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”Frío” y “caliente” en México: categorías, dominios y distribución de un sistema de clasificación popular mesoamericano
Karina Yaredi García-Hernández; Heike Vibrans; Luis Alberto Vargas Guadarrama
Karina Yaredi García-Hernández; Heike Vibrans; Luis Alberto Vargas Guadarrama
”Frío” y “caliente” en México: categorías, dominios y distribución de un sistema de clasificación popular mesoamericano
“Cold” and “hot” in Mexico: categories, domains and distribution of a Mesoamerican folk classification system
Cuicuilco. Revista de Ciencias Antropológicas, vol. 29, núm. 84, pp. 107-150, 2022
Instituto Nacional de Antropología e Historia
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Resumen: “Frío” y “caliente” son las categorías básicas usadas en un sistema mesoamericano de clasificación de objetos y conceptos. Aunque ha sido ampliamente documentado en la literatura, la información está dispersa y merece ser explorada e integrada. El propósito fue reanalizar y describir tres aspectos del sistema frío-caliente: los términos y las categorías de clasificación, los dominios de aplicación y su extensión geográfica y cultural. Se sintetizó la información de diversas fuentes bibliográficas sobre diferentes grupos humanos y lugares de México. Existen categorías y términos en la clasificación que difieren entre culturas y lugares. El sistema se aplica en diversos dominios tales como el cuerpo humano, el ambiente y las emociones. Al parecer, el sistema frío-caliente es utilizado principalmente por los grupos etnolingüísticos del área mesoamericana, y menos en el norte de México. Este artículo muestra lo complejo, flexible, diverso y extenso que es este sistema taxonómico popular en México.

Palabras clave: sistema frío-caliente, clasificación humoral, dominios de aplicación, distribución del sistema frío-caliente, Mesoamérica.

Abstract: “Cold” and “hot” are the basic categories used in a Mesoamerican system of object and concept classification. Although widely documented in the literature, the information is scattered and deserves to be explored and integrated. The aim was to reanalyze and describe three aspects of the hot-cold system: the terms and categories of classification, the domains of applicability, and their geographic and cultural extension. Information was synthesized from various bibliographic sources on different human groups and places in Mexico. There are categories and terms in the classification that differ between cultures and places. The system is applied in several domains such as the human body, the environment and emotions. Apparently the hot-cold system is mainly used by the ethnolinguistic groups of the Mesoamerican area and less in northern Mexico. This paper shows how complex, flexible, diverse and extensive this folk taxonomic system is in Mexico.

Keywords: hot-cold system, humoral classification, application domains, hot-cold system distribution, Mesoamerica.

Carátula del artículo

Artículos

”Frío” y “caliente” en México: categorías, dominios y distribución de un sistema de clasificación popular mesoamericano

“Cold” and “hot” in Mexico: categories, domains and distribution of a Mesoamerican folk classification system

Karina Yaredi García-Hernández
Colegio de Postgraduados, México
Heike Vibrans
Colegio de Postgraduados, México
Luis Alberto Vargas Guadarrama
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Cuicuilco. Revista de Ciencias Antropológicas, vol. 29, núm. 84, pp. 107-150, 2022
Instituto Nacional de Antropología e Historia

Recepción: 24 Junio 2022

Aprobación: 21 Julio 2022

INTRODUCCIÓN

El sistema taxonómico popular frío-caliente1 clasifica objetos, alimentos, problemas de salud, enfermedades, sus remedios y tratamientos, alimentos, emociones, características de las personas, entre otros, generalmente con fundamento en dos categorías opuestas: “frío” y “caliente”,2 que se refieren a propiedades intrínsecas o metafóricas que pueden tener relación o no con la temperatura física [Ryesky 1976: 33-34; López Austin 1989: 304; De la Fuente 2012: 350]. El sistema ha sido ampliamente documentado en varias fuentes bibliográficas, principalmente antropológicas. Se sabe que es utilizado por varios pueblos originarios y mestizos de Mesoamérica y que tiene particular importancia en su medicina tradicional y alimentación [apud Madsen 1955; Olavarrieta 1977; Messer 1981; Álvarez 1987]. Sin embargo, actualmente hay una clara ausencia de trabajos y estudios que revisen, sinteticen y analicen la información dispersa.

Este trabajo describe y analiza cualitativamente tres aspectos del sistema frío-caliente: 1) la terminología y categorías de clasificación, 2) los campos de aplicación y 3) su extensión geográfica y cultural. Las siguientes preguntas guiaron el desarrollo de tales aspectos: ¿qué categorías y términos de clasificación se utilizan en el sistema?, ¿en qué otros campos, además de la medicina tradicional y la alimentación, se aplica el sistema y cómo?, ¿cuáles pueblos originarios utilizan el sistema y dónde se ubican?

A partir de la revisión de diversas fuentes bibliográficas como libros, artículos y estudios etnográficos contemporáneos que han documentado el sistema frío-caliente en diferentes grupos humanos y lugares de México, se pretende responder a las preguntas mencionadas, por lo menos de forma preliminar. Si bien el sistema se extiende más allá de la frontera sur del país [apud Logan 1973; Cosminsky 1975; Neuenswander et al. 1980], los resultados aquí presentados deben considerarse parciales y limitados al espacio geográfico que es actualmente México.

TERMINOLOGÍA Y CATEGORÍAS DE CLASIFICACIÓN

Las dos categorías básicas de clasificación son “frío” y “caliente”, sin embargo, en la literatura se han descrito otras categorías y términos. Hasta donde se sabe, Redfield y Villa [1934: 161] fueron los primeros investigadores en señalar la existencia de términos que expresaban mayor o menor grado de intensidad en la propiedad frío-caliente, al dar ejemplos de alimentos “muy fríos”, “muy calientes” y “medio fríos”. Posteriormente, Foster [1948: 51] registró, además de las dos categorías básicas, una tercera llamada “cordial” que tenía el significado de “ni frío ni caliente”.

En una publicación subsecuente, Foster [1994: 27-28] sistematizó la diversidad de términos y categorías del sistema frío-caliente de Tzintzuntzan, Michoacán. Intentó aclarar cómo se entrecruza la propiedad intrínseca (dominio metafórico) de las cosas con su temperatura física (dominio térmico). A su parecer, dos tipos de indicios ayudan a distinguir cada uno de los dominios a partir de las expresiones orales de los practicantes del sistema. Uno de estos indicios se refiere a los términos que los practicantes del sistema utilizan en el marco del sistema frío-caliente. Foster [1994: 28] registró 19 términos que se presentan en el cuadro 1. En el encabezado se observan los grados de intensidad en la propiedad frío-caliente en inglés, cada uno de éstos es una categoría de clasificación que se expresa por medio; de varios términos en español que pueden pertenecer a diferentes categorías gramaticales.

Cuadro 1
Términos y categorías de clasificación del sistema fríocaliente en Tzintzuntzan Michoacán

* Indica predominantemente la propiedad intrínseca # Indica predominantemente la propiedad térmica los términos no marcados son usados para ambos tipos de propiedades Adaptado de Foster 1994 cuadro 1

El segundo tipo de indicio se refiere al uso de los verbos “ser” y “estar”, 3 el primero se utiliza para afirmar atributos inalterables y permanentes (dominio metafórico); el segundo se usa para expresar un estado variable y temporal (dominio térmico), salvo algunas excepciones. Por ejemplo, al decir “Los frijoles son calientes” se indica la propiedad intrínseca de los frijoles y la expresión “Estos frijoles están calientes” manifiesta su temperatura física y necesariamente temporal [Foster 1994: 28-29]. Si bien, la diferencia es clara en español, no lo es siempre en inglés.

A partir de la revisión de diversos estudios, en una publicación reciente [García-Hernández et al. 2021] se ha mostrado que el sistema no es estrictamente binario en el campo de la medicina tradicional, específicamente para la clasificación de enfermedades y plantas medicinales. También se confirmó la observación de Foster [1994: 27] que existen categorías adicionales a las de “frío” y “caliente”, sin embargo, éstas pueden diferir entre los lugares y las culturas, tanto en los términos para referirse a ellas como en sus significados. Por lo tanto, “fresco”, “templado” y “frío o caliente” son sólo algunos ejemplos de categorías adicionales, las cuales en conjunto fueron agrupadas por García-Hernández y colaboradores [2021] en cinco clases. Los autores resaltaron dos puntos cruciales: 1) algunas categorías son utilizadas sólo en la clasificación de uno de los subcampos (enfermedades o plantas); 2) algunas categorías son utilizadas por los practicantes del sistema pero otras son establecidas por el investigador y es necesario tener claridad al respecto.

En la misma publicación también se señala que en varias lenguas indígenas existen términos propios para las propiedades “fría” y “caliente” y que, al menos en la zapoteca, existen términos y categorías adicionales que denotan niveles de intensidad de las propiedades. Aunque aparentemente existe equivalencia entre los términos del español y los del zapoteco, conceptualmente pueden tener sentidos muy distintos [García-Hernández et al.2021: 5-7].

DOMINIOS DE APLICACIÓN

Los dominios de aplicación más conocidos del sistema frío-caliente son la medicina tradicional y la alimentación.4 No obstante, el sistema abarca varios otros dominios, campos temáticos o grupos de conceptos. A continuación, se dan detalles y ejemplos.

CUERPO HUMANO

Diversas partes y órganos del cuerpo están sujetos a la clasificación fríocaliente. Álvarez Heydenreich [1987: 96, 113] encontró en Hueyapan, Morelos, que los riñones, los pulmones y el hígado son “calientes”, mientras que la cintura, el páncreas, el bazo5 y el vientre son “fríos”. Lorente Fernández [2012: 253], quien trabajó en la Sierra de Texcoco, refirió que la clasificación de órganos internos tiene como trasfondo el concepto de alma-corazón de la tradición náhuatl. El corazón es el eje rector para la clasificación de los demás órganos:

El corazón, de naturaleza caliente, impulsa la sangre al resto del cuerpo, infundiéndole vida y calor:

[…]

Existe una configuración radial y las venas [en realidad las arterias] transmiten la sangre a todos los órganos según una jerarquía que va de arriba hacia abajo: el cerebro, los órganos localizados en el pecho y las manos la reciben antes que los órganos inferiores y los pies, por lo que su calentamiento difiere en la anatomía nahua. Pero, además, de acuerdo con su fisiología —es decir, tanto por la sangre que les llega como por su actividad— existen órganos y zonas del cuerpo de calidad «caliente» o «fría»: la cabeza, el paladar, bajo la lengua, las axilas, el estómago, los intestinos y los genitales son «calientes», mientras que el cabello, los pulmones, el páncreas, los riñones y el hígado son «fríos». Esta cualidad térmica conlleva que unos sean más proclives que otros a enfermar y determina en parte el origen de los males —«cálidos» o «fríos»— que los aquejan [Lorente 2012: 254].

Lo anterior tiene un fundamento comprobable empíricamente, ya que cuando hace frío baja la temperatura de la naríz, las orejas, las manos y los pies, pero no la del vientre o la del aire exhalado. Confirman lo anterior los estudios de termografía, en los que se obtienen fotografías del cuerpo donde artificialmente se cambia la coloración de sus partes para identificar su gradiente de temperatura.

Los fluidos y excreciones del cuerpo humano también son objeto de clasificación. En la Sierra de Texcoco, la sangre, al circular desde el corazón, se concibe como “caliente” [Lorente 2012: 253], pero en San Francisco Tecoxpa, Milpa Alta (Ciudad de México), es “templada” [Madsen 1955: 128] y en Hueyapan, Morelos, “fresca” [Álvarez 1987: 96].

En Tlayacapan, Morelos, la sangre menstrual y el semen se consideran “calientes” en extremo [Ingham 1970: 83]. En Tecoxpa la sangre menstrual es “caliente” debido a que “se lleva algo del calor de la mujer”; las heces, la saliva y la grasa humana también son “calientes” y la orina “templada”. En cambio, el sudor se concibe “frío”, ya que se supone que por medio de éste la frialdad interna del cuerpo es expulsada cuando se tiene un sobrecalentamiento [Madsen 1955: 128].

También en Tecoxpa a algunos órganos se les asigna una propiedad “caliente” por su relación con los fluidos y las excreciones. Así, los intestinos se consideran “calientes” debido al “calor” de su contenido y el final de las heces; la boca, la lengua y la garganta, al estar en contacto con la saliva “caliente” tienen la misma propiedad y debido a la fricción de la sangre “templada” dentro de los vasos sanguíneos, éstos se tornan “calientes”. Pero, otros órganos como el corazón, los huesos, los pulmones, el estómago,6 los ojos, la musculatura, los dientes, la piel, las uñas y la mayoría de los órganos y partes del cuerpo son “templados” [Madsen 1955: 128].

PERSONAS Y TIPO DE CARÁCTER

Las personas se clasifican en función de su sexo y otras cualidades. En general, los hombres tienden a considerarse más “calientes” que las mujeres [Foster 1994: 33], pero también se ha visto que la sangre tiene un papel primordial en la clasificación de personas, aunque con particularidades en cada lugar. De modo que, si bien la sangre tiene una propiedad genérica, ésta puede variar en las personas. Como ya se dijo, en la Sierra de Texcoco la propiedad genérica de la sangre es “caliente”, pero se considera que una persona puede tener sangre “fría” o “caliente” y esto determina su naturaleza (persona “fría” o persona “caliente”) [Lorente 2012: 253].

Igualmente, la propiedad normal de la sangre en Hueyapan, Morelos, es “fresca”, pero puede adoptar otra propiedad en las personas. La clasificación de la sangre se hace mediante los pares de oposiciones blancamorena, fría-caliente, dulce-amarga y débil-fuerte. Tales características se asocian a determinadas personas, por ejemplo, las personas blancas son frías y débiles, las morenas calientes y fuertes, sin embargo, estas asociaciones no son tajantes, ya que morenos y blancos, al margen del color de la piel, pueden ser de sangre dulce o amarga, aunque por regla general los morenos tienen la sangre amarga y los blancos dulce [Álvarez 1987: 95-97].

Se ha señalado que los mayas de la Península de Yucatán creen que las personas son, por su naturaleza, “frías” o “calientes” desde el nacimiento [Redfield et al. 1934: 163; McCullough 1973: 33; Instituto de Cultura de Yucatán 2007: 177]. Esto es un asunto trascendente, pues se piensa que debe evitarse el matrimonio entre personas de diferente naturaleza por ser potencialmente incompatibles [Redfield et al. 1934: 163; Instituto de Cultura de Yucatán 2007: 177].

En Tecoxpa, Milpa Alta, Madsen [1955: 127-128] observó que la propiedad “fría” o “caliente” de las personas se reduce a casos particulares. Los albinos se consideran “muy fríos” (blanco es “frío”) y los mellizos “fríos” porque pueden causar en otras personas una enfermedad “fría” conocida como xoxal. De propiedad “caliente” son los negros (negro es “caliente”) así como quienes tienen la sangre amarga y por ello son inmunes a la brujería (llamados yolchichic). La propiedad de la mayoría de las personas es “templada”.

Igualmente, las personas pueden ser clasificadas como “frías” o “calientes” en función de su comportamiento y otras características particulares. Lorente Fernández [2012: 253] registró rasgos del carácter y otras cualidades propias de las personas “frías” y de las personas “calientes” (cuadro 2). Álvarez Heydenreich [1987: 97] observó un patrón muy parecido en el que las personas se clasificaban con base en el par de oposiciones dulceamargo de la sangre (cuadro 3), que está relacionado respectivamente con el par frío-caliente (lo dulce es “frío” y lo amargo es “caliente”).

Cuadro 2
Rasgos del carácter y cualidades afines relacionadas con la clasificación frío-caliente en la Sierra de Texcoco, Estado de México

Elaboración propia con base en datos de Lorente Fernández [2012: 253].

Cuadro 3
Clasificación de personas y cualidades afines según el par de oposiciones dulceamargo en Hueyapan Morelos

Elaboración propia con base en datos de Álvarez Heydenreich [1987: 97].

Ingham [1970: 83] hizo una apreciación más compleja en Tlayacapan, Morelos; distinguió cuatro tipos generales del carácter y consideró que éstos encuadraban en el sistema frío-caliente (cuadro 4). El tonto-explotable era una persona temerosa, generosa en exceso y por lo mismo sujeta a explotación. El explotador-abusivo estaba personificado en el típico “macho” de la cultura mexicana, quien tiene como característica primordial el comportamiento agresivo. Una persona avara representaba al explotador-acaparador que acumula dinero. El respetuoso era una persona con un comportamiento sobrio que representaba la conjunción de lo frío y lo caliente:

Idealmente, un tlayacapense no es demasiado agresivo ni avaro, ni es un tonto. Más bien, es respetuoso y se involucra en intercambios recíprocos. Él toma y da y en este sentido es caliente y frío. Un tlayacapense dijo que un hombre ideal no debería ser ni bueno ni malo [Ingham 1970: 84].

Cuadro 4
Tipos generales de carácter y su relación con la clasificación fríocaliente en Tlayacapan Morelos

Elaboración propia con base en datos de Ingham [1970: 83].

PROCESOS FISIOLÓGICOS Y ETAPAS DEL CICLO DE LA VIDA

Varios estudios han señalado que el sistema frío-caliente tiene relevancia sobre las creencias acerca de la reproducción humana, especialmente para las mujeres. Parece haber consenso en que la menstruación es un estado “caliente” [Currier 1966: 257; Foster 1972: 187; Olavarrieta 1977: 101; Petrich 1985:66; Katz 1996:127]. Como ya se mencionó la sangre menstrual también se considera "caliente" [Ingham 1970:83; Madsen 1955: 128] y aunque parece haber una relación simple entre la propiedad del flujo y la etapa menstrual, hay indicios que la relación es más compleja.

Para el pensamiento popular, la sangre infunde vitalidad y energía a todo el cuerpo [Young 1981: 56; Lorente 2012: 254] por lo que su pérdida, en cualquier forma, provoca el debilitamiento del cuerpo [Ryesky 1976: 41;Young 1981: 56], entonces, el período menstrual representa un gasto de energía o pérdida de calor [Madsen 1955: 128; Petrich 1985: 127] y, bajo esta lógica, es de esperarse que se conciba como un estado “frío”.

Foster [1972: 187] inicialmente mencionó que durante la menstruación el “calor” de la mujer aumentaba por arriba de lo normal, pero en un trabajo posterior relató lo contrario, o sea, que durante esta etapa el cuerpo de la mujer experimenta un “enfriamiento” debido a la pérdida de sangre [Foster 1994: 66]. Es posible que esta discrepancia radique en el enfoque de la clasificación. Desde un punto de vista general, el cuerpo de la mujer estaría sometido a una pérdida de “calor” volviéndose “frío”, mientras que, la zona ventral estaría “caliente” ya que, como observó Lorente Fernández [2012: 253-254], la propiedad “caliente” se vincula con la acumulación específica de sangre en alguna parte del cuerpo.

El embarazo siempre se considera una etapa “caliente” [Holland 1963; Olavarrieta 1977: 65; Messer 1981: 137; Katz 1992: 107; Lorente 2012: 253-254]. George Foster [1994: 51] explicó el raciocinio detrás de esta clasificación: “La temperatura de la mujer embarazada aumenta de manera gradual debido a la retención de sangre cálida normalmente perdida durante su menstruación, y del feto ‘caliente’ que debe su propiedad al semen ‘caliente’ del padre”. En cambio, Katz [1996: 101] informó que el embarazo es visto como un proceso de cocción en el que la matriz, por lo regular “fría”, se calienta por medio de las relaciones sexuales y del semen “caliente”, para convertirse simbólicamente en una olla cocinando al fuego.

El parto también se considera una fase “caliente” [Foster 1972: 187; Olavarrieta 1977: 66; Petrich 1985: 127]. Una explicación que encontró Foster [1994: 66] en Tzintzuntan, Michoacán, es que la mujer experimenta un “calentamiento” por la sudoración durante el trabajo de parto, pero debido a la pérdida de sangre y del feto “caliente” sufre un “enfriamiento” que persiste durante la cuarentena (etapa puerperal). Similarmente, en otros lugares las personas afirman que al nacer el bebé se lleva gran parte del calor de su madre, lo que da como resultado que la mujer quede en un estado “frío” después de parir [Madsen 1955: 127; Katz 1996: 102].7

Foster [1994: 33] ofreció una interesante explicación sobre el efecto acumulativo de los partos en la mujer: “Se cree que las mujeres pierden un poco de calor con cada nacimiento sucesivo, de modo que en la menopausia se piensa que los cuerpos de las madres con muchos hijos son más fríos que los de sus compañeras de edad que han tenido pocos o ningún hijo”.

De igual manera, el ciclo de vida del ser humano es clasificado. Los ñuu savi (mixtecos) de Yosotato, Oaxaca, creen que los niños nacen fríos, van adquiriendo calor hasta llegar a la adultez, después lo pierden durante la vejez [Katz 1992: 103; 2008: 297]. Los zapotecos de Mitla, Oaxaca, también creen que cada persona va aumentando su “calor” desde la niñez hacia la madurez sexual [Messer 1981: 137]. En contraste, los nahuas de Texcoco [Lorente 2012: 253] y los purépechas de Michoacán [Foster 1994:33] estiman que los niños son más “calientes” que los adultos, es decir, que de la niñez a la vejez ocurre un proceso de “enfriamiento”.

EMOCIONES Y SENTIMIENTOS

La mayoría de las emociones se perciben “calientes”. La ira, el susto8 y la envidia por lo regular se consideran así y en la literatura frecuentemente se resalta su potencial de causar enfermedades [Ingham 1970: 83; Foster 1972: 186; Young 1981: 62-63; Álvarez 1987: 116; Lorente 2012: 254]. La alegría, los celos, el gusto, el sentirse apenado, la aflicción, la codicia y el deseo sexual también se perciben “calientes” [Ingham 1970: 83; Foster 1972: 186, 189]; la excepción es el miedo, ya que se considera una emoción “fría” [Ingham 1970: 83]. En el habla popular de México, los enojos o la ira calientan el cuerpo y el miedo lo enfría.

ELEMENTOS DEL AMBIENTE

Existe un destacado consenso en la propiedad de dos elementos: el sol es “caliente” y el agua es “fría” [Madsen 1955: 127; Ingham 1970: 78; Ryesky 1976: 40; Álvarez 1987: 111], sin embargo, se ha visto que la propiedad del agua puede variar. De la Fuente Chicoséin [2012: 351] notó que el agua natural se considera “fría” o “fresca”, pero también aclaró que podría adquirir la propiedad “caliente” al ponerse al fuego, aun cuando ya se enfríe. En cambio, Madsen [1955: 125] encontró que el agua conserva su propiedad “fría” incluso al hervir.

La propiedad del agua también puede variar según su origen o estado físico; el agua de lluvia se percibe como “fría” [Álvarez 1987: 111; Katz 2008: 291], pero el agua en estado sólido generalmente es clasificada como “caliente”, por lo que el hielo, la escarcha y la nieve9 son de tal propiedad [Madsen 1955: 125]; la excepción es el granizo que se considera “frío” [Madsen 1955: 125; Álvarez 1987: 111]. No siempre es posible encontrar una explicación satisfactoria sobre la propiedad de las sustancias:

Mis informantes explicaron la clasificación caliente de la escarcha diciendo que en invierno puedes ver cómo “quema” la vegetación y la vuelve café. Cuando una persona traga rápidamente una pieza de hielo o una nieve puede sentir que su garganta “arde”. Pero mis informantes no pudieron explicar por qué el granizo, el cual consiste de agua congelada, es fría como el agua misma [Madsen 1955: 125].

Vargas confirmó lo anterior durante algunas experiencias propias en campo en la región cercana a Capulhuac, Estado de México, cuando se nos comentó, de manera burlona, que no nos dábamos cuenta de que el hielo y la escarcha son tan “calientes” que “queman a las plantas y las cosechas” [Luis AlbertoVargas, comunicación personal, 2022].

Por otro lado, la tierra es “fría” en un sentido general [Álvarez 1987: 111], pero puede adquirir una propiedad específica en función de las características físicas o su ubicación. Por ejemplo, Redfield y Villa [1934: 130] se percataron de que en Chankom, Yucatán, las tierras son clasificadas en función de la respuesta física que ocurría después de una lluvia: si las tierras se secan de inmediato o emerge niebla de ellas durante la noche son “calientes”; pero si permanecen húmedas son “frías”.

ESTACIONES DEL AñO

Las estaciones anuales también son objeto de clasificación. La precipitación y la radiación solar suelen ser la base de la clasificación. Álvarez Heydenreich [1987: 113] relató que en Hueyapan, Morelos: “La primavera es ‘caliente’, el verano es ‘frío’, porque las lluvias hacen que descienda la temperatura y, por último, el invierno es seco y ‘frío’ por carecer de lluvias”. En la Mixteca Alta de Oaxaca, la clasificación se hace principalmente en función de la precipitación, teniendo así una estación de sequía “caliente” y seca (de noviembre a abril) y otra estación de lluvias “fría” y húmeda (de mayo a octubre) [Katz 2008: 284, 291].

En Tecoxpa, Milpa Alta, Madsen [1955: 129] registró que los meses del año se clasifican con base en la precipitación (en forma de lluvia o escarcha), la intensidad de la luz solar y la temperatura ambiental (cuadro 5), pero en esta comunidad el periodo que llaman “canícula” y que comprende aproximadamente del 16 de julio al 29 de septiembre se considera “muy frío” [Madsen 1955: 129].

Cuadro 5
Propiedad de los meses del año en Tecoxpa Milpa Alta Ciudad de México y su explicación

Elaboración propia con base en datos de Madsen [1955: 129].

COLORES

El cuadro 6 presenta la clasificación de colores en tres lugares de México. Como se aprecia, existe variación en la información pero parece haber un patrón en los colores rojo (“caliente”), café (“caliente”), verde (“fría”) y blanco (“fría”).

Cuadro 6
Propiedad fríocaliente de colores en tres lugares de México

aMadsen [1955: 129-130]. bLorente Fernández [2012: n.13]. cGeck y colaboradores [2017: 504].

El color se utiliza, en algunas ocasiones, como criterio para clasificar remedios, alimentos u otras cosas, por ejemplo, en Mitla, Oaxaca, la dicotomía blanco-rojo se utiliza para determinar la propiedad de las plantas de higuerilla (Ricinus communis L.): la variedad de hojas blancas es “fría” y la variedad de hojas rojas es “caliente” [Messer 1981: 136]. Pero, aunque en Tecoxpa existen colores “templados”, éstos no se utilizan como guía para clasificar objetos [Madsen 1955: 130].

OTROS DOMINIOS

Hasta aquí se ha descrito a grandes rasgos cómo opera la clasificación fríocaliente sólo en algunos dominios, pero no son los únicos. En Tecoxpa, Milpa Alta, la clasificación abarca metales como el oro (“caliente”), la plata (“caliente”), el acero (“caliente”) y el plomo (“muy frío”), también con rocas y sustancias como el basalto negro (“caliente”), el vidrio (“caliente)” y la obsidiana (“muy caliente”) [Madsen 1955: 130]. En Yalalag, Oaxaca, objetos de la vida cotidiana como la lana (“caliente”), los huaraches de cuero (“fríos”) y los huaraches de hule (“fríos) también están sujetos a la clasificación [De la Fuente 2012: 351].

La literatura sugiere que la amplitud de la clasificación varía en cada cultura y lugar. Se sabe que los nahuas de Milpa Alta y de Morelos aplican la clasificación prácticamente a todo su universo [Madsen 1955: 123-124; Álvarez 1987: 110]. Los o’ de püt (zoques de Chiapas) utilizan la clasificación principalmente en el paisaje, los astros, los colores, los alimentos y en la medicina tradicional [Geck et al. 2017: 502]. Los ñuu savi (mixtecos) de Oaxaca la utilizan con frecuencia junto con la dicotomía seco-húmedo en la medicina tradicional, la alimentación, el clima, la agricultura y la reproducción humana [Katz 1992: 99-113].

Sin embargo, en otros grupos humanos de México se ha visto que la clasificación frío-caliente es limitada y se aplica principalmente en sus sistemas médicos tradicionales, tal como sucede en Los Tuxtlas, Veracruz [Olavarrieta 1977: 65]. Incluso hay casos particulares como el de los icootz (huaves) de San Mateo del Mar, donde la clasificación, en apariencia, se restringe a enfermedades gastrointestinales y alimentos [Signorini 1979: 229].

DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Y ETNOLINGÜÍSTICA

A la fecha no existe un estudio que sintetice la distribución geográfica y etnolingüística del sistema frío-caliente, a pesar de la amplia literatura sobre el tema. Con el fin de tener una primera aproximación, se revisaron estudios académicos disponibles (74 en total), así como monografías de pueblos indígenas de fuentes oficiales10. Se obtuvieron los datos sobre las localidades que utilizan el sistema frío-caliente, los grupos etnolingüísticos que las habitan y su lengua.11 Esta revisión no fue exhaustiva, sin embargo, incluyó las principales fuentes conocidas y disponibles. El análisis permite apreciar el alcance geográfico y cultural del sistema frío-caliente en México.

El sistema frío-caliente es utilizado por grupos mestizos y 29 grupos etnolingüísticos (figura 1) de un total de 6912 que existen en el país, lo cual representa aproximadamente el 40%. Los 29 grupos pertenecen a nueve de las 11 familias lingüísticas indoamericanas que existen en México (figura 2), de acuerdo con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) [2009]. La mayoría de los registros se distribuyen en el área mesoamericana. Un registro que se ubica en Coahuila corresponde al grupo Kickapoo, el único que conforma la familia álgica.


Figura 1
Grupos etnolingüísticos de México que utilizan el sistema frío-caliente


Figura 2
Familias lingüísticas de México con registros de la utilización del sistema frío-caliente.

La notable ausencia del sistema frío-caliente en el occidente y norte de México quizá tenga relación con la filiación lingüsitica y ubicación geográfica de los grupos autóctonos que habitan en esta área. No se encontraron registros para las familias Seri y Cochimí-yumana. Felger y Beck [1985: 110] manifestaron de manera explícita que el sistema frío-caliente no es utilizado por el grupo Seri (el único que conforma la familia Seri), que habita en Sonora. Los seis grupos etnolingüísticos que conforman la familia Cochimíyumana (cochimí, cucapá, kiliwa, ku’ahl, kumiai y paipai) se distribuyen en el noroeste del país (Baja California y Sonora).13 La familia Yuto-nahua es un caso particular, ya que, aunque tiene registros de la presencia del sistema frío-caliente, éstos corresponden sólo al grupo etnolingüístico náhuatl que está extensamente distribuido en México, sin embargo, no se encontraron registros para las partes occidental (Nayarit, Colima, Jalisco, Michoacán) y centro-norte (Durango) donde se distribuye este grupo etnolingüsitico. Los otros 10 grupos carentes de registros que conforman la familia Yuto-nahua (cora, guarijío, huichol, mayo, pápago, pima, tarahumara, tepehuano del norte, tepehuano del sur y yaqui) habitan en estados del noroeste (Sonora, Chihuahua, Sinaloa y Durango), centro-norte (Zacatecas) y occidente del país (Nayarit, Colima, Jalisco, Michoacán). Futuros estudios tendrán que averiguar si este patrón es por ausencia del sistema o de datos.

COMENTARIOS FINALES

En este trabajo hemos analizado tres aspectos del sistema de clasificación popular frío-caliente en México que permiten comprender su compleja estructura: las categorías de clasificación, los campos de aplicación y su distribución geográfica y cultural.

Las categorías básicas de clasificación son “frío” y “caliente”, sin embargo, existen otras categorías y múltiples términos para expresarlas en español y probablemente en varias lenguas indígenas, lo que se observa en diversos dominios como las enfermedades, las plantas medicinales, los órganos del cuerpo humano, las personas, etcétera.

Aunque aquí no hicimos un análisis semántico detallado en todos los dominios revisados se sugiere que, al igual que para las enfermedades y plantas medicinales [García-Hernández et al. 2021], las categorías y términos de clasificación de los diferentes dominios varían entre culturas y lugares, incluso los que sean similares pueden tener distintos significados. De hecho, la clasificación frío-caliente en las lenguas indígenas implica diferentes cosmovisiones, por lo tanto, es de esperarse la existencia de diferencias conceptuales en las categorías y términos de clasificación tanto entre las lenguas indígenas como entre éstas y el español.

El sistema clasificatorio se aplica en varios campos temáticos, además de la medicina tradicional y la alimentación. En este trabajo sólo dimos unos ejemplos y, si bien aparecen coincidencias en su aplicación, se nota que no necesariamente se aplica de la misma manera en todos los lugares. Un mismo objeto o situación puede ser clasificado en distinta categoría de acuerdo con el lugar, ejemplos concretos son los riñones, los pulmones y el hígado que son “calientes” en Hueyapan, Morelos, y “fríos” en la Sierra de Texcoco. Además, pueden existir diferencias en el raciocinio de la clasificación, es decir, en las características, conceptos o creencias que influyen en la asignación de una categoría a determinados objetos. Incluso durante las etapas de la reproducción humana femenina, donde parece haber más acuerdo en las categorías asignadas, son notables las diferencias del razonamiento subyacente.

El análisis de la distribución geográfica y etnolingüística hecho en este trabajo muestra que el sistema frío-caliente, si bien no es universal, es un rasgo cultural relevante de la cultura mexicana y parte del patrimonio cultural de todos los grupos humanos que lo utilizan. El análisis se basó solamente en la literatura científica disponible y pretende dirigir mayor atención a esta faceta de las culturas mesoamericanas que constituye el fondo de numerosos rasgos y comportamientos de los pueblos originarios y de la población mestiza. A la fecha, no se sabe con certeza la relevancia del sistema en cada una de los grupos etnolingüísticos. Se sugiere documentar, analizar y discutir esta interrogante en futuros estudios.

El análisis de los tres aspectos del sistema de clasificación frío-caliente llevado a cabo en este proyecto permite constatar su flexibilidad, variación y extensión. También, identifica vacíos en el conocimiento que pueden impulsar futuros estudios más sistemáticos y profundos. Por último, muestra la diversidad de culturas indígenas mexicanas sobre un aspecto muy concreto. Es frecuente que se considere que el sustrato mesoamericano influye sobre todas ellas y las haya hecho uniformes, pero este estudio contradice dicha generalización.

Material suplementario
Apéndices
ANEXOS

Procedimiento y fuentes de información consultadas para elaborar los mapas de distribución geográfica y etnolingüística del sistema frío-caliente en México

  1. 1. Se revisó los datos del área de estudio de las publicaciones (Listado 1 y Cuadro 1), así como la ubicación geográfica en el caso de las monografías de los pueblos indígenas (Listado 2 y Cuadro 2). La información se organizó por localidades, municipios y estados y su nomenclatura fue actualizada según el Archivo histórico de localidades geoestadísticas1. Cuando las publicaciones no especificaron las localidades estudiadas o cuando las monografías no precisaron las localidades habitadas por los pueblos indígenas, se identificaron las cabeceras municipales de los municipios indicados.
  2. 2. Los grupos etnolingüísticos de todas las fuentes se definieron y sistematizaron de acuerdo con la nomenclatura del Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales2 que considera un total de 69 agrupaciones lingüísticas que pertenecen a 11 familias lingüísticas. Además, se agregó la información sobre los pueblos indígenas correspondientes, con base en la clasificación del Atlas de los Pueblos Indígenas de México3, la cual considera un total de 85 pueblos. Para el análisis, también se incluyeron pueblos mestizos y afromexicanos cuando las publicaciones lo especificaron, bajo el supuesto de un predominio de hispanohablantes y diferenciados de los pueblos indígenas por su cultura.
  3. 3. Las localidades fueron ubicadas en la cartografía de México del programa Google Earth Pro © (2020) diferenciando las agrupaciones lingüísticas.
  4. 4. Por cada estado se examinaron los puntos marcados para detectar los que estaban muy cercanos entre sí, y se seleccionó un punto representativo de las localidades de un mismo grupo etnolingüístico comprendidas en un radio aproximado de 25 km. Cuando la ubicación de los pueblos indígenas señalada en las monografías comprendió varias regiones, se procuró que cada una tuviera como punto representativo el municipio con mayor población indígena. Esta información se obtuvo del Atlas de los Pueblos Indígenas de México. A partir de estos puntos representativos (Cuadro 3) se construyeron los mapas.

1 Archivo histórico de localidades geoestadísticas. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). <https://www.inegi.org.mx/app/geo2/ahl/>

2 Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales: Variantes lingüísticas de México con sus autodenominaciones y referencias geoestadísticas. Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI). https://site.inali.gob.mx/pdf/catalogo_lenguas_indigenas.pdf

3 La referencia de esta cita se encuentra más adelante en el listado 2 (número 77).


Listado 1 (publicaciones académicas)

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Cuadro 1
Información geográfica y etnolingüística de las publicaciones de México sobre el sistema fríocaliente

(I) Para fines de sistematización y análisis, en estas columnas se mencionan “mestizos” y “afromexicanos”, aunque no son estrictamente grupos etnolingüísticos ni familias lingüísticas.

(II) Misma información que el registro anterior anterior.

(III) Estas publicaciones no especificaron el área de estudio, pero se tomó en cuenta el área de distribución del grupo humano referido.

(IV) No se tomaron en cuenta para elaborar el mapa ya que no especificaron el área de estudio ni el grupo humano.

(V) Para este análisis se tomaron en cuenta los siete municipios de Chiapas referidos en una publicación anterior del mismo estudio [Geck et al. 2016], num 26 en este listado.

(VI) Esta publicación integró información de los estudios de Ankli et al. [1999a], Frei et al. [1998], Heinrich et al. [1992, 1998] y Weimann y Heinrich [1998], numerados respectivamente en este listado como 5, 23, 29, 31 y 73.

(VII) Esta publicación no especificó las localidades ni los municipios, pero se menciona que el trabajo se llevó a cabo en el Distrito de Jamiltepec y que las ciudades más importantes de la zona son Jamiltepec y Pinotepa. La primera fue elegida como como punto representativo para el grupo mixteco y la segunda para mestizos y afromexicanos.
















Núm= Número de la publicación de acuerdo con el listado 1; M=sólo menciona la utilización del sistema, D=describe por lo menos aspectos generales del sistema; Do=dominos principales de aplicación del sistema frío-caliente mencionados o descritos, Al=alimentación, Am=ambiente, MT= medicina tradicional, V=varios; NE= no especificado; NL= no localizado; cuando es necesario se señala la correspondencia entre localidades, municipios, estados y grupos humanos con números entre paréntesis; los números romanos entre paréntesis indican notas a pie de tabla.

Cuadro 2
Información geográfica y etnolingüística de las monografías de pueblos indígenas que mencionan el sistema frío-caliente










Núm= Número de la publicación de acuerdo con el listado 2; todas las fuentes sólo mencionan la utilización del sistema en la medicina tradicional.

Cuadro 3
Puntos representados en los mapas de distribución geográfica y etnolingüística del sistema frío-caliente










Agradecimientos

Este estudio fue financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) por medio de la beca número 434525 para los estudios de doctorado de la primera autora. Agradecemos el apoyo del M. en C. Josué Leal Sanjuan en la elaboración de los mapas.

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Notas
Notas
1 Este sistema también se menciona en la literatura como: síndrome frío-caliente [Currier 1966; McCullough 1973; Ryesky 1976], polaridad frío-caliente [Olavarrieta 1977], dicotomía frío-caliente [Petrich 1985] y clasificación frío-caliente [Messer 1981]. Mención aparte merecen los nombres de medicina humoral, sistema humoral, patología humoral y similares acuñados por el antropólogo George M. Foster, quien consideró que el actual sistema taxonómico era una deformación de la teoría humoral europea, que habría sido introducida por los españoles en los tiempos de la Conquista de América [Foster 1953; 1972; 1979]. Otros autores como Geck y colaboradores [2017] y Mathews [1983] también han empleado estos términos para referirse al sistema actual.
2 En este trabajo, la propiedad “fría” o “caliente” se indica con comillas para diferenciarla de la temperatura u otras acepciones.
3 Ambos son equivalentes al verbo to be del idioma inglés.
4 La aplicación del sistema frío-caliente en estos dominios está descrita ampliamente en la tesis de doctorado de García-Hernandez [2020].
5 Aunque Álvarez Heydenreich [1987: 113] también refirió que este órgano es “caliente”.
6 Se refiere al órgano interno que forma parte del aparato digestivo.
7 En concordancia con las observaciones de Foster, Madsen y Katz, el coautor Luis Alberto Vargas observó, en una experiencia inédita, que durante el trabajo de parto de mujeres de la región de Capulhuac, Estado de México, se colocaban hierbas “calientes” en la vulva para que no se “enfriara” y dificultara el trabajo de parto, también, constató que las mujeres pensaban que la salida del recién nacido provoca naturalmente el “enfriamiento” del útero y que por ello corrían el riesgo de quedar estériles. Para evitarlo, en otros lugares se recomienda el tratamiento preventivo con el baño de vapor en el temazcal, pero lo que es más frecuente es procurar que la alimentación sea con productos de naturaleza “caliente”. En otra ocasión, al terminar de atender un parto, el coautor sugirió a la familia de la parturienta prepararle comida con una gallina blanca (“templada”); ellos se extrañaron pues consideraban que lo adecuado era con una gallina roja (“caliente”). Peor sería para la debilitada madre alimentarla con una gallina negra, usada para acciones de brujería y es considerada peligrosa.
8 Ingham [1970] es el único autor de los citados que menciona que el susto es una emoción “fría”.
9 Se refiere al fenómeno metereológico y a un postre helado que en México se le conoce con el mismo nombre y es similar al sorbete.
10 Las fuentes se pueden consultar en los anexos.
11 En este trabajo, un grupo entolingüístico es “el conjunto de hablantes de variantes de una lengua” [Bartolomé 2021: 40]. Los nombres de los grupos se definieron con base en la nomenclatura del Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales [INALI 2009]. Si bien, partimos de un criterio lingüístico, consideramos que los grupos pueden ser más inclusivos al abarcar a las personas que se autoadscriben como indígenas aun cuando no hablen una lengua indígena.
12 De acuerdo con el INALI [2009] existen 68 lenguas indígenas vivas y una extinta (Cochimí). Ya que existen personas que se autoidentifican como comom’ti-pa (cochimíes) [INPI-INALI 2020], para este análisis se contempló un total de 69 grupos etnolingüsticos.
13 Distribución de los grupos de acuerdo con el INALI [2009].
Cuadro 1
Términos y categorías de clasificación del sistema fríocaliente en Tzintzuntzan Michoacán

* Indica predominantemente la propiedad intrínseca # Indica predominantemente la propiedad térmica los términos no marcados son usados para ambos tipos de propiedades Adaptado de Foster 1994 cuadro 1
Cuadro 2
Rasgos del carácter y cualidades afines relacionadas con la clasificación frío-caliente en la Sierra de Texcoco, Estado de México

Elaboración propia con base en datos de Lorente Fernández [2012: 253].
Cuadro 3
Clasificación de personas y cualidades afines según el par de oposiciones dulceamargo en Hueyapan Morelos

Elaboración propia con base en datos de Álvarez Heydenreich [1987: 97].
Cuadro 4
Tipos generales de carácter y su relación con la clasificación fríocaliente en Tlayacapan Morelos

Elaboración propia con base en datos de Ingham [1970: 83].
Cuadro 5
Propiedad de los meses del año en Tecoxpa Milpa Alta Ciudad de México y su explicación

Elaboración propia con base en datos de Madsen [1955: 129].
Cuadro 6
Propiedad fríocaliente de colores en tres lugares de México

aMadsen [1955: 129-130]. bLorente Fernández [2012: n.13]. cGeck y colaboradores [2017: 504].

Figura 1
Grupos etnolingüísticos de México que utilizan el sistema frío-caliente

Figura 2
Familias lingüísticas de México con registros de la utilización del sistema frío-caliente.
Cuadro 1
Información geográfica y etnolingüística de las publicaciones de México sobre el sistema fríocaliente

(I) Para fines de sistematización y análisis, en estas columnas se mencionan “mestizos” y “afromexicanos”, aunque no son estrictamente grupos etnolingüísticos ni familias lingüísticas.

(II) Misma información que el registro anterior anterior.

(III) Estas publicaciones no especificaron el área de estudio, pero se tomó en cuenta el área de distribución del grupo humano referido.

(IV) No se tomaron en cuenta para elaborar el mapa ya que no especificaron el área de estudio ni el grupo humano.

(V) Para este análisis se tomaron en cuenta los siete municipios de Chiapas referidos en una publicación anterior del mismo estudio [Geck et al. 2016], num 26 en este listado.

(VI) Esta publicación integró información de los estudios de Ankli et al. [1999a], Frei et al. [1998], Heinrich et al. [1992, 1998] y Weimann y Heinrich [1998], numerados respectivamente en este listado como 5, 23, 29, 31 y 73.

(VII) Esta publicación no especificó las localidades ni los municipios, pero se menciona que el trabajo se llevó a cabo en el Distrito de Jamiltepec y que las ciudades más importantes de la zona son Jamiltepec y Pinotepa. La primera fue elegida como como punto representativo para el grupo mixteco y la segunda para mestizos y afromexicanos.
















Núm= Número de la publicación de acuerdo con el listado 1; M=sólo menciona la utilización del sistema, D=describe por lo menos aspectos generales del sistema; Do=dominos principales de aplicación del sistema frío-caliente mencionados o descritos, Al=alimentación, Am=ambiente, MT= medicina tradicional, V=varios; NE= no especificado; NL= no localizado; cuando es necesario se señala la correspondencia entre localidades, municipios, estados y grupos humanos con números entre paréntesis; los números romanos entre paréntesis indican notas a pie de tabla.
Cuadro 2
Información geográfica y etnolingüística de las monografías de pueblos indígenas que mencionan el sistema frío-caliente










Núm= Número de la publicación de acuerdo con el listado 2; todas las fuentes sólo mencionan la utilización del sistema en la medicina tradicional.
Cuadro 3
Puntos representados en los mapas de distribución geográfica y etnolingüística del sistema frío-caliente










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