecer y desarrollarse en la zona. Como resultado final del proyecto, los estudiantes acondicionaron el predio de El Chorro, colocaron carteles, y cestos de basura. Además crearon materiales audiovisuales para promocionar y mostrar el lugar. No se llegó a coordinar una visita guiada a un grupo de visitantes porque el ciclo lectivo ya estaba terminando13.
Las teorías de Desarrollo Local (DL) afirman que los diversos actores locales son protagonistas de la transformación de las actividades en el territorio. Estos ocupan diferentes posiciones en el espacio social y establecen relaciones en función de metas y proyectos comunes (Kay, Cristóbal, 2001). Al referirnos a actores locales aludimos no sólo a las personas o instituciones que desarrollan acciones directas en el territorio, sino también a todas las estructuras, organismos, personas que por omisión o acción, ocupan un lugar y un papel en el engranaje de los intercambios locales. Los actores involucrados pueden ser individuales o colectivos, provenir del ámbito estatal o no gubernamental, pueden ser actores públicos o de la sociedad civil y provenir de diferentes ámbitos de acción: actores económicos, actores sociales, actores políticos o gubernamentales (Méndez, Cristina y Pintos, Graciela, 1999).
Sin embargo, tal como pudimos observar en el diseño y desarrollo de este proyecto, en el mismo se articulan las trayectorias particulares de un conjunto de actores, que da cuenta de un proceso de construcción específico en el que confluyen negociaciones, luchas, resistencias, apropiaciones. Hablar de actores implica reconocer su capacidad de agencia, es decir, más allá de estar atravesados por condiciones estructurales, los actores tienen iniciativas y son capaces de generar alternativas de acción, incluso con los límites que esas condiciones le imponen (Cragnolino, 2002).
Pese a que las políticas públicas, los organismos internacionales15 y los movimientos sociales marcan agenda en la currícula escolar en torno al desarrollo local16, la problemática del agua vinculada al turismo comunitario es producto de la apropiación que hacen los jóvenes de la Escuela campesina. En el contexto local esta posición con respecto al agua y al desarrollo económico es legitimada en la escuela, transformándose en una opción visible para los jóvenes (Hirsch, 2016).
Los jóvenes de El Quicho se encuentran ante la dificultad de realizar proyectos de futuro que les permitan permanecer en sus comunidades. Al igual que gran parte de las juventudes rurales latinoamericanas, las trayectorias vitales de estos jóvenes están atravesadas por la dificultad de realizar estudios medios y superiores en contextos rurales y por procesos de transformación del espacio social rural que los excluye. La dificultad para desarrollar estudios secundarios se logró mitigar a partir de un proyecto del MCC que retoma distintas experiencias educativas alternativas a la Escuela para desarrollar una propuesta de Escuela Campesina con el objeto de garantizar el derecho a la educación y a su vez contrarreste el éxodo de los jóvenes hacia las ciudades. En negociación con el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, a partir de la creación de un PIT en un edificio de una escuela primaria, se logra establecer la Escuela Campesina. La EC introduce las preocupaciones locales en los contenidos de la propuesta educativa, dando lugar a que los jóvenes participen activamente en su definición a partir de sus experiencias cotidianas en la escuela.
En este sentido, dimos cuenta de dos experiencias simultáneas. Por un lado, la de “los valientes”, en la cual los jóvenes se enfocan en prácticas orientadas a mejorar las condiciones de la estructura edilicia para el aprovechamiento del agua de lluvia basándose una cartilla publicada por el Instituto Nacional de Tecnología Agrícola de autoría del profesor a cargo. Por otro lado, los “Chinwenwenchas” realizaron un proyecto que, en función de los intereses de algunas de sus integrantes, vincula El Chorro a una problemática actual en el espacio social rural en transformación: el turismo rural comunitario. En ese sentido, destacamos que la perforación realizada a partir de una intervención estatal, no logró resolver “el problema del agua” que abordan “Los valientes” en su proyecto. Paradójicamente, El Chorro se configuró en las percepciones de este grupo de jóvenes, en una oportunidad para desarrollar su proyecto en el marco de un PIC. En el mismo se apropian de los usos recreativos de este espacio de socialización de la comunidad para construir una opción, legitimada por la EC, para pensar un proyecto que desde su experiencia escolar cotidiana les posibilite proyectar un arraigo no sólo en su presente sino orientado hacia su futuro.
Por último, consideramos que abordar los proyectos de futuro de los jóvenes desde un enfoque etnográfico relacional, en un espacio social rural cada vez más desigual, posibilita dar cuenta de una compleja trama en la que intervienen las familias, los docentes y los mismos jóvenes en diálogo con producciones académicas y con los lineamientos de políticas estatales y de organismos internacionales. En este sentido, abordar las juventudes rurales y sus posibilidades de arraigo, implica analizar procesos sociales que constituyen sus experiencias cotidianas en el marco de procesos sociohistóricos que construyen las opciones que se les presentan socialmente.