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La formación pedagógica como opción para la acción política y formación para la vida. Entrevista a dos de las primeras docentes en Sociología: Licenciadas y profesoras Gladys Schiaroli y Graciela Cousinet (UNCUYO)
Pedagogical training as an option for political action and life-long learning. Interview two of the first teachers of Sociology: Gladys Schiaroli and Graciela Cousinet (UNCUYO)
Millcayac, vol. XI, núm. 20, 2024
Universidad Nacional de Cuyo

Dossier


Recepción: 19 Junio 2024

Aprobación: 24 Julio 2024

Resumen: En esta entrevista, las licenciadas y profesoras en Sociología de la Universidad Nacional de Cuyo, Gladys Schiaroli y Graciela Cousinet, nos cuentan cómo fue su formación pedagógica durante los años ´70, en un contexto de avance de las derechas. En el caso de Cousinet, fue expulsada como docente universitaria y finalizó su profesorado con la vuelta de la democracia. Schiaroli, comenzó su carrera docente luego de que la dictadura la cesanteara como empleada municipal. Dos historias de mujeres profesionales que, de modos divergentes, eligieron el campo de la educación como opción política y formación para la vida.

Palabras clave: Formación pedagógica, ciencias sociales, dictadura, actividad docente, profesión.

Abstract: In this interview, Gladys Schiaroli and Graciela Cousinet, both sociology graduates and professors at the National University of Cuyo, tell us about their pedagogical training during the 1970s, in a context of right-wing advance. In the case of Cousinet, she was expelled as a university teacher and finished her teaching degree with the return of democracy. Schiaroli began her teaching career after the dictatorship dismissed her as a municipal employee. Two stories of professional women who, in divergent ways, chose the field of education as a political option and training for life.

Keywords: Pedagogical training, social sciences, dictatorship, teaching, profession.

Introducción

La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) celebró en el 2023 el 20º aniversario de la apertura del Ciclo de Profesorado para graduados, graduadas y graduades de las licenciaturas de Sociología, Ciencia Política, Comunicación y Trabajo Social. Las actividades realizadas en ese marco nos llevaron a conocer sus raíces en un profesorado pensado cincuenta años antes, promovido por referentes de las Ciencias Sociales en la región de Cuyo y el país, como Emilio Tenti Fanfani, Eduardo Bustelo, José Francisco Martín. Ese profesorado fue discontinuado por las políticas de censura y persecución de la dictadura cívico-militar argentina, y por las que fueron cesanteados docentes y personal de apoyo académico, y muchos docentes fueron expulsados de la universidad (Agüero, 2017).

¿Por qué y para qué de la formación pedagógica en estas disciplinas sociales? La creación de profesorados, ciclos y carreras terciarias afines a ellas se vincula con la apertura de la escuela secundaria en Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX y con la necesidad de discernir entre el saber académico y científico y el saber a enseñar (Elgueta, Ficcardi, y Balada, 2011). A su vez, identifican el crecimiento de la escuela secundaria y técnica a partir de 1953 y la importancia que esto trajo sobre la formación docente para este nivel educativo, particularmente, durante los gobiernos peronistas.

La creación del Profesorado en Ciencias Sociales como carrera de posgrado en 1973 estuvo enmarca en un contexto que Fares (2017, p. 151) caracterizó como de movilización y politización estudiantil pero también de paradigma en el campo de las ciencias sociales, como apuesta a “la transformación social, en clave nacional y popular”. Y su creación, bajo la gestión del decano interventor Emilio Tenti Fanfani (1973 – 1974), tuvo lugar además en un avance de reforma curricular de Administración Pública y Ciencias Sociales, con especialidad en Ciencia Política o Sociología.

El proceso de conocer la historia de este profesorado nos invitó a seguir indagando en sus estudiantes y docentes en nuestra casa de estudios, como actores fundamentales en la lucha por la educación y la formación pedagógica en la universidad pública. Es por ello que consultamos a las licenciadas y profesoras en Sociología (UNCUYO), Gladis Schiaroli y Graciela Cousinet. Ambas se conocieron en la carrera de grado y conformaron un grupo de jóvenes con quienes compartieron estudio y militancia estudiantil. En esta entrevista, recuerdan su tránsito por los pasillos de la facultad como si fuera ayer, se ríen, intercambian anécdotas y recuperan ese antes y después de la dictadura, que las obligó a dejar la universidad y alejarse de la actividad política y profesional por un tiempo.

Graciela Cousinet, fue expulsada como docente universitaria y estudiante del profesorado de la UNCUYO, por lo cual debió esperar hasta la vuelta a la democracia para retomar vínculo con la facultad y finalizar su formación pedagógica. Luego, continuó su carrera como docente universitaria y titular de la cátedra Sociología Política. Fue becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET (1984 – 1986), vicedecana (2006 - 2010) y decana (2010 – 2014), trabajó en la Dirección General de Escuelas de la provincia de Mendoza y fue senadora provincial (2015 – 2019). Es autora de Proyecto político y proyecto educativo en la Argentina (l988), Una educación para el siglo XXI. La evaluación de la calidad de la educación (2000) y Los Derechos Humanos en la Argentina. Del ocultamiento a la interpelación política (2009), entre otros. Fue una de las personas que colaboró con la apertura del actual Ciclo de Profesorado de la FCPyS y continúa sus actividades como Profesora consulta.

Gladis Schiarolli, comenzó su carrera docente en escuelas secundarias luego de que la dictadura la cesanteara como empleada de la Municipalidad de Godoy Cruz. Volvió a la universidad muchos años después para finalizar su formación docente y enseñar didáctica de la Sociología en el Ciclo de profesorado actual. También trabajó en la Dirección General de Escuelas durante los años ´90 y 2000. Participó en la producción de materiales para el curso de ingreso a la Facultad de Derecho de la UNCUYO en 2007, denominado ¿Por qué nos cuesta tanto la democracia? El derrotero de un Ideal; en 2012 de La dinámica de los poderes públicos en la historia de las instituciones argentinas, y en 2014 del material Las políticas públicas entre los dos centenarios. Viejos y nuevos desafíos. En su carrera, relata cómo la práctica docente se fue construyendo también gracias a los espacios de formación que las mismas escuelas y colegas generaron.

En un contexto donde se sigue insiste en la crisis de la educación y las derechas oportunamente avanzan sobre la educación pública en los distintos países de América Latina, particularmente en Argentina, profundizando el modelo neoliberal y desfinanciando el sistema y atacando la labor docente (Puigrós, 2023), estas historias nos aportan puntos de fuga para pensar estrategias que nos permitan fortalecer los espacios de formación y práctica docente. Recuperar el sentido de la educación y la formación pedagógica es hoy una tarea que va a contramano de las políticas públicas y que requiere, al decir de Prieto Castillo (1993), revisar nuestras prácticas, vínculos y formas de comunicación humanas.

Es por ello por lo que, en los relatos de Gladis y Graciela, encontramos dos historias de mujeres profesionales que, de modos divergentes, eligieron el campo de la educación como campo para la acción política y formación para la vida, que nos ayudan a pensar en clave de proyecto futuro. Porque como expresó Freire (2002, p. 24), “No estoy esperanzado por pura terquedad, sino por imperativo existencial e histórico”.

Entrevistadora (E): ¿Cómo llegaron a ser docentes luego de estudiar Sociología en la Universidad Nacional de Cuyo?

Graciela Cousinet (GC): Yo soy socióloga, me recibí en esta Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). Soy la primera egresada de la carrera de Sociología, me recibí en el año ´73. A partir de ahí me he dedicado a la docencia. Fue primero auxiliar de investigación acá en la Universidad, en la facultad, ayudante de alumno y después Jefe de Trabajos Prácticos. Y después volví después de la dictadura, fue cesanteada volví y empecé también a trabajar en la docencia. He dado clase en la en varias carreras, en las cuatro. En realidad, en los últimos años en Comunicación y Sociología. Y también he trabajado en el gobierno, en la Dirección General de Escuelas, en muchas áreas, en capacitación, en currículum. Así que bueno, la docencia, la educación, ha sido uno de mis temas fundamentales. Y ahora estoy jubilada desde hace un año aproximadamente.

Gladis Schiaroli (GS): También pertenezco a la primera camada de sociólogas de la UNCUYO, pero yo me recibí en el año ´74 porque pensaba que rendía en las materias en menos tiempo y bueno, tuve a mi primera hija y después me recibí y yo estaba trabajando en la Municipalidad de Godoy Cruz. Yo no tenía nada que ver con la docencia. Soy egresada de la Martín Zapata, así que de pedagogía nada. Y cuando fui cesanteada en la Municipalidad de Godoy Cruz, porque en ese momento -no era una cuestión política lo que estoy diciendo- sino que ser sociólogo era una mala palabra. Yo me acuerdo que ni decía que era socióloga porque no sabías si era peligroso. Y cuando me cesantean de la Municipalidad trabajé haciendo encuestas. Y a la única que veía de mi camada de sociólogas era a Alicia Cobos, que un día me dijo, “¿Por qué no te presentás para dar clase?” Y le dije, “No, Alicia, yo de pedagogía nada”. Además, en la facultad nosotros no habíamos tenido nada de pedagogía. Y me dice, “Bueno, pero probá. Presentá tu currículo en algún colegio, no de la Ciudad, sino de algún lugar un poquito más lejos, allá en Maipú, porque ahí hay gente que no quiere ir a dar clase”. En ese momento era lejos. Entonces, armé mi currículo, y una mañana ella me dio el dato de la Escuela Nacional de Comercio de Maipú. Bueno, fui a la escuela, vi una oficina y era la dirección. Hablo con la directora, Gilda Cosma de Ledde, que era una mujer increíble, fue profesora de profesoras. Ese día le dije, “Mire, tengo mi currículo. Me gustaría dar clase, pero nunca he dado clase”. Y me dijo, “Usted sabe que hay tres horas en el turno noche que ha dejado un colega suyo”. Eran las horas del actual miembro de la Suprema Corte, Julio Gómez, era profesor de Práctica de Legislación Laboral. Bueno, le comenté a mi marido, le hablé otra vez a la directora, le digo “Mire, yo no sé, tengo las nenas chicas así que venirme de noche no creo que pueda”, porque entrábamos a las ocho en la noche. Y me dijo, “Escucháme una cosa, tu marido a esa ahora ya está de vuelta, ¿por qué no las tomas?”. Mi marido era bancario y trabajaba como visitador médico. Bueno, así me tuve que me puse a estudiar como loca porque habíamos tenido Derecho Administrativo, Constitucional, Laboral, en la facultad, así que me puse a estudiar y las tomé. Entonces, así empecé en la Nacional de Comercio con esas tres horitas. Pero yo digo que era una escuela de docentes, porque uno aprendía mucho. Te observaban las clases. Después llegué a ser jefa de departamento y cada vez tomé más horas. Y así fue como me re enchufé con la con la docencia. Lo que sí, sumo, ya que fue muy importante en mi recorrido docente, es que desde el año 1999, integré el equipo docente que elaboraba el material, dictaba el curso y tomaba el Examen de Ingreso en la Facultad de Derecho de la UNCUYO. Los contenidos del curso se plasmaban en un libro, con trabajos prácticos que los alumnos tenían que resolver. Creo que alguno de esos libros está aún en la biblioteca de nuestra facultad.

E: Luego de su formación de licenciatura en sociología, ¿qué las motivó a hacer un profesorado en ciencias sociales?

GC: En mi caso como que se fue dando. Pero, pero siempre pensé y sigo pensando que es muy importante que la gente tenga lo básico como para interpretar la realidad social. Porque si no tenemos algunos conceptos básicos, nos pasa lo que nos pasa ahora, que tenemos un presidente que dice cualquier estupidez y la gente se lo cree. Yo creo que si tuviéramos una formación que sea básica en ciencias sociales, podríamos tener una la posibilidad de una interpretación crítica, que es fundamental en la democracia. Por eso yo trabajé mucho también en la elaboración del currículum de la provincia de Mendoza, cuando el profesor Juan Carlos Nieva era Subsecretario de Educación. Si ustedes miran el currículum de primaria, que en esa época se llamaba Educación General Básica (EGB), nos propusimos eso, empezar desde lo básico e ir avanzando en conceptos más complejos como para poder entender la sociedad. Y por eso he defendido tanto el profesorado también. Porque muchas veces se piensa que el egresado de esta facultad tiene que trabajar o investigar para el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) o trabajar en el gobierno, pero la docencia siempre se la ha menospreciado y a mí me parece que es una de las funciones más excelsas que pueden tener los graduados de esta facultad, o sea, compartir lo que aprendieron con otra gente.

GS: A mí también me pasó eso. Fue una opción laboral en su momento. Pero después ya cuando empecé a dar clase, a prepararme, a leer y a estudiar y estar en ese contexto de esa escuela [Escuela Nacional de Comercio de Maipú] que, ya les digo, uno aprendía todos los días, teníamos los departamentos donde nos reuníamos y analizábamos cosas con relación al trabajo. Ya después seguí, me gustó y me dediqué a dar clase. Muy empujada también por la señora directora Cosma de Ledde, que siempre me decía, “tus hijas se van a ser grandes y vos tenés que tener tu carrera”. Y realmente tenía razón. Es más, yo di clase también en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Regional Mendoza, a instancia de la señora de Lede, cuando Ernesto Bustelo era decano. Y ya luego transitamos la pedagogía también en la Escuela Italiana, donde dábamos clase las dos.

GC: Con la profesora María Inés Abrile de Vollmer [quien fuera luego directora general de Escuelas, período 2011 - 2015], quien fue la que nos llevó y era la directora de la Escuela Italiana en ese momento.

GS: Me acuerdo de que para tomar las horas teníamos que rendir un examen, había que presentar un trabajo sobre un tema. Era Formación Ética y Ciudadana o Educación Cívica. Me acuerdo de que después que rendimos, me dijo Graciela, “Ni que fuéramos a la Universidad de Oxford”. Pero todo hemos tenido que aprender. Después fui rectora de la Escuela Italiana cinco años, elegida por los padres. Después de que estuve como rectora, entré a la provincia. Porque yo no había trabajado en la provincia, las privadas dependían de la Superintendencia Nacional de Educación Privada (SNEP). Y las otras secundarias dependían del Ministerio de Educación de la Nación. Fueron transferidas a las provincias en la época de Menem. Trabajé muchos años en el terciario de San Martín. Ahí la materia era Introducción a la Sociología, en un profesorado. Ahí ya me dediqué totalmente a la educación. También trabajé en la Dirección General de Escuelas, en el Departamento de Planeamiento y después trabajé en Currículum, cuando se hizo la modificación del tercer ciclo al Polimodal.

E: ¿A dónde hicieron su formación pedagógica y por qué eligieron esos profesorados?

GC: Yo en el Profesorado de acá de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCUYO que se abrió en julio de 1974.

GS: Yo fui yo fue el al revés, porque yo hice el profesorado cuando ya este estaba dando clase, ya había sido rectora de la Escuela Italiana y había estado en la Escuela Nacional de Comercio de Maipú. De hecho, estaba en el terciario y daba clases en la Escuela Cacique Guaymallén y tenía unas horas en la Escuela Italiana. Y en el Instituto Maipú de Educación Integral (IMEI), pusieron un Ciclo de formación docente y lo que nos habían dicho era que nos iban a dar el título de profesor. Entonces bueno, nos inscribimos ahí en el IMEI en el año 2001 donde realmente tuvimos, yo creo, profesoras excelentes. Era toda la pedagogía. Pero claro, la mayoría era para técnicos o licenciados. Y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO abrió la carrera de profesorado para aquellos técnicos, licenciados, etcétera, que no tenían el título de profesor. Y la segunda fase del profesorado acá creo que empezaba en agosto y en Filosofía y Letras empezaba en marzo. Recién en el año 2003 o 2004, un grupo que veníamos del IMEI y otros que habían hecho la formación docente en la Escuela Normal nos anotamos en Filosofía y Letras y todas las materias pedagógicas que habíamos tenido en el IMEI o en el Normal, nos fueron reconocidas por esa facultad. Entonces cursamos menos tiempo, cursamos sólo un grupo de materiales. Así que eso nos permitió recibirnos de profesoras antes. Asique podría decirse que yo hice el profesorado en la parte final de mi carrera docente. Después de eso entré como docente al Profesorado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en agosto de 2006 y di clase como dos años.

E: En el caso de Graciela, vos estudiaste en el primer Profesorado de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNCUYO, ¿Te acordás cómo fue la creación de ese profesorado como estudiante? ¿cuáles eran las materias que se ofertaban y por qué la universidad decide ofrecer esa formación pedagógica en ese momento para estudiantes de Sociología y Ciencia Política?

GC: Yo no estaba en la cocina propiamente dicha de la creación del profesorado, pero sé que nos animaron a inscribirnos. Emilio Tenti, Eduardo Bustelo, el Paco Martín, eran un grupo de jóvenes, muy jóvenes en ese entonces, todos los cuales habían ido a estudiar afuera. Venían con maestrías y demás y habían conformado una especie de polit-buró, que funcionaban de una manera bastante cerrada. Por eso te digo que no sé exactamente cuál fue el objetivo. Lo que sí estaba claro que era una pugna con la Facultad de Filosofía y Letras, era una facultad de derecha, claramente, en ese entonces, y que, de alguna manera, monopolizaba todo lo que tenía que ver con educación. En ese momento también acuérdense que había venido una democracia, estaba gobernando el peronismo revolucionario en un momento y todo lo que significaba la movilización de las juventudes. La educación para la derecha era un campo de batalla fundamental. Es más, se hizo una asamblea sobre educación por aquellos años en los que, incluso, desde el gobierno provincial también hubo una propuesta de modificar el currículum y demás. Entonces, inmediatamente todos los sectores más de derecha, a los cuales pertenecían las escuelas privadas, casi exclusivamente de católicas, hacen una enorme oposición y se hace como una asamblea pública en el Teatro Independencia, como un foro. Me acuerdo que fuimos todos. Hubo un debate interesantísimo -que sería bueno que lo rescataran, porque realmente fue muy, muy interesante. Allí se debatieron dos concepciones de educación. Recuerdo que estaba Martínez Vázquez, que había sido profesor nuestro y luego fue presidente de la Corte Suprema. En esa asamblea hablábamos todos, la gente de derecha y nosotros que estábamos ahí en las tribunas alrededor, arriba y gritábamos cosas. Esa actividad terminó cuando este profesor, Martínez Vázquez, se abrió la camisa y dijo, “disparen sobre este pecho argentino”. Fue tan gracioso, llorábamos de risa. Ahí se terminó el debate.

E: ¿Por qué era tan fuerte el debate en ese foro o asamblea?

GC: Porque se debatían básicamente dos proyectos pedagógicos. Era muy, muy importante el debate educativo. No era algo secundario, era algo central. En ese momento, digamos, los sectores de izquierda y todos los sectores movilizados en aquellos años, ´73 - ´74, debatíamos sobre educación. Era una de las cosas que más le molestaba a la derecha. Por ejemplo, la departamentalización de las carreras. Cuando planteamos eso sentían que les arrancábamos la cátedra. Ellos tenían como el monopolio de la ideología a través de la educación y lo vivían de esa manera. Entonces el hecho del profesorado fue un poco empezar a gestionar, a crear, un espacio de izquierda. En esa época el progresismo era una mala palabra, porque el progresismo era como el reformismo, nosotros éramos revolucionarios. Antes era así, todo o nada, había que tomar poder. Entonces, digamos, los sectores revolucionarios queríamos una pedagogía diferente, una educación diferente, en contra de Filosofía y Letras, que era como el eje del mal, en ese momento.

E: Y, ¿cómo era la propuesta del profesorado? ¿Con qué profesores cursaron?

GC: Yo recuerdo que había cinco materias. Teníamos Psicología Evolutiva, Pedagogía, en la que estaba María Inés Abrile de Vollmer. Esa materia fue la que realmente nos abrió la cabeza porque con María Inés veíamos a Iván Illich, a Paulo Freire, empezamos a pensar, a entender, el tema de los conocimientos previos. Me acuerdo un librito de unos alumnos del campo en Italia en el que ellos cuentan su experiencia, cómo entran a una escuela secundaria y resulta que fracasan tremendamente porque no se hablaba ni el lenguaje ni lo que ellos conocían era parte de la escuela. A mí me impactó fuertemente. Creo que todavía lo conservo al libro. Sabemos tantas cosas, sabemos cómo florecen los árboles, cuándo hay que plantar, pero no lo es lo que pide el sistema. Entonces, bueno, te rompe todos los esquemas. Y esa fue María Inés, y eso que ella era muy joven y sabía muchísimo. Tenía una capacidad de transmisión que a nosotros nos fascinaba, nos enamoraba todo lo que ella decía. Así que creo que todavía tengo el trabajo final que escribí para esa materia. Una especie de pequeña monografía. Me acuerdo que me puso, “la alumna supera a la profesora. Excelente”. Era muy condescendiente.

GS: Yo la conocí después, en 1984, cuando me presenté para las horas en la Escuela Italiana. Toda esa etapa fue una escuela de profesores. Realmente aprendías en la escuela.

GC: María Inés venía de la Democracia Cristiana y todo ese grupo de católicos del Concilio Vaticano Segundo, hacen un cambio muy fuerte, ahí estaba Nito De Cara, los Salomone, la Yeye. Ahí también di clase en la Escuela de Formación Docente, que me llevaron a trabajar ahí y después me echaron. Nos echaron a todos en 1975, cuando no era Facultad de Educación todavía. Se llamaba Escuela de Formación Docente y era muy interesante la propuesta. Trabajábamos en parejas pedagógicas. Fue una época de muchísimo cambio, de mucha innovación, mucho crecimiento personal e intelectual.

GS: Yo entré en la pedagogía en 1983, cuando empecé en la Nacional de Comercio de Maipú. Yo pienso que a veces en cómo es la tarea docente, pienso en el trabajo y qué pasa cuando uno ya lo toma con entusiasmo. Cuando te sentís bien haciéndolo. A veces uno no se auto valora. Te quiero decir que vos lo hacés porque te entusiasmas, y cada vez que conoces a otra gente y te ponés a estudiar y aprendes cosas nuevas. Porque en el ́83 fue también fue volver a vivir con la democracia. Después de esos años de la dictadura hubo todo un todo un movimiento. Y en lo educativo fue también muy importante, porque había estado todo tan cerrado, hubo toda una serie de modificaciones en lo pedagógico que fueron muy importantes.

E: En ese sentido, ¿recuerdan por qué se cerró este primer Ciclo de Profesorado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCUYO? ¿Cómo fue ese proceso? ¿Hubo estudiantes cesanteados/as o expulsados/as?

GC: A mí me expulsaron en el año ´76 y a partir de ahí no supe más qué pasó. Creo que el profesorado siguió hasta que terminó esa cohorte. No es que cerraron la carrera inmediatamente, sino que una vez que terminó, no volvieron a abrir más cohortes. También pasó con Sociología. Una vez que terminaron de rendir, no abrieron la inscripción nuevamente. En el profesorado no quedaron muchos. Creo que quedaron ocho personas y eso que éramos como 30. Sé que después muchos ni siquiera volvieron ni se egresaron. A mí me quedaron dos materias para rendir y no me pude recibir. Después, cuando en 1983 empezamos a volver a la Facultad aquellos que nos habían quedado algunas materias, empezamos una pelea enorme para que nos permitieran rendir y finalmente lo logramos. Creo que fue cuando en el decanato Martín que nos ayudó. Yo tenía como una tutora, que era una profesora de acá de la facultad, y nos armaba un plan para finalizar las dos materias que adeudaba. Lo que sí, logramos que nos reconocieran nuestra práctica docente y de ese modo no tuvimos que hacer las prácticas aparte.

E: Una aclaración respecto de eso, la única nómina de graduados que encontramos del profesorado, revisando todas las colaciones posibles de esa época hasta la actualidad es la primera que son 17. Luego en el año ´78 hay una sola persona suelta que es Lucio Duarte, que es el único que se pudo recibir en plena dictadura. El resto no está en ninguna colación.

GC: Nos van a tener que incluir en alguna colación. Nos lo merecemos. Más vale tarde que nunca.

E: ¿Por qué creés que no se reabrió el profesorado en la vuelta democrática?

GC: Es una pregunta que no me he hecho. Pero yo la pensaría al revés. ¿Por qué decidieron abrir un profesorado en su momento? Que, como ya dijimos, porque en ese entonces la educación era parte del debate político. Pero en la época de Alfonsín (1983) también fue importante la educación. En ese momento se hizo el Segundo Congreso Pedagógico Nacional. Pero la importancia se daba de otra manera, de un modo más institucional, más como adentro de la escuela. En aquel entonces, en los años ´70, como que el debate trascendía las instituciones. Y me parece que eso acá no se dio con la vuelta a la democracia. Después empecé a pensar en el profesorado. Ahí coincidimos con una colega, Estela Zalba. Principalmente porque empecé a trabajar en la Dirección General de Escuelas y empecé a darme cuenta de la necesidad de profesores de ciencias sociales. Nosotros veíamos que realmente cualquier modificación curricular que hiciéramos, necesitábamos docentes con capacidad de implementarla. Y no los teníamos. Entonces ahí empezamos con Estela a pensar en la apertura de un profesorado en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNCUYO. Pero, no solamente con la idea de que los egresados tuvieran puestos de trabajo. Se los digo de verdad, porque por ahí escucho que es el objetivo del profesorado. Pero es un objetivo por añadidura, digamos. No es que como no pude entrar al CONICET, entonces me pongo a dar clase. Nos pasó que empezamos a darnos cuenta de que cualquier cambio que se hiciera en educación no íbamos a poder llevarlo adelante, si no teníamos profesores formados. Y ahí empieza la pelea, pero ya sobre este nuevo siglo y a través de la cual después se logra la apertura del actual Ciclo de Profesorado.

E: Luego de haber conocido la formación y trayectoria de ambas, ¿Cuál creén que es el sentido de la formación docente en el contexto actual?

GC: Bueno, durante la dictadura la educación fue importante, atacaron la educación directamente de hecho. Haciendo un paralelismo con lo que sucede hoy, yo creo que la importancia de un profesorado tiene que ver no sólo con formar al profesor o profesora, al docente, sino también con generar un espacio de formación para la docencia. Y también siempre insisto en algo que tiene que ver con su objetivo fundamental, que no es solamente generar una salida laboral para nuestros graduados. Por supuesto que es una salida laboral y fantástico que lo sea, pero no es el único motivo por el cual se crea un profesorado.

E: ¿Y cuál creés que es ese objetivo?

GC: El objetivo fundamental es tener profesores que sean capaces de dar ciencias sociales y no historiografía, es decir, nombres y fechas, que es lo único que se da. Incluso el currículum se ha modificado y se sigue dando algunas materias como antes, porque no hay suficiente cantidad de profesores y profesoras que sean capaces de dar el nuevo currículo, o sea, de dar los movimientos sociales, los movimientos históricos, como movimientos populares o como luchas de clases, la historia como un proceso de lucha, sin el concepto, digamos, marxista ortodoxo, sino como conflicto. Se sigue dando la famosa sucesión de presidentes, batallas y fechas, que no digo que no sea importante, pero si no le pones atrás una explicación, no sirve de nada e inmediatamente se olvida, a nadie le queda.

GS: Yo me estoy acordando de una anécdota cuando hacen la modificación que arman el Tercer Ciclo de la EGB, que pasaban a 7mo, 8vo y 9no año, y después hacían el Polimodal como parte de lo que es la secundaria actual. Yo trabajaba en la Escuela Italiana y nos mandan a tres profesoras Ethel Bruni, que daba biología, Mónica Zanetti, a cargo de matemática, y a mí, que daba Cívica, para que diéramos en 7mo año una clase como preparatoria para el pase al nivel secundario. Hacemos un trabajo con los alumnos sobre el cierre de los ferrocarriles y la desocupación, porque en ese momento el expresidente Carlos Saúl Menem en los años ´90 había privatizado todas las empresas ferroviarias. Entonces, habían desmantelado líneas completas de trenes y había una serie de artículos de diarios de Mendoza que contaban cómo este desguace y privatización habían provocado una crisis en Palmira, en el departamento de San Martín, donde mucha gente vivía y trabajaba en torno al ferrocarril. Hubo mucha gente afectada, desocupada, porque allí estaban los talleres de los ferroviarios. También habían empezado episodios de inseguridad en relación con esta situación. Entonces, hicimos algo sobre este tema. Los chicos trajeron sus recortes de diarios -en esa época todavía se compraba el diario en papel en las casas-, y trabajamos sobre la problemática de la desocupación en Mendoza en relación con lo que estaba pasando en Palmira. Cada grupo hizo un trabajo sobre cuál era la situación, tuvieron que leer a través de los artículos de diario y el día que ellos me traían una entrega, viene la que era directora en ese momento y me dice, “Gladys, viene la supervisora, así que va a venir, seguramente a tu curso de 7mo”. Me acuerdo que le dije, “Bueno, está bien”. Cuestión que viene la supervisora y les da todo un discurso a los chicos de que tenían que ser críticos y que tenían que ser muy críticos con la realidad y que no sé qué. Y entonces, uno de los alumnos dice, “Sí, ya hemos estado viendo que hay un problema de desocupación en Mendoza”. En ese momento la supervisora le respondió, “¿La desocupación en Mendoza? No”. Y el estudiante le respondió lo que estábamos analizando. Ella insistió en que no había inseguridad ni desocupación y se mandó todo un discurso sobre eso. Cuestión que cuando se va la supervisora, viene un alumno y me dice, “Profe, ¿que no hay desocupación, que no hay inseguridad? ¿Esta mujer a dónde vive?”. 7mo grado. Ese alumno después se egresó de ingeniero. Así que yo siempre en mis clases contaba esa anécdota de lo que había significado hacer todo un trabajo de análisis de los diarios.




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Referencias bibliográficas

Agüero, P. F (2017) Orígenes y evolución. En García, A. A.(Dir.) y Agüero, P. F. (Coord.). Encuentro de saberes. 1939 - 2017. Historia de las facultades, institutos y colegios de la Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza: EDIUNC.

Elgueta, M., Ficcardi, M. y Balada, M. (2011). Algunas coordenadas para pensar la formación docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo. Confluencia, 31 - 52. Obtenido de https://bdigital.uncu.edu.ar/5399

Fares, M. C. (2017) Ciencias Políticas y Sociales. En García, A. A.(Dir.) y Agüero, P. F. (Coord.). Encuentro de saberes. 1939 - 2017. Historia de las facultades, institutos y colegios de la Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza: EDIUNC.

Freire, P. (2002). Pedagogía de la esperanza. Un reencuentro con la pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI.

Prieto Castillo, D. (1993). Educar con sentido. Apuntes para el aprendizaje. Mendoza: EDIUNC.

Puigrós, A. (2023) Por una defensa de la educación pública. Argumentos para discutir con las derechas latinoamericanas. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Siglo XXI.



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