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El kirchnerismo y la ebullición de la militancia juvenil: La Cámpora Mendoza (2010-2015)
Millcayac, vol. X, núm. 18, 2023
Universidad Nacional de Cuyo

Dossier


Recepción: 07 Diciembre 2022

Aprobación: 07 Diciembre 2022

Resumen: El Kirchnerismo se gesta como nuevo movimiento político nutrido de anteriores movimientos como el peronismo y de diferentes corrientes del campo nacional y popular que confluyen en el mismo. El interés de los estudios sobre la ideología peronista recobra actualidad debido al giro histórico producido a partir de la asunción de Néstor Kirchner quien reivindicó aspectos del peronismo, emergiendo así un nuevo “mito” a partir de su fallecimiento. En este contexto se realinean ciertas organizaciones políticas existentes previas al 2003 y se configuran otras nuevas gestadas desde el mismo riñón, dentro de estas nuevas organizaciones se encuentra la de nuestro interés: La Cámpora.

Palabras clave: Kirchnerismo, lógica política, participación política, La Cámpora, juventud, Kirchnerism, Political logic, Political participation, La Campora, Youth.

Abstract: Kirchnerism emerges as a new political movement nourished by previous movements such as Peronism and different currents of the national and popular field that converge in it. The studies on the Peronist ideology recovers interest today due to the historical turn produced from the assumption of President Néstor Kirchner (2003), who vindicated aspects of Peronism and became a "myth" after his death. In this context, certain existing political organizations prior to 2003 are reconfigured, and new ones are created from the same space of Kirchnerism. Our study is interested in one of these new organizations : La Cámpora.

Introducción

El interés de los estudios sobre la ideología peronista recobra actualidad debido al giro histórico producido a partir de la asunción de Néstor Kirchner quien reivindicó aspectos del peronismo, emergiendo así un nuevo “mito” a partir de su fallecimiento. En este contexto se realinean ciertas organizaciones políticas existentes previas al 2003 y se configuran otras nuevas gestadas desde el mismo riñón, dentro de estas nuevas organizaciones se encuentra la de nuestro interés: La Cámpora (LC), la cual surge en Mendoza a fines de 2010 con antecedentes previos en Buenos Aires en el 2006. El fallecimiento de Néstor Kirchner potenció la formación de esta organización en varias provincias con la consigna de sumar a militar a las juventudes.

Las preguntas que orientan este artículo son: ¿Las lógicas partidarias se replican en la organización La Cámpora? ¿De qué forma? ¿Existe un proceso de desperonización y re-peronización? ¿Cuáles son las tensiones entre “la vieja” y “la nueva” política?

El objetivo del artículo es describir el surgimiento, desarrollo y trayectoria política vinculada a la lógica partidaria, la creación de su rama universitaria, el armado de listas y frentes en los procesos electorales, su acercamiento y distanciamiento con respecto al partido político de extracción justicialista, Frente para la Victoria (FPV).

La Cámpora se consolidó como organización en Mendoza en ocasión de las elecciones presidenciales del año 2011, constituida por una “mesa chica” conformada por dirigentes nacionales que respondían directamente a los lineamientos de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner (CFK). La consigna era sumar a militantes jóvenes con escasa militancia política previa y sin los vicios de la “vieja política” en la conformación de una organización al estilo “top down”.

LC desde su surgimiento fue creando Unidades Básicas en cada Departamento. Así, en el Gran Mendoza, llegaron a existir seis Unidades Básicas. Por otro lado, también existieron “casas compañeras” en cada territorio en el que se militaba, casas que abrían sus puertas a los militantes y a las actividades durante las épocas de campaña electoral. De esta forma, se retoman actividades vinculadas al peronismo desconocidas para esta generación y se diseñan nuevas.

Presentación del tema

Este trabajo se inscribe en una investigación de mayor extensión, mi tesis de maestría[1].

La elección de la organización La Cámpora en Mendoza estuvo vinculada a que ésta es parte de la materialización de un proceso político que se destacó como régimen, como insurgencia de movimiento sociopolítico y que re-editó al movimiento peronista en la Argentina. La organización es el inicio de un análisis más profundo que articula las matrices ideológicas y las prácticas sociopolíticas durante la época, específicamente LC, organización en la cual milité desde el año 2012 hasta el 2018, fue la organización que tuvo vinculación directa con el régimen de gobierno y la presidenta de la Nación, CFK.

La metodología utilizada fue la cualitativa, entrevistas en profundidad a 15 militantes de la organización en Mendoza. El haber sido parte del proceso me facilitó conocer a los entrevistados clave para iniciar el proceso. Desgravé 15 entrevistas y codifiqué las mismas hasta la saturación teórica para poder analizarlas. En este artículo se pretende resumir una de las categorías utilizadas que es la de “lógica política”.

En suma, la deslegitimación de la política partidaria en estructuras más tradicionales, sobre todo las vinculadas a los aparatos políticos clásicos en Argentina como el Partido Justicialista (PJ) fue la marca de una época, la oleada kirchnerista revitalizó la militancia política partidaria como eje en la arena socio-política en diferentes frentes. El frente universitario caracterizado en la década del ‘90 por agrupaciones autónomas o independientes, durante el gobierno kirchnerista LC se sintió interpelada a alinearse en un posicionamiento político alejado ya de su crítica a las estructuras tradicionales. El otro frente de importancia clave fue el territorial distanciándose de las construcciones autonomistas o “micro-sociales” las organizaciones decidieron retomar sus prácticas no solamente en épocas de campaña, al estilo PJ o pejotismo, sino de forma constante y permanente. Esta concepción de militancia es propiciada por Néstor Kirchner y CFK la cual data de sus campañas electorales en la década del ‘80 en la provincia de Santa Cruz. Prácticas políticas que eran desconocidas por pertenecer a otra generación por los jóvenes de esta época, adquirieron nombre, significación, reconocimiento y metodología específica: la conformación de las uniones vecinales, la construcción de unidades básicas en los territorios distribuidos espacialmente a cargo de cuadros según niveles de responsabilidad, el contacto y mapeo de las asociaciones intermedias de cada zona, la militancia de tipo puerta a puerta, el vecino como actor fundamental del territorio, etc.

Elaboración conceptual

Los autores Ernesto Laclau y Martín Retamozo identifican ciertas y determinadas lógicas que posibilitan el análisis empírico para comprender el viraje dado desde la predominancia de aspectos de lógicas de movimientos sociales a lógicas partidarias al calor del kirchnerismo como fenómeno político. Retamozo las define como “diferentes formas de acontecimientos sociales que apuntan a comprender las relaciones sociales que tienen lugar en el mundo contemporáneo” (Retamozo, 2010:1). En esta concepción en el marco de las teorías del discurso el término de lógicas es atribuido a “relaciones”, a “fenómenos”, “acontecimientos sociales” en sus formas vinculares (Retamozo, 2010). Así es como este autor construye un abanico categorial de lógicas políticas: las lógicas son “procesos de articulación” que se inscriben en un desarrollo que sólo se entiende desde “lo político” que contempla al interior del populismo (Retamozo, 2010). La terminología de procesos de articulación es propia de Retamozo para referirse a las lógicas, recapitulando los primeros estudios laclaunianos de “articulación” sobre Althusser: “el aporte de Laclau se torna fundamental para pensar las lógicas y operaciones en el discurso como proceso de articulación en tanto nos ofrece una aguda teoría de las lógicas que operan en la construcción de esos discursos” (Retamozo, 2010). De acuerdo con esta posición, no sólo en los procesos sociales es posible imaginar una lógica de la política sino que “es necesario pensar en la importancia para el análisis socio-político de una pluralidad de lógicas de la política” (Retamozo, 2013: 149).

Entre estas lógicas menciona a la lógica partidaria o lógica de partidos políticos que caracteriza a las estructuras políticas partidarias. En ocasiones también alterna el uso de lógicas con el de prácticas o modos de intervención. Define a la lógica política:

…el kirchnerismo produjo un espacio sensible a viejos modos de intervenir en la política (acciones sindicales, barriales y estudiantiles), pero también incorporó una variedad de formas políticas novedosas, para cuya concreción fueron clave los activistas de los movimientos sociales, especialmente los jóvenes (Retamozo, 2013:155).

Es decir, que a partir de la categoría de lógicas podremos analizar los entrelazamientos producidos al interior de la organización que finalmente están vinculados a su estructura y a sus prácticas. Desde esta perspectiva, Retamozo (2013), considera que desde 2003 el kirchnerismo:

…reconfiguró el terreno en el que se desarrolla la política –en el que se tratan los asuntos de la polis- y puso a los movimientos sociales en un nuevo contexto de acción. Las acciones del kirchnerismo (incluimos discursos, prácticas y gestos como dispositivos de producción de sentido) tuvieron un efecto reestructurante del escenario en que se desarrolló la contienda política (Retamozo, 2013:150)

La lógica partidaria es la que prima en los momentos de contienda electoral, por ejemplo en “el armado de las listas” (Retamozo, 2013: 149). Dicha lógica puede identificarse también con la que “tiende un puente en las estructuras partidarias, por ejemplo, posicionamientos y movilizaciones ante un proyecto o una política concreta”. También, puede reconocerse en las identidades militantes en las cuales la pertenencia o la referencia a una doctrina juegan algún papel. Cuando se hace alusión a la lógica partidaria se la suele asociar a los “viejos modos” y a los “nuevos modos” de intervenir en la política. Existe una tendencia a atribuir a los nuevos modos de hacer política a las generaciones jóvenes, es decir, que el cambio o la trasformación de las prácticas estuvo vinculado a un cambio de generación, o en su defecto, a actores determinados: “los jóvenes”

Asimismo, y pese a ello, con el gobierno kirchnerista se produjo un salto cualitativo en las prácticas políticas. Natalucci (2012) describe esta distinción temporal como una diferenciación de prácticas, es decir, no siempre “todo pasado fue mejor”, en la década del ´90 los actores que ocupaban la escena eran los políticos a los que se les solía denominar “de carrera” asociados a prácticas punteriles. En cambio, la nueva política estuvo dada por el desplazamiento de estos actores y la centralidad otorgada a los “militantes” caracterizados por “tener un compromiso con una organización cuyo objetivo es construir un proyecto político que pueda modificar el orden social instituido total o parcialmente” (Natalucci, 2012:45), es decir, el regreso al compromiso militante propio de los años ´70 y de los ‘80. Entonces aparece la noción de actores sociales -los jóvenes- y prácticas sociales –novedosas- asociadas al movimiento kirchnerista como factores fundamentales de las transformaciones en la política. En una época de auge de la partidocracia y burocratización de los partidos políticos primó una perspectiva “utilitarista” en la década de los ´90 y principios de siglo, que tuvo como consecuencia el desprestigio de la práctica política. Una perspectiva propuesta por Manin (1998) y Cheresky (2004-2006) es la magnificación del proceso eleccionario, considerado como la única funcionalidad de los partidos representados por sus líderes, es decir, que entrarían en acción solamente en los procesos de contienda electoral. Asimismo, un aspecto a destacar es que consideran que los partidos son “sellos” o “etiquetas” que prestan su personería jurídica para las elecciones a determinados líderes y dirigentes que gestionan la política desde “arriba”.

Desde otra perspectiva, Rocca Rivarola (2015) refleja en sus trabajos que a veces en las prácticas políticas “todo tiempo pasado fue mejor” y lo asocia, según la autora, a una “añoranza” hacia los ideales partidarios, a diferencia de la actualidad donde las prácticas tienen un carácter o trasfondo diferente.

Desde su perspectiva, con el kirchnerismo se desplegó una flexibilización de los vínculos partidarios, vínculos individualizados, informales, dependientes de una inserción laboral en el Estado que comenzaron a tener primacía respecto a otras formas de participación más orgánica o anclada a la doctrina partidaria. “Los modos de pertenencia se perfilan como más parciales, múltiples y superpuestos, siendo posible hablar ya no sólo de un electorado fluctuante, sino también de bases organizativas fluctuantes” (Rocca Rivarola, 2015: 3).

Durante los primeros años de gobierno kirchnerista se conformó un colectivo militante (los adherentes) que respondían a espacios más amplios y flexibles que a un anclaje partidario. Si bien no estuvo cerrada la posibilidad de una estructuración de la masa militante kirchnerista en un partido vertical entendido como columna vertebral de la militancia -como el PJ, está claro que no persiguieron la conformación de un partido político ni un tipo de práctica específicamente partidaria. Ese proceso de adaptación a las condiciones fluctuantes de la vida política en sus propias prácticas cotidianas fue acompañado, según la autora, por una especie de añoranza o recuerdo nostálgico que miraba hacia un pasado caracterizado por prácticas políticas partidarias, una nostalgia hacia una práctica militante con una clara formación en la doctrina partidaria, con capacidad y disposición para militar las campañas electorales en los territorios y no de ocupar cargos políticos.

Rocca Rivarola (2015) realiza una comparación entre la identidad peronista (movimientista) y la partidaria (PJ), identifica que durante el gobierno kirchnerista un primer momento fue el de “desperonización” materializado en la “despejotización” (2004 y 2005); un segundo momento fue el de “repejotización” al que clasifica como “fallido” debido a que el PJ estaba intervenido, asimismo en el año 2007 Néstor Kirchner logró asumir la presidencia del partido; y un tercer momento de “reperonización” conducido por organizaciones sociales y políticas que no estaban aglutinadas en el partido.

El peronismo como movimiento ha sido comparado, asimilado y diferenciado del PJ, en este estudio nos interrogamos por estas relaciones y su dinámica. Retamozo distingue además de la lógica partidaria, una lógica electoral, la cual hace alusión a los momentos específicamente eleccionarios. Define a la lógica electoral como aquella que “busca la mayor universalidad de las propuestas para captar al electorado” (Retamozo, 2013: 149). El kirchnerismo tuvo sus vaivenes en cuanto a la búsqueda de un voto “peronista” más bien tendió a un voto diferenciado del peronismo, por lo menos en sus primeros años de gestión. El peronismo encontró en el proceso eleccionario, las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO)[2] la posibilidad de una disputa interna entre peronistas oficialistas y peronistas no oficialistas (Torre, 2004). Aunque no aparezca explícito la disputa es por el “partido” como la herramienta política de mayor incidencia en el proceso electoral.

Los autores mencionados anteriormente coinciden en que no se debe reducir la política al proceso eleccionario, ni mucho menos la democracia representativa al momento del acto electoral, pero sí es un momento de negociación, de alianzas y disputas.

Desarrollo argumentativo

LC se reconoce a sí misma como “organización” no como partido político, tampoco hay referencias a un proyecto futuro de transformarse en “el” partido político del kirchnerismo, en cambio se considera “la” organización del kirchnerismo la cual defiende y enarbola el proyecto político nacional y popular donde el “militante” es el centro de la escena. Si bien proveníamos de épocas en las que “la política” tenía una connotación negativa (década del ‘90), dedicarse a la política se consideraba una “carrera personal” vinculada a los partidos tradicionales. Si con la última dictadura militar se intentó estigmatizar al militante, al político de “a pie”, en los ´80 hubo un reflorecer democrático, pero con reminiscencias de las viejas estructuras de poder que presionaban para que el orden social permaneciera dentro de los márgenes del statu quo.

El neoliberalismo en su máxima expresión en la década del ´90 incrementó el individualismo, el sálvese quien pueda, la política como mala palabra y fomentó una imagen de los partidos políticos vinculada al ostracismo. Partidos de izquierda y organizaciones políticas continuaron en un escasamente fortalecido campo popular, las organizaciones que surgieron en esta década y que explosionaron en el 2001 estuvieron asociadas al “que se vayan todos” más que a la construcción de un proyecto político hegemónico. Así fue como hasta el 2003 el concepto de partido político estaba deslegitimado, como las estructuras, había organizaciones que se definían de izquierda o “independientes” siempre por fuera del aparato estatal y en contraposición con la representatividad gubernamental.

En este contexto, es que asume Néstor Kirchner, quien provenía de una militancia partidaria, Intendente dos veces por Río Gallegos y diputado nacional, este capital específico vinculado a lo partidario y su trayectoria política, muy diferente a la vivenciada por los jóvenes de los ´90, con una matriz de pensamiento de la política como forma de vida, la necesidad de construcción de hegemonía a través del Estado y una forma de construir política desde el poder institucional. Esto significó un cambio de rumbo de 180° en las matrices de quienes proveníamos de otra generación (´90), quizá fuera por ello que lo generacional posibilitó un aporte tan directo a la construcción del kirchnerismo, los jóvenes que formaron La Cámpora en ese entonces tenían entre 17 y 26 años, fue una generación que no vivenció de la misma forma “el que se vayan todos”, que rápidamente interpretó y aprendió a jugar las reglas del campo político, sin prejuicios y con orgullo de pertenecer a un partido vinculado al poder institucional, eran parte de acompañar al gobierno y sostenerlo.

De esta forma, volvieron a resurgir unidades básicas por las calles mendocinas, murales de Perón, Eva, Néstor y Cristina, actos políticos acompañados por militantes, “casas compañeras”, todo un léxico que había sido “cajoneado” al igual que la militancia partidaria. La Casa Rosada se cubrió de jóvenes con pecheras, banderas, banderines, que acompañaban los discursos presidenciales. En este sentido, hay un reconocimiento al partido político como estructura, como “herramienta” necesaria para disputar poder institucional. La figura del partido no es cuestionada, ni deslegitimada. La Cámpora en sí misma no es ni será un partido político sino que es una organización “frentista” con capacidad de generar frentes eleccionarios y de esa forma disputar poder.

Las elecciones son uno de los momentos de la organización, es decir las lógicas partidarias emergen o adquieren predominancia en los momentos electorales, y en ciertos actores destinados a ocuparse de la política a nivel jerárquico, es decir que las lógicas partidarias se destacan más en ciertos sectores de la organización que son los que coordinan “la política” hacia arriba -los dirigentes y los cuadros medios-.

La lógica partidaria más que en la organización en sí misma, es característica de las formas de funcionamiento de los dirigentes, son quienes definen los roles a ocupar, las alianzas, se dedican a la política como oficio. Los militantes en términos de la estructura entienden que las diferencias formales entre la organización y el partido político son que:

… no tenemos personería jurídica ni los requerimientos como afiliaciones, balances, carta orgánica, entre otras (dirigente LC, ex funcionaria, asesora-27 de Julio de 2018).

Existe un claro diferenciamiento entre el partido y la organización en el esquema de los militantes. Los militantes durante la investigación realizaron una crítica a los partidos políticos como estructuras consideradas “obsoletas”, “burocratizadas”, “estructuras vacías de los principios que los movían”, con “poca representación las ideas del PJ, la UCR” y emerge la diferencia entre el partido y el movimiento:

… comparten esa estructura jerárquica pero al mismo tiempo está todo el tiempo en movimiento, se ha dinamizado lo que eran los partidos políticos (militante La Cámpora Capital, 30 de Octubre de 2018).

Una característica que aparece como “negativa” en los partidos es que los cargos eran “fijos” y que se elegían en congresos cada un período de dos años, en cambio, en la organización no había posibilidad que los militantes eligieran o sugirieran responsables departamentales ni territoriales, es decir que era menos democrático que el funcionamiento de un partido. Los dirigentes que fueron designados como responsables territoriales por la mesa chica, estuvieron los cuatro años, difícilmente se iban de ese lugar porque consistía en la posibilidad de acumular capital político en el territorio, ser reconocido y adquirir legitimidad social. La mayoría de los dirigentes departamentales eran muy jóvenes, no tenían militancia previa en ningún espacio y tenían tiempo para construir poder.

El responsable territorial se instaló como referente de un territorio para las elecciones legislativas tal vez con la finalidad de postularse para concejal por su departamento. Los responsables de 2011 a la actualidad son concejales por el departamento de Las Heras, Guaymallén, Godoy Cruz.

La característica de los responsables a diferencia de los secretarios era que tenían que tener capacidad de liderazgo, de articulación en el territorio, capacidad de conexión con referentes barriales. La visión de los cargos con más de 10 años de permanencia posibilitó legitimar referentes para las elecciones legislativas en 2017 y 2019, donde la organización aumentó sus cargos a concejalías. En cambio, el número de diputados/senadores se ha mantenido igual o con un promedio constante (entre tres y cuatro), para estos cargos no era un requisito la militancia territorial como capital sino la profesionalización/capital académico en el caso de las mujeres y capital político en el caso de los hombres.

Por lo cual, la lógica política es la que primó en la organización, la convicción de que los cambios deben ser institucionales y a través de la democracia representativa. Otro aspecto de la estructura vinculado al partido era su esqueleto el cual tenía un organigrama con funciones y roles fijos. La organización era reconocida como “bastante rígida” aunque los militantes advierten una flexibilización desde los comienzos a la actualidad y la comparan con:

… las organizaciones de los ’70, en cuanto a estructura y responsables (dirigente LC, asesora, 5 de Mayo de 2018).

Esta estructura además de “rígida” era reconocida como “verticalista” (como característica positiva) y posibilitadora del funcionamiento.

Las lógicas de partido primaron desde un comienzo porque estuvo claro en quienes construyeron la organización que tenía que “formar cuadros”, cuadros políticos para disputar espacios de poder dentro del campo político en el poder legislativo como en el ejecutivo provincial.

La organización surge en un momento en el que se buscaba “polarizar” con el PJ, de “despejotización”, Esta primera etapa de “despejotización” fue un momento en que la organización recibió muchos ataques, tanto del PJ que por primera vez se le disputaba poder desde afuera y sin su consentimiento y, por otro lado, desde sectores sociales opositores al kirchnerismo. La defensa del kirchnerismo, sobre todo de LC frente a los ataques o a posibles confrontaciones, fue una etapa de repliegue y de construcción y consolidación interna, la organización destinó esos años a la construcción en toda la provincia de una organización que surgía de cero con no más de 20 militantes y que entre el 2012 y 2013 logró constituir representación territorial en todos los departamentos con aproximadamente 500 militantes.

Los dirigentes de LC tenían otra formación, otra forma de militar y otros intereses y marcaron un antes y un después en términos de prácticas “clientelares” y enriquecimiento personal por la política. Asimismo, los militantes al ser jóvenes y no provenir de espacios militantes previos no tenían ni prejuicios ni ideas negativas preconcebidas en cuanto a “la política”, se infiere que una posibilidad con el funcionamiento de organizaciones kirchneristas es que las conducciones hayan querido rescatar la militancia como forma de vida sin asimilarlo a estructuras partidarias.

El aspecto a destacar de la lógica partidaria fue el resurgimiento de la identidad peronista, la mística de los militantes de base y de los cuadros en general, el conocimiento de la doctrina y la posibilidad durante esos años de asentarse en lo movimientístico, poder organizar gran cantidad de militantes para actos, elecciones, campañas y la militancia cotidiana que se asemejó a los orígenes del peronismo. El resurgimiento de una identidad peronista no en un libro o en un discurso, sino de organización que militaban bajo esta doctrina en unidades básicas, en plenarios y liderazgos personalistas que hegemonizaron este proceso, pero con una renovación a nivel cualitativo de los cuadros “pejotistas” del menemismo.

Las características de partido en las prácticas de la organización

Los militantes asocian al partido como una institución que por su lógica y funcionamiento dispone de mayores “recursos económicos”, una de las fuentes es el aporte de los militantes mensuales por bono de sueldo. En el caso de LC se sabía que aquellos militantes que tenían un trabajo en el Estado realizaban aportes, pero nunca en ninguna reunión, plenario o actividad se habló el tema de fondos ni de recursos, sí explicitaban que hacían aportes pero que éstos “eran menores” a los de los partidos:

… la capacidad de organizar un montón de cosas son menores, desde alquilarte una básica hasta que viajen ciertos compañeros es menor porque no tenes esos recursos que sí tiene un partido (dirigenta LC, 4 de Junio de 2018).

Igualmente, durante el período de gobierno los militantes de Mendoza viajaban siempre que había un acto de Cristina en Buenos Aires, recién al final de la gestión se democratizó quienes querían o podían viajar, pero estaba más bien vinculado a “premios” que daba la organización a los militantes que consideraban más cercanos o leales.

Si bien el perfil que daban los dirigentes o políticos de “carrera” del PJ en la provincia no tenía imagen positiva -salvo excepciones-, los dirigentes de LC instalaron y construyeron una imagen totalmente diferente a la de los políticos de carrera tanto del PJ como de la UCR. El dirigente de La Cámpora que tenía un cargo, era dirigente pero también era militante de a pie, la imagen era otra, los bienes y patrimonios personales fueron muy diferentes, los dirigentes tenían una imagen de personas de trabajo cotidiano, se sabía dónde vivían, usaban colectivo o andaban en autos de baja gama en los territorios de militancia, asistían algunas veces a las actividades. De esta forma, la imagen que se instaló fue la del dirigente “común”, que tomaba un colectivo o asistía en auto en cualquier época del año a una casa compañera o unidad básica, dialogaba con los vecinos en las actividades territoriales, concurrían a las actividades en momentos que excedían la campaña electoral, etc[3].

Si bien, la organización tuvo una estructura muy rígida, una información muy centrada en la mesa chica y una dirección de la información de arriba hacia abajo, la relación entre los dirigentes, los militantes y los adherentes, tanto como con los vecinos de los territorios fue muy diferente a décadas pasadas en la provincia. Las figuras de los dirigentes intentaban ser democratizadas, un cambio muy importante, un salto cualitativo que se daba en la política. En la sociedad había un rechazo a la política y a la figura del político, muchos dirigentes del PJ residen en barrios privados, no se los veía en sus territorios de militancia, solo en ocasiones o actos eleccionarios, muchas veces con escraches por lo cual no asistían. Esto es lo que quiso cambiar la organización en la provincia, se invitaba a uno de los tres diputados que tenía la organización a algunos eventos en los territorios en el barrio San Martín o La Favorita en el lanzamiento de un programa o algún acto homenaje, apertura de unidad básica etc., , ésto impactaba en los vecinos sobre todo que una diputada nacional estuviese en actos locales.

Otra práctica que emerge son las movilizaciones masivas que involucraban a los militantes, o a los adherentes, a los simpatizantes, a una movilización política. Las movilizaciones previas al 2003 eran de protestas y rechazo al régimen vigente, la política partidaria significaba algo negativo y por ello en la subjetividad las movilizaciones estaban asociadas a protestas. La política partidaria involucraba a una serie de dirigentes y se resolvían las demandas alejados de la ciudadanía, había un abismo entre los dirigentes partidarios y la ciudadanía. Por ello, un aspecto que se transformó y fue asimilado con mayor fluidez por las generaciones más jóvenes, fueron las movilizaciones en apoyo al régimen de gobierno, organizaciones sociales que ya no protestaban por el ajuste o por la conquista de planes sociales sino que manifestaban su incondicionalidad con la gestión de gobierno.

En la provincia hubo pocos actos a los que asistió CFK, el resto de los actos y movilizaciones sucedían en Buenos Aires, los patios militantes tenían una cotidianeidad casi diaria por la capacidad oratoria de la presidenta, entre uno y tres discursos diarios. En ocasiones se colocaban pantallas en los territorios cuando la presidenta hacia telecomunicaciones con tres o cuatro gobernadores. En ese entonces, como se era parte de la gestión[4] no se acompañaron movilizaciones provinciales por reclamos salariales, pases a plantas o paritarias. Las marchas a las que más fuerza se le otorgaba eran a las del 24 de Marzo y en el 2015 a la de “Ni una Menos”, se militaba en algunos actos oficiales, donde no había mucho interés de las bases por participar y eran minoritarios, sí la organización estaba presente el 1 de Mayo donde iniciaba el gobernador su discurso legislativo. La primera gran movilización interna que tiene lugar en Mendoza fue en el parque central donde dio un discurso la legisladora Anabel Fernández Sagasti junto con los cuatro legisladores nacionales en Febrero de 2016, hubo movilización tanto de La Cámpora como de otras organizaciones kirchneristas que ya se alineaban detrás de la figura de la senadora nacional.

… creo que es diferente porque hoy algunos partidos políticos, al menos el que está más cercano a nuestra organización, está muy desmovilizado, no tiene la convocatoria que sí tiene nuestra organización y tampoco tiene movilización en las calles (dirigente, 5 de Mayo de 2018).

La lógica eleccionaria no era la fundamental pero sí se articulaba o era integrada por la partidaria, la organización realizó la campaña de 2011 en la cual la boleta del Frente Para la Victoria llevaba a CFK a la presidencia, con tres cargos a legisladores propios de la organización: Anabel Fernández Sagasti candidata a diputada nacional, Marina Femenía candidata a diputada provincial y Lucas Ilardo candidato a diputado provincial. Los tres cargos ingresaron al poder legislativo y allí iniciaron su carrera política. La organización en las elecciones legislativas de 2013 no llevaba candidatos propios en ningún nivel que pudieran ingresar y en las elecciones de 2015 sí ya con las PASO hubo una interna con el sector más conservador del PJ, LC llevaba como candidato a gobernador a Guillermo Carmona y el PJ a Adolfo Bermejo quien ganó las internas y perdió las generales, obteniendo la victoria Alfredo Cornejo proveniente de la UCR. Si bien la organización no se centraba en las campañas electorales (salvo la de 2011 con la organización en sus orígenes y la de 2015) eran instancias en las que el militante era central.

… Nosotros entendemos que el partido es de todos y que esta posibilidad que te dan las primarias de poder presentarte y que la gente elija quienes quieren que sean sus candidatos nos da a nosotros la posibilidad de ser un espacio, pero no dejamos de sentirnos parte de ese partido (dirigenta LC, diputada, 4 de Abril de 2018).

Las campañas electorales tenían un jefe de campaña, que generalmente era el responsable territorial, y los militantes realizaban la campaña en su lugar de militancia, en su territorio, rotando por los otros territorios del mismo departamento. Si los dirigentes lograron cargos fue por el enorme esfuerzo que hacían los militantes de base, más allá de las figuras nacionales que traccionaban en la boleta, se militaba de lunes a lunes mañana, tarde y noche, por convicciones e ideales, sin ningún beneficio material o simbólico a cambio. En las campañas se presentaba a la organización como la de Cristina, y se invitaba a una “renovación dentro del peronismo”.

La idea de la “renovación” del partido, nuevos dirigentes dentro del peronismo fue el slogan de todas las campañas desde el 2011 a 2015, los militantes iban puerta por puerta, vecino por vecino y se entablaba el dialogo detrás de la entrega de una boleta, en ninguna de las campañas hubo recursos económicos, ofrecimientos de mercadería u otros artículos en contraprestación al voto. Las acciones se describen como:

… punto fijo, panfletadas, barridos por las casas, organizábamos con un mapa y trazábamos un recorrido para poder llegar a la mayor cantidad de casas posibles en el menor tiempo posible, actividades de intervenciones que llamen la atención, que generen prensa para nuestros candidatos y difusión de nuestras propuestas a través de las redes sociales (responsable LC Capital, 17 de Diciembre de 2017).

La visión del PJ era que tenía:

… sus cuatro o cinco punteros y organizaban, una lógica vinculada a lo electoral, partidario y de clientelismo político, comprendido como lo opuesto a lo que militaba desde La Cámpora no era la compra de la voluntad, los dos modos de entender cómo era la política, prácticas antagónicas, disputábamos la concepción de sujeto-cliente y sujeto de derecho, mucho corazón, con mucho purismo y con mucha dedicación, muchísima dedicación, pero era eso pibes y pibas con todos los sueños a defender su gobierno y sin embargo se sostenía … nosotros íbamos con idea, con proyectos, con propuestas (ex militante de La Cámpora, 4 de Diciembre de 2018).

… por otro lado, tantas campañas electorales donde el militante era el principal recurso humano, hubo mucho desgaste físico porque en el 2015 hubieron 9 elecciones ,muchas convocatorias y mucha presión. El escenario hasta la derrota fue de convocar todos los días para marchas y hay un desgaste sin reconocimiento, sin estímulo, sin devolución, sin recursos, creo que eso desgasta mucho la cantidad de actividades (militante de Victoria Popular, 3 de Mayo de 2019).

El hecho que Cristina fuera la representante en las boletas material o simbólica trajo sus ventajas, así mismo también aparejo:

… tensión debido a que nuestra identificación era directa con Néstor y Cristina y no tenía intermediario ningún dirigente de la política partidaria mendocina…dirigente, diputado y sus desventajas cuando los dirigentes del PJ se despegaban de Cristina o querían alejarse o disimular o mentirle a la sociedad respecto que ya no la querían, pero para mí la razón particular de las tensiones era por nuestro vínculo directo con Cristina (militante LC, diputado, 4 de Junio de 2018).

El partido aparece como una “herramienta” durante el proceso eleccionario, este fue la primera etapa de la organización vinculada a una “despejotización”, en el proceso las posiciones se fueron acercando, las diferencias se dirimían en las PASO a nivel eleccionario y luego había una estrategia de militar todos los candidatos. De todas formas, LC fue la organización kirchnerista que más cercana estuvo al PJ y que menos confrontativa fue en sus discursos y prácticas. El discurso hacia los militantes era de diferenciación con respecto a los dirigentes, pero la estrategia con los dirigentes fue establecer siempre una relación dialógica y de acuerdos más que disputa explícita, por ejemplo “en la manera de negociar, en el momento de las elecciones con el PJ”.

En LC la lógica partidaria no fue la que primó, por más que fue importante y coexistió con la populista, pero al menos hasta el 2015 lo que se intentó mostrar hacia afuera fue el recambio de una generación en todos los aspectos, de una antigua forma de militar que se reactualizaba, el militante de a pie, diario, vinculado a unidades básicas territoriales (en La Favorita hubieron casas compañeras, en el barrio San Martín casas compañeras, en la 4ta sección casas compañeras) y la unidad básica ubicada en pleno centro de la Cuidad de Mendoza. Los militantes nos reuníamos en la Unidad Básica para desde allí concurrir a un territorio los cuales estaban distribuidos por preferencias de los militantes, no había diferencia si eran períodos eleccionarios o no, sino que la militancia territorial era de por lo menos una vez a la semana, más una reunión semanal o quincenal de agrupación para planificar tácticas y estrategias a seguir. Los responsables territoriales volvieron a rescatar la importancia de contactarse con los referentes territoriales, de iglesias evangélicas, cristianas, de partidos, o de la comunidad en la que se militaba para articular demandas y trasmitirla a los legisladores, éstos contactos eran fundamentales y se sostenían todo el año. Las prácticas no fueron novedosas estuvieron asociadas a las formas de militancia del peronismo durante el gobierno de Perón, prácticas y doctrina que para una generación eran desconocidas por la época.

Conclusión

Si bien, no hay un rechazo ni a la política ni a las estructuras tradicionales de la política, sí hay un posicionamiento en el cual las organizaciones kirchneristas no construyen de la misma forma que los partidos políticos, sino que el militante aparece como actor central de las nuevas formas de hacer política en una política que deja de ser solamente electoralista para ser una “micro política”, una política de lo cotidiano.

De todas formas, fue más verticalista que un partido porque la decisión de los responsables correspondía solamente a la mesa chica, es decir que la legitimidad era impuesta de arriba hacia abajo.

En suma, a diferencia de cómo se haría en un partido político en que cada cierto período se realizan congresos para elegir a sus secretarios, la estructura rígida de la Cámpora de impedir que se modifiquen secretarios y responsables posibilitó largos procesos de conducción en los departamentos, luego de 10 años de militancia los responsables del Gran Mendoza continúan adquiriendo un capital simbólico que no lo tenían. Esto le posibilitó a la organización ser una de las pocas organizaciones kirchneristas que luego de 2015 no se desgranó ni hubo separaciones o divisiones importantes

Un aspecto interesante que se podría investigar en próximos estudios es la deserción masiva de militantes de base luego de 2015, lo cual no se debió solo a la derrota, eso sería una mirada uni-causal sino que empezó a haber más desinterés por esta lógica movimentista y de base y se priorizó la lógica partidaria de “cúpulas”. Esto significó una pérdida de militantes que se ponían “la camiseta” por sola convicción por un proyecto político y por “la jefa”, sin interés mediante, la mayoría no teníamos cargos ni esperábamos algún tipo de ascenso en la organización, esas bases no fueron valoradas, con los riesgos que trae perder una masa militante propia que milite solamente por convicción a un proyecto y a un dirigente.

La organización hoy prima por una disposición vertical o por un poder vertical en la cúspide, pero con una base muy endeble, si se quiere referir a base tanto a los militantes de la propia organización como del campo popular.

Referencias bibliográficas

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RIQUELME, M . Las lógicas políticas en dos organizaciones kirchneristas. Tesis de Maestría en Estudios Latinoamericanos sin publicar, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, defendida en Octubre de 2022.

RETAMOZO, M. (2010). “Movimientos sociales, política y hegemonía en Argentina”. Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, Santiago, Chile, vol. 10, núm. 28, 2011. Universidad Bolivariana.

RETAMOZO, M. (2013). “Capítulo 6: Discursos y lógicas políticas en calve K. movimientos, populismo y hegemonía en Argentina”. En Balsa, J. (comp). Discurso, política y acumulación en el kirchnerismo. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y Universidad Nacional de Quilmes, Pensamiento Crítico: Buenos Aires. (pp143-156).

ROCA RIVAROLA, D (2015) “¿Militancia era la de antes?: La referencia nostálgica al pasado en la militancia oficialista en Argentina y Brasil (2003-2014)”. XI Jornadas de Sociología, Coordenadas contemporáneas de la sociología: Tiempos, cuerpos, saberes. Lugar: Buenos Aires; Año: 2015, (pp. 1-18).

ROCCA RIVAROLA, D. (2016). “La Cámpora movilizada: Observación participante y reflexiones sobre la militancia oficialista durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015)”.Sures; Lugar: Foz de Iguacu; Año: 2016, (pp.1-22).

TORRE, J.C (2004). El gigante invertebrado. Los sindicatos en el gobierno, Argentina 1973-1976. Siglo XXI Editores, 2004, Buenos Aires.

Notas

[1] La tesis fue dirigida por el Dr. Roberto Agustín Follari para la maestría de Estudios Latinoamericanos-UNCUYO-FCPyS
[2] Las elecciones primarias, también llamadas PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias)​ fueron creadas en el 2009, tras la aprobación de la Ley N.º 26.571.

La ley Nº 26571 de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral establece las normas para la realización de las votaciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias

[3] La Unidad Básica "Vengo a proponerles un sueño" del Departamento de Maipú recibió a los compañeros y compañeras con un micrófono abierto para homenajear a Néstor Kirchner a 6 años de su fallecimiento, con la presencia de la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti. 1 de Noviembre de 2016.

En: https://www.facebook.com/lacamporamendoza/?ref=page_internal

[4] El estudio abarca los años 2008 a 2015 por lo que en ese entonces la gestión era justicialista, gobernaba Francisco Pérez.


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