RESUMEN: El presente escrito muestra la importancia actual de la India en los Brics gracias a su crecimiento económico reciente el cual, de seguir en esa senda, le puede permitir mejorar sus posibilidades de influir en la política internacional y ser realmente un contrapeso a naciones hegemónicas. Se señala que hay bastantes condiciones, tanto internas como externas, que limitan las posibilidades de tener mejores resultados a nivel de crecimiento y desarrollo económico y social, así como de influencia política. Finalmente, se señala que las relaciones con América Latina, en general, son incipientes pero prometedoras.
Palabras clave: BricsBrics,poder políticopoder político,crecimiento económicocrecimiento económico,relaciones Sur-Surrelaciones Sur-Sur.
ABSTRACT: This essay shows the current importance of India in the Brics thanks to its recent economic growth, which, should it continue on this path, may allow it to improve its possibilities of influencing international politics and to become a counterweight to hegemonic nations. It is pointed out that there are many internal and external conditions that limit the possibilities of having better results in terms of growth and economic and social development, as well as political influence. Finally, it is shown that relations with Latin America in general are incipient but promising.
Key words: Brics, political power, economic growth, South-South relations.
Asuntos internacionales
Los Brics y las relaciones Sur-Sur: la participación de India
The Brics and South-South relations: the participation of India
Recepción: 31 Marzo 2019
Recibido del documento revisado: 29 Abril 2019
Aprobación: 02 Mayo 2019
En 2001 se agrupa el término BRIC por Jim O'Neill de Goldman Sachs en reconocimiento al crecimiento de las economías de Brasil, Rusia, India y China y la expectativa del aumento de su peso en la economía mundial. Para 2006 el acrónimo deja de ser un mero concepto, pues durante la 61a Asamblea General de la ONU se reúnen los ministros de asuntos exteriores de dichos países y se comienzan a concretar sus vínculos políticos. Dos años después se realiza la primera reunión conjunta de líderes de los cuatro Estados en Toyako, Onsen (Japón) durante la cumbre del G8. Al año siguiente (2009) se realiza en Ekaterimburgo (Rusia) la primera cumbre, que desde entonces se viene realizando anualmente. En 2010 durante la reunión del G20 en Corea el presidente de Sudáfrica anunció su deseo de ingresar al grupo BRIC, y recibe a final de año una invitación oficial para la cumbre de 2011 (Smirnov, Ozyldirim & Pichetti, 2019; Gu, Shankland & Chenoy, 2016; de Coning, Mandrup & Odgaard, 2014). En 2012 se propone la idea de crear un banco conjunto cuyo acuerdo se firma en 2014 y entra en operaciones en 2016, "convencidos de que el establecimiento de tal Banco reflejará las cercanas relaciones entre los países Brics, a la vez que provee un poderoso instrumento para el crecimiento de su cooperación económica" (New Development Bank, 2015).
Ahora bien, las posibilidades que han tenido estos países de entrar en el grupo de países con capacidad para cambiar las normas, y los acuerdos de la gobernanza global, han estado en cierta forma influenciadas por el crecimiento económico de China e India al abrirse a la inversión extranjera e integrarse en el régimen de comercio mundial. En particular, el primero tuvo un papel importante en la crisis de 2009 cuando "contrarrestó la recesión mundial [...] con un importante paquete de inversión para las provincias y los gobiernos locales [cuyo] impacto macroeconómico a través de los mercados de productos básicos fue global. [...] Entre los principales beneficiarios se encontraban los miembros de los Brics: Brasil, Rusia y Sudáfrica" (Gu, Shankland & Chenoy, 2016, p. 6). El posterior cambio hacia el consumo interno y los servicios propiciado por el gobierno chino, debido a la desaceleración económica, llevó al retroceso del ciclo de los productos básicos, que deja ver las debilidades en las estructuras económicas tanto de los Brics como del resto de países alrededor del globo que dependían del crecimiento en el consumo de materias primas del gigante asiático.
Se preveía que el crecimiento económico de la China y de India estaría entre el 6 y el 8% para los últimos dos años (2017 y 2018) y que, en caso de mantenerse hasta la mitad del siglo, sería determinante a la hora de dar forma a la economía mundial y, por lo tanto, a la gobernanza global y patrones de desarrollo. Los datos arrojan una tendencia a la desaceleración de la tasa de crecimiento de la economía o un crecimiento "moderado" para el caso de la China, que para el año pasado (2018) "mostró la más baja tasa de crecimiento en 28 años (6,6%)" (Tan, 2019). India, después de China, sigue siendo superior al resto de países del grupo Brics, con un crecimiento para 2018 cercano al 7,3%. Este último, además de ser considerado como una gran potencia emergente en virtud del tamaño de su población y los recursos económicos, militares y políticos, ha sido un actor con alguna capacidad regional o global para contribuir al orden internacional, que va de la mano con cierto grado de cohesión interna y capacidad para una acción estatal efectiva. India ha asumido un papel proactivo en ciertas áreas temáticas, que refuerza aún más la percepción que otros tienen del país como un poder creciente, al participar de redes formales e informales determinantes en la gobernanza global (Gupta & Chatterjee, 2014, pp. 102-103).
En general, con respecto a sus relaciones exteriores y a la importancia que tiene a nivel mundial, su historia reciente podría ubicarse a partir del proceso de independencia a mitad del siglo XX, y se evidencia un punto de quiebre a inicios de la década de 1990 después de la caída de la Unión Soviética. Pero el evidente crecimiento económico que tiene en los últimos años y el potencial que se vislumbra, permiten hablar de otra etapa en la historia de la India, como un gran actor a nivel mundial, en que se reconoce su capacidad para influir en la política internacional por fuera de los cánones establecidos por las naciones hegemónicas.
El presente escrito se divide en cuatro partes, sin contar esta introducción. La primera versa sobre la India en los Brics y la idea de coexistencia, la segunda trata sobre el pensamiento político de las relaciones internacionales en India y su relación con los No Alineados, para pasar, en la tercera, a revisar de manera somera la relación de la India con América Latina en la actualidad, en el contexto de las relaciones Sur-Sur para finalmente concluir con unas breves ideas.
Los resultados económicos en lo que respecta a la tasa de crecimiento porcentual del PIB de los Brics para el período 2012-2017 muestra una clara división entre los países miembros. Por un lado, se encuentran China e India como los dos países con mayor crecimiento durante el período con una tasa de crecimiento conjunto del PIB alrededor del 7%. Por otro lado, Rusia, Brasil y Sudáfrica con una tasa de crecimiento promedio de alrededor del 0,55% (Ver Gráfica 1).

En 2018 la variación del PIB para India y China fue de 7,3% y 6,6% respectivamente (Economics, 2019). Mientras que para Brasil fue de 1,1% (Alvarenga & Silveira, 2019), para Rusia los datos preliminares indican un crecimiento de 2,3% (Nikolskaya & Tétrault-Farber, 2019) y, finalmente, para Sudáfrica el crecimiento del PIB fue de 0,8% (STATS SA, 2019).
Pareciera contradictorio que el crecimiento económico de los Brics y su influencia en este aspecto dependa en cierta manera de su inserción en la economía de mercado libre, mientras que su poder político dependa de las posibilidades de ser una alternativa a dicho orden. Los mismos se articulan por una visión que gira alrededor de la idea de la gobernanza global en donde no exista un hegemón en el sistema internacional (de Coning, Mandrup & Odgaard, 2014). "Este acercamiento a la gobernanza global es denominada por algunos como una estrategia de coexistencia, definida como una política de coordinación para el manejo del conflicto, que deriva en un sistema de co-manejo y co-mantenimiento de los temas de seguridad global" (Ibid., 3-4). Se sostiene que:
La coexistencia concibe la promoción de un sistema internacional basado en reglas caracterizado por la gestión conjunta del orden global por parte de los Estados que pueden suscribirse a diferentes visiones del mundo, diferentes sistemas políticos y diferentes enfoques de las políticas económicas y de desarrollo. Siendo la principal virtud de dicha estrategia la adaptabilidad en lugar de la rigidez, la moderación en lugar del extremismo, el pluralismo político internacional y la persuasión en lugar de la imposición (de Coning, Mandrup & Odgaard, 2014, p. 6).
Se puede considerar que la política india se ajusta en un comienzo a esta visión de un sistema pluralista que permite la coexistencia de diferentes visiones del mundo, al ser promotor y socio fundador de los No Alineados en 1961. La posición de la India en asuntos internacionales se basó "en purna swaraj (completa independencia) de las políticas de los Grandes Poderes y una neutralidad positiva, en referencia al propio interés nacional. [...] Esta posición da dirección a su política de no alineamiento, no violencia (ahimsa), autoconfianza y desarme nuclear"1 (Rodríguez de la Vega, 2017, p.14), que va de la mano con una visión pluralista y de coexistencia2.
En el discurso político de la India hoy día no existe una referencia explícita a la coexistencia, puesto que su política externa ha cambiado después de la guerra fría a una versión más pragmática, aunque su política exterior siga buena parte de las ideas asociadas con la coexistencia. Entre las mismas están el respeto por la soberanía de los Estados, la no intervención en los asuntos internos, la resolución pacífica de conflictos y la cooperación internacional con fundamento en un sistema internacional basado en normas. Adicionalmente, si bien India tiene el sistema democrático más antiguo entre los Brics, el gobierno indio ha sido cauteloso en promover la democracia y los derechos humanos en el extranjero y, aunque se ubique en la denominada autonomía estratégica, este comportamiento resulta de las restricciones internas y externas que el país enfrenta (Gupta & Chatterjee, 2014, pp. 100-101).
Algunas de las condiciones internas a las que se enfrenta son: contaminación ambiental, grandes necesidades de energía y su dependencia de combustibles fósiles, subregistro de nacimientos, pobreza, acceso a agua potable, desperdicios digitales, fragmentación política que se evidencia en rivalidades políticas y regionales que inciden en el déficit de gobernanza, y el desfavorecimiento de ciertos grupos sociales, particularmente en el campo (Chandra, 2018). Según el reporte del World Economic Forum lo anterior se evidencia en tres puntos a considerar para el desarrollo de la India y su consumo futuro: el primero es un mayor desarrollo de habilidades para poder incluir a la población joven trabajadora en un mercado formal y en el que se reduzcan las brechas existentes hoy en día, la segunda es la mayor inclusión social y económica de la India rural y la tercera corresponde a los desafíos para crear un futuro más sostenible y saludable (WEF, 2019).
Aunque el gobierno indio actual tiene una política de "Primero el vecindario" (Neigbourhood First) hay tensiones en el mismo, entre otras por el rechazo de sus vecinos a su influencia y el acceso a armas nucleares, problemas de seguridad y limítrofes relacionados principalmente con Pakistán (Argomedo T., 2016; de Arístegui, 2015). En general, la política exterior de la India es bastante compleja, pues está influenciada por factores estructurales, internos y nuevos actores que buscan ganar influencia o expandir sus roles en las relaciones exteriores del país; además de involucrar diversos temas y actores, están atravesadas por la diversidad cultural y política, tanto de sus vecinos como propia, así como su variada influencia y peso en la región (Mishra & Miklian, 2016).
El denominado Movimiento de Países No Alineados es considerado como el segundo organismo más grande del mundo después de la ONU, con 120 miembros. En su dirección inicial se reconoce a la India con Nehru, Egipto con Nasser y Yugoslavia con Tito. Para India, la política de neutralidad promulgada con los No Alineados fue criticada por Estados Unidos y la Unión Soviética. El éxito, en este caso, consistió en resistir por más de 3 décadas antes del término de la guerra fría. Después de terminada "India insistió en la validez de la política de los No Alineados, pues cambió el contexto, pero no la relevancia de este movimiento" (Ross O., 2009, p. 127). Como esencia de sus objetivos se reconoce la eliminación de la hegemonía de la dominación extranjera, la autodeterminación, y el apoyo a la soberanía e integridad territorial de las naciones3 (Fraguela, 2008).
La agenda internacional permanente de India se podría considerar compuesta por cuatro grandes variables: política exterior, geográfica, histórica y seguridad y defensa. La política exterior se caracteriza por la neutralidad, solución pacífica de conflictos y coexistencia pacífica de países, oposición al colonialismo, y apoyo a organizaciones como la ONU. La variable geográfica es determinada por el tamaño y variedad de su territorio y de su población. La variable histórica muestra, entre otras, la conexión con los países occidentales y el factor religioso vinculado con la presencia del Islam en la región. La variable de seguridad y defensa está relacionada con sus fronteras, el poderío militar de sus vecinos y la cercanía a sitios de conflicto (Ross O., 2009)4.
La tradición del pensamiento indio con respecto al orden, la justicia y el cosmopolitismo si bien es notorio, no ha estado presente en temas de relaciones internacionales (Mallavarappu, 2013). "Hacia 1977 las relaciones exteriores no eran un tema clave, y por ello era posible que siguieran planeando una política de país no alineado, [... donde se buscaba] la amistad de países con intereses similares, que validaran su política exterior" (Ross O., 2009, p. 118). Posteriormente, "desde finales de los 80 y principios de los 90 comienzan a observarse los primeros signos de apertura política en especial hacia China y el sudeste asiático [...] e intentos por mejorar sus relaciones con los vecinos de Asia del Sur" (Mato, 2009, p. 2). Después del 2000, India se enfoca en Acuerdos de Cooperación Económica Comprensiva (CECAS por sus siglas en inglés) con Singapur (2005), en Acuerdos de libre comercio con Asean (2009) y Japón (2011) (Pant & Anusree, 2018, p. 542). Parte de este enfoque de India es para hacer más atractivo el comercio y la inversión a sus socios.
Después de insertarse en el sistema multilateral mundial tras varias décadas de relativo aislamiento buscó cimentar el creciente éxito económico y perseguir sus intereses estratégicos. Entre estos se encuentra el vínculo desarrollado con el continente africano, que es punto de rivalidad con China, y la cooperación con otras democracias emergentes, especialmente con Brasil y Sudáfrica, en lo que sigue la tradición de los No Alineados (Kent C., 2015). India aparece caracterizada en el actual contexto internacional como una potencia ascendente, y podría decirse, que se trata de poderes que en el futuro cercano, devendrán en un gran poder, aunque hay que tener presente la importancia de la relación con Pakistán, puesto que este desafía explícitamente la hegemonía india en la región, con la cuestión de Cachemira como un frente abierto de conflicto permanente y el elemento terrorista en la consideración de la matriz de seguridad de India (Rodríguez de la Vega, 2017, pp. 15-18).
Como sostiene Giroir (2017), India aboga por un multilateralismo renovado y más representativo en el que tenga mayor injerencia y en el que se reflejen las condiciones actuales que se viven en el globo. En este sentido, además de las diferentes alianzas que ha venido realizando como el G4 e Ibsa, actúa en espacios alternativos como el Nuevo Banco de Desarrollo e intenta contrarrestar el poder que tiene China en la región. Y ante la pregunta de si India desea más injerencia para beneficiarse o para llevar un orden más justo a nivel mundial (Giroir, 2017, p. 13), valdría la penar tener en cuenta que el resultado no depende solo de sus posibilidades materiales y esfuerzo diplomático in crescendo, sino también de las fuerzas e intereses externos y de las posibilidades reales que puedan quedar para mantener el modelo actual a nivel mundial.
Aunque se pueden presentar comúnmente las relaciones internacionales indias como un derivado de la tradición occidental, es importante reconocer que esto no es así (Bayly, 2017). En los objetivos que han guiado a la política exterior India se encuentran "asegurar la integridad territorial, preservar la libertad en la política exterior, ganar reconocimiento de los poderes globales y crear óptimas condiciones para [su] desarrollo interno" (Pant H., 2016, citado en Rodríguez de la Vega 2017, p. 17), los cuales se relacionan a su vez con la distancia física y sus nexos con los países tanto de la región como de fuera de la misma.
De las zonas en desarrollo es importante resaltar el impacto que está teniendo en África la influencia y la inversión de los Brics, en particular China e India (Carmody & Murphy, 2017; Amendolagine, Coniglio & Seric, 2017 y Ezemenari, Tiruneh & Wamboye, 2017) aun cuando "las estadísticas favorecen más a la Ocde cuando se considera el stock de IED" (Adams & Osei Opoku, 2017, p. 155). En el área de influencia más alejada se encuentra América Latina que no ha sido una prioridad en la política exterior india.
El gobierno indio reconoce que con América Latina hay valores compartidos de democracia y respeto por los derechos humanos, así como la diversidad étnica, racial y cultural de las regiones (Ministry of External Affairs, 2018). Y a pesar del crecimiento de las relaciones económicas entre estas "América Latina y el Caribe es la región con la menor proporción de exportaciones e importaciones de la India5, lo cual se ha reflejado en la política comercial de ese país. Esta región fue la última en la que el gobierno indio intensificó su política comercial, tanto por su distancia geográfica, como por sus menores relaciones históricas" (Cepal, 2016, p. 32).
"Las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe a la India han crecido a una tasa anual de 14,7%, mientras que sus importaciones han crecido a un ritmo del 16,2% anual en el período 2001-2015. El crecimiento de ambos flujos es mayor a la expansión del comercio que América Latina y el Caribe tiene con el mundo" (Cepal, 2016, p. 39). Al compararse las relaciones comerciales de algunos países de América Latina con respecto a otros de oriente medio, Europa Oriental y Asia Central, los datos indican que hay un importante movimiento comercial que vale la pena considerar. Por ejemplo:
En 2016-2017 India exportó más a México [...] que a sus vecinos como Tailandia [...], Myanmar [...] e Irán [.] o sus socios comerciales tradicionales como Rusia y Canadá. Las exportaciones a Colombia […] fueron mayores que a algunos países de Europa occidental como Austria, Irlanda y los países escandinavos. Guatemala importó más de India que algunos países de Asia Central y del Este Europeo (Viswanathan, 2017).
El gobierno indio destaca su vínculo con Brasil por la pertenencia a los Brics y al G4. El reporte de 2018 del Ministerio de Relaciones Exteriores señala que el crecimiento del comercio bilateral entre estos dos, "aumentó en 35,33% para el período enero-octubre pasando de 4,49 mmd a 6.07 mmd con respecto al año anterior" (Ministry of External Affairs, 2018, p. 148); a la vez que señala el tipo de vínculos con México, Argentina y Venezuela, con este último por sus compras de petróleo y ventas de medicamentos.
Debido a la importación de productos agrícolas el saldo comercial entre la India y Argentina favorece a este último. India desea triplicar sus exportaciones a Argentina y sus exportadores realizan esfuerzos para que se disminuyan las barreras no arancelarias (Suneja, 2019). El potencial que representa la India para Argentina es importante en tanto es un gran demandante de alimentos, insumos y servicios, pero se precisa ampliar los acuerdos comerciales con el país asiático (Guerrero, 2018).
Por otro lado, con México la Balanza comercial es superavitaria para India. México emerge como el socio comercial más importante de toda la región de las Américas después de Estados Unidos. Hay potencial en las relaciones dadas las condiciones particulares de América Latina como proveedora de materias primas y se revela la cooperación aeroespacial como terreno fértil para la cooperación Sur-Sur, en particular con México y Brasil (Cepal, 2016, p. 69). Finalmente, las posibilidades que hay de aumentar las relaciones comerciales entre las dos zonas son notables, aunque esto no signifique que los vínculos con todos los países sean iguales.
Es evidente la importancia que India está teniendo a nivel mundial como potencia emergente, en particular por su crecimiento económico y las potencialidades que presenta para incidir en las decisiones a nivel internacional y el poder blando que detenta. Sin embargo, a pesar de la importancia creciente del país a nivel regional y mundial, no es clara su política de integración y se centra aún en una política económica de apertura y penetración de mercados que se destaca, como en el caso de los países africanos y Venezuela por la obtención de recursos energéticos y en los tres más grandes de América Latina, por la obtención de alimentos.
"En cooperación Sur-Sur, India desempeña el papel de donante emergente" (Cepal, 2016, p. 77) en parte por la carencia de políticas comunes entre los países de América Latina en relación con sus políticas externas. Pero, en vista de las posibilidades de las dos regiones y sus características comunes, el incremento de sus relaciones con América Latina puede ser una estrategia política para obtener más réditos de tipo económico que le permitan aumentar las posibilidades de influir no solo económica sino políticamente en la región.
La política india de relaciones internacionales tiene un tinte pragmático y orientado a resultados de política exterior, en donde se busca asegurar la seguridad nacional y la integridad territorial, además de la transformación económica del país (Ministry of External Affairs, 2018). Por el momento, su inserción en la economía de mercado libre le permite abrirse espacio a nivel político, lo que va de la mano con la posibilidad de ser una alternativa a dicho orden; sin embargo, la base material de este poder inmaterial está aún por desarrollarse y mantenerse y no depende exclusivamente de los buenos oficios del país.
